EL BLOQUE POPULAR REVOLUCIONARIO B.P.R.
DE EL SALVADOR
MOVIMIENTO SOCIAL AUTONOMO DE EL SALVADOR
-MOSA-
LA DIRECCION EJECUTIVA NACIONAL (DEN)
PRESENTAMOS
LAS PRUEBAS DE LA VIGENCIA HISTORICA Y ACTUALIDAD
DEL MARXISMO-LENINISMO REVOLUCIONARIO
PENSAMIENTO SALVADOR CAYETANO CARPIO
COMANDANTE MARCIAL
CON ESTO DEMOSTRAMOS QUE EL VIVE
Y CONTINUA LUCHANDO POR LOS INTERESES
DEL PROLETARIADO REVOLUCIONARIO Y PUEBLO
DE EL SALVADOR
CON LOS REVOLUCIONARIOS, ANDAR CON INTEGRIDAD !
Salvador Cayetano Carpio
La lucha de clases, motor del desarrollo de la
Guerra Popular de Liberación
I. Entrevista Concedida por el
Comandante Marcial a Marta Harnecker
Escrito:1982Publicado por vez primera: En EDICIONES ENERO 32, Mexico, 1982Versión digital: Centro Histórico Revolucionario Salvadoreño "Salvador Cayetano Carpio - Comandante Marcial".Fuente del texto actual: Version digital La lucha de clases, motor del desarrollo de la Guerra Popular de Liberacion, 2009.Esta edición: Nicasio Jaragua, Abril, 2010.
1. El PCS (Partido Comunista Salvadoreño) contra la violencia de masas.
-Marcial, entiendo que el Partido había definido para El Salvador, la vía armada como el camino para la toma del Poder.
-Exacto.
-Pero no la aplicó…
-No.
-Pero entiendo que no la aplicó durante largos años y, de hecho, en todo el período en que tú eras su Secretario General...
-Cuando tú dices vías, hay que plantear bien la cuestión, porque en el Congreso de 1964, cuando yo fui electo Secretario General, se aprobó una línea estratégica general, y se aprobó que la lucha armada era el medio fundamental para tomar el poder.
Pero ya en ese momento existían dos sectores dentro del Partido y precisamente la lucha con el sector de derecha fue ésa: la interpretación de la vía. Ellos decían lo siguiente: es cierto, la lucha armada es la decisiva para la toma del poder, pero estamos en un período de acumulación de fuerzas, que tiene que hacerse por la vía pacífica.
Por esa vía hay que acumular la necesaria fuerza, para que cambie la correlación de fuerzas contra el enemigo. Cuando esto suceda, la lucha armada será posible; mientras tanto, es condenable, y es condenable toda violencia. En concreto, la violencia de masas.
Después de las huelgas del 67 -huelgas en las que yo estuve en primera trinchera de combate junto a los obreros- y precisamente para impedir que se volviera a dar la violencia de masas, que volvieran a aparecer los garrotes, que volviera a aparecer la autodefensa de masas, se elaboró una serie de medidas que prohibían estrictamente las huelgas generales y la violencia de masas. Argumentaban que dentro del camino de la acumulación de fuerzas por medios pacíficos legales y semi-legales, etc., eso hacía daño: hacía daño la violencia de masas, hacía daño la solidaridad total de los obreros hacia la huelga, porque los convertía en fácil blanco para el enemigo y entonces éste podía destruir nuevamente las fuerzas que habíamos acumulado. Había que tener la paciencia suficiente como para continuar exclusivamente la lucha a través de los medios legales, sobre todo en el terreno sindical, y los medios parlamentarios, Esa era la línea.
-¿Es en el año 67 cuando empieza a resurgir el movimiento sindical y se producen las primeras huelgas después de un receso de 20 años?
-Sí, durante todo el año 67; pero precisamente fue el triunfo de las tesis que nosotros defendíamos dentro del Partido contra la posición de los sectores de derecha. Estos no querían la violencia de masas. En ese tiempo existía la FUS (Federación Unitaria Sindical), Ellos levantaron la siguiente tesis: que no se debía inmiscuir a la FUS en la lucha por quitarle sindicatos a la corriente controlada por el imperialismo y el gobierno; que no se debía atacar la línea imperialista dentro del movimiento sindical, ni proponer la violencia de masas, porque entonces se corría el riesgo de perder la personalidad jurídica de la Federación que había costado mucho conseguir. Insistían en que había que ceñirse al Código de Trabajo....
¿Atenerse a los marcos de la legalidad burguesa?
Así es. Entonces nosotros precisamente para que no afectara a la FUS, y para llevar adelante nuestras ideas acerca de la importancia de la violencia y la combatividad de las masas, organizamos, paralelo a la FUS y junto a la FUS, un organismo que se llamaba Comité de Orientación Sindical Revolucionario. Ahí nos reunimos los elementos más avanzados del movimiento sindical, los que no estábamos ganados por el economicismo. Ahí estaba Raúl Santiago Contreras, que murió en el 68, en apoyo solidario a la huelga de maestros, estaba José Dimas Alas, que después murió con las armas en la mano, y estaban una serie de compañeros...
- ¿Todos del Partido?
-Sí del Partido... Es que la lucha interna en el Partido no se llevó sólo en el terreno ideológico. En este terreno nosotros presentamos documentos polémicos que sirvieran de base para saber cuál era la mejor aplicación del marxismo, pero, además, buscábamos mostrar en la práctica cuál era el camino correcto. Y durante todo un año las tesis correctas lograron levantar la combatividad de las masas.
2. De dirigente sindical a dirigente del Partido.
¿Por qué no me explicas cómo organizaban ustedes el movimiento sindical...? ¿en qué consistían los métodos que usaban para lograr esas grandes movilizaciones de masas?
En primer lugar hay que tomar en cuenta que yo fui dirigente sindical antes de ser miembro del Partido. Entré al movimiento sindical en 1943, un año antes de que cayera el régimen de Maximiliano H. Martínez, cuando no se podía organizar sindicatos. En esa época logramos arrebatarles una Asociación Mutualista a los patrones para convertirla en un órgano de combate de los trabajadores...
- ¿En qué trabajabas?
-Era panadero... Todavía se celebra el 17 de junio como el Día del Panificador, porque fue el 17 de junio de 1944, cuando ganamos la primera huelga por medios combativos...
Yo surgí como dirigente, producto de la propia lucha de clases... Para mí el concepto de combatividad de los obreros es un concepto que estaba ligado a la lucha ilegal. En ese tiempo, tal vez lo que nos favoreció fue que no existía ninguna ley favorable al movimiento obrero, no había Código de Trabajo ni había nada … De manera que todo había que hacerlo a la fuerza, había que cerrar las fábricas a la fuerza. Dentro de ese contexto fue que yo surgí. Mi escuela de lucha de clases era la combatividad. Y desde entonces fuimos arrancando a la patronal y al gobierno, con lucha y con violencia de masas, cada una de las leyes que favorecían al movimiento obrero.
Ingresé en el Partido el 47, después de salir de 6 meses de cárcel en la que me metieron precisamente porque hicimos una huelga, y para aplastar la huelga comenzaron por meterme preso a mi que era el dirigente del gremio de panificadores.
Cuando entré al Partido, ya tenía 4 años de experiencia de lucha de clases en que no habían leyes, en que todo había que conquistarlo a la fuerza ... y con unidad, la unidad de todo el gremio, y la unidad de los distintos gremios, para poder arrancarle a la patronal, aunque fuera una mínima cosa, arrancarle el mínimo pliego.
Era una escuela forjada en la propia lucha de clases, y no en los libros ... El primer libro que leí fue "La Madre" de Máximo Gorki, en el 47, en la cárcel, en vísperas de entrar al Partido.
Así fueron mis primeros años de lucha, años muy, ricos, de grandes huelgas, de gran combatividad; y no sólo de huelgas en mi gremio. Llegué así a estar, sin quererlo, en la dirección de todo el movimiento obrero de entonces, que ni siquiera podía llamarse sindical, no podía. Era prohibido. No podía tener una estructura de tipo sindical, porque la palabra sindicato era lo mismo que decir comunismo.
-¿Eran direcciones abiertas o clandestinas?
-Es que a la fuerza hacíamos que fueran abiertas. Las aplastaba el gobierno en cada represión y volvíamos a aparecer. Cuando entré al Partido en 1947, yo estaba absolutamente convencido de que en El Salvador era imposible lograr nada, si no era con una actitud de combatividad de la clase obrera. Ahora bien, en 1959 la lucha en el interior del Partido se agudizó, producto del triunfo de la Revolución Cubana.
Y aquí un paréntesis. Tuve la gran suerte de haber estado en Cuba en la década del 50, antes del triunfo de la revolución, invitado por el Partido Socialista Popular: entonces me di cuenta de la gran combatividad de la clase obrera cubana, me di cuenta de los métodos del Partido y también de su línea, y su línea era muy parecida a la nuestra. Y me di cuenta cómo con esa línea no se estaba en capacidad de abarcar los nuevos fenómenos de la vida política en América Latina. Luego después, cuando vino el triunfo de la Revolución Cubana, vi con mayor claridad la debilidad de esa línea que nosotros habíamos puesto en práctica durante años, una línea que estaba exclusivamente esperanzada en las elecciones, en aprovechar el espacio político que el régimen quisiera darnos para acumular fuerzas por medios pacíficos. Estaba absolutamente claro de que nuestra línea caía precisamente en el dogmatismo, en un seguidismo, que se autocalificaba de marxista, pero que era anquilosada, que no era la ciencia viva aplicada a una realidad social, como la de El Salvador.
Entonces te decía que desde el 59 la lucha ideológica en el interior del Partido se agudizó por el ejemplo de la Revolución Cubana. Y precisamente por eso fue que en el 64 el Congreso me nombró Secretario General, era un ambiente polémico, agudo, duro...
-¿Qué cargo tuviste dentro del Partido antes de ser Secretario General?
Fui Secretario de Organización del Partido desde el 48...
-Secretario de Organización, ¿eso significaba ser miembro de la Comisión Política?
No sólo miembro de la Comisión Política, sino el segundo del Partido. Entré en el 47, como te dije y el 48 ya me habían nombrado Secretario de Organización, miembro del Comité Central y miembro de la Comisión Política y del Secretariado. Incluso el Congreso tomó un acuerdo especial de no aplicar la antigüedad en mi caso.
3. Nuevos métodos en el movimiento sindical.
-Bueno, te decía que con la Revolución Cubana se agudizó la lucha ideológica interna. Entonces se planteó la necesidad de cambiar de métodos de trabajo con la clase obrera. Tanto el burocratismo como el economicismo nos llevaron casi al aislamiento, casi a la liquidación de la influencia que habíamos logrado en la clase obrera. En el 63 nos quedaban ocho sindicatos, que más que todo eran de rótulo, porque eran sindicatos gremiales nada más con su directiva: un sindicato nulo, atrasado, eso era lo que nos quedaba. Todos los sindicatos de empresas e industrias los habían logrado copar el gobierno y el imperialismo.
Eso no se debía sólo a la acción del gobierno y del imperialismo y a la represión, sino que se debía también a los métodos que estábamos usando. Nos habíamos amoldado, o mejor dicho, el equipo que estaba ahí del Partido se había amoldado a los métodos que el imperialismo había introducido esos años en el movimiento sindical: exclusivamente ceñirse al Código de Trabajo, exclusivamente las notas del Ministerio. En fin, al legalismo, al burocratismo y al economicismo. El Partido acordó que yo regresara al movimiento sindical en el 63, y tuvimos que sacudir duro esos métodos.
-¿Antes de ser Secretario General?
-Sí. Entonces propiciamos la formación de la Federación Unitaria Sindical, FUS, que logró atraer a los sindicatos independientes y fortalecer el sector sindical que nosotros dirigíamos. En un año llegó a ser la central mayoritaria, llegó a tener 41 sindicatos, después de haberse iniciado sólo con 14; eso se logró precisamente por los nuevos métodos que empleábamos y la acción combativa que impulsábamos. A ello se agrega nuestra lucha contra el burocratismo incluso dentro del Partido.
Una lucha contra el burocratismo traía como consecuencia la combatividad de las masas, porque el burocratismo se expresaba en esto: llegaba, por ejemplo, un grupo de trabajadores a quejarse de que en su fábrica habían sido atropellados y expulsados del trabajo algunos obreros, y llegaban con deseos de luchar, de poner en huelga la fábrica. Entonces ¿qué hacían los compañeros burocráticos nuestros?. Primero les decían: "Miren, compañeros, aquí en tal página del Código de Trabajo está el artículo tal que los protege a ustedes, vamos a hacer esta acta, la firman, y aquí estamos nosotros para ir al Ministerio de Trabajo, o nos acompaña uno de ustedes. No tengan cuidado, no se muevan. Y díganles a los compañeros que tengan paciencia, que no sería conveniente que fueran a la huelga..."
Se sustituía así la energía y la participación de las masas en la lucha por sus propios intereses, por el papeleo ese y por el funcionario que servía de correo de transmisión hacia el Ministerio de Trabajo.
-Y cuando organizaban una huelga, ¿cómo la hacían?
-Bueno, ahí había dos formas: durante todo ese tiempo lo que primaba era ceñirse al Código de Trabajo. Este establecía un sistema que prácticamente impedía la huelga. ¿Cuál era el sistema? En primer lugar, plantear las demandas. En segundo lugar, en una reunión sacar la lista de todos los que estuvimos de acuerdo con la huelga, debiendo lograrse al menos el 51% de toda la fábrica ... Luego el Ministerio de Trabajo comprobaba esa lista, yendo a la fábrica, donde el patrón ... Eso prácticamente era decirle al patrón quiénes estaban en contra de él y quiénes a favor.
De allí comenzaba todo el trámite de un mes de conciliación que utilizaba el patrón para expulsar de la fábrica a todos los futuros huelguistas y para destruir la directiva sindical. Ese era el procedimiento que los compañeros seguían, el legalismo, el burocratismo. El procedimiento que nosotros establecíamos era el de hecho y de ahí era donde se espantaban los compañeros ... ¿Qué trata eso?: la participación de las masas, el cierre de la fábrica, la protesta, y luego después la violencia, porque la policía tenía que atropellarlos...
-¿Físicamente dónde era que se quedaban, fuera de la fábrica?
-Sí, sin avisarle al patrón en los 30 días...
-¿En la casa o con piquetes para impedir que entraran?
Con piquetes y con palos y todo esto *(*así en el original). Tuvimos por eso primero que romper con el legalismo ... En el 67 se rompió del todo, precisamente eso explica la serie de huelgas que se dieron desde enero. Entonces, ¿cuál fue la modalidad que introdujimos? En primer lugar, lo primero fue no respetar el Código de Trabajo. En segundo lugar, defender con piquetes armados con palos la entrada de las fábricas para no dejar entrar a los rompehuelgas. En tercer lugar, el choque con la Guardia, cuando ésta quería meterlos allí y la violencia revolucionaria a través de la huelga, que entonces se convertía en huelga política. En cuarto lugar, agitar las otras fábricas, para que dieran solidaridad a esta huelga. Y en quinto lugar, ir uniendo a la clase obrera sobre la base de la lucha por sus intereses a la solidaridad con la lucha de otros sectores obreros.
Con esos cinco puntos fue con lo que nosotros fuimos penetrando en las fábricas y lo hicimos con la oposición del sector de derecha del Partido.
A mediados de enero del 67 se produjo la primera huelga: la huelga de automovilistas, de pilotos, de motoristas de buses urbanos. Los compañeros se encerraron, dejaron el lugar en la oscuridad, formaron cordones de defensa de las unidades con palos, para detener a la policía. En tres días se ganó esa huelga.
Entonces la clase obrera, al ver que con ese método, pasando por encima de las disposiciones del gobierno y del legalismo, se podía ganar, comenzó una serie de huelgas. ¿Qué hacíamos nosotros? Dormíamos con los obreros, estábamos en los piquetes, andábamos de piquete en piquete ayudándoles a organizarse, enseñándoles a cómo hacer la comisión de cocina, cómo andar recogiendo contribuciones en los mercados para la olla común, cómo formar distintas comisiones, porque los obreros no tenían antigua experiencia de huelga. Así nos ganábamos su simpatía.
Muchas de esas huelgas brotaron en sindicatos controlados por el gobierno. Y aunque nosotros no podíamos tener su dirección, estábamos en la base, y al poco tiempo habíamos ganado toda la base y de hecho lográbamos dirigir la huelga, a despecho de la dirección legal que sólo estaba esperando la coyuntura propicia para traicionar la huelga.
-El Partido te destina a ti al movimiento sindical nuevamente en el 63, y la primera huelga es el 67. ¿Qué hiciste tú durante todos esos años?
Producir las ideas contra el legalismo, contra el economicismo y contra el burocratismo, y luchar contra eso dentro del Partido y entre las masas.
-0 sea, fue fundamentalmente una labor de propaganda durante esos tres años porque no hubo acciones...
¡Cómo no!, hubo algunas acciones importantes que no terminaban en huelga, pero se hacían con la nueva modalidad.
Además nos dedicamos a la labor de organización de células clandestinas en las fábricas, para darles vuelta a las directivas sindicales del gobierno. Por eso fue que en ese año -el 65, en que se formó la FUS-, creció de 14 a 41 sindicatos. Pero fue con esos métodos: impulsando la solidaridad de los trabajadores en la lucha por los intereses comunes, aunque perteneciendo a distintas federaciones sindicales, impulsando la lucha contra el Código de Trabajo, contra el legalismo propiamente y contra el burocratismo.
Naturalmente que la lucha dentro del Partido se hizo aguda, porque el sector que se había educado en todos esos años anteriores en el economicismo y el burocratismo, era grande. Eso explica que la derecha dentro del Partido haya podido finalmente obturar el camino, porque sus cuadros eran mayoría en el movimiento sindical. Ahora, en la dirección había también una mayoría de derecha, y lo que esa mayoría hizo fue apoyarse en la derecha que había entre las masas, en los sectores más retrasados de ellas, para poder dar la batalla contra ese sector que calificaba de aventurero.
4. La huelga de los panificadores y la actitud de la derecha del PCS.
-Mira, te voy a relatar nada más una cosa para que te des cuenta hasta qué grado de agudeza llegó la lucha de clases y la lucha ideológica, ligada a la lucha de clases.
En septiembre, octubre y noviembre del 67 hubo una huelga de panificadores. En un momento determinado, hubo necesidad de qué nos fuéramos a la huelga de hambre. En ese momento yo era Secretario General del Partido.
-La información que yo tengo sobre eso es de que esa huelga de panificadores no logró movilizar a todos los que ustedes pensaban movilizar, que un poco ustedes fueron a la huelga de hambre para tratar de lograr solidaridad con esa huelga. ¿Es así?
Sí, yo te voy a explicar. La huelga de panificadores sí logró ganar al gremio de panificadores. Pero la represión logró meter rompe-huelgas y la policía se apoderó de algunas panaderías, digamos, de las panaderías claves. La huelga tenía una característica muy seria de violencia de las masas, pero el gobierno nos estaba aplastando, en parte porque no había la sensibilidad necesaria, ni la agitación necesaria en los sindicatos. Los sindicatos querían irse a la huelga en apoyo de los panificadores, pero entonces aquí fue, cuando se dió más dramáticamente la lucha al interior del Partido. Cuando nos fuimos a la huelga de hambre 18 compañeros...
-¿Pero ustedes por qué se fueron a la huelga de hambre?. ¿Cuál era el sentido de esa huelga de hambre?
Bueno, es que fue por grados la cuestión. El objetivo inicial de la huelga era un aumento grande de salarios.
-¿De los panificadores?
Sí. Pero allí en El Salvador vieras que eso es bien interesante. Cualquier reivindicación que tú plantees, aunque sea un chorro, se convierte en una huelga política, porque inmediatamente salta la policía. Entonces aquel primer motivo económico, por el que se da la huelga, en dos o tres días se convierte en un motivo político y en una escuela de elevación de la conciencia de clase de los obreros.
Ya a esas alturas, cuando fuimos a la huelga de hambre, aquella era una huelga política de primer orden que se había extendido en el país, y precisamente el escenario de aquella huelga de hambre se convirtió en la más grande concentración de gente, en un mitin continuo, diario, de cada momento, frente al Palacio Nacional, y en una tribuna de desenmascaramiento al régimen. Todo aquello era un movimiento político enorme, sobre todo ya cuando pasó al grado de huelga de hambre.
Entonces al gobierno se le creó un problema de tipo nacional, ya no eran los panificadores, no, era la procesión continua, señoras de los mercados, manifestaciones que llegaban de diferentes lugares, de este lugar, del otro, y del otro, y el apoyo de los barrios y todo eso.
Cuando nosotros nos fuimos a la huelga de hambre, la parte conservadora del Partido comenzó a hacer una labor en contra de la solidaridad de las fábricas y los obreros a favor de esa huelga. Y lo hacían en una forma descarada. Ellos estaban en la dirección de la FUS. ¿Cuál era su técnica? Esto para que tú veas hasta qué grado llegaba la lucha dentro del Partido): En las asambleas sindicales se reunían con bastante calor para tomar el acuerdo de cerrar la fábrica e ir a apoyar la huelga de los panificadores, es decir, hacer una huelga de solidaridad. Entonces llegaban los compañeros del Partido que estaban en otras posiciones a decirles: "Bueno, compañeros, nosotros estamos de acuerdo con que ustedes se vayan a la huelga, eso es muy generoso, la solidaridad obrera es necesaria, pero nosotros tenemos responsabilidades como dirigentes de la Federación, de manera que, como ustedes se van a ir a la huelga, nosotros nada más queremos darles a entender, darles a conocer algunos puntos del Código de Trabajo. Ustedes deben estar conscientes de lo que van a hacer, para que después no digan que nosotros somos irresponsables, y que nosotros les hemos inducido a una huelga que les puede traer a ustedes algunos perjuicios".
"Ya va a llegar la navidad, ustedes van a perder los aguinaldos de acuerdo con el artículo tal del Código de Trabajo. En segundo lugar, en este otro artículo dice que a los tres días de trabajo que se pierdan, el patrón puede hacer nuevos contratos con otras gentes, es decir, pueden ser despedidos".
Y así... "De manera que nosotros les hacemos ver eso: si ustedes apoyan esa huelga, van a perder los aguinaldos, van a perder esto, van a perder lo otro. El Ministerio puede incluso deshacer la directiva, pueden quitarle la personería jurídica al sindicato y ya ven la gran conquista que esto significa y todo lo que ha costado conseguirlo. De manera que ustedes pueden hacer la huelga, pero también hay otras formas de solidaridad. Ustedes pueden, por ejemplo, hacer una contribución, llevar una ayuda a los compañeros que están allá, en realidad es necesario demostrar solidaridad humana. llevar una ayuda, visitarlos, etc." Cuando terminaban de hablar, habían logrado convencer a la parte más atrasada de la asamblea.
Aunque hubiera ahí algunos de los más avanzados que plantearan: "No, no podemos dejar morir a los compañeros panificadores, etc." Siempre hay en todo sitio una parte un poco retrasada.
Ya cuando se llevaba el asunto a votación planteaban: "Bueno, compañeros ¿qué prefieren? ¿Están por la huelga, o están por la contribución solidaria?".
Así fue como echaron por tierra la posibilidad de levantar huelga general, que en determinado momento llegó a estar en el ánimo de las masas...
Y toma en cuenta lo siguiente, el que estaba muriéndose ahí en la primera trinchera de combate, era su Secretario General. ¡Preferían que se muriera su Secretario General! ¡Tal era el grado de agudeza de la lucha ideológica! ¡Preferían eso, para que no venciera la línea combativa!.
Yo tenía entendido de que trataron de movilizar a los sindicatos, pero que no habían condiciones objetivas para hacerlo...
-Esa fue la forma en que trataron de movilizarlos.
¿Cómo se explica que te eligieran Secretario General, si tú representabas la línea de izquierda y había una mayoría de derecha en la dirección?
-Bueno, yo no me lo explicaba al principio. Se puede explicar nada más, pues, por la cuestión de que la historia avanza y que, a pesar de todo, en determinados momentos hay cierta intuición de que hay necesidad de hacer cambios. Pero en el momento que a mí me pidieron el juramento, no parecía que había sido ungido con un cargo de esa naturaleza, sino que estaba en el banquillo de los acusados. "¿Promete el compañero fulano de tal que va a aplicar estrictamente la línea de la Organización, que no va a aplicar ideas izquierdistas?".
-¿Eso no es usual?
-Que se va a cumplir la línea, sí, pero que le digan a uno que prometa que no va a introducir dentro del Partido el aventurerismo o el izquierdismo, eso no.
5. Grupos de acción y creación del FUAR (Frente Unido de Acción Revolucionaria).
Ahora Marcial, en estos años que tú estás allí metido con el movimiento sindical después del triunfo de la Revolución Cubana, tú decías que habías visto en Cuba cosas que te hicieron pensar mucho en la necesidad de revisar determinadas formas orgánicas del Partido, o métodos de trabajo en relación a la implementación de la lucha armada ... ¿Qué pasa con esa preocupación tuya y con ese trabajo sindical?
Bueno, la primera cosa es la siguiente: para mí quedó claro que habían dos formas de aplicar el marxismo, una forma dogmática, y que precisamente la Revolución Cubana había demostrado que era necesario no aplicar el marxismo de manera dogmática, sino aplicarlo de acuerdo a las condiciones del país. Llegué a la convicción de que estábamos aplicando el marxismo de manera bastante dogmática.
En el 59 hubo en nuestro país una situación muy importante que fue la lucha contra el gobierno de Lemus: el gobierno de Lemus penetró en la Universidad en un ambiente de gran auge del movimiento de masas, hubo expulsión de dirigentes, expulsaron a Schafik, expulsaron a Raúl Castellanos Figueroa, a varios de los dirigentes de la Comisión Política.
Entonces nosotros fuimos sensibles al momento y comenzamos a utilizar grupos de acción de cinco para aprender a manejar armas. Estos grupos de acción fueron sólo, digamos, los fermentos, pero sacamos la línea del derrocamiento por las armas del régimen, lo que le denominábamos insurrección armada. Llamamos a la insurrección armada y al derrocamiento de Lemus.
Aunque no derrocamos a Lemus, porque el movimiento estaba muy tierno, eso ya significaba un viraje, ya significaba poner en acción diferentes formas de lucha armada para derrocar un gobierno...
-¿Esa fue una decisión de la Comisión Política?
-Sí, pero te digo, gran parte de la Comisión política estaba fuera del país, por la represión que había existido.
Ahí comenzó el primer fermento de los grupos de acción. Claro, una parte del ejército se alarmó, creyendo que el llamamiento a la insurrección y los "grupos de acción" de entonces eran más fuertes y pensaron que, con el ejemplo de la Revolución Cubana, podía eso convertirse en algo serio. Ese análisis los llevó a dar un golpe de estado, estableciendo un régimen bastante democrático. Entonces se terminó la motivación, porque ya con el nuevo gobierno no se podía seguir el mismo esquema. Incluso estableció relaciones con Cuba. Fue bastante liberal, precisamente para parecer diferente a la anterior dictadura. Nada más duró tres meses. a los tres meses lo derrocaron ... Aquella experiencia de los primeros grupos de acción fue aprobada por unanimidad en el Partido, ahí no hubo oposición.
Cuando derrocan a esa Junta, hay gran indignación del pueblo, entonces con facilidad y por unanimidad dentro del Partido se acordó formar el Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR).
Ahí fue donde pusimos a Schafick.
-¿Como Secretario General del FUAR?
-Y se formó una cantidad de columnas de 4 o 5 compañeros, clandestinos, destinados a la acción armada, los cuales debían prepararse. Era una labor de preparación en lo armado. Incluso se envió a algunos compañeros a prepararse (a Cuba). El FUAR llegó a ser una organización muy fuerte, porque entonces se encontró trabajo del Partido en eso ...
-¿Eso fue en el 60?
61,62, hasta 63. Dos años y pico.
Bueno, pero ¿qué fue lo que pasó después?
Esos grupos de apoyo fueron entrando en un estado de ánimo de frustración. La dirección del FUAR no tuvo la capacidad de hacer ni siquiera una acción armada, y como aquella gente hervía por la lucha armada, y se había ido convirtiendo prácticamente en ayudantes de la labor de propaganda, sintieron que los estaba subestimando. Se les había llamado para aprender y preparar algunas acciones y no se hizo ni una sola acción militar en tres años. Así entró lo que Schafik llamó el gran bajón y ya no se logró levantar aquello. Pero además sucedió otra cosa: resulta que se produjo una desviación militarista dentro del FUAR, aún sin practicar lo militar...
¿En qué consistía esa desviación militarista?
-Por ejemplo, se elaboró una teoría que implicaba el menosprecio al movimiento de masas. Esa teoría fue rechazada y de ahí vino una lucha ideológica bien fuerte. Se sostenía que "los sindicatos en El Salvador no tenían razón de ser, que sólo tenían razón de ser en países industrializados, como los europeos, pero que en un país tan atrasado era una adaptación mecánica", etc.
Esta es una de las razones por las que te digo que del 64 al 65, después de tener un gran dominio del movimiento sindical, nos quedamos en sólo 14 sindicatos. Es decir, aquellas concepciones militaristas de desprecio al movimiento de masas, de considerar los sindicatos como ya caducos y concentrarse sólo en la preparación militar, florecieron y, paradójicamente nosotros, que habíamos organizado los primeros grupos de acción antes de la caída de Lemus, que estábamos por la integralización de la lucha, tuvimos que salir en lucha ideológica dentro del Partido contra esa desviación, insistiendo en la necesidad de hacer un movimiento de masas.
Ahora entiendo un poco por qué te eligen Secretario General, porque de alguna manera interpretabas al sector de derecha en ese momento...
-Todo ese año llevé a cabo la lucha por el rescate del movimiento de masas, pero se tergiversó mi posición y se decía que yo estaba contra la lucha armada. Entonces en el Congreso se equilibró la cosa. En el Congreso se acordó que la lucha armada debía de proseguirse, no debía agotarse, pero que debería armonizarse con el movimiento de masas. Esas experiencias fueron buenas para no caer después en el error del militarismo, porque ya habíamos llevado a cabo una lucha contra esa desviación, y teníamos la experiencia de que se podía caer en ella y menospreciar a las masas. Ambas cosas son necesarias....
6. Actitud de la Dirección del PCS frente a la huelga general de abril del 67.
En abril de 1967 logramos levantar, prácticamente de la nada, una huelga general. Esta partió de una fábrica de lingotes de hierro, que se encontraba a 59 km. de San Salvador. Su directiva sindical, que estaba en manos del gobierno, no dejaba acercarnos a la base, pero nosotros nos infiltramos y con gran. perseverancia logramos ganar a la masa y, sobre esta base, obligar a los dirigentes del gobierno a plegarse a la huelga, actuando en unidad con la FUS. Gracias a ello logramos hacer la huelga general más grande de los últimos 20 años: 30 mil obreros pararon y algunos iban a hacerlo, porque estaba pensado como un movimiento progresivo. Esta experiencia fue una gran escuela para miles y miles de trabajadores que jamás habían vivido una huelga.
Y mira lo que pasó con la dirección del Partido. Cuando llego cansado, soñoliento, pero feliz, de la trinchera de combate a la Comisión Política, porque se había ganado la huelga, porque había visto el auge del movimiento de masas y el orgullo que sentían los trabajadores al haber logrado, al fin, hacer sentir su fuerza, su combatividad y su unidad, los compañeros me oyeron, pero con el rostro bien sombrío, como si hubiéramos vivido una gran derrota y luego dijeron: "Bueno, es cierto, la huelga se ha ganado, pero queremos hacerle una pregunta al compañero: ¿Qué hubiera sucedido, si el gobierno pone el estado de sitio?. Que responda el compañero, nosotros no podemos permitir ese tipo de aventuras en el movimiento sindical; esas son acciones aventureras, izquierdistas, extremistas. Por una casualidad se ganó esa huelga, pero si implantan el estado de sitio, ahorita estarían cerrando todos nuestros sindicatos, y la acumulación de fuerzas que nos ha costado durante años, se hubiera deshecho. . .".
