Bloque Popular Revolucionario BPR 30 de Julio 1975 Beligerantes

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domingo, 24 de noviembre de 2013

Agencia Salvadoreña de Prensa Socialista(SALPRESS)Genera y Procesa Envia Tu Noticia Es Socialismo Es Practica Humana Es Internacionalismo Proletario San Salvador,El Salvador; Continua El Trabajo La Campaña Lucha Revolucionaria Extra - Parlamentaria Movimiento Estudiantil Revolucionario de Secundaria MERS afiliados con el Bloque Popular Revolucionario BPR-MOSA ES Movimiento Social Autonomo de El Salvador y Frente Revolucionario de Masas FRM Reivindicando a los lideres revolucionarios cruelemente asesinados el 27 de Noviembre de 1980 por los criminales capitalistas burgueses ; Por Esto “Salvadoreños, Por El Bien Del País, NO VOTES.” El 2 de Febrero del 2014 y Algo Mas Testimonio de la Madre de Vuestro Comandante Jose Roberto Sibrian Asesinado en un Plan Complot Conspiracion en 1980. y El Partido Politico de la Clase Obrera Fundamentado En la Ciencia de El Proletariado El Marxismo Leninismo Revolucionario Contra Las Tendencias o Corrientes Liquidacionistas del frente FMLN y Otras de la Diversidad que Continuan Proliferando y ULTRAIZQUIERDISTAS DEL POEMA De Roque Dalton Garcia Educamos ! Como la cosa estaba agarrando color de hormiga los ricos desempolvaron la mejor de las armas contra el ultraizquierdismo o sea las elecciones las elecciones para coexistir en las urnas donde todos los salvadoreños fueran iguales o sea donde todos fueran igualmente engañados con música de fondo de democracia y paz : SALPRESS Apoyando El Boicot Linea Ciudadana de Abstención:-No Votar,Ausentarse de las Urnas. -No Anular el voto porque se cuentan. ALIANZA ELECTORAL FMLN ERP PRS RN-FARN PSD Salvador Sánchez Cerén Ex-fpl Fraccion "Corriente Pequeña Burguesa", candidato presidencial del FMLN, firma la carta de alianza política con el ERP PRS RN-FARN Partido Social Demócrata (PSD), para las elecciones del 2014. Jorge Meléndez, Secretario General del ERP PRS - RN FARN PSD; Oscar Ortiz Ex-fpl Fraccion "Corriente Pequeña Burguesa" , candidato a la vicepresidencia por FMLN, y Medardo González Ex-fpl Fraccion "Corriente Pequeña Burguesa", Secretario General del FMLN Que Mas Pruebas de Las Complicidades Prohibido Olvidar El Asesinato de Roque Dalton Un Asunto No Concluido.

 Mauricio Ramirez  SALPRESS  


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¿Por qué no votan los salvadoreños?


José Miguel Cruz



Resumen
El presente artículo utiliza las encuestas de opinión pública para mostrar que el problema del abstencionismo salvadoreño no se encuentra solamente en el sistema electoral, sino en la forma en que funciona el sistema político salvadoreño en su conjunto. En tal sentido, argumenta que las razones principales para el absentismo de las últimas elecciones no son la falta de carné o los problemas del padrón electoral, sino la ausencia de cambios sustantivos en la situación del país y de los ciudadanos y en la falta de confianza en los políticos y en la mayor parte de las instituciones del gobierno.


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¿Por qué no votan los salvadoreños?


José Miguel Cruz


Resumen
El presente artículo utiliza las encuestas de opinión pública para mostrar que el problema del abstencionismo salvadoreño no se encuentra solamente en el sistema electoral, sino en la forma en que funciona el sistema político salvadoreño en su conjunto. En tal sentido, argumenta que las razones principales para el absentismo de las últimas elecciones no son la falta de carné o los problemas del padrón electoral, sino la ausencia de cambios sustantivos en la situación del país y de los ciudadanos y en la falta de confianza en los políticos y en la mayor parte de las instituciones del gobierno.



Introducción

Los comicios generales de 1994, calificados en su momento como las "elecciones del siglo", no pasaron de ser el primer evento electoral de la transición salvadoreña y estuvieron muy lejos de merecer el calificativo de los sufragios de la centuria. Ello, por muchas razones, pero sobre todo por el nivel de abstencionismo que privó en las mismas (ver Cruz, 1994). Para un evento de esa naturaleza, con la cantidad de puestos de gobierno a decidir, por ser las primeras elecciones en condiciones de democratización, por incorporar a fuerzas políticas que anteriormente no tenían espacios y por no tener la amenaza de la violencia política como contexto --al menos no como en el pasado--, ese evento electoral debió haber contado con la participación de la mayor parte de la población, sin embargo, los resultados revelaron un nivel de concurrencia --para muchos-- inesperadamente bajo.

Las elecciones de 1997 no se apartaron de esa tendencia y más bien la acentuaron. El evento que tomó lugar el 16 de marzo anterior puso en evidencia que la gente estuvo menos dispuesta a participar electoralmente que en el pasado; ello inclusive frente al hecho de que estas elecciones, con todo y su carácter de trámite, tenían una cualidad novedosa en comparación con las anteriores: el resultado de las mismas, en términos de partido ganador, era incierto. Así, los comicios del año pasado sólo constituyeron un eslabón más en la aparente cadena de inasistencia electoral.

Frente a esto es necesario estudiar las razones por las cuales la población salvadoreña acude cada vez con menos frecuencia a votar en los comicios, a pesar de que éstos --en términos generales-- parecen ofrecer las condiciones de competitividad y libertad mínimas necesarias. Este artículo, que constituye el resumen de un trabajo más amplio sobre el tema, se dedica precisamente a eso, a explorar las razones del abstencionismo que llevaron a la mayoría de los salvadoreños a prescindir de ejercer su derecho ciudadano específicamente en el último evento electoral, en un momento de transición política crucial para este pequeño país centroamericano. Sin embargo, esto se hace desde una perspectiva relativamente novedosa; esto es, desde la misma percepción y postura de la ciudadanía que ofrecen las encuestas de opinión pública. Con esto no se quiere negar la existencia de otros factores que contribuyen al abstencionismo salvadoreño; sin duda, el sistema electoral, las particularidades del evento y ciertas anormalidades en el mismo tienen alguna relación con el fenómeno, pero el autor --como psicólogo social-- piensa que las explicaciones de la conducta social de los ciudadanos hay que buscarlas en ellos mismos, no de manera individual sino desde la perspectiva social, de su interacción con el contexto y con los diversos factores que lo rodean. En general, del conjunto que ofrece la opinión pública.

La tesis principal de este artículo es que la mayor parte del abstencionismo de los salvadoreños se explica en lo esencial por la apatía e indiferencia ciudadana a participar en el proceso electoral, y no tanto por las fallas del sistema electoral en sí mismo. Pero, al mismo tiempo, no se niega la influencia de éstas en la estimulación y configuración de la displicencia social que ha prevalecido en los últimos eventos electorales. En otras palabras, se trata de ver al fenómeno del absentismo desde la perspectiva del comportamiento humano --de carácter social, sin duda-- dejando de lado las consideraciones políticas y organizacionales del fenómeno. Al final, la apatía electoral de la población es el resultado de una compleja serie de factores, estrechamente vinculados entre sí, que van desde la percepción del desempeño de los partidos políticos hasta las irregularidades del sistema electoral, pero que en cualquier caso repercute y se expresa en la indiferencia ciudadana.

Para desarrollar lo anterior, el presente artículo se divide en cuatro apartados más. En el segundo segmento se explican, de manera breve y general, los detalles metodológicos de los sondeos de opinión pública que serán usados para explicar la conducta ciudadana. En el tercero se presenta en cifras la magnitud del problema del abstencionismo salvadoreño, su expresión y sus implicaciones sobre el sistema político, con base en la participación electoral de los años 1994 y 1997. El cuarto punto, el más importante de este trabajo, presenta e interpreta los datos de la opinión pública que ayudan a caracterizar al abstencionismo ciudadano y contribuyen a explicarlo desde la visión de los habitantes. Finalmente, se concluye haciendo una reflexión sobre las implicaciones del abstencionismo en el proceso de transición democrática del país.


  1. Las fuentes de datos

  2. Las encuestas que servirán como fuente de datos para buscar explicaciones y analizar el fenómeno del abstencionismo provienen esencialmente del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP), de la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" (UCA), y no de otras instituciones. Todas esas pesquisas fueron hechas alrededor del proceso electoral 97: dos encuestas preelectorales, una encuesta de salida de urnas y un sondeo poselectoral. Las razones para usar sólo las encuestas del IUDOP tienen que ver con la accesibilidad de las bases de datos necesarios para el análisis preciso, la confianza en la metodología seguida para realizar las encuestas y la variedad de sondeos sobre el tema político de la que dispone el IUDOP (encuestas preelectorales, poselectorales y encuestas de salida de urnas).
    ------------------------------------------------------------
    ... la mayor parte del abstencionismo de los salvadoreños se explica en lo esencial por la apatía e indiferencia ciudadana a participar en el proceso electoral, y no tanto por las fallas del sistema electoral en sí mismo.
    -----------------------------------------------------------
    A continuación se ofrece una breve reseña metodológica de las encuestas que realiza el Instituto Universitario de Opinión Pública de la UCA, para ubicar al lector tanto en el potencial como en las limitaciones de los datos por utilizar en este trabajo. Esta preferencia por las encuestas de la Universidad Centroamericana no descarta acudir a otras pesquisas tanto del IUDOP como de otros institutos cuando sea necesario o cuando hacerlo ayude a complementar el tópico tratado. En tales casos, se hará la referencia de la fuente en cuestión.

    Las encuestas se realizan con muestras representativas -- a nivel nacional-- de la población adulta mayor de 18 años de edad. Esto comprende los catorce departamentos de la república salvadoreña tanto las áreas urbanas como las rurales. Las muestras totales de cada encuesta oscilan entre 1,200 --en contextos "normales", es decir, cuando no hay elecciones-- y 1,800 entrevistas --en períodos preelectorales. El aumento en el número de la muestra en épocas de campaña electoral se debe a que se busca disponer de mayor variabilidad de los datos para profundizar en los análisis de la opinión pública y del posible comportamiento electoral. El error muestral usualmente se ubica en el más/menos cuatro por ciento. El procedimiento para seleccionar la muestra es politetápico: primero se define el número de encuestas por departamento, luego se divide a la población de ese departamento de acuerdo con su estrato socioeconómico. Los estratos son alto, medio-alto, medio-bajo, obrero y marginal para el sector urbano, y un solo estrato para el área rural. Definidos los estratos se hace una selección de los municipios que se visitarán en la encuesta (por lo general, los municipios más grandes como San Salvador, Santa Ana y otros se eligen por su propio peso poblacional), mientras que el resto se elige aleatoriamente. En cada municipio se hace usa escogitación de los barrios, colonias o cantones por visitar según los estratos. En cada lugar se eligen viviendas de manera no sistemática y se escoge a una persona dentro de cada vivienda, según las características señaladas en la boleta que se aplicará (cuotas de sexo y edad). Las entrevistas se hacen en forma personal en el domicilio del entrevistado. Realizadas todas las encuestas se codifican las respuestas y se procesan mediante el uso de computadoras y el programa SPSS y se procede al análisis básico de los datos.

    Este es el procedimiento metodológico usual para la mayor parte de las encuestas del IUDOP. Sin embargo, algunas pueden presentar variaciones en la metodología en función del propósito o del carácter de las mismas, como por ejemplo, las encuestas de salida de urnas que parten de un universo distinto y, por tanto, la muestra es distinta.

  3. La magnitud del problema del abstencionismo

Para 1997 y de acuerdo con el Tribunal Supremo Electoral (TSE), en los comicios para diputados se emitieron un total de 1,176,909 votos (el número máximo de votos); mientras que en los sufragios para concejos municipales, el total de boletas emitidas fue un poco menor: 1,169,376. A simple vista esto indica que para las elecciones de 1997 acudió a votar menos gente que en las elecciones generales de 1994, cuando votaron un total de 1,431,035 personas. ¿Cuál fue el porcentaje de abstencionismo en este último sufragio? Según un informe publicado por el Tribunal Supremo Electoral (1997), antes del 16 de marzo estaban habilitadas para votar un total de 2,679,055 personas. Haciendo una relación con el número máximo de votos emitidos (en la elección de diputados), eso significa que alrededor del 43.6 por ciento de los ciudadanos registrados para depositar el voto lo hicieron. Ahora bien, ello implica una reducción de cerca del 10 por ciento en participación electoral en relación con las elecciones de 1994. Sin embargo, no sería preciso decir acá que el abstencionismo real fue del 56.4 por ciento; de nuevo se debe tomar en cuenta la cifra de adultos que para 1997 tenían 18 años y más, y a los cuales constitucionalmente les corresponde el derecho de emitir el sufragio.

Cuadro 1
Votos emitidos por elección y porcentajes de asistencia electoral
Año
Total máximo de
votos emitidos*
% asistencia según
pob. Con carné
% asistencia según pob. en edad de votar
    
1994
1,453,299
52.8
49.2
1997
1,176,909
43.6
35.2
    
* Se refiere a la elección de diputados.
Fuente: Elaboración propia a partir de las cifras reportadas por el Tribunal Supremo Electoral y las proyecciones de población de las Encuestas de Hogares y de la DIGESTYC.

Si se revisan las proyecciones de población para 1997 realizadas por la Dirección General de Estadísticas y Censos y otras instituciones (1996, p. 52), se puede encontrar que el total de personas en aptitud de votar en 1997 es de alrededor de 3,343,019. Eso significa que el máximo de votos depositados el 16 de marzo de 1997 representa cerca del 35.2 por ciento de los ciudadanos aptos para sufragar. En otras palabras, en las últimas elecciones, el porcentaje de participación ciudadana real apenas superó a la tercera parte de la población y estuvo muy lejos de llegar a la mitad del total de ciudadanos que tenían el derecho de participar. El abstencionismo para 1997 se hace aún más notorio cuando se compara con las cifras del año 1994.

De todo lo anterior, que se muestra en el Cuadro 1, se pueden hacer varias reflexiones. La primera cae por su peso y es que, desde cualquier ángulo que se vea, en 1997 votó mucha menos gente en comparación con 1994. En segundo lugar, la brecha entre la población total en edad para votar y la población con carné electoral fue mucho más grande en 1997 que en 1994. Eso significa que en las últimas elecciones muchos ciudadanos salvadoreños se quedaron --por varias razones-- sin el documento necesario para ejercer el sufragio, y por ello no pudieron participar en la elección de sus representantes legislativos y sus gobernantes locales. Esto obliga a intentar establecer una dimensión del impacto de la falta de documentación sobre el abstencionismo a partir de las mismas cifras del evento electoral de este año.

