Bloque Popular Revolucionario BPR 30 de Julio 1975 Beligerantes

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miércoles, 26 de enero de 2011

CON NUESTRA IDEA DEL SOCIALISMO "NUESTRA MONTANA SON LAS MASAS" 1 DE ABRIL 1970-2011

CON NUESTRA IDEA DEL SOCIALISMO
"NUESTRA MONTANAS SON LAS MASAS"
1 DE ABRIL DE 1970-2011
NUESTRA MONTAÑAS SON LAS MASAS

Salvador Cayetano Carpio “Comandante Marcial”

Introducción
Negociaciones sin revolución
de Dino Albani

La trayectoria dramática del Comandante Salvador Cayetano Carpio (Marcial),
legendario fundador y primer dirigente político-militar de las Fuerzas Populares
de Liberación (FPL) cuenta la historia de la guerra civil en El Salvador, del
proceso revolucionario más avanzado en la tormenta de la movilización
antiimperialista en América Latina en los años 80. El suicidio de Marcial el 12 de
Abril 1983 anuncia el destino trágico de la revolución misma.

Después de la caída del régimen de Somoza en Nicaragua y la consiguiente
victoria fulminante del Frente Sandinista (Julio 1979), El Salvador vive un
ascenso impresionante de las luchas obreras y campesinas, una radicalización de
la confrontación social que lleva en octubre de 1980 a la constitución del Frente
Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) - el comando unificado que
agrupa las cinco organizaciones guerrilleras principales del país de las cuales las
FPL de Marcial es la expresión más ilustre. Al otro lado el régimen salvadoreño
agudiza la represión, se vincula a la derecha semifascista de D'Aubuissón y toma
un camino de la defensa incondicional de la oligarquía capitalista autóctona
apoyada por la nueva administración republicana de la Casa Blanca (el 28 de
noviembre de 1980 Ronald Reagan salió como ganador de las elecciones
presidenciales de los EE. UU. y desencadenaba aquella contraofensiva en todos
los campos que finalmente, después del 1989, EE. UU. logran vencer). En el
contexto de esa contraofensiva global de los EE.UU. El Salvador constituye sólo
una figura de ajedrez, pero al mismo tiempo es campo de batalla decisivo: o se
llega a frenar y aplastar la arremetida revolucionaria desencadenada desde
Nicaragua o se arriesga su extensión tempestuosa a toda América Latina.

El escenario internacional en los comienzos de los años 80 se caracteriza otra
vez por una creciente tensión de la "guerra fría", del paso a las armas y de la
confrontación abierta entre EE.UU. y la URSS que se manifiesta
paradigmáticamente en el conflicto de Afganistán. Son los años de Solidarnoc y la
crisis polaca, de contradicciones cada vez más agudas en el sistema alrededor de
la URSS como centro geométrico. Marcial en cambio está convencido de un
contexto internacional favorable a la revolución salvadoreña y que el tiempo del
ajuste final se está aproximando. En la primavera de 1982 escribe: "En esta época
en que el mundo globalmente marcha en el período de transición del Capitalismo
al Socialismo [...] el problema de la liberación está unido indisolublemente al
problema de la liberación de las clases explotadas y fundamentalmente del
proletariado y el campesinado." (Cuaderno N'1, p. 77) Lo que falta según Marcial
es sobre todo una dirección estratégica consecuente, un "verdadero partido
marxista leninista, que represente de verdad, en concreto y en la práctica, los
intereses de la clase obrera y de sus aliados más fieles." (Cuaderno No I, p. 77).

Desgraciadamente no era solamente el Partido que hizo falta. Como ya
dijimos, cuando El Salvador vive una avanzada en la guerra civil, el imperialismo
desencadena aquella contraofensiva mundial que llevará al "Nuevo Orden

Mundial" con su actual supremacía indiscutible del imperialismo. La revolución
mundial contrariamente a las expectativas de Marcial, se está acercando a su
punto más bajo en una curva descendente. El Salvador ya no es la norma, sino la
excepción. Lo que hoy nos parece tan evidente, en los inicios de los años 80
aparece por lo menos en América Central en una luz muy diferente.
El comienzo de la guerra civil, el paso a la guerra de guerrillas de
prácticamente todas las organizaciones de izquierda y la fundación de un
Comando Unificado parece a Marcial un éxito indiscutible que confirma la
estrategia que ha elegido con tanto coraje a partir de Abril de 1970 cuando
después de su ruptura con el Partido Comunista cuyo secretario general era, dio
vida junto a un puñado de camaradas, a las FPL.
Su estrategia se puede resumir en unos pocos puntos fundamentales: 1. El país
está dominado por una burguesía criolla totalmente dependiente del imperialismo
e incapaz de jugar cualquier papel progresivo; 2. la revolución salvadoreña será
anti-oligárquica y antiimperialista en su primera etapa; 3. esa será llevada a cabo
por una alianza de los obreros y campesinos que formarán un gobierno popular
revolucionario que procede a la destrucción del estado burgués y a la constitución
de órganos de poder popular para la construcción del socialismo: 4.- la alianza
obrero-campesina necesita una vanguardia revolucionaria consecuente o sea
marxista-leninista; 5. la victoria no será ni rápida ni fácil como piensan las
tendencias foquistas e insurreccionales, sino sólo posibles sobre la base de la
estrategia de guerra popular prolongada. (Vea The long war, de J. Dunkerley,
Junetion Books, 1982, página 91-92).
A pesar de la avanzada de las fuerzas guerrilleras la situación queda
terriblemente compleja. El régimen oligárquico protegido por los EE.UU. sigue
controlando posiciones fundamentales y está en grado de llevar a cabo
contraofensivas terribles, la Nicaragua Sandinista está en graves dificultades (no
sólo por la contraofensiva de los contras, sino también por sus propias
inconsecuencias), la URSS y Cuba, aunque por mediación europea y mexicana,
optan por una solución negociada del conflicto en El Salvador y América Central
y no parecen dispuestos a ofrecer un apoyo apasionado a la revolución. Todo
esto se refleja en el FMLN y las FPL. Dentro de las FPL estalla un conflicto
interno virulento sobre el problema unas posibles "negociaciones de paz con el
régimen en vista de un eventual acuerdo de paz" al mismo tiempo que Marcial
intensifica sus esfuerzos para recuperar el terreno perdido en la cuestión de la
construcción de un Partido Marxista Leninista.
Se trata de una lucha intensa y dramática que culmina, durante una reunión de
la dirección de las FPL en Nicaragua, en el homicidio de Anaya Montes
(Comandante Ana María). Marcial viene acusado de la autoría intelectual de aquel
asesinato sin ninguna prueba y está recluido en su domicilio en Managua por las
autoridades sandinistas. Poco después, el 12 de Abril 1983, se suicida.
¿Negociación o revolución? ¿Acuerdos de paz o lucha armada hasta la victoria?
Marcial consideraba que se trata de un dilema falso (sostiene que las
negociaciones son un aspecto político-diplomático de la revolución armada que
debe avanzar) y pone de relieve la tendencia implícita a buscar un compromiso
con la oligarquía salvadoreña que perjudicaría para siempre el objetivo supremo
de la revolución social.
Los hechos van a confirmar sus sospechas. El 16 de enero 1992 después de
12 años de guerra se firman los acuerdos de Chapultepec en Ciudad de México
bajo los auspicios del gobierno mexicano con los cuales el FMLN abandona la
lucha armada y entra en la vida civil como fuerza legal. Mientras tanto en el
mundo muchas cosas han cambiado. La URSS y sus satélites han desaparecido, el
Frente Sandinista en Nicaragua ha perdido el poder, los EE.UU. invadieron
Grenada y Panamá, declararon y ganaron la guerra contra el Irak. ¿Qué es la
situación actual en El Salvador? El poder sigue siendo en manos de la oligarquía,
los principales responsables de las masacres cometidas por ARENA y los
escuadrones de la muerte quedan impunes, ningún punto de los acuerdos sobre
cuestiones sociales, sobre todo la reforma agraria, no han sido llevados a la
práctica. Explicando la derrota electoral del FMLN en mayo 1994 un
comentarista muy vecino al FMLN afirmó: "El campesino salvadoreño se fue a la
guerra, dio su apoyo logístico, soportó la represión del ejercito y ahora se
encuentra otra vez como en los primeros días, sin un pedazo de tierra y sin
posibilidades económicas para trabajarlo. (Le FMLN á la croisée de chemins, de
Sergio Rodríguez Lascano, en Imprecor n. 382, París, Julio 1994). Aún más.
Como en el resto del mundo la ofensiva capitalista bajo la máscara del
neoliberalismo está lentamente destruyendo las últimas conquistas de los obreros
y campesinos produciendo una pauperización general. El Salvador no es ninguna
excepción en este cuadro. Esto lo comprueban las manifestaciones del último
primero de mayo en la ciudad capital donde miles de trabajadores se manifestaron
contra la política económica de ARENA (partido de derecha en el poder), contra
las privatizaciones, la flexibilidad, el desmontaje del "estado social", las
legislaciones anti-obreras y la miseria creciente.
La idea de la "revolución negociada" perseguida después de vencer los
obstáculos internos por los grupos dirigentes del FMLN, ha terminado en un
fracaso sustancial. Marcial tenía razón también en este aspecto. Su desconfianza
radical en la posibilidad de emancipar a los obreros y campesinos a través de
acuerdos con la burguesía y el imperialismo (en los 60 se hubiera dicho de una vía
pacifica al socialismo) la confirman también tantos otros casos latinoamericanos,
de Brasil a Guatemala, de Nicaragua a Chile, donde el camino de la negociación
de la revolución llevaba a derrotas sangrientas y más o menos vergonzosas. Sólo
en Colombia, gracias a la tenaz resistencia armada de organizaciones como las
FARC-EP o el ELN, la situación está abierta para tomar otro rumbo - y en esto
otra vez se confirma posición defendida por Marcial. Pero también en Colombia,
como antes en El Salvador, lo que parece lo más difícil es justamente el paso del
equilibrio estratégico a la ofensiva final.
Y esto demuestra de la estrategia revolucionaria de nuestros tiempos está
sumamente abierta. La publicación de los escritos político-militares de Salvador
Cayetano Carpio entonces no solamente quiere rendir un homenaje a este
valiente luchador sino también estimular la busca del camino justo para esa
victoria final sobre el capitalismo y el imperialismo para que tantos
revolucionarios y humildes proletarios han caído. Estamos convencidos que así
no sólo podemos servir a la revolución mundial sino también a la memoria de
Salvador Cayetano Carpio.
¡Hasta la victoria siempre Comandante Marcial!
Corriente Leninista Internacional
Roma, Julio 1999

Introducción
Alberto Hyar
Los textos aquí publicados originalmente estuvieron destinados a los
candidatos a formar el Partido Comunista a partir de las Fuerzas Populares de
Liberación y de las Fuerzas Armadas Populares de Liberación de El Salvador.
Tuvieron en 1982 el carácter de documentos confidenciales ante la posibilidad de
que cayeran en poder de las otras organizaciones del Frente Farabundo Martí
para la Liberación Nacional y sobre todo del estado salvadoreño.
Nadie imaginaba entonces el desenlace trágico que costó la vida de Salvador
Cayetano Carpio y mucho menos se suponía la negociación revolucionaria
característica de los años siguientes cuando cayó el sandinismo, el proyecto de
Gobierno Democrático Revolucionario en El Salvador fue sustituido por la firma
de Acuerdos de Paz en México y todo quedó en Gobierno de Amplia
Participación hasta perderse todo. Por lo contrario, Marcial habla del equilibrio
internacional de fuerzas con la presencia de la URSS, el ascenso de la guerra
popular en Centroamérica donde gobernaba el sandinismo en Nicaragua y con la
presencia del socialismo cubano a 90 millas del imperialismo.
La previsión de consolidar el Partido Comunista liberado de los vicios del
pasado, sin duda destaca un punto estratégico para todo proceso revolucionario,
Esto es así porque de otro modo, todo proceso de unificación resulta dominado
por las limitaciones electorales de la democracia burguesa y su consiguiente
propósito de preservación del capitalismo. Por lo contrario, con un Partido
Comunista, la unificación de fuerzas antidictatoriales y tendencialmente
antiimperialistas, seguiría un desarrollo marcado por la alianza obrero-campesina-
popular.
No basta con proclamar ese principio organizativo. Marcial deja en claro la
necesidad de construir un estilo de trabajo y métodos de articulación entre las
diversas instancias partidarias, donde se imponga la disciplina obrero-campesina,
donde no quepan las indisciplinas, las impuntualidades, los relajamientos morales
sino el rigor y la constancia extraviados entre negociaciones con los poderes
burgueses que acabaron por imponerse en partidos comunistas sólo de nombre.
De aquí que Marcial insista en la importancia de las FPL nacidas y crecidas luego
de la renuncia al Partido Comunista Salvadoreño para discretamente construir su
alternativa histórica a partir de siete camaradas encabezados por Salvador
Cayetano Carpio quien fuera secretario general del PCS y luego primer
comandante de las FPL. Marcial insiste en el abismo entre teoría y práctica
característico de los partidos autoproclamados marxistas-leninistas como si esta
línea fuera una entre otras de las que van a dar a las aulas universitarias y a las
tertulias intelectuales sin ir más allá de las palabras.
De aquí la discreción y la ausencia de protagonismo de las dirigencias de un
partido de nuevo tipo, tal como ocurrió con las FPL que no proclamaron nada
hasta que no se dieron a conocer como organización político-militar. Las
reprobaciones burguesas atosigaron desde entonces a las FPL hasta que al fin su
accionar teórico-práctico abrió un camino revolucionario necesario y urgente en
El Salvador, ese pequeño país donde decían los expertos de gabinete que era
imposible la guerra popular ante lo apretado de su territorio. Célebre se hizo la
respuesta de Marcial: nuestras montañas son las masas.
El partido de nuevo tipo, como gustaba llamarlo, sería el conductor histórico
de la transición al socialismo, la garantía de negociaciones favorables al pueblo, la
certeza de la unidad de todas las fuerzas revolucionarias a partir del pueblo y con
el pueblo. La articulación y vinculación de las diferentes instancias de poder
popular que así se construyera, exigiría el centralismo democrático y la dirección
única.
Nada de esto podría negociarse para simular un partido revolucionario a partir
de la repartición del poder entre organizaciones asociadas por más que estuvieran
en la lucha armada. Marcial cuida mucho el tono para no despreciar a las otras
organizaciones del FMLN pero es claro cuando de caracterizar a cada una se
trata. Ninguna de ellas tiene disciplina partidaria porque carecen de práctica
marxista-leninista a cambio de una vaga ideología insurreccional, golpista popular
o marxista escolar según se tratara del PCS o del ERP, la Resistencia Nacional
escindida del Ejército Revolucionario Popular o el Partido Revolucionario de los
Trabajadores de Centroamérica. Asumir a las FPL como el embrión del Partido
Comunista resultaba así la marca de una etapa revolucionaria nueva. Todo esto
ocurría cuando la gran ofensiva de 1981 había probado la posibilidad de tomar el
poder a la manera clásica: por la vía armada. Pero el repliegue de las
organizaciones ante la perspectiva que abría el triunfo posible, significó
reordenamientos con consecuencias funestas para las organizaciones de masas y
para el reposicionamiento de las fuerzas militares.
Todo parecía definitivo y al mismo tiempo dudoso, peligroso, arriesgado.
Marcial usó la dialéctica marxista-leninista y lejos de extraviar su responsabilidad
de coordinador en jefe del FMLN y de comandante en jefe de las FPL en los
avatares de la complejidad extrema, abrió un dominio necesario para avanzar en
la construcción del partido comunista. La etapa del repliegue y las perspectivas
del diálogo y negociación presionadas por las tendencias reformistas y
liquidadoras, fue planteada como etapa de la definición revolucionaria no sólo al
interior de las FPL sino con la perspectiva de formular un Gobierno
Democrático Popular. La etapa adquiría así un sentido revolucionario pleno.
La dialéctica marcialista no es la de las aulas y los coloquios de profesores, sino
la revolucionaria, la asumida luego de ser panadero para distinguirse como
activista y dirigente sindical ser militante comunista, llegar hasta la dirección del
Partido, romper con él cuando no se podía más con el discreto encanto de las
negociaciones oportunistas, fundar con otros seis decididos las FPL y crecer con
ellas. Crecer dialécticamente quiere decir producir una etapa revolucionaria nueva,
no suponer que la historia es un transcurrir de etapas progresivas según el manual
que repite la negación de la negación. La práctica Revolucionaria, enseña otra
cosa que bien puede condensarse en la complejidad, la simultaneidad, el
desarrollo desigual y combinado, la práctica como transformación constante de lo
viejo en lo nuevo. Ir de lo simple a lo complejo adquiere sobre esta base una
dimensión irreductible al puro deseo de sentirse en ascenso a pesar de la terca
realidad siempre empeñada en advertir los atrasos, los retrasos, los obstáculos
insuperables en apariencia.
De lo simple a lo complejo, insistía Marcial para evitar los maximalismos
cuando debían resolverse primero los problemas de la militancia, de la relación
con las masas, de la articulación entre estructuras, mandos y direcciones. De aquí
el Partido. De haber sabido alemán, Marcial hubiera encontrado en el verbo
aufheben la necesidad de incluir en un ser nuevo, en un sujeto histórico y social
definitivo, todo lo anterior, a fin de reconocer errores y limitaciones, de evitar
todo borrón y cuenta nueva, y de confiar en cambio en un ilusorio desarrollo
lineal y progresivo de la historia. De lo simple a lo complejo es a la par que un llamado
a poner los pies en la tierra de las graves contradicciones en el seno del pueblo,
una línea de acción teórico-práctica para no correr antes de limpiar el camino y de
tener claridad frente a los obstáculos previsibles.
De aquí la toma de posición relativa frente a las otras organizaciones
tendencial pero insuficientemente revolucionarias. La dialéctica descubre
dominios, determinaciones que son limitaciones organizativas para la plenitud
revolucionaria. Prescinde Marcial de la caracterización del estado hecha en otra
parte, para en cambio centrar la atención en el desarrollo desigual y combinado
del FMLN y de como los procesos de unificación, de gobierno popular y
democrático, de transición al socialismo, tienen que pasar por un examen a fondo
de la historia concretada y condensada de cada organización para no dejar a la
voluntad y al deseo la seguridad de que todo saldrá bien. Un revolucionario tiene
que prever y hacer de la dialéctica ese gran recurso para descubrir entre la maraña
de determinaciones, los dominios por incluir y superar. Esto es lo que intenta
Marcial con la discreción y seguridad formativa que no tenía que proclamarse
para todo el mundo, así fueran los militantes del FMLN.
El proceder revolucionario de Marcial es cauto. Recuerda cómo las FPL no
surgieron con una proclama al mundo ni con declaraciones altisonantes, sino
prefirieron probarse primero, actuar después y una vez comprobado el alcance de
la nueva práctica propuesta, entonces sí se dieron a conocer para años más tarde
descubrir a sus dirigentes principales cuando era ya imposible ocultar su
identidad. Esta práctica corresponde a una organización revolucionaria consiente
y productora de la conciencia de la guerra popular prolongada a la que estorban
los triunfalismos y los pronunciamientos luego corregidos.
De lo simple a lo complejo hubo que proceder con la salvedad de prescindir
de la noción de progreso implícito y natural ante las evidencias de desarrollos
desiguales y su combinación político-militar. Marcial fue, sobre estas bases, una
figura reconocida internacionalmente por los estados socialistas por su capacidad
para hacer ver la necesidad de construir saltos cualitativos más allá de la
autocomplacencia política de lo proclamado. Frente al PCS, del cual saliera para
fundar las FPL, tuvo siempre una actitud respetuosa, lo cual no le impidió
descubrir sus limitaciones. Igual ocurrió con el ERP, la RN y el PRTC, con el
proyecto de partido centroamericano reducido a la visión intelectual de
universitarios de avanzada teórica. Marcial fue a su vez, respetado por sus
adversarios políticos si bien siempre sufrió esa especie de envidia y resentimiento
frente al ser superior que con su sola presencia intimida.
De aquí las burlas sordas, los chistes mal intencionados, su tratamiento como
santón que haría decir a Fermán Cienfuegos, años después de su muerte que lo
trataban como a un viejo más bien necio (Veredas de la audacia, historia del FMLN,
ediciones Roque Dalton, Managua, 1989) lo cual resulta inexplicable cuando se
sabe de la importancia de los viajes de Marcial y de su trato como jefe de estado
en Vietnam, en Libia, en la URSS y en Cuba.
Este tipo de diatribas a posteriori afanadas en desprestigiar la memoria de un
camarada ejemplar, destacan por la reducción de la historia a anecdotario
personal y a situaciones incidentales, a fin de extraviar las cuestiones de fondo, las
réplicas culturales populares y nacionales, las repercusiones internacionales con lo
cual se consigue legitimar la irresponsabilidad revolucionaria como línea
negociadora y de acceso a lo que Marcial llamaba "oler el poder", como perro
ante el hueso que recuerda la carne ausente.
La autoridad de Marcial fue construida en su salida del PCS y la fundación de
las FPL sin desgastarse en aclarar las diatribas y las burlas de quienes lo sabían
fuera del PCS. La autoridad revolucionaria fue ganada en la consolidación
organizativa que evitó la relación fuera de El Salvador hasta no probar las
perspectivas de poder popular revolucionario, tanto en sentido militar, como
político y de masas.- De aquí la presencia fuerte y ciertamente molesta de Marcial
en los procesos de unificación. Se sentía en las reuniones el peso de un dirigente
que hablaba con el soporte de una práctica decisiva para la revolución no sólo en
El Salvador, hasta el punto de ser quien definió no sólo la posibilidad de la lucha
armada sino la estrategia de guerra popular prolongada para su país, para la región
y para el mundo. Esto resultó siempre intolerable para los oportunistas y los
sensatos capaces de atenuar siempre el paso siguiente y sus consecuencias.
El miedo a la revolución se hizo presente por Marcial. En todo proceso
revolucionario luego de la Comuna de París en 1871, hay siempre una tendencia a
atender sólo el plan del día y cuando mucho del año. Hay tantas cosas que hacer,
que mejor posponemos la discusión de para qué, con quién y cuándo. El miedo a
la revolución crece entonces como acuerdo de dirigencias y como estilo de
trabajo de bases enviciadas en esperar que baje la línea, como solían decir los
sandinistas, sin que nadie tenga claridad del mañana. De aquí la urgencia del
partido y con él, de un estilo de trabajo reproductor y organizador de la
conciencia revolucionaria.
El partido de nuevo tipo, Como lo calificaba Marcial, no podía ni pudo
resultar de una política de frente amplio para dar lugar a la repartición de cargos
por organización. Marcial previó cómo esta salida organizativa oculta las
perspectivas de poder democrático y popular a cambio de reducirlo todo a
repartición de cuotas del olor a poder, ni siquiera del poder real, económico al fin
de cuentas, sino sólo del empeñado en la negociación política donde el sentido
principal es la repartición entre dirigentes lo cual conduce a la formación de una
oligarquía burocrática privilegiada y tendencialmente corrupta. Lo ocurrido con el
sandinisrno en Nicaragua y con los Acuerdos de Paz en El Salvador han probado
lo cierta de esta afirmación.
El miedo a la revolución es miedo al poder. Se pueden desarrollar mil
reuniones, tertulias, discusiones variadas, pero cuando aparece la necesidad de
construir el poder, es cuando no se sabe qué hacer ni a quién recurrir. Es esta una
manera de eludir la propia responsabilidad, de esperar que llegue la orientación
desde arriba. Marcial no eludió jamás responsabilidades lo cual explica por qué
pasó de humilde panadero a militante comunista, a secretario general del partido,
a disidente de él y luego a primer responsable del Comando Central de las FPL
Farabundo Martí para de ahí pasar a ser Comandante en Jefe de las Fuerzas
Armadas Populares de Liberación y miembro de la Comandancia General del
Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.
Una trayectoria así gana resentimientos, envidias y también aprecio y respeto.
Pero el problema principal es que la responsabilidad revolucionaria tiene que
concretarse organizativamente a fin de impedir el culto a la personalidad, el
burocratismo y el relajamiento disciplinario. De aquí la exigencia de Marcial de
construir un estilo de trabajo capaz de vencer las dificultades de los cruces de
mandos políticos y militares, tan desesperantes en ocasiones cruciales o cuando,
algún dirigente se corrompe o se equivoca. Por esto es que no puede permitirse el
menor relajamiento en la disciplina ni en los usos v costumbres. Fue proverbial
en los años de la guerra intensa de El Salvador, la resistencia hasta el desprecio de
los militantes de las FPL en los cursos y las reuniones fuera de su país, para
entregarse a las rutinas burguesas de fin de semana para excederse en la bebida,
en la comida y en las relaciones sexuales. A veces frente a la burla de los otros, los
anfitriones y los de otras organizaciones, hubo que explicar la imposibilidad de
distinguir entre vida privada relajada y corrupta y militancia alerta.
El respeto a la organización revolucionaria, la solidaridad revolucionaria con
ella, no puede construirse sin el respeto a sus militantes. Por esto, Marcial insiste
en el partido de nuevo tipo y no el de viejo tipo donde se prioriza la necesidad de
llevarse bien con la burguesía para acordar todo lo adecuado a la democratización
como reparto de poder entre grupos oligárquicos y antipopulares. Por esto, el
partido nuevo tenía que nacer y crecer de otra manera para así garantizar un
proceso de trabajo incorruptible como garantía de unidad revolucionaria y por
tanto de negociación favorable a estos intereses. La fase histórica es definida
sobre estas bases como revolucionaria. Asumir esta responsabilidad es grave
porque enfrenta todos los miedos y las observaciones disfrazadas de sensatez de
quienes no quienes no quieren la revolución. Para Marcial y las FPL fue claro el
proceso desarrollado sobre todo a raíz de la gran ofensiva de 1981. Era posible
tomar el poder y había que construir lo necesario. Pero la sensatez opuesta a esta
necesidad no sólo estuvo representada en los grupos empeñados en el diálogo y la
negociación a toda costa, como si lo importante fuera salvar a la burguesía y no
ascender al pueblo en lucha. El problema principal vino de fuera, de "los
hermanos mayores" como diría Marcial en su carta postrera. Una tendencia
negociadora creció entre los sandinistas y la dirigencia cubana con el argumento
de impedir la derrota total, el maximalismo, el todo o nada.
Esto tiene que ver con la preservación de la Revolución Cubana siempre
amenazada y bloqueada a la que una derrota político-militar podría afectar sin que
contara la posibilidad de su opuesto: la victoria popular. Acosada por el
imperialismo, también la Revolución Popular Sandinista procuraba ofrecer al
mundo un rostro amable para los gobiernos socialdemócratas y para nada
convenía exponer esta imagen con el apoyo a proyectos radicales.
La estrategia de guerra popular prolongada alentada por las FPL significaba
una amenaza a estos procesos de conciliación con los estados burgueses no sólo
por su significado para El Salvador, sino por su extensión para Centroamérica y
por su ejemplo para América y para el mundo. Nada de esto pareció conveniente
a las dirigencias en el poder y a las de las organizaciones en lucha. La fase
histórica estaba en disputa.
Para la conveniencia de los estados populares y de las dirigencias en lucha
aterradas por la posibilidad cierta del triunfo, había llegado el momento de
negociar y de obtener ventajas con la fuerza probada del pueblo en lucha y frente
a lo que se llamó el empate histórico: no había ya posibilidades de triunfo total de
un lado o del otro y por tanto, había llegado el momento de negociar. La línea de
Marcial era contraria a esto por lo que tenía de traición a la sangre derramada y
sobre todo al proyecto de Gobierno Popular Revolucionario. Mientras Marcial
defendía esta posición y se volvía incómodo para las dirigencias adversas a este
proyecto, los servicios de inteligencia de "los hermanos mayores" trabajaban en
las bases de apoyo a la revolución salvadoreña en Centroamérica y en Cuba para
alentar la línea negociadora que encontró como dirigente a un cuadro histórico de
las FPL, especialmente distinguida por su impulso a la línea de masas: Mélida
Anaya Montes, la profesora que había adoptado el nombre de guerra de Ana
María. Frente a esta lucha de tendencias, Marcial se propuso participar en el VII
Congreso de las FPL y en su Consejo para defender la línea radical. De Libia
regresaría a Managua y de ahí al ingreso a El Salvador para ya no salir más hasta el
triunfo total. Todo esto fue interrumpido brutalmente por el asesinato de Ana
María en Managua el 6 de abril de 1983.
La brutalidad del asesinato con golpes de picahielo para evitar el sangrado, con
la rotura de un brazo de la víctima al resistirse, con la traición de la escolta
personal, el encubrimiento del crimen como si fuera producto de un conflicto
amoroso, no consiguieron evitar la intuición generalizada entre las bases y la
dirigencia del FMLN y de las FPL de que detrás de todo había un problema
político-militar. El escándalo creció con la aprehensión de Rogelio Bazzaglia,
Marcelo, el hombre de confianza de Marcial, responsable de la seguridad de la
organización y por tanto, libre de accionar según su criterio sin esperar
orientaciones del Consejo o del Comando Central. Con él cayeron los miembros
de la escolta de Ana María y el escándalo adquirió una dimensión policiaca que
ocultó desde entonces y hasta ahora el sentido profundo de los hechos. El 12 de
abril a las 21:30 horas, Marcial se pegó un tiro en el corazón con una pequeña
pistola checa que logró ocultar luego que fue despojado de su escolta personal y
quedó recluido en una casa de Managua de donde sería enviado a Cuba. La
decisión de Marcial fue entonces manejada por las FPL y por el FMLN, apoyados
por la dirigencia sandinista, como prueba de la autoría intelectual del crimen. Las
fotos del cadáver de Ana María fueron circuladas en manos de los cuadros de las
FPL para que las bases supieran el resultado de la terquedad de Marcial, cuyos
restos fueron enterrados en acto cerrado y en terrenos militares sandinistas,
mientras los de Ana María fueron depositados en una ceremonia pública en una
plaza en el mercado Roberto Huembes y con la presencia de Marcial contrito y
sin saber la suerte que le esperaba, recién llegado de Libia y dispuesto a internarse
en los frentes de guerra de las FPL en El Salvador para darle toda la dimensión
política a la guerra popular prolongada.
El caso adquirió una dimensión policiaca evidente y política disimulada. La
reducción a asunto criminal fue acompañada de la descalificación de Marcial al
que se llenó de calificativos despectivos. Marcelo fue presionado y torturado para
obligarlo a confesar la autoría intelectual de Marcial. Todo contribuyó a oscurecer
las determinaciones políticas mientras los "hermanos mayores" adoptaban
posiciones aparentemente neutrales: jurídicas de parte de los sandinistas
asegurando un juicio limpio y sesgadas los cubanos que meses después
publicarían en la página de doctrina del Granma un reportaje sobre el suicidio de
una de las hijas de Marx, Laura y su compañero Paul Lafargue, presentados como
ejemplo para concluir que un revolucionario tiene una vida que no le pertenece.
El propio Marcial había considerado la cuestión del suicidio en su testimonio
"Secuestro y Capucha" donde narra las penurias de él, su compañera Tula
Alvarenga y sus compañeros, en la persecución contra activistas y militantes de
1952. Al considerar lastorturas, los sufrimientos, la incertidumbre, la infamia de
los represores, recuerda la posibilidad del suicidio y dice:
¿No significará eso un intento de fuga vergonzosa?, ¿hay derecho para abandonar al
pueblo, a los obreros y campesinos en un momento en que más necesitan de todos los
hombres? La vida, mi vida, ¿me pertenece exclusivamente o pertenece a mi pueblo? No, la
vida de un obrero consiente no pertenece sólo a él, sino a su pueblo, sus hermanos en el
sufrimiento y en la explotación. Un obrero consiente no tiene derecho a abandonarse a la
muerte o acelerarla para evitarse cualquier sufrimiento natural o extraordinario que se
presente. Hasta el último soplo de su vida es de los trabajadores y de su pueblo.
El organizador sindical de los panaderos de aquel entonces, superó la prueba
del secuestro, la tortura y sus secuelas hasta ser llamado Tío como Tía lo es la
compa Tula, a semejanza de cómo los vietnamitas llamaban a Ho Chi Minh. Pero
al ver su postrer intento de formación del Partido frustrado por el salvajismo
político de un hombre de sus confianzas, decidió suprimirse para apostar así la
supervivencia de sus tesis y su calidad de dirigente.
Por esto, el Frente Metropolitano de San Salvador se proclamó en rebeldía en
diciembre de 1983 y adoptó el nombre de una combatiente muerta, Clara
Elizabeth Ramírez, para continuar la lucha con los lineamientos de Marcial. En
cadena, los efectos de la confrontación de líneas dividieron a las organizaciones
centroamericanas y la solidaridad internacionalista.
Todo esto obligó a pronunciamientos precisos de las FPL y del FMLN donde
una vez más se hizo prevalecer la condena por el crimen bajo el razonamiento de
la terquedad de Marcial, obstáculo supremo para el diálogo y la negociación. La
culminación política de este punto termina con el cambio estratégico del sentido
de la lucha: la meta de un Gobierno Democrático Revolucionario fue sustituida
por un Gobierno de Amplia Participación. Marcial había advertido las
consecuencias de esta línea en su discurso del uno de abril de 1983 al celebrar la
fundación de las FPL. Dijo entonces:
Esta revolución puede terminar de dos maneras, esta guerra puede terminar con una
coalición de fuerzas de la burguesía, de la derecha incluso, un sector de la derecha y un
sector de centro, es decir una coalición suficientemente grande como para tomar las riendas
del poder lo que significaría un modelo de sociedad y de gobierno, un modelo burgués muy
conocido ya por la burguesía. La burguesía mexicana nos puede contar su historia de la
revolución del 11 al 20 en donde murió un millón de campesinos, su historia de cómo
poder domar -perdónenme la palabra tan fuerte - domar a una clase obrera tan grande y
orientar bajo su dirección, o más bien dicho para sí misma, a un gran campesinado. No
sólo la mexicana, son cientos de casos en los que no valió la sangre de los obreros y los
campesinos. Todavía no está definida la guerra, todavía no está definida la hegemonía -de
una clase y entonces que en este momento comencemos a darnos golpes de pecho, a decir
que hicimos mal, que somos sectarios porque la alianza obrera-campesina... ¿para qué si
nos aleja de otros aliados? ... pues claro, puede tal vez alejarnos durante un tiempo de
otros aliados en una actitud ya no de pretensión del poder total. Que comencemos a decir:
las alianzas de clase las planteamos mal, somos sectarios y que comencemos a plantear
precisamente la línea de la organización, querámoslo o no, en forma directa o indirecta,
que la comencemos a plantear como sectaria y que es necesario darle vuelta a las tesis
fundamentales de la organización para poder marchar dentro de las oportunidades que se
presentan en determinada guerra. La crítica y la autocrítica no significan ponerle
calificativo de sectario a lo grande que la organización tiene.
De manera puntual y como nadie más, un ex-militante de las FPL con
participación activa en la militancia que lo llevó a la cárcel temporal, a las
campañas de solidaridad internacionalista y a las discusiones posteriores a los
hechos de abril, ha hecho el análisis a partir de la necesidad de dar respuesta a la
tesis oficial en las FPL de que la línea de Marcial estaba derrotada.
Antonio Morales Carbonell abre la pregunta clave desde el título de su análisis:
El suicidio de Marcial, ¿un asunto concluido? (El Nuevo Topo). El deslinde jurídico es
planteado a partir de la exculpación de la autoría intelectual del asesinato de Ana
María por el juez del Juzgado Segundo de Distrito del Crimen de Managua que
declaró sobreseído el caso por la ausencia de pruebas el 21 de mayo de 1984.
Menciona Tono - Antonio Morales Carbonell - el comunicado del Ministerio del
Interior de Nicaragua del 20 de abril de 1983 donde considera "actitud enemiga"
el asesinato de Ana María y justifica el haber hecho público el asesinato ocho días
después de ocurrido para dar tiempo a las FPL para procesarlo, aunque la nueva
dirección con Leonel González como sucesor de Marcial "no solamente ocultó
que se trataba de un suicidio, sino que también ocultó la existencia de las cartas
que Marcial había escrito antes de quitarse la vida". Por su parte la dirección
unificada del FMLN y el comité ejecutivo del Frente Democrático
Revolucionario, hasta el 20 de abril se declararon "profundamente conmovidos" y
fue el 9 de diciembre, cuando las FPL comunica la "cobardía política" de Marcial,
su egocentrismo y autoveneración, su infamia, su veneno, su confusión, su
resentimiento, su oportunismo, su fanático culto a la personalidad, sus métodos
desviados y dañinos, sus posiciones atrasadas, sectarias, autoritarias... todo para
descalificar al recién aparecido Movimiento Obrero Revolucionario Salvador
Cayetano Carpio.
No cabe duda del cierre de fila de una tendencia unitarista a toda costa para
propiciar el diálogo y la negociación con el gobierno salvadoreño y ante esto, la
presencia del MOR y del Frente Clara Elizabeth Ramírez fue insultada de modo
de intimidar a quien quisiera seguirlas sin apoyo alguno y sí con una persecución
que se extendía fuera de El Salvador para alcanzar hasta Nicaragua y Cuba, "los
hermanos mayores". Tono precisa con citas y fechas, la falsedad de la afirmación
de Leonel González (Martha Harnecker, Con la mirada en alto. Historia de las
FPL, entrevista a dirigentes de las FPL Farabundo Martí, El Salvador, Biblioteca
Popular, 1991) de la derrota de las posiciones de Marcial de 1982 y la inculpación
de Marcial como responsable del asesinato de Ana María. Tres puntos considera
Tono como orden del discurso: a) las alianzas de clase, b) la unidad de las fuerzas
revolucionarias y el problema de la construcción de la vanguardia y c) el diálogo y
la negociación.
Desborda los límites de esta introducción la argumentación precisa de Tono,
pero es bueno advertir que desde 1981 en la reunión del Comando Central de las
FPL, Marcial insistía en la necesidad del "verdadero partido comunista".
Ciertamente, las dificultades teórico-prácticas de la construcción del Partido
acompañaron las debilidades de las organizaciones revolucionarias, el
debilitamiento del socialismo y la consiguiente corrupción de las dirigencias frente
a bases sociales engañadas y manipuladas. Martha Harnecker ha llamado trauma
Marcial a todo lo ocurrido a lo que de manera alguna puede y debe reducirse a
cuestión psicológica o a asunto policiaco. Por esto, la mejor manera de terminar
con esta introducción es con palabras del analista principal del caso.
Dice Antonio Morales Carbonell, mejor conocido como Tono entre los
revolucionarios:
Traer a la memoria el suicidio de Marcial es una oportunidad para recordar
aquellos aspectos democráticos de su pensamiento y de su práctica política
dentro de su partido: su deseo de que los sectores mayoritarios de la
población - los obreros y los campesinos - pudiesen orientar una amplia alianza
popular, sus esfuerzos para que dichos sectores estuvieran orgánicamente
representados en el Partido, sus afirmaciones sobre la necesaria autonomía de
los gremios y sindicatos, su insistencia en crear y desarrollar una amplia base
celular que diera vida a la democracia interna "de abajo hacia arriba y de
arriba hacia abajo" que obligara a los dirigentes a dar cuenta de sus actos y
que permitiera combatir los abusos de poder, la corrupción y otras
arbitrariedades que sedaban en su organización y de romper con el terror de
aquellos que tenían "la impaciencia de reaccionar mal y de rebotar la crítica y de usar
sus poderes en mala forma para el castigo a los que criticaran. Si algo caracterizó a
Marcial fue precisamente su rectitud, su firmeza y su honestidad. Prefirió morir antes que
permitirque se pusiera en duda su integridad moral. Con el fallecimiento de Marcial, la
clase obrera salvadoreña perdió, sin lugar a dudas uno de sus más genuinos dirigentes.
No sólo es trágica la pérdida para El Salvador, no sólo para ahí cuenta la
lección del Partido en embrión que no pudo construirse. A la pena por la decisión
de quien consideró que el grito de alerta revolucionaria tenía que hacerse a costa
de su propia vida, habría que replicar asumiendo la gravedad de la lección y la
práctica en consecuencia.
Tlalpan, México, enero de 1998
Posición política del Frente Metropolitano "Clara Elizabeth Ramírez"
ante la problemática interna de las F. P. L.
El jueves 29 de diciembre de 1983, siete radioemisoras de la capital salvadoreña, caen en
poder del Frente Clara Elizabeth Ramírez, en donde se transmitió el mensaje siguiente:
ATENCIÓN........ ATENCIÓN
PUEBLO SALVADOREÑO,
ESTA ES UNA TOMA DE RADIO...
En ocasión de fin de año, saludamos a nuestro heroico pueblo, a todos los
pueblos del mundo y al Campo Socialista. Ante la actual situación interna por la
que atraviesa nuestra Organización y ante manejos mal intencionados y
tergiversados que se han hecho pública y principalmente por nuestro enemigo de
clase, nos vemos en la obligación de realizar aclaraciones de los hechos del mes
de abril de 1983, con la pérdida de nuestros primeros responsables y nuestra
posición ante el Movimiento Obrero Revolucionario "Salvador Cayetano Carpio"
y el porqué de nuestra actitud de desconocer a la actual Dirección de las Fuerzas
Populares de Liberación "Farabundo Martí" FPL.
A partir del lo. de abril de 1970, nacen las Fuerzas Populares de Liberación
“Farabundo Martí" FPL., con un grupo de valientes Revolucionarios
encabezados por el compañero Salvador Cayetano Carpio (Comandante Marcial)
genuino representante del proletariado salvadoreño, deciden con los únicos
recursos de sus fuerzas y sus facultades como revolucionarios emprender la difícil
tarea de dotar al pueblo salvadoreño de una auténtica Vanguardia Marxista-
Leninista político-militar, que lo conduzca en la lucha por la destrucción del
capitalismo y la instauración del socialismo a través de una estrategia Guerra
Popular Prolongada. Posteriormente, sobre la base del desarrollo alcanzado por
nuestra organización y el concurso de las otras organizaciones hermanas avanza la
lucha en un marco de deterioro económico - político y militar de los andamiajes
del régimen capitalista dependiente del Imperialismo yanki. A pesar de este
vertiginoso desarrollo a finales de 1980 producto de la composición pequeño
burguesa de la Dirección de las FPL, se entra en un proceso de deterioro en
aspectos y principios fundamentales que fueron base determinante de los grandes
alcances. La Dirección de las FPL da pasos estratégicos sin consultar a nuestras
bases como por ejemplo:
- Sobre el Diálogo y la Negociación,
- Destrucción de las estructuras del Partido,
- y otros.
Se da un deterioro y pérdida del Centralismo Democrático, y de la Democracia
Interna, se generan Métodos Verticalistas y la situación del Comando Central y del
Consejo Revolucionario por la Comisión Política.
Esto condujo a un elevado grado de militarización adentro de las FPL, no
permitiendo la realización del Consejo Revolucionario durante tres (3) años
consecutivos. La dirección de las FPL descuida y pierde capacidad de conducción
del movimiento de masas producto de la visión corto-placista de la guerra, que
trajo graves consecuencias al heroico movimiento de masas. Los hechos
anteriores tienen como fondo político una desviación de la línea estratégica que
se aparta de los verdaderos objetivos revolucionarios de nuestro pueblo.
Esto se refleja al plantear el impulso de una línea de diálogo y negociación por
parte de la Dirección de las FPL, que en su contenido y práctica conlleva a una
descarada conciliación con la burguesía, tal como se acordó en el Séptimo Consejo
Revolucionario, pues se hace con la búsqueda fundamental de ofrecer al
imperialismo yanki una salida aceptable, que le ponga fin a la guerra, sin
importarle a estas alturas a la dirección de las FPL los 50.000 muertos de nuestro
pueblo y el papel que ha jugado la burguesía con sus aparatos represivos como
los responsables directos de la explotación, de la pobreza y de las masacres de
nuestro pueblo. Sobre la base de este diálogo y negociación pretenden crear un
Gobierno de Amplia Participación compartiéndolo con la criminal burguesía
antes mencionada. Ante estos hechos, configuración de un bandazo que pone a
nuestras FPL en un camino que lo alejan cada vez más de sus verdaderos
objetivos. Fue en esos momentos que el compañero Marcial mantuvo una
constante crítica hacia estas desviaciones y debilidades de esta dirección, tal como
lo demuestran sus documentos al interior de nuestra Organización.
Toda esta situación viene a culminar con los hechos del mes de abril con la
pérdida de nuestros primeros responsables, toda la membresía de las FPL
esperamos hasta la realización del Séptimo Consejo Revolucionario (5 meses después),
un informe veraz y convincente de los acontecimientos que permitiera el
esclarecimiento de los hechos y lo que obtuvimos Y que hoy hacen público fue
un manejo de la dirección en función de sus intereses como "grupo" con el
pretenden aprovecharse de los hechos para darle un golpe definitivo a la posición
correcta, que sustenta los principios originales de nuestra organización. Razón
por la que no aceptamos tales versiones y enjuiciamientos a los implicados en los
sucesos de Abril. Por lo que consideramos que se debe hacer una investigación
profunda y honesta de lo acontecido.
Transcurrido el Consejo Revolucionario toman medidas desesperadas contra los
concejales, miembros, aspirantes a miembros, que eran afines a sus posiciones a
través de medidas anti-partidarias. Por todo lo anteriormente mencionado,
compañeros de dirección de organización de las FPL expresados en el Frente
Metropolitano "Clara Elizabeth Ramírez " y estructuras de partido, así como gran
parte del Frente Exterior de la Lucha tomamos la irrevocable determinación de honor
y de responsabilidad de desconocer categóricamente a la dirección actual de las FPL y
retomamos los verdaderos principios del proletariado por los que nacen las FPL.
Por esta razón la dirección desata un irresponsable manejo de la problemática
para no afrontar internamente su responsabilidad en ello, para evitarse dar una
explicación de la gravedad de lo interno a las bases de las FPL y al pueblo
salvadoreño, por el contrario, nos desprestigian, nos insultan demostrando un
bajo contenido moral revolucionario sin importarles el manejo que el enemigo de
clase está dando a la problemática.
Recalcamos a nuestro pueblo y a todas las bases de nuestra querida FPL, que
no somos partícipes de resolver nuestros problemas violentamente porque
nuestras armas solamente irán enfiladas hacia el corazón de los enemigos de clase
de nuestro pueblo: el imperialismo yanki, la burguesía y sus aparatos represivos.
El Frente Clara Elizabeth Ramírez, reitera a nuestro pueblo, a las bases de las
FPL y al mundo entero:
1.
Que no renunciaremos nunca a nuestras queridas Fuerzas Populares de
Liberación FPL y que siempre nos hemos firmado y nos firmaremos F. P. L.
2.
Nos comprometemos ante nuestro pueblo y bases de las FPL, retomar los
verdaderos Principios Revolucionarios por los que nacen las F. P. L.
3.
Que lucharemos por la instauración de un Gobierno Democrático
Revolucionario donde se garantice la hegemonía del proletariado junto a su
aliado principal el campesino y los demás sectores populares únicos capaces de
sentar las bases del socialismo.
4.
Es necesario fortalecer la unidad revolucionaria para llevar adelante el
proceso revolucionario hacia la toma del poder, con un constante y dinámico
desarrollo junto a las demás organizaciones hermanas del FMLN.
5.
Consideramos que el proceso de diálogo y negociación, se puede llevar
adelante, siempre y cuando esto no implique hacer concesiones de los
principios ni hacer claudicaciones de los intereses inalienables del proletariado
y de nuestro pueblo.
6.
Hemos considerado, que los niveles de guerra hasta hoy alcanzados a
través de la estrategia de Guerra Popular Prolongada y que sólo combinados
acertadamente los medios fundamentales de lucha política y militar,
lograremos el triunfo definitivo, siendo el eje fundamental de lucha armada.
7.
Reconocemos a la URSS, como la vanguardia del campo socialista y como
pueblo que está haciendo los máximos esfuerzos por salvaguardar la paz
mundial. También reconocemos a los demás pueblos del campo socialista y
nos solidarizamos por la defensa de la Revolución Cubana y la Revolución
Nicaragüense, así como la defensa de la Revolución Vietnamita. Condenamos
la invasión a Grenada y las criminales agresiones del imperialismo yanki en
complicidad con el gobierno Israelita contra los pueblos del Medio Oriente.
Por otra parte, se ha querido vincular nuestra posición de desconocimiento de
la Dirección de las FPL, con la existencia de una nueva organización llamada
"Movimiento Obrero Revolucionario" (MOR) Salvador Cayetano Carpio, tal
como lo manifiesta el último comunicado de la comisión política de las FPL y sobre
el verdadero origen de nuestra posición política basada en la retoma de los principios
revolucionarios por los que nacen las FPL
Desde ya aclaramos que no tenemos ningún vínculo con esta organización
"Movimiento Obrero Revolucionario" (MOR) Salvador Cayetano Carpio.
Hacemos un llamado a todas las Bases de las FPL a redoblar esfuerzos por
derrotar al enemigo de clase, a construir nuestro partido FPL, a desarrollar las
Fuerzas Armadas Populares de Liberación, las Milicias Populares de Liberación, y al
Movimiento de Masas.
Manteniendo una actitud crítica porque se respeten los genuinos intereses del
proletariado por los que nace nuestra Organización, no permitiendo que se sigan
desarrollando desviaciones de la Línea Estratégica en el seno de nuestra
Organización. Consideramos que tenemos el deber y la obligación de contribuir a
unificar las FPL y a someternos a una Dirección sana, honesta y fiel a los intereses
del proletariado, basado en la correcta línea estratégica por la que nacen las Fuerzas
Populares de Liberación "Farabundo Martí". Nos pronunciamos contra la farsa electoral
que pretende legalizar los proyectos imperialistas y de la burguesía, cuyo objetivo
son: la intervención yanki, la explotación, el hambre y la miseria y los criminales
bombardeos de indefensas poblaciones. Hacemos un llamado al pueblo a realizar
desde ya, un boicot activo a las elecciones con todos los medios políticos y militares.
!!!Vivan Todos los Pueblos que Luchan por su Liberación...
!!!Viva la Estrategia de Guerra Popular Prolongada...
!!!Ante la Intervención Imperialista... Nuestro Pueblo se Alista
!!!A Luchar por un Gobierno Democrático Revolucionario...
!!!Ante la Farsa Electoral... Revolución Popular...
!!!Revolución o Muerte... El Pueblo Armado Vencerá...
Dirección Política
Fte. Clara Elizabeth Ramírez
Diciembre 1983