De ahí sacaron la conclusión y esa es una tesis histórica de que "durante el período de acumulación de fuerzas no se pueden permitir batallas decisivas, sino sólo batallas parciales". No se puede permitir darle un blanco al enemigo, para que destruya todas nuestras fuerzas. Esa fue la tesis que aprobaron...
¿Tú tienes toda esa documentación?
-Desgraciadamente el Partido es el que la tiene, porque yo entregué toda la documentación después de mi renuncia. Entonces así realmente con esas tesis el Partido se va convirtiendo -como les decía yo en el documento acerca de la violencia- "en el bombero", estábamos apagando, echándole agua fría a la combatividad de las masas, y así no sólo íbamos a perder a las masas, sino que íbamos a perder la oportunidad de ser una vanguardia, de dirigir como vanguardia. Entonces en esas condiciones de lucha tan aguda, ideológica y práctica, es que transcurren todos los últimos años de la década del 60.
-¿Qué papel jugó la posición del Partido en la guerra con Honduras?
-Este hecho hay que juzgarlo dentro de todo ese contexto.
7. Atención centrada en la violencia revolucionaria de las masas.
-¿Pero tú para entonces has puesto entre paréntesis el problema de la lucha armada más general, digamos, o tú estás, al mismo tiempo que trabajando en el movimiento sindical, pensando en hacer frente a esa tarea de forma más eficaz?
-Verdad es que metido ya dentro del torrente de la lucha sindical, con todas las tareas diarias, y metido en el juego de la lucha contra los sindicatos pro-imperialistas, lo que más saltaba a la vista era otro aspecto de la violencia revolucionaria: la violencia revolucionaria de las masas, con algunos aspectos de lucha armada, aunque todavía con armas muy elementales, como palos, etc. Una violencia aplicada en la gran lucha de masas, en la lucha política, es decir, en otro terreno.
Pero a finales de la década el pensamiento este se fue internalizando más, con las experiencias que se habían tenido: la lucha contra Lemus, el FUAR, las experiencias todavía calientes de la lucha combativa de las masas... Entonces ya había un campo más propicio para equilibrar la línea ... .
- Ahora, en ese momento ¿qué es lo que tú pensabas? ¿qué es lo que debiera haber hecho el partido?
-Bueno, yo presenté documentos. Incluso este documento sobre la violencia del que te hablaba, no sólo se refería a la dirección de las masas y a la violencia de las masas, sino también a la necesidad de que el Partido atendiera el aspecto de la lucha armada.
Ya no sólo era por la cosa exterior, ya la cuestión del ARS* golpeaba adentro. Me preocupaba ver que gran parte de la juventud se iba a ir por la lucha armada, y que al Partido se le iba a ver como a un enemigo, puesto que prácticamente los condenaba y los trataba como enemigos.
Ahora tú sabes que no se puede decir que una estrategia elaborada a través de la lucha ideológica, nazca perfecta desde el principio, se va alimentando de la práctica, se va alimentando de las mismas necesidades no atendidas, se va alimentando de las experiencias que se van logrando y de la misma dinámica de la lucha ideológica. Entonces eso fue transformándose en algo cada vez más maduro y en un pensamiento cada vez más integral. Yo no te puedo decir que en el 69 ese pensamiento era integral.
Cuando presento los últimos documentos al interior del Partido, planteo la necesidad de la lucha armada, de la autodefensa de la violencia de las masas y la necesidad de transformar orgánicamente al Partido, en donde con toda claridad decía: "para una buena parte de los miembros del Partido va a ser difícil amoldarse a las nuevas condiciones de lucha,a la armada, a los sacrificios que eso requiere, a la clandestinidad, a la compartimentación que eso requiere, etc.". Entonces yo propongo un esquema y un método para la reestructuración del Partido.
8. Nuevos planteamientos para orientar al PCS hacia la lucha armada.
-¿En qué consistía ese esquema?
Eso fue al principio del 70, antes de la formación de las FPL.
O sea, ¿después de la guerra de Honduras?
-Sí, después....
-¿Tu todavía estabas en el Partido? ¿no te habías retirado del Partido?
-No, yo renuncié en marzo del 70.
- ¿Y los documentos cuándo los presentaste?
-Durante esos meses anteriores: diciembre, enero ... En ese documento acerca del esquema orgánico del que te hablo, yo planteaba la necesidad de una reestructuración del Partido, para lo cual había que comenzar por la tabla de normas y valores: valores personales, cualidades personales y revolucionarias. A mi me parecía que una parte de miembros del Partido se había amoldado, se había acomodado a un liberalismo en su modo de vida, que no hacía mayores esfuerzos, que no tenía realmente ya la calidad para dar el salto. Esto fue lo que definitivamente asustó mucho más a los compañeros. De hecho yo planteaba una reestructuración total del Partido, que requería una revaloración total de los miembros, para ver si iban a ser capaces de poder dar el salto hacia una integralización de la lucha. Ese fue de los documentos últimos que yo presenté. Entonces, sí, ya estaba bastante avanzada la idea de la estrategia político-militar.
¿Cómo pensabas tú que tenías que reestructurar el Partido? ¿seguían jugando un papel las células, la formación de cuadros. etc... ?
Lástima que en este momento no tengo este documento. Pero no me parece que yo haya presentado todo un esquema así, digamos estructural, desde la dirección hasta abajo, con toda su ramificación, el papel de las células y todo eso. Pero el pensamiento central era éste: primero, que para integralizar la lucha, para poder dirigir la lucha armada y la violencia de masas, era necesario que la calidad de los miembros fuera revisada, y que muchos de los miembros, incluso miembros de la dirección, no iban a ser capaces de dar el salto hacia adelante. Segundo, que las células deberían tener no sólo una función política, sino que también deberían tener una función militar y una preparación militar.
-¿Todas las células del partido?
Todas las células, pero sin quitarle la función política. Es decir, el esquema leninista del centralismo democrático, de la dirección colectiva, de las organizaciones nacionales, intermedias y de base, no variaba. Lo que variaba era su función y su calidad. La función en el sentido de que todos deberían dominar en alguna medida también el arte militar y de que todos deberían estar dispuestos y preparados, en el momento necesario, para asumir esa función. Pero, además de esto, que el Partido tenia que combinar la lucha de masas y la lucha militar, y no caer otra vez en el error de unilateralizarla. Ni convertirse en foco guerrillero, ni tampoco sólo atender el movimiento de masas. Ahora fíjate que toda esta polémica, toda esta lucha, toda esta práctica entre las masas y la experiencia internacional de la década del 60 nos alejó en parte del peligro de querer mecánicamente aplicar el ejemplo de la Revolución Cubana. Fíjate que durante todo ese tiempo existía el peligro de caer en el esquema de Debray. Eso era lo más fregado. Pero, en nuestro caso como se surgía del seno de un partido que ya tenía sus estructuras, ya no había peligro de que se redujera el partido a un foco guerrillero, sobre todo si se había vivido la experiencia de la gran combatividad de ese enorme movimiento de masas. Entonces, con mayor razón, la combinación de ambos medios de lucha estaba garantizada. Lo ideal en El Salvador hubiera sido que hubiera habido por lo menos un poquito de sensibilidad de parte de todo el Partido para poder ver la necesidad de que éste asumiera el papel de vanguardia, no sólo en lo político, sino también en lo militar.
9. Lucha ideológica que no llega a la base
- ¿Estos planteamientos tuyos sobre la necesidad de readecuar el Partido a los nuevos requerimientos son discutidos en el seno del Partido?
-Ahí lo que sucede es lo siguiente. El mecanismo de la mayoría se utilizó para que la base del Partido no se diera cuenta de lo que estaba sucediendo en la lucha ideológica. El respeto a las normas estatutarias me impedía hacer llegar hasta el seno de las bases esa situación. Sistemáticamente la mayoría del Comité Central, que a veces era muy pequeña, de uno o dos, tomaba acuerdos de que los documentos que yo estaba presentando y que servían de base al Comité Central para llevar a cabo la discusión, no pasaran a la base. Era una lucha ideológica en la cual no participaba toda la base, todo el Partido, por el miedo que tenían al contagio de las ideas.
Es decir, no es que se haya perdido la lucha ideológica: con un poquito que hubiera bajado esa lucha ideológica abajo, estaba ganada la batalla. Lo que pasa es que la mayoría de la dirección, defendiéndose como gato patas arriba, vaya, impedía que esas ideas pasaran a la base. Precisamente ése fue el argumento para acordar que no se realizara el Congreso que debía realizarse en esa fecha.
La Comisión Política, arbitrariamente, acuerda que no se convoque al Congreso, y con este argumento: "si se convoca al Congreso, las ideas aventureras e izquierdistas pueden triunfar y se corre el peligro que el Partido se lance a una línea aventurera, porque la base no está educada". Esa era la situación...
-Haciendo una análisis retrospectivo ¿no has pensado alguna vez de que debieras haber roto esa legalidad del Partido para hacer una lucha interna?
Es que fíjate, yo traté de evitar a toda costa, hasta el último momento, la formación de fracciones ... Entonces aparecía como que era yo solo el que estaba luchando ... Yo aceptaba las decisiones del Comité Central y me sometía a los estatutos. Sin embargo, ya en las últimas semanas, saqué un documento como Secretario General, en el que traslucía a la base la situación difícil que estaba pasando el Partido. Era un documento muy pequeño en que daba a conocer a las bases la situación de tensión y dificultades que había con la dirección. Esa fue una de las cosas que más preocupó al sector mayoritario. Y fue un documento que después condenó la Comisión Política.
10. Surgimiento de las FPL (Fuerzas Populares de Liberación "Farabundo Martí").
Al cerrarse los canales de discusión interna por la acción del sector de derecha, no me quedó otro camino que renunciar al Partido y fundar una nueva organización. El 1 de abril de 1970, nacen las Fuerzas Populares de liberación Farabundo Martí". En ese momento el Partido está empeñado en demostrar que la vía pacífica de lucha era el camino para llegar al poder en El Salvador, fundamentalmente la vía electoral, buscando como aliado fundamental a los sectores democrático burgueses...
¿Pero entiendo que nunca el Partido planteó que la vía pacífica era la vía para la toma del poder...?
-Sí, así tal vez no. Aunque después de la toma de posesión de Allende, sí, abiertamente hablaban de que estaba demostrado la posibilidad de la vía pacífica y que ése era el camino para El Salvador.
Pero después del fracaso de la experiencia supongo que cambiaría la formulación...
Sí, ahora se puede decir que nunca se dijo eso. La verdad es que no siempre se dijo eso tan claramente, pero sí más sofisticadamente en el siguiente sentido: "La acumulación de fuerzas por los medios pacíficos es el camino para el desarrollo del movimiento revolucionario. Y el salto revolucionario se dará a través de las armas". Y este salto se concebía como una insurrección de dos o tres días. La lucha armada era permitida en esos dos o tres días finales. Y mientras tanto, todo el resto, o sea, lo que buenamente se puede llamar la vía para el desarrollo del proceso, era la vía pacífica.
Ahora, efectivamente decir que la vía pacífica era la vía para la toma del poder no es exacto, porque se planteó siempre una culminación, en la cual la lucha armada iba a jugar el papel decisivo...
Entonces existía una interpretación un poco estrecha de la tesis de Lenin de la situación revolucionaria.
11. Por qué una organización político-militar.
-Marcial, ustedes se plantean como una organización político-militar, ¿en qué consiste eso de lo político-militar? ¿significa una negación a la concepción clásica de partido?
-Es la puesta en práctica de una estrategia político-militar. Es decir, de la combinación de todos los medios de lucha ...
-¿Eso estaba claro desde la partida?
-Desde el principio. La combinación de todos los medios de lucha, en la cual la aplicación política de la línea tiene que complementarse con la armada, y ésta pasa a ser la fundamental, en ciernes, digamos, al principio, pero con tendencia a convertirse en determinado momento en fundamental. Incluso cuando la lucha armada está tiernita, cuando todavía no abarca todo el panorama nacional, y no es todavía la fundamental, es ella la que en determinado momento pasa a ser la que jala todo el proceso, y, entonces, los otros medios de lucha tienen que combinarse con éste, que es el fundamental. Cuando nosotros en El Salvador proclamamos la organización como político-militar, lo hacemos respondiendo a una verdadera necesidad, porque había en el país organizaciones que negaban la vía militar, y querían constreñir todo el movimiento exclusivamente a lo político. Entonces había que ser claros, para que el pueblo entendiera perfectamente. Ahora bien, ese planteamiento no se hace en el sentido de negación de la concepción de partido, sino dentro del pensamiento de que había que dejar bien claro ante el pueblo los dos aspectos de la línea, los dos aspectos de su participación: la lucha de masas y la lucha armada, que esta organización tenía que dirigir.
Al plantearnos como organización político-militar, pretendíamos evitar caer tanto en el militarismo, como en el derechismo que veía exclusivamente lo político. Pues, cuando esto no se comprende como una línea integral, se puede caer en un error muy serio, y ése es el error del militarismo. Nosotros, desde la partida teníamos muy claro que lo militar no es sino la prolongación de lo político por otros medios, por los medios armados.
Otra cosa que, desde sus inicios, tuvo clara la Organización, fue la necesidad de que fuera el pueblo el que tomara en sus manos también aquella causa, que fuera el pueblo, el propio autor de la lucha armada. Y como teníamos bastante experiencia en la incorporación de las masas a la lucha, especialmente a la lucha contra el burocratismo, no había muchas dificultades en eso. Teníamos claro que era el pueblo el que iba a hacer la guerra y que estos grupos armados no deberían de convertirse en una élite, en unos héroes desligados del pueblo, que le iban a ahorrar al pueblo el trabajo de hacer la revolución.
La experiencia de la década del 60 con respecto al foquismo nos preparó para tener una pensamiento más integral. De manera que, cuando nosotros hablábamos de político-militar, no hubo peligro de deformación, porque desde el principio teníamos claro que lo político es lo fundamental, lo que tiene que dirigir la guerra, y que lo militar está supeditado a lo político y es parte de la expresión política de la lucha de clases.
-Independientemente de haber tenido claro esto en el pensamiento, entiendo que en la práctica de hecho ustedes se dedican durante bastante tiempo sólo a la actividad militar, ¿a qué se debe eso? ¿a la necesidad de entrenar a la gente en esta lucha que era algo nuevo para ustedes o a que se entusiasmaron un poco demasiado con lo militar?
-Mira, eso hay que verlo en un marco de conjunto, porque si agarrás* (*así en el original) así en pedazos la cosa, en un determinado momento puede parecer unilateral, hay que ver la proyección, aunque hay que reconocer que el pensamiento no está totalmente plasmado desde el comienzo.
¿Qué fue lo que sucedió con las FPL? No es que nos metiéramos durante un tiempo, digamos nada más que a lo militar. Fíjate que ahí hay que ver una cosa, el Grupo Comando Central, o grupo inicial, era una dirección de partido, eminentemente de partido... Ahora, era necesario darle al pueblo el instrumento armado. Era precisamente de lo que carecíamos, entonces ahí hubo un dilema: formamos primero el partido, las bases y todo eso... ¿Cuántos años nos vamos a tardar para que el pueblo pueda adquirir la confianza de que puede organizar la lucha armada?...
Entonces nosotros decidimos separarnos de la práctica orgánica tradicional. ¿Cómo podíamos hacer un partido con sus células con 7 personas? Aunque hubiéramos querido hacerlo, no habría sido posible. . . El grupo inicial era realmente una dirección de partido, aunque no tuviera ese nombre, con pensamiento de partido, que venía de luchar, y que conocía, pues, lo que era el funcionamiento de un partido.
-Antes de seguir con el tema ¿cómo se entiende que el secretario del PCS con prestigio en el movimiento de masas y en el partido se haya conformado con 7 personas y no haya reclutado dentro del Partido más gente, aunque sea a posteriori...?
-Es que ése fue uno de los acuerdos principales que tomamos, precisamente para apartarnos del esquema que se había seguido en varios países de América Latina. Lo primero que se hacía era salirse, formar un grupo. y disputarle al Partido hasta el nombre y el reconocimiento. Acordamos que si seriamente íbamos a emprender esa lucha armada, que es muy complicada, nosotros no nos íbamos a entretener en estar haciendo propaganda en el interior del Partido.
Pensábamos que la gente iba a tener suficientes pruebas para valorar por sí misma dónde estaba la línea correcta y la línea incorrecta. En segundo lugar, no queríamos establecer más puntos de conflicto con la direccción* (*así en el original) del Partido, que estaba sensibilizadísima* (*asi en el original) y que tenía temor de que nosotros jaláramos bastante gente. Entonces conscientemente renunciamos a eso: "no queremos sensibilizar más a esta dirección". En tercer lugar, porque dentro del Partido comenzó, en lo público, una labor de delación y denuncia contra el grupo que se había salido. Fíjate que en un congreso sindical, a los pocos meses de habernos salido, delante de toda la gente, sabiendo que ahí había "orejas" (soplones) del Servicio de Inteligencia enemigo, y hasta los conocían perfectamente, sacan una lista y dicen: "vamos a leer la lista de los traidores que han abandonado la lucha sindical, y que ahora dicen que están formando guerrillas, pero lo que están haciendo, en alianza con el gobierno, es propiciar las condiciones para que cierren los locales sindicales, y para que se deshagan los sindicatos. Aquí está la lista...
Primero mi nombre, segundo...
Para la labor delicada que estábamos emprendiendo en absoluta clandestinidad, eso era muy negativo. Necesitábamos que no se nos estuviera mencionando. Y si nosotros comenzábamos a hacer labor de proselitismo dentro del Partido y dentro de los sindicatos, es decir, dentro del terreno donde teníamos influencia, esto hubiera significado una desnaturalización bastante grande de esta situación, muy peligrosa para nosotros y también para el mismo Partido, porque el Partido también se hubiera degenerado.
Cuando se dieron cuenta que no les hacíamos sombra, de que no hacíamos ninguna propaganda, dejaron de mencionarnos. Fíjate que a mí me anduvieron buscando los miembros de muchas células, pidiéndome que les explicara qué situación había, que ellos comprendían que nosotros teníamos la razón, que les fuera a dar una charla sobre eso. Pero yo rehusé completamente a volver andar haciendo propaganda. No quisimos caer en el caminito trillado ese de una serie de grupos de Partidos que se diluyen en una lucha interminable, una lucha de palabras. que no hacen nada, que comienzan por decir que quieren la lucha armada, y finalmente terminan por no ser ni partidos, ni grupos que implementen la lucha armada.
12. Los comandos armados y los grupos de apoyo.
-Volviendo a lo que te decía, te insisto, ¿cómo vas a formar tú un partido con siete compañeros, si al mismo tiempo tienes la tarea de crearle al pueblo la confianza en sus propias fuerzas y demostrarle que puede manejar las armas y que puede llevar a cabo la lucha armada?. Entonces ahí, momentáneamente se toma el acuerdo de comenzar por formar una estructura de comandos armados, pero con vistas a que cada uno de estos comandos armados se apoye en un colchón de colaboradores ligados a la masa. A los cuatro o cinco meses, es decir, en poco tiempo, estábamos formando la segunda red de la estructura.
Cada compañero de un comando armado tenía la obligación de tener 15 colaboradores, y como eran compañeros que habían estado precisamente en el movimiento sindical, o bien ligados a la masa, aquellos 15 colaboradores eran generalmente dirigentes sindicales, activistas sindicales. Entonces cuando venías a sentir, ya teníamos 60 ó 75 compañeros, que era un colchón en el que se movía el comando armado. Entonces éste, por fuerza, se vio obligado a ir escogiendo dentro de estos 15 a los mejores e ir formando lo que se llamó "grupos de apoyo", pero no grupos de apoyo logístico, sino grupos de apoyo para el trabajo entre las masas. No queríamos repetir la experiencia de Guatemala. En Guatemala formaron grupos de apoyo entre los campesinos, pero no para la lucha de masas, sino en función de la logística, como apoyo a la guerrilla. Nosotros, precisamente por la concepción más integral que ya teníamos y la inquietud de no separarnos de la masa, aunque formalmente tuviéramos que renunciar a los puestos públicos de dirección de masas, tratábamos, sin embargo, de no despegarnos de ellas.
Entonces esa decisión de movernos y de que nos ayudaran los colaboradores, fue lo que nos permitió iniciar el trabajo político.
A los 6 meses ya teníamos los primeros comandos armados en funcionamiento, porque desde el principio los hicimos funcionar en acciones que iban de lo simple a lo complejo, desde quitarle una placa de matrícula a un carro para poder enmascarar otros carros, o capturar un carro ... Esas primeras accioncitas así pequeñas, ya las estaban realizando los comandos y ya comenzaban los embriones de esos grupos de apoyo, que nos permitieron penetrar en todos los gremios.
Nosotros partimos absolutamente de cero, no teníamos ni un centavo, ni una pistolita, la primera que tuvimos por ahí en los primeros meses, fue una Beretta 22, que fue con la que primero empezamos a aprender a armar, desarmar, agarrar puntería, y todo eso. Y luego las fórmulas de algunos explosivos, fórmulas de explosivos caseros, mucho ejercicio, mucha caminata ... En ese tiempo la policía no estaba sensibilizada y uno podía caminar muchísimos kilómetros para conocer el país y también para estar en forma.
Como no teníamos un centavo y no teníamos una casa para infraestructura, fue obligatorio para nosotros buscar colaboradores, gente que sintiera simpatías hacia nosotros.
-¿Militantes del PCS?
-No, no ... nosotros incluso en los primeros años prohibimos que entraran miembros del Partido a la Organización. ¿Por qué?, porque entonces nos íbamos a meter al problema de estar queriendo hacer propaganda dentro del Partido. Los primeros meses nosotros consideramos que era mejor no tocar ese terreno, por las razones que te he dado. Entonces -te decía- tuvimos que depender de los colaboradores. Había compañeros que iban a desayunar donde un colaborador, a comer donde otro, a cenar donde otro, y a dormir donde otro, porque realmente no teníamos dinero.
Ahora, como convivíamos con esta gente, aprovechábamos para aconsejarlos en la lucha en sus respectivos sindicatos, en sus respectivas fábricas, analizábamos los problemas que tenían. Así fue como fuimos formando los primeros grupos de apoyo con tareas dentro de la masa.
Por eso te digo que la militarización inicial es relativa. Naturalmente que uno, si va a formar un comando armado, tiene que meterse de lleno en eso, conocer las técnicas, y hacer que éste se prepare y todo eso.
- ¿Qué cosa los ayuda a conformar esa primera experiencia: libros, otras experiencias, contactos. . .?
-La práctica . . . , libros no habían sobre ese modelo de los grupos de apoyo.
-¿Durante esos primeros años ustedes sacan algún documento?
-En los dos primeros años sólo documentos internos, en el segundo año hicimos público el nombre de la Organización en el periódico "El Rebelde".
Hubo una serie de acuerdos al principio de que nosotros no íbamos a damos a conocer internacionalmente ni nacionalmente con un nombre, hasta que consideráramos que realmente éramos serios, pues en el camino del comportamiento revolucionario la Organización fue muy espartana, muy estricta la línea.
-¿En qué sentido espartana?
-Nosotros mismos nos propusimos una serie de condiciones para probamos, para ver si no era charlatanerismo... Porque muchos de nosotros habíamos combatido a los que llamábamos "revolucionarios de cafetín", fenómeno que se dio mucho entre los poetas y los escritores en El Salvador... Entonces queríamos primero probarnos a nosotros mismos y al pueblo si realmente podía haber una organización revolucionaria de nuevo tipo...
-¿Una organización revolucionaria de nuevo tipo?
-Sí, nosotros la considerábamos una organización revolucionaria leninista de nuevo tipo. Precisamente uno de los últimos documentos, que presenté en el Comité Central ya dentro de la lucha ideológica, era sobre organización, planteaba la necesidad de organizar un verdadero partido marxista-leninista de nuevo tipo, que fuera capaz, no sólo de dirigir las acciones pacíficas, sino también de llevar al proletariado al poder por la lucha armada.
Nosotros desde el principio estábamos conscientes de que estábamos formando una organización marxista-leninista de nuevo tipo, una organización revolucionaria que se llamaba político-militar por sus objetivos.
Ahora, fíjate, aquí hay una cuestión bien importante, y es ésta. Si el sector de derecha del Partido Comunista no hubiera bloqueado tan obstinadamente esa necesidad histórica de la violencia de masa y de la combinación de todas las formas al pueblo, hubiera resultado natural y armónico que los primeros comandos armados fueran organizados en su seno, bajo una dirección partidaria ya formada. Pero como esto no ocurrió así, tuvieron que organizarse bajo la dirección de una nueva organización: las FPL.
13. Concepción de la guerra.
Entiendo que la concepción de la lucha armada que ustedes tienen es de la guerra popular. ¿De dónde surge esta concepción?
Nosotros llegamos a la conclusión de que 40 años de dominio militar y dominio político imperialista era imposible de ser cambiados en un mes; que está en función de la correlación de fuerzas. Y como en las condiciones de El Salvador nosotros descartamos el putchismo, los golpes de estado para cambiar la situación, para lograrlo era necesario organizar al pueblo, era necesario incorporar nuevos métodos de lucha, era necesario crear las fuerzas armadas populares, y era necesario crear un gran movimiento de masas...
En esas condiciones realmente tú no te podías proponer ganar esta lucha y tomar el poder en poco tiempo. Darse cuenta de esto fue bien importante para nosotros, nos preparamos para una lucha dura, nos llenamos del estoicismo necesario. Nos dimos cuenta que teníamos que luchar contra las inconstancias, las euforias, las desesperaciones pequeño-burguesas y que era necesaria esa cualidad de la persistencia, que en nuestro país los campesinos la llaman "resignación"... Había que llenarse de "resignación".
En segundo lugar, fíjate que esta concepción nuestra no es el calco de lo de afuera. ¿Por qué? Afuera la lucha prolongada está ligada a la guerra de montaña, y se sostiene que es en las montañas donde el enemigo pueda destruir menos a la guerrilla; ahí ésta se incuba y ahí se desarrolla a través de largos años. Nosotros, en cambio, tuvimos por fuerza que tomar la decisión de comenzar la lucha como guerrilla de la ciudad. Las experiencias de los tupamaros nos habían demostrado que se podía técnicamente realizar eso.
Actualmente estamos desarrollando la guerra en las tres zonas estratégicas: en la ciudad, en la montaña y en el campo o el llano. Pero para el inicio, y para el desarrollo, nosotros escogimos la ciudad. Como segundo paso, el llano; ahora, en la tercera etapa de guerra, estamos fortaleciéndonos en la montaña.
Naturalmente que toda experiencia revolucionaria impacta y en nuestro país estaba muy de moda la teoría de Mao, sobre todo entre los estudiantes, de los cuales los más sensibilizados pasaron a formar los primeros círculos de nuestra organización. Ahora, nosotros teníamos la concepción de que la lucha debía ser contínua, que la ofensiva debía ser contínua.
-¿Ofensiva militar?
-Militar y política, combinadas, partiendo de lo simple a lo complejo, valiéndose de las propias fuerzas, realizando aquellas acciones que estén dentro de las capacidades y tratando de aprovechar las coyunturas, pero evitando caer en el aventurerismo...
14. Alianza obrero campesina y rechazo al FAPU (Frente de Acción Popular Unificado).
¿Con qué argumentos ustedes no se integran al FAPU ¿Qué influencia de masa tenían entonces?
Ya teníamos bastante fuerza de masas. Bastante, Ya estábamos organizando a los trabajadores del campo, los maestros estaban organizados, los estudiantes, es decir, teníamos ya un movimiento de masas, todavía en sus inicios, pero bastante grande.
El FAPU fue una iniciativa del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo). El Partido aceptó integrarse, porque ellos van a todo lo que vos le pongás* (*así en el original) el nombre de unidad, porque ellos dicen que para ellos la unidad es lo fundamental, aunque sea una unidad que se ponga al servicio de los intereses de la burguesía...
Nosotros, desde el principio, en relación con las alianzas tomamos una línea muy clara, producto de la valoración de todos los movimientos de unidad que habían* (*así en el original) habido desde el 44 hasta entonces. Y es la siguiente: tenemos que forjar la unidad fundamentalmente en torno a la alianza obrero-campesina, porque hasta ahora, precisamente, no existe esa alianza como fuerza verdadera. Hasta ese momento la burguesía se había servido en bandeja todas las unidades del pueblo para hacer triunfar su línea sobre el sacrificio de los trabajadores y los campesinos. Llegamos a una conclusión: si queremos realmente hacer verdadera alianza y una verdadera unidad con todas las fuerzas del pueblo, tenemos que empezar por el primer escalón de la unidad, por formar la alianza obrero-campesina. Y ésa se forma en la organización y en la lucha. Y nos dedicamos de lleno a eso. Estábamos en ese esfuerzo que nosotros considerábamos estratégico, cuando los del ERP comenzaron a formar el FAPU. Nosotros conocíamos bien al ERP y estudiamos cuáles eran sus motivaciones...
Entonces nos dimos cuenta de que el ERP estaba en un proyecto putchista, a fecha fija, incluso para agosto, ya se habían puesto de acuerdo con algunos militares, y pensaban dar un golpe de estado y como para llevarlo a cabo necesitaban cierta influencia de masa, formaron lo que ellos llamaban los Comités Militares .. .Ellos pensaban que, al dar el putch, iban a tener un cierto poder de convocatoria, y entonces ahí en la Plaza pretendían regar los comandos que se tenían y de ahí salir con grupos de 15, e ir frente a los cuarteles a darles apoyo y comenzar hacer acciones armadas. Por eso necesitaban la existencia de masas. Ese es el origen del FAPU.
Nosotros algún conocimiento y alguna experiencia teníamos, y vimos que debajo de ese llamado a la unidad se escondía el deseo de llevar a la masa al apoyo del putch, donde ellos estaban metidos. Esa es una de las razones por las cuales nosotros no apoyarnos
- ¿No fue porque estaba el PCS?
-Pues no, aunque entonces había bastante razones para ello. La política del Partido era realmente rechazable e indignante, en ese momento no había muchas bases para estar cerca del Partido, ellos nos condenaban duramente, condenaban la violencia venga de donde venga, hacían declaraciones públicas en contra nuestra.
15. Política de alianzas
-¿Cuál es la actual política de alianzas de las FPL Te pregunto estoy pongo acento en lo actual, porque parece evidente que ha habido una evolución en ese sentido. En el documento del 11 de junio del 76, llamado "La alternativa del Pueblo", ustedes planteaban la necesidad de formar un Frente Revolucionario, con el objetivo de educar a los sectores revolucionarios del pueblo, y rechazaban la formulación de un amplio frente político de alianzas propiciado por otras organizaciones. Hoy, apoyan el Frente Democrático Revolucionario que agrupa a todos los sectores que se oponen al actual régimen, y no sólo a los sectores revolucionarios. ¿A qué se debe esta evolución? ¿Qué papel atribuyes a esta amplia alianza con todas las fuerzas opositoras?
-Bueno, nosotros proclamamos que la base fundamental de las alianzas para nosotros es la alianza con las organizaciones revolucionarias....
-¿Desde el comienzo?
-Desde el comienzo, sí, porque ésta tenía que regir todos los otros escalones de alianza. Es decir, como cuando uno construye una casa, pues, sabe que tiene que poner determinados pilares, y poner determinada base, porque si no, la casa no se puede construir bien, o se construye mal. Y en lo político construir mal la unidad, como una cuestión de clases y de intereses, significa que la hegemonía pase precisamente a poder de las fuerzas de derecha.
-¿En ese núcleo central de organizaciones revolucionarias ustedes incluían al PCS?
-No, porque no podía ser considerado una organización revolucionaria. No tenía una política revolucionaria, y estaba luchando abiertamente contra las organizaciones revolucionarias.
La afianza fundamental, para ellos era el PDC y el MNR* y la lucha contra aquellos aventureros que estaban por la lucha armada. Así fue durante años la verdadera realidad. Entonces, claro, ante esta situación ¿cuál era la línea de nosotros? Formar primero una alianza revolucionaria.
¿Con quiénes?
Con el ERP y con una organización que Fabio Castillo trató de formar, que decía que era político-militar. Para nosotros en ese momento lo que más se acercaba a la práctica revolucionaria, eran las organizaciones que se llamaban político-militar...