El total de personas en edad de votar en 1997 fue de 3,343,019; de ésas asistieron a votar hasta un máximo de 1,176,909 (en la elección de diputados). Por tanto, quedaron en total alrededor de 2,166,110 personas sin votar en estas elecciones. Ahora bien, si se resta el total de personas que fueron a votar del número de personas con carné electoral se tiene un resultado de 1,502,146 ciudadanos que, teniendo el carné electoral, no asistieron a depositar el voto. Volviendo al total general de las personas que no votaron (2,166,110), se tiene que el 69.3 por ciento de las personas que no votaron tenían el carné electoral para hacerlo, y sólo el 30.7 por ciento no poseía el documento en cuestión. De lo que se concluye que aproximadamente una de cada tres personas que no participaron electoralmente, no lo hicieron porque estaban inhabilitadas en términos de credencial electoral; el resto --dos de cada tres-- supuestamente tenía el carné para acudir a realizar su elección política. Ello ofrece una primera evidencia de que la mayor parte del abstencionismo no parece deberse a la imposibilidad operativa de ejercer el derecho al voto, sino a otras razones que serán exploradas más adelante por medio de las encuestas de opinión pública.

Cuadro 2
Porcentaje de representación de los partidos sobre la población total
según número máximo de votos obtenidos en 1997
Partido
Número máximo de votos válidos
% sobre el total de población en edad de votar
   
ARENA
409,925*
12.26
FMLN
369,709°
11.06
PCN
102,960*
3.08
PDC
101,955*
3.05
Resto de partidos+
162,686°
4.86
   
Población en edad de votar = 3,343,019.
* Obtenido en la elección de concejos municipales.
° Obtenido en la elección de diputados
+ Incluye: CD, MU, PD, PL, PLD, PRSC, PUNTO y MAS.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la Junta de Vigilancia Electoral (1997) y de las proyecciones de población (DIGESTYC, et al, 1997).

Con todo, el nivel de inasistencia electoral alcanzado en el evento 97 es significativamente alto y afecta en gran medida al sistema político salvadoreño, pues provoca que las decisiones de representación política ciudadana en un momento de transición sean tomadas por sólo la tercera parte de la población en derecho --y deber-- de hacerlo. Al mismo tiempo no permite que ningún partido, en el sentido estricto, sea capaz de aglutinar una proporción significativa de la ciudadanía adulta. El partido con más apoyo popular no obtiene siquiera el 15 por ciento de las preferencias de la población adulta general; más aún, la mayoría de los institutos partidarios constituidos no superan al 4 por ciento de las inclinaciones políticas, lo cual provoca una sensible incapacidad de convocatoria popular (ver Cuadro 2).

En tales circunstancias, vale la pena preguntarse las razones por las cuales la gente no participa y no vota en un evento en el cual debe elegir a sus representantes y gobernantes, considerando que la mayor parte de ella supuestamente  disponía de la documentación necesaria para hacerlo. Esta situación plantea la necesidad de dirigir el mayor esfuerzo de búsqueda hacia la población misma, no hacia las fallas del sistema electoral, que sin duda existen y también pueden afectar la participación. En otras palabras, se trata de conocer la manera en que perciben y conciben la utilidad del proceso electoral, hacia sus actitudes y sentimientos respecto de las elecciones del 97 y cómo esto afecta su nivel de participación. Se buscan esencialmente, desde la opinión pública, las razones que hacen que los salvadoreños se queden en casa.


3. Las razones del abstencionismo

3.1. Los discursos sobre el abstencionismo

Existen dos grandes discursos a la hora de explicar el elevado abstencionismo salvadoreño expresado en las últimas elecciones. El primero sostiene que se debe, en su mayor parte, a la falta de documentación, anomalías del padrón electoral e irregularidades en el evento electoral. Esta postura fue sostenida con mucho vigor, sobre todo después de las elecciones de 1994, por algunos grupos de la oposición. Después de marzo de 1997 y a consecuencia de las irregularidades en la última elección, esta tesis volvió a retomarse públicamente como argumento sobre la necesidad de impulsar las reformas en el sistema electoral para evitar el abstencionismo y estimular la participación ciudadana. La segunda tesis refiere que la mayor parte de la abstención se debe a la indiferencia popular hacia las elecciones y hacia la política en el país, y que las irregularidades, más que impactar de forma directa en la posibilidad de votar, lo hacen de forma indirecta pues inciden en el ánimo ciudadano para involucrarse en el proceso.

Ahora bien, sobre la primera postura ya se ha visto que la mayor parte de las personas que se quedaron sin votar supuestamente sí poseían la documentación necesaria y que sólo el 30.7 por ciento no poseía el carné necesario, eso implica que si las irregularidades y anormalidades en el día del evento electoral hubiesen imposibilitado a la mayor parte de ciudadanos a votar, éstas habrían afectado a un buen porcentaje adicional de la población apta para votar (lo que significaría que más de 650,000 personas se habrían quedado sin votar obligadamente), lo cual habría tenido un impacto devastador sobre la resolución de las elecciones y hubiese originado una disconformidad ciudadana muy grande. Con todo, sin embargo, no hay evidencias apoyadas en cifras públicas que expresen el número de personas que fueron afectadas por las irregularidades que le impidieron votar.
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... el nivel de inasistencia electoral en 1997 es significativamente alto y afecta al sistema político salvadoreño, pues provoca que las decisiones de representación política ciudadana en un momento de transición sean tomadas por sólo la tercera parte de la población con derecho --y deber-- de hacerlo.
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En cambio, las encuestas de opinión pública ofrecen indicadores que apoyan más la segunda postura. Luego de las elecciones de 1994, Cruz (1994), basado esencialmente en las encuestas preelectorales, ofreció una explicación del absentismo con base en los niveles sensiblemente bajos de interés y confianza ciudadana hacia el proceso electoral y hacia la política, y en la opinión generalizada de los encuestados de que la gente no habría de ir a votar. Para las elecciones de 1997, los sondeos precomicios de opinión pública mostraron las mismas opiniones --en varios casos con más intensidad que en 1994--, pero en esta ocasión se cuenta con un sondeo de evaluación poselectoral que parece confirmar la hipótesis de la apatía.

En esa encuesta, realizada en mayo de 1997, se preguntó a los encuestados si habían asistido a votar o no. La experiencia en la realización de encuestas de orden electoral enseña que la mayoría de los salvadoreños difícilmente aceptan de manera pública que no piensan votar, esto se aplica también cuando se les pregunta lo mismo una vez pasado el evento, en otras palabras, cuando se les consulta si votaron o no. Por ello, en el sondeo de evaluación poselectoral se buscó una formulación que facilitara la "confesión" de aquéllos que no asistieron a sufragar. Aún así, un poco más de la mitad de las personas consultadas --el 55.4 por ciento-- dijeron que sí habían votado, mientras que el 44.6 por ciento reconoció que no lo había hecho (ver IUDOP, 1997d, p. 38). A quienes dijeron que no habían votado se les preguntaron directamente las razones por las cuales no lo hicieron. Los datos de ese cuestionamiento, tanto como de otros incluidos en el mismo sondeo, resultan muy reveladores.

La mayor parte de los abstencionistas afirmaron que no votaron porque decidieron no hacerlo o por asuntos de "índole personal"; sólo la tercera parte dijo que no había votado porque no tenía carné y un porcentaje minúsculo atribuyó su abstención a las irregularidades del evento. El Cuadro 3, basado en los resultados de la encuesta poselectoral del IUDOP realizada en mayo de 1997, revela que el 33.3 por ciento de los ciudadanos manifestaron que no asistieron a votar por problemas personales; el 32.9 por ciento dijo claramente que decidió no hacerlo; el 29.9 por ciento arguyó que no disponía de carné, y el 3.9 por ciento dijo que efectivamente asistió a votar pero que no pudo hacerlo a causa de las irregularidades. Hay tres aspectos de estos datos generales que es necesario comentar.

Cuadro 3
Razón por la cual el entrevistado no votó según variables
(En porcentajes)
 
Razones

Variables
Por problemas personales
Decidió no votar
No tenía carné
Fue y no pudo votar
     
Estrato    
Alto
12.0
52.0
24.0
12.0
Medio-alto
24.5
45.3
24.5
5.7
Medio-bajo
27.9
45.6
26.5
0.0
Obrero
29.6
40.0
27.8
2.6
Marginal
36.5
25.7
33.8
4.1
Rural
40.9
21.7
33.0
4.4
     
Sexo    
Masculino
26.9
41.4
26.4
5.3
Femenino
37.9
26.7
32.5
2.9
     
Edad    
18 a 25 años
19.9
26.7
49.7
3.7
26 a 40 años
37.1
37.1
22.9
2.9
41 a 55 años
35.5
36.6
21.5
6.5
56 años y más
48.6
29.7
17.6
4.1
     
Estudios    
Ninguno
56.3
12.6
27.6
3.4
Primaria
34.9
26.2
34.3
4.7
Plan básico
19.4
35.5
40.9
4.3
Bachillerato
28.3
44.3
23.6
3.8
Superior
26.9
52.6
17.9
2.6
     
Todos
33.3
32.9
29.9
3.9
     
¿Por qué no votó?
Fuente
: IUDOP (1997d), Serie de informes 63.

En primer lugar, el elevado porcentaje de personas que "tuvieron problemas personales" el día de las elecciones. Esta acepción usualmente se refiere a compromisos de trabajo, enfermedad propia o de familiares, responsabilidades personales, etcétera; y, muy probablemente, antes que revelar la cantidad de dificultades que pueden enfrentar personalmente los ciudadanos en un día tan especial como las elecciones, muestra la falta de disposición de los mismos para participar en ellas. Ello porque no parece plausible que una parte tan significativa de la población, por diligencias personales, no pueda hacer un espacio en el transcurso de un día como para depositar su voto si realmente desea hacerlo. Lo anterior lleva a pensar que la mayor parte de esta gente --si no todos-- en realidad no estaban interesados en participar en las elecciones y utilizaron, frente al encuestador, cualquier actividad como excusa para justificar su inasistencia.
En segundo lugar, el sondeo poselectoral señala que sólo el 3.9 por ciento de las personas no votaron porque se vieron imposibilitadas para hacerlo como producto de alguna irregularidad (lo cual concuerda con los datos obtenidos de la encuesta de salida de urnas en San Salvador). Este es, en esencia, el grupo de ciudadanos que teniendo claras intenciones de participar no pudieron hacerlo por las fallas del sistema. Así, el impacto de las deficiencias de la jornada electoral sería mucho menor del que algunos analistas han creído. De ahí que es probable que la repercusión mayor de los obstáculos electorales sea de orden psicológico más que de orden objetivo, desanimando a la gente a asistir a votar. Finalmente, los datos del Cuadro 3 serían muy coherentes con los cálculos realizados con las cifras de población en el apartado anterior: ambas fuentes señalan que alrededor del 30 por ciento de la gente no votó porque no tenía carné electoral y que, por lo tanto, la mayor parte del abstencionismo se debería a otras razones y no a la falta de la credencial.

En otro orden, el Cuadro 3 es útil también para observar las diferencias en las razones del abstencionismo según distintas variables. Las personas que ocupan los niveles más bajos de la escala socioeconómica, las mujeres, los ciudadanos de mayor edad y aquéllos que no han tenido ninguna formación educativa, en resumen, quienes están en desventaja social parecen ser los que más se vieron afectados por "problemas personales" que les impidieron asistir a votar. En cambio, la población que admitió directamente haber decidido no votar suele tener unas características diferentes: forman parte de los sectores socioeconómicos más acomodados, son con más frecuencia hombres que mujeres, sus edades más comunes están entre los 26 y los 55 años de edad y acusan un elevado nivel educativo. Por otro lado, la ausencia de carné electoral parece ser un factor que afectó más a los ciudadanos de los sectores marginal y campesino que al resto, más a las mujeres que a los hombres, a los más jóvenes que al resto de grupos etarios y a los sujetos con educación media en comparación con otros grupos. Estas diferencias en la forma de justificar su inasistencia electoral probablemente muestran más la mayor o menor facilidad de las personas para expresar sus actitudes hacia el evento electoral que las razones reales que les llevan al abstencionismo. Los ciudadanos que disponen de más ventajas en la sociedad salvadoreña (como ser hombres adultos medios pertenecientes a clases media y alta, con elevado nivel educativo) son más asertivos a la hora de ofrecer sus argumentos para no participar en las elecciones; en cambio, aquellos ciudadanos de menores recursos parecen ocultar más su indisposición para asistir a votar anteponiendo ciertas excusas.

Ahora bien, intentando buscar explicaciones a la conducta política de los ciudadanos el pasado 16 de marzo, ¿cuál es la razón para que un poco más del 60 por ciento de las personas que no sufragaron se hayan decidido a abstenerse o hayan encontrado cosas más importantes que hacer? Este cuestionamiento se hizo tanto a aquéllos que votaron como a los que no y muestra más razones de voluntad ciudadana que de imposibilidad operativa. Un poco más de la tercera parte de los consultados, el 36.5 por ciento, dijeron que el abstencionismo se debió a que los salvadoreños "no tenían confianza en las elecciones"; el 14.2 por ciento sentenció simplemente que los conciudadanos "no habían querido asistir a votar"; otro 13.4 por ciento volvió de nuevo sobre la confianza hacia el proceso electoral. Porcentajes menores de ciudadanos mencionaron otras razones, como la falta de documentación (8.9 por ciento), miedo a la violencia (4.5 por ciento), problemas personales (4.3 por ciento), falta de confianza en los políticos (3.2 por ciento) y problemas técnicos (3.1 por ciento), entre otras respuestas (IUDOP, 1997a).

En el fondo, estos datos sugieren que la gente no es ajena a las razones por las cuales los demás no votan. La mayoría de salvadoreños percibirían, por tanto, un estado de desconfianza ciudadana que se expresaría claramente en la resistencia de los ciudadanos a votar. En tal sentido, comparten la idea de que la razón principal del abstencionismo está en la actitud de la gente hacia las elecciones y no tanto en los errores del sistema electoral.

Figura 1















Fuente: IUDOP (1997d), serie de informes 63.

Lo anterior es muy útil para comprender la visión ciudadana sobre las elecciones. En todo el cúmulo de razones y opiniones que justifican el elevado abstencionismo se pueden englobar dos grandes conceptos respecto a los procesos electorales. Uno, las elecciones no logran modificar la realidad o las condiciones desfavorables de vida de muchos ciudadanos; dos, los procesos electorales --que incluye a las elecciones, los partidos políticos y al sistema electoral-- no parecen ser dignos de la confianza de gran parte de la población, la gente no cree en los partidos políticos ni en los candidatos e inclusive ni en el sistema político. En tal sentido, la lógica sugiere que para entender el abstencionismo salvadoreño de los últimos años, hay que examinar esas formas de pensamiento relacionadas con la participación política electoral. El hacerlo no sólo puede traer más explicaciones sobre la apatía electoral, sino también sobre el comportamiento político de los salvadoreños en los últimos años. A continuación, se desarrollan cada uno de esos conceptos desde los mismos datos ofrecidos por los sondeos de investigación de la opinión pública salvadoreña.