El suicidio de Marcial
¿Un asunto concluido?
José Antonio Morales Carbonell*
Resumen
Con la perspectiva que sólo el tiempo sabe dar el autor revisa los hechos ocurridos
alrededor del suicidio de Salvador Cayetano Carpio ("Marcial"). Partiendo de que en el
juzgado no se presentaron pruebas que lo incriminaran en el asesinato de Mélida Anaya
("Ana María"), el autor analiza los argumentos esgrimidos por los dirigentes de las
FPL y del FMLN para sostener sus acusaciones contra Marcial y trata de encontrar
una explicación racional al suicidio de Marcial.
Salvador Cayetano Carpio, conocido como el "comandante Marcial", fundador
y primer responsable de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) Farabundo
Martí, y miembro de la comandancia general del Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional (FMLN), se suicidó de un disparo en el corazón a las 21:30
horas del día 12 de abril de 1983, en la ciudad de Managua, Nicaragua. Tres días
antes de su muerte, el 9 de abril, Marcial regresó a Nicaragua de un viaje a Libia,
para asistir a los funerales de Mélida Anaya Montes, conocida como la
"comandante Ana María", quien había sido salvajemente asesinada el 6 de abril,
en la ciudad de Managua.
Las primeras versiones sobre el asesinato de Ana María atribuyeron la
responsabilidad del crimen a la CIA, pero posteriormente se comprobó que los
responsables eran militantes de las mismas FPL, entre ellos un miembro del
comando central' llamado Rogelio Bazzaglia, conocido como Marcelo. El crimen
de Ana María fue aclarado. Los tribunales nicaragüenses declararon culpables a
Marcelo y a otros tres militantes de las FPL, quienes aceptaron su participación
en los hechos criminales. Marcelo, por su parte, aceptó la exclusiva
responsabilidad del asesinato al declarar que Marcial ignoraba totalmente su
iniciativa y que, de conocerla, se hubiera opuesto a ella.
A petición del abogado defensor Gutiérrez Mayorga, el tribunal hizo constar
en su sentencia, que en el proceso no se habían presentado pruebas que permiten
respaldar la acusación de la fiscalía nicaragüense sobre la autoría intelectual de
Marcial en el crimen de Ana María. El abogado, en su alegato, presentado el 15 de
marzo de 1984, manifestaba: (…) solicito que se consigne en la sentencia a
dictarse si se han aportado o no pruebas que permitan tener a Salvador Cayetano
Carpio junto con Marcelo, como coautor intelectual. La procuraduría lo ha
mencionado como tal y en honor a la verdad histórica, debe hacerle relación a
este asunto en su sentencia. Hasta el momento la procuraduría - no ha presentado
ninguna.[3] Posteriormente, el juez del Juzgado Segundo del Distrito del Crimen
en Managua, sentenció que:
De conformidad con al Art. 186 del Código de Instrucción Criminal, en razón de
su fallecimiento debesobreseerse definitivamente en la presente causa a Salvador
Cayetano Carpio (Marcial), mencionado por la Procuraduría Penal como autor
intelectual del delito investigado.
Siendo opinión de esta autoridad que se adhiere a lo expresado por el defensor Gutiérrez
Mayorga en su escrito de defensa, que no fueron aportadas pruebas en el proceso que
respalden tal imputación. [4 ]
A pesar de la declaración de la justicia nicaragüense sobre la ausencia de
pruebas en contra de Marcial, los dirigentes de las FPL y de otras organizaciones
del FMLN siguen considerando a Marcial como el responsable intelectual del
asesinato de Ana María.[5] El objetivo de este ensayo es, precisamente, analizar
los argumentos utilizados por los dirigentes de las FPL y del FMLN para sostener
sus acusaciones en contra de Marcial. Pero antes veamos cuál fue la
interpretación que hicieron estas organizaciones sobre su suicidio.
1. El suicidio de Marcial
El Ministerio del Interior de Nicaragua en su comunicado del 20 de abril de
1983 informó que Marcial había tomado la trágica decisión de quitarse la vida,
abatido y consternado ante las pruebas irrefutables de la actividad enemiga
realizada a través de un hombre de su confianza y que culminó con el asesinato
(de la comandante Ana María) [6]
El comunicado decía que el autor intelectual del crimen de Ana María era un
miembro del comando central de las FPL llamado Rogelio Bazzaglia y conocido
como Marcelo quien se aprovechó de la posición de responsabilidad que había
alcanzado dentro del marco de las FPL y de la confianza depositada en él por
Carpio, y durante la ausencia de éste creó clima de desconfianza política para con
Ana María entre los miembros de las FPL, que fueron manipulados para realizar
el asesinato.[7]
El Ministerio del Interior indicó igualmente que la noticia del suicidio se dio a
conocer ocho días después de acaecido en razón de la importancia política del
hecho y para que primero fuese difundido en las filas de las FPL. Hay que
señalar, sin embargo, que los dirigentes de las FPL no se mostraron muy
apresurados en dar a conocer a sus militantes las circunstancias de la muerte de
Marcia.
En efecto, la misma noche del suicidio, en la propia casa del difunto, se llevó a
cabo una reunión a la cual asistió un número considerable de miembros de las
FPL que se encontraban en ese momento en Nicaragua y que habían sido
alertados de que algo grave sucedía. En dicha reunión, Leonel González, quien
sucedió a Marcial como primer responsable de las FPL, se negó a dar a conocer
las circunstancias de la muerte de Marcial, argumentando que tenía que discutir
primero el problema con los otros miembros de la comisión política[8] de las
FPL que llegarían de El Salvador. Leonel González no solamente ocultó que se
trataba de un suicidio, sino que también ocultó la existencia de las cartas que
Marcial había escrito antes de quitarse la vida. En los comunicados de las FPL y
del FMLN-FDR que aparecieron después que el Ministerio del Interior de
Nicaragua diera a conocer la noticia del suicidio, tampoco se mencionaba la
existencia de cartas, ni mucho menos la responsabilidad de Marcial en el crimen
de Ana María, a pesar de que dicha responsabilidad, como veremos más adelante,
fue supuestamente establecida antes de su suicidio.
En efecto, la dirección revolucionaria unificada del FMLN y el comité
ejecutivo del Frente DemocráticoRevolucionario (FDR), en su comunicado del
20 de abril de 1983, afirmaban únicamente encontrarse "profundamente
conmovidos" ante el deceso de Marcial, quien hondamente consternado decidió
quitarse la vida (…) al conocer los detalles del asesinato de la compañera Mélida
Anaya Montes, comandante Ana María, queinvolucran a individuos que
pertenecían a su organización.[9] Así, el FMLN-FDR hacía suya la versión del
Ministerio del Interior de Nicaragua y afirmaba que a pesar del dolor que le
embargaba, permanecería firme en la lucha para alcanzar la victoria.
Las FPL explicaron también el suicidio de Marcial en razón de la profunda
depresión en que éste se encontraba, producto de la muerte de Ana María y de
saber que el responsable de tan abominable crimen era uno de sus hombres de
confianza. En ningún momento se mencionó la responsabilidad de Marcial en el
crimen. Esta versión del suicidio colocó a la dirección de las FPL en una situación
bastante delicada frente a sus propios militantes, puesto que por muy graves que
fueran los sangrientos acontecimientos de abril de 1983, ellos difícilmente podían
explicar por sí solos la extrema decisión de un hombre con el carácter y el
temperamento de Marcial, forjado en largos años de lucha, durante los cuales
había sabido enfrentar admirablemente las duras pruebas a las que fue
sometido[10]
Por otra parte, al no responsabilizar a Marcial del crimen de Ana María, la
dirección de las FPL difícilmente podía justificar no sólo las condiciones en las
que Marcial había sido enterrado - en el interior de una base militar en las afueras
de Managua, inaccesible a la población civil salvo autorización especial -, sino
también su oposición a la celebración de actividades públicas en su memoria.
Únicamente se permitieron las visitas organizadas por las FPL a su tumba en los
días posteriores a su entierro. Esta situación fue motivo de tensiones que
estuvieron lejos de ser resueltas por medio del debate y la discusión colectiva.
Citemos tan sólo un ejemplo, la decisión de Leonel González de enviar
engañados a Cuba a un grupo de militantes de las FPL para impedir que
realizaran una serie de actividades públicas en Nicaragua, para conmemorar la
muerte de Marcial con refugiados salvadoreños que vivían en este país.
Leonel González, al enterarse de dichas actividades, convocó a una reunión
para tratar de persuadir a los organizadores de que cancelaran dichas actividades.
Al no lograrlo, unos días después se dirigió por separado a cada uno de los
organizadores para pedirles que prepararan sus pasaportes, pues saldrían
inmediatamente hacia Cuba; algunos de ellos participarían en unos cursos de
formación política en las escuelas de La Habana y otros en diversos eventos
internacionales que se celebrarían en la misma ciudad. Para abreviar la historia, no
hubo ni cursos, ni eventos, todos fueron ingenuamente engañados. Algunos
tuvieron la posibilidad de regresar a Nicaragua una semana después, pero otros
tardaron meses en volver. Pero regresemos ahora al suicidio de Marcial y veamos
cómo después de haber sido interpretado como la decisión extrema de un
hombre "profundamente consternado", fue considerado como un acto de
"cobardía política".
En efecto, ocho meses después de la muerte de Marcial, el 9 de diciembre de
1983, cuando por primera vez la dirección de las FPL lo responsabilizó
abiertamente de ser el autor intelectual del crimen de Ana María, hizo público un
comunicado en donde sostenía que:
Descubierto Carpio en su crimen, optó en su último acto de cobardía
política por el suicidio, para evadir su responsabilidad y salvar su nombre ya
manchado por la infamia que el mismo se echó encima... Prefirió morir
manteniéndose aferrado a su egocentrismo y autoveneración. Antes de
suicidarse ,Marcial añade a su ya incorregible cobardía política una nueva
infamia escribiendo unas cartas, una de ellas dirigida al comando central,
donde representa los hechos como una conspiración de falsos
revolucionarios en contra de lo que él denomina su intachable trayectoria de
verdadero revolucionario. Marcial dejó así veneno para continuar dañando a
la revolución y a nuestra organización, en una acción igualmente
desesperada y ciega para salvar su imagen por encima de todo…[11]
En efecto, después del suicidio se comprobó que una de las cartas escritas
por Marcial, había escapado al control exclusivo de la dirección de las FPL.
Tarde o temprano sería del conocimiento público y, por lo tanto, no sólo era
inútil seguir ocultando la existencia de las cartas, sino también la supuesta
responsabilidad de Marcial en el crimen de Ana María. Sin embargo, el
surgimiento de un movimiento obrero que reivindicaba la figura de Marcial en
San Salvador fue lo que finalmente precipitó la publicación de los comunicados
de las FPL y del FMLN.
El comunicado de las FPL decía,
... producto de la confusión, el resentimiento, el oportunismo y el fanático
culto a la personalidad de Marcial, algunos pocos ex compañeros fueron
sorprendidos y han llegado al extremo de separarse de nuestro partido,
tratando de fraccionar y dividir la unidad interna de las FPL con métodos
desviados y dañinos para la revolución y para nuestro pueblo que sólo
favorecen al enemigo. Este grupo sostiene las posiciones atrasadas, sectarias
y antiunitarias levantadas por Marcial [...]. A este grupo de individuos está
ligado el recién aparecido Movimiento Obrero Revolucionario Salvador
Cayetano Carpio [MOR]. Con ello pretenden levantar la figura de Carpio
ante nuestro pueblo, ocultando y encubriendo lo que está claro y
comprobado: que a causa de su descomposición ideológica, Marcial terminó
traicionando los intereses de la clase obrera y de todo nuestro pueblo.
Haciendo un irreparable daño a la revolución". [12]
Por su parte la comandancia general del FMLN declaró el 16 de diciembre de
1983, que el vil y despiadado asesinato de Ana María por Salvador Cayetano
Carpio y el cobarde suicidio de éste no pueden justificarse en nombre de las ideas
revolucionarias.
Y al referirse al Movimiento Obrero Revolucionario, afirmaba:
No tardará la CIA en vestirse con piel de oveja y suministrar su dinero para
dar oxígeno a este grupo cuyaexistencia le permite alimentar su propaganda
sobre una supuesta división en el FMLN Categóricamente afirmamos, no
hay ni puede haber ahora en El Salvador, revolucionarios fuera, y menos
aún en contra del FMLN, precisamente porque la revolución está
avanzando y venciendo bajo su dirección.[13]
Un día antes, el 15 de diciembre, el Ministerio del Interior de Nicaragua había
publicado un comunicado donde se decía únicamente que Bazzaglia había
declarado el 11 de abril de 1983 que su actividad delictiva le había sido orientada
por Salvador Cayetano Carpio y que al conocer las declaraciones de Bazzaglia,
Carpio se negó a comentar las mismas, no negándolas ni aceptándolas y
sumiéndose en un silencio absoluto.[14]
Como puede constatarse, el gobierno nicaragüense guardó silencio sobre las
supuestas declaraciones de Bazzaglia y no las mencionó públicamente, sino hasta
cinco días después que las FPL decidieron acusar por primera vez a Marcial. Es
importante destacar por otra parte que en los comunicados de las FPL y del
FMLN, la responsabilidad de Marcial en el crimen de Ana María se establece
antes del suicidio de Marcial. El suicidio viene a ser la respuesta al descubrimiento
de su participación en el crimen.
En entrevistas posteriores, los dirigentes de las FPL han mantenido esta
misma argumentación, pero aportando nuevos elementos que pueden contribuir
a arrojar luz sobre las circunstancias que rodearon el suicidio de Marcial.
Ya cuando todo estaba aclarado [Leonel González se refiere a la
responsabilidad de Marcial en el crimen de Ana María]
se le planteó la opción de viajar a otro país, pero él se decidió por el suicidio. " [15]
Como podemos observar en esta última versión se agrega un nuevo hecho
que se convierte en el antecedente más inmediato de la decisión extrema de
Marcial, "la opción de viajar a otro país", ante lo cual él escogió el suicidio.
2. La supuesta responsabilidad de Marcial en el crimen de Ana María
El argumento central en que los dirigentes de las FPL basan sus acusaciones
en contra de Marcial, Leonel González lo resume en los términos siguientes:
Cuando en 1980, la lucha revolucionaria salvadoreña alcanzó su mayor desarrollo
y el problema estratégico a resolver fue el de la unidad de la izquierda
revolucionaria, la alianza con los sectores democráticos y el uso del instrumento
del diálogo, fue cuando se evidenció la falta de capacidad política de Marcial. Y
tanto sus posiciones principistas en cuanto a la vanguardia revolucionaria como
su actitud en relación a las gestiones político diplomáticas, fueron quedando aisladas, no
sólo en el FMLN, sino también dentro de las propias FPL. Ante la falta de
argumentación política desechaba los argumentos contrarios [...] como frutos de
un pensamiento pequeño burgués, de traición a los intereses del proletariado y la
clase obrera. Esta situación fue haciendo crisis hasta que finalmente llegó a
identificar a Mélida Anaya Montes (Ana María) como, la exponente de ese
pensamiento, al tiempo que comenzó a planificar con el aparato de seguridad de
la organización su asesinato, todo a espaldas de la dirección.[16]
En otra parte de la misma entrevista, Leonel insiste: Ya para 1982, cuando sus
posiciones fueron derrotadas en las FPL y en el FMLN, planificó el asesinato de Ana María,
responsabilizando de su ejecución a Marcelo, miembro del comité central y
responsable del aparato de seguridad...[17] Dos interrogantes surgen,
inmediatamente ¿cuáles fueron las tesis políticas sostenidas por Marcial? y, por
qué se afirma que sus tesis fueron derrotadas desde 1982, no sólo dentro del
FMLN sino - y esto es lo más importante - dentro de las propias FPL? A estas
interrogantes intentaremos responder en las páginas siguientes, tratando de
identificar las tesis políticas de Marcial que supuestamente fueron quedando
aisladas.
No se trata aquí de analizar la validez o invalidez histórica de estas tesis - lo
cual puede ser motivo de otros trabajos -, sino de determinar si sus tesis fueron
efectivamente derrotadas dentro de las FPL, antes que ocurriera el asesinato de
Ana María. La declaración anterior de Leonel González nos permite identificar
los sujetos que fueron siendo motivo de tensión durante el desarrollo de la
guerra. Por cuestiones metodológicas, abordaremos estos puntos de la manera
siguiente.
(a)
Las alianzas de clases, que incluyen el espinoso problema de las alianzas
con los sectores de la burguesía no oligárquica y las readecuaciones que
a este efecto era necesario hacer en el programa de Gobierno
Democrático Revolucionario de aquella época.
(b) La unidad de las fuerzas revolucionarias y el problema de la
construcción de la vanguardia.
(c)
El diálogo y la negociación. [18]
En esta primera parte, expondremos brevemente las tesis de Marcial con
respecto a las alianzas de clases, posteriormente veremos cómo se fueron
manifestando las tensiones existentes en la dirección de las FPL en tomo a dichas
alianzas y, finalmente, comprobaremos si las tesis de Marcial en materia de
alianzas habían sido en efecto derrotadas en las FPL antes de la muerte de Ana
María.
2.1. Las alianzas de clases

2.1.1. Marcial y las alianzas de clase

En relación con las alianzas de clases, Marcial afirmaba que era necesario crear
y fortalecer la alianza obrero-campesina como núcleo aglutinador de la amplia
alianza popular en la cual podían participar aun sectores de la burguesía:
Nosotros - decía - sosteníamos que los obreros y campesinos debían tener
el poder político en su, organización y el poder militar. La alianza militar. La
alianza obrero-campesina, pero con fuerza, con armas. Después de esto
entonces ya venía la lucha de todo el pueblo, donde cabía la burguesía. La
cosa era invertir el esquema que ponía al centro a la burguesía, y alrededor de ella a los
demás.
Marcial hacía alusión a todos los movimientos de unidad nacional que habían
existido en El Salvador desde 1944, en donde según sus palabras:
la burguesía se había servido en bandeja todas las unidades del pueblo para
hacer triunfar su línea sobre el sacrificio de los trabajadores y los
campesinos.[19]
Su preocupación central era que los obreros y los campesinos pudiesen dirigir
sus alianzas y garantizar de esta manera la defensa de sus intereses. ¿Por qué
negarle a esa fuerza fundamental del país, que es la que produce, que es la que
mueve a nuestro país, por qué negarle el derecho a que pueda orientar una gran
alianza de todo el resto del pueblo? El otro 20-25 por ciento ¿no puede ser
introducido? Se puede formar una poderosa alianza popular, aislando al 2 ó al 1 ó
al 5 por ciento ó al 10 por ciento del resto de la población que son los
explotadores, sus serviles, el ejército y los reaccionarios. De ahí para allá todo el
mundo puede entrar en la amplia alianza popular [20]
La plataforma programática del Gobierno Democrático Revolucionario del 23
de febrero de 1980[21] preveía precisamente ese rol conductor de los
trabajadores:
Este gobierno, se apoyará en una amplia base social y política formada en
primer lugar por la clase obrera, el campesinado y las capas medias
avanzadas; íntimamente unida a ellas, estarán todas las capas sociales
dispuestas a llevar adelante esta plataforma... [22]
En la misma plataforma se decía que
por su disposición combativa, su grado de conciencia, temple y
organización y su espíritu de sacrificio en aras del triunfo popular,[la alianza
de los obreros y campesinos ha confirmado ser el más firme puntal para garantizar la
consecuencia y firmeza del movimiento de liberación....... [23]
Marcial y las FPL sostenían asimismo que el objetivo de la revolución era la
construcción de la sociedad socialista y que las etapas intermedias hacia aquélla
sólo podían llevarse a cabo si el poder del Estado estaba en manos de los sectores
populares. Esto suponía, entre otras cosas, que los aparatos militares y
administrativos del Estado burgués debían ser destruidos en su conjunto y
sustituidos por otros nuevos.[24] Estas condiciones estaban también
contempladas en la plataforma del Gobierno Democrático Revolucionario, en la
sección destinada a las tareas y objetivos de la revolución.[25]
2.1.2. Las tensiones en la dirección de las FPL en torno a las alianzas
de clases

En el último discurso que Marcial pronunció ante una asamblea de militantes
de las FPL el 1 de abril de 1983, en la ciudad de Managua, conocido como su
"Testamento político", se puede advertir que en la reunión plenaria del comando
central, llevada a cabo entre el 23 de enero y el 5 de febrero de 1983, en la
dirección de las FPL, surgieron tensiones con respecto al tema de las alianzas de
clases. Sin embargo, las tensiones no aparecían explícitamente enel texto de los
acuerdos adoptados en esa ocasión.
En efecto, al referirse a la autocrítica que el comando central debería hacerse,
como lo estipulaban los acuerdos, Marcial advertía el peligro de hacerla al margen
de la realidad concreta pues, según él, eso llevaría a considerar como error las más
grandes glorias de las FPL.
¿Por qué nos vamos a dar golpes de pecho nosotros, considerarnos como
grandes sectarios, por el hecho de que proclamamos un nuevo enfoque de
alianzas de clases favorables a los intereses de las clases obreras y el
campesinado, en un país en donde estas clases son las mayoritarias y
fundamentales […] todavía no está definida la guerra, todavía no está
definida la hegemonía de una clase y entonces que en este momento
comencemos a darnos golpes de pecho, de decir que hicimos mal, que
somos sectarios porque la alianza obrero-campesina ¿para qué vamos a estar
hablando de eso? […] ¿Por qué nos aleja de otros aliados? pues claro puede
tal vez alejarnos durante un tiempo de otros aliados, pero también al
contrario puede ser el camino para conseguir a esos otros aliados en una
actitud, ya no de pretensión del poder total […] La crítica y la autocrítica no
significan ponerle el calificativo de sectario a 1o grande que la organización tiene[26]
La advertencia de Marcial fue quedando más clara en el transcurso de los años.
Así, Leonel González, al hablar en 1989 del sectarismo que había caracterizado a
las FPL, afirmaba:
Yo pienso que el origen de este sectarismo tiene que ver en parte con una tesis que nosotros
sentamos, de que era necesario construir un polo revolucionario sobre la base de la alianza
obrero-campesina y que era a sualrededor que debía aglutinarse el resto de las fuerzas que
estuviesen por un cambio. Esto nos llevó a una visión bastante estrecha de las
alianzas.
De hecho sólo considerábamos revolucionarias a las fuerzas obrero
campesinas. Eso nos dificultó las relaciones con otros sectores: intelectuales,
militares progresistas, a los que cuando se nos acercaban sólo ofrecíamos una
política de sometimiento a nuestra línea y no considerábamos intereses
propios.[27]
Los "golpes de pecho", como los llamaba Marcial, llegaron tan lejos que
actualmente los dirigentes de las FPL consideran prácticamente como un error, lo
que el VI Consejo Revolucionario de las FPL[28] consideraba en 1980 como un
acierto histórico y como una prueba de la justeza de la línea política de esa
organización[29] Se trata del rechazo al golpe militar que depuso al general
Romero, el 15 de octubre de 1979[30], dando paso a la integración de la primera
junta de gobierno.
En los primeros meses de 1979, explica Leonel González, elementos de la
juventud militar se acercaron a hablar con nosotros, dada la fuerza adquirida por
el Bloque Popular Revolucionario, para buscar juntos una salida a la crítica
situación que vivía el país en aquel momento. Nuestra actitud fue rechazar su
ofrecimiento de cooperación en el esfuerzo golpista progresista de ese año. Eso
no cabía en nuestras concepciones de alianzas, porque era meternos a otras
fuerzas que no eran obrero-campesinas.[31]
Al referirse a la misma coyuntura, Gerson Martínez, conocido como Valentín
Martínez, afirma:
Pienso que la caracterización del auto golpe fue absolutista y apresurada.
Naturalmente que estaba muy influenciada por un rechazo a los poderes
contrainsurgentes que se movían tras algunas fuerzas golpistas, pero estaba
sobre todo muy determinada por una actitud ideológico-política
esquematizada [...] Como resultado de aquellos enfoques, nuestra posición
frente a un llamado a la concertación que hizo el Foro Popular[32] fue de
rechazo, dificultando, en aquella coyuntura, que todas las fuerzas del pueblo
se concentraran en un sólo cauce para aislar más a los fascistas o, al menos,
para reducir sus márgenes de maniobra.[33]
En efecto, las FPL condenaron al golpe militar y repudiaron a la junta de
gobierno por considerarla una “maniobra estratégica en gran escala del
imperialismo”[34] para engañar al pueblo e intentar detener el avance del
movimiento popular. El Bloque Popular Revolucionario, por su parte, se negó a
participar en el foro popular, pues lo consideró igualmente una maniobra de la
democracia cristiana para obtener base social v respaldo político para su proyecto
reformista, y calificó el golpe militar de "cuartelazo", dado al margen del pueblo y
preparado entre las mismas fuerzas armadas que anteriormente apoyaron la
criminal política represiva del general Romero, con el objetivo de reivindicar la
desprestigiada imagen de la Fuerza Armada.
El Bloque Popular Revolucionario denunció asimismo las medidas represivas
que acompañaban el golpe. Entre otras, la implementación del estado de sitio y el
toque de queda, la intensificación de la represión contra las organizaciones
sindicales y el movimiento popular en general, etc., e hizo un llamado al pueblo
salvadoreño a profundizar la lucha combativa por sus reivindicaciones inmediatas
y fundamentales, que permitan desenmascarar el fondo anti popular y
contrarrevolucionario de la nueva junta militar.[35]
Un grupo de ministros y subsecretarios de Estado que participaron en la
primera junta de gobierno, entre quienes se encontraba Salvador Samayoa,
dirigente de las FPL y en aquel entonces Ministro de Educación, dabanfinalmente
la razón al movimiento popular, al afirmar en su carta de renuncia al gobierno:
Ahora vemos que este proyecto político fue desde su inicio una maniobra.
No nos arrepentimos, pese a ello, de haber formado parte del gobierno,
poniendo todo nuestro esfuerzo y capacidad para que las cosas resultaran de
otra manera. Pero tendríamos que arrepentirnos toda una vida de seguir
colaborando ahora que todo está claro. Tal vez algunos de nosotros -
militares y civiles - hayamos sido ingenuos desde el principio, pero no
estamos dispuestos a ser deshonestos al final. Para las organizaciones del pueblo,
cansadas de tanto engaño siemprefue evidente el verdadero carácter que esta “salida”
tendría más allá de las intenciones personales. Ahora muchos otros sectores han
aprendido la lección. Esto es quizás lo más positivo que hayamos legado a nuestro país: el
fortalecimiento del movimiento popular por la convicción ampliada de la verdad histórica
de susposiciones.[36]
Como lo dijimos desde un principio, no es nuestro objetivo pronunciarnos
sobre este debate de ideas, lo único que nos interesa es verificar en qué medida
las tesis sostenidas por Marcial en materia de política de alianzas fueron
efectivamente derrotadas dentro de las FPL antes del asesinato de Ana María.
Para ello tomaremos como referencia el texto de los acuerdos de la sesión
plenaria del comando central de las FPL, llevada a cabo del 25 de enero al 5 de
febrero de 1983. Esta fue la última reunión del comando central en la cual
participó Marcial y donde según afirman los dirigentes de las FPL, sus tesis ya
habían sido totalmente derrotadas.[37]

2.1.3. Las tesis de Marcial y los acuerdos del comando central de
febrero 1983

Lo primero que llama la atención al analizar el texto de los acuerdos del
comando central es que los "lineamientos generales hacia la toma del poder" que
contempla entre otros el problema de las alianzas de clase, fueron aprobadas
"unánimemente", según se dice expresamente, en el texto.[38] Esto supone
entonces el voto positivo de Marcial.
En dichos acuerdos se menciona que Es tarea de orden histórico la
instauración del gobierno democrático revolucionario, haciendo al proyecto del
mismo las readecuaciones y afinamientos correspondientes a las actuales
condiciones y demandas del período, teniendo como criterio y resolución de
nuestra organización la de garantizar ante todo el contenido del GDR [Gobierno
Democrático Revolucionario].[39]

En la tercera sección de los acuerdos, llamada "Programa político", se precisa
el sentido de estas readecuaciones cuando se estipula como tarea sobre las
alianzas, la readecuación de la plataforma programática del GDR [Gobierno
Democrático Revolucionario] que incluya también intereses de los sectores no
oligarcas.[40]

El texto sin embargo, no ofrece más precisiones sobre el contenido de las
readecuaciones ni sobre lo que se entiende por sectores no oligarcas que no
estuviesen ya comprendidos en la plataforma del Gobierno Democrático
Revolucionario, pues en ella se mencionaba a pequeños y medianos empresarios,
industriales, comerciales, artesanos, agropecuarios, pequeños y medianos
cafetaleros y de los otros reglones de la agricultura y ganadería.[41]

Es importante constatar que las readecuaciones no fueron hechas en la
reunión del comando central, "por no contar [como se dice expresamente en el
texto de los acuerdos] con los estudios y documentos necesarios para poder
revisar a fondo la plataforma del GDR" [Gobierno Democrático Revolucionario],
en consecuencia, esta tarea fue delegada a la comisión política que además tendría
"la capacidad política de decisión sobre este punto en cada momento.”[42]

Marcial murió y las readecuaciones al Gobierno Democrático Revolucionario
no habían sido realizadas. En esas circunstancias, sería excesivo afirmar que las
tesis de Marcial en materia de alianzas de clases habían sido derrotadas por el sólo
hecho de que la plataforma del Gobierno Democrático Revolucionario sería
readecuada. Sobre todo si se tiene en cuenta que el criterio de esas readecuaciones
era el de "garantizar ante todo el contenido del GDR [Gobierno Democrático
Revolucionario]", con el cual las tesis de Marcial se identificaban plenamente. En
el VII Consejo Revolucionario de las FPL que se realizó en agosto de 1983,
después del suicidio de Marcial, tampoco se hicieron dichas readecuaciones. En
esa oportunidad, el consejo se limitó a establecer algunos criterios, que sólo
vienen a confirmar la gran influencia que tenían las tesis de Marcial aun después
de su muerte. En efecto, entre los objetivos de la plataforma si bien se habla de
ampliar las alianzas con los sectores de la burguesía no oligarca, con ofíciales no
fascistas, etc., se insiste ante todo en asegurar el papel hegemónico y la dirección
de la clase obrera en aquellos aspectos esenciales y determinantes para asegurar el
desarrollo de la revolución.[43]

Entre los criterios generales, se afirma que el objetivo del nuevo gobierno es
"garantizar el poder real en manos de la clase obrera y sus aliados" que se
fundamenta, entre otros, en “el ejército popular”[44]

En los criterios específicos se reafirma la voluntad de suprimir y reemplazar
los aparatos administrativos y militares del Estado. Sobre este último aspecto
militar se dice textualmente:

“Nuestro objetivo es garantizar el control de las fuerzas militares del
Estado, aunque este no pueda lograrse plenamente desde el inicio...” y hasta
se plantea Que Deben darse alternativas de participación a las oficiales,
clases y soldados dentro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, de igual
forma que para permitir su reingreso en la vida civil[45].

Como puede constatarse, los acuerdos del VII Consejo no hacían más que
reafirmar el postulado básico de la política de alianzas de las FPL, sobre la
necesaria hegemonía del proletariado dentro de las eventuales alianzas con otros
sectores de la sociedad. Estos criterios, sin embargo, no impidieron que la firma
del primer responsable de las FPL apareciera unos meses después al pie de la
Plataforma de Gobierno de Amplia Participación. En efecto, el 31 de enero de
1984, la comandancia del FMLN y el comité ejecutivo del Frente Democrático
Revolucionario (FDR) aprobaban la plataforma del Gobierno de Amplia
Participación que sustituyó a la plataforma programática del Gobierno
Democrático Revolucionario. No es nuestro objetivo analizar el contenido de
cada plataforma a la luz de las condiciones históricas en que fueron elaboradas
[46].

Aquí lo que nos interesa es simplemente constatar que el contenido de la
plataforma del Gobierno de Amplia Participación era muy diferente de los
criterios que se adoptaron en el VII Consejo. En efecto, el Gobierno de Amplia
Participación era definido como “un gobierno en donde no predominará una sola
fuerza” [47] y en lo que respecta a los medios de acceder al poder, la revolución
popular por la vía armada que contemplaba el Gobierno Democrático
Revolucionario, había sido sustituida por los procesos electorales.

Ya no se trataba de la destrucción de los aparatos administrativos y represivos
del antiguo régimen, sino de iniciar un proceso de diálogo y negociación para
crear las condiciones necesarias para la elección de un nuevo gobierno y la
organización de un “ejército nacional único, formado por las fuerzas del FMLN y
las fuerzas armadas gubernamentales ya depuradas...”[48]. La magnitud y la
sorpresa del cambio programático unida al manejo que la dirección de las FPL
hizo de los sangrientos sucesos de abril, provocó serios desgarramientos internos
a lo largo de 1983 y 1984, sobre todo en los lugares donde había acceso a la
información y algunas posibilidades de discusión, como en San Salvador y en el
exterior del país, donde las FPL perdieron prácticamente toda su estructura, la
cual contaba con varias centenas de personas.

A finales del mes de diciembre de 1983, por ejemplo, el Frente Metropolitano
Clara Elizabeth Ramírez, de las FPL, decidió desconocer y criticar a su dirección,
acusándola entre otras cosas, de pretender "crear un gobierno de amplia
participación compartiéndolo con la criminal burguesía".[49]

En el comunicado del Frente Metropolitano, se afirmaba que se trataba de
"una desviación de la línea estratégica" de las FPL y se llamaba a luchar por la
"instauración de un gobierno democrático revolucionario donde se garantice la

hegemonía del proletariado junto a su aliado principal, el campesinado, y los
demás sectores populares, únicos capaces de sentar las bases del socialismo".[50]

La conmoción que esto generó en las FPL se ve reflejada en un documento
titulado "Las desviaciones de los renegados del FPL" que fue elaborado por la
confusión política en abril de 1984 y dirigido a todos los militantes de esa
organización para que tomaran conciencia de las razones de la división ocurrida
en las FPL - después del VII Consejo Revolucionario.

La comisión política explicaba dicha división "como el resultado de un plan
frustrado, es decir, de un plan más amplio que fue siendo descubierto y
desenmascarado a tiempo y fue abortado por partes. Este plan tiene su origen en
las graves desviaciones y deformaciones en las que cayó Salvador Cayetano
Carpio (Marcial), producto de su descomposición político-ideológica".[51]

El plan habría consistido en crear una fracción alrededor de Marcial para
imponer su liderazgo en el VII Consejo, aislando previamente, y si era necesario
eliminando físicamente, a todos aquellos que se opusieran, como había sucedido
con Ana María. Sin embargo, al ser descubiertos los autores del crimen, el plan se
habría frustrado. Las medidas y los acuerdos adoptados posteriormente por el
VII Consejo habrían cerrado los espacios a los miembros de la fracción, quienes
"se vieron en peligro de ser descubiertos y desenmascarados, y por ello optaron
por fraccionar el partido, dividiendo a las FPL al separar de su estructura y
disciplina algunas redes y colectivos del frente urbano y del exterior. Utilizando
los mismos argumentos, procedimientos y métodos usados por Marcial y su
camarilla. Además planteando las mismas posiciones y levantando la bandera de
Marcial".[52] Es importante señalar que en el VII Consejo nunca se mencionó la
existencia de esta gran conspiración criminal.

La comisión política acusó igualmente a los disidentes de boicotear la política
de alianzas, del FMLN al hacer labor de desprestigio y oposición a la propuesta
del gobierno provisional de amplia participación que es el medio y bandera
principal para aglutinar a los más amplios sectores populares, incluso a sectores
de la burguesía no oligárquica y de la oficialidad no fascista del ejército títere [...]
Con esto coinciden en el objetivo del enemigo de aislar al FMLN, al reducir la
base social de la revolución".[53] Es interesante señalar que en, todas las páginas
del mencionado documento reina precisamente esa intención de vincular los
efectos del trabajo de los disidentes con el régimen enemigo. Así, por ejemplo, la
comisión política al referirse a las bases influenciadas por los disidentes decía:

Sabemos que muchos de los compañeros influenciados por este grupo
fraccionalista y que la mayoría de los que han sido arrastrados por ellos no
están conscientes de lo dañino y peligroso de su actividad, de las
consecuencias prácticas y concretas de ellas que son imposibles de diferenciarlas de
las que hacen y tratan dehacer el enemigo y sus agentes (policías) disfrazados que lanzan
para penetrar nuestras filas. En la práctica, aunque no sea consciente ni voluntario, se
entrelazan y apoyan, y se convierten en verdaderos agentes provocadores que debilitan y
destruyen el partido [...].[54]

Es inútil de insistir sobre los efectos sicológicos que puede tener este tipo de
discurso en los militantes de una organización político-militar, durante un período
de guerra civil. Sobre todo en aquellos que se encuentran en los frentes de guerra,
sometidos al mando único centralizado. Es muy difícil entender que una
organización revolucionaria llegue al extremo de incurrir a este tipo de discurso si
se siente realmente segura del respaldo de sus militantes. Es obvio que ese no era
el caso de la dirigencia de las FPL después de la salida del Frente Metropolitano y
de la pérdida de su estructura exterior. La importancia de la división ocurrida en
las FPL - después del VII Consejo y del rol particular que jugó en ella el cambio
de plataforma de gobierno, es una muestra importante del respaldo que tenían las
tesis de Marcial en materia de alianzas de clase, aún después de su muerte.

2.2. La unidad de las fuerzas revolucionarias y la construccion de la vanguardia.
Una de las características más negativas de la revolución en El Salvador -
afirmaba Marcial - es la inexistencia de un verdadero partido comunista que
represente realmente, en la teoría y en la práctica, los intereses de los trabajadores
y sea capaz de conducirlos en su lucha hasta la victoria.

Marcial advertía que sin dicho partido, no sólo se corría el riesgo de que la
revolución salvadoreña se estancara como había sucedido con más de 80
revoluciones de liberación nacional en Asia y África, que se fueron convirtiendo
en regímenes burgueses atrasados y neocolonizados", sino que, además, se hacía
muy difícil avanzar en la unidad de las fuerzas revolucionarias:

El verdadero partido comunista de El Salvador que realmente lo fuera, no
importando su nombre – continúa Marcial - tendría mucha mayor capacidad
para actuar de una manera positiva en los terrenos de la unidad y hacer
avanzar la unidad más consecuentemente y rápidamente a niveles
superiores.[55] Precisamente por los intereses de la unidad se necesita de la existencia
del verdadero partido comunista de El Salvador. Como no ha existido, en eso estriba uno
de los males fundamentales de la unidad y quizás el fundamental.[56]

Marcial, sin embargo, sostenía que el verdadero partido comunista debía ser
construido a partir de las FPL y no del FMLN. A continuación veremos las
características que según Marcial, debía tener dicho partido, por qué debía
construirse a partir de las FPL y, finalmente analizaremos en qué medida las tesis
de Marcial sobre la unidad y la construcción de la vanguardia revolucionaria
habían sido derrotadas antes del asesinato de Ana María.

2.2.1. Las características del verdadero Partido Comunista

Según Marcial, las características principales del verdadero partido comunista
debían ser las siguientes:

(a) un partido que no sólo fuera expresión teórica de los intereses del
proletariado, sino que incorporara a los sectores más avanzados de la clase obrera
y del campesinado a sus filas;
(b) un partido que estuviese íntimamente ligado a las masas populares, pero sin
perder su rol de vanguardia;
(c) un partido que aplicara el centralismo democrático y
(d) capaz de combinar acertadamente los diferentes medios y formas de lucha
para poder conducir a los trabajadores hacia la toma del poder.

(a) Un partido que integre efectivamente a los sectores más avanzados
de la clase obrera y del campesinado


La integración de los sectores populares en las filas del partido fue una de las
preocupaciones fundamentales de Marcial, sino la fundamental

Para que un partido sea consecuentemente proletario, afirmaba, no basta
con que profese la ideología marxista leninista del proletariado, sino que, al
mismo tiempo, es básico que la clase obrera, lo mejor de ella, sea atraída, incorporada,
encuadrada y asimilada dentro de su composición orgánica. De lo contrario, la
proletarización transcurre nada más en los terrenos de la teoría, pero no en la práctica
viva de ese partido."[57]

En su informe al primer consejo revolucionario en 1976, Marcial señalaba
como "semilla de futuras debilidades", el hecho de que las FPL hubiesen
concentrado inicialmente su trabajo en los sectores de las capas medias. Ello de
no desplazarse en un tiempo prudencial relativamente corto a poner el acento
fundamental en la clase obrera de la ciudad y del campo, retardaría la consecuente
proletarización marxista de nuestra organización sustituyéndola por las
características pequeño burguesas del grueso de su membresía.

Esto a su vez, generaría un menosprecio práctico por el papel rector que debe alcanzar la
clase obrera en nuestra revolución [...] [58]

La composición no proletarizada de nuestra organización, a su vez, generaría
estilos y métodos de trabajo pequeño burgueses." Marcial señalaba entre otras
cosas el espontaneísmo, la falta de disciplina para el trabajo planificado, la poca
aceptación del control orgánico, la exaltación eufórica ante los éxitos y el
desaliento y pesimismo ante las dificultades, etc.

Marcial advertía, sin embargo, que la asimilación de los sectores obreros y
campesinos al partido no era un acto automático, ni una "asimilación por
remesas", sino una ardua labor de educación político - ideológica, individual y
gradual para ir elevando a la clase obrera y campesina a grados superiores de
conciencia."[59] Se trataba, según Marcial, de una tarea muy compleja, sobre todo
cuando no se tenía conciencia de la necesidad de esta asimilación y de las
dificultades que ello representaba. Por esa razón hacia un llamado para que todos
los niveles de su organización, incluida su dirección, cobraran conciencia de esas
dificultades.[60] Varios años más tarde, Marcial repetía este llamado, cuando

después de la ofensiva general lanzada por el FMLN en 1981[61] se constató que
la construcción del partido no sólo no había avanzado, sino que se había
deformado. Las FPL se fueron convirtiendo en un partido de cuadros dirigentes
con escasa base celular[62].

En una frondosa copa con sus ramas descendiendo superficialmente hasta el
suelo, pero sin tronco ni raíces de sustentación.[63] Marcial explica que se llegó a
esta conclusión cuando al hacer el encuentro del partido, sólo habíamos
miembros de comisiones, subcomisiones y algunos equipos de dirección de zona,
así como los miembros del consejo.

Y llegó el momento en que fue increíble, por ejemplo, cuando dijimos que se
necesitaba formar la subzona de Cinquera y que pasara a control de la dirección
de la zona de Roberto Sibirián, los compañeros dijeron: "aquí en todo el frente
paracentral sólo hay cinco miembros del partido que son miembros de subzona".
No teníamos ni unmiembro del partido para organizar la dirección de subzona y
eso, en la zona cuna de la lucha combativa delcampo en la última época, cuna de
la UTC [Unión de Trabajadores del Campo], lugar donde está la Cayetana, etc.
Cinco miembros en todo el frente.[64] En efecto, lo que sucedía es que
acostumbradas a dirigir al movimiento popular a través de comisiones o
subcomisiones nacionales de las cuales dependían redes inmensas de obreros y
campesinos, las FPL raramente promovían a estos sectores para que pudieran
ingresar al partido.

Los compañeros en que se apoyaba cada comisión eran los mejores
revolucionarios en su caserío y en la fábrica, pero no eran miembros del partido.
Miles de esta gente murió, sin llegar a ser jamás miembro del partido y eran
verdaderas gentes abnegadas, gente que hubiera ayudado a proletarizarse mucho
más al partido si nosotros los hubiéramos organizado.[65]

La promoción a miembro de partido se hacía únicamente cuando era
necesario reforzar alguna comisión nacional, para lo cual era condición
indispensable ser miembro, pero no con el objetivo de desarrollar el partido
como tal. Marcial insistía en que esta situación se debía, entre otras razones, a la
poca voluntad que existía en los organismos de dirección de las FPL de construir
el partido. Hay muchos del COCEN [comando central] e incluso de la comisión
política que no tienen totalmente clara esa conciencia y esa voluntad [...]. En la
comisión política, como organismo permanente de dirección, han pasado tiempos
sin que esa tarea vital esté en el orden del día, ni mucho menos que esté presente
diariamente en la cabeza de los miembros de la CP [comisión política].[66] Las
deformaciones en la construcción del partido, al dificultar la integración de los
sectores populares, impedían a las FPL su vinculación estrecha con las masas
populares y limitaban su capacidad para conducir la lucha popular.

(b) Un partido íntimamente ligado a los sectores populares, pero sin
perder su rol de vanguardia

Para poder dirigir adecuadamente la lucha revolucionaria, Marcial sostenía que:

el partido del proletariado tenía que ser "indivisible y directamente unido,
entrelazado con el pueblo".[67]

Pero, al afirmar esto, Marcial insistía, parafraseando a Lenín, que el partido no
debía diluirse en las masas:

El partido debe estar fundido con las masas, pero el partido es su
vanguardia, tiene una calidad superior que le permite dirigirlas (...) si el
partido se diluye con la masa, lo que resulta es que el partido se pone a la
cola de las partes retrasadas y entonces comienza a entrar en el
economicismo. Hace buenos enfoques cortos sobre las necesidades
inmediatas, pero no sobre lo revolucionario: comienza a acortar la misión
del partido porque creyendo que está interpretando a las masas, lo que está
interpretando son sólo los intereses inmediatos necesarios de las masas, sus
intereses de corto plazo, sin ligarlos a los intereses generales de la
revolución.[68]

Esta fue precisamente una de las críticas fundamentales que Marcial hizo al
Partido Comunista Salvadoreño, del cual fue su secretario general hasta en
1969.[69]

Ahora bien, si el partido no debía conservar sus fronteras para ir solamente
incorporando a sus filas a lo mas avanzado. ¿Cómo es que el partido entonces
dirigiría al gran movimiento popular? Marcial sostenía que el partido debía
orientar al movimiento de masas a través de sus células y del trabajo abnegado de
sus cuadros, pero que las masas no podían ser tratadas como si fueran parte del
partido y como si el partido pudiese dirigirlas automáticamente:

Las organizaciones populares no son células del partido, no pueden ser
tratadas así por una dirección, ni son tampoco unidades militares.

A un sindicato uno no puede decirle:

"Póngase firme, hagan formación, marchen para allá o para acá", puede
hacerse con un grupo de autodefensa de un sindicato, pero el sindicato es y
debe procurarse que lo compongan hasta las capas más lejanas, incluso las
más retrasadas y que todos ellos se incorporen a la huelga por aumento de
salario […] nosotros haríamos mal si quisiéramos estrechar los círculos del
sindicato exclusivamente a los elementos más avanzados, a aquellos que
puedan tirarse a hacer barricadas. Debemos lograr que, ya sea un sindicato o
cualquier gremio o cualquier organización popular, profundice hasta llegar a
los escalones más retrasados de sus propios sectores. Si queremos dirigirlos
con método como si fueran órganos de partido, estaríamos impidiendo su
desarrollo y llevando a cabo una línea realmente sectaria y nos quedaríamos
sólo el grupito de activistas y de cuadros más avanzados. Nosotros tenemos
que darle todo el desarrollo a los organismos de masas; su propia dinámica,
su propia personalidad, su funcionamiento, su propia dirección. No
podemos dirigirlos automáticamente por el partido.[70]

En una declaración poco común, Marcial advertía a su propia organización
respetar la autonomía de las organizaciones de masas:

Las FPL como organización político-militar no puede ni debe adjudicarse la
representación de organismos que deben tener su propia personalidad ante
las masas […] Por eso, uno de los acuerdos tomados por el FMLN de que
las organizaciones político militares representan en sí a los gremios y
organizaciones populares de masas es sumamente dañino y erróneo y lo
rechazamos categóricamente.[71]

Si las células eran los medios por los cuales el partido debía orientar el
movimiento popular, éstas a su vez eran indispensables a la aplicación del
centralismo democrático.

(c) Un partido que aplique el centralismo democrático

Según Marcial, el centralismo democrático

no es un camino de una vía. No es sólo de una dirección que esté dando
órdenes y orientaciones sin recibir la riqueza de la masa. Una dirección así
se vuelve burocrática por fuerza […] Una organización que no tenga raíces
en las masas no le llega a la dirección la verdadera realidad, pensamiento,
sentimiento, aspiraciones y
disposiciones del pueblo. Centralismo
democrático significa un funcionamiento de dos vías, de orientación de
parte de la dirección v de recepción de parte de la dirección, de las
opiniones, del conocimiento de la base y del pueblo, para tener los
suficientes elementos y poder elaborar buenas líneas de dirección [72].

Marcial advertía que al no avanzar en la construcción de su base celular, las
FPL no sólo se estaban alejando de la posibilidad de convertirse en el verdadero
partido comunista, sino que estaban adquiriendo características cada vez más
burocráticas y autoritarias en su funcionamiento.

Se van adquiriendo determinadas características que no son las de la
humildad y la modestia proletarias que antes tenía un cuadro, por ejemplo.
Y dentro de ese ambiente va naciendo mucho la prepotencia, la
arbitrariedad, el creerse árbitro pues, de convertir o no convertir en
miembro a aquel, o quitarlo para allá en el momento que le dé la gana, en la
hipersensibilidad a la crítica y en comenzar a castigar a aquel que critica,
incluso a aterrorizar a la base [...] se van creando una serie de cosas que no
son el partido del proletariado, porque no existe el juego del centralismo
democrático, que es de abajo para arriba v de arriba para abajo. Entonces,
de aquí arriba sí se puede criticar muy fuertemente a cualquiera, pero de
abajo para arriba como no estamos acostumbrados por años a que nos
critiquen, entonces nos sublevamos, a veces hay quien tiene todavía la
moderación de no reaccionar mal, la modestia, pero hay quien tiene sí, la

impaciencia de reaccionar mal, y de rebotar la crítica y de usar sus poderes
en mala forma para el castigo a los que critican.[73]

Marcial sostenía, por otra parte, que el centralismo democrático no consistía
solamente en el sometimiento de los organismos inferiores a los superiores, del
individuo al colectivo etc., sino también en que todos los miembros (por pocos
que fueran) participaran en la elaboración de los acuerdos fundamentales[74].
Esto suponía no sólo el derecho de cada miembro a que el partido le
proporcionase las posibilidades para ampliar sus conocimientos y formación para
estar en condiciones de contribuir adecuadamente a la elaboración de los
acuerdos, sino también el derecho de los miembros a elegir a sus representantes
en los organismos de dirección. Sobre esto último, Marcial sugería desde 1982
que las bases del partido pudiesen nombrar a sus representantes ante un congreso
para que no fuese la dirección la que continuara eligiéndose a sí misma.

En efecto, lo que sucedía es que el consejo revolucionario, como lo estipulaba
el artículo 21 de las bases estatutarias de las FPL, estaba integrado por los
miembros del comando central y por los demás cuadros de dirección nacional o
local que el consejo revolucionario de las FPL haya promovido a la calidad de miembros del
mismo[75]. En un congreso, contrariamente, las condiciones serían supuestamente
más democráticas, pues las bases elegirían a sus representantes al mismo. Así,
Marcial decía, cada número determinado de células eligen a un congresal.

La elección es en la base. Este congreso está formado por congresistas electos
en las bases y no electos allá arriba, sino que van enviados de aquí […] Nuestra
organización posiblemente necesite ya, que los que tengan el honor de ser
congresales, sean escogidos por sus propios compañeros en elección. Así, los que
pasan a ser miembros de COCEN (o comité central) y de la comisión política han
sido previamente aquilatados por los organismos y las bases[76]. Marcial insistía,
además, en que debían establecerse mecanismos permanentes para que las células
y los organismos intermedios pudiesen hacer llegar sus opiniones y críticas: Eso
no es sólo un deber, sino también un derecho, decía […] De lo contrario si no
lleva a cabo esta regla democrática, la dirección se Convierte en algo enquistado
en sí mismo, en una dirección separada digamos del pensamiento de la
membresía y de los problemas reales que existen[77].

Un partido con esas características difícilmente podría combinar
adecuadamente las diferentes formas y medios de lucha, para hacer avanzar la
guerra popular.

(d) Un partido capaz de combinar las diferentes formas y medios de
lucha


Marcial, a diferencia de lo sostenido por ciertos analistas[78], no consideraba
que el haber planteado desde un inicio la indisolubilidad de lo político y lo militar,
fuese una garantía de la justa combinación entre la lucha armada revolucionaria y
la lucha política de masas.

Para ello se necesitaba, según él, de una estructura capaz de realizarlo, de un
partido. Sin el verdadero partido comunista, la conducción de la guerra
popular conduce a resultados muy parciales, dada la necesidad de la
combinación acertada de lo político y lo militar. Si no hay una fuerza
verdadera de partido […] o bien lo militar predomina de una manera
militarista sobre el resto de la estructura y necesidades, o bien se descuida lo
militar, y entonces, lo político en una forma unilateral y no correcta, no llena
las necesidades armadas del pueblo para el triunfo de la revolución […] Sólo
el verdadero partido comunista es capaz de distribuir sus fuerzas, de hacer
que todos actúen dentro de un sólo pensamiento y que haya una correcta
división del trabajo colectivo e individual, dentro de una sola línea general y
política que forme un sólo concierto, una sola unidad de voluntades que dé
verdadero poderío a la acción revolucionaria en todas partes y ejerza
decisiva incidencia en la vida nacional y en el exterior[79].

A continuación reproducimos un extracto-del informe de la comisión política
de las FPL, aprobado por el comando central en su reunión del mes de agosto de
1981. La comisión política, al hacer un estudio del desarrollo histórico de las FPL,
muestra cómo se tradujeron esas dificultades en la práctica:

Entre 1973-1974, debido a las características del gran desarrollo del
movimiento de masas, se planteó la necesidad de atender el desarrollo de
ambos terrenos: la lucha armada y la lucha política combativo de las masas
[…] Esto requería una apropiada combinación de esfuerzos y medios en
ambos terrenos […] Es necesario señalar que esa acertada combinación y
armonización, no tuvimos la capacidad de llevarla a cabo, debilitando
drásticamente el esfuerzo, cuadros y medios cuadros dedicados al trabajo
armado y teniendo como resultado el abandono prácticamente del
desarrollo de la guerrilla rural y el debilitamiento de las estructuras armadas
ante el tempestuoso crecimiento del movimiento político de las masas.
Todos los cuadros de dirección más experimentados fueron trasladados al
trabajo de masas y los medios para el trabajo militar fueron cada vez más
reducidos […] En los años 78-80 se fue cobrando conciencia de nuestra
extrema debilidad en el terreno armado ante el poco fruto de repetidas
medidas por incrementar la operatividad urbana y rural y hacer crecer
nuestras fuerzas armadas […] Mientras, el enemigo había pasado a una
irrestricta acción de genocidio y de crimen para destruir el movimiento de
masas […] poniendo en ejecución en gran escala el asesinato de cuadros,
genocidio y despoblación sistemática de las zonas organizadas, con las
técnicas desplegadas de la "guerra especial" del imperialismo yanqui, en un
momento en que nuestras fuerzas armadas realizaban esfuerzos por
desarrollarse, pero todavía en una situación de extrema debilidad orgánica,
operacional y logística […] En tal situación, se hizo más evidente que nunca
el grave atraso que a esas alturas tenían el EPL [Ejército Popular de
Liberación], las guerrillas y las milicias populares de liberación respecto a las
apremiantes tareas de la revolución. El plan de guerra general aprobado por
el comando central a principios de 1980 mostró las necesidades en hombres
y armas mínimas para lanzar una ofensiva general contra el régimen a

algunos meses plazo. Se dio un vuelco hacia el fortalecimiento de las
Fuerzas Armadas Populares de Liberación [FAPL]. En abril y mayo de
1980, prácticamentese vació la parte más avanzada de la masa, así como una
decisiva proporción de sus cuadros hacia la formación de nuevas unidades
militares y en menor medida hacia las nuevas unidades milicianas […] El
resultado fue el desmantelamiento casi total del gran movimiento de masas,
progresivamente construido desde hace años, sin haberse logrado las metas
fijadas para la formación de las FAPL […] Si en 1974, caímos en la
unilateralidad de debilitar extremadamente nuestras unidades armadas
perjudicando seriamente su futuro desarrollo, en 1980 descuajamos
violentamente el enorme trabajo realizado durante años menoscabando la
riqueza organizada de masas y debilitando gravemente nuestra base social, al
no tener la capacidad de tomar medidas adecuadas para la combinación
acertada del desarrollo de nuestras fuerzas[80].

En el informe de la comisión política se mostraba igualmente cómo las
medidas adoptadas por las FPL para conducir la ofensiva militar de enero de
1981 habían desembocado en la militarización de su estructura partidaria. Al
referirse a ese problema, Marcial afirmaba:

El COCEN [comando central] de agosto (1981) reconoció gravísimos
errores en cuanto a la concepción aplicada en esa ocasión, de dirigir el
partido a través del primer jefe militar y dejar prácticamente el cuerpo
interno del partido sin funcionamiento. A los responsables de dirección de
zona les llegaba la directiva de la CP [comisión política] como orden de la
comandancia general, a través del primer jefe del estado mayor. Allí se
terminó la relación comisión política con direcciones nacionales,
centralismo democrático, etc. Y quedó todo supeditado a las órdenes
militares. Eso sucedió durante muchos meses. Aún ahora se vuelve difícil
enderezar lo que ya se había vuelto práctica[81].

Es importante destacar que en la misma reunión del comando central de 1981
se advertía del peligro de dispersión orgánica y política, que se había generado en
las FPL como resultado de la ruptura del funcionamiento centralizado del
partido[82]. En este marco, se decía, el fenómeno de la dispersión, de las diversas
interpretaciones y prácticas, se ha desarrollado peligrosamente en la organización,
conduciendo a una descohesión orgánica, política e ideológica; asimismo, se
señalaba el peligro del aparecimiento de varios centros de decisión, cosa que no
había sucedido antes en el desarrollo de las FPL.

Si lo expuesto hasta ahora constituye una referencia valiosa para todos
aquellos analistas que buscan una explicación seria a los sangrientos
acontecimientos de abril de 1983, ello, sin embargo, no contribuye a explicar por
qué Marcial, a pesar del estado en que se encontraba su organización, insistía en
que él verdadero partido comunista debería ser construido a partir de las FPL y
no del FMLN. A esta interrogante buscaremos responder en las páginas
siguientes.

2.2.2. El verdadero partido comunista debería crearse a partir de las
FPL

Como ya lo dijimos antes, Marcial sostenía que ninguna de las organizaciones
que integraban el FMLN reunía las condiciones que, según él, debía tener un
verdadero partido comunista. Dicho partido había que construirlo. ¿Por dónde
empezar? ¿Por el FMLN? Según Marcial, la coexistencia de diversas ideologías y
enfoques de la guerra en su interior hacían muy difícil la marcha hacia su
conversión en un partido comunista único.

(a) El FMLN es un frente no un partido

Dejemos que Marcial explique los motivos por los cuales consideraba
sumamente difícil la construcción del partido comunista único a través del
FMLN:

El FMLN no es un partido, es un frente y hay que tener en cuenta que las
características de los frentes son distintas a las del partido, Se forma un
frente cuando hay distintas organizaciones que necesitan unirse y aliarse en
determinada plataforma de lucha: pero es frente precisamente porque
todavía no puede convertirse en partido. El partido necesita centralización,
no sólo orgánica, eso es bien fácil. Decir "vaya pues que se unan el partido
comunista y las FPL. Formemos una sola comisión política. Que se unan
todas las cinco organizaciones del FMLN y entonces que se nombre el
secretario general, el secretario general de organización y tales otros y
mezclemos los organismos que tenemos en cada frente y formemos
direcciones de zona o comités departamentales". Decir eso es fácil, pero
esto es cosa de estructuras, no es cuestión simplemente orgánica. Se trata
sencillamente de que al interior de los frentes existen distintas ideologías
que conducen a distintos enfoques políticos y a distintos enfoques de la
guerra. No podemos obligar a que otra organización piense igual que
nosotros: tienen su enfoque propio y están pensando que la guerra es
necesario terminarla digamos ya dentro de un mes y que la guerra
prolongada es dañina, y están pensando de que la prolongación de la guerra
va a debilitar nuestra fuerza. Es su enfoque. No se basan en la realidad que
mientras más combatimos, más nos fortalecemos y que es necesaria la
ofensiva continua. Nosotros tenemos otro, nosotros tenemos fe en la
incorporación del pueblo a la guerra […] tenemos el enfoque de que el
enemigo lo vamos a llegar a derrotar y vamos a llegar a tener una
acumulación de fuerzas superiores decisiva a base de lucha, nosotros
tenemos el lema sólo luchando, sólo combatiendo nos fortalecemos, ese es
nuestro lema [...] Es un enfoque distinto; ¿qué vamos a hacer? No les
podemos quitar de la cabeza de un solo a los otros el deseo de tirar los
fusiles, porque creen que ya es mucho. ¡No! Allí no puede haber en este
momento un partido único […] El partido de la clase obrera necesita una
sola ideología. Pero real, no sólo en palabras, no sólo en teoría, sino
también teoría y práctica: la ideología del proletariado, la ideología del

marxismo leninismo […] El FMLN no es eso y no puede serlo en mucho
tiempo. Hay diversas ideologías, incluso que chocan entre sí. No podemos
hacernos los tontos, tratando de ignorar que entre el FMLN hay influencia
de la democracia cristiana mundial, de la social democracia, y la social
democracia viene luchando contra el marxismo desde finales del siglo
pasado. Precisamente la social democracia se ha convertido, junto con la
democracia cristiana, en los dos pilares fundamentales del sostenimiento del
imperialismo germano, del imperialismo francés y del imperialismo italiano.
La social democracia fue la sostenedora de los horrendos regímenes
colonialistas que esclavizaban a Asia y a África. La social democracia es la
teoría de la burguesía que trata de endulzarse para poder engañar y subir a
su carro burgués el proletariado. Y como nosotros no somos una isla
privilegiada y aislada de todo el mundo, el movimiento revolucionario
salvadoreño está abierto también por fuerza a todos los vendavales y
vientos que vengan de fuera. Por eso esto es un frente y no un partido. Y por eso la
marcha hacia la construcción del partido único, a través del FMLN es sumamente
compleja. Si nosotros consideráramos que no debemos organizar el partido
del proletariado a partir de las FPL, porque ya hay un FMLN, nosotros
estamos cayendo en el más grave error y la más grave interpretación de lo
que debe ser la lucha de clases para hacer avanzar los intereses del
proletariado. Esa meta errónea nos la trazamos en 1980. Por suerte vimos
que era idealista, utópica, infantil.[83]

En efecto, después de la ofensiva general de 1981, el comando central de las
FPL, en su reunión del mes de agosto, reconocía que, entusiasmados por hacer
avanzar la unidad en 1980, habían idealizado el desarrollo de ese proceso,
haciendo los mismos esfuerzos por el fortalecimiento de las FPL y de la instancia
unitaria, desconociendo los orígenes y debilidades de cada uno de los
componentes de la unidad.