Naturalmente si el Partido hubiera tenido una línea convergente con las organizaciones revolucionarias, no hubiera existido esa política de rechazo. Eran ellos, a pesar que hablaban de unidad, los que pedían una unidad en torno a eso . . . y eso sí lo rechazamos.
Nosotros entonces, para establecer una alianza que fuera más acorde con las necesidades del desarrollo del proceso, poníamos en primer lugar la alianza estratégica con las organizaciones revolucionarias, a las cuales nosotros llamábamos organizaciones político-militares. En segundo lugar, la alianza obrero campesina como base clasista fundamental de toda alianza más amplia.
Nosotros sosteníamos que los obreros y campesinos debían tener el poder político en su organización y el poder militar. La alianza militar. La alianza obrero y campesina, pero con fuerza, con armas.
Después de esto entonces ya venía la lucha de todo el pueblo, donde cabía la burguesía. La cosa era invertir el esquema que ponía al centro a la burguesía, y alrededor de ella a los demás.
-O sea, que el frente Revolucionarlo es una etapa...
No, no lo puedes llamar una etapa, porque en realidad es necesario siempre. La alianza revolucionaria, apoyada en una verdadera alianza obrero-campesina, que sirva de base a la amplia alianza popular. Esa fue nuestra concepción. Yo no sé si se puede decir a estas alturas que esta concepción fue modificada, pero, por ejemplo, ahorita lo que tú puedes ver es esto. Tienes una alianza revolucionaria compuesta por cinco organizaciones. Estas tienen una base de masas revolucionarias que se llama Coordinadora Revolucionaria de Masas, son obreros y campesinos y con armas ... y alrededor se ha formado la amplia alianza.
16. Política frente al ejército.
No cabe duda, a mi entender, que el ejército salvadoreño no tiene la unidad monolítica que tenía el ejército somocista y que ésta es una de las características de la situación salvadoreña. ¿Cuál ha sido la política que ustedes han implementado en relación al ejército? ¿De qué manera han buscado aprovechar al máximo estas contradicciones?
-Mira, ahí te puedo responder en forma autocrítica. Realmente nosotros hemos hecho poco trabajo dentro del Ejército, y ello también nos ha hecho ser indiferentes a esa necesidad. En los últimos años hemos tenido conciencia de esto. Pero ahora nuestro trabajo en el ejército podíamos decir que se funda en el trabajo unitario. En el trabajo unitario se hace muy poco como FPL, pero sí damos completo apoyo a la línea clara de ampliar las contradicciones en favor de la revolución. Nosotros estamos proyectando un trabajo no sólo a ese nivel, digamos, de oficialidad, sino en el trabajo diario a nivel de población, a nivel de aldeas, a nivel de familias, para penetrar también en la tropa del ejército. Nosotros tenemos ahora clara la necesidad de este trabajo y estamos implementando medidas concretas para llevarlo a cabo. Pero en este terreno yo si te puedo decir que hemos tenido una gran debilidad, y en la práctica todavía la seguimos teniendo.
17. El difícil problema de la unidad
¿Y qué me puedes decir respecto al proceso de unidad de las fuerzas revolucionarias salvadoreñas?
-La unidad es un proceso complejo que va pasando por distintas etapas de maduración, sobre todo cuando las organizaciones han tenido diversos canales de desarrollo propio. Caer en el idealismo en relación con la unidad puede hacerlo a uno cometer errores, porque entonces uno no se prepara para la labor constante, persistente, paciente de superar todos los obstáculos que se vayan presentando.
-¿Y qué es lo que más dificulta ese proceso de unidad?
-Un amor muy fuerte por su propia organización, que impide hacer sacrificios en cuanto a las propias atribuciones para trasladar los poderes a un organismo unitario.
Muchas veces se puede decir, al formar un organismo unitario, que eso se ha superado. Pero eso sólo es el principio, porque hay que ir delegando poderes, y el delegar poderes significa, podríamos decir, debilitar en alguna medida las atribuciones internas de una organización que las ha venido teniendo hasta entonces en forma soberana y absoluta.
-En el caso de ustedes, que son de hecho la organización de mayor influencia de masa en El Salvador, tiene que haberles tocado ceder más en relación a sus fuerzas…
-Nosotros hemos pasado por períodos de euforia y podríamos decir de utopismo en los cuales hemos estado dispuestos, y de hecho hemos realizado una serie de medidas de consciente debilitamiento, incluso con el deseo de debilitar la Organización lo más rápido posible para crear un verdadero foco de unidad; pero también hemos tenido experiencias de que la utopía no es buena. Eso nos ha hecho ser un poco más realistas.
-Por último, si pudieras vivir de nuevo todos estos años ¿los vivirías de la misma manera?
-No, si pudiera nacer de nuevo, me gustaría iniciarme en la lucha más temprano. Cuando lo hice por primera vez, ya tenía muchos años.
* Partido Demócrata Cristiano y Movimiento Nacional Revolucionario
1. El PCS (Partido Comunista Salvadoreño) contra la violencia de masas.
-Marcial, entiendo que el Partido había definido para El Salvador, la vía armada como el camino para la toma del Poder.
-Exacto.
-Pero no la aplicó…
-No.
-Pero entiendo que no la aplicó durante largos años y, de hecho, en todo el período en que tú eras su Secretario General...
-Cuando tú dices vías, hay que plantear bien la cuestión, porque en el Congreso de 1964, cuando yo fui electo Secretario General, se aprobó una línea estratégica general, y se aprobó que la lucha armada era el medio fundamental para tomar el poder.
Pero ya en ese momento existían dos sectores dentro del Partido y precisamente la lucha con el sector de derecha fue ésa: la interpretación de la vía. Ellos decían lo siguiente: es cierto, la lucha armada es la decisiva para la toma del poder, pero estamos en un período de acumulación de fuerzas, que tiene que hacerse por la vía pacífica.
Por esa vía hay que acumular la necesaria fuerza, para que cambie la correlación de fuerzas contra el enemigo. Cuando esto suceda, la lucha armada será posible; mientras tanto, es condenable, y es condenable toda violencia. En concreto, la violencia de masas.
Después de las huelgas del 67 -huelgas en las que yo estuve en primera trinchera de combate junto a los obreros- y precisamente para impedir que se volviera a dar la violencia de masas, que volvieran a aparecer los garrotes, que volviera a aparecer la autodefensa de masas, se elaboró una serie de medidas que prohibían estrictamente las huelgas generales y la violencia de masas. Argumentaban que dentro del camino de la acumulación de fuerzas por medios pacíficos legales y semi-legales, etc., eso hacía daño: hacía daño la violencia de masas, hacía daño la solidaridad total de los obreros hacia la huelga, porque los convertía en fácil blanco para el enemigo y entonces éste podía destruir nuevamente las fuerzas que habíamos acumulado. Había que tener la paciencia suficiente como para continuar exclusivamente la lucha a través de los medios legales, sobre todo en el terreno sindical, y los medios parlamentarios, Esa era la línea.
-¿Es en el año 67 cuando empieza a resurgir el movimiento sindical y se producen las primeras huelgas después de un receso de 20 años?
-Sí, durante todo el año 67; pero precisamente fue el triunfo de las tesis que nosotros defendíamos dentro del Partido contra la posición de los sectores de derecha. Estos no querían la violencia de masas. En ese tiempo existía la FUS (Federación Unitaria Sindical), Ellos levantaron la siguiente tesis: que no se debía inmiscuir a la FUS en la lucha por quitarle sindicatos a la corriente controlada por el imperialismo y el gobierno; que no se debía atacar la línea imperialista dentro del movimiento sindical, ni proponer la violencia de masas, porque entonces se corría el riesgo de perder la personalidad jurídica de la Federación que había costado mucho conseguir. Insistían en que había que ceñirse al Código de Trabajo....
¿Atenerse a los marcos de la legalidad burguesa?
Así es. Entonces nosotros precisamente para que no afectara a la FUS, y para llevar adelante nuestras ideas acerca de la importancia de la violencia y la combatividad de las masas, organizamos, paralelo a la FUS y junto a la FUS, un organismo que se llamaba Comité de Orientación Sindical Revolucionario. Ahí nos reunimos los elementos más avanzados del movimiento sindical, los que no estábamos ganados por el economicismo. Ahí estaba Raúl Santiago Contreras, que murió en el 68, en apoyo solidario a la huelga de maestros, estaba José Dimas Alas, que después murió con las armas en la mano, y estaban una serie de compañeros...
- ¿Todos del Partido?
-Sí del Partido... Es que la lucha interna en el Partido no se llevó sólo en el terreno ideológico. En este terreno nosotros presentamos documentos polémicos que sirvieran de base para saber cuál era la mejor aplicación del marxismo, pero, además, buscábamos mostrar en la práctica cuál era el camino correcto. Y durante todo un año las tesis correctas lograron levantar la combatividad de las masas.
2. De dirigente sindical a dirigente del Partido.
¿Por qué no me explicas cómo organizaban ustedes el movimiento sindical...? ¿en qué consistían los métodos que usaban para lograr esas grandes movilizaciones de masas?
En primer lugar hay que tomar en cuenta que yo fui dirigente sindical antes de ser miembro del Partido. Entré al movimiento sindical en 1943, un año antes de que cayera el régimen de Maximiliano H. Martínez, cuando no se podía organizar sindicatos. En esa época logramos arrebatarles una Asociación Mutualista a los patrones para convertirla en un órgano de combate de los trabajadores...
- ¿En qué trabajabas?
-Era panadero... Todavía se celebra el 17 de junio como el Día del Panificador, porque fue el 17 de junio de 1944, cuando ganamos la primera huelga por medios combativos...
Yo surgí como dirigente, producto de la propia lucha de clases... Para mí el concepto de combatividad de los obreros es un concepto que estaba ligado a la lucha ilegal. En ese tiempo, tal vez lo que nos favoreció fue que no existía ninguna ley favorable al movimiento obrero, no había Código de Trabajo ni había nada … De manera que todo había que hacerlo a la fuerza, había que cerrar las fábricas a la fuerza. Dentro de ese contexto fue que yo surgí. Mi escuela de lucha de clases era la combatividad. Y desde entonces fuimos arrancando a la patronal y al gobierno, con lucha y con violencia de masas, cada una de las leyes que favorecían al movimiento obrero.
Ingresé en el Partido el 47, después de salir de 6 meses de cárcel en la que me metieron precisamente porque hicimos una huelga, y para aplastar la huelga comenzaron por meterme preso a mi que era el dirigente del gremio de panificadores.
Cuando entré al Partido, ya tenía 4 años de experiencia de lucha de clases en que no habían leyes, en que todo había que conquistarlo a la fuerza ... y con unidad, la unidad de todo el gremio, y la unidad de los distintos gremios, para poder arrancarle a la patronal, aunque fuera una mínima cosa, arrancarle el mínimo pliego.
Era una escuela forjada en la propia lucha de clases, y no en los libros ... El primer libro que leí fue "La Madre" de Máximo Gorki, en el 47, en la cárcel, en vísperas de entrar al Partido.
Así fueron mis primeros años de lucha, años muy, ricos, de grandes huelgas, de gran combatividad; y no sólo de huelgas en mi gremio. Llegué así a estar, sin quererlo, en la dirección de todo el movimiento obrero de entonces, que ni siquiera podía llamarse sindical, no podía. Era prohibido. No podía tener una estructura de tipo sindical, porque la palabra sindicato era lo mismo que decir comunismo.
-¿Eran direcciones abiertas o clandestinas?
-Es que a la fuerza hacíamos que fueran abiertas. Las aplastaba el gobierno en cada represión y volvíamos a aparecer. Cuando entré al Partido en 1947, yo estaba absolutamente convencido de que en El Salvador era imposible lograr nada, si no era con una actitud de combatividad de la clase obrera. Ahora bien, en 1959 la lucha en el interior del Partido se agudizó, producto del triunfo de la Revolución Cubana.
Y aquí un paréntesis. Tuve la gran suerte de haber estado en Cuba en la década del 50, antes del triunfo de la revolución, invitado por el Partido Socialista Popular: entonces me di cuenta de la gran combatividad de la clase obrera cubana, me di cuenta de los métodos del Partido y también de su línea, y su línea era muy parecida a la nuestra. Y me di cuenta cómo con esa línea no se estaba en capacidad de abarcar los nuevos fenómenos de la vida política en América Latina. Luego después, cuando vino el triunfo de la Revolución Cubana, vi con mayor claridad la debilidad de esa línea que nosotros habíamos puesto en práctica durante años, una línea que estaba exclusivamente esperanzada en las elecciones, en aprovechar el espacio político que el régimen quisiera darnos para acumular fuerzas por medios pacíficos. Estaba absolutamente claro de que nuestra línea caía precisamente en el dogmatismo, en un seguidismo, que se autocalificaba de marxista, pero que era anquilosada, que no era la ciencia viva aplicada a una realidad social, como la de El Salvador.
Entonces te decía que desde el 59 la lucha ideológica en el interior del Partido se agudizó por el ejemplo de la Revolución Cubana. Y precisamente por eso fue que en el 64 el Congreso me nombró Secretario General, era un ambiente polémico, agudo, duro...
-¿Qué cargo tuviste dentro del Partido antes de ser Secretario General?
Fui Secretario de Organización del Partido desde el 48...
-Secretario de Organización, ¿eso significaba ser miembro de la Comisión Política?
No sólo miembro de la Comisión Política, sino el segundo del Partido. Entré en el 47, como te dije y el 48 ya me habían nombrado Secretario de Organización, miembro del Comité Central y miembro de la Comisión Política y del Secretariado. Incluso el Congreso tomó un acuerdo especial de no aplicar la antigüedad en mi caso.
3. Nuevos métodos en el movimiento sindical.
-Bueno, te decía que con la Revolución Cubana se agudizó la lucha ideológica interna. Entonces se planteó la necesidad de cambiar de métodos de trabajo con la clase obrera. Tanto el burocratismo como el economicismo nos llevaron casi al aislamiento, casi a la liquidación de la influencia que habíamos logrado en la clase obrera. En el 63 nos quedaban ocho sindicatos, que más que todo eran de rótulo, porque eran sindicatos gremiales nada más con su directiva: un sindicato nulo, atrasado, eso era lo que nos quedaba. Todos los sindicatos de empresas e industrias los habían logrado copar el gobierno y el imperialismo.
Eso no se debía sólo a la acción del gobierno y del imperialismo y a la represión, sino que se debía también a los métodos que estábamos usando. Nos habíamos amoldado, o mejor dicho, el equipo que estaba ahí del Partido se había amoldado a los métodos que el imperialismo había introducido esos años en el movimiento sindical: exclusivamente ceñirse al Código de Trabajo, exclusivamente las notas del Ministerio. En fin, al legalismo, al burocratismo y al economicismo. El Partido acordó que yo regresara al movimiento sindical en el 63, y tuvimos que sacudir duro esos métodos.
-¿Antes de ser Secretario General?
-Sí. Entonces propiciamos la formación de la Federación Unitaria Sindical, FUS, que logró atraer a los sindicatos independientes y fortalecer el sector sindical que nosotros dirigíamos. En un año llegó a ser la central mayoritaria, llegó a tener 41 sindicatos, después de haberse iniciado sólo con 14; eso se logró precisamente por los nuevos métodos que empleábamos y la acción combativa que impulsábamos. A ello se agrega nuestra lucha contra el burocratismo incluso dentro del Partido.
Una lucha contra el burocratismo traía como consecuencia la combatividad de las masas, porque el burocratismo se expresaba en esto: llegaba, por ejemplo, un grupo de trabajadores a quejarse de que en su fábrica habían sido atropellados y expulsados del trabajo algunos obreros, y llegaban con deseos de luchar, de poner en huelga la fábrica. Entonces ¿qué hacían los compañeros burocráticos nuestros?. Primero les decían: "Miren, compañeros, aquí en tal página del Código de Trabajo está el artículo tal que los protege a ustedes, vamos a hacer esta acta, la firman, y aquí estamos nosotros para ir al Ministerio de Trabajo, o nos acompaña uno de ustedes. No tengan cuidado, no se muevan. Y díganles a los compañeros que tengan paciencia, que no sería conveniente que fueran a la huelga..."
Se sustituía así la energía y la participación de las masas en la lucha por sus propios intereses, por el papeleo ese y por el funcionario que servía de correo de transmisión hacia el Ministerio de Trabajo.
-Y cuando organizaban una huelga, ¿cómo la hacían?
-Bueno, ahí había dos formas: durante todo ese tiempo lo que primaba era ceñirse al Código de Trabajo. Este establecía un sistema que prácticamente impedía la huelga. ¿Cuál era el sistema? En primer lugar, plantear las demandas. En segundo lugar, en una reunión sacar la lista de todos los que estuvimos de acuerdo con la huelga, debiendo lograrse al menos el 51% de toda la fábrica ... Luego el Ministerio de Trabajo comprobaba esa lista, yendo a la fábrica, donde el patrón ... Eso prácticamente era decirle al patrón quiénes estaban en contra de él y quiénes a favor.
De allí comenzaba todo el trámite de un mes de conciliación que utilizaba el patrón para expulsar de la fábrica a todos los futuros huelguistas y para destruir la directiva sindical. Ese era el procedimiento que los compañeros seguían, el legalismo, el burocratismo. El procedimiento que nosotros establecíamos era el de hecho y de ahí era donde se espantaban los compañeros ... ¿Qué trata eso?: la participación de las masas, el cierre de la fábrica, la protesta, y luego después la violencia, porque la policía tenía que atropellarlos...
-¿Físicamente dónde era que se quedaban, fuera de la fábrica?
-Sí, sin avisarle al patrón en los 30 días...
-¿En la casa o con piquetes para impedir que entraran?
Con piquetes y con palos y todo esto *(*así en el original). Tuvimos por eso primero que romper con el legalismo ... En el 67 se rompió del todo, precisamente eso explica la serie de huelgas que se dieron desde enero. Entonces, ¿cuál fue la modalidad que introdujimos? En primer lugar, lo primero fue no respetar el Código de Trabajo. En segundo lugar, defender con piquetes armados con palos la entrada de las fábricas para no dejar entrar a los rompehuelgas. En tercer lugar, el choque con la Guardia, cuando ésta quería meterlos allí y la violencia revolucionaria a través de la huelga, que entonces se convertía en huelga política. En cuarto lugar, agitar las otras fábricas, para que dieran solidaridad a esta huelga. Y en quinto lugar, ir uniendo a la clase obrera sobre la base de la lucha por sus intereses a la solidaridad con la lucha de otros sectores obreros.
Con esos cinco puntos fue con lo que nosotros fuimos penetrando en las fábricas y lo hicimos con la oposición del sector de derecha del Partido.
A mediados de enero del 67 se produjo la primera huelga: la huelga de automovilistas, de pilotos, de motoristas de buses urbanos. Los compañeros se encerraron, dejaron el lugar en la oscuridad, formaron cordones de defensa de las unidades con palos, para detener a la policía. En tres días se ganó esa huelga.
Entonces la clase obrera, al ver que con ese método, pasando por encima de las disposiciones del gobierno y del legalismo, se podía ganar, comenzó una serie de huelgas. ¿Qué hacíamos nosotros? Dormíamos con los obreros, estábamos en los piquetes, andábamos de piquete en piquete ayudándoles a organizarse, enseñándoles a cómo hacer la comisión de cocina, cómo andar recogiendo contribuciones en los mercados para la olla común, cómo formar distintas comisiones, porque los obreros no tenían antigua experiencia de huelga. Así nos ganábamos su simpatía.
Muchas de esas huelgas brotaron en sindicatos controlados por el gobierno. Y aunque nosotros no podíamos tener su dirección, estábamos en la base, y al poco tiempo habíamos ganado toda la base y de hecho lográbamos dirigir la huelga, a despecho de la dirección legal que sólo estaba esperando la coyuntura propicia para traicionar la huelga.
-El Partido te destina a ti al movimiento sindical nuevamente en el 63, y la primera huelga es el 67. ¿Qué hiciste tú durante todos esos años?
Producir las ideas contra el legalismo, contra el economicismo y contra el burocratismo, y luchar contra eso dentro del Partido y entre las masas.
-0 sea, fue fundamentalmente una labor de propaganda durante esos tres años porque no hubo acciones...
¡Cómo no!, hubo algunas acciones importantes que no terminaban en huelga, pero se hacían con la nueva modalidad.
Además nos dedicamos a la labor de organización de células clandestinas en las fábricas, para darles vuelta a las directivas sindicales del gobierno. Por eso fue que en ese año -el 65, en que se formó la FUS-, creció de 14 a 41 sindicatos. Pero fue con esos métodos: impulsando la solidaridad de los trabajadores en la lucha por los intereses comunes, aunque perteneciendo a distintas federaciones sindicales, impulsando la lucha contra el Código de Trabajo, contra el legalismo propiamente y contra el burocratismo.
Naturalmente que la lucha dentro del Partido se hizo aguda, porque el sector que se había educado en todos esos años anteriores en el economicismo y el burocratismo, era grande. Eso explica que la derecha dentro del Partido haya podido finalmente obturar el camino, porque sus cuadros eran mayoría en el movimiento sindical. Ahora, en la dirección había también una mayoría de derecha, y lo que esa mayoría hizo fue apoyarse en la derecha que había entre las masas, en los sectores más retrasados de ellas, para poder dar la batalla contra ese sector que calificaba de aventurero.
4. La huelga de los panificadores y la actitud de la derecha del PCS.
-Mira, te voy a relatar nada más una cosa para que te des cuenta hasta qué grado de agudeza llegó la lucha de clases y la lucha ideológica, ligada a la lucha de clases.
En septiembre, octubre y noviembre del 67 hubo una huelga de panificadores. En un momento determinado, hubo necesidad de qué nos fuéramos a la huelga de hambre. En ese momento yo era Secretario General del Partido.
-La información que yo tengo sobre eso es de que esa huelga de panificadores no logró movilizar a todos los que ustedes pensaban movilizar, que un poco ustedes fueron a la huelga de hambre para tratar de lograr solidaridad con esa huelga. ¿Es así?
Sí, yo te voy a explicar. La huelga de panificadores sí logró ganar al gremio de panificadores. Pero la represión logró meter rompe-huelgas y la policía se apoderó de algunas panaderías, digamos, de las panaderías claves. La huelga tenía una característica muy seria de violencia de las masas, pero el gobierno nos estaba aplastando, en parte porque no había la sensibilidad necesaria, ni la agitación necesaria en los sindicatos. Los sindicatos querían irse a la huelga en apoyo de los panificadores, pero entonces aquí fue, cuando se dió más dramáticamente la lucha al interior del Partido. Cuando nos fuimos a la huelga de hambre 18 compañeros...
-¿Pero ustedes por qué se fueron a la huelga de hambre?. ¿Cuál era el sentido de esa huelga de hambre?
Bueno, es que fue por grados la cuestión. El objetivo inicial de la huelga era un aumento grande de salarios.
-¿De los panificadores?
Sí. Pero allí en El Salvador vieras que eso es bien interesante. Cualquier reivindicación que tú plantees, aunque sea un chorro, se convierte en una huelga política, porque inmediatamente salta la policía. Entonces aquel primer motivo económico, por el que se da la huelga, en dos o tres días se convierte en un motivo político y en una escuela de elevación de la conciencia de clase de los obreros.
Ya a esas alturas, cuando fuimos a la huelga de hambre, aquella era una huelga política de primer orden que se había extendido en el país, y precisamente el escenario de aquella huelga de hambre se convirtió en la más grande concentración de gente, en un mitin continuo, diario, de cada momento, frente al Palacio Nacional, y en una tribuna de desenmascaramiento al régimen. Todo aquello era un movimiento político enorme, sobre todo ya cuando pasó al grado de huelga de hambre.
Entonces al gobierno se le creó un problema de tipo nacional, ya no eran los panificadores, no, era la procesión continua, señoras de los mercados, manifestaciones que llegaban de diferentes lugares, de este lugar, del otro, y del otro, y el apoyo de los barrios y todo eso.
Cuando nosotros nos fuimos a la huelga de hambre, la parte conservadora del Partido comenzó a hacer una labor en contra de la solidaridad de las fábricas y los obreros a favor de esa huelga. Y lo hacían en una forma descarada. Ellos estaban en la dirección de la FUS. ¿Cuál era su técnica? Esto para que tú veas hasta qué grado llegaba la lucha dentro del Partido): En las asambleas sindicales se reunían con bastante calor para tomar el acuerdo de cerrar la fábrica e ir a apoyar la huelga de los panificadores, es decir, hacer una huelga de solidaridad. Entonces llegaban los compañeros del Partido que estaban en otras posiciones a decirles: "Bueno, compañeros, nosotros estamos de acuerdo con que ustedes se vayan a la huelga, eso es muy generoso, la solidaridad obrera es necesaria, pero nosotros tenemos responsabilidades como dirigentes de la Federación, de manera que, como ustedes se van a ir a la huelga, nosotros nada más queremos darles a entender, darles a conocer algunos puntos del Código de Trabajo. Ustedes deben estar conscientes de lo que van a hacer, para que después no digan que nosotros somos irresponsables, y que nosotros les hemos inducido a una huelga que les puede traer a ustedes algunos perjuicios".
"Ya va a llegar la navidad, ustedes van a perder los aguinaldos de acuerdo con el artículo tal del Código de Trabajo. En segundo lugar, en este otro artículo dice que a los tres días de trabajo que se pierdan, el patrón puede hacer nuevos contratos con otras gentes, es decir, pueden ser despedidos".
Y así... "De manera que nosotros les hacemos ver eso: si ustedes apoyan esa huelga, van a perder los aguinaldos, van a perder esto, van a perder lo otro. El Ministerio puede incluso deshacer la directiva, pueden quitarle la personería jurídica al sindicato y ya ven la gran conquista que esto significa y todo lo que ha costado conseguirlo. De manera que ustedes pueden hacer la huelga, pero también hay otras formas de solidaridad. Ustedes pueden, por ejemplo, hacer una contribución, llevar una ayuda a los compañeros que están allá, en realidad es necesario demostrar solidaridad humana. llevar una ayuda, visitarlos, etc." Cuando terminaban de hablar, habían logrado convencer a la parte más atrasada de la asamblea.
Aunque hubiera ahí algunos de los más avanzados que plantearan: "No, no podemos dejar morir a los compañeros panificadores, etc." Siempre hay en todo sitio una parte un poco retrasada.
Ya cuando se llevaba el asunto a votación planteaban: "Bueno, compañeros ¿qué prefieren? ¿Están por la huelga, o están por la contribución solidaria?".
Así fue como echaron por tierra la posibilidad de levantar huelga general, que en determinado momento llegó a estar en el ánimo de las masas...
Y toma en cuenta lo siguiente, el que estaba muriéndose ahí en la primera trinchera de combate, era su Secretario General. ¡Preferían que se muriera su Secretario General! ¡Tal era el grado de agudeza de la lucha ideológica! ¡Preferían eso, para que no venciera la línea combativa!.
Yo tenía entendido de que trataron de movilizar a los sindicatos, pero que no habían condiciones objetivas para hacerlo...
-Esa fue la forma en que trataron de movilizarlos.
¿Cómo se explica que te eligieran Secretario General, si tú representabas la línea de izquierda y había una mayoría de derecha en la dirección?
-Bueno, yo no me lo explicaba al principio. Se puede explicar nada más, pues, por la cuestión de que la historia avanza y que, a pesar de todo, en determinados momentos hay cierta intuición de que hay necesidad de hacer cambios. Pero en el momento que a mí me pidieron el juramento, no parecía que había sido ungido con un cargo de esa naturaleza, sino que estaba en el banquillo de los acusados. "¿Promete el compañero fulano de tal que va a aplicar estrictamente la línea de la Organización, que no va a aplicar ideas izquierdistas?".
-¿Eso no es usual?
-Que se va a cumplir la línea, sí, pero que le digan a uno que prometa que no va a introducir dentro del Partido el aventurerismo o el izquierdismo, eso no.
5. Grupos de acción y creación del FUAR (Frente Unido de Acción Revolucionaria).
Ahora Marcial, en estos años que tú estás allí metido con el movimiento sindical después del triunfo de la Revolución Cubana, tú decías que habías visto en Cuba cosas que te hicieron pensar mucho en la necesidad de revisar determinadas formas orgánicas del Partido, o métodos de trabajo en relación a la implementación de la lucha armada ... ¿Qué pasa con esa preocupación tuya y con ese trabajo sindical?
Bueno, la primera cosa es la siguiente: para mí quedó claro que habían dos formas de aplicar el marxismo, una forma dogmática, y que precisamente la Revolución Cubana había demostrado que era necesario no aplicar el marxismo de manera dogmática, sino aplicarlo de acuerdo a las condiciones del país. Llegué a la convicción de que estábamos aplicando el marxismo de manera bastante dogmática.
En el 59 hubo en nuestro país una situación muy importante que fue la lucha contra el gobierno de Lemus: el gobierno de Lemus penetró en la Universidad en un ambiente de gran auge del movimiento de masas, hubo expulsión de dirigentes, expulsaron a Schafik, expulsaron a Raúl Castellanos Figueroa, a varios de los dirigentes de la Comisión Política.
Entonces nosotros fuimos sensibles al momento y comenzamos a utilizar grupos de acción de cinco para aprender a manejar armas. Estos grupos de acción fueron sólo, digamos, los fermentos, pero sacamos la línea del derrocamiento por las armas del régimen, lo que le denominábamos insurrección armada. Llamamos a la insurrección armada y al derrocamiento de Lemus.
Aunque no derrocamos a Lemus, porque el movimiento estaba muy tierno, eso ya significaba un viraje, ya significaba poner en acción diferentes formas de lucha armada para derrocar un gobierno...
-¿Esa fue una decisión de la Comisión Política?
-Sí, pero te digo, gran parte de la Comisión política estaba fuera del país, por la represión que había existido.
Ahí comenzó el primer fermento de los grupos de acción. Claro, una parte del ejército se alarmó, creyendo que el llamamiento a la insurrección y los "grupos de acción" de entonces eran más fuertes y pensaron que, con el ejemplo de la Revolución Cubana, podía eso convertirse en algo serio. Ese análisis los llevó a dar un golpe de estado, estableciendo un régimen bastante democrático. Entonces se terminó la motivación, porque ya con el nuevo gobierno no se podía seguir el mismo esquema. Incluso estableció relaciones con Cuba. Fue bastante liberal, precisamente para parecer diferente a la anterior dictadura. Nada más duró tres meses. a los tres meses lo derrocaron ... Aquella experiencia de los primeros grupos de acción fue aprobada por unanimidad en el Partido, ahí no hubo oposición.
Cuando derrocan a esa Junta, hay gran indignación del pueblo, entonces con facilidad y por unanimidad dentro del Partido se acordó formar el Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR).
Ahí fue donde pusimos a Schafick.
-¿Como Secretario General del FUAR?
-Y se formó una cantidad de columnas de 4 o 5 compañeros, clandestinos, destinados a la acción armada, los cuales debían prepararse. Era una labor de preparación en lo armado. Incluso se envió a algunos compañeros a prepararse (a Cuba). El FUAR llegó a ser una organización muy fuerte, porque entonces se encontró trabajo del Partido en eso ...
-¿Eso fue en el 60?
61,62, hasta 63. Dos años y pico.
Bueno, pero ¿qué fue lo que pasó después?
Esos grupos de apoyo fueron entrando en un estado de ánimo de frustración. La dirección del FUAR no tuvo la capacidad de hacer ni siquiera una acción armada, y como aquella gente hervía por la lucha armada, y se había ido convirtiendo prácticamente en ayudantes de la labor de propaganda, sintieron que los estaba subestimando. Se les había llamado para aprender y preparar algunas acciones y no se hizo ni una sola acción militar en tres años. Así entró lo que Schafik llamó el gran bajón y ya no se logró levantar aquello. Pero además sucedió otra cosa: resulta que se produjo una desviación militarista dentro del FUAR, aún sin practicar lo militar...
¿En qué consistía esa desviación militarista?