3.1.1. La apatía electoral como respuesta a la falta de cambios

Como ya se ha visto, buena parte de las razones de los ciudadanos para explicar la falta de participación electoral tiene relación con los efectos de los comicios: parece que detrás de la apatía electoral está la fuerte impresión de que las elecciones y, en concreto, la acción de votar, no genera un cambio sustancial en la situación del país que mejore las condiciones de vida ciudadana y/o en la correlación política que pueda hacer efectivas tales transformaciones. Por un lado estaría el tipo de respuesta que acusa la falta de cambios: "nada cambia en este país", con un fuerte sentido hacia las propias condiciones de vida. Por el otro, estaría la respuesta de que siempre ganan los mismos: el sistema no es capaz de ofrecer una alternativa viable y sólida de representación y de gobierno. En otras palabras y puesto de esa forma, en términos prácticos, mucha de esta gente no le ve utilidad a las elecciones. Esto es especialmente cierto para aquéllos que históricamente se han visto menos beneficiados por la situación del país y, en cierta medida, por el sistema político salvadoreño que los mantiene marginados. Para estas personas, que constituyen las mayorías del país, los procesos eleccionarios serían útiles en la medida en que ayuden a cambiar sus condiciones de vida; si los comicios parecen no ofrecer esa posibilidad porque ellos no perciben una probabilidad real de alternancia en el poder que signifique un proyecto alternativo de conducción nacional, o porque simplemente ningún instituto político es capaz de producir transformaciones, los comicios pierden utilidad y la participación en los mismos es vista como innecesaria.

¿Qué es, en concreto, lo que desearían los ciudadanos que cambie como producto de los procesos electorales? En los anales de la opinión pública se dispone de una pregunta directa, pero es posible aproximarse a esa concepción a partir de otros datos ofrecidos por las encuestas cuando se pregunta lo que deben hacer los nuevos gobernantes que emergen de las elecciones. Usualmente, las respuestas de las expectativas hacia los nuevos representantes políticos van dirigidas hacia los principales problemas del país; la mayor parte de la gente responde diciendo que los retos de los nuevos gobiernos, tanto locales como nacionales, deben ser la resolución de tales problemas. Por ejemplo, en la evaluación poselectoral de los sufragios de 1994, los salvadoreños señalaron que los retos fundamentales del siguiente gobierno serían: combatir la delincuencia (14.6 por ciento), disminuir la pobreza (10 por ciento), crear fuentes de trabajo (9.8 por ciento) y mejorar la economía (9.3 por ciento), entre otras respuestas (IUDOP, 1997d). Esto quiere decir que, de alguna manera, lo que esperarían los ciudadanos de las elecciones es que éstas les provean de gobernantes y liderazgos políticos que sean capaces de atender los considerados principales problemas del país. Sin embargo, tres años más tarde, al evaluar los resultados de las elecciones legislativas y municipales de 1997, los ciudadanos pensaban que el gobierno en su conjunto y los nuevos representantes legislativos debían atender prácticamente los mismos aspectos que en 1994 (ver Cuadro 4). En otras palabras, habían percibido muy pocos cambios en la situación del país relacionada con el desempeño político de las autoridades nacionales como para tener unas expectativas diferentes. Los principales problemas seguían presentes.

Cuadro 4
Principales retos del gobierno luego de los procesos electorales 1994 y 1997
(En porcentajes)
Retos del Gobierno
Mayo de 1994*
Mayo de 1997+
   
Combatir la delincuencia
14.6
20.0
Cumplir lo prometido
10.8
2.1
Disminuir la pobreza
10.0
----
Crear fuentes de trabajo
9.8
26.5
Mejorar la economía
9.3
12.2
Continuar con los acuerdos
9.0
----
Mejorar al país
8.1
----
Controlar los precios
6.9
8.3
Ayudar al pueblo
6.2
9.3
Democratizar al país
2.0
----
Combatir la corrupción
----
3.1
Resolver problemas económicos
----
2.1
Mejorar servicios sociales
----
2.0
Otras respuestas
2.6
7.0
No sabe, no responde
10.8
7.4
   
* ¿Cuál es, en su opinión, el principal reto que deberá enfrentar el próximo gobierno?
+ En su opinión, ¿cuál es la principal tarea que debe enfrentar el gobierno en el próximo año de gestión?
Fuente: IUDOP, base de datos evaluación poselectoral 1994; (1997d), Serie de informes 63.

Todo esto se puede complementar con lo que esperan los salvadoreños de la clase política. En un sondeo sobre el sistema político realizado en octubre de 1995, el IUDOP encontró que buena parte de los ciudadanos espera que los políticos sean capaces de generar cambios. Específicamente mencionaban la ayuda al pobre, mejoría del país, capacidad para producir cambios económicos y sociales, entre otras respuestas. De tal forma que si las elecciones son vistas como la oportunidad para que los políticos lleguen al poder y puedan cumplir con las expectativas de la ciudadanía, éstas en el fondo pueden ser un mecanismo para generar cambios y cumplir con dichas expectativas. Por tanto, el salvadoreño medio probablemente valora su participación en un evento electoral con base en los alcances de las elecciones pasadas en los términos referidos anteriormente, esto es, sobre las expectativas cumplidas y no cumplidas de los mismos.

Sin embargo y de vuelta a la percepción de los ciudadanos sobre las elecciones, realmente sólo una porción de los salvadoreños han venido pensando que las elecciones son útiles para generar mejoras en el país. Es imposible saber desde cuándo los salvadoreños piensan de esa forma, aunque por ahora es posible registrarla desde las elecciones generales de 1994. Luego de esas elecciones, apenas un poco más de la tercera parte de la población, el 36.6 por ciento, sostenía que la "situación general" del país habría de mejorar, el 27.4 por ciento señalaba que seguiría igual y un 18.4 por ciento pensaba que empeoraría. En la evaluación poselectoral, realizada por el IUDOP de la UCA en 1997, se preguntó de nuevo a los ciudadanos sobre la "situación del país" después del proceso eleccionario. En esta ocasión, los resultados señalaron una actitud un poco más optimista por parte de los salvadoreños: el 41 por ciento piensa que el país va a mejorar después de los comicios; en cambio, el 26.7 por ciento cree que seguirá igual; el 13.4 por ciento inclusive sostiene que empeorará y el 18.8 por ciento no supo responder a la pregunta. Con todo, ello significa que un poco más de la mitad de la población continúa sin percibir claramente a las elecciones como una oportunidad para el mejoramiento del país.

Esto significa que si los ciudadanos no han percibido cambios sustanciales en la realidad del país y, más aún, si ni siquiera observan una modificación en la situación nacional, en la resolución de lo que ellos perciben como problemas nacionales, ello tiene un impacto muy serio sobre la concepción del beneficio de participar en los procesos electorales. Los comicios, en tal sentido, no tendrían la capacidad de cumplir con las expectativas ciudadanas de generar cambios y, por tanto, la actitud hacia los siguientes procesos estaría marcada por el desinterés que impide la participación ciudadana en los mismos. En el Cuadro 5 se presentan los datos de la encuesta de evaluación poselectoral que ofrecen evidencias de que existe cierto efecto de este tipo.

Cuadro 5
Opinión sobre la situación del país después de las elecciones según
opinión sobre la utilidad de las mismas
(En porcentajes)
 
Opinión sobre el futuro del país+
Utilidad de las elecciones*
Mejorará
Seguirá igual
Empeorará
No sabe
     
Han sido útiles
50.4
26.0
8.6
15.1
No han sido útiles
19.3
36.4
29.4
14.9
No sabe
22.7
16.2
16.2
44.8
     
Todos
41.0
26.7
13.4
18.8
* ¿Cree usted que el pasado evento electoral ha sido útil para la democratización del país?
+ Después del proceso electoral, ¿cree usted que la situación general del país va a mejorar, empeorar o seguirá igual?
Fuente: Elaboración propia sobre las bases de datos del IUDOP.

En primer lugar, cruzando las opiniones de la gente sobre el futuro del país a partir de las elecciones y la utilidad de éstas para lograr la democratización del país, puede observarse de que existe cierta relación entre ambos pensamientos (ver Cuadro 5). Casi la mitad de los salvadoreños que piensan que las elecciones han sido útiles opinan también que la situación general del país mejorará; el 26 por ciento cree que seguirá igual y sólo el 8.6 por ciento sostiene que empeorará; en cambio, los porcentajes de las opiniones negativas sobre la utilidad de las elecciones se distribuyen de forma distinta, y muestran simultáneamente más peso de las opiniones críticas hacia el futuro del país: solamente el 19.3 por ciento de quienes piensan que el proceso electoral no ha sido útil creen que el país va a mejorar después de los comicios; el 36.4 por ciento afirma que seguirá igual y el 29.4 por ciento sostiene que la "situación general del país" empeorará. En otras palabras, los ciudadanos que tienden a encontrarle utilidad a las elecciones suelen tener una visión más optimista sobre el futuro del país como producto del proceso eleccionario; mientras que aquéllos que no le encuentran utilidad o provecho a las elecciones, comparten una visión un poco más crítica sobre lo que pasará en el país como efecto de los resultados de las elecciones. Estos datos muestran, por tanto, una notable coherencia en la percepción y las opiniones de los salvadoreños acerca de las elecciones de 1997.

Cuadro 6
Nivel de beneficio percibido de las elecciones
según participación en las mismas
Participación
electoral en 1997
Nivel beneficio percibido de las elecciones
  
Sí voto
4.59
No votó
4.09
  
F=32.12; p < 0.0001
Fuente: Elaboración propia.

Todo ello da pie, en segundo lugar, a que de la unión de estas opiniones pueda conformarse una variable que ayudará a expresar el nivel de beneficio que los ciudadanos vieron en los comicios celebrados en 1997. De acuerdo con este ejercicio, las personas que asistieron a elegir a sus representantes legislativos y a sus gobernantes locales percibirían mucho más beneficio de las elecciones que aquéllas que se abstuvieron. El Cuadro 6 revela diferencias que tienen significación de orden estadístico, es decir, que no se deben al azar o a un efecto casual, sino al efecto de pertenecer al grupo de los votantes o los no votantes. Es decir, las personas que participaron electoralmente se diferencian de manera significativa de las que no lo hicieron porque poseen un conjunto de opiniones más positivas sobre el beneficio y la utilidad de las elecciones. Los abstencionistas, en este sentido, tendrían una visión menos optimista del efecto de las elecciones sobre la vida nacional y esta forma de ver los procesos electorales incidiría sobre la decisión y la conducta de los ciudadanos que les lleva a retirarse de los comicios.

Ahora bien, como ya se ha sugerido anteriormente, esta motivación para abstenerse, la de no ver utilidad en las elecciones, toma sentido en la medida en que los ciudadanos han advertido que los repetidos procesos eleccionarios no traen modificaciones sustanciales a su vida y/o a la del país. Esto es especialmente cierto cuando la población está a la espera de tales cambios porque sus condiciones de vida son muy precarias, o porque la situación del país le parece especialmente desventajosa para ella. Así parece ser, sobre todo, para los más pobres y quienes poseen menos formación educativa. Las elecciones no traen el cambio esperado y, por ello, no se encuentran razones para involucrarse en ellas. Esto, por supuesto, no ocurre de la noche a la mañana. Es parte de todo un proceso en el que la gente anteriormente participaba en los eventos electorales --sobre todo entre 1982 y 1985-- (ver Baloyra-Herp, 1995) y esperaba que con ello se produjeran los cambios necesarios para resolver los males históricos, cuando esto no ocurrió de la forma en que se esperaba, las elecciones comenzaron a abandonarse (ver Cruz, 1995; Coleman, Cruz y Moore, 1996; IUDOP, 1996).

Con todo, parece claro que la opinión de muchos ciudadanos --tanto abstencionistas como votantes-- sobre el abstencionismo como producto de la incapacidad de las elecciones para generar cambios, tiene un fundamento desde la concepción pública de la realidad política salvadoreña. En otras palabras, no se trata de un argumento más o de una opinión superficial sobre un fenómeno que es evidente a toda la población; la mayor parte de datos, de los que se disponen en las pesquisas, señalan que esas opiniones parten de una percepción que forma parte de un sistema de pensamiento que es relativamente amplio y coherente sobre la situación política salvadoreña. Sin embargo, este argumento es sólo una parte de ese sistema de percepción y pensamiento. En realidad, éste se complementa con el otro argumento mayoritario sobre el abstencionismo, esto es, que los salvadoreños no encuentran opciones viables de elección porque no poseen la suficiente confianza en la clase política que les impulse a participar electoralmente.

3.1.2. El abstencionismo como producto de la falta de confianza en los políticos

Uno de los principales argumentos de los abstencionistas, y de las personas que juzgan las razones de la poca participación ciudadana, resalta el hecho de que una parte importante de la ciudadanía no encuentra un instituto partidario que llene sus expectativas políticas; esto se expresa cuando dice que "ningún partido le parece", "no confía en los partidos", "no cree en los políticos" e, inclusive, en términos más abstractos, que "no confía en el sistema electoral" (ver Figura 1). En tal sentido, mucha gente en edad de participar en los procesos eleccionarios dejaría de votar porque no confía en absoluto en el sistema político con lo que ello implica: candidatos, partidos, sistema electoral, etcétera. Ello, sin duda, se relaciona con el discurso anterior: el poco rendimiento de las elecciones para generar cambios significativos en la realidad. Dicho de otra forma, los ciudadanos no confían en el aparato electoral y no creen en las opciones políticas que participan en ellas porque, históricamente, han aprehendido que éstos no responden eficientemente a las necesidades de cambio social que está reclamando la población. Sin embargo, la falta de confianza en los partidos y el sistema y la ausencia de alternativas políticas aceptables se han constituido en una razón en sí misma, y cuando varios salvadoreños se abstienen de votar en los procesos electorales, justifican su conducta al señalar la falta de fe en las opciones que ofrece el sistema.
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... esta motivación para abstenerse, la de no ver utilidad en las elecciones, toma sentido en la medida en que los ciudadanos han advertido que los repetidos procesos eleccionarios no traen modificaciones sustanciales a su vida y/o a la del país.
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En todo caso, la falta de confianza en los partidos políticos, en los candidatos e inclusive en el sistema electoral es algo que ha sido repetidamente consignado con claridad por las encuestas de opinión pública desde las elecciones de 1994 (IUDOP, 1994). A través de los años, las pesquisas que recogen el pensamiento popular han venido registrando que los ciudadanos salvadoreños cada vez creen menos en los partidos políticos. En octubre de 1995, un poco más del 75 por ciento de la población adulta del país, esto es, tres de cada cuatro habitantes, tenía poca o ninguna confianza en los partidos políticos, constituyéndose en las instituciones nacionales que recogían los más bajos niveles de confianza popular, muy por debajo del órgano de justicia, la presidencia de la república y aún más de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos o la Policía Nacional Civil. Algo más de un año más tarde, en febrero de 1997 y en vísperas de los comicios municipales y legislativos, las opiniones se habían modificado un poco: el 65.5 por ciento de las personas en edad de votar conservaban poca o ninguna confianza en los partidos políticos, y sólo el 8.7 por ciento tenía mucha confianza en los mismos, pero éstos seguían siendo los institutos que atraían los menores niveles de certidumbre popular.