Esta situación habría conducido al debilitamiento de las FPL y al
fortalecimiento voluntarista de la instancia unitaria. En consecuencia, a partir de
este momento, el comando central decidiría que el fortalecimiento de las FPL, y
su conversión en el partido comunista auténtico serían la prioridad.

(b) La creación del verdadero partido comunista

La decisión de convertir a las FPL en el verdadero partido comunista no fue
una idea exclusiva de Marcial, ni tampoco se origina con los acuerdos del
comando central de 1981. Ya en los documentos del primer Consejo
revolucionario de 1976 se decía que la formación de los primeros comandos
armados de las FPL en 1970 constituía precisamente el inicio de una compleja
tarea político militar que comprendía, entre otras cosas,

"la construcción del partido del proletariado, el verdadero partido
comunista"[84].

Por otra parte, el artículo 7 de las bases estatutarias de las FPL decía que éstas
constituían precisamente "el germen del verdadero partido comunista que aspira a
encabezar el proceso revolucionario y la construcción del socialismo en El
Salvador..."[85], lo cual nos permite suponer que se trataba de una opinión
compartida por el resto de los militantes de las FPL.

Los éxitos obtenidos en el terreno de la unidad en 1980 harían, sin embargo,
pensar en la posibilidad de que dicho proceso culminara precisamente en la
formación de un partido comunista único. No obstante, las contradicciones
generadas en el FMLN a raíz de la ofensiva general de 1981, llevaron a las FPL a
descartar esta posibilidad y a volver a la decisión de emprender solas dicha tarea.

La unidad avanza ante la perspectiva de toma de poder por la vía
revolucionaria en 1980

El primer acuerdo de coordinación del 10 de enero de 1980, entre las FPL, la
Resistencia Nacional y el Partido Comunista Salvadoreño fue el inicio de un
proceso sostenido de avances en el terreno de la unidad de las fuerzas
revolucionarias que condujo a la creación de la Dirección Revolucionaria
Unificada, en marzo, y a la formación del FMLN, en octubre del mismo año.

Las organizaciones que integraron el primer organismo de coordinación
habían declarado que el acuerdo logrado se orientaba a "alcanzar progresivamente
los más elevados e integrales niveles de unidad"[86] y que estaba abierto a las
demás organizaciones revolucionarias que aún no participaban en él. El
optimismo de los dirigentes de esas organizaciones sobre las perspectivas para
avanzar hacia la unidad se refleja en las entrevistas de esa época. Así, Marcial, al
referirse al primer acuerdo de coordinación, que él calificaba de "histórico y
trascendental", manifestaba su disposición a desarrollar y elevar la unidad a
niveles superiores:

si hemos demostrado que nuestro pueblo es capaz de enfrentar todas las
ofensivas del imperialismo y las clases dominantes que hasta ahora se han
presentado, también seremos capaces de demostrar que tenemos la
suficiente madurez para resolver cualquier dificultad que se presente en el
camino de la unidad de las fuerzas revolucionarias y populares. De manera
que aún cuando el momento actual signifique escalones de coordinación
iniciales, lo que debe estar claro es que se hace sobre la base de una firme
voluntad de avanzar lo más constantemente posible; hacer combatir todos
los brazos de nuestros pueblos en un sólo puño demoledor […] estos pasos
de unidad son firmes, conscientes, además, impera la voluntad de llevarlos
hasta las últimas consecuencias. Representan la apertura de una nueva
página en la historia de El Salvador, determinarán el triunfo de la revolución
popular y la marcha hacia el socialismo.[87]

Schafik Handal, secretario general del Partido Comunista Salvadoreño, iba aún
más lejos, al declarar:

Ahora hemos alcanzado un acuerdo de unidad que pone en marcha un
proceso orientado, según lo considera el PCS [Partido Comunista
Salvadoreño], hacia la creación de una dirección unificada de la revolución,
una dirección político-militar unificada […] y todavía más: hacia la formación de
un partido único marxista leninista de la revolución salvadoreña […] esa es la
perspectiva con que trabajamos todos […] La dirección única de la
revolución se ve a corto plazo y la creación del partido único se vislumbra a
mediano alcance […].[88]

Hay que señalar que fue precisamente el cierre de toda salida pacífica a la crisis
salvadoreña, a causa de los sucesivos fraudes electorales y de la represión, lo que
llevó a las diferentes organizaciones revolucionarias a la conclusión de que sólo la
revolución popular armada resolvería los problemas de las amplias mayorías. Esto
fue precisamente el cimiento que permitió establecer los primeros niveles de
coordinación. En el acuerdo del 10 de enero de 1980 se decía textualmente: “Ya
nadie debe confundirse: la única alternativa verdadera y eficaz de solución a la
crisis nacional en beneficio del pueblo es la revolución popular armada”.[89]

Y después de enumerar las transformaciones que se realizarían en dicha
revolución, se decía:

Estas grandes tareas sólo pueden realizarse si previamente la revolución
triunfa; es decir si conquista el poder destruye la maquinaria oprobiosa, corrupta y
sanguinaria de la tiranía militar y establece en base del poder popular un gobierno
revolucionario, democrático y anti-imperialista.[90]

Como diría posteriormente Fermán Cienfuegos, dirigente de la Resistencia
Nacional, fue una “coyuntura revolucionaria, de toma de poder, que se convirtió
en el factor de unidad”[91] y se aceleraría con la preparación y organización de la
ofensiva general de 1981. Pero si los preparativos de la ofensiva aceleraron el
proceso de unidad, la situación fue diferente después de la ofensiva.

La unidad retrocede después de la ofensiva general de 1981

El optimismo que prevalecía antes de la ofensiva general sobre las perspectivas
de avanzar en el desarrollo de la unidad fue de muy corta duración. El comando
central de las FPL, en su reunión de agosto de 1981 llegó a la conclusión de que
la unidad había sido utilizada tácticamente por otras organizaciones del FMLN,
que durante años habían permanecido en una situación de incipiente desarrollo y
que a través del velo de la unidad trataban de fortalecerse debilitando a las
FPL.[92]

El informe aprobado por el comando central hacía sobre todo referencia al
comportamiento "pragmático burgués" del Ejército Revolucionario del Pueblo y
de la Resistencia Nacional que, contando con la amplia complacencia del Partido
Comunista Salvadoreño, trataban supuestamente de aplastar la corriente marxista
leninista encabezada por las FPL, para satisfacer las presiones de las burguesías
internas y externas, temerosas ante la perspectiva de la toma del poder por parte

del FMLN. El comando central afirmaba que se trataba de una política desleal y
calculadora, consistente en simular la adopción de determinadas posiciones
políticas mientras se podía aprovechar una coyuntura favorable, y luego el cambio
de camisa, apenas se presentaba otra coyuntura de la cual podían sacar mayor
provecho. Los aliados no eran más que competidores, a los que había que sacar el
mayor provecho en las coyunturas - al igual que lo hace la burguesía en el
mercado - y luego convertirlos en adversarios, cuando ya se los había
debilitado.[93]

Veamos a continuación un extracto del informe, donde se mencionan algunos
de los hechos que justificaban las apreciaciones del comando central.

Durante los meses de enero, febrero [1981], sobre todo después de la
ofensiva, fueron cada vez más grandes las presiones del imperialismo, de la
burguesía europea y de los gobiernos democráticos amigos para que no
apareciera el FMLN como dirigido por las corrientes marxistas leninistas
dentro del mismo. Principalmente en el terreno diplomático esas presiones
fueron siendo cada vez más grandes. Y en ese sentido la RN [Resistencia
Nacional] y el ERP [Ejército Revolucionario del Pueblo] especialmente,
fueron proclamando su afiliación democrático burguesa y fueron siendo
muy claros sus intentos de quitarse definitivamente el aspecto marxista
leninista que habían proclamado anteriormente, e irse dando el barniz social
demócrata e incluso solicitaron las condiciones para ingresar a la
Internacional Socialista; al principio, en los primeros escalones de militancia,
o sea, como observadores. Eso significaba plantearle a la burguesía
internacional que el FMLN está integrado por diferentes intereses de clase,
no sólo por los intereses fundamentales de la clase obrera y del
campesinado, sino que el FMLN representa también los intereses de la
burguesía y que esos intereses son los que deben dirigir esa unidad y esta
revolución.[94]

Consecuente con esta interpretación, el comando central afirmaba que las
contradicciones que se estaban dando en el interior del FMLN en ese momento
entre las que mencionaba: la formación del bloque contra las FPL, las campañas
de desprestigio, la sustitución de los representantes de las FPL en distintas
instancias internacionales, la propuesta de que no hubiera coordinador general
porque el coordinador (Marcial) era de las FPL, etc.- tenían un fondo de clase
muy claro:

La necesidad de disminuir la influencia de las FPL, no sólo en el interior del
FMLN y sus instancias, sino al interior del proceso revolucionario de El
Salvador para de esta manera encontrar fórmulas del agrado de la burguesía
interna e internacional, y eventualmente también de la aceptación del
imperialismo y que ésta no sea un revolución profunda y verdadera, en aras
de los intereses de las grandes mayorías que están derramando su sangre,
sino una revolución "moderada" de acuerdo con los criterios de la
burguesía: no muy profunda; en la que la clase obrera tenga que moderar
sus ímpetus como clase explotada, para permitir una salida que prolongue el

régimen de explotación del agrado del imperialismo y de las burguesías
internacionales. Ese es el fondo de clase que está en juego en este momento en el país, en
el proceso revolucionario y al interior del FMLN.[95]

Por todas estas razones, el comando central llegó a la conclusión de que la
primera prioridad para que la revolución en El Salvador llegara a su final
victorioso era "fortalecer y desarrollar a las FPL, convirtiéndolas en el auténtico
partido marxista leninista del proletariado", y sobre esa base, y el fortalecimiento
de su estructura militar y de su influencia en las masas hacer avanzar la unidad del
pueblo a partir del nivel real en el que se encuentra. Es decir alcanzar el nivel
decoordinación, consolidarlo y no dar pasos voluntaristas, en los avances
unitarios, sino pasos firmes y graduales, partiendo de la realidad.[96]

En los días anteriores a su suicidio, Marcial seguía defendiendo la validez
histórica de los acuerdos del comando central de 1981 y afirmaba que la línea de
la coordinación adoptada por dicho organismo no era contraria a la unidad, sino
que respondía al nivel real de unidad existente en ese momento. El año
antepasado, cuando se planteó esta línea, no fue muy comprendida por todos y se
hablaba de dos líneas dentro del FMLN:

la línea de la unidad y la línea de la coordinación, entendiendo como
coordinación algo contrario a la unidad. Precisamente nosotros
planteábamos: en estos momentos no tenemos ni siquiera coordinación
política entre las organizaciones populares: en lo militar, ahí la situación está
de malas relaciones, no digamos en coordinación, sino que de malas
relaciones [...] entonces en tales condiciones cómo se podía hablar de que
hubiera coordinación, si ni siquiera había amistad. Entonces las FPL en su
comando central planteó que es necesaria la coordinación y es urgente y
planteamos 10 normativos para las distintas formas de la coordinación. A
estas alturas, es precisamente la coordinación operativa que estamos
haciendo y la cooperación mutua entre frente y frente, cada uno guardando
su compartimentación y el mando sobre sus tropas y a esa situación
nosotros la llamamos coordinación [...] Es coordinación en la acción [...]
esos fueron los sabios acuerdos del comando central de 1981 y que nos han
conducido a tener unas fuerzas armadas muy grandes y a tener una gran
incidencia más positiva en la unidad.[97]

Marcial advertía igualmente que sería un grave error considerar como
sectarismo la decisión de las FPL de convertirse en el partido marxista leninista
del proletariado. Decisión que, según Marcial, había sido ratificada en la reunión
del comando central del 25 de enero al 5 de febrero de 1983, donde se supone
que sus tesis habían sido plenamente derrotadas.

Las FPL se deben a la clase obrera y la clase obrera, realmente es increíble
en un país tan luchador siendo tan grande su participación en la revolución,
no tiene todavía un verdadero partido marxista leninista, entonces la
aspiración de convertirse en partido marxista leninista no es sectaria, es una
obligación fundamental para la revolución.[98]

Marcial sostenía que las FPL eran el núcleo marxista más grande y con más
posibilidades para asumir dicha obligación y agregaba que al decir esto no se
estaban desconociendo los méritos de los hermanos de las otras organizaciones
del FMLN que también derraman su sangre. Que estos últimos podían también,
si así lo deseaban, dedicarse al cumplimiento de dicha tarea, pero las FPL no
podían ni debían atenerse a tal eventualidad: no vamos a esperar una necesidad
histórica de nuestro pueblo, así como no esperamos en 1970 hasta que se
convencieran los reacios [a la lucha armada] no vamos a esperar tampoco hasta
que se convenzan y a que se desdispersen los marxistas dispersos para organizar
el partido del proletariado de los marxistas no dispersos con voluntad de
defender los intereses del proletariado hasta el final....[99] Veamos, pues, en qué
medida las tesis de Marcial, que no eran otra cosa que los acuerdos del comando
central de 1981, habían sido o no ratificadas por el mismo organismo de
dirección en su reunión de enero y febrero de 1983.

2.2.3. Los acuerdos del comando central de 1983 y las tesis de Marcial

En los acuerdos del comando central de 1983 se calificaba de "trascendental"
la reunión de dicho organismo en 1981 y se retomaba una buena parte de las
disposiciones adoptadas en esa ocasión. Así, en lo que se refiere a la unidad del
FMLN, se planteaba la necesidad de fortalecerla, haciendo esfuerzos para "elevar
la calidad en coordinación militar, política y diplomática."[100]

En la tercera sección de los acuerdos, en la parte dedicada al FMLN, se decía
en el primer numeral:

Reafirmamos el acierto de las líneas emanadas del COCEN [comando
central] en agosto de 1981, de hacer avanzar la unidad hacia niveles
superiores a partir de los niveles reales que vaya adquiriendo en cada
momento. Poner esfuerzos para elevarle a esos niveles superiores desde los
niveles de coordinación que ahora ya ha alcanzado.[101]

Como puede constatarse, los acuerdos del comando central de 1983 no
introdujeron ningún cambio sustancial en el nivel de unidad que hasta ese
momento se había alcanzado: la coordinación. Hay que señalar, sin embargo, que
los acuerdos contenían una serie de disposiciones que reflejaban un enfoque más
positivo de los problemas de la unidad. Dichas disposiciones estaban no obstante
contrabalanceadas por otras, que expresaban más bien la preocupación de no dar
pasos voluntaristas en ese terreno. Veamos algunos ejemplos. Los acuerdos
mencionaban la necesidad de hacer un justo reconocimiento de las cualidades y
de los méritos de las otras organizaciones del FMLN, así como de sus fallas y
limitaciones. La necesidad de la lucha ideológica fraterna, despojada de cargas
subjetivas y emotivas, eliminando todos aquellos adjetivos que por ofender a las
demás organizaciones no ayudaban al proceso unitario. Se acordó, por tanto,
impulsar una campaña dentro de las FPL para unificar a sus militantes alrededor
de esas consideraciones y superar los resabios de sectarismo que impedían una
mejor relación e inserción en el seno de la unidad. Pero al mismo tiempo se

recordaba que las FPL estaban comprometidas a defender los intereses del
proletariado de manera correcta y que había que "evitar caer en el cómodo
liberalismo que obvia la necesidad de la lucha ideológica en el seno de la
unidad”102.

De la misma manera, en la sección dedicada a la unidad y las alianzas, se
consideraba "la unidad del FMLN como una unidad de carácter revolucionario y
estratégico. Constituyendo su fortalecimiento y avance un objetivo
estratégico"[103]. Pero al mismo tiempo se recordaba que era sobre la base del
fortalecimiento partidario, así como militar y político de las FPL que se tendrían
mejores condiciones para incidir positivamente en el seno de la unidad.

Finalmente, se reconocía al FMLN como vanguardia revolucionaria en esos
momentos, pero en los lineamientos generales hacia la toma del poder se
afirmaba que la construcción del partido por parte de las FPL era el "factor clave
para la conducción exitosa de la guerra en este período y como garantía del
avance de las conquistas de la revolución posteriormente"[104]. Eso es lo que le
permitía a Marcial afirmar tan categóricamente en su "testamento político" que el
comando central de 1983 había dejado bien clara la obligación de convertir a las
FPL, "en partido marxista leninista".[105]

Pero el estilo categórico de Marcial, no debe impedimos ver que, si bien su
afirmación era exacta, ella reflejaba precisamente el debilitamiento de sus
posiciones. En efecto, se trataba de convertir a las FPL "en partido marxista
leninista", pero ya no en el "verdadero o el auténtico" como se decía en los
acuerdos del comando central de 1981. Hay que señalar que ninguno de esos
adjetivos aparece en el texto de los acuerdos del comando central de 1983 y eso
implica una diferencia considerable como el mismo Marcial lo reconocía a
mediados de 1982, cuando explicaba la posición de dicho comando en 1981.

En el COCEN [comando central] se vio que se pueden tomar dos puntos
de vista: convertirse en un partido comunista de nombre o convertirse en el
verdadero partido comunista. Hay aquí una diferencia abismal entre una
cosa y otra cosa [...] Si decimos convertirse en un partido comunista,
estamos dando involuntariamente la idea de que en este momento otras
organizaciones pueden también cumplir igualmente con esa tarea, y que
nosotros cogemos sólo una parte de ella. Que por tanto nos tomamos todo
el tiempo, con calma, sin tomar a pecho la responsabilidad, de que las FPL
se convierta en el verdadero partido comunista. Con esto,
inconscientemente delegamos en otras organizaciones nuestra propia
responsabilidad con la idea de que en ese camino de retardamiento y de
delegación en otros, se lograría con el tiempo, mediante el avance de la
revolución, construir el partido único de la revolución, un partido único que
puede o no ser marxista leninista.[106]

En el fondo, la preocupación principal de Marcial era que al depositar en el
FMLN la tarea de construir el partido único, algo que él veía muy improbable, se
diluyese aún más la poca voluntad que existía en los organismos de dirección de

las FPL de construir y desarrollar su propia instancia partidaria. El VII Consejo
Revolucionario que se realizó después de la muerte de Marcial, acordó
finalmente, entre las "tareas máximas de las FPL en la proyección de la unidad":
la construcción del partido comunista único "a partir del FMLN"[107], afirmando
que era una “ley de la revolución socialista la necesidad de una dirección única de
la clase obrera…”.[108]

En esta oportunidad, el consejo dispuso elaborar un plan para iniciar el
desarrollo de esta tarea y en los nuevos estatutos, aprobados por dicho
organismo, se introdujo un capítulo consagrado especialmente al proceso de
unidad orgánica.

El artículo 138 decía:

Un proceso de integración orgánica con organizaciones que demuestren ser
revolucionarias marxistas leninistas, político militares, se realizará por
expreso acuerdo del Consejo Revolucionario de las FPL.[109]

Dos años más tarde, el 13 de agosto de 1985, Leonel González, en nombre de
la comandancia general del FMLN, hacía pública la decisión de dicho organismo
de "avanzar para convertir al FMLN en una sola organización"[110], afirmando
que se estaba muy cerca de la "unificación total" de todas las organizaciones y que
ya no existían diferencias substanciales de carácter estratégico entre ellas.

El optimismo de la comandancia general manifiesto en las declaraciones de los
dirigentes del FMLN, antes de la ofensiva general de 1981, se refleja con especial
fuerza en las siguientes palabras de Leonel González: toda la miseria humana de
valores propios de la sociedad burguesa, relativos a las ambiciones personales,
pugnas de poder y de otros a los que hace referencia el enemigo, no corresponde
a nuestra problemática unitaria.

Nuestros valores proletarios y revolucionarios se han fortalecido; lo hemos
mostrado en la práctica y seguiremos haciéndolo, uniéndonos más hasta
convertimos en un sólo partido y un sólo ejército.

La única división que puede esperar el enemigo de nosotros, es la división de
responsabilidades y de los esfuerzos para garantizar que nuestros golpes sean más
contundentes y nuestro avance más sólido e indetenible. Nuestro objetivo de constituirnos
en un sólo partido revolucionario es nuestra meta y hacia ella marchamos de manera
irreversible y segura".[111]

Inútil insistir en que el optimismo de esa época fue también de corta
duración. Según Fermán Cienfuegos, era nuevamente la necesidad de pasar a una
ofensiva general estratégica en esos años que tenía como objetivo el
derrocamiento del régimen lo que planteó un nuevo salto en la unificación. [112]

En entrevistas posteriores puede comprobarse que los dirigentes del FMLN
no solamente no siguieron insistiendo en la construcción del partido único, sino

que dejaron a un lado dicha meta. Así, Joaquín Villalobos, dirigente del Partido de
la Revolución Salvadoreña - Ejército Revolucionario del Pueblo y últimamente
Expresión Renovadora del Pueblo (PRS-ERP), reconocía que la declaración de la
comandancia general sobre el partido único, tenía sobre todo un objetivo táctico,
lograr el acatamiento de los militantes de las orientaciones del FMLN en esa
coyuntura. A nivel estratégico, no se tenía ninguna formulación y señalaba que lo
importante era "unir sobre la base de una estrategia de poder, no a partir de una
concepción de partido"[113], que según él abría inmediatamente el debate acerca
de los espacios, las cuotas de poder. Es decir, de todo aquello que se suponía va
superado en la declaración de agosto de 1985.

Es importante señalar que el 28 de septiembre de 1993 el PRS-ERP se definió

"como un partido de ideología social demócrata" que "abandona las
definiciones marxistas leninistas tradicionales entre los partidos de la
izquierda...".[114]

Esto confirma, en cierta forma, las opiniones de Marcial respecto a la
influencia de la social democracia en el FMLN. Las FPL, por su parte, tampoco
siguieron insistiendo en la creación del partido comunista único, que después de
haber sido considerado como "ley de la revolución socialista", como "elemento
clave para la victoria", pasó a ser algo secundario.

Seríamos unos irresponsables, afirmaba Leonel González en 1989, si
pensáramos que no es viable la victoria sin partido único y no hiciéramos
algo para conseguirlo mañana mismo...115

Y al referirse al proyecto de unión partidaria del FMLN, decía:

Falta la fusión de las estructuras de partido, pero eso no es tan importante
en este momento. Esta es una tarea que requiere afinar métodos de trabajo
y los estilos, una cuestión de tiempo que en situación de normalidad ya
habríamos concluido. La tarea esencial ahora es hacer la revolución y no
enredarnos en cuestiones de segundo orden.116.

Pero las FPL no sólo no avanzaron en la construcción del partido único, sino
que tampoco lograron hacer funcionar su estructura partidaria tal como lo
preveían sus estatutos, que era precisamente la preocupación de Marcial. Según
declaraciones de Valentín Martínez:

No desechamos la idea de partido, sino que tratamos de adecuarla a las
condiciones de guerra. Retomamos como criterios de funcionamiento
algunos principios del centralismo democrático: el funcionamiento
colectivo, la vigilancia revolucionaria, el control. Los adoptamos como
criterios de razonamiento, más que como esquemas organizativos
formales.[117]

Salvador Guerra, al referirse al mismo tema, decía:

Vimos que el partido no podía funcionar con los esquemas tradicionales,
sino introduciendo formas flexibles, adecuadas a la situación de guerra, para
la conducción del esfuerzo insurreccional de las masas. Empezamos a
combatir el formalismo y el organicismo en que habíamos caído en 1980,
como método de funcionamiento partidario: la cuestión de los comisarios
políticos, el esfuerzo porque funcionara el comité central y el congreso a
toda costa. Si eso no funcionaba, pensábamos que no éramos partido.[118]

En efecto, para dar tan sólo un ejemplo. En diez años que separan al VII
Consejo de las FPL de su primer congreso en 1993, tan sólo hubo un consejo
revolucionario, a pesar de que los estatutos aprobados por el VII Consejo
preveían en su artículo 33 que dicho organismo se reuniría ordinariamente una
vez cada dos años (en lugar de cada seis meses, como lo disponían las antiguas
bases estatutarias). Esta situación, si bien puede intentar justificarse en razón de
las condiciones impuestas por la guerra, no dejaba de ser atentatoria a los
derechos democráticos de los miembros. Por otra parte, el no funcionamiento del
órgano más representativo, el consejo, conducía inevitablemente a una mayor
centralización del partido. Es difícil determinar en qué medida esta situación
inquietaba a los concejales electos en 1983, pues los estatutos aprobados por el
VII Consejo contenían una serie de disposiciones que buscaban precisamente
fortalecer el poder del comando central en detrimento del consejo revolucionario.
Así, el artículo 35 contenía una disposición sin precedentes que facultaba al
comando central a "privar temporalmente de los derechos a los concejales"[119]
que hubiesen cometido alguna de las faltas enumeradas en el artículo 34 de los
estatutos.

Entre las faltas se mencionaban no solamente los delitos, sino también las
fallas políticas o ideológicas, el no cumplimiento deliberado de las líneas trazadas
por la organización, etc. Esta disposición estaba sujeta a la ratificación del
siguiente consejo. En la misma perspectiva, el artículo 56 facultaba al propio
comando central a suspender temporalmente a cualquiera de sus miembros si éste
incumplía sus obligaciones[120]. Hay que señalar que en las antiguas bases
estatutarias de las FPL no existía ninguna disposición que otorgara esos poderes
exorbitantes al comando central, pues era únicamente el consejo revolucionario el
único que podía privar de sus derechos a los concejales (Art. 30) y a los miembros
del comando central (Art. 44).

Es curioso que el consejo revolucionario, después de los trágicos
acontecimientos del mes de abril de 1983 que desangraron al comando central de
las FPL, no haya buscado precisamente ejercer un control más directo sobre el
funcionamiento de dicho organismo y limitar sus poderes. El contraste es grande
cuando se compara el funcionamiento del organismo más representativo de las
FPL, en la época en que Marcial estaba vivo. Desde 1976, cuando se creó el
primer consejo hasta el año de su muerte, se realizaron seis consejos
revolucionarios. En el segundo consejo se aprobaron las bases estatutarias; en el
tercero se aprobó la proyección del Ejército Popular de Liberación; en el cuarto,

la línea sobre la situación internacional; en el quinto, la proyección de las milicias
y del partido, y en el sexto, la estrategia parcial para la toma del poder.[121]

Para finalizar podemos decir que fue precisamente en el terreno de la unidad
con el FMLN y la construcción de la vanguardia revolucionaria donde las tesis de
Marcial se vieron debilitadas. Es cierto que los acuerdos del comando central de
1983 no introdujeron ningún cambio sustancial en el nivel de unidad alcanzado
en esa época: la coordinación. Y que buena parte de los acuerdos del comando
central de agosto de 1981 fueron retomados en el texto de los acuerdos
adoptados en 1983, en particular la necesidad del fortalecimiento partidario,
militar y de masas de las FPL como condición indispensable para poder incidir
positivamente en el seno de la unidad. Pero es innegable que los acuerdos del
comando central de 1983 estaban marcados por la voluntad de fortalecer al
FMLN como algo prioritario y de crear dentro de las FPL las condiciones
necesarias para avanzar en esa dirección. Hay que recordar, sin embargo, que no
fue sino hasta en el VII Consejo, después de la muerte de Marcial, que se acordó
finalmente construir el partido comunista único a partir del FMLN y no de las
FPL
.
3. El diálogo y la negociación

Para sorpresa de muchos, las tesis de Marcial en cuanto al diálogo y la
negociación no resultaron ni debilitadas ni mucho menos fueron derrotadas antes
del asesinato de Ana María. Al igual que en el terreno de las alianzas de clases, las
tesis de Marcial siguieron teniendo una influencia considerable en las FPL, aún
después de su muerte.

3.1.Las Tesis de Marcial sobre el dialogo y la negociacion

Tanto para Marcial como para las FPL, el diálogo y la negociación eran
concebidos como dos instrumentos de lucha más que debían colocarse al servicio
de la lucha político militar interna y cuyo objetivo era el derrocamiento del
régimen y la instauración de un gobierno democrático revolucionario.

Entonces, se podía dialogar y negociar, pero siempre y cuando se tuviera
presente dicho objetivo y no se hicieran en la mesa de negociación concesiones
que pudieran dificultar su logro. Al explicar como las FPL concebían la
negociación, Marcial afirmaba: La negociación la concibe como un medio de
lucha estratégico y auxiliar para permitir que nuestros combatientes puedan
avanzar: esa es la negociación, y puede entrarse a una mesa de negociación, pero
si se está bien claro de eso en la defensa insobornable de los intereses del pueblo,
se puede pasar peleando, ahí en la mesa de negociaciones meses y años, mientras
avanzan nuestros ejércitos, mientras le dan el golpe de gracia al enemigo, al
genocida y que aquella negociación se convierta precisamente en el triunfo, en
firmar la rendición del enemigo: o condiciones de negociación que realmente sean
ventajosas y favorables a los intereses de nuestro pueblo: entonces, por eso es que
se dice auxiliar... .[122]

Negociar dentro de esta concepción suponía, lógicamente, contar con una
correlación de fuerzas sumamente favorable al movimiento popular. En realidad,
más que de negociar, se trataba de facilitar una rendición honorable del
adversario. Marcial, sin embargo, advertía que ese momento estaba aún lejano y
que, por lo tanto, era necesario desarrollar en el interior del país una verdadera
guerra popular de liberación con espíritu y acción ofensiva continua, que
permitiera la incorporación del pueblo a todos los aspectos político militares de la
guerra y su preparación para la insurrección. A principios de 1982, Marcial decía:

No podemos caer en la esperanza de que ésta es una guerra fácil, que
podemos terminar casi a voluntad, con unas cuantas acciones fuertes en lo
militar o con una pronta negociación (a cuyo servicio tendríamos que poner
nuestras acciones militares). Tenemos que compenetrarnos, llegar a la firme
convicción, de que nuestra guerra de liberación es todavía en esta fase una
guerra larga, que está entrando en una nueva fase: tanto por las fuerzas
revolucionarias como por parte del imperialismo.[123]

En efecto, Marcial consideraba que la ofensiva del 10 de enero de 1981 había
significado la entrada de la guerra popular de liberación en la fase de las ofensivas
militares por la toma del poder. Se trababa de toda una fase en la cual se iría
minando y desgastando al enemigo, hasta cambiar la correlación de fuerzas a
favor de las fuerzas del pueblo, para poder pasar a la fase de la toma del
poder.[124]

Por otra parte, Marcial sostenía que, el gobierno de Reagan, al constatar que
no se había logrado destruir al movimiento revolucionario con un plan de corto
plazo, había pasado a desarrollar con más vigor su fase de “guerra especial” con
varios años de proyección. Dicha estrategia de "guerra especial" aplicaba una
mayor escalada de intervención militar norteamericana en El Salvador,
comprendía también medidas políticas y diplomáticas, como eran el diálogo y la
negociación para participar en elecciones, que no eran más que instrumentos
auxiliares para la lucha interna y para la destrucción del movimiento
revolucionario.

En su “Testamento político”, Marcial menciona la existencia de presiones
sobre el movimiento revolucionario salvadoreño para que negociara su
participación en unas elecciones eventuales.

Está bien claro, el juego de Reagan es acabarnos, y en segundo lugar,
presentar un rudo diálogo, una pseudo negociación para poder engañar a
determinados pueblos para los que la palabra elecciones significa una
fascinación [...] entonces, cuando se habla de una elección bien fácilmente
caen en la trampa de Reagan de decir "ve, por ahí es verdad que está la
solución" [...] vienen incluso generosamente, pueden venir amigos a
presionar hasta cierto punto, a que se entre en negociación o diálogo para
las elecciones [...] en este momento se está planteando esta situación.[125]

Marcial sostenía que tanto las FPL como el FMLN se oponían a dialogar en
esas condiciones, pues sólo serviría para generar ilusiones sobre la posibilidad de
una paz digna y justa cuando precisamente Reagan se preparaba para destruirlos.
Según Marcial:

en este momento, en que hay varias posibilidades de diálogo, hay una cosa
que debe quedar clara y es la siguiente: el diálogo que Reagan está
proponiendo es un diálogo que no puede ser aceptado, las FPL en eso están
claras y en el FMLN - hasta este momento - también hay consenso en eso
[...] La línea que tienen las FPL, que yo legítimamente puedo decirles que
fue el espíritu de las discusiones del comando central y de sus resoluciones
[Marcial se refiere a los acuerdos del comando central de 1981] fue la
siguiente: ¡No a las elecciones y la lucha contra ellas y su
desenmascaramiento. ¡No entregaremos una sola arma! Verdad! ¡Ni una arma! Al
contrario, cada vez debemos requisar más armas [...] no admitimos tregua como condición
para impulsar o para empezar o para hacer diálogos o negociaciones. La tregua sólo
serviría en este momento para darle un respiro a un ejército que está en
malas condiciones. La tregua serviría para armarlos y para ponerlos en
condiciones que no tienen en este momento de preparar fuerzas móviles Y
que después puedan lanzarse con más vigor contra las fuerzas
revolucionarias. De manera que tregua y diálogo en este momento no están
ligadas, ni deben estar ligadas como condición previa. La tregua, el cese del
fuego no son cosas que puedan considerarse, sino dentro de una
negociación, si al final se llega a un acuerdo digno, digamos que dure varios
años o que dure lo que dure; pero al final se llega al triunfo del pueblo con
esa negociación, entonces claro que hay que parar el fuego, y vienen las
condiciones de cómo parar el fuego. Si el enemigo entrega las armas, dónde
las va a entregar, etc. 0 como va a ser esa correlación de fuerzas. Pero en
este momento, la tregua es inadmisible como condición para el diálogo.[126]

Veamos entonces, si estas posiciones de Marcial coincidían efectivamente con
los acuerdos adoptados por elcomando central en su reunión de enero y febrero
de 1983.

3.2.Los acuerdos del Comando central de 1983 y las tesis de marcial

Lo primero que es necesario destacar de los acuerdos de 1983, es la voluntad
unánime del comando central para hacer los máximos esfuerzos para "alcanzar el
triunfo de la revolución que supone la derrota político militar del enemigo."[127]

Fue precisamente ese consenso de alcanzar el poder a través de la destrucción
del aparato militar y administrativo del régimen, lo que llevó al comando central a
definir como instrumentos auxiliares de lucha el diálogo y la negociación. En
efecto, en los acuerdos sobre los lineamientos generales para la toma del poder se
adoptó una disposición que decía: Utilización del diálogo y negociación como
factor auxiliar, pero estratégico de nuestra lucha por el poder y su afianzamiento,
para lo cual es preciso desarrollar un planteamiento claro y ofensivo, que sea
aplicado de manera ágil, flexible y con gran iniciativa.[128]

Para poder llevar adelante dicha tarea, el comando central acordó que la
comisión política de las FPL hiciese un plan de negociación que contemplara dos
fases: el diálogo sin condiciones y la negociación con todas sus variantes. Las
bases de la negociación estaban determinadas por la plataforma programática de
gobierno, que como ya vimos anteriormente debería ser readecuada para permitir
una ampliación de las alianzas hacia los sectores medios y no oligárquicos.

Desde esa perspectiva, el comando central dio una serie de aportes y adoptó
diversos acuerdos que deberían guiar el uso de los instrumentos del diálogo y la
negociación. Todos ellos coinciden precisamente con las tesis que Marcial
defendió en su “Testamento político”, unos días antes de su suicidio. Entre los
aportes, por ejemplo, se insistía en la decisión de "alcanzar la victoria final
garantizando los intereses del proletariado y sus aliados"[129] y en colocar el
diálogo y la negociación en función de dicho objetivo. Se señalaba, además, que la
amenaza de intervención del imperialismo no debería ser instrumento de chantaje
para la negociación Y que el diálogo debía hacerse sin condiciones previas.[130]

Este último aspecto se desarrolla más ampliamente en los acuerdos. Veamos a
continuación algunos extractos:

4. Mantener sobre diálogo-negociación una posición flexible, pero siendo
vigilantes de que no se hagan concesiones a priori [...]
6. No se puede aceptar ningún tipo de condiciones para la negociación:
(a) no se puede dar tregua;
(b) no se pueden aceptar fuerzas de interposición y control internacional;
(c) las elecciones del régimen no son aceptables.
7. No se puede negociar con el imperialismo en caso de intervención directa
yanqui. En este caso nuestra consigna es "fuera yanquis de El
Salvador".[131]

El VII Consejo Revolucionario que se realizó después de la muerte de Marcial
retomó casi textualmente estas disposiciones[132] y acordó ratificar el espíritu de
los acuerdos del comando central de 1983, ampliándolos en ciertos aspectos. Una
de las ampliaciones más importantes fue la voluntad expresa de coordinar
estrechamente las iniciativas de diálogo y negociación "con las iniciativas
diplomáticas de Cuba, Nicaragua y Grenada".[133]

Esto se justificaba porque el impulso hacia el diálogo y la negociación debía
darse "en el marco del internacionalismo proletario y no en el marco de un
nacionalismo estrecho"[134]. Curiosamente, los acuerdos del comando central de
1983 contenían una disposición que parecía más bien insistir en el respeto de los
proyectos nacionales. En efecto, en los lineamientos generales para la toma del
poder se menciona como acuerdo:

"Fortalecer nuestra independencia
internacionalismo proletario".[135]

El texto de los acuerdos no ofrece mayores explicaciones sobre esta
disposición, pero es de suponer que al plantear en el mismo numeral la necesidad
de fortalecer la independencia de las FPL y el internacionalismo proletario, el
texto expresa de manera tácita la preocupación por la independencia de las FPL,
la cual podía verse afectada en el contexto de su relación con los movimientos o
países aliados. Hay que recordar que 1983 fue precisamente el año en que
tomaron cuerpo una serie de esfuerzos políticos diplomáticos para evitar la
regionalización de la guerra en Centroamérica y para contribuir a la pacificación
del área. En enero de ese año, por ejemplo, se constituyó, el Grupo de
Contadora, formado por cuatro países, México, Panamá, Venezuela y Colombia,
que un año más tarde entregó un proyecto denominado "Acta de Contadora para
la paz y la cooperación en Centroamérica". Este documento comprendía una
serie de medidas para reducir la militarización de la región e insistía en la
realización de procesos electorales para la reabsorción de los conflictos
internos.[136]

No es objeto de nuestro trabajo analizar las distintas iniciativas regionales que
se impulsaron. Lo único que nos interesa señalar es que dichas iniciativas,
lógicamente, no podían beneficiar por igual a los distintos actores regionales. Lo
que podía ser benéfico para unos no lo era necesariamente para otros. Y ello
generaba tensiones, no sólo entre los movimientos armados y los gobiernos
contra los cuales luchaban, sino también entre las revoluciones triunfantes en
ciertos países y en los grupos que luchaban por alcanzar el poder en otros[137].
Estas tensiones se reflejaban precisamente en la voluntad de buscar mayores o
menores grados de independencia en la conducción de los procesos nacionales.

4. Conclusiones

Tal como lo hemos podido comprobar a lo largo nuestro ensayo, las tesis
políticas sostenidas por Marcial fueron efectivamente cuestionadas en el
organismo de dirección de las FPL, sobretodo después de la ofensiva general de
1981, pero no puede afirmarse que hayan sido derrotadas. En todo caso, no antes
de que ocurriera el asesinato de la comandante Ana María.

Se puede estar a favor o en contra de las ideas de Marcial, pero eso es otro
problema, que no debe impedir constatar este hecho innegable. Marcial, al verse
cuestionado en el comando central, podía perfectamente acudir a un consejo
revolucionario. Y todo indica que esa fue la vía escogida por él. Así, Salvador
Guerra, al responder a la pregunta de Marta Harnecker, de por qué los dirigentes
de las FPL no habían logrado imponer desde antes un pensamiento distinto al de
Marcial, siendo ellos mayoría, dijo:

Es que él [Marcial] apeló a una reunión más amplia, a un congreso.
Probablemente su idea era maniobrar allí. Tanto en esa reunión de la
comisión política [realizada en 1982], como en una reunión del comité
central [1983] habíamos derrotado a sus planteamientos...[138]

Hay que señalar que, precisamente, en la reunión del comando central de
febrero de 1983 se acordó iniciar de inmediato los preparativos para realizar el
consejo revolucionario y quedó

"como mandato para la comisión política que en término de 4-6 meses" lo
realizara en El Salvador.[139]

Con este propósito, se nombró una comisión especial para su preparación,
formada por cuatro personas, entre las cuales figuraban Marcial y Ana María.[140]

Después de su viaje a Libia, Marcial regresaría precisamente a El Salvador para
organizar el consejo revolucionario. Numerosas disposiciones de los acuerdos del
VII Consejo Revolucionario demuestran que las tesis de Marcial - exceptuando
sus tesis sobre la unidad con el FMLN y la construcción de la vanguardia
revolucionaria – siguieron ejerciendo una influencia considerable en las FPL, aún
en los meses posteriores a su suicidio. Todo indica que Marcial podía

Perfectamente lograr obtener, en ese consejo revolucionario, un respaldo
considerable para sus posiciones. En esas circunstancias, si algo puede entonces
afirmarse sin ninguna duda, es que Marcial no necesitaba mandar a asesinar a Ana
María para imponer sus tesis en las FPL. Sin embargo, Marcial no logró defender
sus tesis delante del consejo revolucionario, pues como ya sabemos nunca regresó
a El Salvador.

Al ser informado del crimen de Ana María, Marcial decidió regresar a
Nicaragua, el 9 de abril de 1983, y tres días después, el 12 de abril, se suicidó.
¿Qué ocurrió en esos tres días para que Marcial tomara la decisión extrema de
quitarse la vida? Los únicos elementos que disponemos figuran en una de las
cartas escritas por él antes de suicidarse, la cual fue divulgada un año después de
su muerte. Otra carta que dirigió al comando central desafortunadamente nunca
se hizo del conocimiento público. En la primera carta - dirigida al pueblo
salvadoreño y a las FPL - se puede advertir que a Marcial se le insinuó estar
implicado en el crimen de Ana María. Acusación que él rechazó categóricamente.
no puedo soportar el escarnio que se hace de mi persona, la infamia de querer
involucrar mi nombre aunque sea indirectamente, la torva insinuación en esa
dirección, en el doloroso caso de la terrible pérdida de nuestra compañera Ana
María. Rechazo esta injusta calumnia, aunque de ella se hagan eco los hermanos.
Pero es más dolorosa la injusticia cuando viene de hermanos que de enemigos.

La verdad, que un día inevitablemente resplandecerá contra la calumnia y la
infamia, se impondrá inevitablemente. Y por de pronto, toda decisión sobre mi
responsabilidad personal tomada en este momento recae sobre quienes, aún
siendo hermanos, así han procedido tratando de poner injustamente manchas a
mi trayectoria revolucionaria.[141]

Marcial también menciona en su carta que no podía soportar impotente la
exigencia de poner los organismos, las redes y los colaboradores de las FPL en
manos de una investigación "mal conducida y perjudicada" y que se lanzaron

contra las filas de su organización, "considerando a todos sus miembros y redes
como potenciales infiltrados del enemigo”.[142] Hasta ahora según nuestras
informaciones, no se han presentado pruebas que permitan poner en duda la
inocencia de Marcial, expresada en su carta póstuma. En efecto, como ha podido
comprobarse en las entrevistas recientes de los dirigentes de las FPL, nunca
existió una verdadera voluntad para probar la culpabilidad de Marcial en base a
un proceso justo y equitativo, pues en vez de remitirlo a los tribunales, como se
hizo con los otros implicados, se le ofreció la "opción de viajar a otro país" que,
dicho sea de paso, constituía un acto de complicidad en el crimen de Ana María -
si en efecto se tenían las pruebas en contra de Marcial - pues al autor intelectual
del crimen se le estaba facilitando la posibilidad de escapar de la jurisdicción de
los tribunales nicaragüenses.

En realidad, a Marcial se le comunicó simplemente que sería trasladado hacia
Cuba. En los comunicados de las FPL y del FMLN donde se responsabiliza por
primera vez a Marcial del crimen de Ana María, abundan las acusaciones y los
ataques personales, pero tampoco en esta oportunidad se presentaron pruebas
concretas. Esto refleja muy bien el aprieto en que había colocado Marcial a sus
adversarios llegando incluso a tener que recurrir a la mentira para hacerlo
aparecer como un hombre completamente derrotado dentro de su propia
organización y para poder acreditar la tesis de su responsabilidad criminal.

Sabemos también que ya para 1983, ciertos dirigentes de las FPL estaban
pensando en reemplazar a Marcial. En efecto, Salvador Guerra, al referirse a los
mecanismos de recambio de dirigentes que existían al interior de las FPL, afirma
que el mecanismo estaba establecido formalmente, pero durante todo ese período
del 81 al 82 estábamos dándole un chance [a Marcial]. Al ver que esto no ocurría -
en el 83 tuvimos claro que eso no iba a dar resultados - pensamos que había que
hacer ese recambio.[143]

Ahora bien, por una parte la única instancia competente para remover o
suspender a los miembros del comando central era, en esa época, el consejo
revolucionario y, por otra parte, las posibilidades para que Marcial fuera
removido por este organismo eran mínimas. En esas circunstancias, continuar
presentando a Marcial como el autor intelectual del crimen de la comandante Ana
María sin aportar las pruebas de esa acusación no sólo puede considerarse como
un acto de difamación a la memoria de un difunto"', sino que además nos lleva a
pensar que el asesinato de la comandante fue utilizado esencialmente para
presionar a Marcial y apartarlo del camino en los momentos en que éste se dirigía
a El Salvador a preparar el consejo revolucionario, en el cual sus tesis podrían
salir victoriosas.

5. Reflexión final

Traer a la memoria el suicidio de Marcial once años después de acaecido es,
ante todo, un imperativo moral. No se puede seguir acusando impunemente al
dirigente fallecido. Continuar difamando la memoria de Marcial cuando los
tribunales nicaragüenses hicieron constar que no se habían presentado pruebas en

su contra, no sólo constituye un delito, sino que además constituye la prueba de
que su suicidio sigue siendo un asunto no concluido.

Las FPL y el FMLN continúan negándose a reconocer la inocencia de Marcial,
porque hacerlo sería aceptar no sólo que sus acusaciones fueron infundadas, sino
que se recurrió el engaño de los propios militantes y de la opinión pública en
general, para encubrir las presiones ejercidas sobre Marcial. Resultó cómodo
depositar en Marcial no sólo la responsabilidad del crimen de Ana María, sino la
de todos los males de la revolución salvadoreña y del FMLN, para que aún las
mentes progresistas más lucidas aceptaran sin mayor discusión – a pesar de todas
las contradicciones manifiestas – la “versión oficial” del suicidio. Después de
todo, con el fallecimiento de Marcial – se afirmaba – desaparecía del FMLN uno
de los mayores obstáculos para la pronta solución política de la guerra, “elemento
de descomposición de la unidad”, como dijo el actual secretario general del
FMLN, Shafick Handal.[145]

En realidad, con la desaparición de Marcial de la escena política, se facilitó la
sustitución del programa de gobierno democrático revolucionario por el del
gobierno de amplia participación. Con esto quedaron satisfechos algunos países
aliados del FMLN, que veían en el cambio programático una posibilidad para
encontrar una solución política a corto plazo a la crisis salvadoreña y, en
consecuencia, una disminución de las amenazas de una intervención militar que el
gobierno norteamericano hacía pesar sobre ellos como una espada de Damocles.
Hubo que esperar sin embargo ocho largos años para que se firmara la paz. Con
la desaparición de Marcial tampoco se resolvió el problema de la unidad del
FMLN.

El proyecto de creación de un partido comunista único que en 1981 Shafick
Handal vislumbraba a mediano plazo y que Leonel González consideraba en
1989 como un objetivo que en situación de normalidad ya se habría concluido, no
pasó de ser un simple proyecto. El FMLN nunca llegó a fusionar sus estructuras
ni a resolver sus diferencias ideológicas. El FMLN sigue siendo un frente y no un
partido único, como lo dijo Marcial en 1982. Con el suicidio de Marcial se nos
decía había desaparecido un "verdadero caudillo", el hombre que vetaba el debate
político e impedía el funcionamiento colectivo de las FPL o, como diría Salvador
Guerra, un Ayatolah de la revolución salvadoreña.

La situación en todo caso, no mejoró después de la muerte de Marcial. Basta
con echar un vistazo al comportamiento de la dirección de las FPL para darse
cuenta que si en algún momento se vetó abierta e intencionalmente el debate
político, se ocultó información a los militantes, se recurrió al engaño, se impuso el
control orgánico y hasta el terror para cohesionar la organización, fue
precisamente después de la muerte de Marcial. Si en algún momento dejaron de
funcionar por largo tiempo los máximos órganos de dirección colectiva, fue
después del suicidio de Marcial.

Fue precisamente después de su fallecimiento que se legalizaron las
restricciones a la democracia interna, introduciendo en los propios estatutos de

las FPL una serie de disposiciones que otorgaban poderes exorbitantes al
comando central en detrimento del consejo revolucionario. La actitud de la
dirección de las FPL ante el suicidio de Marcial fue y sigue siendo una de las
pruebas más fieles de su falta de madurez y seriedad políticas. Es un verdadero
test que pone en evidencia la enorme distancia que aún separa las palabras de sus
dirigentes de los hechos concretos y la falta de información y poder de su base
militante para constatar esa distancia y exigir a aquellos que unan sus palabras con
los hechos.

Traer a la memoria el suicidio de Marcial once años después de acaecido, es
abrir el tema sobre una de las características más significativas del funcionamiento
de las organizaciones del FMLN, que está indudablemente ligada a las
características de la sociedad salvadoreña: la falta de democracia. No basta con
proclamarse "demócrata" o "socialdemócrata" para pretender haber eliminado
para siempre los métodos burocráticos y autoritarios de trabajo, que se fueron
volviendo práctica y que ahora son muy difíciles de erradicar. La democracia está
indisolublemente ligada al respeto de los militantes v del pueblo que se pretende
representar y una de las primeras condiciones para ello es la necesaria honestidad
y transparencia que debe existir en la relación de la dirigencia con estos.

La mentira piadosa, la verdad a medias, las explicaciones triunfalistas que en
nada corresponden a la realidad, etc., son algunos de los principales enemigos de
la democracia. Pero la democracia también implica la participación activa de los
militantes y de la sociedad civil. Los partidos políticos que no promueven esa
participación, que no instruyen a sus bases, que actúan a espaldas de las masas y
que cambian de programa y de aliados sin consultar a sus militantes, difícilmente
pueden proclamarse democráticos. ¿Qué democracia puede existir en un Partido
donde no se da oportunidad a las bases para apoyar y opinar sobre el trabajo de
sus dirigentes, ni poder para que éstas puedan revocarlos cuando no cumplan con
el mandato para el cual se les eligió? ¿Cómo puede construirse una verdadera
democracia sobre la atomización de la sociedad civil y la falta de autonomía e
independencia de los gremios y de las organizaciones sindicales con respecto a los
partidos políticos o del Estado? ¿Cómo puede lograrse que los trabajadores se
organicen Y construyan un sólido movimiento popular sin democracia?

La falta de democracia, que ha permitido a ciertos dirigentes convertirse en
intocables, de colocar sus proyectos personales por encima del ideario político
que dicen defender, de transformar las organizaciones populares en verdaderos
instrumentos de ascensión social, etc., constituye un verdadero peligro para la
causa de los trabajadores. La falta de democracia, que ha permitido a algunos
dirigentes del FMLN manejar a su antojo las aspiraciones de justicia del pueblo
salvadoreño, plasmadas en los acuerdos de paz, y que sigue permitiendo a esos
mismos dirigentes entrar en juegos postelectorales con fuerzas que se han venido
oponiendo precisamente al cumplimiento de esos acuerdos, deja sin posibilidades
de expresión y resistencia al movimiento popular.

Traer a la memoria el suicidio de Marcial es para recordar aquellos aspectos
democráticos de su pensamiento y de su práctica política dentro de su partido: su

deseo de que los sectores mayoritarios de la población (los obreros y los
campesinos) pudiesen orientar una amplia alianza popular, sus esfuerzos para que
dichos sectores estuviesen orgánicamente representados en el partido, sus
afirmaciones sobre la necesaria autonomía de los gremios y sindicatos, su
insistencia en crear y desarrollar una amplia base celular que diera vida a la
democracia interna “de abajo para arriba y de arriba para abajo”, que obligara a
los dirigentes a dar cuenta de sus actos y que permitiera combatir los abusos de
poder, la corrupción y otras arbitrariedades que se daban en su organización y de
romper con el terror de aquellos que tenían la impaciencia de reaccionar mal y de
rebotar la crítica y de usar sus poderes en mala forma para el castigo a los que
critican”. Si algo caracterizó a Marcial fue precisamente su rectitud, su firmeza y
su honestidad. Prefirió morir antes que permitir que se pusiera en duda su
integridad moral. Con el fallecimiento de Marcial, la clase obrera salvadoreña
perdió, sin lugar a dudas, uno de sus más genuinos dirigentes.