-Por ejemplo, se elaboró una teoría que implicaba el menosprecio al movimiento de masas. Esa teoría fue rechazada y de ahí vino una lucha ideológica bien fuerte. Se sostenía que "los sindicatos en El Salvador no tenían razón de ser, que sólo tenían razón de ser en países industrializados, como los europeos, pero que en un país tan atrasado era una adaptación mecánica", etc.
Esta es una de las razones por las que te digo que del 64 al 65, después de tener un gran dominio del movimiento sindical, nos quedamos en sólo 14 sindicatos. Es decir, aquellas concepciones militaristas de desprecio al movimiento de masas, de considerar los sindicatos como ya caducos y concentrarse sólo en la preparación militar, florecieron y, paradójicamente nosotros, que habíamos organizado los primeros grupos de acción antes de la caída de Lemus, que estábamos por la integralización de la lucha, tuvimos que salir en lucha ideológica dentro del Partido contra esa desviación, insistiendo en la necesidad de hacer un movimiento de masas.
Ahora entiendo un poco por qué te eligen Secretario General, porque de alguna manera interpretabas al sector de derecha en ese momento...
-Todo ese año llevé a cabo la lucha por el rescate del movimiento de masas, pero se tergiversó mi posición y se decía que yo estaba contra la lucha armada. Entonces en el Congreso se equilibró la cosa. En el Congreso se acordó que la lucha armada debía de proseguirse, no debía agotarse, pero que debería armonizarse con el movimiento de masas. Esas experiencias fueron buenas para no caer después en el error del militarismo, porque ya habíamos llevado a cabo una lucha contra esa desviación, y teníamos la experiencia de que se podía caer en ella y menospreciar a las masas. Ambas cosas son necesarias....
6. Actitud de la Dirección del PCS frente a la huelga general de abril del 67.
En abril de 1967 logramos levantar, prácticamente de la nada, una huelga general. Esta partió de una fábrica de lingotes de hierro, que se encontraba a 59 km. de San Salvador. Su directiva sindical, que estaba en manos del gobierno, no dejaba acercarnos a la base, pero nosotros nos infiltramos y con gran. perseverancia logramos ganar a la masa y, sobre esta base, obligar a los dirigentes del gobierno a plegarse a la huelga, actuando en unidad con la FUS. Gracias a ello logramos hacer la huelga general más grande de los últimos 20 años: 30 mil obreros pararon y algunos iban a hacerlo, porque estaba pensado como un movimiento progresivo. Esta experiencia fue una gran escuela para miles y miles de trabajadores que jamás habían vivido una huelga.
Y mira lo que pasó con la dirección del Partido. Cuando llego cansado, soñoliento, pero feliz, de la trinchera de combate a la Comisión Política, porque se había ganado la huelga, porque había visto el auge del movimiento de masas y el orgullo que sentían los trabajadores al haber logrado, al fin, hacer sentir su fuerza, su combatividad y su unidad, los compañeros me oyeron, pero con el rostro bien sombrío, como si hubiéramos vivido una gran derrota y luego dijeron: "Bueno, es cierto, la huelga se ha ganado, pero queremos hacerle una pregunta al compañero: ¿Qué hubiera sucedido, si el gobierno pone el estado de sitio?. Que responda el compañero, nosotros no podemos permitir ese tipo de aventuras en el movimiento sindical; esas son acciones aventureras, izquierdistas, extremistas. Por una casualidad se ganó esa huelga, pero si implantan el estado de sitio, ahorita estarían cerrando todos nuestros sindicatos, y la acumulación de fuerzas que nos ha costado durante años, se hubiera deshecho. . .".
De ahí sacaron la conclusión y esa es una tesis histórica de que "durante el período de acumulación de fuerzas no se pueden permitir batallas decisivas, sino sólo batallas parciales". No se puede permitir darle un blanco al enemigo, para que destruya todas nuestras fuerzas. Esa fue la tesis que aprobaron...
¿Tú tienes toda esa documentación?
-Desgraciadamente el Partido es el que la tiene, porque yo entregué toda la documentación después de mi renuncia. Entonces así realmente con esas tesis el Partido se va convirtiendo -como les decía yo en el documento acerca de la violencia- "en el bombero", estábamos apagando, echándole agua fría a la combatividad de las masas, y así no sólo íbamos a perder a las masas, sino que íbamos a perder la oportunidad de ser una vanguardia, de dirigir como vanguardia. Entonces en esas condiciones de lucha tan aguda, ideológica y práctica, es que transcurren todos los últimos años de la década del 60.
-¿Qué papel jugó la posición del Partido en la guerra con Honduras?
-Este hecho hay que juzgarlo dentro de todo ese contexto.
7. Atención centrada en la violencia revolucionaria de las masas.
-¿Pero tú para entonces has puesto entre paréntesis el problema de la lucha armada más general, digamos, o tú estás, al mismo tiempo que trabajando en el movimiento sindical, pensando en hacer frente a esa tarea de forma más eficaz?
-Verdad es que metido ya dentro del torrente de la lucha sindical, con todas las tareas diarias, y metido en el juego de la lucha contra los sindicatos pro-imperialistas, lo que más saltaba a la vista era otro aspecto de la violencia revolucionaria: la violencia revolucionaria de las masas, con algunos aspectos de lucha armada, aunque todavía con armas muy elementales, como palos, etc. Una violencia aplicada en la gran lucha de masas, en la lucha política, es decir, en otro terreno.
Pero a finales de la década el pensamiento este se fue internalizando más, con las experiencias que se habían tenido: la lucha contra Lemus, el FUAR, las experiencias todavía calientes de la lucha combativa de las masas... Entonces ya había un campo más propicio para equilibrar la línea ... .
- Ahora, en ese momento ¿qué es lo que tú pensabas? ¿qué es lo que debiera haber hecho el partido?
-Bueno, yo presenté documentos. Incluso este documento sobre la violencia del que te hablaba, no sólo se refería a la dirección de las masas y a la violencia de las masas, sino también a la necesidad de que el Partido atendiera el aspecto de la lucha armada.
Ya no sólo era por la cosa exterior, ya la cuestión del ARS* golpeaba adentro. Me preocupaba ver que gran parte de la juventud se iba a ir por la lucha armada, y que al Partido se le iba a ver como a un enemigo, puesto que prácticamente los condenaba y los trataba como enemigos.
Ahora tú sabes que no se puede decir que una estrategia elaborada a través de la lucha ideológica, nazca perfecta desde el principio, se va alimentando de la práctica, se va alimentando de las mismas necesidades no atendidas, se va alimentando de las experiencias que se van logrando y de la misma dinámica de la lucha ideológica. Entonces eso fue transformándose en algo cada vez más maduro y en un pensamiento cada vez más integral. Yo no te puedo decir que en el 69 ese pensamiento era integral.
Cuando presento los últimos documentos al interior del Partido, planteo la necesidad de la lucha armada, de la autodefensa de la violencia de las masas y la necesidad de transformar orgánicamente al Partido, en donde con toda claridad decía: "para una buena parte de los miembros del Partido va a ser difícil amoldarse a las nuevas condiciones de lucha,a la armada, a los sacrificios que eso requiere, a la clandestinidad, a la compartimentación que eso requiere, etc.". Entonces yo propongo un esquema y un método para la reestructuración del Partido.
8. Nuevos planteamientos para orientar al PCS hacia la lucha armada.
-¿En qué consistía ese esquema?
Eso fue al principio del 70, antes de la formación de las FPL.
O sea, ¿después de la guerra de Honduras?
-Sí, después....
-¿Tu todavía estabas en el Partido? ¿no te habías retirado del Partido?
-No, yo renuncié en marzo del 70.
- ¿Y los documentos cuándo los presentaste?
-Durante esos meses anteriores: diciembre, enero ... En ese documento acerca del esquema orgánico del que te hablo, yo planteaba la necesidad de una reestructuración del Partido, para lo cual había que comenzar por la tabla de normas y valores: valores personales, cualidades personales y revolucionarias. A mi me parecía que una parte de miembros del Partido se había amoldado, se había acomodado a un liberalismo en su modo de vida, que no hacía mayores esfuerzos, que no tenía realmente ya la calidad para dar el salto. Esto fue lo que definitivamente asustó mucho más a los compañeros. De hecho yo planteaba una reestructuración total del Partido, que requería una revaloración total de los miembros, para ver si iban a ser capaces de poder dar el salto hacia una integralización de la lucha. Ese fue de los documentos últimos que yo presenté. Entonces, sí, ya estaba bastante avanzada la idea de la estrategia político-militar.
¿Cómo pensabas tú que tenías que reestructurar el Partido? ¿seguían jugando un papel las células, la formación de cuadros. etc... ?
Lástima que en este momento no tengo este documento. Pero no me parece que yo haya presentado todo un esquema así, digamos estructural, desde la dirección hasta abajo, con toda su ramificación, el papel de las células y todo eso. Pero el pensamiento central era éste: primero, que para integralizar la lucha, para poder dirigir la lucha armada y la violencia de masas, era necesario que la calidad de los miembros fuera revisada, y que muchos de los miembros, incluso miembros de la dirección, no iban a ser capaces de dar el salto hacia adelante. Segundo, que las células deberían tener no sólo una función política, sino que también deberían tener una función militar y una preparación militar.
-¿Todas las células del partido?
Todas las células, pero sin quitarle la función política. Es decir, el esquema leninista del centralismo democrático, de la dirección colectiva, de las organizaciones nacionales, intermedias y de base, no variaba. Lo que variaba era su función y su calidad. La función en el sentido de que todos deberían dominar en alguna medida también el arte militar y de que todos deberían estar dispuestos y preparados, en el momento necesario, para asumir esa función. Pero, además de esto, que el Partido tenia que combinar la lucha de masas y la lucha militar, y no caer otra vez en el error de unilateralizarla. Ni convertirse en foco guerrillero, ni tampoco sólo atender el movimiento de masas. Ahora fíjate que toda esta polémica, toda esta lucha, toda esta práctica entre las masas y la experiencia internacional de la década del 60 nos alejó en parte del peligro de querer mecánicamente aplicar el ejemplo de la Revolución Cubana. Fíjate que durante todo ese tiempo existía el peligro de caer en el esquema de Debray. Eso era lo más fregado. Pero, en nuestro caso como se surgía del seno de un partido que ya tenía sus estructuras, ya no había peligro de que se redujera el partido a un foco guerrillero, sobre todo si se había vivido la experiencia de la gran combatividad de ese enorme movimiento de masas. Entonces, con mayor razón, la combinación de ambos medios de lucha estaba garantizada. Lo ideal en El Salvador hubiera sido que hubiera habido por lo menos un poquito de sensibilidad de parte de todo el Partido para poder ver la necesidad de que éste asumiera el papel de vanguardia, no sólo en lo político, sino también en lo militar.
9. Lucha ideológica que no llega a la base
- ¿Estos planteamientos tuyos sobre la necesidad de readecuar el Partido a los nuevos requerimientos son discutidos en el seno del Partido?
-Ahí lo que sucede es lo siguiente. El mecanismo de la mayoría se utilizó para que la base del Partido no se diera cuenta de lo que estaba sucediendo en la lucha ideológica. El respeto a las normas estatutarias me impedía hacer llegar hasta el seno de las bases esa situación. Sistemáticamente la mayoría del Comité Central, que a veces era muy pequeña, de uno o dos, tomaba acuerdos de que los documentos que yo estaba presentando y que servían de base al Comité Central para llevar a cabo la discusión, no pasaran a la base. Era una lucha ideológica en la cual no participaba toda la base, todo el Partido, por el miedo que tenían al contagio de las ideas.
Es decir, no es que se haya perdido la lucha ideológica: con un poquito que hubiera bajado esa lucha ideológica abajo, estaba ganada la batalla. Lo que pasa es que la mayoría de la dirección, defendiéndose como gato patas arriba, vaya, impedía que esas ideas pasaran a la base. Precisamente ése fue el argumento para acordar que no se realizara el Congreso que debía realizarse en esa fecha.
La Comisión Política, arbitrariamente, acuerda que no se convoque al Congreso, y con este argumento: "si se convoca al Congreso, las ideas aventureras e izquierdistas pueden triunfar y se corre el peligro que el Partido se lance a una línea aventurera, porque la base no está educada". Esa era la situación...
-Haciendo una análisis retrospectivo ¿no has pensado alguna vez de que debieras haber roto esa legalidad del Partido para hacer una lucha interna?
Es que fíjate, yo traté de evitar a toda costa, hasta el último momento, la formación de fracciones ... Entonces aparecía como que era yo solo el que estaba luchando ... Yo aceptaba las decisiones del Comité Central y me sometía a los estatutos. Sin embargo, ya en las últimas semanas, saqué un documento como Secretario General, en el que traslucía a la base la situación difícil que estaba pasando el Partido. Era un documento muy pequeño en que daba a conocer a las bases la situación de tensión y dificultades que había con la dirección. Esa fue una de las cosas que más preocupó al sector mayoritario. Y fue un documento que después condenó la Comisión Política.
10. Surgimiento de las FPL (Fuerzas Populares de Liberación "Farabundo Martí").
Al cerrarse los canales de discusión interna por la acción del sector de derecha, no me quedó otro camino que renunciar al Partido y fundar una nueva organización. El 1 de abril de 1970, nacen las Fuerzas Populares de liberación Farabundo Martí". En ese momento el Partido está empeñado en demostrar que la vía pacífica de lucha era el camino para llegar al poder en El Salvador, fundamentalmente la vía electoral, buscando como aliado fundamental a los sectores democrático burgueses...
¿Pero entiendo que nunca el Partido planteó que la vía pacífica era la vía para la toma del poder...?
-Sí, así tal vez no. Aunque después de la toma de posesión de Allende, sí, abiertamente hablaban de que estaba demostrado la posibilidad de la vía pacífica y que ése era el camino para El Salvador.
Pero después del fracaso de la experiencia supongo que cambiaría la formulación...
Sí, ahora se puede decir que nunca se dijo eso. La verdad es que no siempre se dijo eso tan claramente, pero sí más sofisticadamente en el siguiente sentido: "La acumulación de fuerzas por los medios pacíficos es el camino para el desarrollo del movimiento revolucionario. Y el salto revolucionario se dará a través de las armas". Y este salto se concebía como una insurrección de dos o tres días. La lucha armada era permitida en esos dos o tres días finales. Y mientras tanto, todo el resto, o sea, lo que buenamente se puede llamar la vía para el desarrollo del proceso, era la vía pacífica.
Ahora, efectivamente decir que la vía pacífica era la vía para la toma del poder no es exacto, porque se planteó siempre una culminación, en la cual la lucha armada iba a jugar el papel decisivo...
Entonces existía una interpretación un poco estrecha de la tesis de Lenin de la situación revolucionaria.
11. Por qué una organización político-militar.
-Marcial, ustedes se plantean como una organización político-militar, ¿en qué consiste eso de lo político-militar? ¿significa una negación a la concepción clásica de partido?
-Es la puesta en práctica de una estrategia político-militar. Es decir, de la combinación de todos los medios de lucha ...
-¿Eso estaba claro desde la partida?
-Desde el principio. La combinación de todos los medios de lucha, en la cual la aplicación política de la línea tiene que complementarse con la armada, y ésta pasa a ser la fundamental, en ciernes, digamos, al principio, pero con tendencia a convertirse en determinado momento en fundamental. Incluso cuando la lucha armada está tiernita, cuando todavía no abarca todo el panorama nacional, y no es todavía la fundamental, es ella la que en determinado momento pasa a ser la que jala todo el proceso, y, entonces, los otros medios de lucha tienen que combinarse con éste, que es el fundamental. Cuando nosotros en El Salvador proclamamos la organización como político-militar, lo hacemos respondiendo a una verdadera necesidad, porque había en el país organizaciones que negaban la vía militar, y querían constreñir todo el movimiento exclusivamente a lo político. Entonces había que ser claros, para que el pueblo entendiera perfectamente. Ahora bien, ese planteamiento no se hace en el sentido de negación de la concepción de partido, sino dentro del pensamiento de que había que dejar bien claro ante el pueblo los dos aspectos de la línea, los dos aspectos de su participación: la lucha de masas y la lucha armada, que esta organización tenía que dirigir.
Al plantearnos como organización político-militar, pretendíamos evitar caer tanto en el militarismo, como en el derechismo que veía exclusivamente lo político. Pues, cuando esto no se comprende como una línea integral, se puede caer en un error muy serio, y ése es el error del militarismo. Nosotros, desde la partida teníamos muy claro que lo militar no es sino la prolongación de lo político por otros medios, por los medios armados.
Otra cosa que, desde sus inicios, tuvo clara la Organización, fue la necesidad de que fuera el pueblo el que tomara en sus manos también aquella causa, que fuera el pueblo, el propio autor de la lucha armada. Y como teníamos bastante experiencia en la incorporación de las masas a la lucha, especialmente a la lucha contra el burocratismo, no había muchas dificultades en eso. Teníamos claro que era el pueblo el que iba a hacer la guerra y que estos grupos armados no deberían de convertirse en una élite, en unos héroes desligados del pueblo, que le iban a ahorrar al pueblo el trabajo de hacer la revolución.
La experiencia de la década del 60 con respecto al foquismo nos preparó para tener una pensamiento más integral. De manera que, cuando nosotros hablábamos de político-militar, no hubo peligro de deformación, porque desde el principio teníamos claro que lo político es lo fundamental, lo que tiene que dirigir la guerra, y que lo militar está supeditado a lo político y es parte de la expresión política de la lucha de clases.
-Independientemente de haber tenido claro esto en el pensamiento, entiendo que en la práctica de hecho ustedes se dedican durante bastante tiempo sólo a la actividad militar, ¿a qué se debe eso? ¿a la necesidad de entrenar a la gente en esta lucha que era algo nuevo para ustedes o a que se entusiasmaron un poco demasiado con lo militar?
-Mira, eso hay que verlo en un marco de conjunto, porque si agarrás* (*así en el original) así en pedazos la cosa, en un determinado momento puede parecer unilateral, hay que ver la proyección, aunque hay que reconocer que el pensamiento no está totalmente plasmado desde el comienzo.
¿Qué fue lo que sucedió con las FPL? No es que nos metiéramos durante un tiempo, digamos nada más que a lo militar. Fíjate que ahí hay que ver una cosa, el Grupo Comando Central, o grupo inicial, era una dirección de partido, eminentemente de partido... Ahora, era necesario darle al pueblo el instrumento armado. Era precisamente de lo que carecíamos, entonces ahí hubo un dilema: formamos primero el partido, las bases y todo eso... ¿Cuántos años nos vamos a tardar para que el pueblo pueda adquirir la confianza de que puede organizar la lucha armada?...
Entonces nosotros decidimos separarnos de la práctica orgánica tradicional. ¿Cómo podíamos hacer un partido con sus células con 7 personas? Aunque hubiéramos querido hacerlo, no habría sido posible. . . El grupo inicial era realmente una dirección de partido, aunque no tuviera ese nombre, con pensamiento de partido, que venía de luchar, y que conocía, pues, lo que era el funcionamiento de un partido.
-Antes de seguir con el tema ¿cómo se entiende que el secretario del PCS con prestigio en el movimiento de masas y en el partido se haya conformado con 7 personas y no haya reclutado dentro del Partido más gente, aunque sea a posteriori...?
-Es que ése fue uno de los acuerdos principales que tomamos, precisamente para apartarnos del esquema que se había seguido en varios países de América Latina. Lo primero que se hacía era salirse, formar un grupo. y disputarle al Partido hasta el nombre y el reconocimiento. Acordamos que si seriamente íbamos a emprender esa lucha armada, que es muy complicada, nosotros no nos íbamos a entretener en estar haciendo propaganda en el interior del Partido.
Pensábamos que la gente iba a tener suficientes pruebas para valorar por sí misma dónde estaba la línea correcta y la línea incorrecta. En segundo lugar, no queríamos establecer más puntos de conflicto con la direccción* (*así en el original) del Partido, que estaba sensibilizadísima* (*asi en el original) y que tenía temor de que nosotros jaláramos bastante gente. Entonces conscientemente renunciamos a eso: "no queremos sensibilizar más a esta dirección". En tercer lugar, porque dentro del Partido comenzó, en lo público, una labor de delación y denuncia contra el grupo que se había salido. Fíjate que en un congreso sindical, a los pocos meses de habernos salido, delante de toda la gente, sabiendo que ahí había "orejas" (soplones) del Servicio de Inteligencia enemigo, y hasta los conocían perfectamente, sacan una lista y dicen: "vamos a leer la lista de los traidores que han abandonado la lucha sindical, y que ahora dicen que están formando guerrillas, pero lo que están haciendo, en alianza con el gobierno, es propiciar las condiciones para que cierren los locales sindicales, y para que se deshagan los sindicatos. Aquí está la lista...
Primero mi nombre, segundo...
Para la labor delicada que estábamos emprendiendo en absoluta clandestinidad, eso era muy negativo. Necesitábamos que no se nos estuviera mencionando. Y si nosotros comenzábamos a hacer labor de proselitismo dentro del Partido y dentro de los sindicatos, es decir, dentro del terreno donde teníamos influencia, esto hubiera significado una desnaturalización bastante grande de esta situación, muy peligrosa para nosotros y también para el mismo Partido, porque el Partido también se hubiera degenerado.
Cuando se dieron cuenta que no les hacíamos sombra, de que no hacíamos ninguna propaganda, dejaron de mencionarnos. Fíjate que a mí me anduvieron buscando los miembros de muchas células, pidiéndome que les explicara qué situación había, que ellos comprendían que nosotros teníamos la razón, que les fuera a dar una charla sobre eso. Pero yo rehusé completamente a volver andar haciendo propaganda. No quisimos caer en el caminito trillado ese de una serie de grupos de Partidos que se diluyen en una lucha interminable, una lucha de palabras. que no hacen nada, que comienzan por decir que quieren la lucha armada, y finalmente terminan por no ser ni partidos, ni grupos que implementen la lucha armada.
12. Los comandos armados y los grupos de apoyo.
-Volviendo a lo que te decía, te insisto, ¿cómo vas a formar tú un partido con siete compañeros, si al mismo tiempo tienes la tarea de crearle al pueblo la confianza en sus propias fuerzas y demostrarle que puede manejar las armas y que puede llevar a cabo la lucha armada?. Entonces ahí, momentáneamente se toma el acuerdo de comenzar por formar una estructura de comandos armados, pero con vistas a que cada uno de estos comandos armados se apoye en un colchón de colaboradores ligados a la masa. A los cuatro o cinco meses, es decir, en poco tiempo, estábamos formando la segunda red de la estructura.
Cada compañero de un comando armado tenía la obligación de tener 15 colaboradores, y como eran compañeros que habían estado precisamente en el movimiento sindical, o bien ligados a la masa, aquellos 15 colaboradores eran generalmente dirigentes sindicales, activistas sindicales. Entonces cuando venías a sentir, ya teníamos 60 ó 75 compañeros, que era un colchón en el que se movía el comando armado. Entonces éste, por fuerza, se vio obligado a ir escogiendo dentro de estos 15 a los mejores e ir formando lo que se llamó "grupos de apoyo", pero no grupos de apoyo logístico, sino grupos de apoyo para el trabajo entre las masas. No queríamos repetir la experiencia de Guatemala. En Guatemala formaron grupos de apoyo entre los campesinos, pero no para la lucha de masas, sino en función de la logística, como apoyo a la guerrilla. Nosotros, precisamente por la concepción más integral que ya teníamos y la inquietud de no separarnos de la masa, aunque formalmente tuviéramos que renunciar a los puestos públicos de dirección de masas, tratábamos, sin embargo, de no despegarnos de ellas.
Entonces esa decisión de movernos y de que nos ayudaran los colaboradores, fue lo que nos permitió iniciar el trabajo político.
A los 6 meses ya teníamos los primeros comandos armados en funcionamiento, porque desde el principio los hicimos funcionar en acciones que iban de lo simple a lo complejo, desde quitarle una placa de matrícula a un carro para poder enmascarar otros carros, o capturar un carro ... Esas primeras accioncitas así pequeñas, ya las estaban realizando los comandos y ya comenzaban los embriones de esos grupos de apoyo, que nos permitieron penetrar en todos los gremios.
Nosotros partimos absolutamente de cero, no teníamos ni un centavo, ni una pistolita, la primera que tuvimos por ahí en los primeros meses, fue una Beretta 22, que fue con la que primero empezamos a aprender a armar, desarmar, agarrar puntería, y todo eso. Y luego las fórmulas de algunos explosivos, fórmulas de explosivos caseros, mucho ejercicio, mucha caminata ... En ese tiempo la policía no estaba sensibilizada y uno podía caminar muchísimos kilómetros para conocer el país y también para estar en forma.
Como no teníamos un centavo y no teníamos una casa para infraestructura, fue obligatorio para nosotros buscar colaboradores, gente que sintiera simpatías hacia nosotros.
-¿Militantes del PCS?
-No, no ... nosotros incluso en los primeros años prohibimos que entraran miembros del Partido a la Organización. ¿Por qué?, porque entonces nos íbamos a meter al problema de estar queriendo hacer propaganda dentro del Partido. Los primeros meses nosotros consideramos que era mejor no tocar ese terreno, por las razones que te he dado. Entonces -te decía- tuvimos que depender de los colaboradores. Había compañeros que iban a desayunar donde un colaborador, a comer donde otro, a cenar donde otro, y a dormir donde otro, porque realmente no teníamos dinero.
Ahora, como convivíamos con esta gente, aprovechábamos para aconsejarlos en la lucha en sus respectivos sindicatos, en sus respectivas fábricas, analizábamos los problemas que tenían. Así fue como fuimos formando los primeros grupos de apoyo con tareas dentro de la masa.
Por eso te digo que la militarización inicial es relativa. Naturalmente que uno, si va a formar un comando armado, tiene que meterse de lleno en eso, conocer las técnicas, y hacer que éste se prepare y todo eso.
- ¿Qué cosa los ayuda a conformar esa primera experiencia: libros, otras experiencias, contactos. . .?
-La práctica . . . , libros no habían sobre ese modelo de los grupos de apoyo.
-¿Durante esos primeros años ustedes sacan algún documento?
-En los dos primeros años sólo documentos internos, en el segundo año hicimos público el nombre de la Organización en el periódico "El Rebelde".
Hubo una serie de acuerdos al principio de que nosotros no íbamos a damos a conocer internacionalmente ni nacionalmente con un nombre, hasta que consideráramos que realmente éramos serios, pues en el camino del comportamiento revolucionario la Organización fue muy espartana, muy estricta la línea.
-¿En qué sentido espartana?
-Nosotros mismos nos propusimos una serie de condiciones para probamos, para ver si no era charlatanerismo... Porque muchos de nosotros habíamos combatido a los que llamábamos "revolucionarios de cafetín", fenómeno que se dio mucho entre los poetas y los escritores en El Salvador... Entonces queríamos primero probarnos a nosotros mismos y al pueblo si realmente podía haber una organización revolucionaria de nuevo tipo...
-¿Una organización revolucionaria de nuevo tipo?
-Sí, nosotros la considerábamos una organización revolucionaria leninista de nuevo tipo. Precisamente uno de los últimos documentos, que presenté en el Comité Central ya dentro de la lucha ideológica, era sobre organización, planteaba la necesidad de organizar un verdadero partido marxista-leninista de nuevo tipo, que fuera capaz, no sólo de dirigir las acciones pacíficas, sino también de llevar al proletariado al poder por la lucha armada.
Nosotros desde el principio estábamos conscientes de que estábamos formando una organización marxista-leninista de nuevo tipo, una organización revolucionaria que se llamaba político-militar por sus objetivos.
Ahora, fíjate, aquí hay una cuestión bien importante, y es ésta. Si el sector de derecha del Partido Comunista no hubiera bloqueado tan obstinadamente esa necesidad histórica de la violencia de masa y de la combinación de todas las formas al pueblo, hubiera resultado natural y armónico que los primeros comandos armados fueran organizados en su seno, bajo una dirección partidaria ya formada. Pero como esto no ocurrió así, tuvieron que organizarse bajo la dirección de una nueva organización: las FPL.
13. Concepción de la guerra.
Entiendo que la concepción de la lucha armada que ustedes tienen es de la guerra popular. ¿De dónde surge esta concepción?
Nosotros llegamos a la conclusión de que 40 años de dominio militar y dominio político imperialista era imposible de ser cambiados en un mes; que está en función de la correlación de fuerzas. Y como en las condiciones de El Salvador nosotros descartamos el putchismo, los golpes de estado para cambiar la situación, para lograrlo era necesario organizar al pueblo, era necesario incorporar nuevos métodos de lucha, era necesario crear las fuerzas armadas populares, y era necesario crear un gran movimiento de masas...
En esas condiciones realmente tú no te podías proponer ganar esta lucha y tomar el poder en poco tiempo. Darse cuenta de esto fue bien importante para nosotros, nos preparamos para una lucha dura, nos llenamos del estoicismo necesario. Nos dimos cuenta que teníamos que luchar contra las inconstancias, las euforias, las desesperaciones pequeño-burguesas y que era necesaria esa cualidad de la persistencia, que en nuestro país los campesinos la llaman "resignación"... Había que llenarse de "resignación".
En segundo lugar, fíjate que esta concepción nuestra no es el calco de lo de afuera. ¿Por qué? Afuera la lucha prolongada está ligada a la guerra de montaña, y se sostiene que es en las montañas donde el enemigo pueda destruir menos a la guerrilla; ahí ésta se incuba y ahí se desarrolla a través de largos años. Nosotros, en cambio, tuvimos por fuerza que tomar la decisión de comenzar la lucha como guerrilla de la ciudad. Las experiencias de los tupamaros nos habían demostrado que se podía técnicamente realizar eso.
Actualmente estamos desarrollando la guerra en las tres zonas estratégicas: en la ciudad, en la montaña y en el campo o el llano. Pero para el inicio, y para el desarrollo, nosotros escogimos la ciudad. Como segundo paso, el llano; ahora, en la tercera etapa de guerra, estamos fortaleciéndonos en la montaña.
Naturalmente que toda experiencia revolucionaria impacta y en nuestro país estaba muy de moda la teoría de Mao, sobre todo entre los estudiantes, de los cuales los más sensibilizados pasaron a formar los primeros círculos de nuestra organización. Ahora, nosotros teníamos la concepción de que la lucha debía ser contínua, que la ofensiva debía ser contínua.
-¿Ofensiva militar?
-Militar y política, combinadas, partiendo de lo simple a lo complejo, valiéndose de las propias fuerzas, realizando aquellas acciones que estén dentro de las capacidades y tratando de aprovechar las coyunturas, pero evitando caer en el aventurerismo...
14. Alianza obrero campesina y rechazo al FAPU (Frente de Acción Popular Unificado).
¿Con qué argumentos ustedes no se integran al FAPU ¿Qué influencia de masa tenían entonces?
Ya teníamos bastante fuerza de masas. Bastante, Ya estábamos organizando a los trabajadores del campo, los maestros estaban organizados, los estudiantes, es decir, teníamos ya un movimiento de masas, todavía en sus inicios, pero bastante grande.
El FAPU fue una iniciativa del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo). El Partido aceptó integrarse, porque ellos van a todo lo que vos le pongás* (*así en el original) el nombre de unidad, porque ellos dicen que para ellos la unidad es lo fundamental, aunque sea una unidad que se ponga al servicio de los intereses de la burguesía...
Nosotros, desde el principio, en relación con las alianzas tomamos una línea muy clara, producto de la valoración de todos los movimientos de unidad que habían* (*así en el original) habido desde el 44 hasta entonces. Y es la siguiente: tenemos que forjar la unidad fundamentalmente en torno a la alianza obrero-campesina, porque hasta ahora, precisamente, no existe esa alianza como fuerza verdadera. Hasta ese momento la burguesía se había servido en bandeja todas las unidades del pueblo para hacer triunfar su línea sobre el sacrificio de los trabajadores y los campesinos. Llegamos a una conclusión: si queremos realmente hacer verdadera alianza y una verdadera unidad con todas las fuerzas del pueblo, tenemos que empezar por el primer escalón de la unidad, por formar la alianza obrero-campesina. Y ésa se forma en la organización y en la lucha. Y nos dedicamos de lleno a eso. Estábamos en ese esfuerzo que nosotros considerábamos estratégico, cuando los del ERP comenzaron a formar el FAPU. Nosotros conocíamos bien al ERP y estudiamos cuáles eran sus motivaciones...