Figura 2












Fuente: Elaboración propia según encuestas del IUDOP, UTEC y CID.

Pero uno de los mejores indicadores del impacto que tiene la falta de credibilidad de los partidos políticos sobre la participación electoral, se puede encontrar en los mismos datos sobre intención de voto que registraron las encuestas de opinión pública de cara a las elecciones. Precisamente uno de los resultados más recurrentes de todos los sondeos de opinión pública de carácter político, realizados entre marzo de 1994 y febrero de 1997, es el que mostraba que la mayor parte de la población no revelaba su partido político de preferencia cuando se les preguntaba por ellos (ver Figura 2). Varias personas contestaron que tal información era "secreta" y aludiendo a su derecho a mantener en reserva sus opciones políticas se oponían a brindar su posible opción de voto. No obstante, la mayoría de los consultados respondían que no tenían un partido de preferencia o que no sabían por quién votarían. Luego de las elecciones de 1994, la sumatoria de los porcentajes de las personas que no revelaban su opción política fue siempre superior al porcentaje de personas que sí elegían un instituto político. En la Figura 2 puede verse que en la mayoría de sondeos realizados en la época "interelectoral", el total de personas que no revelaban su voto era mayor al 50 por ciento de los ciudadanos, porcentaje que parece reducirse al acercarse los sufragios.

Es interesante ver cómo, en la práctica, la falta de definición de una opción de voto o la ausencia de partidos de preferencia en época preelectoral, está fuertemente vinculada a los bajos niveles de credibilidad que pueden recibir los partidos políticos. Con las respuestas a la pregunta sobre la confianza en los partidos políticos, para construir una escala de confiabilidad en los mismos y cruzarla con las respuestas sobre las preferencias políticas y la intención de voto, es posible advertir que los niveles de credibilidad con que son vistos los partidos políticos están relacionados con la posibilidad de elegir o no un partido político.

Cuadro 7
Nivel de confianza en los partidos políticos
según partido de preferencia y opción de voto
Pregunta
Nivel confianza en partidos
¿Cuál es su partido preferido?* 
Eligió partido
2.11
Ninguno
1.66
¿Por qué partido votaría para diputados?+ 
Eligió partido
2.03
Voto secreto
1.79
No sabe
1.71
Ninguno
1.27
* F= 86.41; p< 0.0001
+ F= 33.05; p< 0.0001
Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos del IUDOP.

Según el Cuadro 7, los salvadoreños que suelen identificar su partido de preferencia poseen mucha más confianza en los institutos políticos que aquéllos que no lo hacen. Esta diferencia entre ambos grupos no se debe a una casualidad; una prueba estadística realizada con esos datos comprueba que existe cierta relación entre ambas variables. Lo mismo sucede cuando se trata de la intención de voto partidista --en el caso de la elección para la asamblea legislativa--, las personas que señalaron al partido por el cual pensaban votar en las elecciones presentan el promedio más elevado de confianza en los partidos, en comparación con aquéllos que no declaran su intención de voto, ya sea porque no quieren hacerlo o porque no sabían por quién votarían. En este punto, las cifras del Cuadro 8 parecen confirmar la tesis de que es posible encontrar diferencias inclusive entre las personas que no declaran por quién votarán. Los ciudadanos que dijeron que no votarían por partido alguno tienen menos confianza en los partidos que quienes afirmaron que no sabían por cuál votar, y mucha menos confianza si se compara con aquéllos que responden que el "voto es secreto". Sin embargo y a pesar de las diferencias entre las personas que no declaran su intención de voto, sin duda en términos de confiabilidad partidista, éstas personas se encuentran más cerca entre sí que lo que están de los que sí han hecho su selección política.

Lo anterior puede parecer muy lógico, pero la utilidad de mostrarlo de esta forma radica en que pone de manifiesto con claridad el peso de la confianza que los ciudadanos tienen en los partidos políticos a la hora de elegir y, en consecuencia, en el momento de decidirse a participar electoralmente. De tal forma que no basta que existan partidos que ocupen todo el espectro político-ideológico, como tampoco basta que el sistema electoral funcione medianamente bien para que la gente se decida a participar. Los datos recogidos por las pesquisas de opinión pública ponen de manifiesto la importancia del papel de los partidos para que los salvadoreños se decidan a asistir a votar. Si un sistema político no posee partido alguno que sea capaz de atraer para sí un grado mínimo de confianza ciudadana --como el salvadoreño-- porque los institutos no han sido capaces de responder a las demandas de la población, éste sistema tendrá que enfrentar un serio problema de participación civil en sus plebiscitos que, más temprano que tarde, podría redundar en la ausencia de respaldo popular hacia los representantes y gobernantes elegidos, y con ello extender la desconfianza hacia otras instancias del sistema electoral.

Figura 3













Fuente: IUDOP (1996), Serie de informes 60.

Precisamente, en el caso salvadoreño, la desconfianza hacia los partidos políticos no parece venir sola. La Figura 3, basada en los resultados de la encuesta realizada por el IUDOP en diciembre de 1996, antes de que diera inicio la campaña electoral, muestra que el problema de la desconfianza en los partidos políticos no se encuentra aislada de los niveles de credibilidad que deben enfrentar otras instancias relacionadas con el proceso eleccionario de 1997. Aunque puede observarse que los partidos políticos registran los menores niveles de confianza de la población, el mismo proceso electoral, el tribunal de elecciones y las mismas instituciones que habrían de ser sometidas a relevo a través del proceso, no reciben unos niveles de confianza que puedan considerarse grandes. De hecho, para finales de 1996, todas las instituciones, incluido el mismo proceso electoral, no reunían más del 12 por ciento de credibilidad. Como ya se ha señalado más arriba, los salvadoreños probablemente no sólo pensaban que carecían de opciones por la poca confianza que les merecen los partidos políticos, sino que además pensaban ya que muchos de los aspectos relacionados con el sistema electoral tampoco eran de fiar en su totalidad.

En este sentido, la desconfianza de muchos de los ciudadanos hacia los partidos políticos es parte de una desconfianza más generalizada sobre el sistema electoral, lo cual tiene un decidido impacto en la conducta de asistir a votar, pues acumula condiciones y razones para que la gente desista de la participación. Las personas que no encuentran un partido político de preferencia, por la falta de confianza que tienen en tales institutos, son también las que suelen mostrar los mayores niveles de desconfianza en otras instituciones o a las que el sistema electoral no les merece ninguna credibilidad. La contribución de la desconfianza ciudadana en el proceso electoral en la participación popular puede verse también con los datos de las pesquisas con las que se dispone en este trabajo.

En las diversas encuestas electorales se preguntaba a los ciudadanos sobre la confianza que le merecía el proceso electoral para elegir alcaldes y diputados. Los resultados mostraron una tendencia interesante: la confianza en las elecciones aumentó conforme se acercaron las elecciones, pero, además, la evaluación poselectoral arrojó un nivel de confianza más positivo que los que habían prevalecido durante la época preelectoral (ver Cuadro 8). Sin embargo, la confianza recogida el mismo día de las elecciones, introduce una evidencia crucial sobre el peso de la confianza en la participación ciudadana. Los datos que se refieren al día de las elecciones (tercera columna de porcentajes del cuadro en cuestión) se recogieron de una encuesta de salida de urnas realizada en los mismos centros de votación; esta encuesta, a diferencia del resto, reúne a las personas que sí asistieron a votar y no a toda la población, por lo tanto, se espera y es lógico que estas personas presenten un mayor grado de confianza en el proceso. Es más, la encuesta de evaluación poselectoral revela que aunque después de las elecciones los niveles de credibilidad en el proceso son un poco más positivos que los de febrero antes de las elecciones, éstos --los grados de confianza popular-- no se asemejan mucho a los recogidos el 16 de marzo entre los electores.

Cuadro 8
Confianza en el proceso electoral de 1997 en distintas fechas de consulta
(En porcentajes)
Nivel de
Fecha del sondeo
confianza
Diciembre 96
Febrero 97
16 de marzo 97*
Mayo 97
     
Nada
24.1
20.6
7.4
15.6
Poca
34.7
29.9
26.0
27.8
Algo
27.1
28.6
33.0
38.7
Mucha
10.9
17.2
35.6
18.0
No responde
3.2
3.6
1.8
0.8
     
* Datos obtenidos con votantes activos del municipio de San SalvadorFuente: IUDOP (1996), Serie de informes, 60; IUDOP (1997a), Serie de informes, 61; IUDOP (1997b), boletín de prensa 2; IUDOP (1997d), Serie de informes, 63.

Con todo, la revisión de los sondeos electorales del IUDOP revela que cierta porción de la gente fue aumentando sus niveles de confianza en el proceso electoral (aunque los niveles de confianza nunca llegaron a ser decididamente altos) pero, sobre todo, revela que, en cualquier caso, la confianza de la población general por las elecciones es muy distinta de aquella confianza mostrada por las personas que acudieron a votar el 16 de marzo en el municipio de San Salvador. Es decir, los votantes tenían más confianza en el proceso que los salvadoreños medios. Para fortalecer esta tesis, se acudió también a la base de datos de la evaluación poselectoral y se compararon los niveles de confianza en las elecciones entre quienes afirmaron que participaron en los comicios y los que se abstuvieron. Los resultados, mostrados en el Cuadro 9, son muy claros. Mientras que las personas que votaron presentan un nivel de confianza mayor al promedio general, los ciudadanos que se abstuvieron exhiben un indicador menor de confianza. Estas diferencias pueden parecer leves --al fin y al cabo ambos grupos registran un nivel de confianza que ronda el promedio que es 2.59--, sin embargo, una prueba estadística de diferencia de medias certifica que tal disparidad es significativa como para pensar en un efecto relacionado con la pertenencia al grupo de los votantes o los no votantes. Dicho de forma más clara, las personas que asistieron a votar tuvieron más confianza en el proceso electoral que aquéllas que no votaron, lo cual podría estar confirmando dos cosas: una, que el nivel de credibilidad que los ciudadanos tenían en el proceso de 1997 ha sido también una variable fundamental para decidir la participación en tal evento; dos, que la falta de credibilidad en las elecciones es parte de un sistema de pensamiento social más amplio que incluye la desconfianza en los partidos políticos y, probablemente además, en el sistema político salvadoreño.

Cuadro 9
Nivel de confianza en las elecciones
según participación electoral
Participación
electoral en 1997
Nivel de confianza
en las elecciones
  
Sí voto
2.83
No votó
2.28
  
F=105.23; p < 0.0001
Fuente: Elaboración propia.

Las implicaciones de lo anterior son muy grandes. En el fondo, los datos de los que se dispone para efectuar este trabajo sugerirían que los niveles de confianza que tiene la mayoría de la población --que es la que no votó-- en el proceso electoral de 1997, no han sido lo suficientemente altos como para decidir una significativa participación electoral. Además, todos los datos sugieren que el problema de la desconfianza ciudadana es un asunto que va más allá de la ausencia de seguridad hacia las opciones políticas disponibles, el fenómeno es mucho más complejo. Parece que lo que impide que los ciudadanos participen electoralmente es una profunda actitud de incredulidad hacia todo lo que tiene que ver con la política del país. Anteriores estudios han mostrado que la falta de participación eleccionaria se correlaciona fuertemente con la ausencia de interés y participación en la política de manera más amplia (ver Cruz, 1994; 1995). Las personas que no votan son también las que no forman parte de otro tipo de organizaciones, no se inmiscuyen en la política e inclusive no se informan de lo que sucede políticamente.

Este fenómeno que afecta el comportamiento político ciudadano no parece haberse revertido en las elecciones municipales y legislativas de 1997; más aún, está claro que la conducta de absentismo aumentó. A pesar de lo competitivos que pudieron haber sido estos sufragios y aunque en esta ocasión las pesquisas de opinión pública registraron un aumento en el interés civil por el proceso, la desconfianza fundamental en todo el sistema se mantuvo y esto, al final, tuvo más peso y aportó decididamente a la conducta de abstención de los salvadoreños.

Ya se ha dicho que junto a esta desconfianza reside la percepción de que la clase política no ha sido capaz de generar los cambios esperados por la población, sobre todo, en términos de los problemas principales del país. Esto significa que si el proceso electoral de 1997 registró menores niveles de confianza y participación es porque, en este caso, la gente parece haber profundizado esa convicción de que la clase política no fue capaz de producir los cambios esperados. Se ha visto, casi al inicio de este trabajo, cómo los partidos políticos obtuvieron sólo un porcentaje mínimo de apoyo de la población en edad de sufragar que, en comparación con las elecciones generales de 1994, representa una reducción en la participación de casi el 14 por ciento (ver Cuadro 1). Por tanto, relacionado con esto, uno de los efectos más notables del aumento del abstencionismo es, lógicamente, la erosión en la capacidad de convocatoria de los partidos políticos. En esencia, los partidos políticos perdieron apoyo ciudadano en 1997; pero sería injusto decir que todos los institutos políticos se vieron desgastados. Para poder caracterizar y explicar mejor el fenómeno del abstencionismo es necesario, por consiguiente, identificar de dónde vino ese abstencionismo. Todos los datos disponibles concuerdan en señalar que los mayores "contribuyentes" al absentismo en 1997 fueron los partidos ARENA y Demócrata Cristiano.