“El trauma Marcial" como lo llama Marta Harnecker nunca fue ni será
superado mientras no se explique lo que realmente sucedió y se deduzcan
responsabilidades. “Hay que explicar”, decía Adolfo Gilly en 1894. “hasta la
última señora que puso un peso para comprar armas; hasta el último señor que
fue a una manifestación hasta el último niño que llevó la pancarta necesitan y
merecen una explicación. Ellos pusieron en El Salvador mucho más que sus
esfuerzos, pusieron sus creencias y sus esperanzas. A ellos hay que explicarles
toda la verdad, la verdad entera… He aquí una buena oportunidad para que las
bases de las FPL y del FMLN comprueben la voluntad democrática de sus
dirigentes. [146]

Bruselas, 1 de enero de 1994

Publicado originalmente en la revista El Nuevo Topo

1. El comando central era el organismo central de dirección permanente
político militar que tomaba las medidas necesarias para llevar a la práctica
la línea general estratégica, táctica y orgánica así como las otras
disposiciones y acuerdos del consejo revolucionario de las FPL (Art. 32.
Bases estatutarias de las FPL, enero de 1979.m. p. 14).
2. Ver Adolfo Gilly, "Reincidencias", La Jornada, México, 28 de junio de
1991.
3. Carta de Alejandro Gutiérrez Mayorga al Juez Segundo del Distrito del
Crimen, Managua, Nicaragua, 15 de marzo de 1984 (el énfasis es nuestro).
4. Tomo XXV, frente a los folios 194 al 203 del Libro Copiador de
Sentencias, Juzgado Segundo del Distritodel Crimen, Managua, 21 de
mayo de 1984.
5. Ver las opiniones de Leonel González, Salvador Guerra y otros en Marta
Harnecker, Con la mirada en alto. Historia de las FPL, entrevista a dirigentes de
las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) Farabundo Martí. El Salvador:
Biblioteca popular, 1991. p. 102. Ver también las opiniones de Schafik
Handal en Miguel Bonasso y Ciro Leyva. El Salvador, cuatro minutos para las
doce.México: Periodistas Asociados Latinoamericanos, 1992, pp. 71-75.
6. Comunicado del Ministerio del Interior de Nicaragua, citado en Proceso,
N" 106, 18-24 de abril de 1983.p.3.
7. Ibidem, p. 1
8. La comisión política es el organismo máximo de dirección diaria,
permanente, que bajo la dirección inmediata del comando central aplica
los lineamientos estratégicos y tácticos emanados del consejo
revolucionario y del comando central (Art. 57. Estatutos de las FPL, El
Salvador. 1983. p. 12).
9. Comunicado del FMLN-FDR con motivo del suicidio de Marcial, El
Salvador, 20 de abril de 1983.
10. Ver Salvador Cayetano Carpio, Secuestro y capucha en un país del "mundo
libro". Costa Rica: EDUCA, 1979.
11. Comunicado citado por Adolfo Gilly en "El suicidio de Marcial", Nexos
74 (abril de 1984) 33.
12. Ibidem, p. 33.
13. Ibidem. p. 34.
14. Ibidem, p. 31.
15. Marta Harnecker, Con La mirada en alto, op. cit., p. 104. El énfasis es
nuestro.
16. Ibidem, p. 102. El énfasis es nuestro.
17. Ibidem, p. 103. El énfasis es nuestro.
18. Salvador Cayetano Carpio. La lucha de clases, motor del desarrollo de la guerra
popular de liberación. Ediciones Enero 32. p. 58. El énfasis es nuestro.
19. Ibidem, p. 55.
20. Salvador Cayetano Carpio, transcripción magnetofónica del discurso
pronunciado el 1 de abril de 1983 en una asamblea de militantes de la
estructura partidaría de las FPL (citado después como "Testamento
político"). México: Organización Revolucionaria Punto Crítico, 12 de
julio de 1983. p. 8s.
Ver la plataforma del Gobierno Democrático Revolucionario en Rafael
21.Menjívar, El Salvador el eslabón más pequeño. Centroamérica: EDUCA, 1980,
pp. 23-234.
22.Ibidem, p. 227. El énfasis es nuestro.
23.Ibidem, P. 225. El énfasis es nuestro.
24.Estrella Roja N' 3, Órgano ideológico de las FPL, pp. 19s.
25.Rafael Menjívar, El Salvado.- el eslabón, op. cit., p. 225.
26.Salvador Cayetano Carpio, "Testamento político ", p. 21. El énfasis es
nuestro. Marta Harnecker. Con La mirada en alto, op. cit., p. 107. El énfasis
es nuestro.
27.Marta Harnecker. Con la mirada en alto op. cit., p. 107. El énfasis es
nuestro.
28.El Concejo Revolucionario era el órgano de la dirección político militar
responsable de aprobar y modificar la línea estratégica general político
militar y la táctica general, las bases orgánicas, la composición y la
elección del Comando Central y por los demás. Estaba integrado por los
miembros del comando central y por los demás cuadros de la dirección
nacional o local que el consejo revolucionario de las FPL hubiese
promovido a la categoría de miembros del mismo (Arts. 19-31, Base
estatutarias de las FPL. El Salvador 1979).
29.Ver Comisión Nacional de Educación Política del comando central, "La
línea estratégica parcial para la toma del poder", Junio de 1980, pp.2s.
30.Ver proclama de las Fuerzas Armadas a raíz del golpe de Estado, Rafael
Menjívar, El Salvador.- el eslabón, op.cit., pp. 143-147.
31.Marta Harnecker. Con La mirada en alto, op. cit., p. 107.
32.El foro popular era una alianza de diversas fuerzas políticas y sociales,
entre ellas se encontraba la democracia cristiana, el Movimiento Nacional
Revolucionario, el Partido Comunista y varias federaciones sindicales. El
foro contaba con una plataforma común reivindicativa, entre ellas, el cese
de la represión, la disolución de los cuerpos de seguridad y de los grupos
paramilitares, una amnistía general para los presos políticos y
desaparecidos políticos, la libertad de la organización sindical, gremial y
política, etc. Del foro salieron muchos de los funcionarios y ministros de
la primera junta de gobierno.
33.Marta Harnecker, Con la mirada en alto, op. cit., p. 64.
34."Línea estratégica parcial", op. cit., p. 3.
35.Ver posición del Bloque Popular Revolucionario en Rafael Menjívar, El
Salvador: el eslabón, op. cit., p.173-176.
36.Rafael Menjívar, El Salvador: el eslabón, op. cit., p. 187s.
37.Ver las opiniones de Leonel González y Salvador Guerra en Marta
Harnecker, Con la mirada en alto, op. cit., p. 130.
38.Acuerdos de la sesión plenaria del comando central, 25 de febrero de
1983, p. 3. 39.
39.Ibidem, p. 3.
40.Ibidem, p. 12.
41Rafael Menjívar, El Salvador: el eslabón, op. cit., p. 227.
42. "Acuerdos, sesión plenaria", op. cit., p. 12.
43. Comisión Nacional de Organización, "Síntesis. Acuerdos del VII Consejo
Revolucionario de las FPL", 1983, p. 11.
44. Ibidem,
45. Ibidem, p. 12
46. Para un análisis riguroso de las distintas plataformas de gobierno
presentadas por el FMLN-FDR, ver Mario Lungo, ElSalvador 1981-1984,
la dimensión política de la guerra. San Salvador: UCA Editores 19851985, p.
47. Venceremos, op. cit., p. 1.
48. Ibidem, P. 4.
49. Comunicado del Frente Metropolitano, Citado por Adolfo Gilly, El
suicidio.... op. cit., P. 1.
50. Ibidem, p. 33.
51. Comisión política del comando central de las FPL, "Las desviaciones de
los renegados del FPL. Valoraciones sobre elgrupo fraccionalista surgido
en nuestro partido FPL, "Farabundo Martí", abril de 1984, p. 1.
52. Ibidem, P. 3.
53. Ibidem, pp. 6s.
54. Ibidem, p. 12. El énfasis es nuestro.
55. Salvador Cayetano Carpio, El partido marxista leninista del proletariado.
Cuaderno 1, sobre algunos problemas deorganización considerados por el comando
central, Colección Educación Revolucionaria, junio de 1982, p. 12.
56. Ibidem, p. 25.
57. "La construcción del partido ", Este documento publicado por las FPL en
1978 fue escrito por Cayetano Carpiodespués del III Consejo
Revolucionario, p. 3.
58. "El primer consejo revolucionario de las FPL y sus históricos
documentos", El Salvador, abril de 1979, p. 20.
59. FPL, "La construcción ", op. cit., pp. 4s
60. Ibidem, p. 4.
61. "Informe general de la comisión política aprobado por el comando
central de las FPL - Farabundo Martí", septiembre de 1981, p. 10.
62. Las comisiones nacionales eran los organismos de trabajo del comando
central. Estaban encabezadas por un responsable miembro del comando
central. Así, por ejemplo, la comisión nacional de propaganda y agitación
estaba presidida por el responsable de propaganda del comando central.
Las comisiones nacionales se apoyaban en subcomisiones nacionales
(Arts. 45-49, Bases Estatuarias, enero de 1979, p. 15.)
63. Las direcciones de zona eran los organismos de dirección político militar
en la zona, bajo la dirección inmediata y el control del comando central
(Arts. 50-55, Bases Estatuarias, enero de 1979, p.17).
64. Salvador Cayetano Carpio, El partido marxista leninista del proletariado,
Cuaderno N' 3, Cómo se hadesarrollado nuestra organización, Colección Educación
Revolucionaria, junio de 1982, p. 8.
65. Ibidem, p. 5.
66. lbidem, p. 7.
67. Salvador Cayetano Carpio, El partido marxista leninista del
proletariado,Cuaderno N'5, El partido debe estar íntimamente ligado al pueblo, a las
masas. Colección Educación Revolucionaria, junio de 1982, p. 1.
68. Ibidem, pp. 5s.
69. Mayores detalles en Salvador Cayetano Carpio, La lucha de clases, op. cit., pp.
11-40.
70. Salvador Cayetano Carpio, El partido marxista leninista del proletariado,
Cuaderno N' 5, op. cit., pp. 6s.El énfasis es nuestro.
71. lbidem, p. 8.
72. Salvador Cayetano Carpio, "Testamento político ", op. cit., p. 9.
73. Ibidem, p. 20
74. Salvador Cayetano Carpio, El partido marxista leninista del proletariado,
Cuaderno N'6, Sobre elcentralismo democrático. Colección Educación
Revolucionaria, junio de 1982, p. 12.
75. Bases estatuarias de las FPL, enero de 1979, p. 12. El énfasis es nuestro.
76. Salvador Cayetano Carpio, El partido marxista leninista del proletariado,
Cuaderno N' 6, op. cit., pp. 13s.
77. Ibidem, pp. 13s.
78. Mario Lungo, El Salvador 1981-1984, la dimensión política de la guerra. San
Salvador: UCA Editores, 1985, p. 19.
79. Salvador Cayetano Carpio, El partido marxista leninista del proletariado,
Cuaderno No 1, op.cit., p. 25
80. "Informe general de la comisión política", op.cit., septiembre de 1981,
pp.9-12
81. "Informe general", op. cit. p. 13
82. "Informe general", op. cit. p. 13
83. Salvador Cayetano Carpio, El partido marxista leninista del proletariado,
Cuaderno No 4, Introducción y algo más sobre la necesidad de que las FPL
Farabundo Martí se transformen en el verdadero partido marxista leninista del
proletariado salvadoreño. Colección Educación Revolucionaria, octubre de
1982, pp. 17-20. El énfasis es nuestro.
84. "El primer consejo revolucionario", op. cit., p. 17. El énfasis es nuestro.
85. Bases estatuarias de las FPL, enero de 1979, p. 9. El énfasis es nuestro.
86. El texto de la declaración en Rafael Menjívar, El Salvador.- el eslabón, op.
cit.,p. 195.
87. Mario Menéndez Rodríguez, El Salvador.- una auténtica guerra civil. San José:
EDUCA, 1981, pp. 41s.
88. Ibidem, p. 185. El énfasis es nuestro
89. Rafael Menjívar, El Salvador: el eslabón, op. cit., p. 201. El énfasis es nuestro.
90. Ibidem, p. 202. El énfasis es nuestro.
91. Fermán Cienfuegos, Veredas de la audacia, historia del FMLN. Ediciones
Roque Dalton, 1986, p. 41.
92. "Informe general", op. cit., p. 41.
93. Ibidem, p. 42.
94. Ibidem, pp. 45s.
95. Ibidem, p. 47. El énfasis es nuestro.
96. Ibidem, p. 49.
97. Salvador Cayetano Carpio, "Testamento político", op. cit., p. 20.
98. Ibidem, p. 22.
100. Ibidem "Acuerdos sesión plenaria ", op. cit., p. 4. El énfasis es nuestro.
101. Ibidem, p.
102. Ibidem, p. 8.
103. .Ibidem, p. 6.
104. Ibidem, p. 3.
105. .Salvador Cayetano Carpio, "Testamento político ", op. cit., p. 22.
106. Salvador Cayetano Carpio, El partido marxista del proletariado, uaderno
No 2, op. cit., p. 5.
107. "Síntesis acuerdos del VII consejo", op. cit., p. 9.
108. .Ibidem, p. 6.
109. .Estatutos de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) Farabundo Martí.
El Salvador, 1983, p.6.
110. "Mensaje del comandante Leonel González". El Salvador: Servicio
Internacional de Prensa del Sistema RadioVenceremos, 13 de agosto de
1985, p. 4.
111. Ibidem, p. 6.
112. Fermán Cienfuegos, Veredas, op. cit., p. 5
113. Marta Harnecker, El Salvador: construir un nuevo tipo de vanguardia.
Biblioteca Popular, 1989, p. 16.
114. Boletn del Partido de la Revolución Salvadoreña Expresión
Renovadora del Pueblo (PRS-ERP), 28 de septiembre de 1993.
115. .Marta Harnecker, Guerra en El Salvador. San Sebastián, 1990, p. 83.
116. .Ibidem, p. 82.
117. .Marta Harnecker, Con la mirada en alto, op. cit., p. 105.
118. .Ibidem, p. 105.
119. Estatutos, op. cit., p. 7.
120. Ibidem, p. 12.
121. .Comisión Nacional de Organización de las FPL, Construcción
del Partido, reseña histórica, pp. 5s.
122. .Salvador Cayetano Carpio, "Testamento Político", op. cit., p. 93.
123. .Salvador Cayetano Carpio, Nuestro enfoque sobre la guerra popular de
liberación y su fase actual, febreromayode 1982, p. 7
124. Salvador Cayetano Carpio, La lucha de clases, op. cit. p. 93.
125. Salvador Cayetano Carpio, "Testamento político ", op. cit., p. 16.
126. Ibidem, p. 18. El énfasis es nuestro.
127. “Acuerdos sesión plenaria”, op. cit., p. 3.
128. Ibidem, p. 4.
129. Ibidem, P. 11
130. Ibidem.
131. Ibidem.
132. “Síntesis acuerdos”, op. cit., p. 13.
133. lbidem, p. 15.
134. lbidem, p. 13.
135. .“Acuerdos sesión plenaria”, op. cit., p. 5.
136. .Ver texto Panorama Centroamericano, Temas y documentos de
debate 2-3 (1987) 109-154
137. Un estudio sobre la relación del proceso salvadoreño con los
procesos revolucionarios centroamericanos enMario Lungo, El Salvador
op. cit., pp. 103-112.
138. Marta Harnecker, Con la mirada en alto, op. cit., p. 103.
139. ."Acuerdos sesión plenaria", op. cit., p. 15.
140. Ibidem, p. 16.
141. Adolfo Gilly, El suicidio, op. cit., El énfasis es nuestro.
142. Ibidem, pp. 31s.
143. Marta Harnecker, Con la mirada en alto, op. cit., p. 103.
144. El artículo 85 del Código Penal salvadoreño dispone que quien
"difamare la memoria de un difunto, será sancionado con prisión de 6
meses a 2 años".
145. Miguel Bonasso y Circo Leyva, El Salvador op. cit., p. 45.
146. Adolfo Gilly, El suicidio, op. cit., p. 30.
EL PARTIDO MARXISTA LENINISTA DEL PROLETARIADO
Salvador Cayetano Carpio, Comandante Marcial
Presentacion

Tarea decisiva para el presente y futuro del avance del proceso revolucionario
de El Salvador, con gran trascendencia para la revolución en Centro América, es
la construcción y funcionamiento correcto del verdadero Partido Marxista
Leninista del Proletariado Salvadoreño: Partido en guerra contra el imperialismo y
sus crueles títeres; que sea fuerza capaz de conducir al pueblo dentro de los
complejos problemas de la guerra, hacia el triunfo de la actual etapa de la
revolución, su profundización y el paso a la construcción del socialismo. La
edición de estos cuadernos obedece al acuerdo específico del Comando Central
en su reunión de agosto de 1981, de dar a conocer a todos los organismos y
cuadros de las FPL, con medios estrictamente internos, las orientaciones y
acuerdos trascendentales del Co-Cen para crear la conciencia, la voluntad
unánime y la cohesión interna que permite emprender con toda decisión la
histórica tarea de la construcción del verdadero Partido Marxista Leninista del
Proletariado. Lamentablemente, por las mismas condiciones de la guerra, no se
había podido emprender antes.

Estos cuadernos deben estudiarse a fondo, extrayendo todas las ideas
fundamentales y asimilándolas profundamente; Es un documento estrictamente
interno: Que debe estudiarse colectivamente en los órganos de partido de
dirección y células, pero no debe salir de las manos del partido; es decir no es
para estudio en los organismos pre-partido. Por consiguiente, nadie está
autorizado para sacar copias del mismo ni en parte ni en su totalidad, y su
cuidado debe ser extremo en relación con las medidas de su seguridad. Al agotar
su estudio, el ejemplar debe de regresarse al organismo inmediato superior. Con
saludos revolucionarios

Por Mandato del Comando Central de las FPL Farabundo Martí
MARCIAL
1er Responsable del Comando Central
Junio 1982

CUADERNO No. 1
Sobre algunos problemas de organización
que consideró el comando Central
Divulgación estrictamente interna - a los cuadros - de los acuerdos y orientaciones aprobadas
por el Co-Cen de las FPL Farabundo Martí, en Agosto de 1981.
(Elaborado por el Compañero Marcial, 1er Responsable del Co-Cen.)

En la última reunión del Comando Central, se estudió un punto: En cuanto al
partido, a su construcción En el Comando Central se vio que en El Salvador existe la
necesidad de la existencia del verdadero Partido Comunista Marxista-Leninista,
proletario. Esta tarea es ahora mayor que nunca, porque estamos llegando a
escalones elevados de la Guerra Popular Revolucionaria sin tener el verdadero
Partido Marxista Leninista en El Salvador.

Esta es una de las características de nuestra revolución; una de sus
características más negativas. El hecho de que estamos llegando a niveles muy
elevados de la guerra y lucha revolucionaria popular, sin que existe una verdadera
Organización que aplique como método de apreciación, de análisis y de
transformación el Marxismo-Leninismo, que lo aplique de manera creadora, no
sólo en la teoría, sino en la práctica y que enriquezca realmente a la misma a
través de la experiencia y de la práctica del Marxismo Leninismo en nuestro
propio país, en sus condiciones propias. Existen experiencias que son generales,
se puede decir, universales en esto.

Toda Guerra Popular es la expresión, en un elevado grado, de la lucha de
clases dentro de una sociedad. En esta época en que el mundo globalmente
marcha en el periodo de transición del Capitalismo al Socialismo, una guerra de
liberación contra el Imperialismo tiene en si al mismo tiempo, la expresión de un
choque de clases que ha llegado al extremo, a un punto bastante agudo, en el cual
hay necesidad de apelar a todos los medios: los pacíficos, políticos y armados para
poder dilucidar el problema de clases que hay en un país. El problema de la
liberación está unido indisolublemente al problema de la liberación de las clases
explotadas y fundamentalmente del proletariado y el campesinado.

Una de las leyes generales del desarrollo de las revoluciones en el mundo en
ésta época, demostrada como una necesidad, es que una revolución, no pueda
llevarse hasta las últimas consecuencias, hasta el desarrollo de sus superiores
etapas, si no está dirigida por un verdadero partido Marxista-Leninista, que
represente de verdad, en concreto y en la práctica, los intereses de la clase obrera
y de sus aliados más fieles; el campesinado pobre y las capas medias avanzadas.
Esto no es un capricho, y quedó evidenciado desde que comenzaron las
revoluciones socialistas.

Desde entonces, las teorías Leninistas y la práctica revolucionaria mostraron la
innegable necesidad del Partido Marxista como conductor de la revolución; así
mismo mostraron que un Partido que aspire a conducir la sociedad hasta el
Socialismo, tiene que ser un partido de determinado tipo. La lucha que Lenin
sostuvo para abrir estos conceptos, esta práctica contra los Mencheviques y

contra los oportunistas de la II Internacional, era una lucha no sólo clasista en
cuanto a las tareas revolucionarias que esta organización se trazaba y que debe de
llevar adelante, sino, también en cuanto al contenido de clase de esta
organización, de allí sus características bastante diferentes a las organizaciones
que hasta entonces se habían llamado Marxistas y Socialistas.

Desde mediados del siglo pasado comenzaron a funcionar organizaciones bajo
el molde Marxista, pero con una orientación no proletaria, con métodos y estilos
de trabajo no proletarios. Los partidos de la II Internacional, aún cuando
nacieron bajo la bandera del Socialismo, durante los últimos 25 años del siglo
pasado, fueron partidos que expresaban en esencia las modalidades de vida y
trabajo de la pequeña burguesía. Partidos que al expresar esto en su organización,
tenían una forma liberal, amoldados más o menos a las modalidades de los
partidos pequeño burgueses y burgueses.

Algunas Características de los Partidos Pequeño-burgueses que se
llamaban "Marxistas"

¿En qué se expresaba esto?

En primer lugar en que la militancia de cada miembro del partido no estaba
controlada, ni estaba organizada diariamente cada una de sus horas y días de
trabajo dentro de un plan que obedeciera a un conjunto de tareas de toda la
Organización, sino, que cada quien que se consideraba a sí mismo miembro del
partido, si acaso, asistía a algunas reuniones o aportaba alguna contribución o
daba su voto durante las elecciones. Era una masa amorfa, que favorecía mucho
la forma de trabajo liberal pequeño burgués que reinaba entonces. En último
término, la dirección del partido era la fracción parlamentaria.

En tales organizaciones se excluía la lucha armada como medio de lucha y se
utilizaban sólo los medios políticos abiertos y legales que aseguraba el régimen
burgués. Eso era hasta cierto punto explicable en una época en que el
imperialismo no se había desarrollado tanto, y no había impreso tanto su sello a la
Sociedad Capitalista. Pero ya cuando el imperialismo concentró enorme poder de
dirección en todo el mundo a través de sus trust, monopolios y gobiernos
adecuados a estos intereses, entonces, había necesidad de que el proletariado
buscara un sello en un partido, y que este partido expresara los intereses que éste
tiene como clase. Entonces, Lenin expuso aquellas ideas de que al partido del
Proletariado no podían ingresar todos aquellos que se consideraban
revolucionarios o marxistas, sino que el ingreso al partido, a su membresía, era un
salto de calidad en la conciencia y en la militancia revolucionaria de una persona.

Que no era necesario que sólo los proletarios ingresaran, pero sí, que era
necesario que el que ingresara al partido se comprometiera a asimilar plenamente
las cualidades del proletariado; es decir que se proletarizara; que para ello es
necesario que esté su vida controlada y organizada por un organismo que se llama
célula. En eso precisamente se distinguía el Partido del Proletariado; el nuevo tipo
de partido, de los partidos pequeño burgueses.

Decía: no todo el que se llama comunista puede ser miembro del partido,
no todo el que se llame Marxista, ni todo profesor, estudiante ni huelguista,
por el hecho de serlo, tienen la calidad de ser miembros del partido, sino
que es la organización la que escoge y promueve a la calidad de miembros
del partido a aquellos revolucionarios que los considere dignos de serlo
dentro de la sociedad, fundamentalmente del proletariado, del campesinado,
de los sectores medios de la población. Para que den ese salto a miembros
deben de estar dispuestos a que su vida esté acondicionada y amoldada a la
línea del partido, dentro de la organización y de un organismo que se llama
célula.

Esa es precisamente una de las innovaciones de Lenin, que distinguía bastante
al verdadero Partido Marxista, de la fácil militancia, del pajareo que hasta
entonces en los partidos pequeño burgueses había habido: el liberalismo, el
amiguismo y que identificaban la militancia Partidaria, con la vida fácil, cómoda,
de costumbres pequeño burgueses, de no amoldarse a una disciplina; elementos
que habían sido característicos de los partidos de la II Internacional.

En segundo lugar hay otra cuestión: que la teoría tiene que llevarse a la práctica. No
basta con la teoría Marxista, no basta con dominarla, con ser un teórico
estudioso, sistemático del Marxismo, sino que se necesita que el Marxismo se
lleve a la práctica por seres humanos pertenecientes, principalmente a la clase
obrera, el campesinado y sus aliados más cercanos que son las capas medias
avanzadas. En tercer lugar, el partido de la clase obrera de nuevo tipo, tenía que
estar dispuesto a conducir al Proletariado y demás clases revolucionarias en la
tarea de la toma del poder, que es una tarea que se lleva a cabo en último término
con las armas, ya sea por la insurrección general o por otras modalidades de
Guerra Popular y por su combinación estrecha.

Es el pueblo el que toma las armas de acuerdo a la fórmula científica de Marx,
de qué “l violencia es la partera de la historia” y que por medio de ella la Sociedad
da el salto de una calidad a otra calidad. Lenin señaló también otra cuestión: estos
partidos de la II Internacional, pequeño-burgueses y los partidos burgueses de la
sociedad alemana, francesa etc., tenían una característica: los partidos burgueses
se forman alrededor de corrientes; las corrientes las encabezan distintas personas.
En los partidos burgueses hay una convergencia y un convenio entre distintas
corrientes y ambiciones de ellos.

Eso se ve en las agrupaciones en los mismos parlamentos. Un partido puede
tener 10 ó 20 senadores pero cada senador tiene su propio partido y, en un
momento determinado dentro de los partidos burgueses hay algunos
desplazamientos de grupos en el control de la dirección, de acuerdo a las
conveniencias de grupo, incluso en acuerdo con otros partidos cercanos. El
funcionamiento de los partidos burgueses estriba en los acuerdos entre las
distintas facciones, en los diversos estratos políticos que allí se encuentran
organizados. Los partidos burgueses no son partidos que tienen una
centralización verdadera, sino que la centralización se deriva de los acuerdos de

las facciones. Esa, generalmente es la dinámica de los partidos burgueses. Por eso
es que manejan tanto el parlamentarismo, la maniobra, el cálculo político, el
regateo previo a los votos que van a sacar. Si les conviene estar en mayoría en un
momento determinado dan su voto con esa mayoría para determinados puestos,
determinada influencia. Si ven que esa mayoría está desgastada por algo y que
luego va a perder fuerza, se ponen en la minoría, en la oposición, para después
estar en el poder con más ganguería, puestos etc.

La vida en los partidos burgueses es bien diferente a los partidos proletarios,
porque en aquellos lo que juega fundamentalmente son los intereses de grupo en
servicio de la burguesía, con el método del pragmatismo burgués, que es la norma
y regla para todas las componendas y cabildeos dentro de estos partidos. Así es,
como funcionan estos partidos burgueses, lo que vale es la mayor capacidad
política de cada grupo por mantener a estas fracciones políticas dentro del partido
y servirse de ellas y del partido y de tener la capacidad e que cuando se llegue el
desengaño tener otra fórmula que los mantengan.

Esa es la regla de esos partidos, esa es la norma. Por eso ellos toman como
modelo lo que llaman “política” a las teorías y prácticas de Maquiavelo y Fouché.
A los partidos pequeño burgueses llamados Marxistas en la época de Lenin y
anterior a él, se les había dado bastante peso, sobre todo porque estaban dirigidos
por fracciones parlamentarias y no apoyadas por el proletariado. Al proletariado y
a las otras clases las veían como clientela de votación, clientela del partido, para
tener fuerza en las elecciones, pero lo que predominaba fundamentalmente eran
las camarillas y grupos parlamentarios que propiamente eran las que dirigían la
política del partido.

También estaban formados por fracciones unidas por algunos intereses de
tipo político parlamentario y otros intereses. Es decir que distintas corrientes
convergían en un mismo partido. Por consiguiente también había el cabildeo, el
pacto, para que tal o cual corriente esté representada en la dirección, en el Comité
Central. Eso lo combatió Lenin tomando en cuenta que eran las modalidades
burguesas metidas en los partidos que se denominaban Marxistas, y se estableció
algunas bases que desde entonces han mostrado que al irse desarrollando de
acuerdo a las condiciones de cada país, guardando la esencia del leninismo, son la
médula vital de los partidos que han logrado conducir a sus pueblos hasta la
victoria.

El Partido Comunista de Nuevo Tipo: Un Partido Marxista-Leninista

El primer verdadero Partido Comunista fue el de la URSS, el Partido
Bolshevique, que tuvo necesidad de deslindarse de la escoria de los
Mencheviques, que eran los que defendían el tipo liberal de partido. Lenin forjó al
nuevo Partido Bolshevique en las cualidades del proletariado y en la aplicación
creadora del Marxismo. Así pudo el Partido Bolshevique conducir al proletariado
en condiciones muy difíciles en 1905, en una insurrección que no logró el éxito
deseado.

Luego, en los años tremendos de represión, de vida clandestina y de trabajo
muy represivo y después en el desarrollo de la lucha armada del pueblo en 1917.
Todos los compañeros que han tenido el honor de ir a Vietnam pueden atestiguar
que la regla de oro de ese heroico pueblo es la de que una revolución popular
como la que ellos llevaron a cabo contra el imperialismo, sólo puede lograr el
pueblo con gran estoicismo, con alto grado de organización, de disciplina, con el
combate y ofensiva continua, con la combinación de lo político con lo militar, lo
interno como lo fundamental, lo diplomático como medio estratégico y
coadyuvante y el trabajo entre las tropas enemigas bajo la sabia dirección del
verdadero Partido del Proletario Marxista-Leninista.

También la experiencia mundial nos enseña que, de lo contrario, la revolución
se estanca en cualquiera de las coyunturas o en cualquiera de sus niveles y no se
lleva hasta sus últimas consecuencias. En tal situación, los intereses del
proletariado que están ligados al Socialismo se ven postergados y la reacción se ve
entonces con todas las posibilidades de retardar el proceso revolucionario, hasta
cuando el proletariado pueda tener la conciencia y el partido que lo pueda
conducir hasta el Socialismo, pasando por las diversas etapas, para actuar
consecuentemente en cada etapa y en cada coyuntura y aunque tengan que
establecerse gobiernos intermedios que todavía no son el Socialismo, pero que
son una necesidad en determinadas etapas para el desarrollo, incluso en esas
fases.

Si no existe el Partido comunista verdadero, que sepa conducir el proceso, se va
la alianza o bien por el lado del oportunismo y el logrerismo, con el olorcito a
poder de los gobiernos intermedios, o bien se va por el lado del sectarismo extremo que no
permite unificar a la sociedad en estas etapas intermedias.

Esta dirección y conducción correcta, sólo la puede dar el verdadero Partido
Comunista, Marxista-Leninista, que se base creadoramente en el Marxismo para
el análisis y la transformación de la sociedad y que use también los medios
adecuados. Que sea capaz de tener una línea política adecuada en cada momento
determinado y que pueda mover a todos sus miembros en una sola dirección, y a
través de sus miembros, a la mayor parte del pueblo, en una dirección y en una
línea revolucionaria consecuente en cada momento determinado.

Esa condición la tuvo el pueblo Vietnamita y por eso pudo llevar en forma tan
limpia y correcta la revolución, pudiendo hacer un frente grande, nacional,
apoyarse en él, siendo amplios y al mismo tiempo, teniendo la capacidad de
orientarse correctamente dentro de los marcos de esa amplitud para manejarse
hacia los intereses del proletariado y no hacia los intereses de la burguesía y por
construir un ejército y fuerzas locales tan grandes. Desde hace 52 años, es
indiscutible que Vietnam, tiene un Partido Comunista que logró llevar a la
sociedad Vietnamita hasta el Socialismo en una parte del país y luego continuó la
tarea para unificar la patria y construir el Socialismo en el país;

Esto es algo básico, si queremos avanzar al Socialismo y sí queremos defender
los intereses de Proletariado de verdad y no demagógicamente. -A la luz de esto,

podemos ver como, para nuestro Pueblo es básica la construcción del Partido
Comunista verdadero de El Salvador. A veces se ponen ejemplos Para diluir la
conciencia y la voluntad de empeñarse a fondo en ésta tarea histórica y se dice:
“Bueno, los cubanos hicieron la revolución de otra manera y después, tomaron
un buen camino.” Eso es cierto en parte; no fue el Partido Marxista el
determinante para el camino, para el triunfo y para la Primera etapa de la
revolución. Pero allí sucedió algo muy importante, el Partido Marxista si tenía un
gran forjamiento proletario y una gran influencia sobre el proletariado: el Partido
Socialista Popular.

Su grave error consistió en el dogmatismo que lo llevaba al conservadurismo
en la línea política, por lo que no supo estar a la altura de la necesidad de la lucha
armada. En las primeras etapas de la lucha armada se opuso a ella. Se unió al final
a esa lucha armada. Por otra parte, al terminar la Primera etapa de la guerra, es
decir, al tomar el poder el pueblo, hubo una cualidad muy grande por parte de los
dirigentes del 26 de Julio, en gran medida porque existe allí un Fidel, un
revolucionario excepcional que se ha caracterizado por estar a la altura de las
necesidades de su pueblo en todo momento y por eso muy sensible a las
necesidades históricas de ese pueblo. Se recordará que unos días después del
triunfo de la Revolución en Cuba, Fidel decía abiertamente que no era Marxista,
que la Revolución en Cuba no era roja, sino verde como las palmas. Entonces
hubo el peligro de que esa revolución se estancara. Sin embargo tuvo tanta
capacidad de dirección, sobre todo Fidel, que es un verdadero genio
revolucionario, que se dan los pueblos en determinados momentos de la historia,
que supo comprender cuál era el rumbo de la revolución frente a las amenazas
del imperialismo y frente al porvenir que planteaba una parte del 26 de Julio, (que
tuvo que ser depurado, de los anticomunistas que planteaban la continuación de
gobiernos burgueses).

Otra cosa, que frente a las amenazas y agresiones del imperialismo, Fidel y
toda Cuba supo contestar, dando un paso adelante. Eso indudablemente llevó a
todos los revolucionarios cubanos verdaderos a la conciencia y a la comprensión
de que sólo por el Marxismo-Leninismo y que sólo con un verdadero Partido
Comunista se podía continuar consecuentemente a la revolución Cubana. De lo
contrario, la revolución hubiera naufragado como tantas otras revoluciones, de
direcciones pequeño-burguesas y burguesas.

Ya van corno 80 revoluciones de liberación nacional en Asia y en África, que
se han estancado y se han convertido en regímenes burgueses atrasados,
neocolonizados, que neutralizan los intereses del proletariado al no caminar hacia
adelante.

Las luchas revolucionarias, pueden llegar a una etapa de triunfo en su
revolución, conducidas por diversas clases, por la burguesía o por la pequeña
burguesía; eso se ha visto en los últimos 30 años. Si pudiéramos estudiar cómo
han llegado a su triunfo determinadas revoluciones de liberación nacional en
África y en Asia, (una cantidad enorme, que pasa de 50), podríamos ver que allí
donde no ha habido un verdadero Partido Comunista, en donde han sido

partidos pequeño-burgueses o burgueses los que han dirigido el proceso (ya sea
por falta de desarrollo del proletariado como clase o por otras causas), realmente
esas revoluciones se han estancado en la etapa que se llama de liberación
nacional, y muchísimas han retrocedido hacia situaciones casi parecidas a las que
tenían antes. Muchas han caído bajo tiranías militares feroces, al mando de los
franceses, de los norteamericanos, ingleses.

Otras simplemente se han sostenido en una situación precaria, con un pié en
el capitalismo y bajo el dominio del imperialismo y otras tratando de avanzar
hacia el fortalecimiento de su independencia o hacia el Socialismo. Allí donde no
hay un verdadero Partido consciente y bien organizado, el Partido Comunista que
tenga respeto en toda la sociedad, allí, lo que la historia nos dice, es que las
revoluciones pueden llegar a gobiernos provisionales en un determinado
momento, a un gobierno aparentemente en manos del pueblo, pero realmente en
manos de la pequeña burguesía o de la burguesía, por la carencia del verdadero
Partido Comunista. Pueden haber infinidad de variantes para llegar al poder; la
cuestión está, en cómo la llegada a ese poder inicia un proceso que profundice las
bases para los subsiguientes pasos y que en ese período real se den los
subsiguientes pasos que conduzcan al Socialismo.

Eso sólo lo puede conducir el Partido Marxista-Proletario: ese interés sólo
puede tener la clase obrera que es la clase que está ligada al Socialismo, la clase
proletaria.

Ya volviendo al caso de nuestro país, la desgracia que tiene precisamente nuestra
revolución es que no ha habido un verdadero Partido Comunista en El Salvador.

Necesidad Histórica del Verdadero Partido Marxista Leninista en El
Salvador


En el país hay un Partido Comunista que se fundó en 1930, que durante sus
primeras etapas cumplió una brillante actuación, con aspiración a proletarizarse, a
conducir al pueblo con todos los medios de lucha. Fue la etapa de Farabundo
Martí. Desgraciadamente no se pudo conducir el proceso debido a otro tipo de
debilidades, entre ellas: de no tener suficiente poderío ni organización militar para
poder combinarlo acertadamente con el enorme movimiento de masas.

Pero luego, ese partido Comunista ha hecho balbuceos en algunos momentos
en que los sectores más avanzados de él, han tenido mayor posibilidad de utilizar
todos los medios de lucha. Pero en general, después de las acciones del 2 de abril
y 8 de mayo de 1944, la línea del Partido Comunista fue la de la acumulación de
fuerzas por medios pacíficos. Sólo en 1959, en la caída de Lemus, y en 1961-62,
cuando entró el Gobierno de Rivera que derrocó a la Junta Democrática, sólo en
esa época, el Partido Comunista hizo intentos por implementar la lucha armada o
algunas formas de lucha armada y de autodefensa de las masas. Pero en general, la
línea oficial del Partido desde los años 1944 y 1945 para acá, ha sido, en lo
político una línea bastante oportunista, que finalmente llegó a hacerse
recalcitrante en cuanto a la necesidad de la lucha armada.

Después, en 1970 luchó tesoneramente contra las organizaciones que estaban
comenzando a formar la guerrilla y que impulsaron la estrategia Político Militar. Y
luchó tesoneramente durante 7-8 años en forma abierta, desplegada, tomándolas
dentro del sector popular, como las contendientes y los adversarios
fundamentales. No estoy diciendo con eso que ellos consideraron a las FPL,
como el enemigo fundamental, porque por suerte ellos no se desviaron en eso, y
siempre consideraron como enemigo fundamental al Imperialismo.

No obstante, dentro de la lucha por las masas ellos lucharon de una manera
dura, desleal, abierta contra las organizaciones políticomilitares, especialmente
contra las FPL. Y cuando llamaban a la unidad, era a una unidad tradicional, en la
cual no se garantizaba en absoluto la hegemonía de las clases proletarias, sino por
el contrario, ellos llamaban a una unidad que no tomaba en cuenta que fuera el
proletariado y el campesinado el que en esa unidad tuviera la hegemonía (aunque
no se dijera).

Durante 8 años lucharon abiertamente contra lo que ellos llamaban “la violencia, venga
de donde venga”.

En la larga lucha ideológica, que hubo dentro de ese partido desde 1959 al 70,
elaboraron teorías bastante refinadas y después de la Primera Huelga de Maestros
en 1968, decidieron parar el Movimiento de Masas, porque decían que no
convenía, que estaba llegando a niveles de radicalización. Con este fin,
establecieron una “ley”:

Durante el período de acumulación de fuerzas, decían, la lucha armada es negativa,
dañina y, el proceso de desarrollo en el período periodo de acumulación de fuerzas, debe
llevarse a cabo sólo con medios políticos y pacíficos.

Por pacíficos se entendía incluso lo clandestino, lo abierto que no fuera legal,
lo semilegal, pero excluyendo la lucha armada. Elaboraron una tesis para el
“desarrollo” del movimiento revolucionario y popular: “en El Salvador la vía de
desarrollo es la acumulación de fuerzas Por los medios pacíficos. Y sólo cuando se
ha acumulado suficiente fuerza y en un momento en el cual ya existen toditas las
condiciones revolucionarias, es decir, la plena situación revolucionaria, en ese
momento se puede levantar en armas el pueblo con el modelo de una
insurrección popular rápida” Admitían que la lucha armada será el medio
determinante para la toma del poder, pero para la acumulación de fuerzas, hasta
llegar a la víspera de la toma del poder, únicamente la acumulación de fuerzas por
medios pacíficos y políticos es admisible. Consideraron que en 1970, había la
posibilidad todavía de seguir llevando al pueblo a las elecciones.

Hicieron las alianzas, con Duarte y con el MNR, participaron en una serie de
farsas electorales y en cada elección, enconaban la lucha contra las formas de
lucha armada, para atraer los votantes a las urnas y se desbocaban a tal grado que
por períodos adoptaban actitudes verdaderamente reaccionarias contra la línea
políticomilitar.

En esa situación, el PCS no ha estado en condiciones de ser el verdadero
Partido Comunista Marxista Leninista del proletariado. Aún con rótulo de PC, ha
sido un partido con una línea pequeño burguesa más, aún cuando su estructura
organizativa es la de un Partido Comunista, y aquí es donde debe entrar para
nosotros la reflexión de que la creación y construcción del verdadero Partido
Comunista, no sólo es cuestión de estructuras y de organización, aunque es algo
necesario y vital la estructura leninista que es una estructura determinada; no
basta sólo pensar en sentido estructuralista para convertir al Partido Comunista
en verdadero Partido Comunista, sino también en sus métodos de trabajo, en
estilo de trabajo, en línea fundamentalmente ideológica.

Hay dos cosas: Un Partido Comunista y principalmente sus dirigentes podrán
manipular a maravilla y aparentemente de manera lógica las reglas y normas del
Marxismo y sus principios teóricos, y hacer exposiciones bellísimas en relación
con el desarrollo de la sociedad en general y el de su propia sociedad; más eso, es
una cosa, y otra es la consecuencia, los resultados y las conclusiones que sacan de
esa belleza de apreciaciones aparentemente Marxista pero no acordes en un
momento determinado con la realidad del país.

O sea, lo que se llama línea política, de la cual se ramifican las distintas líneas
políticas del área, que obedezcan a un sólo pensamiento colectivo. Ese
pensamiento se subdivide en trabajo hacia todas las áreas: la línea de masas, la
línea para lo internacional, para los afiliados internos, para la diplomacia. Si la
interpretación Marxista se plasma en una política consecuente que converja en
ese momento determinado y viendo hacia adelante, a defender los intereses
inmediatos y revolucionarios del proletariado, esa línea, es una consecuente
aplicación del Marxismo a la realidad, o sea de la teoría a la práctica.

Desgraciadamente con un Partido Comunista que por décadas ha jalado hacia
las posiciones de derecha y sobre todo con un Partido con una

dirección ensoberbecida, autosuficiente, que no quiere dar su brazo a torcer, que las
criticas que se hace, sus autocríticas son aparentemente sinceras, pero bastante parciales,
que sólo tocan lo superficial para dejar el fondo de sus tesis, sus teorías, su actuación más
fortalecida todavía, con una aparente sinceridad y autocrítica.

Algunas Experiencias de Nuestra Historia

Y en esto el Partido Comunista de El Salvador, su actual dirigencia (No quiero
hablar de todo el PCS), se ha caracterizado por ser

maestros del maniobrerismo parlamentario y burgués, que lo utilizan en toda su
actuación; ya sea en sus reuniones bilaterales, ya sea en el convencimiento hacia una
persona, hacia el conjunto y los aliados.

El maniobrerismo burgués, su cálculo, su concepto todavía no correcto de lo
que es la unidad del pueblo en función de los intereses del proletariado, sino la

unidad del pueblo sino la unidad del pueblo como algo tradicional, con un
concepto cuantitativo, que mientras más grande es, por ese echo es mejor;
aunque se sacrifiquen los principios del proletariado con tal de formar una pelota
bien grande" en manos de una parte de la burguesía.
Este concepto, el PCS todavía no lo ha depurado del todo. Su aparente
sinceridad en la autocrítica es de un estilo tal que le sirve para dejar las raíces de
los errores siempre vivas, que no queden desacreditadas las raíces de los errores y
así en cualquier coyuntura poder actuar similarmente.

Para dejar bien a las claras ese método deformado de autocrítica, me voy a
referir a la Guerra con Honduras, como un ejemplo. En esa ocasión, los que
considerábamos como una traición al proletariado internacional y al
campesinado, al proletariado y al estudiantado salvadoreño y hondureño la teoría
de la defensa de la patria salvadoreña, desarrollamos una oposición fuerte y muy
aguda dentro del partido, en contra de la línea que tomó la mayoría derechista de
la dirección del Partido Comunista Salvadoreño. Esta tomó la línea de fortalecer
el esquema y la organización de “Unidad Nacional”, que promovió el General
Sánchez Hernández en ese momento.

El Presidente Sánchez Hernández convocó a todas las “fuerzas vivas”,
incluyendo a las organizaciones populares, para darle base social a la agresión
militar que en esos momentos se preparaba contra Honduras. El Presidente del
régimen tiránico y agresor planteó la necesidad de formar la unidad nacional en
ese “momento de emergencia y peligro para la patria”.

Esa unidad nacional significaría que la lucha de clases interna que en esos
momentos estaba bastante aguda debía de aplacarse. Que los patronos dijeran
que iban a disminuir sus agresiones contra “sus” trabajadores y que los
trabajadores se comprometieran a no hacer ninguna huelga, ninguna petición de
aumento de salario, ninguna petición de clase y que cesarían sus agitaciones
políticas.

La mayoría derechista de la Comisión Política del Partido Comunista de El Salvador
inmediatamente tomó el acuerdo de adherirse a ese llamamiento de "Unidad Nacional",
porque daba la posibilidad, decían, de unir a todo el pueblo por la paz.

Hay una cosa interesante: el oportunismo casi nunca trata de presentarse
como tal, sino que teoriza, trata de adornarse, de echarse una capita de azúcar,
para que las masas pueden tragarse las orientaciones oportunistas. De lo contrario
no se las tragarían. En esa oportunidad, sus tesis las plantearon teóricamente,
fundamentadas, “basadas en el Marxismo”, con un enfoque de clase. Decían:

En la guerra hay dos bandos: los dos obedecen a intereses de clases; Sánchez
Hernández está por los industriales y los industriales no quieren perder el
mercado de Honduras porque allí tienen 80 millones de dólares anuales, es el
mercado más grande que tienen en Centro América y una guerra podría hacerlos
perder y se resquebrajaría el Mercado Común Centroamericano, y eso no
conviene a los industriales. Es un grupo que se opone a la guerra. A ese grupo es

al que representa Sánchez Hernández y son los que están por la Paz. En cambio,
están por la guerra los terratenientes, porque ya es demasiada presión interna del
campesinado, y se está radicalizando mucha por no tener tierra. Los terratenientes
no quieren hacer una reforma agraria en El Salvador, no quieren dar la tierra y
quieren la tierra Hondureña para resolver dos cosas: El problema de presión
demográfica y el problema social de la reforma agraria, para los campesinos de El
Salvador. Y lo quieren hacer a base de las tierras hondureñas. Como vemos, aquí
hay dos posiciones radicalmente distintas: Los que quieren la guerra y que están
capitaneados por Medrano y los que quieren la paz, que están capitaneados por el
General Sánchez Hernández. Nosotros apoyamos a Sánchez Hernández para
preservar la paz y para luchar contra los guerreristas, como quien dice, las
palomas contra los halcones; y la cosa resultó al revés: se metieron de cabeza en
el apoyo a la reaccionaria política de la “defensa de la patria”, incluso le dieron a
todas las células, y a todas las organizaciones de masas la tarea de incorporarse a
los grupos de defensa civil.

En ellos estaban los de ORDEN. Entonces, formaron unidad con los de ORDEN, que
dirigía Medrano, en cada cuadra, multifamiliar, barrio, etc. para controlar que la gente
disciplinadamente cumpliera con las órdenes de los militares.

Andaban de cuarto en cuarto, de casa en casa, viendo que no se tuvieran
encendidas las luces y que estuvieran las cortinas bien cerradas. Y el que no
cumpliera, el vecino que dejaba las cortinas descorridas, ese era un anti-patria, y
lo denunciaban por estar a favor de los hondureños, dándoles puntos de
referencia para el bombardeo aéreo. Otra tarea: Fue lograr el mayor número de dulces v
abastecimientos para llevarles a 1os soldados de Medrano a Ocotepeque o del Diablo Velásquez
Consideraban que no era buen miembro de la Asociación de Mujeres u otra de
masas, si no se hacia eso y ponían como ejemplo de ser buen miembro del
partido, a quien llevara chicles a los soldados defensores, es decir se metieron de
lleno al asunto de la defensa de la patria. Pero eso no fue lo fundamental, sino
que lo fundamental fue haber engañado a la clase obrera. Un conocido miembro
derechista de la Dirección del PCS planteó en una reunión muy grande que se
preparó la interfederación de trabajadores (FUSSFESTIAVTSES): “Nada ha sido
dado sin lucha en el camino sindical.

Nosotros lo que hemos logrado ha sido a base de sacrificios. Aquí se ha
derramado mucha sangre de compañeros obreros por conquistar el fuero sindical,
la libertad sindical, la ley para las huelgas, etc.; que no son perfectas, pero son
conquistas que han costado sangre. ¿Qué pasará sí la burguesía Hondureña lograra
imponer su régimen en El Salvador? Ustedes perderían las
conquistas que han logrado”. El engaño a la clase para uncirla a la agresiva política de
la burguesía era bien evidente. Después, ante la lucha ideológica fuerte, ante la
critica contra esa línea y ante el desenmascaramiento de que igual había sido el
papel de los partidos oportunistas de la II Internacional, que habían lanzado
obreros contra obreros en defensa de su propia burguesía en la primera Guerra
Mundial y ante las evidencias aplastantes de su traición a los principios del
Internacionalismo proletario, no tuvieron otro camino que hacerse una
“autocrítica”. Pero ¿Qué tipo de autocrítica? Decían:

"Ustedes tienen razón, hemos cometido el error de apoyar la línea de unidad nacional de
Sánchez Hernández, pero “fue por falta de información” cuando tomamos esa línea, no
nos habíamos dado cuenta que ya los industriales y los terratenientes se habían puesto de
acuerdo en impulsar una misma línea agresiva, en impulsar la guerra. Ese fue nuestro
error falta de información". De tal manera, no lo veían sino que lo adornaban.

La dirección de derecha del PCS nunca ha reconocido a fondo su política
oportunista, sus autocríticas son siempre calculadas, tácticas para resguardar el
fondo y las raíces de los errores. Con la admisión autocrítica trataban de ocultar la
esencia del oportunismo mediante un reconocimiento torcido autocrítico.
Trataban de mantener vivas las raíces de los errores, para no extirparlas
totalmente y para no tomar una línea correcta. Ese estilo, ellos lo siguen
utilizando en su autocrítica. Por ejemplo para ellos decir Guerra Prolongada es un
error.

La guerra comenzó, según ellos cuando se comenzaron a incorporar a la
misma; con ese recurso, quedan condonados todos los años, 8 años de su política
oportunista de la década del 70 y su política reaccionaria contra las guerrillas, e
incluso las delaciones masivas.

En sus autocríticas todo eso queda justificado y tratan de fabricar la historia de
otra manera. Por ejemplo dicen que el 28 de febrero de 1977, fue el día en que
“finalmente el pueblo a base de su propia acción y experiencia pudo convencerse
de que el camino de las elecciones estaba agotado”, y que era necesario tomar el
camino de la lucha armada. Adornan así toda su política oportunista y
antiguerrillera de los años 70, tratando e justificarla con el argumento de que la
participación en las elecciones había sido buena porque “había llevado al pueblo a
la frustración”.

Los revolucionarios, desde 1970 mostramos, con el avance de la lucha armada,
que la burguesía utilizando todo ese enorme andamiaje de la saturadora
propaganda, que se hace en las elecciones, en ese juego electoral, y que ya
sabemos sus resultados, siempre engaña a una gran proporción de masas. Ellos se
jactaban sus 300 mil votos, emitidos en el carrusel de toda la propaganda que
alrededor de las elecciones había logrado, sin ganar el gobierno y volvían a
levantar ilusiones y falsas esperanzas en un pueblo, que ya realmente hubiera
ganado mucho de haberlo enfilado sin vacilaciones en la estrategia política militar,
como las FPL lo estaba haciendo. Sin embargo en 1977, después de la masacre
del 28 de febrero; hasta entonces dicen ellos,

“el pueblo pudo darse cuenta de que ya no había otro camino”; y que es bueno que se
reconozca que otras organizaciones desde antes habían empezado a decir lo mismo,
pero que según ellos, hasta entonces se dieron las condiciones masivas para que éste
pueblo pudiera volcarse a favor de la lucha armada.

La Técnica de Manipulación de la Autocrítica

Así como esa, se hacen otras autocríticas. Realmente “

nosotros en algunos momentos caímos en el economismo, en el burocratismo, que después lo
combatimos en el seno de la clase obrera", etc.

Críticas de paso. Pero el fondo del oportunismo queda vivo, listo a
desbordarse en coyunturas que consideren favorables. Se hacen otra autocrítica:

Durante dos años no pudimos implementar la lucha armada, a pesar de que desde 1977
estábamos ya convencidos Y esto se debe a las costumbres liberales de nuestro partido que
estaba acostumbrado a la lucha legal; cuesta mucho reeducar a los miembros en la nueva
línea y fue hasta 1979, que nosotros empezamos a implementar la lucha armada".

Pero precisamente para dejar vivas las raíces del oportunismo, ellos se siguen
negando a reconocer que la lucha armada comenzó en 1970, que la Guerra
Popular comenzó entonces partiendo de lo simple a lo complejo y, sobre la base
de dejar vivo el fondo de sus errores quieren hacer su historia de otro modo: que
la guerra comenzó a partir de 1978 y más aún en 1980,

cuando se unieron a la fuerza. Porque guerra no es “cualquier cosa" dicen. Guerra es una
cosa “integral”. Dicen que no puede llamarse guerra a las primeras guerrillas, ni a todos
los primeros periodos de desarrollo de la lucha armada, sino cuando ya se entabla la lucha
fuerte entre dos ejércitos. Así quedan sepultados de un plumazo, todos los sacrificios y
esfuerzos de la parte más avanzada del pueblo, la sangre de centenares de héroes y
mártires revolucionarios, que desde 1970 fueron poniendo y desarrollando la lucha
armada,

la guerra de liberación, pasando con éxito las etapas iniciales, desarrollando y
consolidando la guerrilla urbana y rural, convirtiendo la guerrilla y la lucha armada
en una realidad irreversible en El Salvador y conduciéndola a escalones cada vez
más altos; imposible de negar, incluso por sus más recalcitrantes oponentes
ideológicos, por aquellos que durante esos años se mofaban de los que calificaban
de

“aventureros, terroristas, radicalismo de izquierda, ultras y grupúsculos aislados de las
masas”,

porque no se sumaban al yugo burgués sangriento electoral del régimen.
¡Hasta donde se puede llegar tratando de mantener vivas las raíces del
oportunismo! ¡Hasta donde se puede manipular la autocrítica deshonesta y
empleada tácticamente! Son autocríticas calculadas para dejar vivas los esquemas
que pueden ser utilizados en coyunturas posteriores. Por ahora estamos entrando
en un grave peligro.

Ya aparecen cantares de sirena de la “próxima campaña electoral presidencial”.

Comienzan a recomponerse las fuerzas para la participación en el jolgorio
electoral próximo. Y el partido no hace una autocrítica profunda de su línea

oportunista del 70-78, porque quiere dejar vivas las raíces de la posibilidad de
“manejarse en las coyunturas”, con bastante agilidad, no en un sentido como lo
entendemos nosotros y con seguridad que en la medida en que arrecie el jalón
hacia las próximas elecciones van a ver en primer lugar: el MPSC, (que dijo que
está de acuerdo con una “proyección amplia”). Y el PCS con su UDN, que van a
empezar a vacilar bastante y va a comenzar a dar azotazos hacia las próximas
elecciones, que es la segunda fase de la maniobra política del imperialismo. Por
eso, las autocríticas que ellos hacen, tenemos que estudiarlas como gente seria,
desde el punto de vista Marxista y con el conocimiento que ya tenemos de
nuestros amigos.

Un partido así, que no ha sido capaz todavía de tener plena conciencia del
papel que le corresponde para dirigir a ésta sociedad hacia el Socialismo, sino que
se va quedando en cada lagunita que va apareciendo en las coyunturas, se van
quedando empantanados en cada coyuntura. El resultado está en que en las
coyunturas sus previsiones no se han logrado. En resumen: Tenemos una
realidad en El Salvador, que no hay un verdadero Partido Comunista y no hay
disposición, por lo menos en la dirección de ese partido, de ser el verdadero
Partido Comunista de El Salvador. En tales condiciones, en el proceso
revolucionario de El Salvador, ha resultado que las FPL por haber tomado con
mucha dureza y sacrificio el camino más acertado para los intereses del pueblo y
haberlo hecho una realidad irreversible desde 1970, el camino de la estrategia
política militar, y que algunos de sus cuadros y miembros abandonaron ese
partido para formar el instrumento del pueblo, las FPL, es ésta la organización
que ha tenido más posibilidades de formarse como el verdadero Partido
Comunista.

Y eso es así, tanto por sus bases ideológicas Marxistas-Leninistas, que
firmemente aspira aplicarlas creadora y consecuentemente a las condiciones
propias del país, como fundamento de la línea estratégica y política, como por su
duro forjamiento en la práctica revolucionaria.

¿Por qué Corresponde a las FPL - Farabundo Martí Tomar en sus Manos
esta Necesidad Histórica?

Conclusiones:

Aún cuando aquí no sea posible una exposición más amplia sobre el pasado y
el presente en el desarrollo del proceso revolucionario en el país, de los rasgos
expuestos queda evidenciada la necesidad, que hay para el consecuente desarrollo
de ese proceso, de que las FPL se convierta en el verdadero Partido Comunista
Proletario Salvadoreño.

1. Porque no existe un verdadero Partido Comunista.

2. Porque si realmente queremos impulsar la revolución, es necesario que
exista en El Salvador el legítimo Partido Marxista Leninista del

Proletariado que vele por los intereses de la clase obrera, el campesinado
pobre y el resto del pueblo.

3. Que las FPL han creado tales condiciones en sí, por la dureza de la lucha
que le ha tocado, por la decisión con que ha tomado un camino, una línea,
que en la práctica se ha demostrado que es una línea adecuada, Marxista, a
las condiciones del país. Por su devoción y su obligación de defender los
intereses del proletariado, por su aspiración y su trabajo en pro de la
construcción de la base material de las alianzas y la unidad, que es la
alianza de los obreros y campesinos. Por el forjamiento de sus cuadros en
el sacrificio, en el amor al pueblo, en el internacionalismo proletario. Por
todas estas razones, es la Organización en la que recae esta obligación
histórica más que en otras. La necesidad en éste momento de la existencia
del verdadero Partido Comunista, se deriva de la necesidad histórica
imprescindible y urgente para la conducción consecuente del pueblo hacia
la revolución y el socialismo.

4. En que realmente no existe ese necesario instrumento de conducción del
pueblo.

5. En que las FPL tienen condiciones para ser la base del verdadero Partido
Comunista de El Salvador,

si en verdad toman conciencia y se deciden a cumplir esa tarea histórica aún cuando
no menosprecien la posibilidad de que otros núcleos y otras organizaciones tomen
conciencia de eso y emprendan también ese camino, ésta es una obligación propia, no
delegable a otros por las características que presentan y por las características propias
de la Organización.

Es la que está en mayor capacidad de convertirse en menor tiempo en el
verdadero Partido Comunista de El Salvador, por la necesidad de la conducción
de la guerra. Sin el verdadero Partido Comunista, la conducción de la guerra
popular, conduce a resultados muy parciales, dada la necesidad de la combinación
acertada de lo político y lo militar.