Entonces nos dimos cuenta de que el ERP estaba en un proyecto putchista, a fecha fija, incluso para agosto, ya se habían puesto de acuerdo con algunos militares, y pensaban dar un golpe de estado y como para llevarlo a cabo necesitaban cierta influencia de masa, formaron lo que ellos llamaban los Comités Militares .. .Ellos pensaban que, al dar el putch, iban a tener un cierto poder de convocatoria, y entonces ahí en la Plaza pretendían regar los comandos que se tenían y de ahí salir con grupos de 15, e ir frente a los cuarteles a darles apoyo y comenzar hacer acciones armadas. Por eso necesitaban la existencia de masas. Ese es el origen del FAPU.
Nosotros algún conocimiento y alguna experiencia teníamos, y vimos que debajo de ese llamado a la unidad se escondía el deseo de llevar a la masa al apoyo del putch, donde ellos estaban metidos. Esa es una de las razones por las cuales nosotros no apoyarnos
- ¿No fue porque estaba el PCS?
-Pues no, aunque entonces había bastante razones para ello. La política del Partido era realmente rechazable e indignante, en ese momento no había muchas bases para estar cerca del Partido, ellos nos condenaban duramente, condenaban la violencia venga de donde venga, hacían declaraciones públicas en contra nuestra.
15. Política de alianzas
-¿Cuál es la actual política de alianzas de las FPL Te pregunto estoy pongo acento en lo actual, porque parece evidente que ha habido una evolución en ese sentido. En el documento del 11 de junio del 76, llamado "La alternativa del Pueblo", ustedes planteaban la necesidad de formar un Frente Revolucionario, con el objetivo de educar a los sectores revolucionarios del pueblo, y rechazaban la formulación de un amplio frente político de alianzas propiciado por otras organizaciones. Hoy, apoyan el Frente Democrático Revolucionario que agrupa a todos los sectores que se oponen al actual régimen, y no sólo a los sectores revolucionarios. ¿A qué se debe esta evolución? ¿Qué papel atribuyes a esta amplia alianza con todas las fuerzas opositoras?
-Bueno, nosotros proclamamos que la base fundamental de las alianzas para nosotros es la alianza con las organizaciones revolucionarias....
-¿Desde el comienzo?
-Desde el comienzo, sí, porque ésta tenía que regir todos los otros escalones de alianza. Es decir, como cuando uno construye una casa, pues, sabe que tiene que poner determinados pilares, y poner determinada base, porque si no, la casa no se puede construir bien, o se construye mal. Y en lo político construir mal la unidad, como una cuestión de clases y de intereses, significa que la hegemonía pase precisamente a poder de las fuerzas de derecha.
-¿En ese núcleo central de organizaciones revolucionarias ustedes incluían al PCS?
-No, porque no podía ser considerado una organización revolucionaria. No tenía una política revolucionaria, y estaba luchando abiertamente contra las organizaciones revolucionarias.
La afianza fundamental, para ellos era el PDC y el MNR* y la lucha contra aquellos aventureros que estaban por la lucha armada. Así fue durante años la verdadera realidad. Entonces, claro, ante esta situación ¿cuál era la línea de nosotros? Formar primero una alianza revolucionaria.
¿Con quiénes?
Con el ERP y con una organización que Fabio Castillo trató de formar, que decía que era político-militar. Para nosotros en ese momento lo que más se acercaba a la práctica revolucionaria, eran las organizaciones que se llamaban político-militar...
Naturalmente si el Partido hubiera tenido una línea convergente con las organizaciones revolucionarias, no hubiera existido esa política de rechazo. Eran ellos, a pesar que hablaban de unidad, los que pedían una unidad en torno a eso . . . y eso sí lo rechazamos.
Nosotros entonces, para establecer una alianza que fuera más acorde con las necesidades del desarrollo del proceso, poníamos en primer lugar la alianza estratégica con las organizaciones revolucionarias, a las cuales nosotros llamábamos organizaciones político-militares. En segundo lugar, la alianza obrero campesina como base clasista fundamental de toda alianza más amplia.
Nosotros sosteníamos que los obreros y campesinos debían tener el poder político en su organización y el poder militar. La alianza militar. La alianza obrero y campesina, pero con fuerza, con armas.
Después de esto entonces ya venía la lucha de todo el pueblo, donde cabía la burguesía. La cosa era invertir el esquema que ponía al centro a la burguesía, y alrededor de ella a los demás.
-O sea, que el frente Revolucionarlo es una etapa...
No, no lo puedes llamar una etapa, porque en realidad es necesario siempre. La alianza revolucionaria, apoyada en una verdadera alianza obrero-campesina, que sirva de base a la amplia alianza popular. Esa fue nuestra concepción. Yo no sé si se puede decir a estas alturas que esta concepción fue modificada, pero, por ejemplo, ahorita lo que tú puedes ver es esto. Tienes una alianza revolucionaria compuesta por cinco organizaciones. Estas tienen una base de masas revolucionarias que se llama Coordinadora Revolucionaria de Masas, son obreros y campesinos y con armas ... y alrededor se ha formado la amplia alianza.
16. Política frente al ejército.
No cabe duda, a mi entender, que el ejército salvadoreño no tiene la unidad monolítica que tenía el ejército somocista y que ésta es una de las características de la situación salvadoreña. ¿Cuál ha sido la política que ustedes han implementado en relación al ejército? ¿De qué manera han buscado aprovechar al máximo estas contradicciones?
-Mira, ahí te puedo responder en forma autocrítica. Realmente nosotros hemos hecho poco trabajo dentro del Ejército, y ello también nos ha hecho ser indiferentes a esa necesidad. En los últimos años hemos tenido conciencia de esto. Pero ahora nuestro trabajo en el ejército podíamos decir que se funda en el trabajo unitario. En el trabajo unitario se hace muy poco como FPL, pero sí damos completo apoyo a la línea clara de ampliar las contradicciones en favor de la revolución. Nosotros estamos proyectando un trabajo no sólo a ese nivel, digamos, de oficialidad, sino en el trabajo diario a nivel de población, a nivel de aldeas, a nivel de familias, para penetrar también en la tropa del ejército. Nosotros tenemos ahora clara la necesidad de este trabajo y estamos implementando medidas concretas para llevarlo a cabo. Pero en este terreno yo si te puedo decir que hemos tenido una gran debilidad, y en la práctica todavía la seguimos teniendo.
17. El difícil problema de la unidad
¿Y qué me puedes decir respecto al proceso de unidad de las fuerzas revolucionarias salvadoreñas?
-La unidad es un proceso complejo que va pasando por distintas etapas de maduración, sobre todo cuando las organizaciones han tenido diversos canales de desarrollo propio. Caer en el idealismo en relación con la unidad puede hacerlo a uno cometer errores, porque entonces uno no se prepara para la labor constante, persistente, paciente de superar todos los obstáculos que se vayan presentando.
-¿Y qué es lo que más dificulta ese proceso de unidad?
-Un amor muy fuerte por su propia organización, que impide hacer sacrificios en cuanto a las propias atribuciones para trasladar los poderes a un organismo unitario.
Muchas veces se puede decir, al formar un organismo unitario, que eso se ha superado. Pero eso sólo es el principio, porque hay que ir delegando poderes, y el delegar poderes significa, podríamos decir, debilitar en alguna medida las atribuciones internas de una organización que las ha venido teniendo hasta entonces en forma soberana y absoluta.
-En el caso de ustedes, que son de hecho la organización de mayor influencia de masa en El Salvador, tiene que haberles tocado ceder más en relación a sus fuerzas…
-Nosotros hemos pasado por períodos de euforia y podríamos decir de utopismo en los cuales hemos estado dispuestos, y de hecho hemos realizado una serie de medidas de consciente debilitamiento, incluso con el deseo de debilitar la Organización lo más rápido posible para crear un verdadero foco de unidad; pero también hemos tenido experiencias de que la utopía no es buena. Eso nos ha hecho ser un poco más realistas.
-Por último, si pudieras vivir de nuevo todos estos años ¿los vivirías de la misma manera?
-No, si pudiera nacer de nuevo, me gustaría iniciarme en la lucha más temprano. Cuando lo hice por primera vez, ya tenía muchos años.
* Partido Demócrata Cristiano y Movimiento Nacional Revolucionario
II. Algunos Aspectos de la Guerra
Popular de Liberacion de El Salvador (*)
Popular de Liberacion de El Salvador (*)
Escrito:1982Publicado por vez primera: En EDICIONES ENERO 32, Mexico, 1982Versión digital: Centro Histórico Revolucionario Salvadoreño "Salvador Cayetano Carpio - Comandante Marcial".Fuente del texto actual: Version digital La lucha de clases, motor del desarrollo de la Guerra Popular de Liberacion, 2009.Esta edición: Nicasio Jaragua, Abril, 2010.
Esta conversación que vamos a tener fundamentalmente favorece los intereses de la Revolución de El Salvador, ya que el conocimiento de algunos de los aspectos por parte de compañeros, como ustedes, nos ayuda mucho.
Creo que no se podría entrar en una profundización completa de cada tema, porque más que todo pensaba que esta primera conversación fuera como un esbozo general de los aspectos de nuestra revolución. Por eso quería tocar, como primer punto, algunas raíces del proceso revolucionario en El. Salvador, aunque sea simplemente mencionarlos.
1. La Revolución en El Salvador es parte del proceso revolucionario centroamericano.
La Revolución en El Salvador nosotros consideramos que se inscribe en el proceso revolucionario de la Revolución Centroamericana. Esto tal vez tiene diferencias en cuanto a las revoluciones en otros países, que aún cuando tienen lazos con todas las revoluciones latinoamericanas, sin embargo se inscriben dentro de la Revolución de un solo país, con enlaces con el proceso revolucionario de todo el resto del continente. Pero en El Salvador esto tiene que verse más concreto. Nosotros lo vemos como parte de un todo, de todo un proceso de la Revolución en Centroamérica. No podría estar completo el concepto de la Revolución en El Salvador, si la viéramos como una revolución de liberación nacional, exclusiva y propia, sino que corresponde a un movimiento revolucionario de pueblos de determinada región que es Centroamérica. Eso se debe a las mismas raíces históricas de Centroamérica.
Ustedes saben que cuando se independizó del vasallaje colonial español, Centroamérica era un solo país colonizado por España, con su capital en Guatemala. Y eso no fue cosa de algunos decenios, sino que fue durante siglos. Se conformó una característica especial de países y pueblos que estaban dominados por el coloniaje español desde un solo centro administrativo, que fueron creando la conciencia, aún cuando en esa época eran tan difíciles las comunicaciones, tan lejano parecía un centro de población del otro, sin embargo se fue creando la conciencia de una sola zona, porque estaba dominada por un solo imperio.
Otro gran bloque era, para el norte, México, y luego para el sur, Colombia. Pero Centroamérica tenía esa configuración en cuanto a lo político y lo económico. La formación de diversas repúblicas fué después de la independencia, porque se independizaron todas en un sólo acto firmado en Guatemala el 15 de Septiembre de 1821. Desde Guatemala hasta Costa Rica, ya que Panamá pertenecía a Colombia y era otra conformación administrativa y económica.
Estas provincias eran: Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, que se independizaron en un solo acto, con la firma de una sola acta de independencia. Eso significa que la independencia fue al mismo tiempo el acto de la conformación de un nuevo país, un país independizado relativamente. Pero luego, de este país se formaron cinco repúblicas. Pero una característica de la formación de estas repúblicas fue, que no fue causa del pueblo. El pueblo no ganaba nada con esas divisiones, sino que esto se debió a los intereses de las clases dominantes "feudales", que dentro de sus intereses estrechos locales trataron de separarlas políticamente, para poder explotar mejor dentro de sus respectivos feudos.
Tal vez el ejemplo no sea muy feliz, pero lejanamente recuerda lo que sucedió en Europa, cuando no tenía una sola nacionalidad cada una de estas naciones, cuando aún no se habían conformado como tales: Alemania, Francia, Italia, etc., cuando una gran cantidad de pequeños principados, ducados y demás divisiones hacían que estuvieran totalmente dispersas las distintas zonas del país, que no estaban centralizadas más que después por las monarquías absolutas que unificaron y pusieron bajo su dominio los distintos principados y ducados y otros tipos de divisiones y fueron conformando las nacionalidades como un centro económico, político, de lenguaje y religión, etc.
Entonces, en Centroamérica sucedió ese proceso de pulverización que corresponde a los intereses locales, feudales, pues no habían dado el paso hacia el capitalismo estas provincias que se convirtieron en estados y hubo un largo período de luchas, ya sea para homogeneizar uno de los estados, varios o todos, o establecer la República Federal que se hallaba despedazada. Uno de los principales esfuerzos fue realizado por Morazán que luchó para volver a unificar estos países, pero ya inútilmente. Esta es una de las raíces de por qué el movimiento popular en Centroamérica tiene un solo proceso desde entonces. De ahí es que saltamos a todas las situaciones actuales.
A fines de siglo eran muy fuertes todavía las aspiraciones a la centroamericanización* (*así en el original) administrativa y económica, sobre todo por la enorme pobreza de estos países, y en un momento determinado los ejércitos de los cinco países acudieron a Nicaragua, a luchar contra los intentos de los imperialistas norteamericanos, ya que principalmente la parte sureña trató de anexar estas repúblicas a su dominio. Entonces hubo una lucha muy fuerte en Nicaragua, alrededor de hace un siglo, en contra de Walker, que era enviado de los esclavistas sureños que querían esclavizar a Nicaragua y a toda Centroamérica.
2. Sacudimientos revolucionarios en 1944.
El centroamericanismo * (*así en el original) se volvió a sentir en la lucha contra los intentos de los americanos para anexar estos territorios. Dentro, en el fondo del desarrollo de la lucha revolucionaria de Centroamérica ha habido siempre como una especie de relación telúrica, como entre los volcanes que se activan mutuamente. As¡ vimos cómo, cuando el General Martínez en 1944 cayó en El Salvador, inmediatamente también hubo sacudimientos que derrocaron a Ubico y luego tuvo repercusión en Honduras y cayó también el tirano que se llamaba Tiburcio Carías Andino. El único que logró resistir este embate de los pueblos centroamericanos y esa mutua influencia fue la tiranía de Somoza, que se siguió manteniendo hasta que fue derrocado el 19 de julio de 1979. Pero en 1944 tienen lugar una cantidad de acontecimientos muy importantes en Centroamérica, que muestran cómo nuestros pueblos se interinfluyen en la lucha, y por eso es que la estrategia de las organizaciones revolucionarias toma , como uno de sus puntos básicos, esta interrelación de nuestros pueblos. Es muy claro que el proceso de la Revolución Centroamericana es un proceso único e indivisible. Eso no quiere decir que sea correcta la idea de que se liberen todos los pueblos al mismo tiempo, sino de acuerdo a las condiciones que han sido creadas a través de este siglo, y que han establecido diferencias inclusive en la estructura de clases sociales de cada uno de estos países y diferencias en las coyunturas de crisis políticas, que se establecen en tino u otro país..
Tomando en cuenta esas diferencias, adoptamos, como punto de partida, que la Revolución Centroamericana es una sola, con estas características propias de cada país. Pensar lo contrario sería caer en un error, borrar, como que no existieran estos países, como que no hubiera habido ya un siglo de esas vivencias, y que ha ido creando hacia adentro centros económicos, políticos y, sobre todo, el patrioterismo que se ha ido impulsando por cada uno de estos tiranos, de cada uno de estos gobiernos pequeños que han creado hacia el interior de cada país condiciones diferentes de uno a otro. Diferentes en muchos aspectos, aunque muy similares en muchos otros. Las dos cuestiones es necesario integrarlas dentro del concepto de la Guerra Revolucionaria en Centroamérica, es necesario combinarlas estrechamente. El hecho de que es un proceso único y el hecho de que tiene diferencias también de acuerdo a las diferencias internas de la lucha de clases de cada país, explica por qué el proceso de Guerra Popular en Centroamérica ha tenido un eslabonamiento de incorporación progresiva de los pueblos de Centroamérica a la Guerra Popular.
La Guerra Popular en Centroamérica en esta época propiamente comienza después de la Revolución Cubana, que le dió un gran impulso al pensamiento y práctica revolucionaria, a la mística de los revolucionarios más avanzados en Centroamérica y completó el pensamiento estratégico, político militar, favoreciendo el desarrollo de la lucha contra el dogmatismo teoricista,* (*así en el original) seudo-marxista, que trataba de presentarse como la línea correcta para el desarrollo de nuestros pueblos y que rechazaba la lucha armada como medio de desarrollo, considerándola nociva, para lo que se llama acumulación de fuerzas. La Revolución Cubana demostró que se pueden acumular fuerzas con más eficacia, si se combinan sabiamente los distintos medios de la lucha del pueblo. La Revolución Cubana demostró que incluso en las fauces del monstruo imperialista, un pueblo como Cuba pudo liberarse y pudo derrotar a un ejército profesional, que estaba apoyado, dirigido y armado por los imperialistas norteamericanos.
3. La Guerra Popular Revolucionaria en este período en Centroamérica.
Esto sacudió a los elementos más sensibles, más honestos, tal vez la palabra honestos no es la más correcta, sino a los más sensibles, los más abiertos a la necesidad de la liberación de nuestros pueblos, los que consideraban que nuestros pueblos podían liberarse, sin necesidad de pasar por todo un período de acumulación de fuerzas, conducido exclusivamente por medios pacíficos y por un período que tenia que pasar por fuerza por la revolución democrática burguesa.
En esta época la Guerra Popular Revolucionaria Centroamericana comenzó con los esfuerzos del Cro. Carlos Fonseca Amador y de los demás compañeros suyos que fundaron en 1961-1962 el FSLN, que fué creado con el concepto de Guerra Popular y que, como no es posible inmediatamente derrocar a la tiranía con las fuerzas que se van creando al principio, tomaron el concepto de una Guerra Popular que se iba a ir desarrollando con.' la visión prolongada. Estos compañeros fueron verdaderos visionarios, de profunda y acertada clarividencia revolucionaria.
Tuve el honor de conocer al Cro. Carlos Fonseca en Honduras en 1961, cuando él andaba con toda la idea y el trabajo de formar las primeras guerrillas, Había estado formando las primeras guerrillas y algunas de ellas comenzaban a operar y a entrenarse en las montañas orientales de Honduras. En esa época yo tuve el honor de conocerlo y pude confrontar sus ideas con las ideas que reinaban entre los Partidos Comunistas, pues yo era miembro de la Dirección del PC de El Salvador y pude confrontarlas con el dogmatismo que había en las ideas conservadoras y comparar éstas con la nueva y vital savia que traía una estrategia más integral para Centroamérica. En 1962-63 fué en Guatemala donde se comenzó también la lucha armada en las montañas guatemaltecas, y que tuvo gran desarrollo con Turcios Lima, con las FAR, y que durante algunos años se convirtió en lo que podríamos llamar la concentración mayor de fuerzas populares armadas en Centroamérica y las más vivaces y las que podían considerarse en un sentido centroamericano como las vanguardias de la lucha armada. Én El Salvador fué bastante tardada la concepción y la práctica de la estrategia político-militar integral. Hubo necesidad de una gran lucha al interior de las organizaciones que entonces había: al interior del PC, de los sindicatos y de otras organizaciones populares que estaban en su mayoría dirigidas por corrientes y tendencias de derecha, que en determinados momentos y coyunturas llegaban a elevar posiciones oportunistas. A lo largo de 10 años se llevó a cabo en el interior del PCS, una lucha ideológica y en la práctica, esperando que este partido pudiera dar un salto, convertirse en la Vanguardia verdadera del pueblo.
4. Lucha ideológica y práctica.
Yo era Secretario General del PCS desde 1964 hasta el 70 y durante todo ese tiempo la lucha ideológica fue precisamente por ir consiguiendo que el Partido, en primer lugar, comprendiera la necesidad de la violencia de las masas, de la implementación de la autodefensa para las diversas actividades de la lucha de masas. Es decir la lucha ideológica no sólo se llevaba en teoría, sino que se llevaba en el propio seno de las masas, en la propia lucha revolucionaria del pueblo. No fue una lucha ideológica llevada a cabo detrás de los escritorios. Había necesidad de elaborar síntesis de las experiencias que se iban adquiriendo y balances de las jornadas que se iban llevando con las masas, con los obreros sobre todo, pero la verdadera lucha ideológica se llevaba en la práctica, en las huelgas, en los portones de las fábricas, en el fuego purificado de la lucha de clases contra la patronal, con garrotes y palos, con clavos en las manos.
Esa lucha ideológica tuvo las características de que se llevó a cabo en el plano teórico, ideológico; pero no fue ése el principal terreno, sino que el principal terreno fue el de la práctica en la lucha de masas.
Hubo que luchar contra las corrientes que se oponían a introducir la combatividad entre las masas y que querían que las masas continuaran con métodos economicistas, con métodos burocráticos de dirección, en la que los dirigentes de los sindicatos sustituían las energías de las. masas y no permitían su incorporación a sus propias luchas.
Entonces, citando la lucha ideológica llegó a tal punto que permitió a la clase obrera ir incorporándose, entonces se dieron grandes batallas de masas, grandes huelgas durante todo el año de 1967. Fue la confrontación ideológica, pero llevada a cabo en la práctica. Y a través de esas luchas se fue implementando la violencia revolucionaria de las masas en torno a sus huelgas, a sus manifestaciones, a las tomas de tierra y tomas de edificios gubernamentales, etc., incluso empresas industriales. Y naturalmente fue naciendo la necesidad de la autodefensa para estas acciones.
Estos nuevos elementos iban apareciendo en el escenario de la lucha de clases y armaban al proletariado y a las capas medias de nuevos instrumentos de lucha.
Esto permitía hacer avanzar hacia nuevos escalones la concepción de la lucha dentro de El Salvador, e ir derrotando las concepciones de legalismo , burocratismo y economicismo, de manera tal de ir haciendo avanzar a las masas y consiguiendo de esta manera que las masas tuvieran creatividad para su propia defensa. Eso fue un salto muy importante que prendió y permitió entender la necesidad de completar la lucha con otras formas de lucha más avanzada, es decir, la lucha armada.
La Revolución Cubana ya nos había armado en ese sentido en el plano teórico y con mayor razón, la lucha armada en Nicaragua y en Guatemala, lo que llenaba de inquietudes a los elementos revolucionarios más generosos. De esta manera fue hasta 1970, cuando, a través de esta práctica y de esa lucha en el terreno de las ideas, se logró conformar una estrategia adecuada para El Salvador político-militar, y propiamente nuestro país entró de plano en la lucha armada, en el camino de la Guerra Popular. Eso permitió que fuera nuestra Organización a la cual le cupo el honor de iniciar este camino de lucha integral en El Salvador. Hubo necesidad de formar el instrumento político militar del pueblo, ya cuando nos convencimos irreversiblemente de que las camarillas oportunistas y de derecha dentro del Partido hacían imposible que el Partido Comunista fuera el que se pusiera a la cabeza de este proceso y que, por el contrario, se había convertido en un obstáculo, -que nosotros llamábamos la retranca, retranca consciente y muy obstinada- para que se diera el paso hacia la lucha armada. Crearon una serie de teorías de condenación a la lucha armada diciendo que en El Salvador no se podía llevar a cabo la lucha armada, porque eso significaba la destrucción instantánea de todas las otras formas de lucha.
Que El Salvador no era como otros países. Que en El Salvador no se podían crear guerrillas porque era tan chiquito el territorio, que inmediatamente iban a ser destruidas. Es decir que eran argumentos muy poderosos. En primer lugar que la acción de guerrillas no se iba a poder combinar con la lucha de masas y que las masas iban a ser destruidas en sus organizaciones. Y no sólo el daño para el movimiento de masas, sino que era imposible para una topografía como la de El Salvador, dadas sus condiciones, llevara cabo la lucha armada, la guerrilla. Que ésta no era viable en el país.
En este sentido habían razones de peso, que nosotros también las tomábamos en cuenta, por ejemplo, de tipo topográfico, de vías de comunicación, para que el enemigo pudiera llegar a cualquier lugar, razones de pequeñez de territorio. El territorio nuestro no tiene más a 400 Km. de largo y unos 200 Km. de ancho, de manera que para los medios de traslación del enemigo incluso por tierra es cosa de 2 6 3 horas para llegar a cualquier rincón, y si hablamos ahora de helicópteros, es cosa de 10 minutos.
Entonces vemos cómo los oportunistas tomaban elementos reales de la situación para negar la posibilidad del desarrollo del proceso de lucha armada. Eso es precisamente lo que llama la atención de los oportunistas, que toman elementos veraces y reales para sustentar una posición o una línea, pero para atajar el proceso. Nosotros estudiamos el caso y le encontramos la solución que en ese momento era adecuada a las condiciones. Como dije anteriormente: "contra 7 vicios, hay 7 virtudes", como dice la Biblia; pero a todo se le tiene que hallar el lado, es parte de la tarea del revolucionario, por eso es tan rico el marxismo. Porque lo que no cuaja en un país, cuaja en otro, pero de acuerdo a las condiciones propias de ese país, de acuerdo a las características de ese país. Esta es la tesis que los oportunistas han negado y adoptaron la conducta de la negación absoluta de que se pudiera llevar a cabo la lucha armada. Pero había otra tesis, que era la de localizar la guerra, a partir de un foco, en Centroamérica (tesis que nosotros estudiamos) y a partir del mismo, irradiarlo hacia cada país de Centroamérica, pero sin tener en cuenta las características propias de cada país. Esa era la debilidad de ese enfoque.
En una ocasión estudiando las posibilidades de la lucha centroamericana conversé con el Cro. Ernesto Che Guevara, él tenía mucha inquietud por este tema de la Revolución Centroamericana y él consideraba que la misma tenía que verse a partir de la lucha armada que ya existía en Guatemala y que existía en Nicaragua, pero vertebrada exclusivamente en las montañas. Algo así como si las montañas de Centroamérica se convirtieran en la Sierra Maestra de la Revolución Centroamericana.
Como la Revolución Centroamericana es única (lo cual es correcto), entonces la cuestión es que avanzara por las montañas centroamericanas de una manera gradual, hasta abarcar todas las montañas fundamentales de Centroamérica, y de esa manera llegar al triunfo de la revolución, al ir incorporando al pueblo.
Nosotros pensábamos que era un pensamiento fundamental y estratégico correcto, pero en El Salvador la montaña no podía ser un santuario para la guerrilla durante lo que podíamos llamar su desarrollo inicial, que era lo que teníamos que emprender de inmediato. Allí había un vacío en lo que respecta a la tesis enunciada. A raíz de lo cual el mismo Cro. Guevara decía que no encontraba o que le era muy difícil concebir la forma en que El Salvador se articulara con la lucha en la montaña a través de su lucha armada, puesto que El Salvador no tiene las condiciones de montañas internas para empezar la guerrilla.
Como conclusión de este esquema que el Cro. Guevara nos exponía, arribaba a la tesis de que El Salvador tenía que desarrollar un movimiento armado, pero de apoyo logístico a la guerrilla de Guatemala y a las guerrillas que se fueran creando en Honduras y Nicaragua. A nosotros nos quedaba un papel no activo en cuanto a la fórmula propia del desarrollo de la lucha armada, de la guerrilla y de la incorporación de nuestro pueblo, como actor de todo un proceso centroamericano, sino que se nos relegaba a desempeñar un papel auxiliar. No era por chovinismo, por lo que no nos satisfacía esta propuesta, sino que veíamos que El Salvador era un volcán en erupción, que la lucha de clases en El Salvador tenía características, incluso, diferentes a las de otros países centroamericanos. En El Salvador la mayor parte de la población es proletarizada y ése es un elemento que hay que tomar en cuenta.
5. Algunas características propias del proceso revolucionario salvadoreño.
La lucha de clases ha sido muy dura, en 1932 hubo 30.000 muertos, y en el dintel del socialismo, esa revolución ha sido más que todo con un pensamiento hacia el socialismo. Ahora algunos compañeros niegan, pero si uno se pone a estudiar todas las proclamas de aquel entonces, en 1932 toditas hablan de la formación de los soviets y del paso al socialismo en El Salvador. Es decir podría ser una concepción mecánica frente a la Revolución Soviética que era el caso más visible y además era la única experiencia de cómo llegar a la revolución con el proletariado y el campesinado: la revolución popular a través de los soviets.
Si a estas alturas había una lucha que costó tantas vidas, no con características* (*asi en el original) de luchar tras objetivos nacionalistas burgueses, no con las características fundamentales de revolución de la soberanía nacional, como en la gloriosa lucha de Sandino, que estaba encuadrada dentro de un movimiento de liberación nacional; sino con características de abierto choque de clases, con un proletariado que pasaba el 60 % aquí en El Salvador. En realidad considerábamos que en El Salvador podría y debería jugar el pueblo salvadoreño el papel de su propia liberación, hecho que también nos impulsaba a nosotros a tener una estrategia político-militar completa (obligados evidentemente por las circunstancias), que estuviera adecuada a las condiciones del país.
Nosotros considerábamos que no era correcto comenzar a formar la guerrilla en las montañas de Chalatenango o en otras montañas del país, porque realmente no hubiéramos llegado muy lejos.
¿Entonces nosotros qué hicimos?: nuestro país es muy nutrido de población, vimos que las montañas en este primer período, período que el Che llamaba de incubación de la guerrilla, en la cual la guerrilla trata sólo de sobrevivir (lo cual sería su gran éxito, si la guerrilla lograba afincarse, supervivir, entrenarse, conocer el terreno, ligarse a la población), ese primer período tan difícil, ¿cómo hacerlo aquí en El Salvador? Si nosotros consideramos en ese momento irnos a los cafetales a formar campamentos y a las montañas, no hubiera sido lo correcto. En consecuencia llegamos a la conclusión que no era la montaña el punto de partida para ese territorio pequeñito que es El Salvador, para empezar la lucha armada.
¿Entonces cómo hacer para que pase inadvertida la guerrilla, para que pueda crecer, que se fortalezca (todo esto en sus primeros meses) y que finalmente pase a ser un elemento irreversible de la vida nacional, un elemento político de la vida del país ya asentado? ¿Pero cómo arrancar en ese período incial?.
6. Asimilación creadora de otras experiencias.
Fue aquí donde vino en nuestro auxilio una serie de experiencias bastante importantes. Fue así como veíamos que en las ciudades grandes había sido posible desarrollar la guerrilla urbana.
Estudiamos principalmente la experiencia de los Tupamaros y luego la de Marighella y encontramos que sí, que la guerrilla podía desarrollarse en las ciudades, como San Salvador, a pesar de ser una ciudad chiquita. Los oportunistas se burlaban, decían que San Salvador es una ciudad pequeña, que no tiene ni un millón de habitantes, que no es la gran montaña de casas, edificios y colonias, que es, por ejemplo Montevideo, Sao Paulo, etc. Pero nuestra concepción fué la siguiente: Era necesario iniciar la lucha armada en el pueblo, es decir darle los instrumentos necesarios al pueblo, para que se pudiera incorporar a nuevos métodos de lucha, no abandonar los antiguos métodos sino ligarlos, combinarlos desde el principio. Esto último fué un elemento bastante importante para el desarrollo.
Desde el principio consideramos la lucha armada como el medio fundamental de desarrollo de la guerrilla y los otros en función de este medio. Eso no quiere decir menospreciar el movimiento de masas ni mucho menos, sino que lo entendíamos en forma dialéctica. En principio éramos poquitos, digamos siete, los que comenzamos a conectarnos. De siete pasaron a ser 10 comandos armados, porque comenzamos con el esquema de comandos armados en la ciudad. Luego los grupos de apoyo. La experiencia que se había tenido en Guatemala era que los grupos de apoyo eran sencillamente de apoyo logístico en el campo, y que sin embargo no tenían propiamente raíces entre las masas. Nosotros con esa experiencia que consideramos no correcta ni completa, llegamos a la conclusión que debíamos formar grupos de apoyo, pero para que fueran los que condujeran a las masas, y entonces así se llegó a una combinación entre lo político y lo militar, no sólo en la concepción sino también en la formación de los organismos: comandos armados y luego además, grupos de apoyo entre la masa.