La contribución de ARENA y del Partido Demócrata Cristiano al abstencionismo de 1997
El abstencionismo, en gran medida, podría atribuirse a la erosión que enfrentaron ARENA y el Partido Demócrata Cristiano, en especial el primero; curiosamente ambos partidos han formado gobiernos en el ciclo político-electoral que comenzó en los años ochenta. De acuerdo con las cifras presentadas en el Cuadro 10, la mayoría de los partidos políticos que contendieron en ambas elecciones (1994 y 1997) para ganar puestos en el parlamento tuvieron que enfrentar pérdidas de apoyo popular en las últimas elecciones. Efectivamente, ARENA, el Partido Demócrata Cristiano (PDC), Convergencia Democrática (CD), Movimiento de Unidad (MU) y el Movimiento de Solidaridad Nacional (MSN), vieron erosionada su capacidad de convocatoria electoral; los únicos partidos que registraron una tendencia contraria y que, por lo tanto, resultaron beneficiados por un aumento de apoyo popular fueron el FMLN y el Partido de Conciliación Nacional. Luego, hay que decir que algunos partidos políticos que participaron en 1994 desaparecieron en las elecciones de 1997; mientras que otros, un número importante de partidos nuevos, que participaron por vez primera en una elección en 1997, se vieron totalmente favorecidos por un aumento del 100 por ciento de apoyo popular.
Cuadro 10
Diferencias de votos emitidos en las elecciones de 1994 y 1997 según partido político
 
Número de votos
obtenidos en la
elección de diputados


Diferencia
Partido
1994
1997
N
%
ARENA
605,775
396,301
-209,474
-34.6
FMLN
287,811
369,709
+81,898
+22.2
PDC
240,451
93,545
-146,906
-61.1
PCN
83,520
97,362
+13,842
+14.2
CD
59,843
39,145
-20,698
-34.6
MU
33,510
25,244
-8,266
-24.7
MSN
12,827
7,012
-5,815
-45.33
MAC
12,109
0
-12,109
-----
MNR
9,431
0
-9,431
-----
PRSC
0
40,039
+40,039
-----
PLD
0
35,279
+35,279
-----
PD
0
13,533
+13,533
-----
PL
0
2,302
+2,302
-----
MAS
0
132
+132
-----
     
Total de votos válidos
1,345,277
1,119,603
-225,674
- 16.8
     
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la Junta de Vigilancia Electoral (1997).

Sin embargo, los datos señalan que en 1997, los partidos que más resintieron el abandono de sus votantes de 1994 fueron ARENA y el Demócrata Cristiano, tanto por la cantidad de votos potenciales como por el porcentaje que éstos significaban para el partido. De esta manera, cada partido perdió a más de 140 mil electores, lo cual provocó un sensible desgaste en ambos partidos --especialmente en el PDC-- y obligó a un arreglo en las preferencias partidarias de 1997. Los números con los que se dispone en el cuadro sugieren que este reacomodo consistió en el traspaso de votantes a los partidos nuevos, tanto como a los dos partidos antiguos que aumentaron su caudal (PCN y FMLN), pero que aún así, hubo un número importante (cerca del 17 por ciento) que no se desplazaron hacia otra opción política y se quedaron sin votar en las elecciones de 1997.

No es el propósito de este trabajo intentar reconstruir cómo se dieron esos desplazamientos entre los partidos: por quiénes votaron los "desertores" de ARENA y PDC, así como adivinar la procedencia de los nuevos electores del FMLN y PCN, eso probablemente amerite otro trabajo de esta magnitud. Más bien, la intención en este apartado complementario es tratar de identificar de dónde provienen los "nuevos abstencionistas" de los comicios de 1997. En este punto, los datos no son tan concluyentes pero pueden dar una pista de la magnitud del impacto de desgaste de algunos partidos sobre el abstencionismo de 1997.

Cuadro 11
Personas que no participaron a nivel electoral en 1997
según el partido por el que votaron en 1994
(En porcentajes)
 
Partido por el que votó en 1994
¿Votaron en el 97?
Ninguno
ARENA
FMLN
PDC
CD
PCN
Otros
        
Probablemente no votaron
61.3
26.4
3.9
4.4
0.8
2.3
0.5
        
Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos del IUDOP.

Con los resultados de la encuesta preelectoral realizada por el IUDOP en febrero de 1997 y cruzando los datos acerca de la intención de voto en las elecciones del 94 con las personas que dijeron que no tenían partido alguno de preferencia --como indicador predictivo de abstencionismo-- se construyó el Cuadro 11. Según dicho cuadro, la mayor parte de las personas que no asistieron a votar en 1994 (el 61.3 por ciento), tampoco lo habrían hecho en 1997; sin embargo, el resto de personas que no votaron en el 97 sí lo habrían hecho en el 94: el 26.4 por ciento votó por ARENA; el 3.9 por ciento lo hizo por el FMLN; el 4.4. por ciento por el Partido Demócrata Cristiano y el resto eligió otros partidos. En otras palabras, las cifras sugieren que de los partidos que compitieron en el 94, ARENA habría aportado el mayor porcentaje de abstencionismo del 97 --sólo después de aquéllos que históricamente no suelen votar--; esto es mucho más de lo que pudo haber cedido el Partido Demócrata Cristiano, que aparece con el siguiente porcentaje más alto, o cualquier otro partido contendiente en el 94.

Dado el carácter especulativo de estos datos, no es posible asumir que los porcentajes expuestos en el Cuadro 11 son concluyentes en términos precisos; más bien, pueden ofrecer una idea de dónde viene la mayor parte del absentismo para los recientes sufragios municipales y legislativos. En todo caso, lo que parece bastante claro es que el absentismo de las elecciones de 1997 se nutrió en buena medida de los desencantados del partido gobernante; esto no niega la posibilidad de que algunos de esos desencantados hayan pasado a apoyar a otros institutos políticos. Sin embargo, releyendo los datos del Cuadro 11 se podría pensar que los votantes desilusionados con el Partido Demócrata Cristiano son quienes habrían registrado el mayor porcentaje de desplazamiento a otros partidos. Es decir, las evidencias que ofrecen las encuestas apuntan a que gran parte del desgaste del partido ARENA se mostró en la renuncia de una gran proporción de los salvadoreños en asistir a votar --aunque es muy probable que otros ciudadanos hayan conmutado hacia otros partidos--; pero, por otro lado, el desgaste del Partido Demócrata Cristiano nutrió menos al abstencionismo y más a otros partidos (posiblemente los nuevos institutos que participaron en el 97: PRSC, PLD y PD).

Lo anterior constituye un aspecto que explica y aporta más sentido a los argumentos sobre abstencionismo que se han venido manejando en este trabajo. Sin duda, el abstencionismo no es un fenómeno nuevo en la dinámica electoral salvadoreña; la expresión del mismo en el proceso eleccionario de 1997 no es única pero es particular. Lo peculiar radica en el señalamiento por parte de los ciudadanos de que una de las principales razones para la abstención radica en la falta de opciones partidistas que sean viables. Nunca antes había habido tanto abstencionismo, y también nunca antes se había insistido tanto en la falta de confianza institucional. Se ha visto que esto se encuentra relacionado con la percepción de que la clase política no ha sido capaz de generar los cambios esperados en la realidad y que ello ha profundizado los niveles de desconfianza en los partidos y el sistema político. Esto tiene sentido si se advierte que los cambios se esperan de quien tiene el poder, es decir, del partido gobernante. Si la población piensa que no han habido los cambios sustanciales que se esperaban, es muy probable que vean como principal responsable al partido del gobierno, al que algunos de ellos eligieron para representarles y cumplir con sus demandas. Así, los ciudadanos que antes confiaban en los partidos políticos y en el sistema como efecto de la simpatía que les unía con su partido favorito, ahora se encuentran que su partido de referencia no ha sido capaz de responder a sus expectativas, y ello contribuye a sembrar la duda no sólo sobre su partido sino también en el resto de instituciones políticas. En ese momento, muchos ciudadanos caen en la cuenta de que tampoco confían en el resto de instituciones políticas como para trasladarles totalmente su apoyo, dado que las mismas no son capaces de articular un proyecto político atractivo o viable para los ciudadanos en las condiciones que son permitidas por el aparato electoral.

En otras palabras, en su mayoría, este absentismo "inesperado" de 1997 se produciría a partir de la evaluación que los antiguos votantes del partido en el gobierno han hecho de su gestión política. Tal valoración no sólo impacta al partido mismo sino también a todos los elementos contiguos a él: partidos políticos contrincantes, sistema electoral, etcétera; haciendo que el desencanto y la desconfianza se irradien hacia todo el aparato. Esta aseveración parece dar mucha importancia al partido oficial. La verdad es que la tiene, dada la forma en que los partidos gobernantes llegan a concentrar poder e influencias en un sistema político como el salvadoreño.

Esto quiere decir que el desgaste de cualquier otro partido político no vinculado directamente con el gobierno probablemente no hubiese marcado tanto el absentismo del 97 (podría ser el caso del Partido Demócrata Cristiano). Ello por un principio lógico: un partido que no tiene poder no defrauda, pues no tiene posibilidades de cumplir promesas y de actuar significativamente sobre la realidad. Por ello, las probabilidades de desencanto con un partido aumentan en la medida en que dicha organización acumule más poder. El que un partido sin mayor autoridad disguste a sus electores por su comportamiento habitual u ocasional probablemente no afecta más que al mismo partido al provocar el descenso de su apoyo. Pero si el instituto político en cuestión tiene poder y representa la conducción política del país, cualquier cosa que haga tendrá un impacto sobre el sistema. Eso parece haber sucedido en las elecciones de 1997 con el partido ARENA.

¿Cómo queda entonces la postura de los partidos contendientes, sobre todo del FMLN, frente a la oportunidad de atraer nuevos votantes hacia sí y evitar el abstencionismo? Ciertamente, el FMLN se benefició del desgaste del partido gobernante y hasta cierto punto se vio favorecido por el paso de antiguos votantes de ARENA, pero esto, aunque importante, no fue masivo y el grupo más grande de desertores de Alianza Republicana Nacionalista se quedó sin votar. ¿Cómo se explica entonces, en el caso de ARENA, la ausencia de un traspaso masivo a otros partidos, como parece haber sucedido en el PDC? Hay razones para pensar que la respuesta está en el contexto de enfrentamiento polarizado que domina a las dinámicas electorales de la posguerra. En un estado de polarización política, en la cual domina el enfrentamiento de dos visiones políticas antagónicas, se crea una dinámica en la cual sólo dos grandes polos representan posibilidades, el resto de instituciones prácticamente está fuera de atraer adeptos porque no son vistas con la capacidad de remontar la fuerza de los "grandes" partidos. Se es derecha o se es izquierda, e inclusive el centro --con sus partidos "pequeños"-- es visto bajo el cristal de los polos: centro-derecha, centro-izquierda. En una situación así, el llamado centro no se concibe.

Defraudados por uno de esos partidos polares, los ciudadanos deben enfrentar alternativas que no suelen ser de su agrado: por un lado, deben enfrentar el hecho de que la utilidad de su participación electoral sólo puede mantenerse si votan por el partido contrincante, algo que a los más alineados políticamente les ocasiona mucho conflicto moral; por el otro, se encuentran frente a la realidad de tener que votar por un partido que en realidad no tiene ninguna posibilidad de triunfo frente a los más grandes; finalmente, deben enfrentar la alternativa de abstenerse como una opción casi obligada frente a la resistencia de escoger cualquiera de las anteriores. Es muy posible que esto haya sucedido con varios de los antiguos correligionarios del partido oficial. Convencidos de que no votarían por ARENA a causa de su desilusión, estas personas se enfrentan a la disyuntiva de tener que votar por el FMLN, un partido ideológicamente --y muchas veces emocionalmente-- opuesto a su forma de pensar; o, en su defecto, por alguno de los numerosos partidos pequeños que, aunque puede satisfacer su posición político-ideológica, no ofrece las garantías de un "voto útil". En estas circunstancias muchos decidieron no votar.

Ahora bien, no hay que olvidar que esta dinámica explica el abstencionismo inédito que tomó lugar en 1997 y que hizo aumentar, de manera significativa, la cuota de personas que se negaron a participar electoralmente. Pero en el fondo, lo que sucedió es que se exacerbaron las condiciones que desde hace cierto tiempo provocan que muchos ciudadanos no emitan su voto. La desconfianza en el sistema, el desencanto y la falta de identificación partidaria se generalizaron aún más, lo que produjo votaciones en las cuales intervino sólo la tercera parte de la población. Hasta 1997, mucha gente pensaba que el abstencionismo no era un problema serio para las elecciones y el proceso de transición política salvadoreña. Lo que sucedió el 16 de marzo anterior puso en evidencia que el problema de la participación ciudadana no sólo puede afectar a un partido político sino a todo el sistema, y que niveles tan bajos de apoyo popular pueden llegar a convertirse en un problema de representatividad y legitimidad política (ver Cuadro 2), en una época de transición incierta como la que vive el país en la actualidad.


4. Conclusiones

No es nada nuevo afirmar que el abstencionismo es un problema para el sistema político salvadoreño, sobre todo a causa de la etapa de transición en la que se encuentra la sociedad actualmente. Lo que sí puede resultar novedoso es descubrir cómo este fenómeno es mucho más complejo de lo que usualmente se cree. El absentismo va más allá del simple efecto de la conducta de no-participación electoral de los ciudadanos; en el fondo, es la expresión más evidente de un sistema de pensamiento social que ha perdido --o que no termina de encontrar-- el sentido a la política en un momento en que ésta se está replanteando en El Salvador.

Los bajos niveles de participación en las elecciones municipales y legislativas ciertamente fueron capaces de producir cambios significativos en la correlación de fuerzas políticas, pero esto se hizo con el apoyo --en el mejor de los casos-- de no más del 40 por ciento de la población. De cara a un evento electoral para renovar el parlamento, esto quiere decir que sólo una tercera parte de la población aproximadamente tendría su representante en el Estado y se sentiría representado en las autoridades del país. Más aún, como resultado del rechazo a participar en elecciones --y en política--, ningún partido representa siquiera el 20 por ciento de la población. En tal sentido, el absentismo electoral estaría mostrando que los partidos políticos salvadoreños están lejos de constituir institutos de mayorías, son más bien instituciones de minorías, grandes minorías en algunos casos. La institución de las mayorías es entonces el absentismo.

Estos porcentajes de apoyo tan bajos a los partidos no son por sí mismos un problema necesariamente. En algunos ccontextos esto podría obligar a que los partidos reúnan esfuerzos para conducir conjuntamente a la sociedad a criterio y beneficio de todos, sobre todo de quienes no votan --aunque sea como una forma de lograr votos en el futuro. Lo perjudicial es, más bien, que las instituciones políticas se comporten como si esos pequeños porcentajes de preferencias electorales representasen el apoyo de toda la población y, en consecuencia, actúen pensando más en imponer su visión particular de la realidad a toda la sociedad y no en nutrirse de la misma para responder a los intereses de todo el país.

Los datos de las encuestas de opinión pública revelan que la mayor parte del abstencionismo no se explica fundamentalmente por los errores o fallas del sistema electoral; más bien se explica por la forma de funcionamiento del sistema político. Los salvadoreños, consciente e inconscientemente, atribuyen la (su) falta de participación electoral, en 1997 y en otras elecciones, a la poca utilidad que han descubierto de los procesos electorales y a la poca confianza que les merecen los aspectos relacionados con la política. Esto no es algo novedoso, ha sido planteado en otros trabajos y en otros momentos (Baloyra-Herp, 1995; Cruz, 1994); lo novedoso que ha buscado obtener este trabajo de investigación es demostrar cómo todos esos aspectos se encuentran íntimamente vinculados entre sí, de tal manera que es imposible entender este fenómeno sin considerar la forma en que los ciudadanos ven la realidad salvadoreña y sus problemas, y la forma en que los ciudadanos evalúan al gobierno y a los partidos políticos.