Si no hay una fuerza verdadera de Partido, el Partido verdadero, no se puede
combinar acertadamente lo político con lo militar:

o bien lo militar predomina de una manera militarista sobre el resto de estructuras y
necesidades, o bien se descuida lo militar, y entonces, lo político en una forma unilateral y
no correcta no llena las necesidades armadas del pueblo para el triunfo de la revolución.

Sólo el Partido Comunista verdadero es capaz de dominar realmente los
distintos medios de lucha de un pueblo, tanto los medios políticos internos, como
los militares y el trabajo dentro de las filas del ejército enemigo, así como el
trabajo en el exterior y en lo diplomático.

Sólo el verdadero Partido Comunista, es capaz de distribuir sus fuerzas, de
hacer que todos actúen dentro de un sólo pensamiento y que haya una correcta
división del trabajo colectivo e individual dentro de una sola línea general y
política que forme un solo concierto, una sola unidad de voluntades que dé
verdadero poderío a la acción revolucionaria en todas partes, y ejercer decisiva
incidencia en la vida nacional y en el exterior.

Se necesita el verdadero Partido Comunista para el acertado accionar del
pueblo en los actuales niveles de lucha de clases, en las alianzas y en la unidad
amplia del pueblo. Precisamente el verdadero Partido Comunista de El Salvador
que realmente lo fuera, no importando su nombre, tendría mucha mayor
capacidad de actuar de una manera positiva y consecuente en los terrenos de la
unidad, y hacer avanzar la unidad más consecuente y rápidamente a niveles
superiores. Precisamente por los intereses de la unidad se necesita de la existencia
del verdadero Partido Comunista de El Salvador. Como no ha existido, en eso
estriba uno de los males fundamentales de la unidad y quizá el fundamental

Revolucion o muerte!
El pueblo armado vencera!
Marcial
Primer responsable de las FPL-Farabundo Martí y Comandante en Jefe de las FAPL
Miembro de la Comandancia General del FMLN

CUADERNO No. 2
Nuestros esfuerzos por compartir nuestras obligaciones con otros sectores
que se califican marxistas
(estrictamente interno)

Como FPL sabemos que tenemos la obligación de formar el Partido Marxista
Leninista. A finales del año antepasado, tomando en cuenta que el PCS al fin
había aceptado la línea política militar y que era el más cercano en ideología,
nuestra Organización trazó una línea de acercamiento gradual, aunque no hacia la
fusión pero sí de acercamiento.

Al principio no en los terrenos orgánicos. Y se empezó a aplicar dicho
proyecto. Se les planteó, que nosotros no queremos bloques dentro de la Unidad
y que debemos tomar en cuenta también otros destacamentos: que como no
existe todavía un Partido único, el Partido verdaderamente Marxista Leninista en
El Salvador, que por los retrocesos que tuvo el Partido Comunista de El
Salvador, en tomar la línea de la lucha armada, tuvo muy poca incidencia en lo
armado y que también en masas ha perdido gran influencia y que no se deja sentir
la influencia de un verdadero Partido Comunista dentro de la Unidad. Esta se
mueve [...] 1 como más [...] de comunistas. (falta en el original) Les dijimos que
entre las FPL y el PCS existe un tronco común, que es la teoría del Marxismo
Leninismo; que las FPL no nacieron como negación del Marxismo Leninismo,
sino, como expresión de la necesidad de interpretar y aplicarlo a las condiciones
del país, y como en eso no nos pusimos de acuerdo durante los años 60 y
principalmente del 70.

Que las principales discrepancias fueron principalmente porque el PCS no
estuvo de acuerdo en que la lucha armada era necesaria como vía de desarrollo y
hubo necesidad de crear el instrumento integral de lucha del pueblo. Las
discrepancias fueron en cómo interpretar y aplicar correctamente el Marxismo a
la realidad de nuestro país.

Por eso hay ahora dos organizaciones con tronco Marxista. Las FPL
consideró, que la mejor aplicación del Marxismo en las condiciones del país es la
estrategia político militar de Guerra Popular Prolongada, unida a los otros medios
de lucha, como vía de desarrollo para la acumulación de fuerzas políticas y
militares que nos permitiera después cambiar la correlación de fuerzas aplastante
que tenía el enemigo contra el pueblo. “Ustedes siguieron planteando el camino
de las elecciones, de las vías pacificas todavía durante varios años. Ahora se ha
llegado más o menos a un consenso de que la línea político-militar correctamente
aplicada, es la proyección para la liberación del pueblo y para el subsiguiente paso
al socialismo”.

Ahora, gran parte de aquellas razones por las cuales hubo necesidad de que
nos separamos se han menguado, aunque naturalmente no todas. Existen, pues,
dos organizaciones que están basadas en la ideología Marxista Leninista.
Podemos considerar entonces, que existe una gran base Marxista Leninista en el

país, para poder, a través de un entendimiento, dirigir el proceso y hacer avanzar
la unidad de manera consecuente. Podemos incidir de una manera adecuada,
positiva y consecuente a fortalecer la unidad. Porque las otras Organizaciones, ya
sabemos Como ha sido y es su desarrollo.

Hay tres o por lo menos otras dos organizaciones que han tenido un tronco
común, y que se bifurcaron, que a consecuencia de sus malos métodos, se
cortaron y que ahora son organizaciones distintas, pero al principio formaban
parte del mismo tronco. Estas ramas, ya se sabe su desarrollo, y que acepten
llamarse Marxistas Leninistas por conveniencia en algunas momentos, pero en
esencia ellos dudan mucho del Marxismo. Tienen otros conceptos sobre el
Marxismo, por su misma forma como se desarrollaron. Si tomamos conciencia de
que los marxistas deben dirigir este proceso, debemos de ponemos de acuerdo las
dos organizaciones en algunas cosas claves, para poder hacer avanzar la unidad
verdadera.

Esto no significa ni debe significar un bloque, pero sí, significa en primer lugar
que los Marxistas tomen conciencia de su papel en ésta sociedad para hacerla
avanzar y que luego, éste acercamiento pueda ir dando frutos a nivel de bases,
que haya reuniones de bases, que hayan intercambios y que pueda irnos
permitiendo un acercamiento, que tal vez a la larga pueda ser el núcleo de un
Partido único, Marxista de la Revolución.

Durante algún tiempo, ellos dijeron que eso era correcto, pero luego, el año
pasado su actitud fue diferente, cuando ya estaban metidos en la ilusión de unas
prontas negociaciones, y para ello, en la necesidad de tener una imagen diferente.
Les recordamos la necesidad de echar adelante éste proyecto y que la unidad
estaba muy mal y que si nosotros nos poníamos de acuerdo iba a marchar mejor.

Ya en esta ocasión ellos rechazaron de plano el proyecto. Estaban
envalentonados y nos dijeron que éramos insinceros, que había algunos
incidentes en los frentes y que habían perdido la confianza en nosotros. Que
creían ¿que nosotros queríamos el acercamiento del Partido, como una puerta
para poder entrar al mundo Socialista? Es decir, adoptaron una actitud muy
presuntuosa y autosuficiente.

Tuvimos que decirles que con esa actitud y esa desconfianza mostraban no
estar preparados para cumplir el deber de los Marxistas en El Salvador y crear un
núcleo que pudiera orientar mejor el proceso revolucionario y, en consecuencia,
retiramos por de pronto, la proyección propuesta mientras ellos tuvieran esa
actitud.

Lamentábamos que no estuvieran maduros para la gran responsabilidad que a
los Marxistas les toca desempeñaren el país; y que dejáramos pendiente eso hasta
que ellos puedan tener una verdadera conciencia del deber histórico de los
Marxistas en defensa de los intereses de la clase obrera y el pueblo. Realmente su
actitud fue un pretexto, nosotros jamás hicimos por el canal del Partido
Comunista, ninguno de nuestros acercamientos con los partidos hermanos.

Nuestras relaciones las hemos ganado por nuestro propio trabajo revolucionario.
Recordemos que el primero de Abril de 1970 una de las líneas fundamentales que
tomamos fue no acercamos a ningún Movimiento hermano del exterior hasta que
pudiéramos presentamos genuinamente como revolucionarios.

Esta línea la seguimos al pié de la letra. De tal manera, nosotros no tomamos
ni siquiera nombre al principio ante el pueblo, ni nos presentamos ante ninguna
Organización hermana del exterior, blasonando que éramos revolucionarios, sino
hasta haber ganado esa calidad y hasta que nuestro pueblo nos reconoció como
organización revolucionaria por nuestra práctica revolucionaria. Hasta entonces
hemos establecido relaciones e intercambio internacional.

Quedaba claro que su actitud era un simple pretexto para alejarse de un aliado que les
estorbaba en la maniobra que en esa coyuntura ellos consideraban maestra. “La
maniobra de negociación y otras"; por ejemplo con los militares.

Ellos creían que nosotros al estar cerca podíamos estarlos criticando. De
manera que rechazaron la posibilidad de qué los Marxistas formaran lo que
nosotros habíamos llamado como un eje Marxista Leninista en nuestro país. Por
ese lado, no pudo llevarse a cabo la formación de un pivote Marxista que
orientara conjuntamente al pueblo.

Este es otro elemento que muestra con mayor razón aún, la necesidad
histórica de que las FPL por si misma debe cobrar conciencia y decisión de
convertirse en el verdadero Partido Comunista en El Salvador. Urge dejar la idea
un poco ingenua de que el PCS puede ser en éste momento y a corto plazo otro
Partido Comunista verdadero. No se puede descartar, que con el correr del
tiempo y en el transcurso de la revolución, lleguen a tener la conciencia y a
abandonar determinados métodos para llegar a convertirse en Partido Comunista.
Pero no podemos dejar los destinos de la revolución en esa esperanza, sino que
tenemos una responsabilidad histórica que cumplir ahora mismo sin delegarla en
nadie más.

En estos momentos, no debemos de descargar en ellos la responsabilidad de
que se conviertan en un verdadero Partido Comunista. En tales condiciones,
tenemos que cobrar conciencia de que somos nosotros los que tenemos que
hacer el esfuerzo de convertimos en el verdadero Partido Comunista de El
Salvador. En el Co-Cen se vio que se puede tomar dos puntos de vista:

convertirse en un Partido Comunista de nombre o convertirse en el
verdadero Partido Comunista. Hay aquí una diferencia casi abismal entre
una y otra cosa: por la conciencia, por el esfuerzo, por la mística, por el
sacrificio, por lo complejo que significa el convertirse en el verdadero
Partido Comunista de El Salvador. Si decimos “convertirse en un Partido
Comunista”, estamos dando involuntariamente idea de que en este
momento otras Organizaciones pueden también cumplir igualmente con esa
tarea, y que nosotros cojemos sólo una parte de ella. Que por tanto nos
tomamos todo el tiempo, con calma, sin tomar a pecho la responsabilidad
de que las FPL se conviertan en el verdadero Partido Comunista.

Con esto, inconscientemente delegamos en otras organizaciones nuestra
propia responsabilidad, con la idea de que por ese camino de retardamiento y de
delegación en otros se lograría, con el tiempo, mediante el avance de la
revolución construir el Partido único de la revolución, un partido único que
puede o no ser Marxista Leninista. Sin embargo, nos ha tocado a nosotros la
tarea, no podemos menospreciarla, y si la menospreciamos, entonces no estamos
a tono con ella y la vida espontáneamente va ir marchando, porque los pueblos,
se dan lo que necesitan. El que no muestra ser merecedor de las tareas históricas
de la revolución se queda atrás.

El pueblo encontrará otros conductores. Sólo el verdadero Partido Comunista
puede dirigir integralmente la guerra, porque el ejército solo no puede tomar en
sus manos la tarea múltiple de dirigir todo y combinar todo por lo mismo, la
dirección de las masas y la dirección del ejército. Si un Estado Mayor tomara en
sus manos en la misma forma la dirección de todas las organizaciones de masas,
realmente no alcanzaría a hacer su labor militar que es específica. Y si la dirección
de los sindicatos quisiera dirigir las estructuras militares como se llegó a pensar en
determinados momentos en FECCAS: toda esa estructura militar a partir de la
propia directiva de masas, sería un desastre militar. Porque una organización de
masas no puede realizar esas funciones.

El único que tiene la capacidad integral es un partido que sepa organizar bien
todos los terrenos del trabajo, hacer bien el trabajo clandestino y que se tengan
buenos métodos para el trabajo abierto. Es el único que Pueda dirigir lo militar y
lo político, la ideología y la línea, lo abierto y lo secreto y combinar todos los
terrenos de lucha.

La Falta del Verdadero Partido Marxista Leninista Impide Aprovechar
Correctamente las Coyunturas Históricas

Las FPL han estado en parte cumpliendo esa tarea, pero las grandes
debilidades que tenemos derivan de que no hemos logrado convertir a las FPL en
el verdadero Partido Marxista Leninista del proletariado Salvadoreño. En el
desarrollo del movimiento revolucionario se ha sentido esta necesidad para el
avance del pueblo Salvadoreño.

La falta del Partido Marxista Leninista no ha permitido al pueblo organizarse
como se debe, hacer avanzar más rápido su proceso, acumular fuerzas político-
militares más rápidamente. En cada una de las coyunturas se ha ido viendo eso, lo
mismo que en el proceso general. Por ejemplo la gran oportunidad que tuvo el
pueblo para avanzar hacia un régimen más adecuado a sus intereses en 1944. Allí
fue el chance más grande de romper el eslabón de las tiranías militares.

No tuviéramos ahora 50 años de tiranía militar, si en ese momento el pueblo
hubiera profundizado sus aspiraciones revolucionarias, para lo que estaba bien
dispuesto, dada la crisis en que en ese momento entraron las esferas del poder.
Estaban tan socavadas las contradicciones internas de las clases dominantes, que
estaban pasando por una crisis interna aguda y el pueblo estaba tan aburrido y
cansado ya de la tiranía martinista y tan dispuesto a la lucha, que allí hubiera
bastado una buena dirección de clase para hacer avanzar el proceso. Pero ¿Qué
sucedió? El PCS de El Salvador, durante los 13 años posteriores a 1932 había
estado organizado en mínima escala, sin células, sin funcionamiento verdadero,
apenas con algunos supervivientes de 1932 que tenían mucho sacrificio y
abnegación pero con el partido casi deshecho.

Hasta cerca de 1942 empezó a conformarse nuevamente una especie de
Comité Central, más que todo unidos por las casualidades. Se formó un Comité
Central en 1944, con Dagoberto Marroquín a la cabeza, algún grupo de
compañeros como Mármol que venía desde 1932, pero con una gran aversión a la
violencia, porque habían sacado la conclusión de que la violencia no utilizada de
manera oportuna, fue la culpable de todos los males que habían venido desde la
violencia de 1932. Un Comité Central balbuceante, incipiente, que ni siquiera
estaba convencido de la práctica revolucionaria Marxista. Por otra parte, la
dirección de la huelga cayó sobre un grupo de profesores de la Universidad y
estudiantes organizados como Comité de Huelga. Principios de Mayo de 1944,
cuando todo el pueblo se levantó en huelga a base de los llamamientos de éstos y
que se incorporó la clase obrera, ese núcleo de la pequeña burguesía funcionaba
como núcleo real de la dirección política de este movimiento.

Cuando Martínez se tambaleaba y comenzaron las primeras muestras de
violencia del pueblo, entonces estos se asustaron y entraron en tratos con
Martínez para la “sucesión” constitucional!: Una sucesión legal en el poder, lo que
equivalía a romper el espinazo del auge revolucionario del pueblo. La última
condición que Martínez puso fue que no se rompiera la constitucionalidad,
porque entonces el pueblo iba a “desbordarse”. La dirección popular pequeño
burguesa aceptó, y en vez del tirano Martínez pusieron como Presidente al Vice-
Presidente, al Gral. Ignacio Menéndez, y de esa manera lograron bajar los ánimos
del pueblo. Aquello se convirtió en triunfo y en humo. 6 meses después, estaba
en toda su fuerza la tiranía con el golpe militar de Osmín Aguirre, y así se ha ido
repitiendo en las distintas coyunturas, donde el pueblo realmente pudo haber
profundizado su revolución popular, pero, siempre ha sido mediatizado por
sectores burgueses y pequeño burgueses en su dirección por la inexistencia del
verdadero Partido Marxista Leninista, el partido del proletariado, que le imprime
el sello y que lo lleve hacia adelante con las masas organizadas y unidas en torno a
un esquema que garantice la continuación del proceso.

En todos esos campos, el PC, desde 1932 para acá, tiene el mérito de haber
llevado la continuidad de la lucha, eso no lo podemos negar. Es la única
Organización que dentro de grandes sacrificios y represiones ha ido llevando la
continuidad, pero no la realidad de ser el verdadero PC. Recuerdo que cuando
entré al Partido Comunista, éste estaba compuesto por unos pocos artesanos,
dueños de taller, campesinos medios, pero clase obrera prácticamente no había.
Durante muchos años luchamos por cambiar esta debilidad y persistía la situación

de que sólo trabajadores de pequeños talleres, sastres, zapateros ingresaban, pero
a la Organización del proletariado industrial no le podíamos meter el diente para
ingresarla al Partido, al campesinado tampoco. Era un partido que vegetaba. Por
años, dos cosas no se podían romper: el aparato del control del enemigo en el
campo. No se pudo hacer una Organización de trabajadores del campo. Luego,
entre la clase obrera, que allí nosotros hacíamos mucho trabajo, pero cada dos,
cada cuatro años nos deshacía el trabajo el enemigo a base de represión.

El Partido era un partido que nunca pasaba de 300; de sus círculos de gente
gremialista, maestros, estudiantes y algunos profesionales, con una línea que
dependiendo de las coyunturas, navegaba en el oportunismo político, por el
dogmatismo, la desproletarización, la débil práctica revolucionaria. Por ejemplo
en 1946 cuando Osorio dio el Golpe de Estado, inmediatamente la dirección en
ese Partido comenzó a recomponer su línea, considerando que en El Salvador
“había habido una verdadera revolución” con el golpe de estado del Cnel. Osorio.
Mecánicamente interpretaban que los industriales que habían estado sofocados
por la oligarquía terrateniente habían tocado los resortes del poder y que eso era
una derrota de los feudales.

Por tanto que eso era el triunfo de la revolución burguesa, y un gran avance
para la revolución de El Salvador aplastando al feudalismo. El Partido Comunista
de El Salvador, con esa composición poco proletarizada, estuvo manteniendo la
bandera de la continuidad de la lucha, pero sin tener una verdadera consistencia
ni característica de verdadero Partido Comunista. Por eso no fue una cosa casual
que ocurriera lo que ocurrió, que cuando ya era claro e imposible de negar frente
de los sectores avanzados del pueblo que la lucha armada era necesaria, el Partido
se impuso una posición recalcitrante y reaccionaria, hasta que vio que la lucha
armada se había vuelto un hecho innegable sin su consentimiento y contra de su
voluntad, hasta entonces pude sumarse con muchas limitaciones.

La Línea Político-Militar Avanza Progresivamente

Después de que las FPL apareció y puso en aplicación su línea político-militar,
también otros sectores tuvieron la capacidad de irse organizando. Aparece el ERP
con “El Grupo” en su primera etapa. Era como un grupo muy heterogéneo,
integrado más que todo por muchos que adversaban la idea del Partido
Comunista, con bastante inclinación a las ideas en boga en Europa, que se
llamaban Neo Marxistas, de Marcuse, Cohn-Bendit etc. Algunos de ellos habían
vivido en Europa en 1968. Se formó también de círculos de estudiantes de la
Juventud Social Cristiana; pero desde el principio adoptaron una línea y una
modalidad orgánica que no se podía decir que fuera Marxista; algunos se habían
salido de la Juventud Comunista, otros eran anarquistas, etc.

Toda una serie de elementos descontentos de las tácticas del PCS y que tenían
de común en ese momento la condena al PC, pero era una conformación
bastante diferente a las FPL. Las FPL fueron creciendo sobre la base del
reclutamiento personal y no de ingreso de grupos. El ERP se fue formando de
tendencias ideológicas diversas, anticomunistas y con una fuerte impregnación de
métodos militaristas. A tal grado, que sus métodos iniciales de operatividad
estaban impregnados de militarismo y aventurerismo. No actuó sobre la base de
irse desarrollando por si mismos y actuando de acuerdo con sus fuerzas de lo
simple a lo complejo, sino comenzó por hacer una operación muy grande,
cuando todavía no tenían consistencia sus miembros, cuando apenas unos de
ellos eran colaboradores y muy pocos sus miembros. Pero también con otra
modalidad; la primera acción que hicieron fue una operación de gran
envergadura, y no la hicieron ellos propiamente, sino que con hombres y
asesoramiento de otra organización centroamericana.

Su forma de desarrollarse fue distinta, el concepto de desarrollo de su
organización, de su forma orgánica y también en cuanto al acento, el enfoque de
la guerra, un enfoque y métodos muy militaristas que condujeron a lo que sucedió
después: que se les desprendió grupo tras grupo. Después se les desprendió la
RN. En una ola de asesinatos, incluso pusieron emboscadas contra doce de los
futuros miembros de la RN. Esos métodos tuvieron su culminación en 1975,
pero se prolongaron durante dos ó tres años en una lucha interna de la misma
naturaleza. Fusilaron a varios más.

En 1977-78, comenzaron a presentar una nueva imagen, pero de eso, es
evidente que por dentro ha quedado un modo de actuar que no es la marxista.
Para hacer buena labor entre los aliados, es necesario conocerlos, no caer de
ingenuos. Ese proceso del ERP para que se purifique es un proceso no tan
sencillo. El Cro. Jovel de la RN antes de morir decía:

a.

Nosotros los conocemos bien, ellos sólo han disimulado, pero sus
métodos los siguen utilizando. Si los metemos a la unidad, esto se va a
revertir en forma negativa.

b.

La simulación que llaman pragmatismo burgués no es todo de
enseñanzas del proletariado, sino métodos burgueses, incluso de
palaciegos feudales que siguen las enseñanzas de Maquiavelo y de
Fouché, de la simulación y el engaño, la traición. Método que puesto en
el tapete de la política es un arte de maniobrerismo y po1itiquería de
acuerdo a las coyunturas. Para lograr el máximo provecho, se simula
haber adoptado determinadas posiciones y determinados aliados, por eso
se simula cambios en la ideología. Pero cuando ya se han logrado los
objetivos, entonces se saca el filo y ya no hay porqué esconder la cara y
los objetivos. Para llegar al poder y conseguir determinadas posiciones
dominantes de acuerdo a ésa ideología o filosofía se puede hacer
cualquier cosa, cualquier simulación. Hoy se puede estar de aliado
estrechísimo con alguien, pero si mañana las condiciones para los
mismos objetivos se presentan de tal manera que ya no haya necesidad,
entonces se entibia o se abandona esa amistad, porque ya están por otro
lado las posibilidades de hacer avanzar sus objetivos particulares. Es
decir, esto es lo que Jovel les criticaba como pragmatismo burgués. Ellos
mismos, se lo han autocriticado, pero como error de sus anteriores
dirigentes. Y eso está en sus documentos de autocrítica que después

hicieron en el año de 1978 en donde se atribuyen los malos métodos de
pragmatismo burgués nada más a una persona (Sebastián) y no como el
método fundamental que esta Organización ha venido desarrollando.

c.

El cálculo de la utilización de la persona por un tiempo. Después, ya se
le sacó todo el jugo y ya se puede considerar hasta como enemigo. Ese
método lo siguen utilizando perfectamente. Si en una organización
encuentran una persona débil, que no los conozca, que se deja llevar por
el humo de los halagos, hacen lo posible de romper esa organización,
influenciando a esas personas. Por eso nosotros tenemos que estar bien
claros de cuales son los métodos, cómo son nuestros aliados, pues así
como tenemos que conocer a nuestros enemigos, con mayor razón
tenemos que conocer a nuestros aliados con quienes tenemos que
trabajar durante largo tiempo diariamente.

Por otra parte, nosotros vemos que la RN no logra cohesionarse internamente
y pasa por una perenne crisis interna. Está formada por una serie de grupos y
gente de diversa naturaleza a quienes no les exigen una ideología homogénea de
su Organización, sino lo que buscan es ampliar su organización, a base de todo lo
que llegue. La RN, se encuentra en una situación de debilidad interna que no se
termina de configurar como una Organización Marxista, sino con muchas
vacilaciones por dentro.

Luego, el PRTC, parece que todavía no está bien cohesionado en una sola
ideología. Estas cuestiones son parte del desarrollo del movimiento
revolucionario de El Salvador y no podemos negarlo y menos ignorarlo. Si los
recordamos es para reforzar el conocimiento de una realidad histórica en el país.
Si eso ha sido el desarrollo, si esa es la situación en el movimiento revolucionario
en relación a las Organizaciones más avanzadas con las que se conforma la
Vanguardia Genérica, histórica:

El Partido Comunista de El Salvador no ha estado ni está en capacidad de
tomar en sus manos la dirección correcta del movimiento revolucionario
como un a verdadera organización proletaria Marxista-Leninista, si el ERP y
la RN están en situación más difícil de enrumbar hacia ese objetivo y el
PRTC reciente su muy tierna formación, realmente si no llegamos,
realmente si no llegamos nosotros los de las FPL a la conclusión de que
tenemos que tomar en nuestras manos y pecho y decididamente la tarea de
formar verdaderamente la tarea de formar verdaderamente el Partido
Comunista, no habría en El Salvador en estos momentos la esperanza de
que nuestro pueblo tenga a corto plazo ese instrumento para llevar a cabo la
guerra, para triunfar y hacer que ese triunfo, aún cuando sea intermedio y
no completo, pueda estar en correspondencia con los intereses del pueblo y
del proletariado, el campesinado y sus aliados y pueda marchar firmemente
hacia la profundización de las condiciones para el Socialismo.

Sería una enorme responsabilidad histórica

que nosotros tendríamos si no nos concientizamos en ésta tarea de honor y si no tomamos
la determinación y la llevamos adelante con éxito.

¡Revolución o Muerte!
¡El Pueblo Armado Vencerá!

Prohibido su reproducción total o parcialmente
Marcial
Primer responsable de las FPL-Farabundo Martí y Comandante en Jefe de las FAPL
Miembro de la Comandancia General del FMLN
1er Responsable del Comando Central de las
FPL- Farabundo Martí
Junio 1982

CUADERNO No.3
Como se ha desarrollado nuestra organización

(Estrictamente interno)

Nuestra Organización siempre ha aspirado a convertirse en el verdadero
Partido Marxista Leninista y desde 1972 adoptó la estructura de Partido Marxista
Leninista, bien conciente de que se necesita ese partido y que no existe.

Desde el Primero de Abril de 1970, que comenzó a formarse las FPL, tenían la
visión de la formación del Partido, para eso hubo necesidad de discutir si para
cumplir esa tarea histórica comenzábamos como estructura de Partid, o para
avanzar era necesario comenzar con la formación de comandos armados y
después ir ramificando la Organización para crear las condiciones de enfilar hacia
la formación integral del partido.

La esencia, la base fue desde el inicio y desde antes de dar esos pasos iniciales,
el Marxismo Leninismo, el método de dirección y también los principios. Pero
inicialmente no la estructura. Los Comandos Armados no son células ni tienen la
misma función que las células, sino de unidades de combate, pero tenían la
proyección de crear los vehículos hacia las masas y luego, con las masas como
fuente inagotable, hacia la formación integral de un Partido Comunista.

Desde el Primero de Abril de 1970, la idea y la tarea de la formación del
verdadero Partido Comunista, estaba presente y era parte de la proyección
histórica. El mismo hecho de haberse separado del Partido Comunista de El
Salvador los miembros del núcleo inicial era un compromiso histórico y una
obligación de la formación del verdadero Partido. Para no caer en el dogmatismo
fue necesario encontrar las formas orgánicas que en ese momento eran
necesarias, para poder dialécticamente llevar a cumplir de manera integral la tarea
de la construcción del auténtico Partido Marxista de la clase obrera. Ya en 1973,
se veía no sólo la necesidad sino la posibilidad y urgencia de conformar el
Partido, no sólo por su ideología Marxista, sino que también con una
Organización de Partido. En 1973 hicimos el primer esquema, conformado con
los lineamientos y funcionamiento de un Partido Comunista.

En preparación del Primer Consejo se elaboraron las formas que iba a adquirir
la Organización. Las FPL se habían ido desarrollando así: El primer círculo, el
original círculo de organización fue el Grupo Inicial, el Primer Comando Central
(que era de 7 compañeros). Se acordó que cada uno de sus miembros, que era
gente ligada a la masa y que tenía a su alrededor una cantidad de colaboradores,
formara un comando armado.

El esquema primero fue de 7 comandos armados. Estos deberían empezar a
actuar desde el principio con lo que actuaron, pero aprendiendo la técnica de la
guerrilla urbana. Tenían la característica de que a cada uno de los miembros de un
Comando (5 por Ej.) se le obligaba a que tuvieran 15 colaboradores como
cobertura para poder comer, dormir, etc. De entre estos 75 colaboradores a los
más avanzados, se les tenía que hacer labor política y así el comando creció y al

poco tiempo resultó que ya tenían Grupos de Apoyo (que fue el primer nombre
que les dimos), que tenían como mérito (y este fue un gran acierto) encargarse de
la labor política entre la masa. No eran grupos de apoyo simplemente logísticos,
sino que eran las raíces revolucionarias de sus respectivas fábricas, masa, gremio,
etc.

A los dos años, la Organización ya se había ramificado, no tenía sólo
Comandos Armados que estaban en plena acción, sino que también instrumentos
para penetrar en la masa (y campos de apoyo entre la masa). En esta situación,
aumentan las inquietudes hacia una eficaz estructuración Marxista Leninista,
sobre todo cuando ya se comenzó a crear un gran movimiento de masas. Sobre
todo en 1973: los maestros, los campesinos (cuando se fuera ramificando
enormemente el trabajo en el campo), los estudiantes y un poco entre los
obreros. Ya había necesidad de dirigir ese movimiento de masas, al mismo
tiempo había necesidad de que el Comando Central dirigiera los Comandos
Armados. Los dirigía directamente y también directamente dirigía al movimiento
de masas.

La dirección se volvía cada vez más complicada. Surgieron dos grandes
terrenos de trabajo: el desarrollo de la guerrilla y el desarrollo del movimiento de
masas. Ya no alcanzaba a dirigirse en la forma inicial y se veía claro que sólo una
Organización de Partido era capaz de darle una conducción verdadera a los
distintos terrenos. Porque de allí ya se derivaban otros terrenos y urgencias: la
necesidad de la propaganda, finanzas, educación, etc.; ya surgían muchas
ramificaciones.

El Comando Central ya no podía ser capaz de dirigir todos los terrenos con el
funcionamiento y estructura original. Sólo el funcionamiento y la estructura de
Partido Marxista podía ayudar a dirigir bien los diversos terrenos y combinarlos
integralmente. En 1973-74 se elaboró el primer esquema de estructura y
funcionamiento de partido y se vio que el Comando Central, tenía que estar
supeditado a un organismo superior. Se creó el proyecto de formar el Consejo
Revolucionario. Hasta entonces el Co-Cen había sido por promoción, incluso
promociones obligadas por la misma guerra (algunos compañeros que morían era
necesario sustituir para que hubiera siempre dirección). Se creó el Consejo
Revolucionario, el cual tenía que elegir al Comando Central.

El Consejo todavía no tenía las características de ser un órgano de
representantes de las bases (porque no había ninguna base). Se estaba creando la
estructura orgánica a partir de arriba hacia abajo, porque todavía no había base.
Lo que había eran órganos para la dirección de las masas y órganos para la
dirección militar. En lo interno de partido, las dos cosas se unían y aparecían
como un sólo cuerpo la dirección de masas y los órganos armados que venían a ser
parte interna del Partido.

Todavía no había un ejército diferenciado, una estructura militar diferente. Se
vio la necesidad de que el Co-Cen tuviera Comisiones Nacionales y que se
apoyara en ellas para dirigir los distintos aspectos del trabajo: Comisión de Masas,

Militar, Relaciones. Organización, Propaganda, Educación, Finanzas, etc. Esta
estructura ya era apropiada a un Partido Marxista. Y luego, debería de haber
órganos intermedios: las Direcciones de Zona. A pesar de ese impulso y rumbo
inicial, fuimos después cayendo en desarrollo y funcionamiento espontáneo de
Partido.

En el último Comando Central (de Agosto de 1981), estudiamos la proyección
de la formación orgánica, la estructura Orgánica y funcionamiento de Partido,
que tiene que ser de Centralismo Democrático y la dirección colectiva con
responsabilidad individual en cada nivel.

Y se llegó a la conclusión de qué nuestro desarrollo, en gran medida se
congeló y aún más, se truncó y fueron sucediendo una serie de deformaciones y
que no se comprendió la enorme importancia del principio Leninista de las
células como organismo, no propiamente sólo para adentro del partido, sino
también respecto del papel fundamental de llevar la orientación del Partido a la
masa, donde ella esté, donde la corresponda: a la fábrica, el instituto, caserío, etc.
y que sin ellas, el Partido no tiene todas las posibilidades de llevar su conducción
a las masas.

Un partido que no tiene células, no tiene raigambre en las masas, y eso es lo
que nos fue sucediendo a nosotros. Nos quedamos a medias en la construcción
del partido, por una serie de enfoques equivocados.

a. De que a partir de las Comisiones Nacionales se dirigía orgánicamente
todo el trabajo; planes y tareas de su respectivo terreno. Por ejemplo la
Comisión de Masas, y que igualmente a partir de las Sub-Comisiones en
un determinado sector de las masas.

b. A partir de las Sub-Comisiones, para la dirección orgánica se formaron
buena cantidad de Equipos Nacionales. Desde aquí, tenía que llevarse la
línea, por si misma y por sus propios hombres, organismo y redes hasta el
último rincón del país: para el campesino, para el maestro, para los
estudiantes. Un esquema gremialista de dirección del partido y
organización interna para dirigir los movimientos de masas.

c. Y resultó que había Sub-Comisiones que tenían una red por todo el país.
La Sub-Comisión del Campo, llegó a tener hasta 75 equipos de
funcionarios a tiempo completo para la organización, cada uno de tres o
cinco compañeros, y el Equipo Nacional, tenía una red de organismos en
la que se apoyaba en cada zona donde le correspondía actuar. La misma
red que dependía exclusivamente de cada equipo nacional que estaba
formado por Compañeros que en su mayoría eran miembros del partido,
como parte de una subcomisión.

d. Y en la práctica se daban dos cosas: en primer lugar, la comisión no
alcanzaba a darles la preparación política e ideológica a toda la enorme

cantidad de compañeros y redes que estaban trabajando en toda la
república bajo su dirección.

En segundo lugar, al no elevarlos políticamente; no se promovía en calidad de
miembros de las FPL o a aspirantes.

Para ser miembros de una Sub-Comisión si se necesitaba que fueran
miembros del Partido, entonces su única preocupación era promover a algunos
compañeros a la calidad de miembros para estar completa. Pero para el desarrollo
del Partido como tal, no había preocupación ni atención política, ni promoción,
ni crecimiento de partido, sino redes dirigidas desde las Comisiones Nacionales,
Sub-Comisiones y equipos para poder dirigir la política de partido dentro de las
masas.

Esto vino a deformar totalmente nuestro cuadro de desarrollo del partido y
éste se convirtió en un organismo con una enorme cabeza, pero sin base ni raíz.
Los compañeros en que se apoyaba cada Comisión, eran los mejores
revolucionarios en su caserío o en la fábrica; pero no eran miembros de Partido.
Miles de ésta gente murió, sin llegar a ser jamás miembros del Partido y eran
verdaderas gentes abnegadas, gente que hubiera ayudado a proletarizarse mucho
más al partido, si nosotros los hubiéramos organizado.

Miles y miles de gente dirigidas orgánicamente en lo interno por estas
Comisiones (porque lo de una Comisión, se repetía en la otra y en todas) y a
pesar de tanto trabajo abnegado que se hacia, pocos pensaban en fortalecer la
organización interna de partido.

Las Direcciones de Zona, vegetaban y con grandes contradicciones con
algunas comisiones, porque había entonces una gran interferencia entre las
Direcciones de Zona y las Comisiones Nacionales, en lugar de que las
Direcciones de Zona tuvieran células que llevaran a cabo la línea de la Comisión y
Sub-Comisión y que las llevaran a cabo dentro de su respectiva fábrica, dirigidas
por estructuras locales, de barrio o zonales en último caso.

La verdadera raíz del Partido para penetrar en la masa no se construyó, no se
logró. Deformamos el concepto del partido en cuanto a la gran cabeza sin base y
una gran cabeza sin base no puede llevar a cabo el Centralismo Democrático, ni
la Dirección Colectiva, porque cómo puede existir esto en un organismo auxiliar
del Co-Cen que está atendiendo problemas de organización o de toda naturaleza,
en una red de centenares de elementos, Tienen entonces que formarse grandes
estructuras: la Comisión de Masas llegó a ser de 15 compañeros, cada Sub-
Comisión de 7-8 de las que dependía un gran aparato burocrático, que a la larga
con un trabajo bastante bueno, que con el logrado auge de las masas, logró
levantarse, pero al llegar los momentos más duros nos quedamos sin la capacidad
de poder dirigir a las masas en todas las situaciones.

Claro, que esto no consistió sólo en enfoque orgánico sino también en la línea
y en los métodos. No tuvimos la capacidad de ir cambiando la línea y métodos en

la medida que el enemigo iba entrando en más crudos niveles de guerra, pero con
una estructura celular bastante arraigada entre las masas del país, mucha mayor
capacidad tendría el partido para llevar a cabo todas sus reestructuraciones en
forma permanente y más acompañadas de las masas. Esto se estudió a fondo en
el Co-Cen en Agosto de 1981 y vimos que se cometió el error, en el sentido de no
poder crear la estructura de partido acorde con las necesidades de sus funciones.

De allí, se derivaron algunas recomendaciones y acuerdos, en cuanto a
elaborar, una línea de organización, de educación ideológica política y una línea
de forzamiento en el terreno teórico, en la lucha y en todos los terrenos que
corresponda a la línea que nos permita convertimos en verdadero Partido
Comunista.

El Papel de la Conciencia y de la Voluntad Consciente

Desde 1974 tenemos esa tarea y fundamentalmente desde el Primer Consejo,
una tarea bien clara. Décimos que estamos claros (en lo teórico), que
comprendemos la necesidad, pero sucede que cuando nos pusimos a hacer la
tarea, deformamos el concepto de lo que es un verdadero Partido Marxista
Leninista.

Ahora, nos está costando más organizar un verdadero Partido Comunista
proletarizado, nos va a costar más que antes. La tarea hoy es más dura: hay
resabios y como se dice, cuando un árbol crece torcido, enderezarlo es bien
difícil. Sin embargo, si queremos cumplir con la tarea que la historia nos plantea,
tenemos que hacer el esfuerzo por formar el partido, dentro de la guerra, dentro
de la grave y compleja tarea de dirigir acertadamente al pueblo en guerra.

El Comando Central decía que lo primero es:

1. La conciencia de la necesidad de formar el verdadero Partido Comunista y
valoraba que no todos los mismos miembros del Comando Central tienen
esa conciencia bien clara, porque si la tuviéramos todos en realidad la tarea
fuera más fácil. Hay miembros del Co-Cen, e incluso de la CP que no
tienen totalmente clara esa conciencia y esa voluntad. Tenemos una idea
teórica, incluso podemos pasar horas teorizando sobre lo que es el Partido
y lo que dijo Lenin sobre el Partido, pero ya en la práctica la construcción
del partido no camina. En la CP como Organismo permanente de
dirección, ha pasado tiempos sin que esa tarea vital esté en el orden del
día, ni mucho menos que esté presente diariamente en la cabeza de los
miembros de la CP. En muchos miembros de comisiones, la tarea de
construir el alma de la revolución es una tarea que no está presente. Están
presentes las tareas de su comisión que son duras y que tienen que
cumplirlas y que las cumplen como miembros de la CP o del Co-Cen o del
Consejo, o como cuadros, pero no tienen integralmente la conciencia del
gran esfuerzo que se necesita para convertir al partido que tenemos en el
verdadero Partido Comunista.

2. En segundo lugar, que es necesario crear esa conciencia porque no todos
estamos concientes de que somos nosotros los que estamos obligados a tomar
sobre nuestra responsabilidad esa tarea histórica. Decimos que es
necesario, hay mucha teoría sobre la construcción de nuestro partido; pero
en cuanto a la conciencia de que seamos nosotros, los de las FPL, los que
debamos de tomar en nuestras manos esta responsabilidad, esta tarea
histórica en las condiciones de nuestro país, y que sea por los esfuerzos
que debemos hacer todos, en esto se ve que no hay suficiente conciencia.

Desde 1975 estamos construyendo el Partido. Hay un documento, que si hoy
lo leemos, conserva toda la actualidad, señalaba los diferentes aspectos de la
formación del Partido. Es un folleto: “Sobre la Construcción del Partido”. Si lo
releemos, veremos que allí está visualizado como tendría que ser el desarrollo del
Partido. Pero una cosa es la teoría y otra es la práctica. Y en la práctica nos ha
resultado un partido de cuadros no un partido con base en el pueblo.

¿A Partir de Qué se Llegó a la Conclusión de Que Éramos un Partido de
Cuadros? De Cuadros Dirigentes a Distinto Nivel?

Al hacer el recuento del Partido, sólo había miembros de Comisiones, Sub
Comisiones y algunos equipos de dirección y de Dirección de Zona, así como los
miembros del Consejo. Y llegó el momento en que fue increíble: por ejemplo:
cuando dijimos que se necesitaba formar la Sub-Zona de Roberto Sibrián. Los
compañeros dijeron, “aquí en todo el Frente Paracentral sólo hay 5 miembros del
Partido, que son los 5 miembros de Sub Zona”. No tenemos ni un miembro de
Partido para organizar la dirección de Sub-Zona y eso, en la zona cuna de la lucha
del campo en la última época, cuna de la UTC lugar donde está “La Cayetana”,
etc. ¡¡5 miembros de las FPL en todo el Frente!!

Entonces, en un Partido completamente de cuadros, el reclutamiento de
partido era nada más en función de los cargos. Resultaba que junto a la
aceptación de un compañero como miembro, le iba endosado el cargo: miembro
de la Comisión Nacional, Sub Comisión o Dirección de Zona. Con todo el
esfuerzo hecho del 75-80 como resultado de una llamada práctica, en lo que tuvo
que ver mucho la concepción de la Organización gremialista o aparatista,
administrativa y estructuralista, llegó a resultar que sólo un partido de cuadros
teníamos. Cuando se urgió, que se hizo alguna conciencia de la formación de las
células, se comenzaron a formar células. Las primeras células que formamos eran
naturalmente de ¡¡Cuadros también! Allí se iban a ver los mismos cuadros de la
Comisión de Masas u otra. Se reunían en otra parte como célula aparte como
Comisión y, claro, no le encontraban sentido.

Entonces, ¿Qué papel tiene la célula?, se preguntaban. Se respondía: Estudiar y
controlar la militancia. Pero esto es sólo una parte del trabajo de la célula. Y si
una célula ni siquiera eleva el conocimiento político ideológico de sus miembros,
si ni siquiera controla la militancia de sus miembros, entonces no tiene ninguna
tarea; pero esto no es la tarea fundamental de la célula.

Su tarea fundamental, es meterse dentro de su masa.

No es sólo para el control de su militancia, no sólo para elevarse políticamente
bajo un plan, ni sólo para leer los materiales de la Organización. Recuerdo que en
el Partido Comunista de El Salvador muchas células hacían sólo eso. Se reunían
una vez por semana para leer una circular que hacia el secretariado, que le llamaba
"la carta semanal" para estudiarla su militancia y para hacer un estudio político.

Era entonces un tipo de célula deformada, que nunca hizo que ese Partido
Comunista de El Salvador penetrara en las masas. Las células son
fundamentalmente para llevar la línea del partido a las masas, para organizarlas y
orientarlas, para persuadir, para ampliar la influencia del Partido en mayores
círculos, para preparar clandestinamente aquellas gentes de mejor contextura que
quieran ayudar más al Partido, para hacer labor práctica dentro de las masas. Y en
esto es necesario establecer una buena combinación de dirección y de trabajo: Por
ejemplo la Comisión de masas tiene que dar la línea bajo la dirección del Co-Cen
y examinar como está todo el panorama, para impulsarlo mejor. Y tiene sus
propias atribuciones de control concreto de la aplicación de la línea. Pensamos
por caso, para escoger determinados elementos para candidatos a la directiva de
una Organización de masas.

Esa orientación debe de llegar a la célula, para que sea la célula la que ayuda a
preparar las condiciones, que no choque con las orientaciones de la CONAMAS
en el seno de esa organización de masas y que de esa manera pueda llevarse a
cabo esa tarea que es necesaria para el Partido. Pero allí tiene que haber una
buena combinación.

Lo mismo que las DZ. Una combinación buena entre las Comisiones
Nacionales que son órganos de trabajo del Co-Cen, son sus instrumentos de
trabajo. Las Comisiones Nacionales tienen nivel de órganos de trabajo del
Comando Central, no todos deben de ser miembros de trabajo del Comando
Central, no todos deben de ser miembros del Co-Cen, pero son los instrumentos
inmediatos, no sólo de asesoramiento. Tienen la tarea de asesorar el Co-Cen y
por consiguiente a la CP, pero tienen la tarea de orientar, de dar la línea con
agilidad y espíritu de iniciativa. Una Comisión Nacional no puede aprobar por si
misma una línea como si fuera absoluta, sino que tiene que elaborar proyectos
por su conocimiento verdadero de la situación y servirlos al Comando Central,
para que el Co-Cen pueda emitir la línea. Pero una vez emitida, la Comisión tiene
la obligación de llevar esa orientación, de hacerla cumplir. Por eso, debe haber
una interrelación con las DZ y a través de éstas con las células, para que éstas
puedan llevar la orientación de esa línea a donde les corresponde.

Sólo así, hay un verdadero Partido. Si nos quedamos a nivel nada más de
dirección intermedia y nacional, no tenemos Partido Leninista, el Partido que
Lenin decía que era capaz de conducir las masas, de llevar la línea a las masas de
manera concreta. Y esto hay que entenderlo como un sólo cuerpo interno, un
sólo cuerpo no pasivo de partido sino un reflujo de funcionamiento interno de
arriba para abajo y viceversa.
Por eso también, para llegar a ser miembro del Partido o de una célula, se
necesita un salto de calidad, una escogitación, que vaya
de colaborador a aspirante y luego los más valiosos son pasados a miembros.
Pero internamente es un sólo cuerpo que debe de trabajar armónicamente para
arriba y para abajo. Por eso sus principios son del Centralismo Democrático, la
dirección no debe estar a la espalda de la base del Partido, debe estar atenta a
todo lo que vaya detectando la base del Partido, porque si no, de nada serviría
tener esas raíces dentro de la masa.
Las células llevan lo que se llama, la sabia desde las raíces al cuerpo del árbol.
Arriba debe de estarse atentos, para poder llevar a cabo una buena línea y para
ello necesita conocer qué es lo que piensan las células, las masas, a través de las
células y a través de los organismos que están entre la masa. Por eso este
Centralismo es democrático.
Es Centralismo, porque es un organismo bien centralizado, mayormente en
una situación extraordinaria como es la guerra. Tiene sus órganos centrales y sus
niveles de dirección: El Consejo (o Congreso) es superior al CoCen, el Co-Cen
está completamente supeditado a las líneas del Consejo y es elegido por él, puede
ser renovado por el Consejo, luego el Co-Cen tiene un órgano de trabajo que es
de dirección, que es la CP, para cuando el Comando Central no está trabajando.
Esta no se puede salir de la línea del Co-Cen, pero si, debe de aplicarla de
manera creadora, porque el Comando Central no se está reuniendo cada semana.
Hay situaciones en que no se puede convocar el Comando Central, ni siquiera
extraordinariamente, y entonces en forma creadora, sin salirse del espíritu de la
línea, la CP, está obligada a aplicar la línea del Co-Cen.
La Comisión Política como depositaria del Co-Cen en épocas en que el Co-
Cen no esté reunido. La CP actúa con las Comisiones del Co- Cen. Estas
Comisiones tienen la característica de ser direcciones, partes de la Dirección
Nacional principal que es el CoCen, órganos de la Dirección Nacional y en parte
internacional, como la de Relaciones. Y las Direcciones de Zona están en el nivel
de órganos de dirección intermedia, que tienen más o menos similares
atribuciones globales político-militares que las que tiene el Comando Central,
pero en los límites de su zona y dentro de un nivel de dirección intermedia. Si nos
quedamos hasta allí, el cuerpo se queda sin pies y el árbol sin raíces.
Las Raíces del Partido Marxista en el Pueblo

En el Co-Cen en Agosto de 1981 se vio que en éste momento para nuestro
Partido una necesidad clave es poner verdadera atención a la formación de células. No con un
criterio exclusivamente organicista, sino completo.
La célula es fundamentalmente el órgano que lleva al pueblo, a la masa, la línea
del Partido y que trae de las masas su temperatura para que la conozca su
dirección. Son los órganos de dirección del pueblo, de partido que actúan
clandestinamente. Pero al mismo tiempo, son los órganos forjadores de la
disciplina y los órganos de formación política más directos, tarea que les
corresponde sólo a ellos, pero en la que tienen papel principal y son los órganos
también de preparación esmerada de sus miembros, para que vayan elevándose
en peldaños de actividad y conciencia política, a fin de que el partido tenga más
materia prima para ir teniendo más cuadros. Es decir, para la promoción de
cuadros de Partido a distinto nivel.
Sin esa tarea no hay suficientes cuadros, como ahora que tenemos una escasés
tremenda de cuadros; ni desarrollo de Partido, porque no habría tampoco una
verdadera tarea de reclutamiento, que es otra tarea de la célula. Estas son las que
tienen que estar atendiendo a los colaboradores, pero con una mentalidad de
desarrollo, no con una mentalidad de tenerlos años y años como colaboradores,
sin proyección o como aspirantes, sino con la mentalidad de reclutamiento,
desarrollo, de crecimiento, y crecimiento del partido con lo mejor del pueblo.
Esta es otra tarea que sólo la célula puede hacer.
Otro organismo no puede hacerlo tan integralmente como ella. Es decir, debe
hacerlo porque todos tenemos la obligación de contribuir al desarrollo del Partido
en el medio en que nos movemos, pero la célula es la que más puede y debe
hacerlo como una de sus tareas principales. Por eso, las tareas de la célula son
fundamentales. Cuando la célula reduce sus funciones, o sea cuando no tiene
proyección de masa, que no tiene clientela sobre el pueblo, en su respectivo
gremio, barrio, empresa, unidad militar, etc., reduce la tarea exclusivamente a los
tres o cinco que se reúnen.
Entonces, sí se degenera el panel de la célula. Cuando no hay una tarea
concreta, el tiempo alcanza y sobra incluso para prácticas liberales y no
constructivas. Esto había sucedido en el PCS, con una cantidad de células que no
hacían ninguna labor, ninguna tarea entre el pueblo, y por eso ese Partido seguía
raquítico todo el tiempo, sin nueva vida. Cuando eso sucede, cuando no hay
ninguna proyección para su desarrollo, viene toda una deformación dentro de las
células que indican que no se está cumpliendo con su papel.
El concepto de célula es el concepto de desarrollo del Partido y de forjamiento
de sus miembros, de trabajo en la masa, de llevar la línea a la masa, de dirección
del pueblo y sobre esa base, de fortalecimiento del Partido del proletariado.
El Comando Central vio que, en este momento, para la construcción del
Partido, el eslabón es la célula. Tenemos que construir la célula, pero con un
concepto integral y no sólo de cuadros ni sólo en función de estructura, sino con
el concepto de que es la raíz del partido en las masas.
Las Prioridades de Construcción del Partido, el Comando Central las situó
así:

a. Construcción de células, pero dentro del pueblo, de la masa, de las
fábricas, empresas, gremios, el ejército, etc., incorporando a todos
aquellos compañeros que han pasado largo tiempo sin ser promovidos, a
pesar de haber mostrado la capacidad, la voluntad, la práctica
revolucionaria, el temple para poder ser miembros del partido y que a
pesar de eso han pasado un gran tiempo como aspirantes.
Ver como enriquecemos lo más prontamente al partido, seleccionándolo mejor. Tampoco
hasta sólo el titulo de aspirante, sino también la calidad.
Debemos fortalecer rápidamente al partido y formar células de miembros
adentro de las masas, dentro de los distintos sectores, dentro del ejército, de los
Poderes Populares, los campamentos, etc. y que las células aprendan a trabajar
con su papel integral.
b. La segunda tarea es reestructurar los órganos de dirección, su
funcionamiento y métodos de dirección, ver si es necesario que sigamos
con el Consejo Revolucionario y que esté integrado por promoción de si
mismo, o si ya es posible que las mismas bases elijan para ese organismo a
los que ya lo merecen, para conformar un órgano supremo de dirección
que realmente represente lo mejor del Partido.
Si es así, tendría que cambiar su carácter de consejo a congreso, porque la
modalidad de Congreso exige la elección por parte de los órganos de partido,
especialmente las bases. Para eso, hay necesidad de células, pues por ahí comienza
la elección de representantes al congreso, cada número de células tiene derecho a
enviar por ejemplo un compañero y cada Dirección de Zona tiene derecho a
enviar a uno por ejemplo.
Los miembros del Comité Central o Comando Central, tienen la obligación
de estar como Congresal y luego, dependiendo si se considera necesario, las
Comisiones envían a su representante, eligen a sus congresales. Es decir, que
débese ir tomando una mentalidad de mayor amplitud, en cuanto a que es el
Congreso, la dirección suprema del Partido, hay que ver si éste Congreso va a
seguir eligiendo, un órgano como el Co-Cen, como es ahora, o si se necesita una
modalidad más dinámica de funcionamiento de este Co-Cen o si hay necesidad de
darle la modalidad de Comité Central, con responsabilidades para cada miembro.
Luego, como van a ser las responsabilidades de una Comisión Política y si hay
necesidad de un Secretariado del Comité Central para las cuestiones
administrativas y que la Comisión Política se dedique exclusivamente a la
dirección Político Militar táctica y estratégica.
El Comando Central por eso pidió que se elaborara un esquema estructural,
pero que no expresara exclusivamente estructura, sino también el funcionamiento
interno Leninista de Partido que facilitará incluso en tiempos de guerra la correcta
aplicación del Centralismo Democrático, el problema de la Dirección Colectiva
con responsabilidad individual a todo nivel. Entonces, las prioridades se fijaron
así:
1. Células. Y éstas organizar los pre-partidos. Es decir, las células con la
obligación de atender a los colaboradores y a los aspirantes. A los
aspirantes con un plan de preparación político-ideológico, de promoción
y de atención y observación verdaderos y a los colaboradores con la
proyección de convertir en aspirantes a aquellos que lo desearán. La
célula, como pivote de desarrollo interno del partido. La atención que
debe tener sobre los aspirantes no es una cosa teórica, no se trata sólo de
ir a leerle un libro, sino también a que cumple tareas, de llevar la dirección
del partido organizadamente y con buenos métodos a su sector de
pueblo. Esta labor del partido está unida a la labor de crecimiento de
influencia del partido en las masas.
2. La revisión del papel que están jugando los órganos de Dirección
Nacional.
3. Una verdadera reestructuración de las direcciones de Zona y un estudio
de las Direcciones Nacionales para que cumplan su Papel. Porque resulta
que en Enero de 1981 se tomó un acuerdo de disolver muchas
Direcciones Nacionales. La Comisión Nacional de Educación se disolvió,
de Propaganda también. Se tomó el acuerdo que cada uno de sus
miembros se fuera a una zona. Pero prácticamente desapareció el
organismo.
El Co-Cen vio que eso no fue bueno, porque entonces qué órganos, qué
instrumentos va a tener la Comisión Política para poder atender todas éstas
tareas, sobre todo la educación, propaganda, organización, masas, etc. Si diluimos
la Comisión de Masas y sin conservar sus lazos y mecanismos internos de
funcionamiento colectivo, no podrán lograrse algunos objetivos; mandamos a
cada uno de sus, miembros a las zonas, sin que sigan funcionando como
Comisión Centralizada, podrá darse saltos individuales, pero desde el punto de
vista de la Dirección Central del Partido y de la orientación de las masas, se sale
perdiendo, es así como sucedió ésta vez. En las zonas, a los meses, cada zona
tenía un concepto diferente de lo que era la línea de masas.
Había una serie de líneas de masas, sin responder a una línea centralizada y se
inició una serie de contradicciones entre las Direcciones de Zona con la
Comisión de Masas, ya no había centralización de Dirección, porque la CP por si
misma no puede atender todo, necesita de organismos auxiliares y sin embargo
había diluido las Comisiones.
El Co-Cen de Agosto, reconoció gravísimos errores en cuanto a la concepción
aplicada en esa ocasión; muy militarista, de disolver todas las Comisiones, de
dirigir el Partido a través del jefe militar y dejar prácticamente el cuerpo interno
del Partido sin funcionamiento. A los responsables de Direcciones de Zona les
llegaba la Directiva de la CP, como orden de la Comandancia General, a través
del primer jefe de Estado Mayor.
Allí se terminó la relación Comisión Política con Direcciones Nacionales,
Centralismo Democrático, etc. y quedó todo eso supeditado a las órdenes
militares. Eso sucedió durante muchos meses. Aún ahora se vuelve difícil
enderezar lo que ya se había vuelto práctica. El Co-Cen estudió eso y dijo que se
deberá de estudiar las raíces donde están esos errores. Porque el Partido y el
Ejército tienen estructuras y funcionamiento diferentes: la del partido es una
estructura con Centralismo Democrático, y la Dirección Militar tiene su propia
estructura: un jefe, una Comandancia General, la que ayuda al jefe a tomar la
decisión. La decisión la toma el jefe aún cuando haya bastante discusión; estados
mayores con su respectivo jefe etc. Una orden debe cumplirse. Es una estructura
de dirección única centralizada, militar. Una vez el jefe toma la decisión los
miembros del Estado Mayor no pueden dejar de cumplir la orden.
Después puede haber valoraciones, etc. pero en el momento debe cumplirse.
La Comisión Política se traslapó como Comandancia General por comodidad.
Comienza a dar las instrucciones como Comandancia General a las Direcciones
de Zona (que es otra estructura), a través de órdenes militares transmitidas a los
Jefes de los Estados Mayores. Esto dio como resultado que se desfasó bastante,
tanto un organismo como el otro.
Todo esto, se estudió en el Co-Cen. Por eso, la tarea de construir un
verdadero Partido ahora para nosotros es más difícil, porque hemos cometido
muchos errores. En primer lugar, al formar un organismo de cuadros, al no saber
cual es el papel de las células y a tener un partido que no tiene bases, que no tiene
células. Otro asunto: el Co-Cen hizo hincapié en que éste problema se vuelve más
difícil porque ni siquiera todos los miembros de Co-Cen y de la CP a esas alturas
tenían conciencia clara de la necesidad de construir el verdadero Partido
Comunista Y llegó a la conclusión que había necesidad de comenzar por hacer
conciencia en los mismos miembros de la Comisión Política, Co-Cen y Consejo.
Por eso se acordó que ese documento se comenzara a estudiar con los
miembros del Consejo y darles toda la información de como el Co-Cen había
hecho su autocrítica profunda del estado en que se encuentra el Partido y porqué
se encuentra así. Y luego a los cuadros de dirección que tienen capacidad de estar
al tanto de las necesidades del desarrollo del partido, había que dárselas a
conocer.
El Co-Cen tomó acuerdo especial de que sus acuerdos fueran dados a conocer
a los organismos y cuadros, comenzando por los Consejales, para su eficaz
aplicación a partir de cobrar conciencia de su importancia y necesidad. De esa
reunión del Co-Cen la gente salió realmente eufórica. Se había logrado
profundizar en forma autocrítica en los problemas, estudiándolos, incluso, desde
el principio de la formación de la organización y se había dado una línea clara de
construcción del Partido.
De esos acuerdos del Co-Cen de Agosto de 1981 se deriva la obligación de
elaborar estos cuadernos y otros medios para hacer llegar el espíritu de los
acuerdos del Co-Cen a los cuadros y miembros, para unificar la conciencia y la
voluntad de acción hacia la construcción
del verdadero Partido Marxista Leninista del Proletariado.
¡Revolución o Muerte!
¡El Pueblo Armado Vencerá!
Prohibido su reproducción total o parcial
Marcial
Primer responsable de las FPL-Farabundo Martí y Comandante en Jefe de las FAPL
Miembro de la Comandancia General del FMLN
1er Responsable del Comando Central de las FPL Farabundo Martí
Junio de 1982