Poco tiempo después teníamos ya la guerrilla urbana cada día más preparada y activa.
Nosotros empezamos sin técnica, sin nada, desde el primer día; pero ya desde el primer día empezamos a estudiar la táctica, a estudiar los libros de Marighella, pero al mismo tiempo a salir a la calle a hacer operaciones militares, es decir a conocer la calle, a conocer las casas donde vivían los esbirros, a ver qué carro nos iba a convenir en cada barrio capturar, para hacer operaciones; a requisar placas de carros, en fin, una serie de pequeñas acciones que desde el principio nosotros comenzamos a hacerlas, pero siempre con una estricta disciplina, de que nosotros debíamos de seguir determinadas normas: las normas de observación, las normas de hacer los croquis bien hechos, conocer los lugares por donde se facilita el acercamiento, el lugar de reunión -pre-operativo, los lugares de posibles llegadas de refuerzo; en fin hasta para las cosas mínimas, para la captura de una placa, durante los primeros tiempos nos preocupábamos estrictamente por ir dominando esa técnica militar.
Hay que tomar en cuenta que el grupo inicial era gente que había estado en el PCS y ahí ni siquiera se tenía noción de cómo manejar un revólver. Nada de conocimientos, tanto de parte de las bases como de la dirección, mucho menos hacer ejercicios. En mi caso, yo siempre digo que mi vida comenzó a los 50, porque fue cuando rompí, cuando puse mi renuncia ante el Partido y comencé con otros compañeros la formación de la nueva estrategia político-militar, o sea la formación de las FPL. Pero a los 50 años me sentía ya un hombre liquidado para el ejercicio. Dejé ese hábito cuando tenía 27 años; entonces yo a los 50 años me consideraba un hombre inútil, hacer una carrera de una o dos cuadras, una cuadra en ascenso me dejaba los pulmones inutilizados, chillando por todos lados y tirado en el suelo. Pero resulta que ya con el ejercicio, con las caminatas, cuando sentí, ya estaba caminando 60 Km. por día con los compañeros de mi equipo. Eso nos ayudó mucho. Teníamos una disciplina bien férrea, una preparación bien férrea. Las normas de seguridad y de operatividad: el acercamiento, el asalto, la preparación de todo, la información, la observación; incluso, como les decía, para la captura de un carro, el comando que lo iba a hacer tenía que pasar los días necesarios, incluso si eran 10 días los necesarios, el comando tenía que estar observando turnándose, conociendo los turnos de los policías, cuántos policías habían en la zona, luego hacer el croquis del lugar (bien hecho) en donde se tenía que hacer la operación y luego el plan con los movimientos bien indicados. Desde los primeros meses nosotros nos acostumbramos a eso para llevar a cabo la guerrilla urbana.
7. Estrategia integral político-militar.
Desde 1970, nosotros vamos aplicando y desarrollando no sólo una estrategia integral de guerra popular que tenía que ser prolongada, porque el pueblo no tenía armas, puesto que durante tantos decenios no se había impulsado en las masas, en el pueblo, la lucha armada sino que por el contrario, se le había dicho que no era posible. Entonces los organismos del pueblo organizados, como el Partido Comunista, no tenían ejército, apenas una mal llamada "Comisión Militar". Había que comenzar desde ahí para llegar a derrotar a un ejército relativamente poderoso con una superioridad de 12 mil a uno, con medios de guerra abundantes, contra el pueblo, con superioridad abrumadora en ese terreno de la lucha armada. Ahí sólo se podía caer o bien en una concepción aventurera de que un pequeño grupito de 30-50 hombres iban a tomar el poder, haciendo a un lado al pueblo, o bien la concepción aventurera del héroe que sustituye al pueblo y que no es el pueblo el actor de su propia revolución. Es una concepción aventurera que en Latinoamérica ha costado la vida a centenares de revolucionarios, que se han lanzado con ésta concepción tan peligrosa, una concepción de fracaso.
Mientras que por otro lado tenemos la otra concepción: la putchista. De acercarse a algún militar y "te promete que hay buenas condiciones para un golpe de estado y entonces, organizarse a la cola de un golpe de estado. (Lo cual ya no es de por si un movimiento revolucionario).
Un pensamiento que no fuera en ese momento el de acumulación de fuerzas político-militares a través de un proceso prolongado de guerra, hubiera sido un pensamiento completamente catastrófico para la revolución en El Salvador. Nosotros estábamos obligados a tomar esta concepción, porque era la única que nos daba perspectivas de desarrollo por la vía armada, de la lucha revolucionaria del pueblo. De lo contrario hubiéramos caído en el impacientismo,* (*así en el original) en el aventurerismo, en el militarismo o en el putchismo de los golpes de Estado.
Por eso la Guerra Popular en El Salvador se desarrolló de lo simple a lo complejo, como lo estoy explicando, llegando a niveles cada vez más conscientes, cada vez más complejos.
A los dos años ya habíamos logrado desarrollar la guerrilla nuestra, ya no sólo en San Salvador, sino en otros lugares, en otras ciudades, con bastante experiencia, ya con acciones cada vez más fuertes que a esa altura ya era imposible ocultar.
Una cantidad de acciones, nosotros al principio las ocultábamos, no las proclamábamos. Al principio habíamos acordado no proclamarlas durante ese período de inicio, supervivencia y desarrollo: y no proclamarlas precisamente por eso, para no darle elementos de información al enemigo. Los asaltos a supermercados (que fue lo primero que comenzamos hacer, porque no teníamos fondos) ante el enemigo quedaban en la duda de que si había sido algo revolucionario. Más que todo, la policía se inclinaba a creer que eran acciones comunes. Ya al final de esos dos años era imposible ocultar. Ya habíamos hecho una serie de acciones poderosas, por ejemplo, la voladura de unas decenas de buses parqueados, pertenecientes al Ministerio de Educación, como protesta y en apoyo a la huelga de los maestros de ANDES y así, una serie de acciones que ya no podíamos ocultar. Llegó el momento de proclamar el nombre de nuestra organización y comenzamos a proclamar las acciones nuestras a partir de la voladura de la Embajada Argentina en protesta por la Masacre de TRELEW. Pero ésa no fue nuestra primer acción. Esa acción fue una entre centenares que ya habíamos hecho, pero fue la primera acción que promovimos de manera propagandística. De allí en adelante, ya la Organización no podía ocultar, sino por el contrario, era necesario volcar su propaganda y orientación hacia el pueblo.
A través de estos organismos que nosotros llamábamos grupos de apoyo, habíamos logrado penetrar en sectores de masas sumamente importantes, lo cual hacía necesario que éstos supieran que había una organización que podía orientarlas, y era precisamente la que las orientaba en sus luchas.
En muy pocos años (1970-74) la Organización se convirtió en una fuerte organización guerrillera con una gran capacidad de operatividad. Por ejemplo a los dos años y medio volamos las instalaciones del IBM que le costó al enemigo como de 12 a 15 millones de dólares.
La operatividad cada vez más grande en la ciudad nos permitió tomar la línea de la ampliación de la guerrilla a todo el país. O sea, se comenzó con la lucha suburbana, es decir, con la lucha en el campo propiamente dicho, no en la montaña, pero sí en la población campesina por todo el país. A partir de allí, comenzó la guerrilla ya a golpear en todos lados, lo cual era el resultado de la aplicación práctica de toda una concepción integral estratégica que consistía principalmente en el proceso de la incorporación del pueblo a la Guerra Popular.
Un proceso integral de dicha incorporación para cambiar la correlación de fuerzas, lo cual nosotros lo concebimos desde el principio con carácter prolongado. La Guerra Popular en El Salvador nosotros la concebimos desde el principio como una guerra en desarrollo, incluso desde sus inicios, es decir como el cogollo, que aún cuando en ese momento no represente, no abarque todo el proceso del país, aún cuando el país todavía no se vea impregnado por el proceso de guerra revolucionaria, y por tanto haya quienes consideren que no hay guerra o quienes duden que la hay, sin embargo ya es el germen que se va desarrollando, que se va abriendo, que se va fortaleciendo, hasta convertirse en el elemento fundamental y básico de la vida que está creciendo en la lucha contra todas las adversidades.
8. Se extiende la lucha armada y se desarrolla una poderosa lucha de masas combativas.
Así comienza un proceso muy interesante, porque se afianza la guerrilla y se comienza a extender por el territorio nacional, la Organización se presenta ante el pueblo y se desarrolla un poderoso movimiento combativo de masas a partir de 1975, (en el 73, 74 y 75 entra en auge un poderoso movimiento de masas), que ya está dentro de una concepción integral de desarrollo político militar. La concepción del desarrollo de la lucha de masas es diferente de la concepción que había predominado antes en los sectores oportunistas. Elemento básico de este nuevo movimiento de masas es su combatividad, dentro del contexto de la situación del país. Tal vez, en otro país esta situación no sería así. Nuestro país tiene tantos decenios de una tiranía militar que no permite ninguna libertad. Por cualquier cosita, por reivindicaciones inmediatas que se levantaran, como en el caso de los tugurios, por una llave de agua, por lámparas eléctricas, etc., si esto se enconaba, es decir, si la masa salía a la calle, a manifestarse contra el alcalde, por esa reivindicación obrera por pequeña que fuera, si se hacía masiva, chocaba con la policía.
Esta situación es un elemento propio de nuestro país desde hace 50 años, elemento que los oportunistas no querían ver. Un elemento precioso para elevar el espíritu de conciencia de clase. Porque no es lo mismo en Francia, por ejemplo, que salgan los habitantes de los tugurios con carteles porque tienen una zanja apestosa, y donde la administración no se enoja tanto y de alguna manera lo logran arreglar, que en El Salvador donde es todo lo contrario. Ya a las dos cuadras está la policía, choca con ellos...
Como vemos, éste es un elemento valioso para incorporar a las masas en su lucha por sus reivindicaciones inmediatas. Por eso es tan mala la línea de los oportunistas de sustituir a la masa en sus luchas incluso por esas pequeñas cosas. En 1965-66 nosotros luchábamos contra las dirigencias oportunistas del movimiento sindical. Para poner un ejemplo gráfico: los patronos despedían a un miembro de la directiva en una fábrica. Toda la masa se indignaba y enviaban una delegación de las masas al local sindical donde estaba el compañero que se encargaba de conflictos de ese sindicato. Este inmediatamente preguntaba a la gente cómo estaba la cosa en la fábrica, a lo cual le respondían indignados que ya se iban a ir a la manifestación. Entonces el dirigente les decía "tengan cuidado, aguanten", que ya iba a hacer una petición al Ministerio de Trabajo. Preguntaba luego quién era el Secretario de Conflicto de ese grupo de compañeros para pasar a redactarle de inmediato la petición para ir luego junto al Ministerio de Trabajo y entonces "allí nos darán audiencia", etc.
Con ésto vemos cómo calmaban la participación de la masa y no permitían que ésta se elevara políticamente. En El Salvador, éste es un elemento muy valioso: la participación de las masas, el estímulo a las manifestaciones, el estímulo a las huelgas y a cualquier reivindicación. Nosotros sabíamos que se convertían en un acto político, porque el choque con la policía inmediatamente indignaba a la masa y le hacía ver que aquel régimen estaba completamente de acuerdo con la clase patronal y eso era un salto en su conciencia. Además, otra cosa: no iban a estar todo el tiempo los trabajadores chocando con la policía, sin defenderse. Vemos así un nuevo elemento, que es una consecuencia dinámica de esa situación, o sea, la necesidad de la autodefensa. Al principio fue con garrotes y medios elementales.
Recuerdo que en 1967 los oportunistas se burlaban de nosotros, porque había aparecido en la huelga el elemento del garrotero para no permitir que entraran los rompehuelgas, o sea que no se usaba armas, sino un simple garrote. Pero el Presidente de entonces, Julio Adalberto Rivera, con más conciencia de su clase, veía más clara la cosa. El Presidente decía lo siguiente: "esos comunistas, hoy les dan garrotes a los trabajadores, porque no tienen ametralladoras, pero el día de mañana les van a dar a los obreros ametralladoras y fusiles".
Los únicos que no tenían las cosas en claro (por ello se reían), eran los oportunistas en El Salvador.
En 1973-74 cuando nació este nuevo movimiento con éstas nuevas modalidades, no era realmente un gran descubrimiento, era esencialmente un nuevo movimiento que incorporaba a las masas, que no perdía oportunidad para hacer que las masas se movilizaran y por tanto que chocaban con la policía. Para enfrentarse a la policía había necesidad de garrotes, había necesidad de palos con clavos y ya fueron apareciendo entre los ropajes pistolitas bien camufladas y luego, botellas con gasolina como elemento de la autodefensa de las propias masas.
Este movimiento de masas iba al compás de la guerrilla, es decir, ya dentro de un esquema de combinación de lo político y lo militar, lo cual fue valioso porque ayudó a alimentar la guerrilla, a hacerla amplia en sentido nacional. De tal manera que, cuando el enemigo comenzó a luchar contra la guerrilla, ésta ya se había ido un poco más allá de donde podía atajarla y ya habían pasado las primeras etapas, las etapas elementales (según las denominaciones del enemigo) o sea la etapa de la supervivencia y desarrollo inicial, éxito que fue muy importante para nosotros.
Entrar al detalle de este proceso sería otra tarea. Pero este proceso de afincamiento de la guerrilla, de ampliación en el campo, de desarrollo de un poderoso movimiento combativo de masas dentro de una sola concepción político militar de desarrollo de la incorporación de las masas a la par de la lucha guerrillera, hizo que en unos cuantos años se fueran acumulando fuerzas populares militares, políticas y combativas, en una forma tal que para el 78-79 ya era imposible que cualquier organización que quisiera tener simpatía entre el pueblo, negara la lucha armada como el medio fundamental de desarrollo de la lucha popular para alcanzar el poder.
Se puede decir que triunfa la línea político-militar después de varios años de una asombrosa práctica y desarrollo (asombrosa, si se mira en las condiciones en que ésta se había iniciado). Prácticamente en 7 -8 años ya no había nadie entre el pueblo que negara la validez de la lucha armada revolucionaria. Y de enorme trascendencia fue que en esta combativa lucha de masas se fueron forjando los primeros niveles de una fuerte alianza obrero-campesina, base de la firme unidad del pueblo.
Siete años antes se burlaban, decían que era imposible, teorizaban en torno a la imposibilidad de la lucha armada. En el año 1979 sobre la base que era necesario impulsar la estrategia político militar y de impulsar la guerra y hacerla saltar a un nuevo escalón, se crearon las instancias de unidad, sobre la base del reconocimiento de una estrategia político-militar, sobre la base de la lucha armada como medio fundamental y decisivo, combinado con los otros medios de lucha y naturalmente sobre la base del reconocimiento por parte de todos de que para hacer avanzar la revolución y hacerla llegar a su triunfo, se necesita la más amplia unidad del pueblo y la más firme unidad de las organizaciones revolucionarias político-militares.
9. Avances en la unidad del pueblo.
Así fue como se crearon los primeros órganos de unidad y los órganos de unidad amplia. En diciembre se creó el primer órgano de coordinación político militar. En enero se creó la Coordinadora Revolucionaria de Masas, que abarcaba a todas las organizaciones populares combativas y revolucionarias y en abril se formó el FRENTE DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO (FDR), el cual es la unión de las fuerzas democráticas, partidos políticos democráticos, organizaciones democráticas, con las organizaciones revolucionarias, convirtiéndose en el frente amplio.
Así se crearon los dos grandes círculos de unidad: el Frente amplio que era un frente popular, era la unión de los más amplios sectores y el FMLN que es la unión de las organizaciones político-militares. Es necesario tomar en cuenta que ni como fase previa ni después de la estructuración de los órganos de unidad, no se estudiaron a fondo las diferencias entre las distintas organizaciones, sino que eso se hizo a un lado. No se estudiaron las diferencias de enfoque, las diferencias políticas, las diferencias de tipo ideológico, ni las diferencias en cuanto a la calidad y potencialidad de cada una de las organizaciones, porque a la unidad entraron organizaciones muy fuertes como las FPL, la que tiene enorme movimiento de masas y la que tiene mayores posibilidades de armar a combatientes en mayor número y el ERP que ha tenido una estructura militar bien consolidada, y organizaciones pequeñas que tenían poco pueblo y poco poder militar. Sin embargo, sin estudiar las diferencias ideológicas que pudieran haber en estas organizaciones, sin estudiar las diferencias de tipo político y estratégico que se derivan precisamente de sus enfoques ideológicos y de sus concepciones estratégicas, sin estudiar las diferencias de su desarrollo, sino que adoptando una global estrategia en lo político militar y el reconocimiento de la lucha armada, se formaron los órganos de unidad, principalmente del FMLN.
En esto hemos ido comprendiendo una cosa importante, que no la voy a desarrollar ahora, sólo la voy a enunciar, y es esto: la experiencia que nosotros tenemos es que es necesaria la más amplia unidad para poder avanzar firmemente hacia la revolución, pero esta unidad amplia tiene que estar basada sobre algo, es decir, no puede ser algo abstracto, no puede ser aclasista,* (*así en el original) no puede ser amorfa, sino que tiene que estar basada en la unidad obrero-campesina. Porque resulta que, si no está basada en la alianza obrero-campesina, simplemente sigue a una clase que con mucha mayor experiencia, mucha mayor habilidad y práctica del poder, tome en sus manos el pilotaje de esta amplia unidad y la incline hacia sus intereses.
No podemos olvidar que esta amplia unidad, incluso en su seno, tiene elementos imprescindibles de lucha de clases. Esta es una síntesis que hemos sacado como conclusión de nuestra experiencia en los últimos años, siempre teniendo como base que la lucha de clases impregna todo el proceso. No por ser movimiento de liberación nacional, debe la clase obrera hacerse a un lado, prescindiendo de su obligación de dirigir este proceso, sino precisamente porque ese proceso debe realizar la liberación nacional y profundizar sus conquistas revolucionarias, de manera que pueda crear las condiciones económicas, políticas, sociales, de conciencia, etc., para pasar al socialismo.
-0 sea que el proletariado en esta etapa de la lucha popular de liberación sea su dirigente y que no renuncie a su papel de dirección. Y para dirigir este proceso de liberación, la clase obrera precisa de su alianza con el campesinado, porque de lo contrario se ve aislada entre un mar de intereses de clases y de representantes de clases burguesas internas e internacionales. Porque, cuando se empieza a ver que un movimiento revolucionario tiene capacidad de tomar el poder, o por lo menos es una alternativa que se visualiza que puede llegar al poder, entonces también las burguesías internacionales empiezan a presionar para, al interior de esa unidad, ir tomando posiciones que les permita manejar esta revolución, cuando llegue a su culminación.
En este sentido hay intereses internacionales bien claros: están por un lado los intereses del imperialismo norteamericano. Pero entre los imperialismos mundiales existen serias contradicciones, precisamente por la mayor cuota de plusvalía de la clase obrera o la mayor cuota de riqueza de los países atrasados. O sea, por la explotación de los países atrasados y por la explotación de sus respectivos campesinados y sus respectivas clases obreras. Y ese interés es un interés imperialista, ya sea del imperialismo norteamericano, del imperialismo alemán o del imperialismo francés.
Ustedes han visto que brutal fue el imperialismo francés en Vietnam, en Argelia y todavía hoy en algunos países de Africa. Son por lo tanto imperialismos que tienen tal insaciable voracidad por la riqueza y el sudor de los trabajadores y que también tienen contradicciones contra el imperialismo norteamericano y que al mismo tiempo no desaprovechan para insistir en capitalizar los frutos de una revolución.
En la guerra, la lucha de clases entre la burguesía interna e internacional y la clase obrera y el campesinado se agudiza. Entonces, si no se desarrolla la lucha ideológica, se crean condiciones muy desfavorables para el proletariado y el campesinado y para las organizaciones más consecuentes, para jugar su papel de vanguardia dentro de las alianzas. Naturalmente que la lucha ideológica tiene que ser con buenos métodos, pues no es la lucha contra el enemigo. Contra el enemigo son las balas y los morteros, en lo fundamental contra el imperialismo y sus títeres. Pero en el seno del pueblo debe darse la persuasión, la lucha ideológica con buenos métodos, pero sin claudicaciones de los principios revolucionarios.
10. La Guerra Popular entra a una nueva fase.
Después de haber formado los primeros órganos de unidad en diciembre del 79 y todo el 80 y de haber ido creando escalones de unidad a unos niveles cada vez más amplios y más correctos, se tuvo la capacidad de organizar la primera ofensiva militar el 10 de enero de 1981, que significó un salto en los niveles de la guerra en el siguiente sentido: consideramos que la ofensiva del 10 de enero significó la entrada de la Guerra Popular de Liberación a la fase de ofensivas militares e insurreccionales cada vez más intensas, amplias y profundas por la toma del poder.
Cuando hablamos de fase, no estamos hablando de una de sus campañas en concreto sino de toda una fase, en la cual se va profundizando el poderío del pueblo en atacar al enemigo, irlo minando, desgastando, para ir acelerando la dirección del cambio de la correlación de fuerza a favor de las fuerzas del pueblo, para poder pasar a una fase de toma del poder. Por lo tanto, dicha ofensiva es histórica, porque significó entrar en la fase antes señalada.
La estrategia militar de la administración Reagan no midió los alcances y la extensión de fuerzas que tenía el movimiento revolucionario y el Pentágono trazó en febrero de 1981 una estrategia para destruir al movimiento revolucionario en uno a tres meses. Para esto planeó ofensivas concentradas muy fuertes, compuestas por miles de soldados títeres, con mucho apoyo de fuego artillero, con acrecentado poderío aéreo, y comenzó a lanzar ofensiva tras ofensiva en una implacable destrucción de la población. Montaron operaciones de "limpieza" que consisten en verdaderos genocidios contra la población y en poco menos de un año mataron unas 30.000 personas de la población no armada. Sin embargo no pudieron destruir a la guerrilla. De enero a diciembre del 81 lanzaron unas 50 "ofensivas de limpieza" en todo el país. Lanzaron más de 12 ofensivas contra las bases guerrilleras y la población del área geográfica de Chalatenango con 1.000 hasta 7.000 efectivos. Es decir, ofensivas considerablemente grandes.
Contra Guazapa lanzaron no menos de 10 ofensivas, también con unidades superiores a 3.000 soldados; contra el Volcán de Chinchontepec y contra los Cerros de San Pedro, otro tanto: contra Morarán también varias ofensivas, y también varias ofensivas contra Usulután. En total fue un número de 46 ofensivas de más de 1.000 soldados apoyados por las guarniciones locales. o sea, por las fuerzas fijas. Con características diferentes en las ofensivas, algunas bastante prolongadas, de hasta dos meses, otras de 15 días. En fin, la mayor parte tuvieron una duración de entre 12 y 15 días, con la característica de cerco estratégico y golpes con fuerza menor, lo que ellos llaman "yunque y martillo", que consiste en colocar una fuerza en un área determinada (dentro del cerco) mientras otra fuerza empuja en esa dirección a la población y a la guerrilla para aplastarlas.
Otra táctica es la que el enemigo denomina cerco y aniquilamiento. Otra es la usada en mayor escala. Es el aniquilamiento de la población.
A pesar de todas estas ofensivas y del enorme sufrimiento que tuvo que padecer la población por el aniquilamiento al cual fue sometida, la estrategia empleada por el Pentágono y sus títeres en 1981 fracasó a fondo. Sin embargo debemos tener en consideración que esta política perversa del enemigo es un esfuerzo por privar al movimiento revolucionario de su base social.
Hay de 500 a 600 mil personas en el exterior; casi toda la gente que está en Centroamérica: en Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Guatemala, era de las bases organizadas que se tenían en el campo y en las poblaciones que han sido destruidas con intensos bombardeos, teniendo miles de familias que huir perseguidas por las tropas asesinas, siendo muchas veces esperadas por las tropas hondureñas del otro lado de la frontera y cogidas entre dos fuegos.
El genocidio de las "operaciones de limpieza" trae como consecuencia, desgaste de la base social de la guerrilla, hecho que no puede ser considerado como un elemento secundario. Sin embargo, con ese enorme aniquilamiento de la población, a fin del año de 1981 la fuerza del enemigo se encontró considerablemente desgastada. En noviembre de ese año el Ministro de Defensa declaró oficialmente que habían tenido entre febrero y noviembre 1.350 muertos. Si consideramos 4 heridos por cada muerto, representa unas 6.000 bajas. El ejército aumentó mucho sus efectivos durante ese año a consecuencia de una de las características de la Guerra Popular. Porque, al no ir consiguiendo sus objetivos de detener el desarrollo y capacidad del pueblo armado, el ejército subió sus efectivos de 11.000 a 35.000, entre cuerpos que son propiamente del ejército y lo que se llama cuerpos de seguridad.
En menos de 10 meses se triplicó. Pero aún para un ejército de 35.000, 6.000 bajas es demasiado, casi un 20%. Y para cualquier ejército en el mundo tener en 10 meses un 20% de bajas es una cosa seria.
Así terminó el ejército el año pasado y además con otras desventajas: que dispersó la mayor parte de su fuerza de esos 35 a 40 mil. Tuvo que dispersarlas en puestos fijos por toda la república. No son puestos muy grandes. Hacia fin de año eran de 50, otros eran de una compañía (125-150): pero la mayor parte eran de 50 (una sección) y un poco menos en caseríos muy pequeños.
11. Derrota de la estrategia militar yanqui de 1981 en El Salvador.
Así la inmensa mayoría del ejército reaccionario se dispersó, es decir, se convirtió en fuerza fija, y su fuerza móvil se volvió pequeña en comparación con todos sus efectivos. La fuerza móvil fundamental era la Atlacatl, pero a fin de año terminó con la tercera parte de sus efectivos destruidos.
Entonces, la política de Reagan fracasó en su objetivo de terminar en pocas semanas con la guerrilla a pesar de la brutalidad, la bestialidad de la guerra que ha empleado el gobierno de Reagan en El Salvador con su modalidad de "Guerra Especial".
En tal situación, a finales de diciembre de 1981, las fuerzas revolucionarias en todo el territorio comenzaron a tomar la iniciativa militar creciente. Ya no sólo derrotar el chaparrón de tanta ofensiva, sino comenzar a tomar la iniciativa. Iniciativa que se debió a lo siguiente: se fue estableciendo mejor coordinación entre las distintas fuerzas del FMLN, mayor simultaneidad, mayor experiencia de los combatientes y de los jefes, mayor capacidad de conducción y combate. Y esto es muy importante, porque la guerra va dando saltos.
Al principio, en 1970, la primera experiencia que fuimos adquiriendo, fue la lucha de calles, es decir, de comandos armados que realizaban acciones de incipiente complejidad, como, por ejemplo, capturar un carro, destrabar una placa, asaltar policías para armarnos, etc., pero en los años anteriores a la ofensiva de 1981 ya el movimiento guerrillero era poderoso por todos lados. Pero era movimiento con unidades guerrilleras, es decir, con unidades pequeñas. En tales condiciones la mayor parte de los jefes no sabían conducir mayor fuerza que un pelotón, porque todavía no se había logrado tener unidades grandes que tienen que ser dirigidas por un jefe y que tienen muchas misiones. Como vemos, son saltos que se van dando.
¿Qué pasó con esto el 10 de enero?. El 10 de enero dimos un salto propiamente casi como sobre un abismo, en lo desconocido. Después de actuar durante varios años, cada vez con mayor experiencia, en la conducción de guerrillas urbanas y suburbanas pequeñas, dimos el salto al ataque de cuarteles, para lo cual se necesitaba ya manejar 200-300 hombres.
En los primeros choques en Chalatenango y en otros cuarteles, lo primero que vimos es que ya para ese tipo de combate no había experiencia. Era un salto hacia una calidad de combate bien diferente. Lo primero que tuvieron que aprender los combatientes es a no gastar los cartuchos, porque, por ejemplo, en ese asalto a cuarteles que nosotros hacíamos en enero del 81 quedaron los muros perforados, pero eso no le hacía mayor daño al enemigo, era un enorme gasto de municiones y se fue viendo que se gastaban de tal manera las municiones, que después no se podía tomar el cuartel, aunque estuviera desmoralizado el enemigo y a punto de entregarse. Experiencias todas que se fueron adquiriendo.
Para superar 46 ofensivas del enemigo en todas partes durante 10 meses, había que tener experiencia (la que se fue adquiriendo en combate). Ya a esas alturas, a fin de año, se retoma la iniciativa debido a una real capacidad de conducción, de coordinación, no sólo estratégica, sino que también a nivel de los mandos.
De fines de año en diciembre a los primeros meses del 82, se avanzó en modalidades operativas y se pasó a otro elemento importante que nosotros en las FPL lo consideramos básico para nuestra estrategia de Guerra Popular, pero no había sido asimilado por las otras fuerzas: la necesidad de la ofensiva continua con todo lo que se tenga, estar golpeando al enemigo con todo lo que se tenga en todas partes, no dejarlo a gusto. Precisamente eso es lo que hace que el enemigo ponga puestos fijos por todos lados y se debilite en el sentido de no poder convertirse en fuerza móvil.
En nosotros ha sido ese desde el inicio nuestro principio de operatividad, desde hace años, pero las otras organizaciones no tenían ese principio y no lo consideraban realmente como el principio básico. Sino que se organizaba una campaña, digamos que dure 15 días, y luego a descansar durante 3-4 meses, mientras que la operatividad nuestra continuaba por todos lados y eso nos permitía ir logrando, ir creando una combatividad, irnos fortaleciendo. Porque tenemos el lema que sólo combatiendo se puede ir fortaleciendo una fuerza revolucionaria. Sin combatir, no se fortalece. El combate es lo que da experiencia. Si durante el combate en una ocasión no se pudo vencer al enemigo, se sacó como saldo la experiencia de las debilidades del enemigo y de las debilidades propias, lo cual nos da astucia, nos da capacidad, para que en la siguiente lucha pueda ser vencido el enemigo.
Sólo así, sólo combatiendo se puede realmente desarrollar una fuerza revolucionaria. Ese es nuestro principio.
12. La Ofensiva Revolucionaria Continua.
Dentro de ese telón de fondo que es la ofensiva contínua, tiene que haber la combinación de golpes pequeños, golpes medianos, golpes grandes. Golpes pequeños hasta de un hombre, que bota un árbol para cerrar un camino, un pequeño grupo de pobladores que abren una zanja para que no puedan pasar los vehículos, acciones pequeñas de botar postes de luz eléctrica, de telegrafía, etc., acciones que al principio ni siquiera trascienden, que son decenas diarias, pero que ni siquiera trascienden como noticias. Y en combinación con golpes medianos a fuerzas medianas del enemigo, pequeñas emboscadas, ajusticiamientos de paramilitares, golpes medianos y sabotajes medianos de la milicia, en combinación con la guerrilla local. Y además, golpes fuertes, ya de carácter estratégico. Esa combinación es lo que nosotros consideramos la ofensiva continua, con todo tipo de armas, es decir con armas de guerra, con armas caseras, explosivos caseros e incluso con armas hechas por la población, como una vara de bambú. Es decir, con toda clase de armas es que tenemos que combinar los golpes pequeños, con los medianos y los grandes. Armas de fabricación casera, armas de guerra (incluso artillería), explosivos, etc.
Todo eso forma un tejido de golpes al enemigo que tiene que ser continuo y en todas partes del país: que por allá se derrumbó un poste, que por otra parte una emboscada, que por allá se apagó la luz, porque botaron los tendidos eléctricos, por otro lado $e dinamitó un puente, por otro lado se asaltó un puesto fijo, en las ciudades: sabotajes o golpes de mano, etc., etc. Todo esto es diariamente. Decenas de acciones diarias en todo el país.
Ese concepto de operatividad continua que le llamamos la ley de la Ofensiva Continua, como ley de la Guerra Popular, comenzó a ser cada vez más comprendido.