En resumen, el abstencionismo sería producto de una profunda falta de confianza en el sistema político con todos sus aspectos. Este desencanto estaría producido por la percepción de que a pesar de los repetidos eventos electorales, de los sucesos políticos --como los acuerdos de paz-- y del relevo de los distintos gobiernos, la situación del país y, en especial, las condiciones de vida de las mayorías no han mejorado substantivamente. Así, los absentistas más comunes serían las personas que se encuentran en desventaja social: los pobres y marginados. Decir que el absentismo es la institución más apoyada por las mayorías de este país no sólo tiene un sentido cuantitativo, sino sobre todo tiene una justificación cualitativa. En las elecciones de 1997, el abstencionismo se habría incrementado como producto de la sensación de significativos sectores poblacionales de que el partido oficial no había sido capaz de llenar las expectativas creadas luego del fin de la guerra. Este desencanto, por consiguiente, no sólo afectó al partido como tal; bajo un contexto de polarización y de endeble institucionalización, también afectó al resto de partidos que tampoco eran vistos con la capacidad necesaria para promover los cambios y al sistema político en su conjunto.

Reflexionando ya para finalizar, el problema entonces no está sólo en el sistema electoral, sino sobre todo en el sistema político, pues es el que, a juicio de la ciudadanía, no ha sido capaz de ofrecer alternativas de resolución a los problemas principales del país. En esencia, ello se refiere a las posibilidades del desarrollo, de mejoramiento del país. De ahí que, probablemente, la mejor forma de enfrentar este problema no sea mediante el impulso de reformas que están circunscritas al sistema electoral --concentrando con ello los esfuerzos sólo en aspectos muy puntuales como el registro electoral, los mecanismos de inscripción de partidos o la posesión del documento único de identidad--, sino enfrentando e impulsando un debate que lleve a reformas en el carácter de los partidos mismos y el papel de éstos en la posguerra. No se quiere decir que las reformas electorales no sean importantes, pero tal y como lo intentan manejar los políticos puede convertirse un chivo expiatorio, de los males de todo el sistema. Por lo tanto, concentrarse sólo en el aspecto electoral sin revisar lo político podría ser un grave error, porque el fundamento de la problemática no está ahí. Estaría, entre otras cosas, en la forma en que el sistema político y los partidos dentro de él "aprendieron" a funcionar.

El punto es que básicamente el sistema político contemporáneo, con sus partidos más grandes, sigue funcionando con la dinámica en la cual se creó: bajo condiciones de guerra y, por tanto, de extrema polarización social. En tal sentido, los partidos que ahora representan los institutos políticos más fuertes --o dicho más precisamente, los menos débiles--, se crearon en tiempos de guerra y como cristalizadores de algunos sectores de una sociedad enfrentada consigo misma, surgieron para defender ciertos intereses o cierta visión ideológica. Sin embargo, con el fin de la guerra y el derrumbamiento del bloque socialista, estos partidos perdieron el sentido que en su momento les hizo formarse y crecer; el problema es que no han sido capaces de replantearse en la práctica su nuevo papel en las actuales condiciones. El problema es que aún se siguen concibiendo a sí mismos como los defensores de sectores e intereses --que asumen como las mayorías-- y no como instrumentos de conducción democrática para construir en conjunto a la sociedad salvadoreña de la posguerra.

¿Quiere decir esto que los partidos actuales deben desaparecer para dar lugar a la generación de instituciones auténticas de la posguerra? Es difícil contestar esto porque quizás no sea la pregunta más adecuada. Lo que parece la respuesta más apropiada es la siguiente: Lo importante no es la creación de más o menos partidos, o la desintegración de los ya existentes --esto es más bien una cuestión de forma--; lo importante, lo de fondo, es que los partidos deben replantearse fundamentalmente su papel en la nueva era; algo que probablemente hayan hecho algunos con más o menos éxito a nivel teorético pero que no lo han asumido en la práctica. Y no lo han hecho porque, en parte, no han encontrado los espacios para hacerlo en un sistema polarizado, y porque no se han atrevido a apostar por otra forma de hacer política que la que aprehendieron durante el conflicto civil salvadoreño. Al final, las coyunturas electorales evidencian de que los partidos políticos terminan sucumbiendo a las tentaciones de seguir haciendo la guerra --porque esto les trajo beneficios en el pasado-- y abandonan el reto de hacer la paz, algo que podrían hacer intentando construir una sociedad para todos.

El problema del abstencionismo es el problema de una sociedad civil que se niega a participar con las actuales reglas del juego. Probadas las opciones disponibles no se puede culpar a los ciudadanos de indiferencia si las clases políticas han sido incapaces de responder y dar cuentas a los ciudadanos cuando éstos las han pedido y exigido. El reto de participación electoral para las elecciones de 1999 pasa por superar la apatía contemporánea generalizada, y mientras los partidos continúen pensando de la misma forma en que lo han hecho hasta ahora, el sistema político salvadoreño está condenado a tocar fondo y deslegitimarse por completo.



Referencias bibliográficas

Artiga-González, Alvaro. "Efectos de los sistemas electorales en El Salvador", Realidad, No. 58, 333-346, El Salvador, 1997.

Baloyra-Herp, Enrique A. "Elections, civil war, and transition in El Salvador, 1982-1994: A preliminary evaluation", en Mitchell A. Seligson y John A. Booth (Eds.): Elections and democracy in Central America Revisited. Chapel Hill: The University of North Carolina Press, 1995.

Coleman, Kenneth; Cruz, José Miguel; Moore, Peter. "Retos para consolidar la democracia en El Salvador", Estudios Centroamericanos (ECA), No. 571–772, El Salvador, 1996, pp. 415–440.

Cruz, José Miguel. "Las encuestas de opinión pública y las elecciones de 1997", en: El Salvador. Elecciones 1997, editado por FUNDAUNGO, San Salvador: Fundación Dr. Guillermo Manuel Ungo, 1997.

Cruz, José Miguel. "El proceso electoral de 1994 en la opinión pública salvadoreña", en: El proceso electoral 1994, editado por FLACSO, San Salvador: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, 1995.

Cruz, José Miguel. "Ausentismo en las elecciones: algunas hipótesis y reflexiones desde las encuestas", Estudios Centroamericanos (ECA), No. 545–546, El Salvador, 1994, pp. 274–285.

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Dirección General de Estadísticas y Censos, Fondo de Población de las Naciones Unidas y Centro Latinoamericano de Demografía. "Proyección de la Población de El Salvador, 1995-2025", San Salvador: Ministerio de Economía, 1996.

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Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP). "Sondeo de evaluación sobre el tercer año de Calderón Sol y evaluación post-electoral", Serie de informes 63, San Salvador, 1997d.

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Junta de Vigilancia Electoral. Resultados estadísticos de las elecciones de 1994 y 1997, San Salvador, 1997.

Tribunal Supremo Electoral. "De los ciudadanos aptos para ejercer el sufragio", publicado en La Prensa Gráfica, 16 de marzo de 1997.



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SALVADOREÑOS EN 
EL EXTERIOR y los
internacionalistas
- FELSA -










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COMUNICADO REVOLUCIONARIO B.P.R.


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S.A. de C.V. LAS ELECCIONES Y EL VOTO



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y Propagandas Burguesas de el  2013 


y de El Proximo 2 de Febrero 2014



Contra La Farsa Electorera :

 

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Aqui vibran los motores de la revolucion de nuestro 

historico y glorioso Movimiento Revolucionario sin

concesiones al idealismo burgues que lo digan las 

propias palabras de los militantes revolucionarios.

Escuchemosles para resurgir dia a dia en medio de

los "LIQUIDACIONISTAS" FMLN-PCS etc.

Testimonios directos de participantes en la columna Farabundo Martí, integrada por revolucionarios salvadoreños que combatieron en Nicaragua junto al FSLN en la lucha que llevó al triunfo de la revolución y la caida de la dictadura de Somoza en  julio de 1979. También testimonio de la madre de vuestro Comandante  Jose Roberto Sibrian de las FPLFM    GPP-GPL Linea Proletaria Socialista Partido. 

En 1980 Jose Roberto Sibrian fue enviado"SANCIONADO" la fracción Ex-fpl"Corriente burguesa"los Anamarillistas FMLN lo EXPUSIERON para que el fuera asesinado; y fue asi, que cuando el habia encomendado una mochila de los documentos de todo el trabajo,un personero de la la fracción en cuestión la dejo VOTADA y lo cual motivo que  vuestro Comandante  Jose Roberto Sibrian de las FPLFM    GPP-GPL Linea Proletaria Socialista Partido regresara a buscarlos,acto seguido lo EMBOSCARON los hordas genocidas de las FAES Fuerzas Armadas burguesas lo asesinaron. Vuestro Comandante Jose Roberto Sibrian,tuvo una polemica con Fidel Castro y la fracción Ex-fpl"Corriente Burguesa"los Anamarillistas lo "SANCIONA"1980,en aclaraciones politicas necesarias mecionaremos que el representaba el sector  de Salvador Cayetano Carpio Comandante Marcial;para una mejor compresion  de como se llego a desarrollar EL PLAN COMPLOT CONSPIRACION.Bueno,que sean las palabras de la madre de vuestro Comandate Jose Roberto Sibrian,quien lo confirme en honor a la verdad revolucionaria;la importancia de   el internacionalismo proletario socialista,para que ustedes pueden sacar propias conclusiones y ver que realmente paso con el frente FMLN los traidores.  


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Bloque Popular Revolucionario 27 de noviembre de 1980 jamas se olvida Resurgiremos de lo simple a lo complejo,porque el pueblo revolucionara a una situacion revolucionaria contra los gobiernos anti populares de los partidos politicos electoreros de ladrones y bandoleros.



El MERS - BPR Movimiento Estudiantil Revolucionario de Secundaria y el  Bloque  Popular Revolucionario, Movimiento Social Autonomo de El Salvador-MOSAES- Frente Revolucionario de Masas FRM la Dirección Ejecutiva Nacional(D E N );denunciamos a los actuales partidos politicos electoreros usureros mercaderes ,criminales traficantes ARENA,FMLN. GANA,PCN,
PDC,PSP,FPS,CD,PDPSD-PCS TR MNP y al presente gobierno de amplia participación del frente FMLN-MAURICIO FUNES CARTAGENA todos de derecha y extrema derecha como maniobreros y ladrones 40 Millones de dolares han puesto para la farsa electoral de el 2013-2014 con esto a continuado el endeudamiento de el pais con los prestamos internacionales. 

Hoy recordamos el 27 de noviembre de 1980 a los principales dirigentes de la CRM Cordinadora Revolucionaria de Masas a Juan Chacon del BPR,Doroteo Hernandez de la UPT - BPR,Manuel Franco del UDN,Humberto Mendoza del MLP;y a los del Frente Democratico Revolucionario FDR a Enrique Alvarez Cordova del MIPTES,Enrique Barrera del MNR;todos ellos fueron secuestrados y asesinados por la tirania militar fascistoide "GOES" Gobiernos de Escuadrones de la Muerte basados en la violencia institucionalizada de el sistema capitalista.

El 30 de Julio de 1975, surgimos el BLOQUE POPULAR REVOLUCIONARIO BPR,La única alternativa del pueblo salvadoreño,y hoy nadie puede hacer retroceder nuestra historica lucha popular prolongada y de liberación,porque aqui estamos el BLOQUE BPR Movimiento Social Autonomo de El Salvador - MOSAES - impulsando de lo simple a lo complejo a las Nuevas Generaciones de verdaderos revolucionarios;El MERS desarrolla la Juventud  Revolucionaria y la Asociacion de Mujeres de El Salvador AMES-FMES Federacion de Mujeres de El Salvador y con un nuevo estilo trabajamos con las organizaciones fraternales afiliadas al proyecto.

El METODO REVOLUCIONARIO el planteamiento los postulados politicos revolucionarios de Salvador Cayetano Carpio Comandante Marcial la huelga,los paros,las tomas,las manifestaciones,y el impulso a la organización  y la lucha combativa popular masiva revolucionaria y reivindicatica el trabajo politico de masas ciudadano prueban la validez historica de la correcta lucha de clases antagonicas entre el proletariado y los sectores populares en contra de los enemigos la criminal burguesia capitalista y terrateniente y los electoreros pequeños burgueses  y  la resaca los lumpenes;Esta lucha de clases antagonicas ha tenido sus situaciones revolucionarias y coyunturas politicas que han triunfado en nuestro propio pais El Salvador,cuando la han dirigido los obreros y los campesinos en alianza y unidad organica LA ALIANZA OBRERO CAMPESINA CON HEGEMONIA DEL PROLETARIADO es decir contra LA HEGEMONIA DE LA BURGUESIA,pero a fracasado cuando los sectores electoreros pequeños burgueses usan las luchas populares para imponer sus propios intereses personales e individualismo y comercian traicionando la causa proletaria socialista hay dos grandes -ejemplos- de lo dañino y erróneo de la mentalidad y las actuaciones pequeños burguesas concretamente la experiencia de 1944 en la Huelga de Brazos Caidos y la mas reciente 1992 via el PCS Partido Comunista de El Salvador de - Nombre- y el Frente FMLN ambos de posiciones de derecha y oportunistas de"izquierdista"este ultimo REVISIONISMO-REFORMISMO ARMADO tomaron las armas para ir a a la vuelta de la ezquina a deponerlas por los falsos dialogos y  las negociaciones "LOS ACUERDOS DE PAZ" y difamar y desprestigiar al proletariado a los verdaderos revolucionarios los llamados a hacer la revolución y los que deben de presentarse en adelante como los representantes unicos de el MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO.

La clase obrera es la clase social y politica ideologica que debe tener la dirección para impulsar la lucha por los verdaderos intereses del proletariado revolucionario y es esta clase social la unica garantia en la lucha de clases antagonicas contra la otra clase social la burguesia y la cual es contrarrevolucionaria criminal asesina y es explotadora-opresora y emplea la violencia institucionalizada porque es la propietaria de los principales medios de producción y para esto cuenta con sus propias fuerzas armadas o ejercito y los cuerpos de policias que son las fuerzas represivas del Estado Burgues y de la Dictadura de la burguesia y ademas la Constitución Politica y las Instituciones para las imposiciones para la preservación de sus propios intereses capitalistas. 

La clase obrera es la clase social y politica ideologica DIRECCION Y DIRIGENTE GARANTE de si misma y por su practica productiva tiene la misión de la transformación de la sociedad capitalista en socialista y por esto debe de organizar y crear su propio PARTIDO POLITICO DE LA CLASE OBRERA FUNDAMENTADO EN LA CIENCIA DEL PROLETARIADO EL MARXISMO LENINISMO REVOLUCIONARIO.