Presentación de los cuadernos 4, 5 y 6

Estos 3 cuadernos contienen la plática sostenida por el compañero Marcial,
primer responsable del Comando Central de las Fuerzas Populares de Liberación
- FPL - Farabundo Martí -, en reunión de miembros de la Organización en
América Central. Su divulgación interna de la línea trazada por el Comando
Central de las FPL sobre la Construcción del verdadero Partido Marxista-
Leninista.
CUADERNO IV
Introducción y algo más sobre la necesidad de que las FPL Farabundo Martí
se transformen en el verdadero Partido Marxista-Leninista del Proletariado
Salvadoreño.
CUADERNO V
El Partido debe estar íntimamente ligado al pueblo, a las masas.
CUADERNO VI
Sobre el Centralismo Democrático
¡Revolución o Muerte!
¡El Pueblo Armado Vencerá!
Octubre de 1982
CUADERNO No. 4
Plática del compañero Marcial en reunión de miembros de las FPL en el exterior
Introducción y algo más sobre la necesidad de que las FPL-Farabundo
Martí se transformen en el verdadero partido marxista leninista del
proletariado salvadoreño

Es sumamente emocionante para mí estar frente a los compañeros más activos, los cuadros
del trabajo en el exterior especialmente en este lugar. Estamos en un momento en que las
fuerzas del pueblo están mostrando gran poderío en la lucha contra el enemigo
imperialista y sus títeres.
Un momento en que Reagan está tratando de llevar a cabo la regionalización de sus
agresiones y especialmente la agresión contra Nicaragua y El Salvador, incluso con la
amenaza de sus propias tropas, con la formación de la Comunidad Democrática
Centroamericana, con la conversión de Honduras en base de agresión y la conversión de
Costa Rica en una situación similar.
Nuestros heroicos combatientes que luchan en condiciones bastantes difíciles, de gran
heroísmo, de gran abnegación, sacrificios, sin zapatos, casi sin alimentación, debajo de los
bombardeos diarios del enemigo, muestran lo invencible de la causa del pueblo, al asestar
golpes demoledores y cada vez más crecientes al ejército títere. En estos días, las fuerzas
del Apolinario Serrano, nuestro gran mártir y héroe, ejemplo de la lucha y de dignidad
para todo el campesinado y todo el pueblo salvadoreño, el nombre que honrosamente lleva
nuestro frente, ha estado asestando golpes muy fuertes, dando saltos de calidad en la
guerra: la destrucción del enemigo en más de una compañía de efectivos atrincherados, la
lleva a cabo por primera vez el pueblo Salvadoreño en toda su historia. Hasta hoy
habíamos logrado cercar y aniquilar unidades pequeñas, medianas e incluso compañías,
pero derrotarlas y aniquilarlas en una posición bien atrincherada y que durante meses se
habían preparado contra el ataque revolucionario, hasta hoy no lo había hecho el pueblo
salvadoreño en toda la guerra de liberación.
Esto representa que nuestra guerra va avanzando, porque nuestras fuerzas van
adquiriendo tal capacidad, tal destreza, tal poder de fuego, que nuestras queridas Fuerzas
Armadas Populares de Liberación se están convirtiendo cada vez más en una formación
militar regular, unidades guerrilleras locales, las milicias populares y el pueblo
organizado. Es verdaderamente emocionante cómo esta unión de pueblo, ejército
revolucionario, con su eslabón milicias populares, se expresa en esta lucha. Precisamente
este día recibimos un mensaje en el que se nos dice que en las batallas de Chalatenango la
población que el enemigo trata de aniquilar tuvo importante participación en apoyo de las
acciones de nuestros combatientes. Junto a las Fuerzas Armadas Populares de Liberación
y en la integración dentro del FMLN, las demás fuerzas populares revolucionarias están
llevando a cabo también acciones que en su conjunto conforman, no podríamos decir una
ofensiva generalizada, pero si una serie encadenada de golpes contundentes, que hacen que
en estos días sea muy grande el número de bajas del enemigo y el debilitamiento de sus
fuerzas. Sólo en los últimos 4 o 5 días ya pasa de más de ciento y pico el número de
prisioneros, entre los cuales tenemos nosotros un poco de más de 80.
El número de armas de guerra ya casi llegando a 200 en estos 4 o 5 días, habiendo
nosotros capturado más de 100 armas en las acciones últimas que hemos realizado en
Chalatenango, en Cabañas y en Usulután. Junto a estos golpes se estructuran cada vez
más fuertemente nuestras fuerzas a través de las unidades de vanguardia, de las unidades
especiales, de las unidades de apoyo de fuego, o sea artillería y las guerrillas locales
adquieren una modalidad de mayor agilidad a través de las columnas guerrilleras en cada
una de las sub zonas. Al mismo tiempo tratamos de tender más estrechos lazos en la
población con la formación de Poderes Populares y con el fortalecimiento de las milicias
populares.
Estamos en un momento de gran entusiasmo revolucionario, pero hay que tomar en cuenta
que en todo momento, en momentos de entusiasmo y de auge, así como en los momentos
más duros en que se necesita toda la fé puesta en el pueblo y en el triunfo, en momentos
duros y complejos, hay algo que tiene que dirigir al pueblo para que dé pasos de avances
en su revolución y ese algo es el Partido. En nuestro caso precisamente, en El Salvador
porque el Proletariado forma la inmensa mayoría de la población, el partido del
proletariado es el alma, el orientador y el director dé toda la lucha revolucionaria. Anoche
recibimos la noticia de un nuevo golpe al enemigo, al haber derribado los compañeros en
Las Vueltas, un helicóptero; la información del enemigo dice que los 4 tripulantes
murieron. 1 teniente, 1 cadete y otros dos efectivos, pero todavía no lo tenemos confirmado.
Es un nuevo triunfo para nuestras fuerzas, las fuerzas del pueblo, las fuerzas en
conjunto, no sólo de las FAPL, sino del FMLN. Es un salto de calidad en la lucha que
está dando nuestro pueblo y que esperamos que en los próximos meses logre conducir a un
desgaste mucho mayor del enemigo y a un salto de calidad de todas las fuerzas
revolucionarias.
De manera que en este momento, cuando nosotros estamos pensando en todos nuestros
compañeros combatientes caídos en la lucha por la liberación de nuestro pueblo, cuando
estamos conmemorando y recordando por el ejemplo de los compañeros.- Eva, Francisco,
Toño, de los compañeros que cayeron en el año pasado también en las ofensivas del
enemigo, compañero Lucas, compañera Milagro, compañero Toño y otros compañeros más
como el internacionalista compañero Horacio (Chileno), que murió en la misma columna
donde nosotros íbamos y como estamos conmemorando la muerte de otros compañeros y de
los mismos compañeros que han caído en estos combates del Jícaro y de Las Vueltas y del
gran Internacionalista Comandante Che Guevara (Ernesto), yo quisiera que nosotros en
un momento de recordación, de concientización interna en relación con su ejemplo, quisiera
que hagamos un minuto de silencio y que al mismo tiempo sintamos todo el profundo
reconocimiento por el heroísmo de nuestros compañeros, de nuestros combatientes en estos
días de lucha, así también recordemos el enorme ejemplo que nos han dado nuestros
compañeros, que levantando la bandera de las FPL y de las FAPL, incluso con su
sangre escribieron en los muros el nombre de las FPL y nos imprimieron una mística
profunda, un legado, una herencia hacia el futuro para el engrandecimiento de esta
organización. Ellos murieron con la confianza de que nosotros tenemos que levantar su
bandera, la bandera de las FPL como la bandera del proletariado; ellos murieron con esa
fe y esa mística y en el último momento escribieron con su sangre el nombre de las FPL.
Esa bandera tenemos que agarrarla como propia y seguir, ese ejemplo y engrandecer
fortalecer la gran mística y conciencia de nuestra organización y dar nuestra vida si es
posible, sí es necesario, nuestra vida y nuestra sangre por la causa de convertir a las FPL
en el verdaderamente Partido Marxista Leninista del Proletariado y a las Fuerzas
Armadas Populares de Liberación en la fortaleza, en la fuerza más grande, en la
garantía más grande del proletariado para continuar su revolución hasta el Socialismo.
Con ese espíritu les pido que se levanten y que hagamos un minuto de silencio en honor de
nuestros héroes mártires. (00.01 minuto hubo silencio).
¡Compañeros Caídos en la Lucha, Hasta la Victoria Siempre!
¡Revolución o Muerte!
¡El Pueblo Armado Vencerá!
Vienen en tres apartados el tema que hoy vamos a conversar:
Primero: Este es un apartado muy rápido de la necesidad histórica de que las
FPL se transformen en el verdadero Partido Marxista-Leninista del Proletariado
Salvadoreño.
Segundo: Este es un apartado que habla del PC qué y cómo este partido debe
estar íntimamente e indivisiblemente enlazado con el pueblo.
Tercero: Este apartado trata de las bases de su funcionamiento interno. El
Centralismo Democrático por un lado y luego lo que es la Dirección Colectiva, y
bien estrechamente a esto, los métodos de trabajo de Partido.
Vamos a comenzar el primer apartado: Tengo entendido que Ustedes han
leído ya materiales relacionados a este tema, por eso sólo lo voy a casi enumerar.
La Época que estamos viviendo
Esta época que estamos viviendo es una época grandiosa; es la época de la
transición del capitalismo al socialismo en el sentido mundial. Esta época se inició
con el gran triunfo de la revolución socialista de Octubre de 1917 en Rusia,
dirigida por el Partido de nuevo tipo, por el Partido del Proletariado, el Partido
Bolchevique que fue forjado por Lenin; desde entonces la humanidad está
avanzando hacia el socialismo. Lleva a cabo una lucha tenaz contra el sistema
capitalista que se va reduciendo irremisiblemente tanto en lo geográfico como en
sus capacidades generales.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el socialismo se convirtió en un
sistema mundial de países socialistas. Es decir, si en 1917 se rompieron las
cadenas del capitalismo y se comenzó a construir el primer gran estado socialista,
después de la Segunda Guerra Mundial (1945) se formó el sistema mundial del
socialismo con una cantidad de países que fueron liberados de la bota del Nazifascismo.
Desde entonces para acá el socialismo ha ido avanzando en todo el
mundo, se ha extendido a países de Asia; pero incluso ha llegado a las propias
puertas de los Estados Unidos con el gran triunfo de la Revolución socialista de
Cuba y los avances en la construcción de esa sociedad. Eso ha estimulado la lucha
de todos los pueblos y el movimiento de liberación nacional ha alcanzado grandes
éxitos en la lucha contra el colonialismo, el neocolonialismo, por su
independencia en dirección al socialismo en muchas de esos.
En 1975 triunfa el pueblo vietnamita; después de muchos años de guerra
popular triunfa contra el imperialismo y sus títeres internos, y hace entrar a la
humanidad también en una nueva etapa. Desde entonces varias revoluciones, a
pesar de todos los esfuerzos del imperialismo a lo contrario, han triunfado:
Yemen del Sur, Etiopía, Angola Y otros países más como Grenada, y finalmente
la historia de América Central se dividió en dos con el triunfo de la Revolución
Sandinista en 1979.
La Revolución de América Central, que es un sólo proceso indivisible, con el
triunfo de la Revolución Sandinista dentro de una nueva etapa superior. Y la
Revolución del Pueblo Salvadoreño en enero de 1981 pasó a una nueva etapa de
su Guerra Popular Prolongada que se inició a partir de lo simple a lo complejo
desde 1970, cuando puso en aplicación la estrategia político-militar integral.
Estamos pues en un momento de gran avance de la Revolución en el mundo
entero, de gran avance del socialismo, del movimiento de liberación nacional, de
la lucha de los pueblos al interior de los países imperialistas y, dentro de ese
contexto, de gran avance de la revolución en Centro América.
En este momento ¿Qué papel está jugando El Salvador en este contexto? Es
un papel de enorme importancia. Los éxitos o derrotas que tenga el movimiento
revolucionario Salvadoreño tienen que repercutir no sólo en el desarrollo de la
revolución en América Central, sino que también en toda América Latina. Esa es
precisamente la responsabilidad que la historia nos ha planteado.

La Lucha del Pueblo Salvadoreño

Al poner en aplicación las FPL, con su fundación, con la lucha ideológica
previa que llevó en contra de las corrientes oportunistas que querían retrancar la
marcha de la historia; al formarse las FPL, con una concepción político-militar
para hacer avanzar las luchas del pueblo, teniendo como medio fundamental la
lucha armada, partiendo de cero; y al irse incorporando el pueblo; y al irse
formando otras organizaciones con orientaciones similares y avanzando de lo
simple a lo complejo en el dominio de las armas, se llegó a dar el salto en 1981
que significa una nueva fase en esta guerra prolongada: la fase de las batallas de
las ofensivas militares e insurreccionales cada vez más profundas y más intensas
hacia la toma del poder. Ese es el cariz que tomó nuestra guerra prolongada.
Es decir, después de 10 años de desarrollo de lo tierno hasta llegar a la altura
de acumulación de fuerzas político militares, la Guerra Popular Prolongada pasó
a una nueva fase que es la fase de las luchas por la toma del poder. Es necesario
recalcar que esta guerra por ser prolongada no debe tomarse como una guerra
interminable, ni como una guerra indefinida sino que tiene una característica clara
¿Porqué es prolongada? ¿Por qué fue prolongada? ¿ y por qué lo es todavía? Por
la necesidad de incorporar al pueblo a la revolución. Por la necesidad de cambiar
la correlación de fuerzas que era muy favorable en ese momento (en 1970) a las
fuerzas del enemigo; cambios que sólo podían lograrse a través de la lucha
política-militar combinada. En el momento de iniciar nuestro pueblo el camino
de tomar las armas y de iniciar esta guerra, cualquiera grupo aventurero,
oportunista de izquierda, militarista, hubiera concebido lo que se llama un puch
(o sea la concepción de un sólo golpe) con un pequeño grupo de gente armada,
aislada de las masas, hubiera caído en el aventurerismo.
Si en 1970 se hubiera querido tomar el poder, se hubiera caído o bien en la
concepción de unos cuantos héroes aislados del pueblo que tomaban las armas y
que salvaran a ese pueblo, y que ahora les clamara el pueblo como sus salvadores,
embobadamente aplaudiendo grandes hazañas: concepción aventurerismo y de
elitismo, concepción pequeño-burguesa de élite encima del pueblo, encima de las
masas, encima del proletariado. La concepción que adoptó nuestra organización
es la concepción Marxista: el pueblo es el que hace la revolución, no es ningún
grupo élite, sino que es el propio pueblo el que tiene que incorporarse para
conseguir, con sus propias manos y su propia sangre, su liberación. Esa es la
concepción Marxista-Leninista de la Revolución. Esa concepción se comenzó a
llevar a la práctica en 1970. La concepción Marxista-Leninista de la lucha de
clases y de la revolución es, que es el propio pueblo el que hace su Revolución.
Las organizaciones de avanzada, las organizaciones revolucionarias,
especialmente su organización, que es la organización del proletariado, lo que
hacen es tratar de incorporar al pueblo, de organizarlo y de orientarlo en esta
guerra, en esta lucha, en esta revolución.
Con esa concepción Marxista-Leninista, en 1970, no se podía pensar en un
sólo golpe al enemigo, dado por los primeros comandos se iba tomar el poder;
sino que era necesario lo que se llama desarrollar fuerzas políticas y militares para
cambiar la correlación de fuerzas políticas y militares a favor del pueblo. Esto
sólo era posible a través de la concepción de la Guerra Popular Prolongada: por
eso, cuando hablamos de prolongado, no debemos de sentirnos avergonzados
porque se ataque a ese concepto por parte de corrientes que no enfocan bien el
proceso revolucionario, sino que debemos de sentimos orgullosos de que, contra
todas las opiniones, contra todos los oportunistas, contra todos los dogmatismos,
nosotros sostuvimos y llevamos a la práctica el Concepto integral político-militar
de la Guerra Popular Prolongada para incorporar al pueblo a su revolución,
organizando gradualmente a las grandes masas y con la construcción del Ejército
Popular de Liberación, qué no se construye en una semana.
Debemos sentirnos orgullosos de haber levantado esa bandera, bandera que
finalmente fue reconocida por todo el pueblo y por todas las organizaciones,
incluso aquellas organizaciones que con más dogmatismo combatieron a los
compañeros que se lanzaban a la lucha político-militar. Se trató de atajar a toda
costa este proceso, se calumnió a los compañeros que se lanzaron a la lucha,
incluso públicamente se les denunció.
El compañero José Dimas Alas era Secretario General de la Federación
Unitaria Sindical. Cuando con su gran prestigio entre la clase obrera tuvo que
retraerse, para forjarse en la lucha revolucionaria armada y política, pues muy
seriamente tenía que aprender bien la técnica militar, cuando tuvo que retraerse
lanzándose a la clandestinidad más cerrada, más necesaria; sobre el compañero
llovieron las calumnias mayores en los locales sindicales, las delaciones, burlas,
que sobre esa burla, sobre esos ataques, sobre esas delaciones de los oportunistas
y dogmáticos, el grupo inicial que formó las FPL, sabiendo que tenía el arma de la
razón en sus manos y que el pueblo necesitaba sus instrumentos de lucha, logró
abrirse paso y logró finalmente hacer que la guerra revolucionaria fuere el medio
fundamental para alcanzar el poder del país.

El Salto a una Nueva Fase de la Guerra Popular
En 1981 se pudo dar un salto superior a nuestra guerra, como dije: la fase de
las atallas cada vez más decisivas. No se trata de una batalla, ni de dos, ni se trata
de un día ni de un mes. Se trata de una fase de batallas cada vez más decisivas tanto
en el terreno militar como en el insurreccional hacia la toma del poder.
Esta es una fase muy compleja, porque de un lado es necesario darle golpes
contundentes al enemigo en lo militar, pero también ganar las masas para que las
masas puedan llegar hacia la insurrección a través de sus propias modalidades y a
través también de la situación dura de represión y terror del enemigo en esta
etapa, sobre todo en las ciudades.
Es necesario crear en las zonas de control y en los órganos nuevos del pueblo,
los umbrales de una nueva sociedad. Es necesario disputar las grandes masas en
las zonas en disputa en las regiones de expansión y es necesario también
organizar, mover a las grandes masas en el corazón del enemigo, en el corazón
político-militar del enemigo: en las grandes ciudades, especialmente en San
Salvador y en la zona metropolitana. Es decir, es una fase muy compleja en la cual
se puede caer en el error de creer de que con sólo un llamado al pueblo a la
insurrección, el pueblo ya se va a levantar y que vamos a terminar la guerra en
uno o dos meses.
En esta fase es necesario tener gran serenidad, una gran frialdad, pero también
una gran conciencia de la responsabilidad. Porque también se pueda caer en el
aventurerismo, con una concepción inmediatista de que la victoria está, digamos,
dentro de una semana o dentro de un mes, o que por esta campaña que nosotros
vamos hacer, digamos en esta semana, que ya se desmorona el ejército. Esas
apreciaciones inmediatistas hacen caer la lucha en el aventurerismo y hacen
peligrar los avances de la revolución. Por otro lado, se puede caer en no tener
habilidad, el olfato, la inteligencia, la orientación revolucionaria, que sólo da el
análisis Marxista de clases en las coyunturas. Se necesita mucha agilidad en las
coyunturas, pero no una agilidad cualquiera, sino que una agilidad del
proletariado, del Marxista que no olvida nunca de que la lucha en los primeros, en
los segundos y en los últimos momentos es una lucha de clases.
La Guerra Popular Revolucionaria es la expresión más elevada de lucha de clases,
Es cuando el proletariado y sus aliados han tomado las armas junto a los medios
políticos, y las armas llegan a ser la expresión suprema, la más aguda, más
elocuente de esa lucha de clases. Cuando ya las cosas no se pueden dirimir más
que con la sangre y con la desaparición histórica de una de las clases.
Pueden pasar situaciones intermedias, gobiernos intermedios, que no son
todavía los gobiernos del proletariado y del campesinado, pero en todos esos
momentos el hilo rojo que va pasando y que va uniendo las distintas fases del
proceso revolucionario, es la lucha de clases. El que no analiza los procesos con
el arma del Marxismo-Leninismo de la lucha de clases, cae en el análisis que
favorece los intereses de la burguesía y que no va en desarrollo de la clase obrera
de la revolución. Cae en el remolino del maniobrerismo pequeño burgués, o
burgués, aparentemente desligado de la “molesta” lucha de clases, pero en
realidad instrumento de los intereses de la burguesía. Si miramos a El Salvador
concretamente (para no estar hablando de generalidades), El Salvador se distingue
precisamente en Centro América por ser un país en el que el proletariado abarca
la inmensa mayoría de la población económicamente activa; es un país
proletarizado; incluso se diferencia en ese sentido de sus hermanos y vecinos de
Guatemala, Honduras y Nicaragua. Porque resulta que desde el desarrollo del
café, luego la caña de azúcar y del algodón, se formó por las necesidades de la
producción, por las necesidades de los mismos explotadores de la naturaleza de la
agroexportación, se formó una gran capa de varios cientos de miles de asalariados
agrícolas, de jornaleros que no tienen más patrimonio que el salario para poder
vivir y el campesinado, precisamente por la falta de tierra, que es mucho más
aguda que en otros países centroamericanos, puesto que 20,000 km2 totalmente
acaparados por pocos propietarios, han hecho que la tierra sea precisamente una
de las cosas más escasas para los trabajadores del campo.
Por esto se formó una gran capa de semi-proletariados, o sea de campesinos
pobres que durante un tiempo del año tienen que ganar salario, es decir, que se
convierten en asalariados y otra parte del año hacen sus pequeños cultivos para
poder sobrevivir. Por eso la mayoría de la población del campo se convirtió en
proletaria y semi-proletária. Esa es una característica. Luego a partir
especialmente de 1950, con el desarrollo de la industria ligada a los grandes
monopolios, especialmente norteamericanos, japoneses y otros imperialistas, se
fue desarrollando también una clase obrera-industrial bastante grande de unos
200,000 obreros y esto, unido a que evolucionaron también la parte de obreros de
los talleres, que a fines del siglo pasado y principios de éste eran artesanales, pero
que a estas alturas ya no son artesanales, sino que son talleres de obreros cada vez
más evolucionados y con mayor conciencia de clases, y cada vez más
concentrados.
Así pues, en El Salvador lo que domina es el proletariado industrial y agrícola que
supera a las demás capas de la población.
Entonces, en todo país es necesario que el proletariado tenga una expresión
propia del partido, así como la burguesía y la pequeña burguesía tienen sus
partidos que son la expresión de sus intereses de clases. Si hay un país en el cual
el proletariado necesita su propio partido, su propia expresión, ese país es El
Salvador. Una necesidad, imperiosa, por que es la expresión de la mayoría de la
población, la necesidad de tener un defensor insobornable, identificado
absolutamente con sus intereses de clases, de la clase obrera y del campesinado
pobre. Y en El Salvador hasta hoy, fuera de los momentos iniciales cuando
Farabundo Martí inspiró la fundación del Partido Comunista de El Salvador de
1930 al 1932, no ha tenido desgraciadamente el proletariado una expresión
genuina de sus intereses.
Desgraciadamente los círculos dirigentes y de decisión de lo que se siguió
llamando Partido Comunista después de 1944, cayó en los círculos maniobreros
pequeño-burgueses de intelectuales que ya estaban influidos por todas las tácticas
y métodos de la burguesía y que precisamente no representaban ni los métodos,
ni las costumbres, ni la esencia del proletariado ni querían representarlo. Y de esa
manera el Partido Comunista de El Salvador, aún cuando tenía en su seno
cuadros obreros que tenían grandes luchas de la clase obrera dirigiendo sus
huelgas, las grandes manifestaciones populares de todo gremio, sus
reivindicaciones, sus intereses fundamentales revolucionarios; a pesar de que el
Partido Comunista tenía en su seno esta parte del proletariado, los órganos de
decisión, de dirección y de orientación de la organización, sin embargo estaban en
manos de gente no proletarizada, no sólo por no ser de procedencia proletaria,
sino sencillamente no proletarizada y cuyas líneas de dirección no estaban
encaminadas a hacer avanzar la Revolución hacia el Socialismo, sino que a
establecer la democracia burguesa y el reformismo burgués y, por consiguiente,
estaban empapados de los intereses de la burguesía en esta etapa y se olvidaron de
los intereses del proletariado hacia el socialismo. Pero en este momento el pueblo
Salvadoreño, el proletariado Salvadoreño v el campesinado han avanzado y han
evolucionado enormemente.
Después de 1970, la historia ha marchado aceleradamente, y en ese momento
nos encontramos en la fase que hemos entrado al período de las batallas cada vez
más intensas por la toma del poder, con un poderoso Ejército Popular de
Liberación y otras fuerzas armadas con una profunda experiencia de luchas de
masas y con nuevos terrenos de desarrollo de la lucha de masas y de la lucha
política y de la lucha diplomática y de solidaridad. 1 Y en este momento, como en
todo, es necesario tener presente una cosa:
La lucha de clases impregna todas las instancias de la lucha revolucionaria en su proceso,
en su desarrollo y en su futuro.
Y nosotros tenemos que analizar esta revolución y esta guerra en todas sus
instancias, frente al enemigo, en el desarrollo de la Organización del Pueblo y en
las contradicciones que se dan en el interior del pueblo.
Tenemos que analizarlo con el arma del Marxismo y de la lucha de clases. El
Marxismo-Leninismo es el método científico del proletariado para analizar y
transformar, para analizar los procesos y transformar la sociedad. El que se aparta
o dogmatiza el Marxismo, sencillamente se vuelve cada vez más incapaz y menos
ágil para interpretar cada día los acontecimientos que es necesario interpretar y
para preveer hacia el futuro el desarrollo, para poder desarrollar la sociedad,
porque el Marxismo no es sólo un arma para interpretar y analizar, no es un arma
de catedráticos o burócratas discutidores de teorías despegada de las masas y por
las clases.
El Marxismo es el transformador de la sociedad, por eso el que se aparta del
análisis Marxista, que comienza a adoptar posiciones de análisis burgués o
pequeño burgués, se priva de la capacidad de dirigir al proletariado y al pueblo y
lo conduce hacia los intereses de la burguesía, hacia el retroceso o estancamiento
de la Revolución o, en último caso, se va convirtiendo en una pobre cola de los
oportunistas y de la burguesía, de los maniobreros “Pragmáticos burgueses”.
Durante muchos años, la dirección del Partido Comunista de El Salvador
(PCS), antes de la formación de las FPL, era simplemente una cola de la
burguesía. Todo el mundo lo veía, era claro: la política burguesa era la única que
lo impulsaba utilizando el rótulo de Marxismo-Leninismo y del Proletariado.
Porque o bien conscientemente atendía los intereses de la clase burguesa, o bien
se olvida que la lucha de clases es el motor y es el elemento que impregna todos
los terrenos y los fenómenos de la sociedad ¿Porqué?
Porque la lucha de clases es el motor del desarrollo de la historia, por tanto es el motor de
desarrollo de la revolución hacia adelante.
Y en esta época de transición del Capitalismo al Socialismo, ése adelante se
llama SOCIALISMO, aunque tengamos que pasar todavía por algunas etapas
intermedias, y la lucha de clases es la que precisamente hace avanzar ese
desarrollo hacia el futuro de la Revolución. Incluyendo la lucha de clases en el
seno del pueblo. Es decir, que en el seno del pueblo hay necesidad de unir a las
amplias masas y a las organizaciones más afines, más revolucionarias. En un país
donde hay varias organizaciones, se establece un primer círculo de unidad que es
revolucionaria y el más amplio círculo hacia los más amplios sectores del pueblo.
Este círculo revolucionario, y el círculo de unidad amplia del pueblo tiene que
ser asentado firmemente sobre una base: Sobre la alianza obrero-campesina. Toda
alianza, toda unión, todo frente, que se forma en nuestro país, si no está basado
sobre la sólida alianza obrero campesina es una alianza con retroceso, una alianza
todavía muy reversible, una alianza de vaivenes.
La Lucha de Clases en las Alianzas
Es que los cimientos tienen que ser sólidos como un edificio. Si nosotros
sembramos un edificio sobre la arena, en cimientos de arena, es natural que este
edificio pronto va a desplomarse, a irse a un lado, o lo que sea, pero no va a
cimentarse firmemente para construirse con verdadera solidez. Pero si nosotros le
ponemos cimientos sólidos e inconmovibles, entonces ese edificio no se
desploma ni se hace de un lado para otro.
Es lo que pasa con los frentes: tanto el Frente Revolucionario como el Frente
Amplio tiene que estar basado en la Alianza Obrero Campesina. En nuestro país eso
es una ley, una ley del desarrollo. Si no está basado sobre esos intereses, sobre esa base
sólida combativa, entonces ese Frente, por más aspiraciones que tengamos de
hacerlo avanzar, tenemos que profundizar los cimientos para poder construirlo
bien firme.
Entonces también al interior del pueblo se dan contradicciones, al interior de
los frentes del frente amplio del pueblo, por estar compuesto por diversas capas,
sectores y clases y al interior de la alianza revolucionaria político-militar, porque
también allí adentro juegan los intereses de clases, porque también la burguesía
tiene interés en hacer penetrar sus intereses a través de una ideología y de una
política al interior de estas instancias de unidad y entonces, también aquí hay que
analizar la unidad no en forma idealista, no en forma abstracta, generalizada, sino
que dentro del contenido de la lucha de clases allá adentro y ver cómo la lucha de
clases del proletariado puede, con buenos métodos, hacer que esos frentes
puedan avanzar por el camino que corresponda a los intereses de la revolución y
no a los intereses del imperialismo. Por eso es necesario establecer al interior de
los órganos de unidad la lucha de clases del proletariado, es necesario que los
intereses de la clase del proletariado y del campesinado pobre sean los
fundamentales en esta revolución, formados por distintos intereses de clases.
Una de las cosas fundamentales de línea que las FPL tiene como parte
estratégica es, que es necesario forjar la unidad del pueblo para alcanzar el triunfo
definitivo de la Revolución. Y otra cosa es que nosotros no podemos analizar
desde el punto de vista idealista burgués nuestra participación y la lucha en el
seno de la unidad, sino desde el punto de vista de los intereses de la clase obrera:
o sea, desde el enfoque clasista Marxista-Leninista de nuestra sociedad, para
poder hacerla avanzar. Si no nos engañamos nosotros mismos, creyendo que
estamos construyendo una gran unidad y cuando sentimos, vemos que todo es
bofo, que todo está desmenuzado allá adentro, de esa blandenguería caemos en
un proceso de entrega de los intereses del proletariado y de su ideología y nos
ponemos a la cola de todos “para no estar peleando”. Es decir que comenzamos
por calificar de “pleito” la lucha ideológica para desacreditarla y ya después nos
vamos acomodando dulcemente a los intereses de la burguesía dentro de esa
alianza, con lo cual le hacemos el peor daño a esa misma alianza, y el peor daño a
la revolución y a los intereses de la clase obrera. Unidad es un binomio: está
integrado por dos elementos inseparables en el interior del pueblo: unidad,
acompañada de lucha ideológica, de defensa indeclinable de los intereses
proletarios.
Ahora bien, es distinta la lucha y los medios de lucha contra el enemigo, que la
lucha de clases en el seno del pueblo. Contra el enemigo tenemos la estrategia
político-militar de guerra popular. Es decir las armas y todos los otros medios
combinados.
Dentro del seno del pueblo y en los órganos de los frentes de unidad.
Nosotros lo que usamos es la es la lucha ideológica en forma correcta,
consecuente, pero firme e indeclinable. Es la única forma de hacer prevalecer los
intereses del proletariado en todo momento y de imprimirle su sello a la
revolución, y eso tiene que hacerse mayormente en un país en donde el
proletariado todavía no tiene su verdadero partido Marxista-Leninista. Si eso no
se hace, entonces la Revolución tiene por fuerza que inclinarse a caer en manos
de los sectores pequeño-burgueses de la revolución y así se escamotearían los
intereses del proletariado y se detendría la marcha de la revolución hacia adelante,
hacía el socialismo, al llegar la victoria de su etapa actual, si en manos de las clases
burguesas queda la hegemonía.
A pesar de tanta sangre y tantos muertos del proletariado y del campesinado y
de sus sectores más cercanos en las alianzas, como son el estudiantado, los
maestros, las capas medias más avanzadas, la Revolución no profundizaría lo
suficiente en sus conquistas para ir avanzando hacia el socialismo. Por eso es
indispensable la lucha de clases en todo momento. Enfocar todos los fenómenos
con el instrumento científico del proletariado que es el Marxismo-Leninismo y
llevar a cabo consecuentemente la lucha ideológica en el seno de los órganos del
pueblo.
Tenemos el ejemplo de decenas de Revoluciones de Liberación Nacional en el
mundo: En África, en Asia especialmente, en donde los gobiernos burgueses han
conducido la independencia de esos pueblos hacia el fortalecimiento de la
burguesía y nuevamente hacia el acercamiento del imperialismo y no sólo han
relegado los intereses del proletariado, sino que han llevado a cabo las represiones
más bestiales contra el proletariado para que éste no haga avanzar la Revolución
hacia el socialismo. Tenemos el ejemplo de Indonesia dónde más de 400.000
obreros y campesinos fueron asesinados para poder definitivamente hacer
retroceder la Revolución de Liberación Nacional. Tenemos el ejemplo de Egipto,
Sudan, Siria, Irak, Irán en donde precisamente por no ser el proletariado el que
marca el proceso, esas Revoluciones a pesar de que son Revoluciones de
Liberación Nacional, se convierten en verdugos, en tiranía, en dictaduras feroces,
opresoras contra los intereses de la clase que fue la que generosamente derramó
su sangre: la clase obrera y el campesinado.
Nuestra Revolución no es una excepción, si nosotros no defendemos los
intereses del proletariado en esta revolución, si no estamos tan claros en eso, si
nos metemos en el endulzamiento pequeño burgués y nos acomodamos a el, esta
Revolución no va a conducir a que el proletariado le imprima su sello. Nosotros
estamos concientes, desde el principio estuvimos conscientes, desde los primeros
órganos de dirección de las FPL en 1970, conscientes de que nosotros nos
debemos al proletariado, que estamos comprometidos hasta la muerte con los intereses
del proletariado y que es el proletariado el que debe imprimirle el sello a nuestra
organización, y nuestra organización, impulsando consecuentemente la estrategia
político-militar de Guerra Popular y con su estructura y funcionamiento interno
de verdadero Partido del Proletariado, para conducir esta Revolución hacia
adelante.
Si nuestra Organización se afloja en eso, la Revolución se convierte en un
fenómeno amorfo que finalmente la dirige la clase que estaría más preparada y
con gran experiencia, y esa clase es la burguesía. Entonces se convertiría esta
Revolución tan gloriosa, tan heroica, en una revolución como muchas de
Liberación Nacional que han sucedido en países de Asia y África. Tenemos que
tomar en cuenta que no tiene todavía la clase obrera ese partido que le ayude a
imprimir el sello a esta Revolución, hay que hacerlo con toda claridad, el FMLN
no es un partido: es un Frente y hay que tomar en cuenta que las características
de los Frentes son distintas a los de Partido. Se forma un frente cuando hay
distintas organizaciones que necesitan unirse y aliarse en determinada plataforma
de lucha; pero es Frente precisamente porque todavía no puede convertirse en
Partido. El Partido necesita centralización, no sólo centralización orgánica, eso es
bien fácil decir “vaya pues, que se una el Partido Comunista y las FPL.
Formemos una sola Comisión Política. Que se unan todas las 5 organizaciones
del FMLN y entonces que se nombre el Secretario General, el Secretario General
de Organización y tales otros, y mezclemos los organismos que tenemos en cada
frente y formemos Direcciones de Zona o Comités departamentales". Decir eso
es fácil, pero esto es cosa de estructuras, no es cuestión simplemente orgánica. Se
trata sencillamente de que al interior de los Frentes existen distintas ideologías,
que conducen a distintos enfoques políticos y a distintos enfoques de la guerra.
No podemos obligar a que otra organización piense igual que nosotros: tienen su
enfoque propio y están pensando que la guerra es necesario terminarla, digamos
ya dentro de un mes y que la guerra prolongada es dañina y están pensando de
que la prolongación de la guerra va a debilitar nuestra fuerza. Es su enfoque.
No se basa en la realidad de que mientras más combatimos, más nos
fortalecemos y que es necesaria la ofensiva contínua. Nosotros tenemos otro
enfoque, nosotros tenemos fe en la incorporación del pueblo a la guerra.
Sabemos de que cuando el pueblo se incorpore, se designa y entonces nosotros
tenemos el enfoque de que el enemigo lo vamos a llegar a derrotar y vamos a
llegar a tener una acumulación de fuerzas superior v decisiva a base de lucha.
Nosotros tenemos el lema solo luchando, solo combatiendo nos fortalecemos, ese es
nuestro lema y sabemos por la propia experiencia de esta guerra que a medida
que combatimos, es el enemigo al que vamos desgastando, derrotando, y somos
nosotros lo que nos vamos fortaleciendo. Es un enfoque distinto; ¿que vamos a
hacer? No es podemos quitar de la cabeza a los otros, el deseo de tirar los fusiles,
porque creen que ya es mucho. No.
Allí no puede haber en este momento un Partido Único. Incluso, aunque no se
mezclaran mecánicamente las estructuras, desgraciadamente nosotros caímos en
ese error del idealismo en 1980: pensar que a base de unir estructuras y entregar
nuestros cuadros y entregar nuestras redes y nuestros bienes a la DRU, se hiba a
formar la verdadera Dirección Central Unificada. Caímos en ese error y tenemos
que decirlo, fue un error de idealismo, un error de no análisis Marxista, de no
análisis de clases respecto a la unidad.
Entonces podríamos formar nominalmente estructuras incluso partidarias,
pero si existen tres o cuatro ideologías, ese no es un Partido, no es el Partido de la
Revolución, no es el Partido mucho menos de la clase obrera. Porque el Partido
de la clase obrera necesita una sola ideología. Pero real, no sólo en palabras, no sólo
en teoría, sino también teoría y práctica: la ideología del Proletariado, la ideología
del Marxismo-Leninismo. Ya ahora esa ideología no está bien asentada en tanta
corriente que pulula entre los aliados, aún cuando de palabras nosotros estamos
ya cansados de oír, durante decenios la gente que se dice Marxista-Leninista. Por
eso precisamente nosotros luchamos contra los Marxistas del cafetín, que antes,
cuando había alguna tolerancia por parte de los orejas, se ponían a gritar al calor
de las cervezas en los cafetines, los intelectuales de nuestro partido (digo
“nuestro” porque yo era Secretario General del PCS). Entonces se ponían a
gritar los intelectuales, haciendo y deshaciendo la revolución, cuando salían del
cafetín la Revolución ya estaba hecha. Por eso, no es cuestión sólo de teoría, sino
que el Partido del proletariado necesita un sólo pensamiento, centralizado, una
sola ideología y la ideología aplicada a las realidades, a las condiciones del país, de
una línea política y una línea estratégica.
Entonces el Partido Marxista verdadero requiere tener una sola ideología, un
solo pensamiento, basado en la aplicación del Marxismo a la realidad concreta; es
decir, una sola estrategia políticomilitar y de allí, las líneas tácticas y las líneas
políticas en cada coyuntura determinada. Por allí se comienza, y luego por una
dirección centralizada en la cual haya supeditación de los organismos inferiores, a
los superiores y del individuo al colectivo. El FMLN no es eso y no puede serlo
en mucho tiempo. Hay diversas ideologías, incluso que chocan entre sí. No
podemos hacernos los tontos, tratando de ignorar que entre el FMLN hay
influencia de la Democracia Cristiana, de la Social Democracia, y la social
democracia viene luchando contra el Marxismo desde finales del siglo pasado.
Precisamente la social democracia se ha convertido, junto con la democracia
cristiana, en los dos pilares fundamentales del sostenimiento del imperialismo
Germano, del imperialismo Francés y del imperialismo Italiano.
La Social Democracia fue la sostenedora de los horrendos regímenes
colonialistas que esclavizaban a Asia y a África. La social democracia es la teoría
de la burguesía que trata de endulzarse para poder engañar y subir a su carro
burgués al proletariado. Y como nosotros no somos una isla privilegiada y aislada
de todo el mundo, el movimiento revolucionario Salvadoreño está abierto
también por fuerza a todos los vendavales y vientos que venga de fuera, desde la
burguesía, de adentro y de afuera. Por eso, esto es un Frente y no un Partido. Y
por eso la marcha hacía la construcción del Partido único a través del FMLN es
sumamente compleja, Si nosotros consideramos que no debemos de organizar el
Partido del Proletariado a partir de las FPL, porque ya hay un FMLN, nosotros
estamos cayendo en el más grave error y la más grave interpretación de lo que
debe de ser la lucha de clases para hacer avanzar los intereses del proletariado,
Esa meta errónea nos la trazamos en 1980.
Por suerte vimos que era idealista, utópica, infantil. Un partido único de la
revolución tendrá que ser una aspiración y una meta, tratando de dar pasos
graduales y realistas a través de la práctica revolucionaria coordinada, pero ese
partido y la Revolución si podrían llegar a ser dirigidos por la social democracia, o
por cualquier otra tesis, corriente que defienda los intereses de la burguesía o de
la pequeña burguesía. Mayormente cuando el proletariado se encuentra en este
momento sin ni una expresión verdadera partidaria.
El Partido Comunista de El Salvador, a pesar de que ha adoptado en los
últimos tres años el camino de la formación de unidades militares, es decir se ha
incorporado a la lucha armada, no representa realmente los intereses del
proletariado y desgraciadamente continúa con métodos, con formas de trabajo,
con enfoques que principalmente lo convierten en un instrumento de la clase
pequeño burgués y peligran convertirlo en cada coyuntura, en un instrumento
claro de la burguesía, en calidad de “oportunismo armado”. De manera que no es
garantía para el proletariado, aún cuando se llame Partido Comunista. El nombre
no es realmente lo que caracteriza una organización, ya viéndolo desde el punto
de vista Marxista. Y tenemos que decir que las FPL tampoco todavía es el
verdadero Partido Marxista-Leninista. Y eso lo podemos ver en lo colectivo y en
lo individual, examinándonos cada uno de pies a cabeza nuestras debilidades,
nuestra forma de trabajar, nuestros conceptos, nuestra disciplina.
Podemos llegar a la conclusión de que realmente el proletariado no ha calado
profundamente todavía en este partido. Y no ha calado no sólo por el hecho de
que no hay una base grande proletaria, sino por el hecho de que su gran base y su
gran dirigencia a pesar de lo duro, de lo heroico de las hambres, a pesar de eso,
todavía no está integralmente proletarizada. Nuestro cuerpo y dirección y todo
nuestro Partido no está integralmente proletarizado de manera Marxista-
Leninista. Las FPL no son todavía el Partido Marxista-Leninista del Proletariado.
De allí es donde debemos de partir para saber lo enorme de esa tarea histórica.
Tiene estructuras, tiene bases funcionando y tiene la base ideológica fundamental
para convertirse en el Partido Marxista-Leninista, pero se necesita un gran
esfuerzo y una gran conciencia de su dirección y membresía para realmente
cumplir esta tarea.

Prioridades señaladas por el Co-Cen

Por eso el Comando Central en agosto de 1981 llegó a conclusiones bien
básicas, el compañero que presentó esta reunión dijo las tres tareas prioritarias
para el avance real de la Revolución, y no se trata de estar viendo para adentro en
forma de egoísmo, corno privilegio, en un compromiso ineludible con la clase
obrera y la Revolución. Bueno, las tres grandes tareas son:
1. Convertir a las FPL en el verdadero Partido Marxista del Proletariado. Y
eso es porque para ser el verdadero Partido Marxista del Proletariado no se
trata de cualquiera, de un Partido Comunista más o de un Partido Marxista
más, sino del verdadero Partido Marxista. Sin el verdadero Partido
Marxista en realidad, la revolución no puede ser bien dirigida. Esa es la
gran enseñanza de Viet-Nám, que pudo construir su verdadero Partido del
Proletariado, Partido Marxista-Leninista, que se convirtió en el dirigente
único de la Revolución y así pudo también construir la gran unidad del
pueblo sobre esa base y sobre la base de la firme alianza obrerocampesina.
Por eso, en las condiciones de El Salvador, donde el
proletariado forma la inmensa mayoría del pueblo dentro de los órganos
de unidad, donde hay posibilidades inmediatas de construir el Partido
único, porque el proletariado sí necesita de lo inmediato su partido para
hacer avanzar la Revolución e incluso para hacer avanzar por caminos
mejores, más firmes. El Co-Cen consideró que la tarea histórica principal
en este momento para hacer avanzar la Revolución es la construcción de
las FPL como Partido Marxista-Leninista del Proletariado.
2. La construcción de las Fuerzas Armadas Populares de Liberación (FAPL)
para que se conviertan en poderosas fuerzas que incidan en la revolución
en su avance y en su triunfo, de las cuales no se pueda prescindir y que
sean la garantía de los intereses del proletariado en la Revolución. 3. Ganar
las masas, reganar las masas, retomar las masas, ganar nuestra influencia
organizada sobre ellas. Tanto en las ciudades como en las demás zonas de
la república. En función de esto viene la cuarta tarea que sólo puede ser
realizada efectivamente sí cumplimos las tres primeras y prioritarias. Esta
cuarta tarea es la construcción de la unidad. Sí no resolvemos los
3. primeras tareas eficazmente, nos convertiríamos en simples maniobreros
pequeño-burgueses, tratando de resolver las cuestiones vitales en la mesa,
porque como no somos lo que debemos ser, trataríamos entrar a la
maniobraría barata. No me estoy refiriendo a la maniobra revolucionaria
que deba hacer el proletariado, que debe ser hábil como decía Lenin; sino
en la maniobraría barata que a veces hasta da lástima, se siente indigno de
estar uno en una mesa de burócratas, que cada vez se van alejando más de
los intereses del pueblo y de sus combatientes, queriendo imponérselo a
sus propias bases.
En eso caeríamos. Entonces la Unidad sobre la base de la construcción del
verdadero Partido Marxista-Leninista y unas verdaderas fuerzas armadas
populares y de la reconquista de nuestra influencia sobre las masas, la unidad
entonces es una unidad que nosotros tenemos que impulsarla porque somos
absolutamente concientes de que solamente con la amplia unidad del pueblo se
puede llegar en definitiva al a Victoria de la Revolución. Entonces tenemos que
impulsar los terrenos de la Unidad desde decisiones reales y con análisis Marxista-
Leninista, con el análisis de clase. Tales fueron las cuatro tareas fundamentales
trazadas por el Comando Central: Tres prioridades y la otra derivada de estas.
Podríamos decir que este es el primer tema.
¡Revolución o Muerte!
¡El Pueblo Armado Vencerá!
Marcial
Primer responsable de las FPL-Farabundo Martí y Comandante en Jefe de las FAPL
Miembro de la Comandancia General del FMLN
CUADERNO No. 5
El partido debe estar íntimamente ligado al pueblo, a las masas
El segundo tema es un elemento fundamental que debe tener el Partido
Marxista-Leninista del Proletariado y es que tiene que estar indivisible y directamente
unido, entrelazado con el pueblo, porque si no, no será capaz de dirigirlo. Esto viene
de la tesis que ya hemos dicho, de la tesis Marxista de que es el pueblo el que hace
su Revolución y como muchas veces se ha dicho, un Partido Marxista verdadero
no sustituye al pueblo, sino que es el motor de su desarrollo, el motor de su
incorporación para que este pueblo incorporado a los distintos niveles, a la causa
de su Revolución, puede ser el que realice su Revolución. Entonces dentro del
concepto de que el Partido es el motor, el orientador y el organizador del pueblo,
el verdadero Partido Marxista tiene que estar entrañable e indisolublemente ligado
a las masas. Es primera condición, porque también para la Revolución es primera
condición la incorporación del pueblo y su orientación.
El Partido verdadero Marxista-Leninista del proletariado, si no está metido en
el pueblo, unido con él, no sería capaz de dirigirlo ni en las orientaciones que le
dé, ni en lo organizativo. Y las orientaciones hay que verlas en dos sentidos. La
orientación tiene que ser precedida por un proceso de elaboración, de
interpretación, de análisis y de creación.
La orientación va canalizada a través de las líneas y tareas concretas, que en
cada momento determinado son las más consecuentes y necesarias para el avance
de la Revolución. La orientación se basa en una estrategia general, pero al mismo
tiempo en cada momento determinado, esta estrategia no basta por si misma para
la aplicación en concreto. Para esto se necesita que esta estrategia político-militar
consecuente sea aplicada con determinadas medidas, con determinadas formas,
incluso hasta con cambios en las formas y métodos de organización en
momentos determinados, para que ayude a avanzar a la Revolución, haciendo
avanzar las etapas en la estrategia político-militar.
Esto necesita una elaboración constante y esta elaboración constante y en
primer lugar, el conocimiento real y exacto de una situación. Eso sólo lo puede
obtener el partido si está junto al pueblo; porque sólo así, el partido está sintiendo
la temperatura del pueblo, su grado de disposición en cada momento, no de un
año o seis meses atrás, sino que en cada momento, su grado de disposición, su
capacidad de organizar las fuerzas, etc. Lo mismo que el conocimiento de las
fuerzas enemigas. Eso indica que se requiere la elaboración creadora sobre la base
del análisis Marxista-Leninista, no sólo de la realidad general del país, sino de la
realidad concreta del momento.
Se requiere esa elaboración de parte del Partido del Proletariado. Eso sólo es
posible llevarlo a cabo con el conocimiento real del pueblo y si nosotros no
estamos ligados, o sea unidos al pueblo, eso no es posible y aquí hay una cosa
importante, que es elemento clave, si para poder hacer una buena línea se necesita
el conocimiento real de la de la situación, se necesita estar fundido con el pueblo.
¿Cuál es el canal básico que nos permite a nosotros ese conocimiento?
El elemento clave es la CÉLULA, la célula metida dentro del pueblo, dentro de la
fábrica, dentro de las universidades, dentro de los refugiados, dentro de las unidades
de combate, dentro de los poderes populares.
Esto le permite al Partido conocer mejor la situación de las masas para poder
elaborar la línea. Una dirección que no esté fundida con el pueblo (yo uso la
palabra “fundida” en el sentido de que no sólo acercada, sino que metida
propiamente en el pueblo), un partido que no esté metido dentro del pueblo es
un partido cuya dirección está separada del conocimiento de la realidad objetiva.
Método Marxista de Elaboración y Aplicación de la Línea
Puede suceder lo siguiente: remitirse exclusivamente a la teoría, a los libros, es decir comenzar a
crear la línea desde su cabeza, desde el cerebro aparentemente Marxista-Leninista,
sin tener frescos los elementos de la realidad del momento concreto y entonces
convertirse en una dirección burocrática y en una dirección dogmática.
Por eso se necesita el conocimiento concreto en cada momento determinado,
y eso sólo puede hacerlo eficazmente, apoyándose en las células. Por eso el
Partido Marxista en desarrollo que no tenga células, no es un verdadero Partido
Marxista-Leninista. Ese puede ser un partido de cuadros, puede ser un partido de
organismos dirigentes que se están sancochando en su propia salsa, pero no es el
verdadero partido Marxista-Leninista del proletariado.
Naturalmente que no son las células el único canal de conocimiento para una
dirección verdadera, sino también todo el trabajo conjunto de comisiones,
equipos, equipos especializados, de información, de análisis, etc. Pero sin células
dentro del propio pueblo no es posible el conocimiento completo. El partido que
no tiene células, no tiene capacidad de elaborar líneas verdaderamente ajustadas a
la realidad; partido que no tiene el conocimiento real de cómo va el pueblo, de su
punto de vista avanzado y retrasado, y también de las disposiciones del enemigo,
de su verdadera fuerza real, etc. para elaborar una línea en favor de los intereses
del proletariado y del campesinado en cada momento determinado, puede
convertirse en un partido burocrático, en un partido dogmático, en una dirección
dogmática; es decir que domine bastante, que “se defienda” con el Marxismo, con
la teoría del Marxismo, pero que no puede aplicarlo a la realidad en concreto. Y
de esos Marxistas, de esos partidos, tenemos montón.
Hay preciosidad de gente que domina bastante el arte de elaborar documentos
“Marxistas”, pero que no reflejan la realidad y que no da buena línea, sino que
alimentan posiciones erróneas. Para la difícil labor de la elaboración de líneas y
tareas se necesita: el conocimiento real del pueblo y del enemigo, y para eso es
necesario estar profundamente metido en el pueblo, el nos trae también el
conocimiento de informaciones sobre el enemigo para que nosotros podamos
conocerlo.
Además debemos meternos dentro de la tropa enemiga, en aquellos lugares
donde hay pueblo que está ciñendo al enemigo, allí es necesario hacerlo, es
obligatorio. Pero no basta con la elaboración, sino que se necesita llevar esta línea
a la que aplique el pueblo, porque esta línea no es sólo para el Partido, no es sólo
para sus cuadros, sino que esa línea, SI NO LA TOMA EL PUEBLO en sus
manos y si no la hace realidad viva, entonces no hace avanzar la revolución.
Precisamente por eso es que el pueblo es el actor de su propio destino,
Revolución.
Entonces, esta línea no es sólo para que la quedemos mascando nosotros en la
Dirección o en nuestros cuadros, sino que es una línea para aplicarla por el
pueblo. Si el pueblo no acoge esa línea, por muy brillante que sea, no es una línea
que esté de acuerdo con las necesidades y realidades del pueblo, no es una línea
correcta, aún cuando tenga una gran cantidad, un gran porcentaje de corrección.
Por eso una línea debe elaborarse sobre la base del conocimiento que sólo lo
podemos adquirir en la entraña del pueblo. Vemos pues que esa línea, extraída del
conocimiento del pueblo y procesada con el Método Marxista, hace llegar
nuevamente al pueblo para su ejecución, es decir es el pueblo el realizador de su
historia.
Y en tercer lugar, los resultados de esa línea, al calibrarla si ha sido correcta o no, sólo la
puede dar el pueblo, la práctica del pueblo. Entonces viene un tercer ciclo, que es la
reelaboración sobre la base del conocimiento de cómo está siendo aplicada y
cómo “ha pegado" en el pueblo y porqué.
Así es cómo el verdadero partido Marxista puede ir elaborando una teoría cada
vez más adecuada en cada momento. No es ya sólo una línea general, sino que
me estoy refiriendo a la línea política que tiene que realizarse en cada momento
determinado, cuya ejecución va en función de una estrategia político-militar
general. Es importante hacer notar que el proceso de síntesis de opiniones tiene
que hacerse con el arma proletaria del Marxismo-Leninismo, para saber recoger
las opiniones de la masa que permiten interpretar el momento y avanzar, pues
algunas opiniones expresan sentimientos de las masas con grandes retrasos y
confusiones políticas. Ahora bien, cuando decimos fundirnos con el pueblo, es una
condición indispensable para poder dirigirlo y poder organizarlo; porque son dos
cosas indispensables.
La orientación continua y la organización del pueblo: porque
espontáneamente el pueblo no puede actuar de manera eficaz. Es necesario que
se organice en las formas diversas, más asequibles y consecuentes para que pueda
incorporarse al gran torrente de la revolución. Pero cuando decimos fundirnos,
eso no quiere decir que partido y masas es una sola cosa.
Es necesario tomar en cuenta esta diferencia. Lenin decía: “El Partido no debe
diluirse en las masas”, porque nosotros sabemos que hay masas avanzadas y hay
masas atrasadas y dentro de las masas avanzadas hay personas capaces de dar el
salto hasta llegar a la calidad de miembro del partido y la inmensa mayoría no.
Entonces entre el Partido y masas se establece una relación dialéctica, el partido
debe estar fundido con las masas, pero el Partido es su vanguardia, tiene una
calidad superior que le permite dirigirlas.