En los tres primeros meses de 1982, dentro de ese telón de operatividad continua, se llevó a cabo un salto en la capacidad de asaltos a puestos fijos del enemigo. Desde enero hasta abril se tomaron varios puestos fijos importantes, por ejemplo, el puesto de San Fernando se aniquiló y se capturó y fue requisado armamento en San Ignacio, en Nueva Trinidad. En Carrizal, Ojos de Agua, en Dulce Nombre de María, etc., se hicieron una cantidad de asaltos que ya tenían el siguiente lema: "Vencer, Aniquilar y Requisar". Todos estos en Chalatenango, en el Frente "Apolinario Serrano".
Entonces en los primeros meses la cantidad de armas que se le comenzó a requisar al enemigo fue bastante grande.
Lo mismo en Morazán, se logró gran éxito en una serie de asaltos a posiciones fijas con buenas cantidades de requisa de armas, de aniquilamiento, de prisioneros de guerra, etc. También en San Vicente, en Usulután, en Cuscatlan* (*así en el original) (cerca del Cerro de Guazapa), en Cabañas, en toda una serie de distintos lugares se llevó a cabo asaltos a puestos fijos del enemigo, lo que significó un salto evidente en la capacidad de aniquilamiento y requisa de armas a puestos fijos del enemigo, aunque sean pequeños, Cuyo resultado era en unos lugares 25, en otros 30 armas, en otros 10 y así sucesivamente. Lo que en su conjunto representaba una gran cantidad de armas para la revolución.
En esos tres meses además se intensificó el sabotaje, para asfixiar la economía, que es una economía en crisis tremendamente grave. Se tomaron los terrenos de sabojate*(*asi en el original) fundamentales que ya han pasado a ser tradicionales: la electricidad. No se trata de destruir las plantas generatrices fundamentales, sino de interrumpir o de destruir las líneas de conducción o de sub-estaciones. Al principio costaba, pero ahoran se ha tomado práctica.
Esto es de un efecto tremendo, porque la electricidad en la vida moderna es el alma de la industria y de todo. Si pasa varios días sin electricidad San Salvador, la industria que ya está bien limitada (alrededor de un 30% de su capacidad, pues han cerrado como 300 fábricas), con los apagones se limita aún más su actividad. Un apagón de medio día es un apagón que produce el efecto de millones de colones de pérdidas, un apagón de varios días es una cosa que va hundiendo más y más la economía.
De manera que la electricidad es una cosa clave en la guerra popular, así lo fiemos comprendido nosotros.
Luego el combustible, porque sin combustible la vida moderna se paraliza, es otro de los renglones "corrientes" de los sabotajes, que cada vez hemos ido dominando más.
En tercer lugar el cierre de caminos. Ya hay en el territorio una gran cantidad de kilómetros de camino que el enemigo ni los particulares lo pueden caminar.
En Chalatenango hay tan enormes extensiones (en las cuales ya se han borrado las carreteras), donde queda sólo el trillo por donde pasa la gente con los caballos caminando, pero el resto está cubierto por zacate, por maleza, es decir, ya hay algunos lugares donde se han borrado las carreteras. Mientras en toda la zona cercana a la guerrilla, sobre todo en la zona central por donde van las dos grandes carreteras: la Litoral y la Panamericana, (en la zona paracentral, en Usulután y San Miguel) se producen sabotajes continuos a esas carreteras y emboscadas contínuas al enemigo en movimiento. Y hay otras carreteras claves a las que se les ha puesto mucha atención.
El problema de las carreteras lo hemos tomado como un problema básico, a tal grado que, por ejemplo, ahora algunos tramos de carretera entre San Miguel y San Salvador, con mayor eficacia se paralizan con sólo anunciar que no permitiremos transitar por ellos durante determinado tiempo.
También los puentes. La voladura de los puentes para nosotros ha sido clave. Puentes estratégicos, vitales, en distintos puntos. El año pasado hemos botado alrededor de 50 puentes, incluyendo el "Puente de Oro", de cuya voladura el 15 de Octubre de 1982 se cumple el primer aniversario.
El mismo tenía 1 Km. y medio de largo, era colgante, en fin, era una maravilla de ingeniería, pero desgraciadamente hubo que botarlo. Esto le ha creado al enemigo un gran problema y han tenido que meter dos compañías y otra compañía para reforzar puestos aledaños. Para comunicarse con oriente les ha quedado solamente el puente Cuscatlán y un puente de vías férreas a medio habilitar.
El sabotaje a los puentes ha sido a profundidad y en estos meses se intensificó (en los tres primeros meses de 1982).
Y luego las comunicaciones. Las comunicaciones son importantes (comunicaciones de todo tipo), las comunicaciones telegráficas, las telefónicas y últimamente hemos volado como 5 estaciones o subestaciones de micro-onda. Incluso estaciones de transmisiones por vía satélite.
Entonces, el sabotaje lo hemos gradualizado* (*así en el original) a profundidad, junto con el asalto a puestos fijos.
13. Ofensiva revolucionaria en marzo de 1982.
En marzo de 1982 lanzamos otra ofensiva. Una ofensiva mayor que la de enero. Fue durante las elecciones. No se pudo impedir en San Salvador un relativo cuadro de elecciones, pero para nosotros a nivel nacional significó una ofensiva con saldo mucho mayor que la de enero. Dejó mucha mayor experiencia, mayor conocimiento de mando en esta ofensiva. En diversas zonas se logró movilizar y dirigir en operaciones combinadas varios cientos de hombres.
Para tener una idea: en Usulután las tropas que convergieron no eran para un solo ataque, sino con la concepción de diversas misiones, de diversos operativos, de los cuales naturalmente una era la dirección principal y además había otras direcciones secundarias, como el aniquilamiento de los refuerzos. Son operaciones que abarcan un gran radio geográfico y al mismo tiempo un gran volumen de combatientes, volumen de armas, y una complejidad de misiones operativas que tienen que estar no sólo bien concebidas, sino bien combinadas.
Hay que tomar en cuenta que esto se hace en condiciones en que el FMLN tiene 5 ejércitos y en el que todavía no se puede llevar a cabo una sola dirección con un solo jefe. Todavía no se ha llegado a ese grado de combinación de fuerzas. Sin embargo, se está logrando tal coordinación de ejércitos y tal combinación de fuerzas que coordinen las unidades de varios ejércitos dentro de un plan común.
En marzo la concentración y combinación de grandes fuerzas, actuando simultáneamente en varios frentes y zonas, fue un gran salto en la Guerra Popular: en Chalatenango, en Morazán, en Usulután, en Guazapa, en San Vicente y otros puntos importantes del país.
Esto da nuevas posibilidades a la guerra, porque ya se puede lograr la concentración de grandes fuerzas, lo que permitió a los jefes tácticos tener experiencia para misiones de esa complejidad y dimensión.
Muy diferente fue cuando lanzamos la ofensiva de enero de 1981. Lo que refleja que las fuerzas revolucionarias han ido adquiriendo consistencia, fortaleza y capacidad, agilidad y efectividad en los golpes al ejército títere.
14. Derrota de los títeres en junio de 1982
Esto se reflejó aún más en junio de 1982. En esa época el ejército, luego de estar varios meses preparando tropas móviles (el imperialismo le había preparado tres brigadas móviles especiales, de fuerzas élites), estaba dotado de enorme poderío aéreo y helicópteros para traslación y también para el bombardeo y de una saturados potencia de artillería principalmente, fue así que cada vez más comenzó a utilizar los cañones de 120 y 105 mm., además de los morteros corrientes de 60, 81 y 120mm. Los cañones de 90 mm, que son un arma liviana, que la maneja un hombre con otro ayudante, que tiene una potencia grande, es un arma sin retroceso, su ataque es sorpresivo, porque no da lugar a escuchar la detonación y a esperar, hacerse. a un lado o tirarse a la trinchera, sino que en el mismo segundo hace impacto. Y como es muy liviana, es un arma operativa en la montaña, que no necesita de hacer mediciones, sino que allí mismo está tirando.
Entonces como decíamos, con todo ese tipo de armamento, además de los aviones que habían estado usando en Vietnam: los A-37, de los cuales hay dos tipos: los A-37A, que tienen capacidad para llevar 6 bombas de 500 6 750 libras, en las dos alas (tres en cada ala) y el A-37-B que tiene capacidad para llevar 8 bombas de ese tipo, además de las piezas de ametralladoras, etc., con todo eso el ejército se lanzó en junio a la ofensiva que llamó "ofensiva para destruir a la guerrilla". Se lanzó contra Chalatenango, contra la parte oriental y central de Chalatenango.
En la parte oriental en la primera fase, y luego la segunda fase del operativo fue hacia el centro de Chalatenango y no logró sus propósitos.
Allí asaltaron las tres brigadas élites por primera vez; por lo cual se esperaban allí resultados espectaculares, porque además estaban reforzados por el cuartel de Sensuntepeque y Chalatenango, por la brigada de artillería, la aviación, y además, las fuerzas fijas que tenían en ese lugar, también varios cientos de Guardias Nacionales y Policía de Hacienda.
A los doce días de la ofensiva el enemigo se retiró sin grandes éxitos, sólo con la muerte de alguna decena de pobladores. Como se ve, el estreno fue muy frustrante, con unas 100 bajas de parte de las unidades de combate móvil del enemigo.
Los compañeros de Morazán comenzaron a actuar en esos días al atacar Perquin y San Fernando. Entonces el enemigo organizó otra ofensiva para Morazán. Y luego las fuerzas nuestras en otros lugares, en otros departamentos, comenzamos a aprovechar la coyuntura de que el enemigo se estaba concentrando bien en Chalatenango, bien en Morazán y organizamos fuertes golpes en la parte central y en la parte occidental del país.
En síntesis, que el estreno de esas tres brigadas se convirtió en el mayor golpe hasta entonces para el enemigo en lo que va de la guerra.
En el mes de junio, cuando el enemigo lanza concentradamente sus fuerzas élites fundamentales, es cuando el enemigo tiene el mayor desgaste de toda la guerra. Más de 150 armas recuperadas, alrededor de 500 bajas (en distintas operaciones y distintos escenarios de lucha) y hasta fue capturado el segundo Jefe del ejército, el Subsecretario de Defensa. En lugar de salir victorioso el ejército con el estreno de sus unidades móviles élites que tanto había propagandizado el imperialismo, resultó el revés más grande de toda la guerra hasta entonces. lo cual produjo una gran desmoralización en las filas internas del ejército.
Esto fue aprovechado en los siguientes meses (después de junio), al seguir con la operatividad contínua. Y toda esa experiencia de la operatividad contínua, de la combinación con campañas que se han llevado a cabo, la derrota de estas fuerzas élites, la desmoralización del ejército enemigo, nos ha permitido lanzar una campaña prácticamente inesperada por el enemigo, una campaña que ha ido cobrando fuerza convirtiéndose en la ofensiva más dañina para el ejército títere hasta hoy en la guerra. Se trata de la ofensiva llamada en honor a los "Héroes y mártires* (*así en el original) revolucionarios de Octubre", que comenzó el 10 de octubre con el aniquilamiento y requisa de los medios de guerra en las posiciones fortificadas del enemigo en El Jícaro y Las Vueltas en Chalatenango.
15. La Campaña "Héroes y Mártires de Octubre".
Esta tuvo la característica de ser sorpresiva: no como las anteriores en las que nosotros decíamos 15 días antes que íbamos a empezar la ofensiva, dando hora y lugar, con un triunfalismo infantil. Ya por el 14 de marzo te estaban dando a conocer a todo el mundo que el 25 iba a comenzar una ofensiva general e insurreccional y se le hacía un llamado al pueblo a la insurrección general.
En cambio en esta ocasión parece que el enemigo fue cogido por sorpresa y sus efectivos han sido duramente golpeados. El desgaste de sus fuerzas móviles y de sus fuerzas fijas ha sido muy grande. En lo que va del curso de la guerra el enemigo ha sufrido el drenaje mayor en hombres y en armas, lo que naturalmente va a repercutir en su moral.
Estas acciones tienen una característica nueva. Habíamos visto que los tres primeros meses de este año fueron principalmente ataques a puestos fijos, sabotajes, pero la ofensiva actual tiene una característica nueva, con un pensamiento más dinámico de golpear al enemigo en movimiento, de golpearlo y requisarle sus armas, pero a unidades cada vez mayores de sus tropas. Desgastar sus fuerzas y especialmente sus fuerzas élites, cada vez en mayor proporción.
Ese pensamiento ahora es fundamental, porque ya se tiene mayor capacidad.
En esta ofensiva también se ha dado un salto en lo que respecta al asalto a puestos fijos. Salto que es trascendental para el curso de la guerra. Y es que por primera vez, las fuerzas revolucionarias mostraron capacidad para destruir una compañía del enemigo bien armada, bien atrincherada, con numerosos puestos de fortificación, de protección. Esta compañía fue aniquilada, requisados sus medios de guerra y luego ocupadas sus posiciones. Hecho que se da por primera vez en esa dimensión en lo que va del curso de la guerra.
Una compañía, cuando está atrincherada, no es tan fácil desalojarla. En este caso eran 113 hombres, con sus morteros, sus ametralladoras, sus fusiles. Además este puesto atrincherado constaba de dos círculos de defensa atrincherada. Uno exterior, en la periferia, con casamatas, barricadas de piedra, trincheras, en fin, toda una obra de ingeniería militar para la defensa. Y hacia adentro otro tanto, es decir, toda una línea de trincheras, más fortificaciones, puesto que están alrededor de su Comandancia al interior de la población. Resulta que esta población, El Jícaro, no es una población con las casas bien concentradas, sino que tiene un núcleo de casas concentradas, pero en general es bastante dispersa en medio del monte y por lo tanto se vuelve bastante grande el perímetro que hay que atacar.
Los ataques a los puestos fijos requieren una característica; la sorpresa. Si se pierde ésta, entonces las defensas se organizan adentro y la situación se vuelve más difícil. Con todas esas desventajas nosotros logramos destruir por primera vez una compañía como la descrita. Evidente salto que realiza la lucha revolucionaria y que da a meditar a cualquier observador militar. Teniendo en cuenta también que no fue sólo una, sino dos los cuarteles, o puestos fijos fortificados que se atacaron simultáneamente y que se destruyeron y requisaron sus armas.
En esta ocasión se ve cómo el enemigo hoy ya se rinde con mayor frecuencia y en mayores cantidades. El número de rendidos en el ataque a la compañía fue de 71, los cuales al ver que iban a ser aniquilados, entregaron sus armas y se rindieron, recibiendo un trato humano como prisioneros de guerra.
Por parte del enemigo, la tendencia a rendirse es un elemento nuevo. Antes el enemigo peleaba hasta lo último y ahora, en cambio, el enemigo comienza a rendirse con mayor facilidad.
Eso es por la línea política correcta de las fuerzas revolucionarias que se ha estado dando libertad a los prisioneros soldados. Estos, entran a los cuarteles nuevamente, derrotados, con baja moral y mostrando físicamente que no han sido tratados mal ni mucho menos aniquilados, con lo cual se revierte el argumento de los altos mandos, que los quieren hacer pelear hasta lo último con la calumnia de que van a ser muertos, al ser capturados. Entonces esto está comenzando a dar efecto, lo cual es muy peligroso para el enemigo.
Y la tercera cosa que está sucediendo es que el enemigo ha comenzado a meditar mucho antes de enviar refuerzos. En El Jícaro se planeó la acción de tal manera que se consideró que sería inevitable el refuerzo; pero el enemigo no mandó refuerzo. Lo que hizo el enemigo fue llegar a una parte que se llama Las Peñas, La Montañita; se le atacó, incluso se empleó artillería contra sus concentraciones y se derribó un helicóptero, producto de un impacto de nuestros compañeros. Fue derribado por la columna 1 de la guerrilla local dirigida por el Cro. Ramón.
Todos esos lugares ahora no están ocupados por el enemigo, sino por nuestras fuerzas.
Dada esta nueva situación, el enemigo piensa mucho antes de enviar refuerzos, debido a los golpes recibidos y a la capacidad operativa actual de las fuerzas revolucionarias.
Lo que hace es aguantarse 15 días, un mes, dos meses y luego organizar una expedición grande para una ofensiva grande de varios miles de soldados.
Esa es una modalidad que está tomando el enemigo frente al poderío de las fuerzas revolucionarias.
Y esto está produciendo un nuevo elemento en nuestra Guerra Popular de Liberación: que gradualmente algunas zonas de control revolucionario van pasando a convertirse en zonas liberadas. Estamos en esa fase de transición.
Gracias.
¡Revolución o muerte! ¡El pueblo armado vencerá!
¡Unidos para combatir hasta la victoria final!
¡Revolución o muerte, venceremos!
* Conversación sostenida por el Comandante Marcial con revolucionarios latinoamericanos. (Octubre, 1982).
III. La Campaña "Héroes y Mártires de Octubre" (*)
Escrito:1982Publicado por vez primera: En EDICIONES ENERO 32, Mexico, 1982Versión digital: Centro Histórico Revolucionario Salvadoreño "Salvador Cayetano Carpio - Comandante Marcial".Fuente del texto actual: Version digital La lucha de clases, motor del desarrollo de la Guerra Popular de Liberacion, 2009.Esta edición: Nicasio Jaragua, Abril, 2010.
Buenas tardes, compañeros:
Agradezco mucho el interés que ustedes están poniendo en el seguimiento de la lucha revolucionaria del pueblo y por eso es que el esforzado trabajo de ustedes lo valoramos altamente, lo consideramos como una contribución de solidaridad a la justa lucha del pueblo salvadoreño y centroamericano.
1. Antecedentes de la Ofensiva:
Quisiera referirme directamente a la lucha del pueblo salvadoreño. Tal vez, comenzando por hacer un pequeño marco, para poder dentro de él situar las acciones que en estos momentos está realizando el FMLN.
Una cosa importante de esta guerra es que la política del Pentágono, la Política belicista de Reagan, se ha estrellado contra la voluntad y la decisión de un pueblo que está dispuesto a alcanzar su liberación a toda costa, porque sabe que son justos sus ideales. Las causas por las que lucha nuestro pueblo son: su independencia, su autodeterminación, el derecho de que se respete su soberanía y el derecho a construir su futuro con sus propias leyes.
La justeza de esta causa le da verdadera inspiración y fortaleza a la voluntad de nuestro pueblo por alcanzar esos objetivos, porque tenemos cincuenta años bajo una tiranía militar sangrienta.
En esas condiciones el año pasado, a principios del año, nuestra revolución dió un salto de calidad en nuestra guerra y pasó a lo que nosotros le llamamos la fase de las batallas cada vez más intensas, militares e insurreccionales por la toma del poder. Es decir toda una fase, toda una etapa.
El enemigo quiso darle una interpretación mal intencionada, diciendo que nosotros habíamos iniciado una "ofensiva final". Después de la ofensiva de enero, el gobierno de Reagan y el Pentágono se hicieron el propósito de destruir el movimiento revolucionario de El Salvador, en muy poco tiempo, muy pocas semanas, en unos dos ó tres meses.
Esa política fracasó estrepitosamente, a pesar de que el gobierno de Reagan le ha dado enorme y saturadora* (*así en el original) ayuda militar, en todos los terrenos, a este ejército títere, para que lograra esa estrategia, ese objetivo estratégico dirigido a destruir a las fuerzas revolucionarias salvadoreñas, en unos dos o tres meses.
Durante todo el año, asesorado por el Pentágono, este ejército lanzó no menos de cuarenta y seis ofensivas militares, de envergadura grande, es decir de más de mil soldados hasta siete mil soldados en todas las zonas del país. En la zona de occidente, en las diversas zonas del centro, al norte en Chalatenango, Cabañas, San Vicente, en los Cerros de San Pedro y Chinchotepeque, en Usulután, en Morazán y en San Miguel. Prácticamente en las operaciones que le llaman "de limpieza", repetitivas, algunas de nuestras zonas tuvieron que luchar en contra de diez o doce ofensivas durante el año pasado. Ofensivas que además del objetivo de destruir la guerrilla, tenían el objetivo de destruir a la población. En realidad son decenas de miles de mujeres y niños los que han muerto bajo los gases e incluso bajo bombas bacteriológicas, que el enemigo ha lanzado contra todas nuestras zonas.
A pesar de ello, la política de Reagan fracasó estrepitosamente en El Salvador el año pasado. Esas acciones militares, en vez de traer el desarrollo del ejército títere, condujeron a un fortalecimiento de las fuerzas militares del pueblo a todo lo largo del país.
Al finalizar el año, el ejército había triplicado el número de sus efectivos, de doce a 15 mil subió a treinta mil o cuarenta mil efectivos. Sin embargo la inmensa mayoría lo ha tenido que sembrar en puestos fijos, con lo cual sus fuerzas móviles se volvieron pequeñas e ineficaces; al finalizar el año tenía una brigada más, la Atlacatl, con una tercera parte de sus efectivos destruidos.
2. El FMLN toma la iniciativa.
Diciembre significó el mes en que las fuerzas revolucionarias del FMLN fueron tomando la iniciativa de las acciones, y fue perdiendo la iniciativa el ejército contrarrevolucionario. Desde diciembre las fuerzas que integran el FMLN, fueron adquiriendo mayor capacidad de coordinación de las acciones, coordinación en tiempo, cooperación e interrelación en las acciones. Eso le fue acrecentando al ejército enemigo el desgaste. Los tres primeros meses del año significaron un desgaste muy serio para el ejército y al mismo tiempo una desmoralización muy grande para sus tropas, porque la estrategia de destruir a la guerrilla no le estaba dando resultados, sino que, al contrario, nuestras fuerzas fueron dando saltos en cuanto a su estructura de tropas de la revolución.
En los tres primeros meses hubo bastantes ataques a puestos fijos del enemigo en distintos lugares: desde San Fernando y San Ignacio en Chalatenango, hasta San Fernando y Perquin, en Morazán. Un machacamiento de pequeños puestos del enemigo que significó un paso de nuestras fuerzas a una operatividad, que tenía como resultado el aniquilamiento cada vez mayor de efectivos del enemigo y la requisa cada vez mayor de armas.
Propiamente nosotros estamos luchando como decían ayer en el comunicado los combatientes que llevaron a cabo esta última acción en El Jícaro: "Nosotros estamos combatiendo con los fusiles que l e hemos quitado al enemigo en toda una cantidad de puestos a lo largo y ancho del país". Podemos decir con toda sinceridad, que nuestro principal proveedor de armas, nuestro único en este momento, en esta etapa, es el gobierno de Reagan. Porque nosotros estamos peleando con los fusiles M-16, G-3 y con los morteros norteamericanos que le está proporcionando a este gobierno títere. Ya la cantidad que nosotros vamos requisándoles es bastante grande. Cada mes nosotros damos el resultado de nuestras acciones y cada vez no baja de cien o ciento cincuenta armas al enemigo, incluyendo algunos morteros, ametralladoras de distinto calibre, e incluso cañones de 90 y 57 mm. De manera que a partir de diciembre, la coordinación de nuestras fuerzas y todo el año de luchas permitió un salto, porque ya nuestros combatientes tienen a fin de año mucha mayor capacidad, y nuestros jefes tácticos en el campo de batalla, comenzando por los jefes de escuadras y de pelotón, van adquiriendo cada vez más capacidad de maniobra, más capacidad de dirigir a las tropas. El diez de enero de 1981 nosotros dimos un salto en el accionar guerrillero: de pequeñas unidades guerrilleras a unidades grandes, lo cual fue realmente importante.
Todo el año pasado ya nuestros combatientes fueron no sólo conociendo los puntos débiles del enemigo, sino mejorando también la propia táctica para llegar hasta la victoria. En los primeros tres meses de 1982 se realizaron fundamentalmente ataques a los puestos fijos del enemigo con buen saldo de armas y con buen saldo también de desgaste de sus fuerzas.
3. Incremento de la ayuda militar yanqui al ejército salvadoreño y fracaso de las brigadas móviles.
Mientras tanto el gobierno de Reagan estaba promoviendo la tesis de que iba a dar un salto en la calidad de destrucción sobre las fuerzas revolucionarias a partir de las acciones de brigadas que estaba preparando. Durante los primeros meses de este año remendó la Brigada Atlacatl, creó la Brigada Atonal y preparó en Estados Unidos la Brigada Ramón Belloso. Modernizó la Marina, modernizó todo el sistema de comunicaciones y le dió un gran poderío aéreo al ejército títere con helicópteros "Huey" cada vez más capaces para el traslado de tropas. Durante estos seis meses, de enero a mayo, trató de dar un gran poderío al ejército en artillería, en la aviación, en movilidad marina, y al mismo tiempo en las fuerzas móviles de las tres brigadas. El estreno de estas tres brigadas fue en junio. El 28 de ese mes se lanzó una ofensiva con las tres Brigadas juntas, apoyadas por fuerzas de diversos regimientos en contra de Chalatenango.
Fracasó rotundamente esta ofensiva de las tres brigadas, de manera que tuvieron su bautizo de fuego con una derrota.
Inmediatamente las fuerzas revolucionarias atacaron posiciones de Perquín y San Fernando e hicieron que las tres brigadas se lanzaran en ofensiva contra Morazán y además Honduras atacó, mejor dicho, ocupó territorios dentro de El Salvador en esta zona de Perquín y San Fernando y en esta misma zona atacó con dos pinzas hacia el sur, mientras las fuerzas móviles del régimen salvadoreño atacaron principalmente por la carretera, hacia el norte.
Las tropas hondureñas en Morazán entraron por dos lados y en algunos lugares entraron hasta 7-8 Km. Sin embargo, después tuvieron un repliegue, pero se han quedado dentro de territorio salvadoreño en estas dos posiciones: al occidente y al oriente del departamento Ellos están ocupando el territorio de El Salvador y han, comenzado a decir que lo están ocupando, porque son tierras en disputa. Pero en realidad, es la punta de lanza de la maniobra imperialista, aunque aun no han habido choques en gran escala. Lo mismo en Chalatenango, han hecho incursiones.
Sin embargo, el estreno de las tres brigadas significó la derrota más grande en toda la guerra, del ejército títere. Durante ese mes de junio, en las acciones que se realizaron en Chalatenango, en San Vicente, en Guazapa. en San Salvador, en Usulután, en Morazán y algunas en San Miguel, se capturaron más de 250 armas y el enemigo tuvo entre 400 y 500 bajas. Eso fundamentalmente de las tres brigadas móviles que había estado preparando el imperialismo. De manera que, en vez de lograr el imperialismo el vuelco de la guerra, como había estado promocionando durante meses, lo que se logró fue un enorme fortalecimiento de las fuerzas revolucionarias, una gran capacidad de operatividad y un enorme desgaste en armas y en efectivos, especialmente de las brigadas móviles y selectas.
Junio fue un verdadero fracaso, el mayor fracaso hasta entonces del ejército. Incluso el Sub-Secretario de Defensa, Coronel Castillo, fue capturado en estas operaciones. De manera qué a final de junio la desmoralización, la deserción, la confusión y las contradicciones reinaban en el ejército enemigo y, naturalmente, con reflejos dentro de su política interna.
4. Aspectos significativos en el desarrollo de las fuerzas armadas revolucionarias.
Desde entonces las fuerzas revolucionarias, cada vez con mayor coordinación a escala nacional, han ido tomando la iniciativa. Y han dado algunos saltos importantes. En primer lugar, las fuerzas revolucionarias de El Salvador ya no son las pequeñas unidades de guerrilla acampamentadas* (*así en el original) por toda la república, que mantenían en jaque al ejército títere, sino que ahora cada vez más se van convirtiendo en fuerzas regulares. Es un salto sumamente importante, que sólo se ha conseguido a través del combate continuo.
Durante este año se ha hecho, cada vez más realidad el lema militar de nuestra Revolución de 'la ofensiva contínua en todas partes y en ascenso contra las tropas contrarrevolucionarias " Esto se ha plasmado en la realidad también en cuanto a la combinación de pequeñas y medianas acciones con campañas y ofensivas periódicas y además con la combinación de las acciones militares con el impulso del ánimo de las masas a las acciones insurreccionales.
Pero, además, nuestra guerra sólo se comprende, si se toma en cuenta, que nosotros estamos peleando en todos los terrenos: en la montaña, en los llanos, y en las ciudades. Naturalmente que las tácticas militares y políticas que tienen que seguirse en cada una de las zonas, son tácticas que tienen en común que están coordinadas dentro de una concepción y una práctica general, pero al mismo tiempo tienen sus caracteres específicos, tanto en la táctica como también en las mismas correlaciones de fuerzas q tic se crean en los distintos lugares. Las ciudades son uno de los terrenos más difíciles, en los cuales el accionar militar está encontrando las formas de golpear con golpes contundentes al enemigo, pero también con características propias de organización de las fuerzas militares y del tipo de acción que ahí se tiene que realizar.
Una de las trasformaciones más grandes que ha producido la revolución es la capacidad estratégica de su Dirección para concebir operaciones en operatividad continua y desarrollar operaciones y campañas en mayor escala de forma unida, combinando toda la complejidad que se requiere en los distintos terrenos de lucha.
También hay que destacar el hecho que se dió, especialmente en la ofensiva de marzo, cuando nuestros Jefes de Zona lograron adquirir la capacidad de conducir grandes cantidades de tropa, de varios cientos, en cada una de las zonas, en las cuales tuvo que concebirse las operaciones así: la dirección principal unida a direcciones secundarias y la misión principal unida a una serie de misiones secundarias en un gran perímetro geográfico, de tal manera que los Jefes han aprendido a dirigir no sólo una operación, sino todas las operaciones militares necesarias para la dirección principal y luego todas las direcciones y todas las misiones militares necesarias que están en convergencia con esta misma operación. Por su parte los combatientes al irse entrenando más, al ir teniendo cada vez mayor capacidad como fuerzas regulares revolucionarias, se han ido convirtiendo en combatientes con una gran experiencia y con una gran astucia en el arte militar. De manera que las fuerzas revolucionarias de El Salvador, en 1982 no tienen punto de comparación con el poderío, la capacidad, el armamento y la capacidad de conducción estratégica y táctica que poseían en 1981.
Mientras tanto, el ejército, es cierto, ha crecido. Ahora está llegando a cerca de 50 mil soldados. Y está creciendo también en cuanto a las brigadas móviles. Sin embargo, en la comparación del desarrollo de la guerra, la guerra la van ganando las fuerzas revolucionarias y ésa es la orientación fundamental del proceso salvado-reno. El ejército títere se ha ido aumentando, pero, se ha ido dispersando y las fuerzas que están aumentando en el sentido móvil, las selectas, ciertamente tienen mucho más entrenamiento, mucha capacidad, y además ahora tia aumentado su movilidad aerotransportada. Sin embargo, estas fuerzas móviles se van quedando cada vez más atrás de la capacidad adquirida por las fuerzas de la Revolución Salvadoreña en su conjunto, por las fuerzas integradas en el FMLN. Eso ha sucedido en este tiempo.
Podemos decir que el FMLN, las organizaciones que lo componen, todos los combatientes, todos los integrantes, han logrado dar un salto de calidad. En este momento estamos entrando en una etapa de mayor movilidad todavía de nuestra lucha y con fuerza para asestar golpes cada vez mayores. Todavía el año pasado nosotros soñábamos con llegar a tener la capacidad de poder aniquilar a una compañía del enemigo en movimiento. En Morazán, por ejemplo, se logró en junio destruir una compañía que iba de refuerzo a Perquín y a San Fernando: 43 soldados capturados, una buena cantidad de armas, en una emboscada magistralmente hecha al enemigo en movimiento.
Ahora acabamos de dar otro salto, se trata de que hemos llegado a la capacidad de concentrar tal poderío de fuego y la cantidad suficiente de efectivos revolucionarios, que podemos destruir compañías del enemigo totalmente atrincheradas. Y con todo un sistema de fortificación dispuesto precisamente para evitar un asalto. En menos de 24 horas, los compañeros, el d fa 10 de este mes, lograron aniquilar a una compañía del enemigo en El Jícaro y, simultáneamente, atacara otra fuerza de 25 guardias acompañados de 30 paramilitares con sus fusiles de guerra. Simultáneamente se logró, no sólo la destrucción de una compañía, sino que de otra media compañía más.