Las elecciones y el voto  es la estrategia de los ricos que han creado UN SISTEMA DE MULTIPARTISMO ELECTORERO para no darle paso a los derechos legitimos de el pueblo los trabajadores en El Salvador y con las elecciones y el voto no se terminan los explotadores y opresores y la violencia institucionalizada;el pais tiene una profunda crisis de miseria,extrema pobreza,la hambruna,bajo salario minimo,el pillaje y los extorsionadores,crimenes por todas partes y la inseguridad ciudadana,la universidad tiene las puertas cerradas a la juventud y son miles los estudiantes que se ven frustados y miles de ciudadanos que se ven obligados a abandonar  El Salvador el pais del crimen organizado . 

Gane quien gane en la farsa electoral del 2 de febrero del 2014 el capitalismo continuara.



Contra La Farsa Electorera 2 de Febrero


2014 En El Salvador y El Exterior :

 

“Salvadoreños, Por El Bien Del País, 



NO VOTES.”



  Movimiento Estudiantil Revolucionario de Secundaria MERS


Bloque Popular Revolucionario BPR de El Salvador

Movimiento Social Autonomo de El Salvador - MOSAES -

Frente Revolucionario de Masas - F R M - de El Salvador

 Dirección Ejecutiva Nacional( D E N ) Honor Eterno a 

Los Heroes y Martires Revolucionarios Caidos en Pie 

de Lucha !

Contra la Farsa Electoral del 2 de Febrero del 2014 !!!

Viva La Alianza Obrero Campesina 


Con Hegemonia Proletaria !

LLamamos a Luchar por 
Un Gobierno Democratico 


Revolucionario - G D R - 

Hacia El Socialismo Via Proceso Revolucionario

Teniendo Como Garante  a la Clase Obrera Organizada !

Vivan Nuestros Heroes y Martires Revolucionarios !

Viva el Bloque Popular Revolucionario BPR !

Frente a la Agresion Fascistoide,

El Combate Organizado del Pueblo !

Domingo 24 de Noviembre de 2013,San Salvador,El Salvador



EL PARTIDO POLITICO
DE LA CLASE OBRERA
FUNDAMENTADO
EN LA CIENCIA 
DEL PROLETARIADO
EL MARXISMO
LENINISMO
REVOLUCIONARIO
SALVADOR CAYETANO
CARPIO COMANDANTE
MARCIAL VIGENCIA
POLITICA IDEOLOGICA
ACTUAL BELIGERANTE 
EN ADELANTE LA GUIA
QUE DERROTA A DIARIO
LAS TENDENCIAS 
O CORRIENTES FMLN
LIQUIDACIONISTAS.

1.-EL ELEMENTO CLAVE
    ES LA CELULA - CP-
    COMITE DE PARTIDO.

2.-LA CORRECTA LINEA
     PROLETARIA. 

3.-EL SOCIALISMO CON
     VISION EN LAS MASAS
     POPULARES.  

4.-APLICACION DIARIA
    DE LOS METODOS DE
    TRABAJO MARXISTAS
    LENINISTAS.

5.-EL PARTIDO TIENE SU
    MEMBRESIA ESTA ES
    LA FRONTERA COMO
    EL DESTACAMENTO 
    DE VANGUARDIA.

6.-LA ESTRUCTURA DEL
     TRABAJO POLITICO
     DE LAS MASAS.

7.-EL PARTIDO OBRERO
    PROLETARIO UNICO
    FPLFM GPP- GPL
    LINEA PROLETARIA
    SOCIALISTA
    MARXISTA LENINISTA
    REVOLUCIONARIO
    MANTIENE SU PROPIA
    INDEPENDENCIA
    Y LAS MASAS
    SU INTERRELACION.

Cuaderno No.5 El partido debe estar íntimamente ligado al pueblo, a las masas


BIBLIOTECA CENTRAL ESTRELLA ROJA

                              -BCER-

"Jose Dimas Alas - Clara Elizabeth Ramirez"

UNIVERSIDAD OBRERA DE EL SALVADOR

                              -UOES-

       SALVADOR CAYETANO CARPIO

             COMANDANTE MARCIAL

                 VAMOS A ESTUDIAR

                 VAMOS LUCHANDO

UNO,DOS,TRES VIETNAM Y EL SALVADOR 

Con Estudio y Lucha popular prolongada y de liberacion reivindicando las contribuciones populares a la ciencia del proletariado el Marxismo Leninismo Revolucionario porque:

"Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo".

El partido debe estar íntimamente ligado al pueblo, a las masas
El segundo tema es un elemento fundamental que debe tener el Partido Marxista-Leninista del Proletariado y es que tiene que estar indivisible y directamente unido, entrelazado con el pueblo, porque si no, no será capaz de dirigirlo. Esto viene de la tesis que ya hemos dicho, de la tesis Marxista de que es el pueblo el que hace su Revolución y como muchas veces se ha dicho, un Partido Marxista verdadero no sustituye al pueblo, sino que es el motor de su desarrollo, el motor de su incorporación para que este pueblo incorporado a los distintos niveles, a la causa de su Revolución, puede ser el que realice su Revolución.
Entonces dentro del concepto de que el Partido es el motor, el orientador y el organizador del pueblo, el verdadero Partido Marxista tiene que estar entrañable e indisolublemente ligado a las masas. Es primera condición, porque también para la Revolución es primera condición la incorporación del pueblo y su orientación.
El Partido verdadero Marxista-Leninista del proletariado, si no está metido en el pueblo, unido con él, no sería capaz de dirigirlo ni en las orientaciones que le dé, ni en lo organizativo. Y las orientaciones hay que verlas en dos sentidos. La orientación tiene que ser 'precedida por un proceso de elaboración, de interpretación, de análisis y de creación. La orientación va canalizada a través de las líneas y tareas concretas, que en cada momento determinado son las más consecuentes y necesarias para el avance de la Revolución. La orientación se basa en una estrategia general, pero al mismo tiempo en cada momento determinado, esta estrategia no basta por si misma para la aplicación en concreto. Para esto se necesita que esta estrategia político-militar consecuente sea aplicada con determinadas medidas, con determinadas formas, incluso hasta con cambios en las formas y métodos de organización en momentos determinados, para que ayude a avanzar a la Revolución, haciendo avanzar las etapas en la estrategia político-militar.
Esto necesita una elaboración constante y esta elaboración constante y en primer lugar, del conocimiento real y exacto de una situación. Eso sólo lo puede obtener el partido si está junto al pueblo; porque sólo así, el partido está sintiendo la temperatura del pueblo, su grado de disposición en cada momento, no de un año o seis meses atrás, sino que en cada momento, su grado de disposición, su capacidad de organizar las fuerzas, etc. Lo mismo que el conocimiento de las fuerzas enemigas. Eso indica que se requiere la elaboración creadora sobre la base del análisis Marxista-Leninista, no sólo de la realidad general del país, sino de la realidad concreta del momento. Se requiere esa elaboración de parte del Partido del Proletariado.
Eso sólo es posible llevarlo a cabo con el conocimiento real del pueblo y si nosotros no estamos ligados, o sea unidos al pueblo, eso no es posible y aquí hay una cosa importante, que es elemento clave, si para poder hacer una buena línea se necesita el conocimiento real de la situación, se necesita estar fundido con el pueblo. ¿Cuál es el canal básico que nos permite a nosotros ese conocimiento? El elemento clave es la CELULA, la célula metida dentro del pueblo, dentro de la fábrica, dentro de las universidades, dentro de los refugiados, dentro de las unidades de combate, dentro de los poderes populares. Esto le permite al partido conocer mejor la situación de las masas para poder elaborar la línea. Una dirección que no esté fundida con el pueblo (yo uso la palabra „fundida" en el sentido de que no sólo acercada, sino que metida propiamente en el pueblo), un partido que no esté metido dentro del pueblo es un partido cuya dirección está separada del conocimiento de la realidad objetiva.

Método Marxista de Elaboración y Aplicación de la Línea

Puede suceder lo siguiente: remitirse exclusivamente a la teoría, a los libros, es decir comenzar a crear la línea desde su cabeza, desde el cerebro aparentemente Marxista-Leninista, sin tener frescos los elementos de la realidad del momento concreto y entonces convertirse en una dirección burocrática y en una dirección dogmática. Por eso se necesita el conocimiento concreto en cada momento determinado, y eso sólo puede hacerlo eficazmente, apoyándose en las células. Por eso el Partido Marxista en desarrollo que no tenga células, no es un verdadero Partido Marxista-Leninista. Ese puede ser un partido de cuadros, puede ser un partido de organismos dirigentes que se están sancochando en su propia salsa, pero no es el verdadero partido Marxista-Leninista del proletariado. Naturalmente que no son las células el único canal de conocimiento para una dirección verdadera, sino también todo el trabajo conjunto de comisiones, equipos, equipos especializados, de información, de análisis, etc. Pero sin células dentro del propio pueblo no es posible el conocimiento completo.
El partido que no tiene células, no tiene capacidad de elaborar líneas verdaderamente ajustadas a la realidad; partido que no tiene el conocimiento real de cómo va el pueblo, de su punto de vista avanzado y retrasado, y también de las disposiciones del enemigo, de su verdadera fuerza real, etc. para elaborar una línea en favor de los intereses del proletaria­do y del campesinado en cada momento determinado, puede convertirse en un partido burocrático, en un partido dogmático, en una dirección dogmática; es decir que domine bastante, que „se defienda" con el Marxismo, con la teoría del Marxismo, pero que no' puede aplicarlo a la realidad en concreto. Y de esos Marxistas, de esos partidos, tenemos ' montón.
Hay preciosidad de gente que domina bastante el arte de elaborar documentos „Marxistas", pero que no reflejan la realidad y que no da buena línea, sino que alimentan posiciones erróneas. Para la difícil labor de la elaboración de líneas y tareas se necesita: el conocimiento real del pueblo y del enemigo, y para eso es necesario estar profunda­mente metido en el pueblo, el nos trae también el conocimiento de informaciones sobre el enemigo para que nosotros podamos conocerlo. Además debemos meternos dentro de la tropa enemiga, en aquellos lugares donde hay pueblo que está ciñendo al enemigo, allí es necesario hacerlo, es obligatorio.
Pero no basta con la elaboración, sino que se necesita llevar esta línea a que la aplique el pueblo, porque esta línea no es sólo para el Partido, no es sólo para sus cuadros, sino que esa línea, SI NO LA TOMA EL PUEBLO en sus manos y si no la hace realidad viva, entonces no hace avanzar la revolución. Precisamente por eso es que el pueblo es el actor de su propio destino, Revolución. Entonces, esta línea no es sólo para que la quedemos mascando nosotros en la Dirección o en nuestros cuadros, sino que es una línea para aplicarla por el pueblo. Si el pueblo no acoge esa línea, por muy brillante que sea, no es una línea que esté de acuerdo con las necesidades y realidades del pueblo, no es una línea correcta, aún cuando tenga una gran cantidad, un gran porcentaje de corrección. Por eso una línea debe elaborarse sobre la base del conocimiento que sólo lo podemos adquirir en -la entraña del pueblo.
Vemos pues que esa línea, extraída del conocimiento del pueblo y procesada con el Método Marxista, hace llegar nuevamente al pueblo para su ejecución, es decir es el pueblo el realizador de su historia.
Y en tercer lugar, los resultados de esa línea, al calibrarla si ha sido correcta o no, sólo la puede dar el pueblo, la práctica del pueblo. Entonces viene un tercer ciclo, que es la reelaboración sobre la base del conocimiento de cómo está siendo aplicada y cómo „ha pegado" en el pueblo y porqué. Así es cómo el verdadero partido Marxista puede ir ela­borando una teoría cada vez más adecuada en cada momento. No es ya sólo una línea general, sino que me estoy refiriendo a la línea política que tiene que realizarse en cada momento determinado, cuya ejecución va en función de una estrategia político-militar general. Es importante hacer notar que el proceso de síntesis de opiniones tiene que hacerse con el arma proletaria del Marxismo-Leninismo, para saber recoger las opiniones de la ¡masa que permiten interpretar el momento y avanzar, pues algunas opiniones expresan sentimientos de las masas con grandes retrasos y confusiones políticas.
Ahora bien, cuando decimos fundirnos con el pueblo, es una condición indispensable 'para poder dirigirlo y poder organizarlo; porque son dos cosas indispensables. La orientación continua y la organización del pueblo: porque espontáneamente el pueblo no puede actuar de manera eficaz. Es necesario que se organice en las formas diversas, más asequibles y consecuentes para que pueda incorporarse al gran torrente de la revolución.
Pero cuando decimos fundirnos, eso no quiere decir que partido y masas es una sola cosa. Es necesario tomar en cuenta esta diferencia. Lenin decía: „El Partido no debe diluirse en las masas", porque nosotros sabemos que hay masas avanzadas y hay masas atrasadas y dentro de las masas avanzadas hay personas capaces de dar el salto hasta llegar a la ' calidad de miembro del partido y la inmensa mayoría no. Entonces entre el Partido y masas se establece una relación dialéctica, el partido debe estar fundido con las masas, pero el Partido es su vanguardia, tiene una calidad superior que le permite dirigirlas.

Estructura Política de las Masas

Ustedes saben que la masa se divide en tres sectores: Un sector avanzado que es donde el Partido fundamentalmente se apoya. La gran masa es una masa no avanzada pero no es una masa reaccionaria. Podríamos decir que es una masa a ganar. El Partido gana esa masa a través del trabajo del sector avanzado en el cual se organizan las redes de trabajo, los prepartidos, los activistas, para en total poder ganar la gran masa e incorporarla.
Y hay un tercer circulo de masas muy pequeño, que es reaccionario; que ya está gana­do por el enemigo, pero en esto hay relatividad. Hay sectores que están engañados. Hay reaccionarios y dentro de los reaccionarios hay sectores que pueden ser ablandados, neu­tralizados e incluso hacerlos pasar a otro escalón.
No es útil en ninguna forma, ni conveniente que la gran masa sea considerada como parte del partido, o lo que es más, que el partido diluya sus fronteras. Porque el partido lo que hace es incorporar a sus filas a lo más avanzado, revolucionario, patriota de la revo­lución. Lo eleva a través de un proceso de colaboración, de aspiración, de práctica viva y en ascenso, a través de un proceso para que dé un salto a esta frontera.