Estructura Política de las Masas
Ustedes saben que la masa se divide en tres sectores: Un sector avanzado que
es donde el Partido fundamentalmente se apoya. La gran masa es una masa no
avanzada pero no es una masa reaccionaria. Podríamos decir que es una masa a
ganar. El Partido gana esa masa a través del trabajo del sector avanzado en el cual
se organizan las redes de trabajo, los prepartidos, los activistas, para en total
poder ganar la gran masa e incorporarla. Y hay un tercer circulo de masas muy
pequeño, que es reaccionario; que ya está ganado por el enemigo, pero en esto
hay relatividad.
Hay sectores que están engañados. Hay reaccionarios y dentro de los
reaccionarios hay sectores que pueden ser ablandados, neutralizados e incluso
hacerlos pasar a otro escalón. No es útil en ninguna forma, ni conveniente que la
gran masa sea considerada como parte del partido, o lo que es más, que el partido
diluya sus fronteras. Porque el partido lo que hace es incorporar a sus filas a lo
más avanzado, revolucionario, patriota de 1a revolución. Lo eleva a través de un
proceso de colaboración, de aspiración, de práctica viva y en ascenso, a través de
un proceso para que dé un salto a esta frontera.

Partido Proletario y Masas - Su Interrelación
El Partido está compuesto sólo por miembros y esa es la frontera. La
membresía del Partido establece íntima unión con los sectores intermedios y de
neutralización de los sectores reaccionarios. El Partido no puede diluirse con la
masa, porque entonces no tendría la calidad para poder dirigirla. Ser miembro del
Partido significa un salto de calidad revolucionaria enorme, porque pasa a ser
precisamente miembro de este organismo de superior calidad que debe ser capaz
de dirigir a toda la masa y de fundirse con toda la masa. Por eso la palabra fundirse
en este caso no debe entenderse como diluirse: Fundirse es estrecharse
inseparablemente con la masa para poder dirigirla, pero no diluir la calidad de
partido Marxista con la calidad de masas, porque entonces no estaría en
capacidad de dirigirla y más que todo caería bajo el influjo de las partes atrasadas.
Es decir, si el Partido se diluye con la masa, lo que resulta es que el Partido se
pone a la cola de las partes retrasadas y entonces comienza a entrar el
economisismo, hace buenos enfoques cortos sobre las necesidades inmediatas:
pero no sobre lo revolucionario; comienza a cortar, la misión del Partido porque
creyendo que está interpretando a las masas y lo que está interpretando son sólo
los intereses inmediatos necesarios de las masas, sus intereses de corto plazo sin
ligarlos a los intereses generales de la Revolución. Actualmente en las alianzas,
por si solas, no pueden pensar en la Revolución como un proceso hacia el
socialismo. Algunas organizaciones incluso consideran necesaria la eternización
del régimen burgués, y sólo el verdadero Partido del Proletariado con su doble
visión, la visión de los intereses fundamentales revolucionarios del proletariado y
del pueblo y la visión de sus intereses inmediatos, combinándolos correctamente,
va a poder dirigir a esa masa en sus distintos escalones, porque es necesario ganar
a las masas, pero no ponerse a la cola de ella.
Por eso es que nosotros sostenemos que otra parte de esto es lo siguiente: que
les masas no deben de ser tratadas con malos métodos; deben de ser organizadas,
orientadas sin considerarlas como que las masas fueran parte del Partido y como
que automáticamente el Partido pueda dirigirlas, como se está dirigiendo a una
célula; los sindicatos, las organizaciones gremiales, las organizaciones populares
no son células del Partido, no pueden ser tratadas así por una dirección, ni son tampoco
unidades militares.
A un sindicato, uno no puede decirle: “Pónganse firmes, hagan formación,
marchan para allá o para acá". Puede hacerse con un grupo de autodefensa de un
sindicato. Pero el sindicato es el que debe de procurarse que lo compongan hasta
las capas más lejanas, incluso las masas retrasadas y que todos ellos se incorporen
a la huelga por aumento de salario, etc., porque ese es el medio que nosotros
logramos para que avancen hacia el conocimiento de la revolución. Y nosotros
haríamos mal si quisiéramos estrechar los círculos del sindicato exclusivamente a
los elementos más avanzados, a aquellos que pueden tirarse a hacer barricadas.
Debemos lograr que, ya sea un sindicato o cualquier gremio o cualquier
organización popular, profundicen hasta llegar a los escalones más retrasados de
sus propios sectores. Si queremos dirigirlos con métodos como que fueren
organismos de partido, estaríamos impidiendo su desarrollo y llevando a cabo una
línea realmente sectaria y nos quedaríamos sólo el grupito de activistas y de
cuadros más avanzados. Nosotros tenemos que darle todo el desarrollo a las
organizaciones de masas: su propia dinámica, su propia personalidad, su
funcionamiento, su propia dirección. No podemos dirigirlos automáticamente
por el partido, sino a través de otros mecanismos. ¿Cuáles son esos mecanismos?
y aquí es donde vienen a ponerse de relieve otra vez el papel de eslabón clave de
la célula, como uno de los mecanismos que tienen que dirigir concretamente a Ias
masas, precisamente para no caer en las formas mecánicas de dirección o de
considerar que se pueden dirigir con sólo dar una orden.
El Papel de las Células en las Masas
Por eso precisamente un Partido no tiene capacidad de dirección de masas, si
no tiene células. Pueden buscar otras formas orgánicas que aparenten sustituir a la
célula, pero al final de los finales, el Partido comprobará sus retrasos, de que no
puede dirigir correctamente a las masas sin las células, porque las células son las
que están viviendo adentro de los trabajadores, porque la célula en último
término, tiene que estar compuesta por los trabajadores más avanzados; la célula
sufre la explotación, platica con los trabajadores más avanzados, más atrasados,
trabaja con ellos, come con ellos, comenta con ellos, con todos los demás
trabajadores, es la que está fundida tanto en fábricas, en fincas, en institutos, en
escuelas, en empresas, etc. etc. con la propia masa. Y en segundo lugar, la otra vía
correcta es el trabajo abnegado de los cuadros, de cada uno de los miembros del
partido adentro de las masas, que se conviertan en ejemplo por su abnegación,
por su espíritu de sacrificio, por la calidad de la línea, porque todos acudan a ellos
a preguntar, porque son los que tienen la respuesta clara de los problemas, a las
inquietudes, a las necesidades de esa masa. En los sindicatos eso se ve con
bastante claridad.
Hay trabajadores que van comenzando a acercarse a un compañero: mirá y
como creés vos que podríamos hacer en este caso, y así el compañero se va
convirtiendo prácticamente en consultor natural involuntariamente y resulta que
los compañeros que tienen más claridad vienen siendo los compañeros de célula.
Por eso es que la célula es precisamente el primer eslabón de la dirección del
partido en la masa. Por ello, lo ideal es que la célula esté dentro de la masa. La
buena dirección puede ejercerse entre la masa por el trabajo más avanzado, por la
claridad, la conciencia, el espíritu de sacrificio, los buenos métodos de trabajo, el
ejemplo, la línea concreta y acertada.
Otro aspecto:
Por tanto, las FPL como organización político-militar no puede ni debe adjudicarse la
representación de organizaciones que deben tener su propia personalidad ante las masas
para poder ganar a todos los sectores más explotados. Además si nosotros en estos
momentos de la guerra decimos que el Bloque Popular Revolucionario es
las FPL, estaríamos obligando a esa organización a que no pueda trabajar en
escalones de trabajo abierto. El enemigo la trataría exclusivamente como
trabajo militar dentro de las masas. Por eso, uno de los acuerdos tomados por el
FMLN de que las organizaciones político-militares representen en sí a los gremios y
organizaciones populares de masas, es sumamente dañino y erróneo y lo rechazamos
categóricamente.
¡Revolución o muerte!
¡El pueblo armado vencerá!
Marcial
Primer responsable de las FPL-Farabundo Martí y Comandante en Jefe de las FAPL
Miembro de la Comandancia General del FMLN

CUADERNO No. 6
Sobre el centralismo democrático
Lenin encontró que para el funcionamiento interno de este Partido proletario
es el Centralismo Democrático la base de su funcionamiento. Estaba diciendo
que la proletarización del Partido es una práctica integral, Se trata de dominar la
teoría del Marxismo-Leninismo que es la teoría del proletariado. Pero además
ponerla en práctica y tomar conciencia y práctica de su proletarización. Para esto
no basta con sólo el elemento del porcentaje del proletariado dentro del Partido,
sino que además este Partido debe asumir las características principales del
proletariado. sumir los objetivos fundamentales del proletariado como su causa
propia, Proletarización significa no sólo la teoría Marxista, sino que su práctica y
además los intereses del proletariado por parte del partido y tomar las cualidades
fundamentales del proletariado.
Con ese concepto Lenin concibió la base del funcionamiento de este partido
proletario revolucionario en el Centralismo Democrático, Fíjense que Centralismo
Democrático está integrado por la combinación de dos elementos: el elemento de
la Centralización férrea Leninista del Partido y el elemento de su funcionamiento
democrático, ambos aspectos dialécticamente combinados.
El Partido del proletariado tiene que ser estrictamente centralizado en todos los
aspectos; en primer lugar, una centralización que parte de su ideología, una sola
centralización en ideología. En su línea general estratégica, político-militar, en la
aplicación práctica política y militar de esta línea, tiene que venir de un sólo centro, es
decir debe haber
una Unidad Ideológica, una Unidad Política, basada en una sola línea estratégica
político-militar revolucionaria y eso permite cohesionar a todos los miembros y organismos
del Partido en una sola voluntad y en una sola dirección de acción.
En ese sentido, dentro del partido del proletariado no se permite la formación
de fracciones ni de grupos que estén al margen de la Dirección Centralizada y en
eso el Partido del Proletariado se distingue de todos los Partidos pequeñoburgueses
que están formados por agrupamientos diferentes dentro de si. En el
Partido hay una sola ideología, una única línea, que cohesionan en una sola
voluntad y en una sola dirección de acción de todos sus miembros.
Firme Centralización
En el Partido no se permiten fracciones ni grupos que
puedan conformar corrientes y eso es lo que le diferencia a los partidos pequeñoburgueses.
El Partido de la Clase Obrera no permite corrientes en su seno.
Los partidos pequeño-burgueses tienen un montón de corrientes. Son
conjuntos formados por pensamientos diversos. El partido del proletariado no
admite corrientes, no admite grupos internos, ni admite fracciones. Hay
diferentes escalones en un proceso para llegar a formar fracción: primero se
forman pensamientos diversos y luego se forman agrupamientos pequeños o
grandes y finalmente se forma la fracción, que es ya convertir una corriente y
grupo que surja en otro centro paralelo.
Dotarlo de otra dirección, paralela a la Dirección Central. Al margen de la
Dirección Central, el agrupamiento fraccional se va formando por individuos que
coinciden en una corriente diferente del pensamiento y de la línea estratégica o
táctica y van coincidiendo, van formando un círculo y finalmente adquieren una
dirección reaccionaria paralela a la dirección central. Elementos básicos del
Centralismo del Partido es que ningún miembro de dirección ni de base puede,
dentro la centralización proletaria de la organización, hacer propaganda a sus
propios puntos de vista que no estén expresando los acuerdos, la línea y los
puntos de vista y decisiones tomadas por el Comando Central y el Consejo. Los
acuerdos fundamentales de línea los toma el Consejo. Allí comienza la
centralización.
El Comando Central los aplica, plasmándolos en las líneas políticas en cada
momento determinado y la Comisión Política ejecuta los acuerdos del Comando-
Central. Ningún miembro de Partido, ni de la Comisión Política, ni del Comando
Central, puede salirse de los acuerdos que toma en determinados momentos el
Comando Central, ni andar propagando su propio punto de vista que no esté de
acuerdo con ellos. Sino que es el Comando Central en su conjunto el que debe
aprobar una línea y no cada miembro propagar su propio punto de vista: ya sea la
Comisión Política, ya sean Comisiones, o ya sean simples miembros, porque
entonces esto conduce a una fragmentación que debilita totalmente al Partido La
condición centralizada estrictamente del Partido es lo que le da precisamente su
potencia de fuerzas, porque
une todas las voluntades en su torrente común de lucha contra el Imperialismo y contra los
enemigos internos.
Eso es lo que hace precisamente que sea una organización de una calidad
superior, esta centralización, esta voluntad única: aún cuando algún compañero no
esté convencido totalmente digamos de la línea, de algún punto de esta línea. Eso
es posible, pero lo que une es precisamente que está comprometido a cumplir esa
línea como los demás, con todo el entusiasmo. Por eso es importante el
conocimiento que se adquiere de la base, luego la discusión colectiva, luego la
toma de determinaciones básicas a través del centralismo democrático.
Muchos acuerdos se toman por unanimidad, pero cuando no se logra un
acuerdo, se toma por votación y la minoría tiene que acatar ese acuerdo aunque no
haya estado de acuerdo con él. Por ejemplo, yo he sido el más abierto defensor de
una propuesta y estoy seguro de que esa propuesta es la correcta, entonces yo
honestamente tengo la obligación de aportar todos los elementos necesarios para
que esa propuesta sea tomada como decisión y no haría bien si en forma liberal
me plegara desde el principio sin aportar los elementos que puedan ayudar a
comprender que esa es la propuesta correcta.
No haría bien si me plegara en forma liberal para no contradecir a los
compañeros. No haría bien en no defender con argumentos, con análisis, con
informes, la propuesta que yo considero honestamente correcta. Pero media vez
se tome la votación (y eso vale para todos los órganos del Partido), media vez se
toma la votación, si mi propuesta no ha sido aceptada,
desde ese momento yo tengo que ser el más entusiasta aplacador de la decisión que ha sido
tomada.
Esa es la condición de cohesión dentro del Partido, no importa que yo no esté
convencido de que esa propuesta ha sido correcta o no ha sido correcta, porque
en el Partido del Proletariado se adopta el principio dialéctico de que es la vida, la
práctica la que demuestra cuáles cosas son correctas y cuales cosas son incorrectas. Desde
ese momento que se ha tomado un acuerdo, los compañeros que tenían una
propuesta que quedó en minoría, tienen dos deberes fundamentales:
1. Aplicar aquella línea, con todo el entusiasmo; es decir no regatear la
aplicación porque entonces sale perjudicada la línea tomada, sino que
aplicarla con entusiasmo como si yo hubiera estado convencido desde el
principio, como si yo hubiera hecho esa propuesta.
2. Ponerme “zipper” en la boca y no andar propagando mi propuesta
anterior, sino dejar que sea la vida la que demuestre que yo tenía la razón,
o que no tenía razón y entonces el Partido sale ganando, ya sea en uno o
en otro caso. Si yo tenía razón, es valioso que yo pueda precisamente en
los balances exponer. Es decir, nuevamente cuando se vuelva a hacer la
síntesis; pero no estar fregando a cada momento, ni andar regando mi
punto de vista contrario a los acuerdos del Co-Cen o de los otros
organismos, ni volviendo a pedir consideraciones en todas las reuniones;
sino que ya, cuando la vida ha demostrado la certeza o lo no justo.
Entonces, cuando se llegan los balances de la aplicación de las líneas, allí se
ven las debilidades y los aciertos y entonces, allí les puedo decir yo a los
compañeros, “Miren, fíjense, que la propuesta que yo hice, era por esto y por esto
y el acuerdo tomado no ha marchado mucho y no es porque no hayamos puesto
entusiasmo, sino que porque realmente lo que se acordó tal vez no era lo más
adecuado, sino que era esto y esto”. Entonces volver a exponer y eso es valioso,
porque en esa purificación de línea, como ya decíamos, de la masa hacia la
dirección y luego, nuevamente de la dirección a su aplicación en la masa, y en la
vida, viene nuevamente su consideración, su balance, para poder sacar la línea
más depurada y luego otra vez se va a la práctica.
Entonces esa sabiduría que va adquiriendo la dirección, tiene como condición
que se cumplan los acuerdos y que no antojadizamente se anden propagando
líneas que se consideran que para el futuro van a ser las mejores, pero que en un
momento determinado están vigentes los acuerdos del Comando Central en
cuanto a la aplicación de una línea determinada. Entonces el Centralismo-
Democrático tiene ese elemento que es el de la supeditación de la minoría a la
mayoría. Otro elemento que tiene el Centralismo es el que ya dije, que no permite
direcciones paralelas. El que abandera o fomenta una corriente o fracción dentro
del Partido, está cometiendo traición.
El Partido no permite en lo absoluto que se formen, direcciones paralelas,
centros de dirección paralelo. El partido no puede permitir dos direcciones. Debe
realizarse la lucha ideológica que permita rescatar o hacer entrar el Centralismo
Democrático a aquellos que puedan inclinarse a formar una Fracción, y en último
caso no se puede admitir que funcione una fracción. Y en un Partido en guerra,
precisamente eso es un daño todavía mucho mayor que se le hace al Partido y a la
revolución.

Supeditación de los organismos inferiores a los superiores y de lo
individual a lo colectivo