Partido Proletario y Masas - Su Interrelación

El Partido esta compuesto sólo por miembros y esa es la frontera. La membresía del Partido establece íntima unión con los sectores intermedios y de neutralización de los sectores reaccionarios. El Partido no puede diluirse con la masa, porque entonces no tendría la calidad para poder dirigirla.
Ser miembro del Partido significa un salto de calidad revolucionaria enorme, porque pasa a ser precisamente miembro de este organismo de superior calidad que debe ser capaz de dirigir a toda la masa y de fundirse con toda la masa. Por eso la palabra fundirse en este caso no debe entenderse como diluirse: Fundirse es estrecharse inseparablemente con la masa para poder dirigirla, pero no diluir la calidad de partido Marxista con la calidad de masas, porque entonces no estaría en capacidad de dirigirla y más que todo caería bajo el influjo de las partes atrasadas.
Es decir, si el Partido se diluye con la masa, lo que resulta es que el Partido se pone a la cola de las partes retrasadas y entonces comienza a entrar el economisismo, hace buenos enfoques cortos sobre las necesidades inmediatas: pero no sobre lo revolucionario; comienza a cortar la misión del Partido porque creyendo que está interpretando a las masas y lo que está interpretando son sólo los intereses inmediatos necesarios de las masas, sus intereses de corto plazo sin ligarlos a los intereses generales de la Revolución. Actualmente en las alianzas, por si solas, no pueden pensar en la Revolución como un proceso hacia el socialismo. Algunas organizaciones incluso consideran necesaria la eternización del régimen burgués, y sólo el verdadero Partido del Proletariado con su doble visión, la visión de los intereses fundamentales revolucionarios del proletariado y del pueblo y la visión de sus intereses inmediatos, combinándolos correctamente, va a poder dirigir a esa masa en sus distintos escalones, porque es necesario ganar a las masas, pero no ponerse a la cola de ella.
Por eso es que nosotros sostenemos que otra parte de esto es lo siguiente: que las masas no deben de ser tratadas con malos métodos; deben de ser organizadas, orientadas sin considerarlas como que las masas fueran parte del Partido y como que automáticamente el Partido pueda dirigirlas, como se está dirigiendo a una célula: los sindicatos, las organi­zaciones gremiales, las organizaciones populares no son células del partido, no pueden ser tratadas así por una dirección, ni son tampoco unidades militares. A un sindicato, uno no puede decirle: „Póngase firmes, hagan formación, marchan para allá o para acá". Puede hacerse con un grupo de autodefensa de un sindicato. Pero el sindicato es el que debe de procurarse que lo compongan hasta las capas más lejanas, incluso las masas retrasadas y que todos ellos se incorporen a la huelga por aumento de salario, etc., porque ese es el medio que nosotros logramos para que avancen hacia el conocimiento de la revolución.
Y nosotros haríamos mal si quisiéramos estrechar los círculos del sindicato exclusiva­mente a los elementos más avanzados, a aquellos que pueden tirarse a hacer barricadas. Debemos lograr que, ya sea un sindicato o cualquier gremio o cualquier organización popular, profundicen hasta llegar a los escalones más retrasados de sus propios sectores.
Si queremos dirigirlos con métodos como que fueren organismos de partido, estaríamos impidiendo su desarrollo y. llevando a cabo una línea realmente sectaria y nos quedaríamos sólo el grupito de activistas y de cuadros más avanzados.
Nosotros tenemos que darle todo el desarrollo a las organizaciones de masas: su propia dinámica, su propia personalidad, su funcionamiento, su propia dirección. No podemos dirigirlos automáticamente por el partido, sino a través de otros mecanismos. ¿Cuáles son esos mecanismos? y aquí es donde vienen a ponerse de relieve otra vez el papel de eslabón clave de la célula, como uno de los mecanismos que tienen que dirigir concretamente a las masas, precisamente para no caer en las formas mecánicas de dirección o de considerar que se pueden dirigir con sólo dar una orden.

El Papel de las Células en las Masas

Por eso precisamente un Partido no tiene capacidad de dirección de masas, si no tiene células. Pueden buscar otras formas orgánicas que aparenten sustituirse a la célula, pero al final de los finales, el Partido comprobará sus retrasos, de que no puede dirigir correctamente a las masas sin las células, porque las células son las que están viviendo adentro de los trabajadores, porque la célula en último término, tiene que estar compuesto por los trabajadores más avanzados; la célula sufre la explotación, platica con los trabajadores más avanzados, más atrasados, trabaja con ellos, come con ellos, comenta con ellos, con todos los demás trabajadores, es la que está fundida tanto en fábricas, en fincas, en institutos, en escuelas, en empresas, etc. etc. con la propia masa. Y en segundo lugar, la otra vía correcta es el trabajo abnegado de los cuadros, de cada uno de los miembros del partido adentro de las masas, que se conviertan en ejemplo por su abnegación, por su espíritu de sacrificio, por la calidad de la línea, porque todos acu­dan a ellos a preguntar, porque son los que tienen la respuesta clara de los problemas, a las inquietudes, a las necesidades de esa masa.
En los sindicatos eso se ve con bastante claridad. Hay trabajadores que van comenzando a acercarse a un compañero: mira y cómo crees vos que podríamos hacer en este caso, y así el compañero se va convirtiendo prácticamente en consultor natural involuntariamente y resulta que los compañeros que tienen más claridad vienen siendo los compañeros de célula. Por eso es que la célula es precisamente el primer eslabón de la dirección del partido en la masa. Por ello, lo ideal es que la célula esté dentro de la masa.
La buena dirección puede ejercerse entre la masa por el trabajo más avanzado, por la claridad, la conciencia, el espíritu de sacrificio, los buenos métodos de trabajo, el ejemplo, la línea concreta y acertada.

Otro aspecto:

Por tanto, las FPL como organización politico-militar no puede ni debe adjudicarse la representación de organizaciones que deben tener su propia personalidad ante las masas para poder ganar a todos los sectores más explotados. Además si nosotros en estos momentos de la guerra decimos que el Bloque Popular Revolucionario es las FPL, estaríamos obligando a esa organización a que no pueda trabajar en escalones de trabajo abierto. El enemigo la trataría exclusivamente como trabajo militar dentro de las masas. Por eso, uno de los acuerdos tomados por el FMLN de que las organizaciones político-militares representen en sí a los gremios y organizaciones populares de masas, es sumamente dañino y erróneo y lo rechazamos categóricamente.



ROQUE DALTON GARCIA
ASESINATO UN ASUNTO
NO CONCLUIDO !
LAS COMPLICIDADES 
DE LOS CORRUPTOS 
DEL FMLN DERECHA 
CONLA ULTRADERECHA
DEL ERP-PRS RN-FARN
PARTIDO SOCIAL
DEMOCRATA  PSD...

PROHIBIDO OLVIDAR
ESTOS CONSPIRADORES
CRIMINALES MAFIOSOS
NO HAN ENTREGADO
EL CUERPO CADAVER 
DE ROQUE DALTON
GARCIA A SU FAMILIA
EL FUE ASESINADO
EL 10 DE MAYO 1975
POR DELINCUENTES
JOAQUIN VILLALOBOS
JORGE MELENDEZ
ALEJANDRO RIVASMIRA

PRUEBAS DE LOS FMLN
"AMPLIAS ALIANZAS"
LA ESCORIA SE JUNTA...

2 DE FEBRERO DEL 2014:
LAS ELECCIONES
EL VOTO MAS FRAUDE
FALTA DE SOLVENCIA
MORAL  Y  ETICA ...

POR ESTO A RESPONDER
REIVINDICANDO AL SER
SOCIALISTA AL POETA
ROQUE DALTON GARCIA
CONTRA LA INJUSTICIA
DE FALSOS DIRIGENTES 
"REVOLUCIONARIOS"... 




Contra La Farsa Electorera 


2 de Febrero 2014

 

En El Salvador y El Exterior :

 

“Salvadoreños, Por El Bien Del País, 



NO VOTES.”



ULTRAIZQUIERDISTAS 


DEL POEMA 


De Roque Dalton Garcia Educamos !


Como la cosa estaba agarrando color de hormiga


los ricos desempolvaron la mejor de las armas


contra el ultraizquierdismo


o sea las elecciones


las elecciones para coexistir en las urnas


donde todos los salvadoreños fueran iguales


o sea donde todos fueran igualmente engañados


con música de fondo de democracia y paz.



FMLN-ERP PRS RN-FARN
PSD PARTIDO SOCIAL
SOCIALDEMOCRATA 
CONTRARREVOLUCION!
 PRUEBAS HISTORICAS






ALIANZA ELECTORAL FMLN PSD



ALIANZA ELECTORAL FMLN PSD
ALIANZA ELECTORAL FMLN PSD Salvador Sánchez Cerén, candidato presidencial del FLMN, firma la carta de alianza política con el Partido Social Demócrata (PSD), para las elecciones del 2014. Observan, Jorge Meléndez, Secretario General del PSD; Oscar Ortiz, candidato a la vicepresidencia por FMLN, y Medardo González, Secretario General del FLMN.
Foto Diario Co Latino/Rosa Campos
Lunes, 25 de Noviembre de 2013 / 10:34 h

“No es una alianza de prebendas, es para construir el país que queremos”, Salvador Sánchez Cerén


Jorge Meléndez, Secretario General PSD, y Medardo González, Secretario General del FLMN, comparten el documento que contempla los puntos de alianza de los partidos. Observan, Salvador Sánchez Cerén, candidato presidencial por el FMLN; Oscar Ortiz, candidato a la vicepresidencia.


Oscar López
Redacción Diario Co Latino

El Partido Social Demócrata (PSD) oficializó su apoyo a la fórmula presidencial del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), por lo que suscribieron una alianza política.
Al respecto, el firmante de la Paz, Salvador Sánchez Cerén, candidato a la presidencia por el FMLN, enfatizó que con el pacto suscrito entre ambos institutos políticos “no es una alianza de prebendas, es para construir el país que queremos”.
Para el candidato del principal partido de izquierda la alianza política suscrita entre ambos partidos políticos es signo de que se está trabajando por construir una fuerza política que les permita ganar las elecciones presidenciales de 2014 en primera vuelta.
Además, Sánchez Cerén expresó que el gobierno que surja de esta alianza será uno que convierta los retos en oportunidades. “Vamos a dar al país una mayor productividad para resolver el problema del desempleo, vamos a dar una educación de calidad, vamos a dar más oportunidades”, aseguró el candidato de izquierda.
Jorge Meléndez, secretario general del PSD, afirmó que los social demócratas tienen una fuerte convicción de ejercer democracia con justicia social, por lo cual decidieron apoyar al FMLN.
“Sabiamente, el FMLN inició un proceso de construir alianza, ahora estamos creando un agrupamiento más allá del FMLN, es un grupo de fuerzas democráticas, progresistas y sociales”, indicó Meléndez.
Líderes de ambos partidos políticos coincidieron en que  se debe trabajar en conjunto desde el Gobierno Central para posibilitar la continuidad  y profundización de los cambios democráticos en el país.
Entre los acuerdos suscritos entre los partido destaca la creación de una alianza en igualdad política, la que permita planificar las principales estrategias electorales, además del gabinete y la participación en el próximo gobierno.
Además, acordaron su independencia y características propias, por lo que se respetarán mutuamente dichos aspectos sin  interferencias de ningún tipo en las actividades internas de cada partido político.

Mitin en el Puerto de La Libertad
En una actividad proselitista desarrollada en el municipio de La
Libertad, el candidato presidencial aseguró estar confiado de ganar las elecciones en primera vuelta, esto debido al apoyo mostrado por la ciudadanía de los diferentes lugares que visita.
“No vamos a ser un gobierno de grupos privilegiados, eso lo derrotamos en 2009, fue por voluntad de ustedes que el FMLN llegó a la presidencia y sacamos del gobierno a ARENA, ahora les decimos, no volverán”, enfatizó Sánchez Cerén.
En La Libertad, el presidenciable se comprometió a ejercer un gobierno transparente: “Un gobierno que no va a permitir ningún corrupto, los corruptos no tienen cabida en nuestro gobierno”, dijo Sánchez Cerén.
El profesor Sánchez Cerén expresó que la fórmula presidencial del FMLN cuenta con el apoyo de diferentes sectores sociales debido al buen trabajo ejercido por la actual administración del Presidente Mauricio Funes, el cual implantó un modelo de gobierno social, es decir, basado en las necesidades de la población.
“El modelo social es el que invierte en la salud de las personas, es el que aumentó la cantidad de medicamentos en los hospitales. Eso es lo que aprecia la gente, por eso más del 70% de los salvadoreños quieren que continúen los cambios”, aseguró el candidato de izquierda.
De igual forma, el candidato instó a la militancia del FMLN a trabajar para garantizar el triunfo en las elecciones de 2014.

Vicepresidente participa en “Festival de Salud”
Residentes de la colonia Las Brisas, y otras comunidades cercanas se beneficiaron con una «Jornada de Salud y Convivencia Familiar», implementada por la Vicepresidencia de la República, con el apoyo de médicos voluntarios.
En la actividad participaron al menos 40 médicos voluntarios, los que brindaron atención en diferentes especialidades, entre ellas, pediatría, ginecología, oftalmología, medicina general, entre otras.
La vicepresidencia estimó que en el festival de salud se atendieron a al menos un mil personas residentes de la colonia Las Brisas y comunidades cercanas a la misma.
Al respecto, Salvador Sánchez Cerén, Vicepresidente de la República y candidato presidencial del FMLN, explicó que el objetivo de estos festivales es acercar los servicios de salud a la población, además de fomentar la sana convivencia entre los habitantes de comunidades cercanas.
Víctor Miranda, director del centro escolar Las Brisas, agradeció la visita del vicepresidente,  aseguró que la comunidad cercana al centro educativo «necesita mucha ayuda».
Sánchez Cerén aclaró a los asistentes al festival que la vicepresidencia es la promotora de estas actividades; además, explicó que estos fueron creados por su esposa Margarita de Sánchez. «Ella conoce la problemática de las familias», aseguró el candidato a la presidencia.
De igual forma, el candidato explicó que este programa inició en 2009 en comunidades remotas de los departamentos más alejados.
Simultáneamente en esas comunidades se implementaron programas para fomentar la sostenibilidad de las familias, entre ellos los huertos caseros y la crianza y comercialización de tilapia.
El presidenciable aseguró que los medicamentos entregados en los
festivales son donados por algunos laboratorios del país, por lo cual estos se entregan a los pacientes sin ningún costo.
Este tipo de  iniciativa se desarrolla desde el 2009 a través del programa de la Comisión de Acción Social de la Vicepresidencia de la República, el cual se extendió a comunidades del área urbana.
El vicemandatario destacó la importancia de que estas iniciativas se desarrollen, sobre todo, porque se juntan las voluntades de los médicos y las directivas comunales, siendo la vicepresidencia el enlace principal, en beneficio la población con más necesidades.
Para el vicepresidente, estos festivales son muestra de la solidaridad y voluntad de los médicos ya que estos brindan su servicio ad-honorem, por lo mismo considera que los galenos dan un ejemplo de pensar en los demás.