El otro elemento, es la Supeditación de los organismos inferiores a los
superiores. El Co-Cen, Comando Central, está completamente supeditado a los
acuerdos del Consejo, e incluso es el Consejo el que elige al Comando Central en
el momento en que considere que es necesario. Luego, la supeditación de la
Comisión Política al Comando Central. La Comisión Política no puede traspasar
los acuerdos del Comando Central, sino que está supeditada a esos acuerdos.
El Comando Central tiene sus instrumentos de trabajo que son las Comisiones
Nacionales. Las Comisiones Nacionales están supeditadas al Comando Central y
en su defecto, es decir cuando el Comando no está reunido, están supeditadas a la
Comisión Política. Luego; las direcciones de zonas, de subzonas, y los demás de
localidad, etc. en su orden, y finalmente las células, están supeditadas a sus
direcciones inmediatas y a los órganos superiores. Entonces la Centralización es
una centralización que viene desde el órgano superior Consejo y Co-Cen, que son
la suprema dirección central; luego comisiones políticas, comisiones nacionales,
que son instrumentos de trabajo del Co-Cen, y luego direcciones zonales,
direcciones subzonales y células.
Dentro de las células a veces se habla de formar células madres. Realmente las
células no son órganos de dirección, son la base. A veces, por necesidad, la célula
comienza en un período provisional, tal vez como a crear otra célula, pero una
célula no es órgano de dirección interno de partido, sino que la célula o las células
tienen que depender de sus respectivos organismos, ya sea subzona, ya sea
comisiones de población, municipales, ya sea por dirección de Partido de barrio,
o incluso una dirección de partido en una fábrica en donde ya tengamos 5, 6, 7, 8
células. Entonces, si, pero una célula para otra no es órgano de dirección. La
Célula es la base del Partido.
Así va la supeditación a los órganos superiores de los órganos inferiores hacia
los superiores y esto forma la centralización. Los acuerdos del Consejo, del Co-
Cen, de la Comisión Política en aplicaciones de los del Co-Cen, tienen que ser
aplicados estrictamente por las direcciones de zona, luego las direcciones de
subzona tienen que acatar los acuerdos de las direcciones de zona y así
sucesivamente, y las células tienen que acatar los acuerdos de sus órganos de
dirección central y de los órganos de dirección intermedia. Esa es la dinámica del
funcionamiento del Centralismo en el aspecto orgánico. Luego viene otro aspecto
que es el siguiente: la supeditación del individuo al colectivo, ese es el otro aspecto del
Centralismo Democrático; es decir que no son los intereses del individuo los que
tienen que primar sobre los intereses del colectivo, sino que éste tiene que
sujetarse a los intereses colectivos, los intereses personales tienen que supeditarse
a los intereses del Partido y a los intereses del colectivo. Es decir, el individuo está
supeditado al colectivo. Ese es otro aspecto del Centralismo Democrático.
El Partido del Proletariado tiene no sólo el carácter de Centralización estricta,
de disciplina estricta, de disciplina férrea consiente y voluntaria. A veces hay
quienes no interpretan bien lo de voluntario; Es lo siguiente:
Desde el momento en que entra uno al partido, voluntariamente toma
determinadas obligaciones, supedita sus intereses al colectivo, lleva a cabo
estrictamente la línea de la organización, etc. Es decir toma todas esas
obligaciones voluntaria y concientemente.
De allí que la disciplina tiene que llevarla a cabo en forma estricta por
conciencia, porque uno está consiente de que si no, se debilita el partido. Si cada
uno, cada persona dentro del Partido tuviera la posibilidad de llevar a cabo su
propio punto de vista, entonces aquí no hay partido. Por eso, la disciplina tiene
que ser estricta, basada en la conciencia revolucionaria, adquirida al entrar al
Partido y en la voluntad que uno ha demostrado al entrar al Partido. Disciplina
basada en la conciencia, no significa que uno está escogiendo qué acuerdo
aplicarla “porque no tengo voluntad de aplicar esto o voluntad de aplicar este
otro”. Eso seria prácticamente no tener partido, no haber disciplina única para
todos. Significaría tener tantas disciplinas cuantos individuos tiene el partido.
Disciplina Férrea y única
Y hay otro elemento en cuanto a la conciencia y a la disposición: que esta
disciplina es incondicional. Incondicional, porque se basa en las normas de
Funcionamiento de los organismos. Eso es bien lógico, porque si una persona
pone condiciones, eso quiere decir que allí realmente no hay centralización, ni hay
disciplina. Si yo pongo condiciones, por ejemplo de que “este acuerdo lo voy a
aplicar bien, pero éste otro lo voy a aplicar pero con estas y estas condiciones o
no lo voy a aplicar, o lo aplico si previamente se cumplen estas condiciones”,
realmente no habría centralización, ni habría partido verdadero. Por eso el
Centralismo exige disciplina férrea, incondicional, basada en la conciencia
revolucionaria y en la voluntad revolucionaria y además se combinan estas
características de la centralización con el funcionamiento democrático.
Funcionamiento Democrático
¿Qué quiere decir funcionamiento democrático? Que los organismos y los
miembros así como tienen deberes, tienen también determinados derechos
democráticos. Por ejemplo, dentro de los estatutos se establece: los miembros
tienen derecho a ser electos para los distintos cargos, para los cuales muestran
capacidad debida. Según los estatutos, desde los dos años de ser miembro del
Partido, puede ser electo para concejal y por tanto, el Consejo puede elegirlo para
miembro del Comando Central, Comisión Política, etc.
Ese es un derecho de los miembros, el derecho de que se le confía por parte
del Partido, los cargos de responsabilidad, de comenzando por la célula y demás
cargos de responsabilidad para los que hayan demostrado capacidad y disposición
efectiva en la práctica. Esto es una cosa de vital importancia para el Partido.
El Partido sólo puede tener una vida dinámica si se va vigorizando con los
cuadros, con los miembros más concientes, activos y entregados a los intereses de
su pueblo; si se va vigorizando y fortaleciendo. Una de las características
principales de las FPL, por la cual el enemigo no la pudo destruir ni siquiera en
sus primeros años, cuando era apenas un pequeño grupo de compañeros, es que
su Dirección se ha ido renovando con sangre extraída de la propia lucha, con
fuerzas nuevas con compañeros que se han ido forjando en el sacrificio de la
guerra y se han ido convirtiendo en jefes, en dirigentes.
Las FPL tuvo su gran vitalidad por eso, porque su núcleo inicial se fue
renovando con los nuevos compañeros, enriqueciéndose (no era un grupo
cerrado), con los compañeros revolucionarios que se iban forjando en la lucha. Sí
fue como el compañero Felipe Peña, compañera Eva, Chico, distintos
compañeros, fueron fortaleciendo los órganos, las comisiones de dirección, y de
esa manera nuestra organización pudo traspasar los ciclos más difíciles. Ahora
estamos en guerra, ahora ese proceso es bastante más difícil, porque la
renovación tenemos que hacerla a través de los estatutos que aún no preveen
totalmente la situación en la cual el Consejo no pueda reunirse. Pero esa situación
si se prolonga mucho tiempo, puede conducir a aniquilar los órganos de
dirección, a que un pequeño número de compañeros tenga sobre si enormes
responsabilidades e incluso que se vayan desfasando de la situación, que se vayan
burocratizando, sin tener el contacto vivificante de nuevos miembros que la
misma revolución ha ido dando.
Este es verdaderamente un peligro para nuestra organización: el
aniquilamiento de su dirección, el no renovamiento con los nuevos
revolucionarios que se han distinguido en las FAPL, en las FPL y entre las masas.
Entonces una cosa importante es el problema de los cuadros para el desarrollo
del Centralismo Democrático, para la misma aplicación de la Democracia, porque
cada compañero tiene el derecho, no sólo la obligación propia, sino el derecho de
que el Partido le dé las condiciones para ir ampliando sus conocimientos,
preparándose práctica y teóricamente más y también con mayores
responsabilidades que le permitan irse desarrollando como cuadro. Por eso,
la política de cuadros es una de las cosas fundamentales para llevar a cabo los derechos
democráticos de los mismos.
Otro es el derecho a que no se cometan injusticias contra un miembro. Por
eso, por ejemplo, en la escala de penas, de sanciones se establece que cada
compañero tiene derecho a defenderse de los cargos graves, por ejemplo la
suspensión, pero más todavía la expulsión o sea quitarle el grado de miembro a
un compañero, se ha previsto dentro de los estatutos (precisamente para garantía
de los derechos democráticos de los miembros), que la expulsión como miembro,
es decir bajarlo de calidad de miembro a aspirante o a colaborador sólo puede ser
puesto en práctica después de haber sido estudiado por la Comisión Política.
El grado de miembro se lo puede dar la Comisión de Organización e incluso el
órgano superior de las células en consulta con la Comisión de Organización: pero
la separación de un miembro o sea la expulsión temporal o definitiva de un
miembro de la organización, eso tiene que ser sobre la base de un juicio, más bien
dicho, que se estudie el caso en forma seria, que se le dé oportunidad al
compañero o compañera de exponer su defensa y de que sólo puede ser
últimamente aprobado por una última instancia que es la Comisión Política; de
manera que cuando una célula puede llegar a determinar y decir “bueno este
compañero no merece ser miembro", debe pasar el caso con su opinión a un
organismo superior, digamos su subzona o su zona o la Comisión que la dirige y
esta Comisión también podría llegar a la conclusión de que la opinión colectiva
de los compañeros es correcta y pasarlo entonces a la Comisión de Organización.
Pero la expulsión tiene un último término: hay una instancia que es la Comisión
Política. Eso es parte de los derechos democráticos.
Interrelación entre Dirección y Base
Pero en lo democrático también está la siguiente: la necesidad de la fluidez de
los acuerdos; es decir que como ya vimos, esto va en dos sentidos: que las
direcciones tienen que conocer, tienen que tratar de consultar, de recoger desde
las raíces, desde las bases y de direcciones intermedias, la situación, su opinión
sobre las cuestiones medulares, para poder recogerlas en la elaboración de las
decisiones básicas y al mismo tiempo hacer llegar éstas a las direcciones
intermedias y bases.
Esto significa una fluidez en la comunicación y funcionamiento. Es decir, esto
no es un embudo de abajo para arriba, que la dirección sólo recibe, sino que
también a su vez es una obligación de la dirección de mantener informada de los
acuerdos medulares y de la situación a la base y a sus órganos, a todos los
órganos. Muchas cosas naturalmente tienen que ser informadas
compartimentadamente, de acuerdo con las tareas y misiones que tenga cada
escalón. Pero la Dirección Central, tiene la obligación de estar manteniendo
informado de la situación política, de la situación general, a las bases y a los
organismos intermedios, para que éstos pueden cumplir mejor sus tareas, porque
por ejemplo: Aparece Radio Venceremos diciendo que se van a hacer
negociaciones dentro de 8 días o que estamos dispuestos a hacer una negociación,
inmediata sin condiciones, etc. Entonces, ¿Cómo van a aplicar la línea de nuestra
organización o saber si nuestra organización tiene exacta ese pensamiento como organización,
cómo van a aplicar nuestra línea los miembros, los cuadros, si no tienen la
argumentación, los elementos que la organización tiene para tomar determinada
línea? Allí está obligada la Dirección Nacional a dar aquellos elementos que no
sean secretos, secretos de guerra, y in descompartimentar, para dar todos aquellos
elementos para que los compañeros dinámicamente cumplan la línea correcta de
la organización, para que no se dejen confundir por determinados compañeros
que vienen de otras corrientes, que expresen puntos de vista que no son de
nuestra organización.
Los órganos internos deben de tener el sello de la Organización y que deben
tener los canales de orientación de la Dirección, para mantener las propias
características y la propia imagen y la orientación cómo organización, como el
Partido del Proletariado.
La Identidad de Partido
Es vital que la gente de nuestra Organización, cuando lea algo que es de la
0rganización, vea que es de la Organización del Proletariado, de nosotros, que se está
guiando por nuestra línea, de su dirección, porque todavía no nos hemos fundido
5 direcciones en una sola, sino que todavía para nosotros el Centralismo es el Consejo,
el Comando Central, la Comisión Política de las FPL. No es la Comisión Política
del PRTC, del ERP, ellos tienen su comisión política propia, su propia
centralización y la obligación de acatar los acuerdos de “su" dirección, mientras
todavía tengan funcionamiento como Partido. Mientras nosotros tengamos
funcionamiento como Partido, y precisamente la tarea más grande es que ese
funcionamiento sea del verdadero Partido Marxista-Leninista, para nosotros la voz
que vale es la voz de nuestros órganos de dirección y entonces mal haríamos nosotros por
ejemplo, si en un documento del Comando Central o del Consejo o de la
Comisión Política para nuestros miembros y como parte de nuestra vida interna,
mal haríamos con comenzar diciendo: “El FMLN-FDR ha acordado tal cosa y,
por tanto," etc., y solo referirse a los argumentos y acuerdos del FMLN-FDR,
eludiendo la obligación de orientar como Partido a su membresía.
Con tal método despersonalizaríamos totalmente por dentro a nuestra
organización, disminuiríamos la mística de nuestra organización y
desacostumbraríamos la obligación de nuestros miembros de acatar sólo las
órdenes de nuestra Comisión Política y del Comando Central. La misma
Comisión Política estaría despersonalizándose ante sus miembros porque es
Comisión Política de las FPL, no es un conducto político general. Todavía,
lamentablemente, no se ha podido, ni se podrá formar por ejemplo en pocos
meses, el Partido único de la Revolución. Tenemos la situación de que hay cinco
comisiones políticas diferentes, cinco direcciones nacionales diferentes y no
sabemos si también hay cinco consejos o congresos diferentes.
Entonces tenemos que ser serios en cuanto a dar la personalidad de nuestra
propia dirección y de nuestra propia organización. Y nuestros miembros lo que
tienen que acatar son los acuerdos de nuestra Organización y no los acuerdos
genéricos que nos vengan por los distintos radios, sino que es nuestra
Organización la que va a decir si tales acuerdos del FMLN son correctos y si
nosotros nos hemos comprometido, y sólo cuando nuestra dirección diga que
esos acuerdos han sido ya tomados como propios por nuestro partido, por
nuestra organización, sólo entonces nuestros compañeros saben que están
cumpliendo bien. Por esto debe de haber una interrelación, la fluidez de las
comunicaciones de abajo hacia arriba para capacitar a nuestra dirección de tomar
buenas decisiones y la fluidez también en sentido contrario: de que nuestra
dirección tiene la obligación de mantener informado de sus enfoques, de sus
acuerdos y de sus razones a la base, a las direcciones intermedias, a las
comisiones, etc.
Omitiendo, naturalmente lo secreto y compartimentado. Pero dotando a los
organismos, cuadros y miembros de los elementos y argumentos necesarios que
les permitan aplicar, defender y llevar a las masas la orientación del partido. Ese
es parte del funcionamiento democrático. Entonces como ven, ya vamos a agotar
los elementos fundamentales de Centralización, ya vimos también algunos
elementos fundamentales de lo democrático. Faltaría aquí expresar lo siguiente:
en lo democrático el Partido debe funcionar de tal manera que dé la posibilidad
de que todos los miembros participen en la elaboración de los acuerdos
fundamentales. Todavía nosotros no hemos llegado a tener Congreso. Congreso
es diferente que Consejo. Nosotros tuvimos que formar Consejo porque no había
posibilidad de Congreso, además posiblemente ya va a ser posible en una
reestructuración de Estatutos, porque el Congreso le da un carácter más
democrático a la voluntad, a la opinión de sus miembros.
Consejo Revolucionario y Congreso
El Consejo Revolucionario es electo por el mismo Consejo. ¿En que sentido?
Al consejo todos los concejales tienen derecho a presentar candidaturas para
nuevos concejales y el mismo consejo elige a los concejales, después de la
valoración de los candidatos presentados. El Congreso es diferente. En el
Congreso las condiciones son más democráticas; el Consejo es más centralizado,
sus elecciones también. Pero el Congreso es centralizado con mayores elementos
democráticos. ¿Qué quiere decir eso? Al Congreso tienen que asistir naturalmente
los miembros del Comando Central con derecho propio. Pero no es el Congreso
el que elige, sino que son los órganos y las bases las que eligen sus representantes
al Congreso.
Por ejemplo cada número determinado de células eligen a un congresal. La
elección es en la base. Este Congreso está formado por congresistas electos en las
bases y no electos allá arriba, sino que van enviados de aquí. Las Direcciones de
Zona tienen derecho a elegir uno o dos y en la elección en la base tienen que
aquilatarse cuál es el mejor compañero que se va al Congreso. Así es como se
forma el Congreso. Nuestra organización posiblemente necesite ya, que los que
tengan honor de ser congresales, sean escogidos por sus propios compañeros en
elección. Así los que pasen a ser miembros del Co-Cen (o Comité Central), y de la
Comisión Política han sido previamente aquilatados por los organismos y las
bases. Esto es una ampliación del elemento democrático dentro de lo que se
llama Centralismo Democrático.
Como vemos, el Centralismo Democrático es una combinación que lleva dos
elementos lo más dialécticamente posible y armónicamente posible combinados:
los elementos de centralización estricta y los elementos democráticos que permiten a la
membresía expresar también su voluntad a través de las decisiones tomadas por
los órganos supremos.
En este sistema, esa expresión de la voluntad de las bases es mucho más clara,
mucho más fresca: pero además deben de darse mecanismos para que las células
y los organismos intermedios hagan propuestas, que puedan hacer llegar sus
opiniones, sus sugerencias y sus críticas hasta los órganos que correspondan. Eso
no es sólo un deber, sino también un derecho y por tanto deben de establecerse
los mecanismos que puedan conducir la opinión de las células y de los
organismos a la Dirección. De lo contrario si no se lleva a cabo esta regla
democrática, la dirección se convierte en algo enquistado en sí mismo, en una
dirección separada digamos del pensamiento de la membresía y de los problemas
reales que existen.
El Partido en Guerra Popular
Aquí es necesario tomar en cuenta un elemento que no es antojadizo, sino
que es de la propia realidad de la lucha y del propio proceso: nuestro Partido, las
FPL, y en su conversión en el Partido Marxista-Leninista, es un Partido en guerra, es
un Partido que tiene que dirigir lo militar, lo político y lo externo, pero dentro de una guerra
popular encarnizada, cruel. Que tiene que conducir hasta la victoria dentro de las
situaciones sumamente complejas de la zona y de nuestro proceso. Esto hace que
algunos aspectos democráticos se vean limitados y no es posible cumplirlos con
toda plenitud, pero es que no es lo mismo en un momento en que hay bastante
posibilidad de moverse libremente de salir a plazas públicas, de organizarse en lo
abierto bastante ampliamente, que cuando los escuadrones fascistas andan
tratando de adivinarlo hasta en los ojos a la gente, que si esta gente es progresista
para matarla.
No es lo mismo. En tales condiciones, algunos elementos básicos de la vida
del Partido tienen que acentuarse más: la clandestinidad tiene que ser muchísimo
más estricta, la secretividad tiene que ser muchísimo más estricta, las reglas de
seguridad y compartimentación tienen que ser más estrictas que en tiempos que Podría
llamar "normales". No es lo mismo como se manifiesta y se mueve un Partido
abierto y legal. No es lo mismo como se puede mover un Partido Marxista de la
clase obrera en donde muchas de las reglas de compartimentación no son tan
necesarias, que lo que debe hacerse por ejemplo en El Salvador. Es una distancia
como de la luna a la tierra, o quizás mayor de la luna, la del sol, una distancia
enorme.
La guerra obliga y la guerra es un hecho objetivo que no le estamos
inventando. Ya no estamos en teoría, por suerte, en la cuestión de la guerra; sino
que es una verdadera guerra popular. Algunos aspectos democráticos tienen que
limitarse y al mismo tiempo tiene que ampliarse la compartimentación, clandestinidad,
secretividad, reglas de seguridad para todos los organismos, adentro y fuera. Porque
son organismos de este partido, de esta Organización en guerra; son células de un
partido en guerra. Esto hay que tomarlo en cuenta para su funcionamiento. De lo
contrario, este partido sin esas células de partido en guerra, no podría dirigir el
proceso de la guerra y no sólo las células, sino que todos los organismos tienen
que considerarse organismos
de un Partido en guerra. No sólo las escuadras, las UV, las FES y todos estos
miembros de un partido en guerra, sino que todos los miembros del partido o en
cualquier tarea que tienen y todos los organismos y sus bases, es decir sus células tienen
que considerarse que son parte de un partido en Guerra,
que tiene que dirigir el proceso político de lo interno del país en condiciones
de una guerra dura, que tiene que dirigir el proceso militar, que tiene que
organizar sus células en el Ejército, entre las milicias en la población en guerra y
que tienen que dirigir el trabajo de un Partido en guerra, en lo externo, en el
exterior. Por tanto, las células y miembros de Partido que se encuentran en el
exterior no pueden considerarse en otra situación diferente, que la de un Partido
en Guerra, y por tanto aún cuando el ambiente no sea exactamente igual el de San
Salvador sin embargo tienen la obligación de llevar a cabo las normas estrictas de
clandestinidad en su funcionamiento, de compartimentación, etc. Aunque ellos
sientan que actúan más “libremente".
La compartimentación, las reglas de la clandestinidad, de seguridad, tienen
que llevarse a cabo también en el sector del Partido del exterior. Les voy a poner
un, ejemplo: Un "pequeño desliz" en cuanto a cuestiones de seguridad puede
costar vida a saber cuantos compañeros. Por ejemplo, uno sabe que un
compañero va a salir mañana de aquí, y le dice a un fulano, "mi compa va a salir
mañana para allá", y esto se riega donde no debe regarse. ¿Quién garantiza que
eso no llegue a los oídos de alguien que esté en infiltración, quién garantiza eso, y
que este compañero al llegar allá inmediatamente lo apartan, lo hagan a un lado y
le comiencen un chequeo mucho mayor, de sus papeles, de sus bolsillos, de todo,
y luego lo hagan desaparecer? Estas, aunque estén en el exterior, son células de un
partido en guerra porque la guerra no es sólo contra los títeres del Imperialismo y los
servicios la CIA. Y estos están en todas partes y están bajo el seguimiento, es
espionaje de querer saber, de oír para poder darnos golpes adentro y afuera,
donde más nos duela. Por eso es más necesario que afuera y adentro se lleven a
cabo bien las reglas de secretividad.
No tenemos derecho a exponer la vida de compañeros en lo interno y en lo
externo y no tenemos derecho en circunscribir nuestra guerra exclusivamente a los 21.000 km
. Estamos en guerra contra el imperialismo en todo el mundo. La CIA nos sigue a nosotros
en todas partes y el Imperialismo sabe quién es su principal enemigo, cuál es la
fuerza más consecuente, el imperialismo fundamentalmente considera que las
FPL es el enemigo principal para él dentro del pueblo. Las FPL son la
Organización a la que considera irreconciliable y como enemigo a muerte. Y lo
dice a cada rato. Porque saben que las FPL-Farabundo Martí están total e
indisolublemente comprometidas con la clase obrera y el campesinado pobre y
con los intereses fundamentales del pueblo. Y que aspiran, luchan y lograrán el
honor de convertirse en el verdadero Partido Marxista-Leninista del proletariado
salvadoreño.
¡Revolución o Muerte!
¡El Pueblo Armado Vencerá!
Marcial
Primer responsable de las FPL-Farabundo Martí y Comandante en Jefe de las FAPL
Miembro de la Comandancia General del FMLN
TESTAMENTO POLITICO
Discurso del compañero Marcial en ocasión del XIII aniversario de la
fundación de las Fuerzas Populares de Liberación - FPL – Farabundo Martí 1o de Abril de 1983.
Salvador Cayetano Carpio, Comandante Marcial
Transcripción magnetofónica del discurso pronunciado por el Comandante Salvador Cayetano
Carpio el 1o de abril de 1983 ante una asamblea de militantes de la estructura partidaria de
las Fuerzas Populares de Liberación "Farabundo Martí"
Compañeros, en este día, todos los miembros de nuestra Organización, todos
los compañeros que aspiran a ser miembros de ella, los que son colaboradores y
amigos, celebran el inicio de una etapa en la historia de nuestro pueblo: el inicio
de la aplicación paciente, de lo simple a lo complejo, de una estrategia eficaz para
la liberación de nuestro pueblo, de la estrategia político militar. Antes de la
formación de las Fuerzas Populares de Liberación - Farabundo Martí habían
habido ya intentos de compañeros avanzados que habían tratado de poner en
aplicación la lucha armada, desgraciadamente los enfoques con que trataron de
ponerla no estaban adecuados a la realidad del país y no pudo avanzar con éxito
esa estrategia.
Me refiero a que en 1968, una agrupación llamada Acción Revolucionaria
Salvadoreña ARS comenzó a formar comandos urbanos con sentido
estrictamente militarista y que desgraciadamente no pudo tener ningún éxito en
ninguna de las operaciones pequeñas que trató de llevar a cabo, y al contrario, sus
métodos poco cuidadosos de reclutamiento los condujeron a que finalmente los
cuerpos represivos destruyeran por dentro a esa organización.
Quiere decir, pues, que dentro de la historia moderna de nuestro país, no
fueron las FPL la primera organización que intentó el camino de la lucha armada
para el pueblo, pero sí la que logró sintetizar una estrategia que basada en los
principios del Marxismo leninismo, aplicada a las condiciones propias de nuestro
país, encontró la forma estratégica que permitió que se incorporara nuestro
pueblo a su lucha y que pudiera iniciarse la Guerra Popular Prolongada, partiendo
de lo simple a lo complejo, sin desesperaciones pero con firmeza, partiendo de la
inexistencia de Comandos Armados a su creación, a su fogueo, a su práctica
como Comandos urbanos de diaria actividad. Partiendo de no tener ni una sola
comisión mucho menos armas, hasta llegar a la actual situación de tener un
poderoso ejército revolucionario, las Fuerzas Armadas Populares de Liberación
FAPL que cuentan con una apreciable cantidad de amas, capaces de darles
contundentes derrotas al enemigo, en manos de combatientes, hombres y
mujeres, y de jefes cada día más capaces en lo estratégico y en lo táctico.
Quiere decir que la celebración de la fundación de las FPL, cuyos primeros
pasos se iniciaron el lo de abril de 1970, fueron y son y serán, estos aniversarios,
la celebración de la entrada de la lucha de nuestro pueblo, de su proceso
revolucionario, a una nueva etapa histórica, a la combinación de todos los medios
de lucha en una forma integral teniendo como centro, como eje, como medio
decisivo, la lucha armada unida a todos los otros medios de lucha del pueblo. En
eso se distinguen las FPL, en haber puesto en aplicación desde su inicio una
estrategia que contemplaba la combinación de los medios políticos de lucha, que
llevábamos muchos años de practicar y los medios armados que muchas voces y
enfoques conservadores negaban.
Naturalmente la apertura de un camino que era considerado por las
organizaciones tradicionales como un camino no sólo errado sino imposible,
significaba esfuerzos extraordinarios, voluntad férrea, convicción en la justeza de
la causa y en la corrección de a línea, para poder lanzarse a ese camino que le
abriría la ruta de la liberación a nuestro pueblo, para poder lanzarse sin medios
con poco material humano, con gran oposición, con enorme cargamento de lucha
ideológica contraria a nuestras ideas, pero fundamentada en que las ideas justas, la
política justa, la estrategia correcta no se demuestra desde un principio con éxitos
enormes sino como el pequeño tallo que surge de las semillas de cumbo que se
ven fortaleciendo hasta convertirse en enorme realización de la naturaleza y en
enorme árbol o como el pequeño torrente de allí entre los peñascos de la
montaña parece un hilito de agua que se va a diluir a las pocas cuadras y, sin
embargo, que se convierte en el poderoso torrente y finalmente en el majestuoso
río que abarca cientos y miles de kilómetros.
Por eso, para las FPL y para toda organización que en la historia llegue a tener
la gloria de ser revolucionaria, fue fundamental, en primer lugar, llegar a tener la
absoluta convicción de que la justeza de la línea estratégica y táctica trazada aún
cuando no fuera una línea ortodoxa en el sentido conservador y aún cuando fuera
una línea no entendida por los que estaban acostumbrados a seguir las sendas
dogmáticas; no comprendida por todos aquéllos que tenían otra línea que
consideraban que nuestro pueblo no era capaz de tomar las armas, sino que debía
que seguir marchando en caminos que ya habían sido hartamente probados como
caminos ineficaces para la lucha de nuestro pueblo, como por ejemplo la
repetición y repetición de elecciones que de antemano se sabía que eran
fraudulentas, que serían fraudulentas y que no eran beneficiosas para elevar la
conciencia política del pueblo que ya estaba en un punto en el que comprendía
saltos cualitativos de lucha; hubo fuerzas que se aferraron a querer mantener al
pueblo dentro de cánones que ya el pueblo, parte del pueblo, o sea la parte
avanzada, ya había llegado a comprender e intuir de que no eran suficientes.
Después de 1932, cuando fueron destruidas las Organizaciones Populares,
cuando fueron prohibidos los sindicatos, pasaron muchos años de lucha de
nuestro pueblo por volver a conquistar el derecho de organización sindical, el
derecho a huelga y otros derechos sindicales lo mismo que en otras
organizaciones populares. Sin embargo, la práctica mostrada que esos medios
eran necesarios y es necesario utilizarlos y organizar al pueblo, a los trabajadores,
para la lucha por sus reivindicaciones inmediatas, pero que era necesario que esos
medios se convirtieran en medios de elevación de la conciencia política del
pueblo, de que no se vieran como medios que le convirtieran con un fin, digamos
exclusivamente en la consecución de un pequeño aumento de salario, sino que
ayudaran a la clase obrera a tener conciencia de clase, es decir, la conciencia de lo
que es el estado, el régimen, el gobierno, el ejército y sus patronos; la amalgama
de fuerzas para poder explotar cada vez, más profundamente a la clase obrera, a
los campesinos, a los sectores medios, a los intelectuales, a los artistas, a los
pequeños propietarios, y a los medianos, una maquinaria que representa una
feroz dictadura contra el resto de las clases populares, en manos de una burguesía
que partiendo desde los escalones de la agroexportación se convirtió en una
burguesía que dominaba las distintas ramas de la economía y por consiguiente la
política en forma ilimitada.
A esa burguesía que aliada con el imperialismo yanqui domina las finanzas, la
industria, el comercio exterior la agricultura, el procesamiento de la producción
agrícola para la exportación y que le seguimos llamando, desde el punto de vista
político como oligarquía, a esta oligarquía los medios pacíficos, la lucha del
pueblo, de los trabajadores, tenían que servir esos medios para que llegara a
comprender que el estado burgués es la dictadura cruel sobre el proletariado y
sobre los demás sectores progresistas de la población. Desde el 32 al 70 habían
pasado 40 años en los cuales ya una parte apreciable del pueblo, es decir, la parte
más dinámica, la parte más sensitiva y patriota se había dado cuenta de que eran
insuficientes esos medios, pero las dirigencias tradicionales habían momificado su
pensamiento y continuaban tratando de obligar al pueblo a que se volviera a
meter al corral de las elecciones, que la burguesía quería seguir manteniendo
como medio de engaño al pueblo.
Cuando las FPL trazaron la línea estratégica de Guerra Popular, pocos creían
que pudiera tener éxito una lucha de esa naturaleza. En primer lugar aquellos
pocos hombres y mujeres que se lanzaron a la nueva estrategia tenían que sufrir,
porque no se podía enfrentar, es decir, eso seria azuzar, enfrentar de una manera
pública las calumnias, tenían que sufrir los calificativos de sectarios, es el primer
calificativo que los elementos tradicionales y dentro de ellos que los elementos
oportunistas, le colgaron a nuestra organización.
El primer calificativo que nos colgaron fue de sectarios, incluso cuando
implican el tiempo en que se estuvo dando la lucha ideológica al interior de las
organizaciones. sectarios, porque queríamos que la clase obrera Pasara a primera
fila del proceso revolucionario, sectarios porque queríamos que las alianzas de
clase ya no siguieran sirviendo para que la burguesía se sirviera en bandeja los
puestos de poder, sino porque se concibió por parte de las FPL un nuevo
enfoque sobre las alianzas de clase, el enfoque de que ya no debe ser la burguesía
la que dirija las alianzas populares, porque sencillamente las conduce al
compromiso lesivo a los intereses de las grandes mayorías. Y había historia
suficiente para atacar esas experiencias. En 1944, un enorme movimiento popular
derrocó a Martínez, todo el pueblo se puso en huelga de brazos caídos, pero la
dirección era pequeño burguesa y en el momento culminante en que el pueblo
derrocó a Martínez, en ese momento precisamente
Para que la oleada de la Revolución no abarcara San Salvador y no pudiera
avanzar ese proceso revolucionario, la pequeña burguesía pusilánime y temerosa
del pueblo, pactó con el régimen moribundo, con el régimen que estaba cayendo
con Martínez, pactó la sucesión institucional, es decir, que se hiciera dentro de la
Constitución de Martínez la sucesión del Vice presidente que era otro general, el
general Ignacio Menéndez que pasara al gobierno de transición mientras se hacían
las elecciones. Es decir una transición ordenada que no permitiera al pueblo los
desórdenes, para que el pueblo se tranquilizara y no siguiera exigiendo que
aquello se convirtiera en una verdadera revolución. Es decir esa enorme alianza
que se logró en Abril y Mayo de 1944, en la que la mujer del mercado junto con el
ferrocarrilero, con los obreros, con los empleados, con los pequeños propietarios
y en alianza incluso o por incidencia, por una parte, de la misma oligarquía que
precisamente por eso había caído en crisis total en el gobierno de Martínez
porque una parte de la oligarquía se había puesto en oposición; entonces ese
enorme movimiento de alianza popular, precisamente lo agarró en bandeja la
burguesía para aplacar la llama del incendio popular que ya se estaba exaltando
excesivamente y logra nuevos ánimos, nuevo espacio, nuevo respiro para
profundizar más y más la agitación popular.
Ese fue el resultado, no de la unidad popular, sino de la hegemonía de clase
dentro de esa unidad popular. Ya habían pasado otras acciones también en las
cuales las distintas coyunturas políticas que en determinado período se daban
debido a la crisis económica y las crisis políticas de los gobiernos, habían
permitido también nuevas alianzas populares, muchas de ellas bastante amplias.
Las FPL trazaron una política de alianzas partiendo de esa experiencia de nuestro
propio pueblo; entonces la planteó no en forma negativa, no diciendo las alianzas
o las unidades populares son malas, no, sino que diciendo: son alianzas de clase y
por lo tanto el problema fundamental que hay que ver en las alianzas es qué clase
es la que dirige y hegemoniza a este bloque o a este frente, a esta fuerza, a esta
alianza popular, porque como esto es una lucha de clases y en nuestro país está
muy agudizada, entonces, la burguesía tiene mucha experiencia para que al
formarse las alianzas populares, de alguna manera busca fuentes dentro de los
sectores de la Pequeña burguesía o bien para que amainen los ímpetus de los
sectores populares, o bien para al final, resultar hegemonizando los esfuerzos del
pueblo y continuar con el régimen de explotación y con la tiranía militar.
Al plantear las FPL, en una forma correcta la interpretación marxista de las
alianzas en nuestro país, planteó lo siguiente: es necesario crear y fortalecer la
alianza obrero-campesina como base aglutinadora que permita finalmente una
correlación de fuerzas populares que impida que la burguesía, que está
acostumbrada a dirigir las unidades populares en El Salvador, las siga dirigiendo.
Con qué lo impedirá? No lo puede impedir solamente con palabras, sino que de
hecho, la clase obrera sola no puede orientar el rumbo de la sociedad cuando
todavía hay una burguesía fuerte, muy experimentada y con muchos aliados
pequeños burgueses. Entonces necesita de una fuerza que sea leal, de una fuerza
que sea grande, también decisiva como ella y ese es el campesinado pobre, porque
el campesinado pobre es el semi-proletariado, entonces al formar la organización
y la alianza entre los obreros, entre los asalariados agrícolas y los campesinos
pobres, en un país en donde sólo esa conjunción significa mas que el 70% de los
habitantes del país, eso significa que la clase obrera sí puede ejercer la dirección
dentro de una alianza de clases, en la cual pueden estar sectores de la burguesía,
porque si la clase obrera tiene un aliado tan poderoso, como es el campesinado
pobre, y forma una verdadera fuerza, es tan grande esa fuerza que un país no
puede vivir si esta fuerza tiene voluntad de luchar.
Un país no podría vivir sin esa fuerza encauzada es decir, en una huelga
nacional de obreros y campesinos, ningún país del mundo podría vivir y en El
Salvador en donde el proletariado es tan grande en su número, mucho menos.
Entonces por qué negarle a esa fuerza fundamental del país, que es la que
produce, que es la que mueve a nuestro país, por qué negarle el derecho a que
pueda orientar una gran alianza de todo el resto del pueblo? El otro 30, 25% no
puede ser introducido? Se puede formar una poderosa alianza popular, aislando al
2 o al 1 o al 5 por ciento del resto de la población que son los explotadores, sus
serviles, ejército y los reaccionarios.
De ahí para allá todo el mundo puede entrar en la amplia alianza popular. Con
ese nuevo concepto y con el concepto de que nuestro pueblo estaba preparado
para dar el paso de avance hacia la lucha armada, tuvo nuestra organización la
satisfacción de ver que muy pronto aquel pequeño nacimiento de agua y aquella
pequeña raíz o sea semilla, se fueron fortaleciendo y convirtiendo en una
verdadera realidad ya irreversible para nuestro pueblo, irreversible para nuestro
país, y la guerrilla se convirtió en elemento ya de la vivencia natural de nuestro
país. Y aquello que parecía que no podía ser en el país, que incluso, al principio
traía burlas de que pudiera llevarse a cabo, aquello se fue convirtiendo poco a
poco en el elemento dominante de la vida nacional. Sin embargo, hubo quiénes
continuaron burlándose de ese camino, continuaron jalando al pueblo hacia atrás,
confundiéndolo con la propaganda electorera, diciendo que era dañina la
violencia viniera de donde viniera, hablando contra la lucha armada, utilizando los
medios de propaganda que convenían al gobierno para atraer al pueblo hacia ese
camino, incluso pues que le convenía que sectores de oposición tuvieran cierta
presencia mientras la lucha armada iba avanzando y muchos compañeros iban
cayendo en la lucha, se iban formando nuevas organizaciones político militares y
el pueblo se iba incorporando cada vez más a las nuevas formas de lucha.
En 1979, las FPL hicieron los esfuerzos junto con otras organizaciones,
cuando ya nosotros creímos que todos estaban convencidos de que la lucha
armada era el único camino correcto para la liberación del pueblo; en 1979 se
comenzaron a formar los primeros escalones de unidad, de coordinación; en 1980
se formó la amplia unidad del FDR y se amplió, más bien dicho, se encontró
formas mas eficaces del FMLN, de la DRU, y en 1981 la lucha armada pasó a una
nueva etapa, a la fase del inicio de las batallas cada vez más decisivas hacia la
toma del poder. Hay algunos que no conciben el proceso como una unidad
dialéctica, sino como por partes y te la examinan por partes, lo que se llama
examinar los fenómenos y los procesos de manera estática, que consideran que la
guerra comenzó el 10 de enero de 1981 y entonces, consideran que no es correcta
la estrategia de guerra prolongada del pueblo. Cuando en 1970, las FPL lanzaron
la estrategia de Guerra Prolongada, si estas mismas gentes se hubieran puesto a
examinar dialécticamente la situación, hubieran llegado a la conclusión de que no
había otro camino... (fin del cassette) ... de guerra popular, hay insurrecciones que se
pueden hacer en dos, tres días, en una semana, que se pueden tomar el poder con
1as armas, dependiendo de las circunstancias, de las coyunturas y de la
correlación de fuerzas que se creen en determinado país. Por ejemplo, el partido
soviético, el Partido Bolchevique, tomó el poder a través de la Insurrección
popular, una Insurrección general, en alianza con el campesinado, no por una
alianza democrática. Este partido hizo dos esfuerzos insurreccionales, el primero
en 1905 que fue aplastado y que los conservadores consideraron un fracaso y que
Lenin dijo: éste no es un fracaso, éste es el ensayo para la revolución, las lecciones
que nos ha dejado esta derrota, no es una derrota definitiva. Las lecciones que
nos ha dejado este gran movimiento del pueblo, son muy grandes y las vamos a
aprovechar para volver a embestir el poder del enemigo. Y una de esas lecciones
fundamentales de 1905 fue, que el Partido Bolchevique logró capitalizar bastante
organización proletaria, pero que no pudo, no tuvo capacidad de una gran
organización campesina que pudiera formar la alianza obrero-campesina.
Precisamente una de las causas de la derrota de 1905, Lenin dedujo de que se
debió a que el proletariado no tuvo capacidad de aliarse con el campesinado para
poder dar los golpes decisivos. En 1917, ya de acuerdo con las condiciones que
habían en la Rusia de ese momento, ya el Partido Bolchevique logró dirigir en
pocos días una insurrección que significó la toma armada del poder por la clase
obrera y el campesinado, o sea la alianza sobre la cual se establece a firme el
poder del proletariado, sobre la cual se hizo esa revolución. No fue una lucha
prolongada. Si el lo de abril de 1970, los fundadores de las FPL hubieran querido
lanzarse en pocos meses a una insurrección armada general, hubieran cometido
uno de los grandes errores que se cometen a veces, o por el contrario, se hubieran
acogido a alguna ilusión de golpe de estado, se hubieran convertido pues en
putchistas, pero no en revolucionarios que condujeran a su pueblo a que fuera el
propio autor de su historia. Si no adoptamos el camino de la guerra prolongada,
hubiéramos caído en el más crudo aventurerismo, en el más crudo militarismo.
La concepción de la guerra prolongada significa, la combinación partiendo de
lo simple a lo complejo, de la estructura y funcionamiento y accionar militar con
los otros medios de lucha pacífica. Ahora, nosotros vemos con claridad que son 4
los medios de lucha fundamentales de la estrategia revolucionaria de las FPL,
cuatro combinaciones que se deben de hacer, es decir la combinación dentro de
una sola estrategia y táctica de cuatro terrenos: la lucha política de masas, la lucha
armada, la lucha en el seno del ejército enemigo y la lucha diplomática. Los cuatro
son terrenos estratégicos que hay que combinarlos ágil y sabiamente. Pero dentro
de estos terrenos estratégicos hay terrenos que son estratégicos-fundamentales y
decisivos y terrenos que son auxiliares.
Los terrenos decisivos son: la lucha interna de nuestro pueblo, en lo militar y
en lo político, y la combinación de ambos medios de lucha, porque de aquí surge,
de lo político la incorporación a distintas formas y a distintos niveles de lucha, de
los sectores aún los más atrasados del pueblo, en lo político para atraerlos y
organizarlos hacia la lucha por sus reivindicaciones económicas, incluso las más
pequeñas, pero con el fin de elevarlos políticamente, elevarles su conciencia, para
que puedan convertirse en un soporte y en una base social de la revolución, en
una base social de la fuerza armada y es más para que puedan dar el salto a su
disposición y su organización por la insurrección armada.
Entonces es un concepto diferente al de la revolución Bolchevique, es un
medio diferente, pero además, es necesario combinarlo con otros medios, unos
de los cuales, estratégicos y auxiliares, es la diplomacia. Entonces el pueblo
dispone de cuatro medios de lucha: político, militar, de trabajo en el seno del
enemigo y la diplomacia. Pero en nuestra guerra popular hay que tener bien claro
cuales son los medios fundamentales y decisivos con los que vamos a ganar la
guerra: uno es la incorporación del pueblo a batallas cada vez más grandes, más
decisivas y demoledoras contra el enemigo en el terreno militar; el terreno militar
es el eje fundamental y es el medio decisivo para ganar la guerra. Entonces el
fortalecimiento militar, el fortalecimiento de la guerrilla, de las fuerzas de
vanguardia, de las unidades de vanguardia, de las milicias populares, ese es el eje
fundamental para alcanzar la victoria en nuestro país unido a la lucha política en
todas partes, la lucha política en las zonas de retaguardia estratégica, en las zonas
en disputa, en lo que llamamos las zonas de expansión y en las ciudades, en los
lugares donde el enemigo tiene todavía fuerza muy grande.
Estos dos son los medios y partiendo del propio esfuerzo heroico del pueblo
para su propia lucha, porque aquí se establece una correlación: la correlación
entre lo interno y lo externo, es otro factor importante. Lo externo tiene una
importancia muy grande, sobre todo en este momento en el mundo cuando las
fuerzas del socialismo están cada vez más sobrepasando las fuerzas del
Imperialismo y cuando los pueblos del mundo se están liberando y cuando la
solidaridad de los pueblos es tan grande que se puede convertir en decisiva para
anular los esfuerzos de un gobierno reaccionario exterior en algunos de los
aspectos de su política belicista. Por ejemplo, para pararle la mano a Reagan de
sus planes de intervención en Centroamérica. Entonces el factor externo se
vuelve de una importancia enorme para cualquier revolución en el mundo y sobre
todo, el campo socialista mundial se convierte en el principal factor de ayuda
externa para todos los pueblos que luchan por su liberación. Entonces, este
medio de lo externo tiene una importancia vital en este momento para cualquier
revolución, y por lo tanto, el medio de la lucha diplomática y de la lucha de
solidaridad, adquiere en este período de la historia de la humanidad, en este etapa
de la transición del capitalismo al socialismo en sentido mundial, adquiere una
importancia estratégica fundamental.
Las FPL desde el principio concibió que en lo externo su alianza, su fundición
en el mundo socialista, al declararse Marxista leninista, era uno de los pilares
estratégicos fundamentales. Ahora bien, que correlación existe entre la lucha
interna de nuestro pueblo y lo externo, nosotros sabemos que la dialéctica nos
muestra que en todo fenómeno y proceso, las contradicciones internas son las
que guían el proceso hacia delante. La lucha de clases interna es el motor de todo
proceso revolucionario verdadero en un país, y la expresión más elevada de la
lucha de clases es la guerra popular, porque ya se llegó a un momento en el cual
ya no existen otros elementos decisivos, tan decisivos como el de la lucha armada.
Entonces entre lo externo y lo interno se establece una correlación, pero esa
correlación es la siguiente, al estudiarla dialécticamente: En la relación entre lo
interno y lo externo, la lucha de nuestro pueblo es la fundamental imbuida con su
esfuerzo propio, es decir, el esfuerzo propio del pueblo por su liberación, es el
fundamental en esa relación, incluso puede quedarse aislado, -en ese momento no
es posible-, pero fue aislado, un pueblo sin solidaridad y sin nada, pero no por
eso va a dejar de luchar, porque las causas de esa lucha están en lo interno, están
en la lucha de clase entre esa burguesía y el imperialismo que se establece también
como una fuerza de mediación, de intervención interna y de sostenimiento de
aquella explotación y de explotación directa a través de su lucha última que da.
Esa lucha de clases interna es el fundamento de la revolución en nuestro país y
en cualquier país. Y resulta que en nuestro país, encuentra un ambiente, un medio
en el cual la gran mayoría de la población es proletaria, de la ciudad o del campo,
y en que ha sido tan dura la lucha por alcanzar aunque sea alguna pequeña
legislación, algún pequeño aumento de salario, ha sido tan duro durante tantos
decenios que es una lucha de clases muy radicalizada, lo cual no entienden en
otras latitudes; entonces una organización que realmente exprese los intereses del
pueblo, de ese pueblo, de ese medio que tiene que expresar, que tiene que reflejar,
tiene que expresar pues también ese grado elevado o bajo de radicalización de la
lucha de clases de su propio pueblo.
Entonces, el que no comprende las leyes de ese desarrollo y el grado de
desarrollo del proceso revolucionario de ese pueblo, puede creer de que
determinadas consignas de lucha son, podríamos decir, sectarias, porque tal vez
en otras sociedades está de otro modo, no está radicalizado, no está tan agudo, no
tiene 53 años encima de sangre, de masacres no tiene 53 años encima de tiranía
militar, entonces puede considerar determinados aspectos de nuestra lucha del
pueblo salvadoreño como demasiado radicalizados, sin tomar en cuenta que es el
medio de lucha de clases en que se mueve ese pueblo y en que ha llegado a esta
guerra, en que tenemos precisamente ante nosotros un enemigo sangriento que
no se detiene ante nada, ni ante los peores genocidios; ya llevamos 600 mil
hombres afuera, hombres, mujeres y niños como refugiados sufriendo en el
exterior; o allá adentro, ya llevamos más de 40 mil muertos del 80 para acá, una
guerra en que no es un enemigo que se va a rendir, no se va a rendir hasta el
último momento en que ya no pueda, que ya sus armas estén destrozadas, que ya
no tengan con que defenderse, pero este es un enemigo que se defiende hasta con
piedras, el enemigo salvadoreño, enemigo del pueblo y es una contrarrevolución
que desde ahora mismo se está preparando para si hay un momento de tregua o
un momento en que pierda el poder, cree él momentáneamente, se está
preparando para una revancha sangrienta.
Las FPL tomaron como base ese aspecto práctico de nuestro pueblo, el
aspecto de que lo interno es lo fundamental, la incorporación del pueblo a su
lucha es lo fundamental y lo fundamental es que nosotros podamos sobrevivir
con nuestros propios medios, con nuestros propios esfuerzos, cualquier
situación. Por eso, podría parecer sectario por ejemplo ahora, a alguien, sectario
de que el lo de abril del 70 uno de los primeros acuerdos que tomamos fue el
siguiente: nosotros no le hemos probado a nuestro pueblo que somos
revolucionarios, no tenemos derecho a decimos que somos revolucionarios.
Nosotros tenemos que agarrar un nuevo sistema de vida, tenemos que
abandonar a la familia, tenemos que abandonar nuestras profesiones, tenemos
que ejercitarnos, tenemos que aprender el arte militar, tenemos que tener mucha
disciplina. Ahora podría causar incluso risa en quienes no entienden cuando un
pueblo quiere liberarse y no tiene las amas, pero tomamos esa determinación y
además no teníamos un solo centavo, ni una sola arma, tomamos la
determinación, no sólo de no presentarnos todavía como Organización
revolucionaria, sino que tomar el nombre ya cuando hubiéramos demostrado al
pueblo de que había una organización verdaderamente revolucionaria en el país, y
en segundo lugar, incluso estando en esas condiciones que no teníamos un solo
centavo, una sola arma, tomamos el acuerdo bien categórico de valernos por
nuestros propios medios, de que en la lucha del pueblo salvadoreño lo
fundamental era su propio esfuerzo por liberarse y entonces no solicitar ninguna
ayuda solidaria a ninguna de las organizaciones hermanas del exterior. Por dos
razones: porque no queríamos llegar meritoriando diciendo que estábamos en la
aspiración de convertirnos en guerrilla, que nos ayudaran para eso, como había
sido la historia durante 10 años de lucha, de pequeños grupos a quienes se les
ayudaba y luego después resultaba que no habían valorado bien la situación y no
podían desarrollar la lucha. Si no que partiendo de nuestro propio esfuerzo,
partiendo de cero y de lo simple a lo complejo, nosotros tomamos el acuerdo de
no pedir ayuda e incluso de no establecer todavía relaciones bilaterales. No nos
considerábamos merecedores todavía de establecer relaciones bilaterales con
algunas organizaciones influyentes.
Fue hasta los 5 años que nuestra organización se había desarrollado y que la
guerrilla, tanto en la ciudad como en el campo, se había convertido en un
elemento irreversible y que habíamos logrado penetrar en grandes masas obreras,
campesinas, estudiantiles, magisteriales, fue hasta los 5 años del inicio, del inicio
de las FPL, cuando hicimos nuestra primera visita a Cuba. Es decir que, entre lo
interno y lo externo, entre los factores de lucha, nosotros hemos seguido el
elemento dialéctico de que lo fundamental es lo interno y de que lo fundamental
es el esfuerzo del propio pueblo de que consiga sus medios por si mismo. Porque
hay muchos casos, en los cuales se logra un alto grado de solidaridad y resulta que
no corresponde con el esfuerzo interno tan diferente, por un lado.
Por otro lado, si se comienza a que toda infraestructura y todo tiene que venir
del esfuerzo generoso de otros pueblos, entonces las organizaciones, los
combatientes, incluso el mismo pueblo, se podría acostumbrar a que le den la
papita manida ya en la boca, a todo recibirlo de afuera y en este momento la ley
del desarrollo de nuestra revolución sigue siendo la misma. En este momento, el
lema que la Comandancia General de nuestros FAPL levantó el año pasado y que
fue metiendo como cuña en la cabeza de todos los combatientes, fue el lema de
VENCER, ANIQUILAR Y REQUISAR y fundamentalmente considerar como
una victoria cuando se requisa y como una victoria a medias cuando sólo se le
hace bajas al enemigo; ese lema está basado en el hecho de que somos nosotros
los que debemos requisar las armas al enemigo y que nuestro principal proveedor
tiene que ser el mismo imperialismo yanqui con las armas que le da a nuestros
enemigos. En los últimos meses hemos logrado más de 300 armas, sólo nosotros,
los de las FAPL, y cada día nuestros combatientes van aprendiendo más, de que
el abastecedor de armas fundamental es el enemigo, un enemigo que cada vez se
va desmoralizando más y que va siendo más fácil la tarea de poder conseguir el
avituallamiento y las diversas armas de él.
En la reunión de nuestro Comando Central de 1981, los acuerdos que se
tomaron fueron históricos en que se hacia hincapié tácito en estos elementos
fundamentales y dialécticos de nuestra estrategia, en la necesidad de hacer la
unidad, de verla en forma realista, planteando la coordinación y la cooperación
como los medios dinámicos de ir avanzando en la unidad. El año antepasado,
cuando se planteó esta línea, no fue muy comprendida por todos y se hablaba de
dos líneas dentro del FMLN: la línea de la unidad y la línea de la coordinación,
entendiendo como coordinación algo contrario a la unidad.
Precisamente nosotros planteábamos: en estos momentos no tenemos ni
siquiera coordinación en San Salvador, ni siquiera puede verse ninguna
coordinación política entre las Organizaciones Populares; en lo militar, ahí la
situación está de malas relaciones, no digamos en coordinación, sino que de malas
relaciones; algunas organizaciones quieren pasar encima de los campamentos de
las otras a la fuerza. Por ejemplo los campamentos de las FPL tenían, hace años
su reglamento de seguridad para que no se fuera a colar el enemigo, para que no
nos fuera a caer de sorpresa; pues entonces tenían su reglamento: el que quiera
pasar por este territorio tiene que seguir las siguientes normas: si es un
compañero de Organización Hermana que presente la credencial o un papelito
que le dé su jefe, para que lo identifique; si son masas amigas, también lo mismo;
pero qué pasaba: se tenía también la idea de que quizás éramos muy débiles
entonces porque todavía no había una dirección única centralizada que se hiciera
sentir de las FAPL. Cuando quería pasar una patrulla de otra Organización y la
paraba el retén nuestro, entonces se burlaban de ellos, sabían que los compañeros
tenían orden de tirar por seguridad. Por ejemplo, en una ocasión en que iban a
pasar les dijeron: "a nosotros no nos dijeron que teníamos que traer nada, ya
vamos a regresar".
Los nuestros eran un grupo de tres compañeros y ellos estaban con 30, y al
finales dijeron miren hijos de tantas aquí llevamos el permiso (con el fusil),
entonces en tales condiciones como se podía hablar de que hubiera coordinación,
si ni siquiera había amistad. Entonces las FPL en su Comando Central plantearon
que es necesaria la coordinación y es urgente y planteamos 10 normativos para las
distintas formas de la coordinación. A estas alturas, es precisamente la
coordinación operativa que estamos haciendo y la cooperación mutua entre
frente y frente, cada uno guardando su compartimentación y el mando sobre sus
tropas y a esa situación nosotros le llamamos coordinación. Nos tomamos una
población, entonces tal organización pone tantos pelotones para retener los
refuerzos, a tal organización le toca poner tantos compañeros para asaltar el
puesto y tal otra le toca poner tantos para refuerzos, punto. Es coordinación en la
acción.
Eso se ha ido perfeccionando, cuando se ha ido comprendiendo, ya en la
práctica que eso da golpes al enemigo, que da frutos en la guerra. Eso se ha ido
coordinando de tal manera que las grandes campañas de octubre y de enero ya
son el producto de una consciente y cada vez más combinada coordinación entre
el gran esfuerzo de unas y otras organizaciones. Entonces, en estas condiciones,
cuando la vida va mostrando si se tiene justeza o no se tiene justeza en los
planteamientos, en estas condiciones, nuestra organización, no con su fuerza ni
con gallonería, pero si también, por su fuerza y por su razón en cuanto a esos
métodos en cuanto a este planteamiento, van adquiriendo también relativamente
mayor incidencia positiva entre los marcos de la unidad. Entonces, estos fueron
los sabios acuerdos del Comando Central de 1981 y que nos han conducido a
tener unas fuerzas armadas muy grandes y a tener una gran incidencia más
positiva en la unidad. Entonces, hablaba de los cuatro medios.
El medio armado es fundamental y el medio político es también fundamental,
es decir, la lucha interna es la fundamental, el esfuerzo propio del pueblo, y luego
otro gran medio estratégico importante, que es la diplomacia, la diplomacia y la
solidaridad internacional; y en la diplomacia, necesitamos gran agilidad para poder
manejar esa rica ciencia, porque es una ciencia que tiene enormes recursos bien
dirigidos que tiene mucha técnica para ganar amigos, para ganar gobiernos, para
neutralizar otros, para ganar organizaciones extranjeras a nuestro favor, en fin y
también para plantear diálogos o negociaciones con el enemigo. En cuanto al
diálogo y la negociación, a estas alturas de la guerra, es necesario decir lo
siguiente: el gobierno de Reagan ha pasado a una política de mayor fuerza contra
el movimiento revolucionario de El Salvador.
Para esto le sirvió anunciar y prepararse en esta fase que ya verán su
comparescencia y todo el trabajo alrededor de la certificación. Pero de ahí ha
quedado bien clara una duda. El gobierno de Reagan declaró más aún la guerra a
nuestro pueblo y que no se va a detener dice, hasta vencerlo. En segundo lugar,
para engañar a otros pueblos e incluso al pueblo de El Salvador, lanza la segunda
tenaza de esta estrategia político-militar integral del imperialismo contra nuestro
pueblo. Entonces lanza una estrategia política; elecciones para diciembre,
amnistía, Comisión de Paz. Entonces con esto le da pie al congreso para que
apruebe, aunque sea el enemigo, pero que apruebe la política de intensificar la
guerra en El Salvador y la logra en consenso con las, dos cámaras. Es decir, que
en este momento estamos pasando por la amenaza, del coloso de Estados Unidos
de su gobierno, la amenaza de una intensificación mayor de la guerra, y el cambio,
no el cambio total, pero cambio, en sus formas tácticas de ataque a nuestro
pueblo, a nuestra guerrilla, a nuestras unidades de vanguardia.
Por ejemplo, ellos tienen el proyecto de dividir en 5 zonas militares el país, es
decir, de cambiar la estructura de todas sus fuerzas. En cada zona habrá un Alto
Mando en donde estén dirigiendo los asesores norteamericanos y van a dirigir
hasta compañías, si es posible hasta más abajo. Entonces estas van a ser zonas
autónomas; se refiere a cada una de las cuales va a tener su propio fondo enorme
de artillería; van a tener tres helicópteros, y dos aviones de transporte liviano son
para estas zonas, autónomas operativamente. Además, el apoyo de la aviación
nacional.
La primera zona parece que consideran los departamentos de Morazán y La
Unión; la segunda zona San Miguel y San Vicente; la tercera zona Chalatenango y
Cabañas; la cuarta zona San Salvador, La libertad, La Paz y Cuscatlán y la quinta
zona Sonsonate, Ahuachapán y Santa Ana. Cada zona autónoma, pero entonces
organizarán lo que se llama una Brigada, estará compuesta de uno a tres
batallones móviles; cada batallón móvil, es el que va a tener esa fuerza de apoyo.
Entonces, cada batallón se va a componer de 1000 hombres y en aquéllos esta
brigada puede tener 3 batallones, en los lugares en donde la guerrilla esté más
fuerte, o dos batallones en aquéllos lugares en disputa, o un batallón en aquellos
lugares en donde no haya guerrilla. Como un ejemplo ahí está Chalatenango, ahí
habrán tres batallones o sea 3 mil hombres permanentes, pero cada uno de esos
batallones se subdividirá en cuatro fuerzas: combatiendo 250, 250 de reserva, 250
en entrenamiento permanente, para llenar los vacíos que vayan teniendo y 250 en
licencia o en el hospital. Entonces en Chalatenango dicen habrán tres batallones,
eso significa que permanentemente habrá, según esos planes en Chalatenango 750
hombres de élite con suficiente fuego de artillería, aviación, helicópteros,
granadas, 750 permanentes atacando en distintos lugares. Pero la estrategia son
750 de refuerzo, esto son 1500 hombres los que permanentemente estarán en
Chalate y cercando y emboscando los campamentos o concentraciones de
guerrilleros, cercando y emboscando las veredas por donde puedan llegar
refuerzos, donde pueda llegar alimento, donde pasen los correos, aunque tienen
que tener mucha paciencia, dicen, para poder descubrir todos esos lugares y al fin
alcanzar y finalmente cercando por hambre a los guerrilleros y no dejar pasar
nada para que finalmente los mismos guerrilleros se suiciden por desesperación y
por hambre tengan que saltar al descubierto en su desesperación. Es decir ellos
están montando nuevas formas, nuevas tácticas, contra nuestra guerrilla, contra
nuestro pueblo y su principal arma, ellos ya la declararon, es la mentira, su
principal voluntad, destruir; su arma auxiliar, su paraguas podríamos decir,
elecciones, amnistía, Comisión de Paz.
En estas condiciones, entonces sí, ya habiendo concentrado su voluntad en el
ataque militar, pueden darse el lujo de pedirle al gobierno de Magaña que entre en
negociaciones entre el diálogo con la guerrilla, pero ya están fijadas las reglas.
Luego la amnistía que es una maligna arma de guerra sicológica, y en tercer lugar
para e1 diálogo la Comisión de Paz. Entonces, está bien claro el juego de Reagan,
es acabarnos y en segundo lugar, presentar un pseudodiálogo, una
pseudonegociación para poder engañar a determinados pueblos para los que la
palabra elecciones significa una fascinación. Por ejemplo, hay pueblos que sólo
viven de elección en elección y están enfilados en esa rueda, considerando que
cada elección va a resolver los problemas que no han sido resueltos, entonces los
toman como un medio de solución; entonces, cuando se les habla de una elección
bien fácilmente caen en la trampa de Reagan de decir "ve, por ahí es verdad que
está la solución”; entonces vienen, incluso generosamente, pueden venir amigos a
presionar hasta cierto punto, a que se entre en negociación o diálogo para las
elecciones; entonces en este momento se está planteando esta situación.
En la reunión del Comando Central se fue bien claro en las resoluciones de
algunos asuntos a este respecto; en primer lugar, las FPL, el Comando Central,
categóricamente declaró que no es conveniente participar en las elecciones de
este gobierno es decir, la no participación. Pero la no participación no es
suficiente, en el acuerdo del Comando Central se habla del rechazo del
desenmascaramiento y de la lucha contra las próximas elecciones. Entonces, es
un camino bien claro. Hasta ahora en el FMLN también priva un priva un
consenso en ese sentido, aún cuando ellos hablan de la modalidad de presentarlo,
pero hasta este momento hay un consenso de que no debe participarse y de que
debe desenmascararse, pero para nosotros eso ya es y nosotros dentro del FMLN
actuamos en forma positiva en ese sentido.
Entonces es necesario que quede claro, la posición frente a las próximas
elecciones. Llamar en este momento por ejemplo a una insurrección general
frente a las elecciones, sería prematuro, no es conveniente (cassette 2, lado A) Yo lo
pongo como extremos pues, pero hay una infinidad de negociaciones así que
pueden ser parciales; entonces lo mismo en el diálogo, hay diálogos para objetivos
parciales, para ver sí hay disposición o posibilidad de llegar a acuerdos en
determinados puntos. Por ejemplo, un diálogo con el enemigo para que la Cruz
Roja pueda entrar a determinados puntos para establecer un convenio de los
heridos del mutuo intercambio, etc, etc, todo eso son diálogos con objetivos de
que se prolongue, se vayan ampliando y se vayan convirtiendo en el pórtico para
las condiciones hacia una negociación.
La negociación no necesariamente significa ya firmar tampoco, es otra cosa
que es necesario estar claro, se puede negociar y hablar por años, toda vez de que
se tenga claro el objetivo para qué es la negociación; entonces un diálogo puede
conducir, ser el puente hacia una negociación, una negociación total o parcial,
global o del conflicto. Entonces siempre es permanente nuestro recurso como
medio de lucha; esos dos medios de lucha, hay que tomarlos en cuenta así como
en la huelga.
Cuando estamos en huelga, es un recurso y un medio de lucha presentar, por
ejemplo un pliego de peticiones y sentarse con el patrón a discutir el pliego de
peticiones, eso es legítimo y eso es negociación; cuando un sindicato está en
huelga y ha presentado un pliego de peticiones, tiene que sentarse ahí con los
patronos, los patrones de un lado y los dirigentes de otro, si son dirigentes
serviles bien rápido llega a un acuerdo con el patrón, "vaya pues, vamos a
aumentar medio centavo", aunque se enojen los trabajadores; pero los dirigentes
verdaderos de la clase obrera saben que no pueden rehusar ponerse a discutir ahí
con un patrón con Soflé, con Crist, con el que sea, y a veces se alargan, se
vuelven acaloradas las discusiones, entonces ahí se ve hasta donde es el cinismo
del patrón; eso incluso ayuda si son buenos dirigentes, si no son burócratas, a que
la masa se enardezca más porque ya cuando llegan, después de haber estado ahí
platicando con el Ministerio de Trabajo, cuando llegan de las sesiones, allá donde
está el grupo de la huelga pues, les llegan a decir "imagínese que este día el patrón
quería tal cosa, quería aceptar poner alguna cosa pues que se pida, pero no admite
para nada aumentos de salario", entonces, seguimos luchando y eso sirve para
levantar más y más al combate a la gente, viendo desde ese punto de vista como
recurso y medio de la lucha la negociación, no viéndolo como a toda costa el
recurso ya del que se está ahogando y quiere una tabla de salvación para no
terminarse de ahogar.
En El Salvador con una guerra tan heroica, la negociación no puede
concebirse así y las FPL siempre la ha concebido de otra manera, la negociación
la concibe como un medio de lucha estratégico y auxiliar para permitir que
nuestros combatientes puedan avanzar: esa es la negociación, y puede entrarse a
una mesa de negociación, pero si se está bien claro de eso: en la defensa
insobornable de los intereses del pueblo, se puede pasar peleando, ahí en la mesa
de negociaciones meses y años, mientras avanzan nuestros ejércitos, mientras le
dan el golpe de gracia al enemigo, al genocida y que aquella negociación se
convierta precisamente en el triunfo, en firmar la rendición del enemigo; o
condiciones de negociación que realmente sean ventajosas y favorables a los
intereses de nuestro pueblo; entonces, por eso que se dice auxiliar, porque así
como Reagan toma como sombrilla para sus helicópteros, para su aviación y sus
ejércitos, para querer destruimos a nosotros, toma las elecciones como sombrilla,
como medio auxiliar, así también nosotros, el diálogo y la negociación lo
tomamos como medio auxiliar para que nuestros ejércitos se fortalezcan y para
darles golpes cada vez más grandes al enemigo.
Ese ejemplo lo dio Vietnam, con la diferencia de que allí había un verdadero
partido comunista único y que nadie actuaba de otra manera porque no había
varias organizaciones con distintos enfoques; entonces, cuando el partido decía
vamos a la negociación ya tenía todo el plan hecho; esta negociación va a servir
este principio de negociación pues, estos amagos, en lo que estamos en amagos,
estamos concentrando grandes fuerzas y ya que se están haciendo los planes de
ofensiva para entrar, penetrar y poder conquistar tales provincias; todo eso en lo
que estaban hablando de que la mesa debía ser redonda, de quienes iban a ser los
interlocutores, ellos si estaban bien consientes revolucionariamente, bien
consientes, de que esa arma era auxiliar y que podía durar varios años, y
efectivamente, así fue, duró 4 años y a los cuatro años ellos estaban en tal
capacidad de fuerza y de poder que ellos con gusto firmaron el tratado de que se
salieran los norteamericanos; ya después de eso, ellos se las arreglaron con el
títere interno, porque tenían una superioridad abrumadora de fuerza; tenían todo
un norte socialista y todo un ejército revolucionario patriota en el Sur y todo el
pueblo de Vietnam con ellos, ahí había ya una correlación totalmente
desfavorable al enemigo. Y así ¿cómo no iban a ganar ellos la negociación?
bastaron no más de dos años de lucha para estar entrando en la ciudad de Ho Chi
Minh. Ese concepto de diálogo si entra dentro de la estrategia de la organización
que dice que lo diplomático es medio estratégico que debe de usarse con toda la
riqueza y toda la agilidad posible; estratégico, pero auxiliar de la lucha interna.
Entonces es en este momento en que hay varias posibilidades de diálogo. Hay
una cosa que debe quedar clara y es la siguiente: el diálogo que Reagan está
proponiendo es un diálogo que no puede ser aceptado, las FPL en eso están
claras y en el FMLN – hasta este momento – también hay consenso en eso. ¿Por
qué? Porque significa un diálogo para, bueno… ¿Cómo vamos a participar en
esas elecciones? ¿Cuáles son las reglas? No, no estamos de acuerdo con eso de
ponernos tales y cuales condiciones. Un diálogo para participar en el paraguas.
En segundo lugar, porque es un diálogo para legitimar esa maniobra peligrosa
de la guerra psicológica de la amnistía y, en tercer lugar, para legitimar las
alucinaciones de que puede haber una paz digna y justa en este momento, cuando
Reagan se está preparando para tratar de deshacernos. Entonces la línea que
tienen las FPL, que yo legítimamente puedo decirles que fue el espíritu de las
discusiones del Comando Central y de sus resoluciones, fue la siguiente: no a las
elecciones y su lucha contra ellas y su desenmascaramiento. ¡No entregaremos ni
una sola arma! ¡Verdad! ¡Ni una arma! ¡Al contrario, cada vez debemos requisar
más armas! En relación con las armas está bien claro: nosotros no entregaremos
armas sino que cada vez tenemos que conquistar más armas de manos del
enemigo.
En tercer lugar no admitimos tregua como condición para impulsar o para
empezar o para hacer diálogos o negociaciones. La tregua sólo serviría en este
momento para darle un respiro a un ejército que está en malas condiciones. La
tregua serviría para armarlos y para ponerlos en condiciones que no tienen en este
momento, de preparar las fuerzas móviles y de que después puedan lanzarse con
más vigor contra las fuerzas revolucionarias.
De manera que tregua y diálogo en este momento no están, ni deben estar
ligados como condición previa. La tregua, el cese del fuego no son cosas que no
puedan considerarse, sino dentro de una negociación, si al fin se llega a un
acuerdo digno, digamos que dure varios años o que dure lo que dure; pero al final
se llega al triunfo del pueblo con esa negociación, entonces claro que hay que
parar el fuego, y vienen las condiciones de cómo parar el fuego. Si el enemigo
entrega las amas, donde las va a entregar, etc., etc., o cómo va a ser esa
correlación de fuerzas. Pero en este momento, la tregua es inadmisible como
condición para diálogo, y tampoco nosotros estamos por el camino de los golpes
de Estado, sino que nosotros consideramos que cualquier golpe de Estado,
incluso el de Majano, si llega a darse, nosotros debemos de continuar e
intensificar en ese momento más la lucha y tratar de ganar lo más posible masas,
para lanzarlas a la lucha, al combate en distintas formas, para aprovechar la
coyuntura de un golpe de Estado, sin favorecer a los bandos reaccionarios que
estén en lucha. Por eso, varías cosas están claras en el futuro de nuestra lucha.
Toda organización revolucionaria tiene que tener claro su pasado, su presente
y su futuro, si es que quiere estar en capacidad siempre permanentemente, de
tener capacidad de poder orientar al pueblo. Entonces, nuestra Organización ha
visto con Honor que su línea estratégica trazada en sus primeros años, cambió la
historia del país, la está cambiando, incorpora a más fuerzas, propició la
formación de una unidad que, aún con diferencias ideológicas, estratégicas y
tácticas profundas, hay entre diversas Organizaciones; sin embargo, sí es un
instrumento básico y estratégico para nuestro pueblo, para avanzar y para seguir
sobre esa base, avanzando en mayores escalones de unidad. Tiene claro también
de que ha cometido muchos errores nuestra Organización.
Errores en el terreno de la construcción de nuestro Partido, que son los que se
sienten con mayor dureza en este momento. Después de muchos años de estar
haciendo esfuerzos por la construcción de un verdadero Partido Marxista
Leninista, nos encontramos con que ni siquiera hemos avanzado en la tarea
fundamental de crear la base de la Organización, de crear en forma verdadera y
vigorosa la base celular, la base de células que esté adentro de las masas,
dirigiendo las masas. No hemos podido todavía; estamos haciendo esfuerzos, se
están formando células ya, se está tomando otra característica, pero no podemos
hablar de Partido Marxista Leninista si no hay base, porque entonces no existe
verdadero Centralismo Democrático, porque el Centralismo Democrático no es
un camino de una vía.
No es sólo de una dirección que esté dando órdenes y orientaciones sin recibir
la riqueza de la masa. Una dirección así se vuelve burocrática, por fuerza, porque
ya Lenin lo decía, no se puede dirigir un pueblo, no se puede dirigir a la clase
obrera, como lo hacían y lo creían los pensadores y filósofos idealistas antiguos,
metidos en una urna de cristal, aislados del pueblo. Entonces una Organización
que no tenga raíces entre las masas no le llega a la dirección la verdadera realidad,
pensamiento, sentimiento, aspiraciones y disposiciones del pueblo.
Centralismo Democrático significa un funcionamiento de dos vías, de
orientación de parte de la dirección y de recepción de parte de la dirección, de las
opiniones, del conocimiento de la base y del pueblo, para tener los suficientes
elementos y poder elaborar buenas líneas de dirección. No podemos estar
satisfechos con el estado en que se encuentra el Partido todavía a estas alturas,
después de tantos años en que estamos luchando por formar el Partido del
proletariado.
Desgraciadamente no toda nuestra membresía, en determinado momento
comprendió la necesidad de fortalecer la vida celular precisamente porque hay
muchas otras necesidades, crear el ejército, crear determinadas Organizaciones
Populares, sustituir Cuadros en esas organizaciones, las Comisiones, las Sub-
Comisiones, los Equipos, etc.
Hay muchas necesidades en una Organización que se hace grande, pero
entonces, dentro de ese ambiente nos desviamos del pensamiento correcto de lo
que es un Partido del Proletariado y menospreciamos durante años la necesidad
de la formación celular y de los organismos intermedios; menos preciamos las
Direcciones Zonales, los Comités de Partido y las células, y las FPL no ha salido
del todo todavía de ese esquema porqué todavía no hay suficientes células.
Las FPL todavía no ha salido de ese esquema, y entonces se convirtió, no en
un verdadero partido del proletariado Marxista Leninista, sino que en un partido
de élite, de cuadros Marxistas-Leninistas, en su ideología, pero en la practica,
como Partido, todavía no ha alcanzado a llegar sus raíces a la masa y esa es la
tarea fundamental, porque sólo así va poder ser un verdadero Partido. De lo
contrario, con años y años de estar en esa pelota, en que sólo entre nosotros los
cuadros hay vida y hay aparente Centralismo Democrático, se van creando
deformaciones, se van creando situaciones en las áreas, cuadros valiosísimos de
las áreas a veces desmejoran, se van adquiriendo - nosotros, los dirigentes, los
cuadros en las Comisiones, Subcomisiones o Direcciones Zonales - determinadas
características que no son las de la humanidad y la modestia proletarias que antes
tenía un cuadro, por ejemplo. Y dentro de ese ambiente se va haciendo mucho la
prepotencia, la arbitrariedad, el creerse árbitro pues, de convertir o no convertir
en miembro aquél, o quitarlo para allí en el momento que le dé la gana, en la
hipersensibilidad a la crítica y en comenzar a castigar aquél que critica, incluso a
aterrorizar a la base. Se van creando una serie de cosas que no son del Partido del
Proletariado, porque no existe el juego del Centralismo Democrático, que es de
abajo para arriba y de arriba para abajo.
Entonces, de aquí arriba sí se puede criticar muy fuertemente a cualquiera,
pero si de abajo para arriba hay una crítica, entonces ya como no estamos
acostumbrados por años a que nos critiquen, entonces nos sublevamos y a veces
hay quien tiene todavía la moderación de no reaccionar mal, la modestia, pero hay
quien tiene sí, la impaciencia de reaccionar mal y de rebotar la critica y de usar sus
poderes en mala forma para el castigo a los que critican, etc Es decir, en la
construcción del partido, no podemos decir que estamos satisfechos de como
hasta este momento se ha avanzado. Ha avanzado bastante, las Direcciones
Zonales han hecho un trabajo muy grande sobre todo en el año y medio último,
muy grande, sobre todo de agosto del 81 para acá. Muchos cuadros, muy
sacrificados, están trabajando en los poderes populares, hay asambleas de
miembros, es decir se está generando una nueva vida, una vida va creciendo, se va
desarrollando el Partido, va agarrando una dinámica.
Una dinámica que si agarramos nosotros la conciencia de la necesidad de
impulsar esa dinámica, de la creación de las células y del funcionamiento del
Centralismo Democrático, tendremos la capacidad de formar un verdadero
Partido, el verdadero Partido del Proletariado Salvadoreño. En este día lo de abril,
a los trece años de la formación de la Organización, nosotros podemos decir con
orgullo que también tenemos grandes éxitos en el trabajo de nuestras Fuerzas
Armadas Populares de Liberación. Podemos decir que estamos preparados para
darle golpes, a corto plazo, mas fuertes al enemigo y que este año va a ser un año
de grandes y gloriosas batallas ganadas por nuestro pueblo, bajo la dirección de
las FPL, y también tenemos bastantes motivos para considerar que estamos
haciendo avances en el trabajo de masas, buenos avances en las zonas donde hay
influencia nuestra, en las zonas en disputa y en las ciudades en San Salvador y en
otras ciudades.
Tenemos razones para considerar que estamos pasando ya la situación más
difícil que teníamos. Y estamos seguros que nuestra Organización con su
realismo, con su convicción de que es estratégica la unidad de todo el pueblo para
ganar la guerra, estamos seguros y con toda la voluntad de hacer todos los
esfuerzos porque avance el FMLN y el FDR dentro de un enfoque realista y de
contribuciones realistas, que necesitará lucha ideológica correcta contra las
corrientes que sean incorrectas dentro de su seno.
El Comando Central aprobó que nos hiciéramos una autocrítica de toda la
vida de la Organización, lo cual es toda una tarea de análisis, para que pueda
servir para perfeccionar nuestro trabajo en el futuro, y en ese sentido es
necesario imbuirse de mucha responsabilidad, porque a veces pasamos de un
extremo a otro extremo, de considerarnos culpables de todo. Bueno, nos
ponemos en disposición de autocriticarnos, hay dos formas de hacer la
autocrítica, una autocrítica correcta que esté basada en el análisis Marxista
dialéctico de la situación en cada momento determinado, o una autocrítica que
haga abstracción de la realidad de cada momento, al tomar cada paso.
Entonces Lenin, cuando hablaba de la autocrítica o de la crítica, ponía una
figura que decía lo siguiente: Hay quiénes quieren criticar tesis o enfoques que
consideran incorrectos y que realmente tienen algo de imperfecto, puesto que
siempre está en perfección una línea, pero que tratan esta situación que se
necesita enderezar, con un criterio, como una mamá que cuando baña a su bebé
para quitarle la suciedad, lo enjabona bien y al final no sólo arroja la porquería y el
jabón de la batea, sino que arroja el niño.
Es necesario saber hacer la crítica y la autocrítica en sentido Marxista
Leninista, porque se puede caer en graves errores de considerar como error y
equivocado las más grandes glorias de las FPL, al no hacerlo en forma dialéctica,
precisamente y al no volver a plantearse la situación concreta en que se tomó. Por
ejemplo por qué nos vamos a dar golpes de pecho nosotros, considerarnos como
grandes sectarios, por el hecho de que proclamamos un nuevo enfoque de
alianzas de clases favorables a los intereses de la clase obrera y el campesinado, en
un país en donde estas clases son las clases mayoritarias y fundamentales. Y
precisamente podemos llegar nosotros en nuestro golpe de pecho o en nuestro
deseo de ser bien acuciosos y sinceros con nosotros mismos, a entrar en un tipo
de análisis critico o autocrítico, que precisamente nos suceda lo que dice Lenin,
comenzar a llamar sectario a todo lo que hizo grande a las FPL y a todo lo que
tiene valor precisamente para oponerse a las maniobras de una burguesía sedienta
todavía del sudor de nuestros obreros.
Esta revolución puede terminar de dos maneras, esta guerra puede terminar
con una coalición de fuerzas, de la burguesía, de la derecha incluso, un sector de
la derecha y un sector de centro, es decir una coalición lo suficientemente grande
como para tomar las riendas del poder, lo que significaría un modelo de sociedad
y de gobierno, un modelo burgués muy conocido ya por la burguesía. La
burguesía mexicana nos puede contar su historia de la revolución del 11 al 20 en
donde murió un millón de campesinos, su historia de cómo poder domar
(perdónenme la palabra tan fuerte) domar a una clase obrera tan grande y
orientar, bajo su dirección, o más bien dicho para sí misma a un gran
campesinado. No sólo la mexicana, son cientos de casos en los que no valió la
sangre de los obreros y de los campesinos. Todavía no está definida la guerra,
todavía no está definida la hegemonía de una clase y entonces que en este
momento comencemos a darnos golpes de pecho, decir que hicimos mal, que
somos sectarios porque la alianza obrera-campesina... ¿para qué vamos a estar
hablando de eso? ... ¿por qué nos aleja de otros aliados? ... pues claro puede tal
vez alejarnos durante un tiempo de otros aliados, pero también al contrario puede
ser el camino para conseguir a esos otros aliados en una actitud, ya no de
pretensión del poder total. Que comencemos a decir: las alianzas de clase las
planteamos mal, somos sectarios. Y que comencemos a plantear precisamente la
línea de la Organización, querámoslo o no, en forma directa o indirecta, que la
comencemos a plantear como sectaria y que es necesario darle vuelta a las tesis
fundamentales de la Organización, para poder marchar dentro de las
oportunidades que se presentan en determinada guerra.
La crítica y la autocrítica no significan ponerle el calificativo de sectario a lo
grande que la Organización tiene. Por ejemplo, sería grave, si alguien dijera que es
sectarismo que nosotros queramos defender los intereses de la clase obrera. O
que nosotros nos ponemos demasiado por delante. Las FPL se deben a la clase
obrera, y la clase obrera, realmente es increíble en un país tan luchador que
siendo tan grande su participación en la revolución, no tiene todavía un
verdadero Partido Marxista Leninista, entonces la aspiración de convertirse en el
Partido Marxista Leninista no es sectario, es una obligación fundamental para la
Revolución. Es cierto, pueden haber Marxistas Leninistas verdaderos, verdaderos
comunistas digamos en otras organizaciones, concedamos. Pero bueno qué
capacidad concentrada hay en lo que le llaman “los marxistas dispersos"; qué
capacidad concentrada hay para ponerse firmemente a construir su partido al
proletariado. Precisamente la misma palabra disperso está mostrando que no
tienen ni la capacidad ni todavía la voluntad.
El núcleo marxista más grande, más consecuente en estos últimos 13 años,
más verdadero, más dispuesto y con mayor posibilidad de convertirse en el
partido del proletariado verdadero son las FPL en El Salvador, y con esto no
estamos menospreciando hermanos, ni aliados que están derramando la sangre a
la par de nosotros.
No los estamos menospreciando, pero estamos viendo una realidad. Entonces,
por ejemplo decir que es sectarismo tratar de convertir a las FPL en el partido
Marxista Leninista, digamos pues, como a guisa de ejemplo que pudiera llevarse
hasta esos extremos en la autocrítica es, algo que, el Comando Central lo dejó
bien claro, la obligación de convertirnos en partido Marxista-Leninista. Esto no
significa menospreciar a nuestros compañeros, que tal vez haya un grupo en
algunas de las otras Organizaciones, no significa menospreciarlos ni negarles
porque no hacen ellos el esfuerzo, si en realidad tienen la voluntad de hacerlo,
pero no vamos a esperar una necesidad histórica de nuestro pueblo, así como no
esperamos en 1970 hasta que se convencieran los reacios no vamos a esperar
tampoco hasta que se convenzan y a que se desdispersen los marxistas dispersos
para organizar el partido del proletariado de los marxistas no dispersos con
voluntad de defender los intereses del proletariado hasta el final; es decir,
tenemos que convertir a la FPL en el partido del proletariado.
De manera que la tarea que nuestro Comando Central ha dado es una tarea de
mucha responsabilidad y es un deber buscar en nuestra historia y en nuestro
presente los aspectos débiles, hacemos nuestra autocrítica y eso nos obliga
precisamente a hacer las cosas dentro de nuestro método de acción, de análisis y
de conocimiento, dentro del Marxismo Leninismo. No botar el bebé junto con el
jabón y no comenzar a decir de que nuestra voluntad irreversible de hacer de las
FPL el partido Marxista Leninista, es sectario, porque no estamos reconociendo
los méritos de otros, no, o que proclamar como base de las alianzas, la alianza
obrero campesina es sectario, tampoco. O que la lucha de clases continúa siendo
el motor de nuestra revolución, comenzar a considerar eso como sectario,
tampoco.
Ser amplio, utilizar los cuatro medios de lucha incluyendo la negociación y los
diálogos como medio auxiliar y darle al enemigo lo más duro y los más fuerte que
se pueda en los golpes militares, lograr las mayores requisas de armas, formar más
unidades militares, hacer más poderoso nuestro ejército y de esa manera, ayudar
más a nuestro pueblo y al FMLN, en una lucha correcta por el triunfo de nuestra
revolución y de esa manera derrotar, también una a una las maniobras políticas
del régimen de Magaña. Por último, debemos decir que Centro América se
encuentra bajo una amenaza del Imperialismo Norteamericano. Nicaragua ha
sido invadida por más de mil soldados contrarrevolucionarios, dirigidos de forma
centralizada, hay amagos de seguir invadiendo a Nicaragua, hay amagos de guerra
entre Honduras, guerra de provocaciones de Honduras contra Nicaragua, hay
amagos de intervención en nuestro país.
Entonces, en este momento en lo internacional, el lema fundamental es lograr
crear toda una conciencia y toda una acción mundial, una voluntad, una acción,
una actividad mundial, contra la intervención del Imperialismo en Nicaragua y El
Salvador, en Guatemala, contra su ingerencia en Honduras y en Costa Rica. Esa
es en este momento la bandera de lucha más importante, crear una oposición
desde todo el mundo, hacer conciencia, porque incluso algunos gobiernos
amigos, por sus propios intereses de Estado, (México, Panamá) no le entran muy
bien al problema, y en parte hay algunas cuestiones que podrían secundar.
Entonces, el deber mayor en este momento, es levantar la lucha contra la
intervención del imperialismo, usar todos los foros públicos mundiales, excitar a
todas las organizaciones amigas, acercarse a todos los gobiernos posibles, amigos;
usar todo tipo de campañas creando esa gran conciencia y esa gran lucha mundial
contra la intervención del imperialismo en El Salvador y en Nicaragua, y mientras
tanto, intensificar al máximo nuestros golpes contra ese ejército, que se termine
de desmoralizar, que se profundicen más sus contradicciones y de esa manera,
con ayuda del mundo entero en contra y con la opinión pública Norteamericana,
en contra de la política intervencionista de Reagan, y metiéndole duro al asunto
militar y a la preparación insurreccional en las ciudades y en los lugares en
disputa, nosotros, en lo que falta del año, creo que nuestro pueblo va a dar un
salto estratégico de calidad en la correlación de fuerza, dentro de lo cual estamos
seguros que con la claridad de nuestra línea, nuestra voluntad y nuestra cohesión
en torno a la línea estratégica que para la toma del poder ha trazado el Consejo,
que ha ratificado el Comando Central en 1981 y el Comando Central de este año,
y uniéndonos en torno a esa línea, a la formación del Partido, al fortalecimiento
de las FAPL, a conquistar las masas, a fortalecer realistamente la unidad, creo que
nosotros daremos una contribución cada vez mayor al avance de la lucha de
nuestro pueblo y a la victoria final.
¡Revolución o Muerte!
¡El Pueblo Armado Vencerá!
Marcial
Primer responsable de las FPL-Farabundo Martí y Comandante en Jefe de las FAPL
Miembro de la Comandancia General del FMLN
Palabra al heroico pueblo de El Salvador, a mi querida clase obrera y a la gloriosa
FPL-Farabundo-Martí. 12/1V/83
Ultima -carta del comandante Marcial-
En todos los momentos duros de mi vida, en la lucha contra las clases
reaccionarias y explotadoras internas y contra el imperialismo yanqui, ha sido y es mi pueblo y
mi clase los supremos elementos de inspiración y objetivo básico la lucha por sus intereses. En
este momento más que nunca.
He sido atacado, perseguido, calumniado, vejado, reprimido mil veces por esos bestiales
enemigos del pueblo y todo lo he soportado y superado con mística por la causa de los obreros,
campesinos y pueblo. Todos mis pasos son y han sido dentro de este marco, de estos intereses
funda mentales, mayormente en estos últimos años de lucha, de la intensificación de la lucha
popular de liberación, de la intensificación de las ofensivas militares e insurreccionales hacia la
Toma del Poder para el pueblo y por el pueblo que tenga por base la alianza obrero-campesina y
sus intereses.
Al intensificarse la Guerra Popular, se intensifica también la acción del imperialismo en
todos los órdenes, sus conjuras, sus planes y complots. Contra todos esos planes nefastos estoy
dispuesto a luchar hasta la victoria total. Pero una cosa es luchar contra el imperialismo y sus
intrigas, y otra sentir la injusticia, la calumnia y la infamia de parte de los mismos hermanos.
Una negra conjura por manchar mi vida revolucionaria y dañar profundamente a las FPL está
en marcha y llegando a su culminación. No sé de donde proceden esos planes difamatorios, esa
conjura contra mi vida revolucionaria.
Lo único que sé es que cuando se acerca la Toma del Poder, la burguesía nacional e
internacional arrecia todos sus recursos para debilitar la hegemonía proletaria-campesina en la
revolución y de esta manera eliminar política o físicamente a las organizaciones que son
verdadera garantía de los intereses proletarios. Pero lo que duele, lo que no puede soportarse es
que hermanos revolucionarios sean engañados y acepten como si fueran ciertas la calumnia, el
invento pérfido, la infamia contra un revolucionario probado mil veces en el combate popular.
Que al aceptarlo no sólo contribuyen a destruir mi probada imagen revolucionaria, sino que se
lancen contra las filas de mi querida organización, considerando a todos sus miembros y redes
como potenciales infiltrados del enemigo.
No puedo soportar impotente que así se trata mi querida organización, base de la lucha
revolucionaria de mi pueblo y de la unidad consecuente, ni a las exigencias de que ponga a sus
organismos, redes, miembros y colaboradores en manos de una investigación mal conducida y
prejuiciada. Y no puedo soportar el escarnio que se hace de mi persona, la infamia de querer
involucrar mi nombre aunque sea indirectamente, la torpe insinuación en esa dirección, en el
doloroso caso de la terrible pérdida de nuestra compañera Ana María. Rechazo esta injusta
calumnia, aunque de ella se hagan eco los hermanos. Pero es más dolorosa la injusticia cuando
viene de hermanos que de enemigos.
La verdad, que un día inevitablemente resplandecerá contra la calumnia y la infamia, se
impondrá inevitablemente. Y por de pronto, toda responsabilidad sobre mi decisión personal
tomada en este momento recae sobre quienes, aún siendo hermanos, así han procedido tratando
de poner injustamente manchas a mi trayectoria revolucionaria.
Sé que mi querido pueblo triunfará pronto; que la clase obrera sabrá defender su derecho a
hegemonizar el proceso revolucionario de mi país, y que aun sufriendo estos grandes golpes, las
FPL sabrán resurgir como genuina expresión del proletariado y del pueblo y sabrá jugar
incidencia positiva en la correcta unidad del pueblo y sabrá desempeñar con nuestras queridas
FAPL papel decisivo en la victoria final y en las fases que conduzcan a la creación de las
condiciones para pasar al socialismo. Me alienta la idea de que mi modesta contribución a esos
logros, teniendo como norma hasta el último instante, cada acto de mi vida, los intereses del
proletariado y del pueblo, en alguna medida ayudan y ayudarán a los genuinos intereses del
pueblo en su futuro feliz.
¡Revolución o Muerte!
¡El Pueblo Armado Vencerá!
Marcial
Primer responsable de las FPL-Farabundo Martí y Comandante en Jefe de las FAPL
Miembro de la Comandancia General del FMLN