5. La toma de El Jícaro y Las Vueltas.
Estas dos son poblaciones que quedan, El Jícaro, a 47 kilómetros de distancia de Chalatenango y Las Vueltas a 2 kilómetros de distancia de El Jícaro. Las dos acciones fueron simultáneas, se iniciaron a la una de la mañana con el asalto a las fortificaciones exteriores compuestas por fortificaciones tipo trincheras, que es un sistema que están usando los puestos fijos, en los que hay casamatas y hay un sistema de trincheras alrededor, unidos por algunas casamatas. Esa es, podríamos decir, la defensa periférica, y luego, al interior de la población, otro sistema de casamatas y trincheras más cercanas a los lugares para ellos estratégicos.
Según el parte de guerra proporcionado por el Mando Inmediato Táctico de este combate, en El Jícaro, donde tenía el enemigo 113 efectivos, además de varias decenas de paramilitares armados y en Las Vueltas, donde habían 25 guardias y 30 paramilitares, en ambas posiciones se inició el combate, el asalto de nuestras unidades revolucionarias a la una de la mañana.
A las 6 de la mañana, el enemigo estaba totalmente cercado en las posiciones interiores, ya se habían tomado los compañeros cinco posiciones principales de la periferia y habían penetrado hasta el interior del dispositivo enemigo. A esas horas, nuestras Fuerzas Armadas Populares de Liberación tenían 18 prisioneros en El Jícaro y el consiguiente número de armas. El enemigo comenzó a pedir apoyo de helicópteros. En Las Vueltas a esa misma hora, las 6 de la mañana, el enemigo ya estaba cercado, se habían tomado las posiciones exteriores. A las 10 de la mañana quedaban 20 soldados que se habían refugiado en la iglesia y en Las Vueltas quedaba un número pequeño de guardias que se habían refugiado en la Comandancia.
Los compañeros trataron de no atacar de manera que se fuera a perjudicar al pueblo, a la población y por eso la lucha se extendió durante varias horas más. Los refuerzos del enemigo no se hicieron presentes a excepción de unos helicópteros que intentaron defender a los cercados, ametrallando nuestras posiciones, sin conseguir su objetivo. Todavía había resistencia en El Jícaro de 20 soldados y oficiales. El asalto final se realizó de las 16 a las 18 lloras, empleando los compañeros morteros y sobre todo fusilería. A las 18 se rindieron todos los soldados que quedaban. De las 15 a las 17 se produjo el asalto a la Comandancia de Las Vueltas.
Este ataque dejó como resultado el número más grande de soldados presos en una sola operación. Los prisioneros de El Jícaro fueron 51 soldados, incluyendo un teniente y un sargento y en Las Vueltas unos 4 paramilitares, en total unos 55 prisioneros. En El Jícaro hubo 18 soldados muertos y bastantes heridos y en Las Vueltas 9 guardias entre muertos y heridos.
Las armas recuperadas fueron 86, de las cuales 65 eran fusiles M-16, de los que está proporcionando el Pentágono al ejército. 13 G-3, que también son del armamento proporcionado al ejército salvadoreño por parte del imperialismo, una ametralladora 30.6, una ametralladora M-60, un lanzagranadas, un mortero, 4 fusiles checos, además de gran cantidad de municiones: 60 granadas de 81mm., 70 de M-79, 20 granadas de mano, 3 mil tiros de 5.56, 2 mil tiros de 7.62, 3 mil cartuchos de 30,6, uniformes, cinturones.
De manera que se logró una recuperación de armas bastante elevada, como decimos, 86 armas, aún cuando después los compañeros han estado reportando que el número de armas va aumentando.
Dentro del cuadro breve que les he esbozado del desarrollo de las fuerzas revolucionarias, realmente estas acciones se producen con bastante periodicidad, aunque hay acciones que van marcando saltos en los niveles de la capacidad de las fuerzas revolucionarias de El Salvador.
Así esta operación demuestra nuestra capacidad para aniquilar ya unidades grandes del enemigo, bien atrincheradas y bien preparadas para cualquier asalto. Esta posición de El Jícaro era importantísima para el ejército, porque prácticamente viene a ser la puerta de Chalatenango, la cabecera departamental, que está a muy pocos kilómetros, está a unos 7 kilómetros, pero por una carretera; en línea recta queda como a 4 6 5 kilómetros. Por eso el enemigo ha tenido especial interés en fortalecerla, poniendo un puesto fijo con una compañía. Ahora, desde la propia salida de Chalatenango, desde ahí, es territorio controlado por las fuerzas revolucionarias.
El otro lugar que ha sido tradicionalmente estratégico para ellos es Las Vueltas. Por eso, deshacer esas dos posiciones fijas del enemigo significa un gran quebranto y un gran debilitamiento, no sólo en cuanto al desgaste que ha sufrido el soldado enemigo, sino también en cuanto a ocupar posiciones estratégicas dentro de zonas muy importantes para el enemigo. Esto fortalece bastante a todas las fuerzas revolucionarias, a todo el FMLN.
Ahora bien estos operativos no son ni podrán ser un hecho aislado en un país en donde las fuerzas revolucionarias están extendidas en todo el territorio y hay que esperar entonces nuevos golpes al enemigo, nuevos golpes de desgaste, dentro de la operatividad contínua y de la ofensiva contínua contra el enemigo, y en ese sentido quisiera darles la buena información que recibimos hoy en la mañana de que en el otro Frente que es el Frente "Modesto Ramírez", en la zona "Felipe Peña", (este Frente abarca toda la parte central), las Fuerzas Armadas Populares de Liberación, miembros del FMLN, dieron un golpe contundente también el día de ayer a las fuerzas del enemigo. Atacaron tres posiciones que quedan cerca de Ilobasco, en Cabañas, y cerca de Cinquera, es decir, Tejutepeque y Cinquera, tres posiciones fijas del enemigo en el cerro y dos posiciones que estaban en caseríos, entre Cinquera y Tejutepeque.
A las 1.30 de la mañana de este día 12 de Octubre, se combatió a lo largo de la carretera entre Cinquera y Tejutepeque, se fueron tomando las trincheras del enemigo, sus fortificaciones; a las 3 de la mañana y a las 4 horas ya habían sido tomadas las posiciones de La Joya y El Zapote. A las 6 de la mañana terminó la operación, teniendo como resultados parciales (todavía éstos no son los finales) los siguientes: 25 bajas del enemigo, entre ellos 15 muertos, 5 heridos y 5 prisioneros, 2 de éstos heridos. Todos ellos pertenecen a la Primera Brigada de Infantería del cuartel San Carlos, de San Salvador.
En el recuento preliminar del material requisado se encuentran: 14 fusiles M-16 con 6 cargadores cada uno, una ametralladora M-60, un lanzagranadas M-79 con 15 granadas, un radio de comunicación, 3 mil cartuchos 5.56 y una gran cantidad de otros materiales de reglamento.
6. El futuro de la guerra y la intervención yanqui.
Esto está demostrado que los planes del imperialismo en El Salvador no se van concretando. El ejército títere, dirigido por el Pentágono, ha hecho casi público un plan viejo: destruir a la guerrilla, pero con un plazo nuevo: en dos años, es decir, destruir a las fuerzas revolucionarias del pueblo, tanto en lo político como en lo militar, en dos años. Y para ello está implementando nuevas tácticas en cuanto a su operatividad: más movilidad, más aerotransporte. El gobierno de Reagan dentro de pocos días va a enviar más de 20 naves de guerra aéreas, 8 Huey de transporte, 6 aviones Cessna 43, que son aviones de una capacidad pequeña, transportan unos 56 soldados, pero que pueden levantarse y bajar en pistas improvisadas y otros aviones de reconocimiento. También ha estado entrenando oficialidad en Panamá, en el Comando Sur, para que puedan utilizar el napalm y ha dotado a la aviación salvadoreña de una gran cantidad de napalm. Ha modernizado la marina, y personal de la marina se ha estado entrenando en estos últimos meses y les ha dado lanchas artilladas. En una reciente operación realizada hace tres semanas en Usulután y en la costa de San Vicente, el enemigo ya comenzó a usar las lanchas y la artillería de estas lanchas, las ametralladoras y el desembarco de tropas.
El gobierno Reagan, pues, está tratando de darle más movilidad, al Ejército, ya no con el fin de lograr el exterminio de la población y la aniquilación de la guerrilla en unos dos meses, que era su pensamiento militar del año pasado, sino en unos dos años.
Sin embargo, ante esta criminal política del imperialismo norteamericano, que está siendo implementada por las fuerzas de Honduras dentro de esta Comunidad Democrática Centroamericana que ha sido hecha para atacar los pueblos centroamericanos y para llevar a cabo las agresiones del imperialismo en Centro América, a pesar de eso y a pesar de estar armando mucho más al ejército, nosotros estamos mostrando que nuestras fuerzas y nuestro pueblo tienen la capacidad, no sólo de absorber la escalada de los niveles de intervención imperialista
Y que se está llevando a cabo desde hace ya bastante tiempo, sino incluso de superarla combatiendo.
Tenemos la plena seguridad de que de acuerdo con la capacidad que ya tienen las fuerzas del FMLN, de acuerdo con mayores niveles de coordinación en las acciones y de acuerdo con los planes, indudablemente se ve cada vez mayor capacidad de poder dar al enemigo golpes más contundentes. Tenemos la seguridad, compañeros, de que esta guerra está erosionando al ejército títere a pesar de la ayuda del imperialismo y está creando unas fuerzas verdaderamente poderosas, que van a ser capaces de dar un verdadero salto de calidad estratégico en lo militar y en lo insurreccional, que va a ser imposible para el imperialismo llevara cabo con éxito su política dirigida a la destrucción de las fuerzas revolucionarias y que permitirá a nuestro pueblo alcanzar sus aspiraciones de libertad, de democracia y de una paz verdaderamente justa.
En estos momentos, nosotros estamos muy conscientes de que nuestra guerra no es algo aislado. La Guerra Popular de Liberación de El Salvador está inserta dentro de todo un proceso de lucha revolucionaria de todos los pueblos centroamericanos. Es un gigantesco movimiento, que en estos momentos se encuentra en una calidad muy diferente a la de hace varios años.
El acontecimiento de la liberación de Nicaragua, el acontecimiento de la Revolución Sandinista le ha dado un vuelco a la historia de Centroamérica, y este proceso revolucionario centroamericano por su liberación, por su independencia, por su soberanía, por la democracia, es un proceso que ya no lo puede revertir el imperialismo.
Estamos conscientes de que el imperialismo en último término, (como lo hizo en Vietnam, cuando sus títeres ya no alcanzaron a detener al pueblo), estamos conscientes de que el imperialismo puede llegar a cometer la locura de intervenir en El Salvador. Estamos conscientes de que el imperialismo está creando todas las condiciones para atacar también a la Revolución Sandinista, vemos cómo Honduras es convertido en una plataforma de agresión por el gobierno y por el ejército títere que ahí existen, vemos cómo a Costa Rica también al mismo tiempo, los intereses del imperialismo están tratando de convertirla en una base de agresión en Centroamérica.
7. Las negociaciones se deben basar en la satisfacción de los intereses básicos del pueblo.
Sin embargo, nosotros estamos seguros, y muy serenos ante el futuro. Somos sinceros cuando decimos, que nuestra guerra tiene que terminar con un arreglo político, porque toda guerra termina con un arreglo político. Si somos amplios, entonces vemos que el diálogo está basado en la dignidad, en la defensa de los intereses del pueblo. Ningún revolucionario, estamos seguros que ningún revolucionario de El Salvador, en ningún momento va a traicionar los intereses del pueblo. Toda negociación tiene que estar basada en la satisfacción de intereses básicos de nuestro pueblo, y toda conversación está basada también en la dignidad.
No nos están derrotando, vamos poco a poco, paso a paso, derrotando las maniobras del imperialismo en lo militar y en lo político, y esta guerra la vamos ganando.
No estoy diciendo que estamos ganando la guerra en estos momentos, ni mucho menos, sino que la dirección de esta guerra, de acuerdo a como se va desarrollando, va creando condiciones cada vez más favorables para volcar en un momento determinado la correlación de las fuerzas a favor de las fuerzas del pueblo, de las fuerzas políticas y de las fuerzas militares, y de eso estamos seguros. Por eso es la desesperación de Reagan.
Pero nosotros estamos inmersos también dentro de todo un proceso centroamericano y sabemos que Reagan tiene todo un plan para toda esta área y que la política de Reagan es la política de la regionalización de sus agresiones.
Nuestra lucha revolucionaria (deben de tener seguridad todos los pueblos de Centroamérica), desempeñará con honor el papel que le corresponde en el contexto de nuestros pueblos humildes, trabajadores, que desean su libertad, que desean su independencia.
El pueblo salvadoreño con su heroísmo, ayudado por todos los otros pueblos y en el contexto de las luchas de los demás pueblos que sufren la explotación, el pueblo salvadoreño alcanzará su liberación y este episodio de ahora reafirma la voluntad, la decisión, la esperanza de nuestro pueblo porque la liberación de nuestro pueblo sea pronto.
* Conferencia de Prensa, celebrada en octubre de 1982.
La lucha de clases, motor del desarrollo de la
Guerra Popular de Liberación
IV. La Marcha de la historia en América Latina
le esta dando la razón al Ché Guevara (*)
Escrito:1982Publicado por vez primera: En EDICIONES ENERO 32, Mexico, 1982Versión digital: Centro Histórico Revolucionario Salvadoreño "Salvador Cayetano Carpio - Comandante Marcial".Fuente del texto actual: Version digital La lucha de clases, motor del desarrollo de la Guerra Popular de Liberacion, 2009.Esta edición: Nicasio Jaragua, Abril, 2010.
Quien alguna vez haya tenido el privilegio de estar cerca del Comandante Che Guevara, con seguridad que ha quedado marcado para siempre por la huella que su grandeza revolucionaria imprimía a su derredor.
Las primera referencias de su persona las tuve en 1954, poco después de la caída del gobierno democrático del presidente Jacobo Arbenz Guzmán como resultado de la agresión imperialista en Guatemala.
Después de dos años de cautiverio tuve que salir de El Salvador. Recobré la libertad precisamente en junio de 1954 después de tan doloroso suceso.
Conocí en esos días al compañero Obdulio Barte, dirigente del Partido Comunista Paraguayo, recientemente fallecido, que estuvo exiliado en Guatemala en los últimos meses del gobierno de Arbenz.
Por él y por dirigentes de partidos guatemaltecos conocí que en Guatemala estuvo en esos meses el Che. Lo describían como un revolucionario "inquieto", aunque serio y reflexivo, pero descontento con el lento desarrollo de los procesos revolucionarios de la región. Desde Argentina había pasado por muchos países antes de llegar a Guatemala, con disposición generosa a contribuir personalmente al avance revolucionario. El internacionalismo revolucionario era su sello.
A algunos espíritus conservadores les inquietaban sus planteamientos en relación con la exagerada confianza del presidente Arbenz y de otros dirigentes, en un ejército que aún no era verdaderamente revolucionario y que estaba minado interiormente por la CIA y sobre la renuencia a dar armas al pueblo, a los cientos de miles de obreros y campesinos dispuestos a defender su proceso democrático y revolucionario frente a las crecientes amenazas del Pentágono, y sobre otros aspectos vitales de parecida índole.
Mi compañera también había tenido el honor de conocerlo. Asilada en la embajada de Argentina en Guatemala después de la caída de Arbenz entre junio y octubre de ese año, ante la oleada represiva del gobierno títere de Castillo Armas, instaurado por el imperialismo, vió al Che, que se encontraba en la embajada de su país, acogido a la extraterritorialidad de su bandera. Infundía respeto a todos los allí asilados por su actitud serena, por sus momentos de quietud pensativa, concentrado en una profunda búsqueda de las sendas que conduzcan a los pueblos de nuestra América a la alborada libertaria.
Era extraordinaria su fraternalidad, su sencillez, el humanismo que trascendía de su persona hacia los otros compañeros que, hacinados en un local que no daba para tantos, sufrían hondamente el dolor de haber perdido, aunque temporalmente, la presencia de un régimen de respeto a los derechos democráticos y de avance hacia escalones de la revolución popular. El Che, por razones de dieta -ya el asma lo intranquilizaba con frecuencia- cocinaba él propio su frugal alimentación y con fraternal solidaridad compartía su arroz con el resto de los compañeros. Esas estampas guardaba* (*asi en el original) del Che, cuando su nombre y su figura quedó inserta en la gloriosa epopeya revolucionaria del pueblo cubano, que cambió la historia del continente americano.
En tales momentos no concebía la posibilidad de conocer personalmente al Guerrillero Heroico, símbolo del combatiente internacionalista, ideal de las juventudes de todo el mundo.
Sin embargo, una tarde en Moscú, en 1964, desde mi asiento de un avión que me trasladaría a La Habana, en uno de esos vuelos que se remontaban hasta cerca del Polo Norte, para virar desde allí hacia Cuba sin volar sobre ningún otro país; antes de que el avión despegara, vi, por la ventanilla, una formación de jóvenes y pioneros cubanos, con ramos de flores en las manos y la bandera de Cuba flameando al viento. En actitud de firmes, pero con alegría y fulgor en su semblante, daban la despedida a su querido dirigente. Con alegría reconocí en él al Comandante Che Guevara, que viajaría en el mismo avión.
A pesar de tener compartimento especial, propio a su elevado nivel estatal, recorrió los pasillos posteriores del avión para saludar fraternalmente a los que allí viajábamos. Había varios dirigentes de partidos comunistas latinoamericanos. Con profunda emoción estreché su mano combativa, miré la expresión profundamente humana y a la vez firme de su rostro, y su extraordinaria y penetrante mirada que irradiaba dulce y sincera fraternidad y al mismo tiempo acerada resolución. Pocas palabras pude pronunciar, embargado por la conmoción del momento.
Al llegar a la ciudad ártica de Murmansk, obligada escala técnica, los dirigentes regionales del Partido, nos condujeron a la sala de honor del aeropuerto. Querían saludar al Comandante Che Guevara y a los dirigentes de partidos hermanos y ofrecemos un agasajo. Varios compañeros alargaron sus discursos de agradecimiento. El Che se vio obligado a dedicar un brindis, pero evidentemente no le agradaban tantas palabras, ni creía momento oportuno para la profundización política. Después de referirse breve y seriamente, con fuego en sus palabras, al inmenso papel de la Unión Soviética en la lucha contra el imperialismo, y por el avance de la revolución mundial, sus últimas frases adquirieron un tono festivo, al decir que se encontraba "entre un monje y un verdugo". (A su derecha se encontraba sentado Monge, Secretario General en esa época del Partido Comunista de Bolivia, y a su izquierda el compañero Arnoldo Verdugo, del Partido Comunista Mexicano). Todos celebramos su ingenio y comprendimos su escueto mensaje: no era momento apropiado para grandes discursos.
Terminada la escala técnica, proseguimos el viaje a La Habana, remontando el vuelo sobre los helados témpanos del Ártico.
Poco después su palabra de fuego revolucionario resonaba en una conferencia de partidos comunistas. El tema más candente resultaba ser el de los diversos enfoques sobre "las vías de la revolución". Su categórica posición de principios, a la vez que inobjetable y firme, era persuasiva y convincente: combinar los distintos medios de lucha popular, no menospreciar la lucha armada del pueblo, combinarla con los recursos políticos. Algunos no comprendían su insistencia. La marcha de la historia en América Latina le está dando la razón.
En los intervalos entre las sesiones, tuve el honor de conversar con él. Llevando las sillas hasta el césped que rodeaba la casa de sesiones en el atardecer, bajo la brisa refrescante, ensimismaba mi pensamiento, tratando de no perder ni una palabra de sus ideas que, como águila gigantesca, cubrían todo el panorama de América, sus altas cordilleras y ciudades hacia un presente y futuro de luchas de los pueblos que marchan hacia la liberación, sus ideas sobre la concatenación interna de los particulares procesos revolucionarios de los pueblos de América Latina en un sólo gran proceso histórico de la revolución latinoamericana, el deber internacionalista de todos los revolucionarios.
Especial interés mostraba en el proceso revolucionario de América Central. Le preocupaba, me dijo, la peculiar situación de El Salvador, en donde sus montañas difícilmente podían ser el terreno apropiado para el período inicial de nacimiento y supervivencia de las primeras unidades guerrilleras, por su proximidad a centros urbanos y por estar cruzado de caminos. A esas alturas, ya las cordilleras guatemaltecas palpitaban de la rebeldía de un pueblo que luchaba con las armas en la mano bajo la dirección de jefes revolucionarios como Turcios Lima, y las montañas de Sandino volvían a poblarse de heroicos combatientes del movimiento recién fundado por Carlos Fonseca Amador. Los ojos del Che estaban fijos en los procesos incubadores de liberación y la médula espinal de todo el proceso de liberación de los pueblos de Centroamérica pasaba por las cordilleras de Guatemala, Honduras y Nicaragua, en donde los destacamentos guerrilleros, estrechamente unidos a las grandes masas de los pueblos centroamericanos, se convertirían en torrente incontenible de revolución liberadora del yugo secular del imperialismo yanqui y sus crueles lacayos.
En sus palabras serenas pero encendidas de previsión revolucionaria marchaba la historia. Los vientos del desarrollo futuro soplaban en el escenario de la vida de los pueblos.
¿Quién podía imaginar a esas alturas que la ignorada región centroamericana se iba a convertir en centro tempestuoso de revolución en América Latina? ¿Quién conocía entonces dónde quedaba un pequeño pueblo llamado El Salvador? Pero la poderosa visión revolucionaria del Che se preocupaba por los últimos pliegues topográficos de esta región y por la situación política de sus pueblos.
En mi mente quedaron grabadas sus palabras, su modestia, su fe en la capacidad de los pueblos, su serenidad, su claridad y profundidad de análisis.
Al hablar, con frecuencia usaba su bombillo de goma para hacer desaparecer la dificultad respiratoria, pero el tabaco continuamente estaba en sus labios.
Al finalizar la serie de reuniones de dicha conferencia, en el almuerzo de despedida al aire libre, el Che ayudaba a asar "a lo gaucho" el ternero que sería el plato central. Sus compañeros le hacían bromas, diciéndole que en la Sierra había quemado la res que en una ocasión preparó como parrillada argentina. Con modestia sonreía y contestaba las bromas. Yo estaba pocos metros sentado junto al ex-presidente Arbenz que había participado en la conferencia, escuchaba sus palabras impregnadas de dolor al referirse a la carta-renuncia de la renuncia de la presidencia ante la agresión yanqui y la traición de sus más cercanos compañeros de la alta oficialidad del ejército. Y contemplando al Che, en su modestia revolucionaria, afanado en asar la res a la parrilla gaucha, despojado de toda pose u orgullo individualista, pensaba, al mismo tiempo, en cuánta razón tenía el Che al preocuparse porque los obreros y campesinos se armaran como autores propios de su proceso revolucionario. La historia había confirmado su visionaria previsión revolucionaria.
Ahora, casi 18 años después de ese fugaz episodio, la historia de nuestra América agiganta las enseñanzas y el ejemplo del querido Comandante Ernesto Che Guevara. Su internacionalismo, que rubricó con su preciosa sangre, su decisión, la impresionante defensa de sus convicciones revolucionarias, su incansable lucha contra el imperialismo, la explotación y la opresión, su previsión estratégica, fruto de un profundo análisis dialéctico del desarrollo de las luchas revolucionarias de nuestros pueblos, aumentan su querida presencia en la marcha de la historia.
* Testimonio del Comandante Marcial sobre, el Comandante Ernesto Che Guevara para la OSPAAL (Organización de Solidaridad con los Pueblos de Africa, Asia y América Latina).
Quien alguna vez haya tenido el privilegio de estar cerca del Comandante Che Guevara, con seguridad que ha quedado marcado para siempre por la huella que su grandeza revolucionaria imprimía a su derredor.
Las primera referencias de su persona las tuve en 1954, poco después de la caída del gobierno democrático del presidente Jacobo Arbenz Guzmán como resultado de la agresión imperialista en Guatemala.
Después de dos años de cautiverio tuve que salir de El Salvador. Recobré la libertad precisamente en junio de 1954 después de tan doloroso suceso.
Conocí en esos días al compañero Obdulio Barte, dirigente del Partido Comunista Paraguayo, recientemente fallecido, que estuvo exiliado en Guatemala en los últimos meses del gobierno de Arbenz.
Por él y por dirigentes de partidos guatemaltecos conocí que en Guatemala estuvo en esos meses el Che. Lo describían como un revolucionario "inquieto", aunque serio y reflexivo, pero descontento con el lento desarrollo de los procesos revolucionarios de la región. Desde Argentina había pasado por muchos países antes de llegar a Guatemala, con disposición generosa a contribuir personalmente al avance revolucionario. El internacionalismo revolucionario era su sello.
A algunos espíritus conservadores les inquietaban sus planteamientos en relación con la exagerada confianza del presidente Arbenz y de otros dirigentes, en un ejército que aún no era verdaderamente revolucionario y que estaba minado interiormente por la CIA y sobre la renuencia a dar armas al pueblo, a los cientos de miles de obreros y campesinos dispuestos a defender su proceso democrático y revolucionario frente a las crecientes amenazas del Pentágono, y sobre otros aspectos vitales de parecida índole.
Mi compañera también había tenido el honor de conocerlo. Asilada en la embajada de Argentina en Guatemala después de la caída de Arbenz entre junio y octubre de ese año, ante la oleada represiva del gobierno títere de Castillo Armas, instaurado por el imperialismo, vió al Che, que se encontraba en la embajada de su país, acogido a la extraterritorialidad de su bandera. Infundía respeto a todos los allí asilados por su actitud serena, por sus momentos de quietud pensativa, concentrado en una profunda búsqueda de las sendas que conduzcan a los pueblos de nuestra América a la alborada libertaria.
Era extraordinaria su fraternalidad, su sencillez, el humanismo que trascendía de su persona hacia los otros compañeros que, hacinados en un local que no daba para tantos, sufrían hondamente el dolor de haber perdido, aunque temporalmente, la presencia de un régimen de respeto a los derechos democráticos y de avance hacia escalones de la revolución popular. El Che, por razones de dieta -ya el asma lo intranquilizaba con frecuencia- cocinaba él propio su frugal alimentación y con fraternal solidaridad compartía su arroz con el resto de los compañeros. Esas estampas guardaba* (*asi en el original) del Che, cuando su nombre y su figura quedó inserta en la gloriosa epopeya revolucionaria del pueblo cubano, que cambió la historia del continente americano.
En tales momentos no concebía la posibilidad de conocer personalmente al Guerrillero Heroico, símbolo del combatiente internacionalista, ideal de las juventudes de todo el mundo.
Sin embargo, una tarde en Moscú, en 1964, desde mi asiento de un avión que me trasladaría a La Habana, en uno de esos vuelos que se remontaban hasta cerca del Polo Norte, para virar desde allí hacia Cuba sin volar sobre ningún otro país; antes de que el avión despegara, vi, por la ventanilla, una formación de jóvenes y pioneros cubanos, con ramos de flores en las manos y la bandera de Cuba flameando al viento. En actitud de firmes, pero con alegría y fulgor en su semblante, daban la despedida a su querido dirigente. Con alegría reconocí en él al Comandante Che Guevara, que viajaría en el mismo avión.
A pesar de tener compartimento especial, propio a su elevado nivel estatal, recorrió los pasillos posteriores del avión para saludar fraternalmente a los que allí viajábamos. Había varios dirigentes de partidos comunistas latinoamericanos. Con profunda emoción estreché su mano combativa, miré la expresión profundamente humana y a la vez firme de su rostro, y su extraordinaria y penetrante mirada que irradiaba dulce y sincera fraternidad y al mismo tiempo acerada resolución. Pocas palabras pude pronunciar, embargado por la conmoción del momento.
Al llegar a la ciudad ártica de Murmansk, obligada escala técnica, los dirigentes regionales del Partido, nos condujeron a la sala de honor del aeropuerto. Querían saludar al Comandante Che Guevara y a los dirigentes de partidos hermanos y ofrecemos un agasajo. Varios compañeros alargaron sus discursos de agradecimiento. El Che se vio obligado a dedicar un brindis, pero evidentemente no le agradaban tantas palabras, ni creía momento oportuno para la profundización política. Después de referirse breve y seriamente, con fuego en sus palabras, al inmenso papel de la Unión Soviética en la lucha contra el imperialismo, y por el avance de la revolución mundial, sus últimas frases adquirieron un tono festivo, al decir que se encontraba "entre un monje y un verdugo". (A su derecha se encontraba sentado Monge, Secretario General en esa época del Partido Comunista de Bolivia, y a su izquierda el compañero Arnoldo Verdugo, del Partido Comunista Mexicano). Todos celebramos su ingenio y comprendimos su escueto mensaje: no era momento apropiado para grandes discursos.
Terminada la escala técnica, proseguimos el viaje a La Habana, remontando el vuelo sobre los helados témpanos del Ártico.
Poco después su palabra de fuego revolucionario resonaba en una conferencia de partidos comunistas. El tema más candente resultaba ser el de los diversos enfoques sobre "las vías de la revolución". Su categórica posición de principios, a la vez que inobjetable y firme, era persuasiva y convincente: combinar los distintos medios de lucha popular, no menospreciar la lucha armada del pueblo, combinarla con los recursos políticos. Algunos no comprendían su insistencia. La marcha de la historia en América Latina le está dando la razón.
En los intervalos entre las sesiones, tuve el honor de conversar con él. Llevando las sillas hasta el césped que rodeaba la casa de sesiones en el atardecer, bajo la brisa refrescante, ensimismaba mi pensamiento, tratando de no perder ni una palabra de sus ideas que, como águila gigantesca, cubrían todo el panorama de América, sus altas cordilleras y ciudades hacia un presente y futuro de luchas de los pueblos que marchan hacia la liberación, sus ideas sobre la concatenación interna de los particulares procesos revolucionarios de los pueblos de América Latina en un sólo gran proceso histórico de la revolución latinoamericana, el deber internacionalista de todos los revolucionarios.
Especial interés mostraba en el proceso revolucionario de América Central. Le preocupaba, me dijo, la peculiar situación de El Salvador, en donde sus montañas difícilmente podían ser el terreno apropiado para el período inicial de nacimiento y supervivencia de las primeras unidades guerrilleras, por su proximidad a centros urbanos y por estar cruzado de caminos. A esas alturas, ya las cordilleras guatemaltecas palpitaban de la rebeldía de un pueblo que luchaba con las armas en la mano bajo la dirección de jefes revolucionarios como Turcios Lima, y las montañas de Sandino volvían a poblarse de heroicos combatientes del movimiento recién fundado por Carlos Fonseca Amador. Los ojos del Che estaban fijos en los procesos incubadores de liberación y la médula espinal de todo el proceso de liberación de los pueblos de Centroamérica pasaba por las cordilleras de Guatemala, Honduras y Nicaragua, en donde los destacamentos guerrilleros, estrechamente unidos a las grandes masas de los pueblos centroamericanos, se convertirían en torrente incontenible de revolución liberadora del yugo secular del imperialismo yanqui y sus crueles lacayos.
En sus palabras serenas pero encendidas de previsión revolucionaria marchaba la historia. Los vientos del desarrollo futuro soplaban en el escenario de la vida de los pueblos.
¿Quién podía imaginar a esas alturas que la ignorada región centroamericana se iba a convertir en centro tempestuoso de revolución en América Latina? ¿Quién conocía entonces dónde quedaba un pequeño pueblo llamado El Salvador? Pero la poderosa visión revolucionaria del Che se preocupaba por los últimos pliegues topográficos de esta región y por la situación política de sus pueblos.
En mi mente quedaron grabadas sus palabras, su modestia, su fe en la capacidad de los pueblos, su serenidad, su claridad y profundidad de análisis.
Al hablar, con frecuencia usaba su bombillo de goma para hacer desaparecer la dificultad respiratoria, pero el tabaco continuamente estaba en sus labios.
Al finalizar la serie de reuniones de dicha conferencia, en el almuerzo de despedida al aire libre, el Che ayudaba a asar "a lo gaucho" el ternero que sería el plato central. Sus compañeros le hacían bromas, diciéndole que en la Sierra había quemado la res que en una ocasión preparó como parrillada argentina. Con modestia sonreía y contestaba las bromas. Yo estaba pocos metros sentado junto al ex-presidente Arbenz que había participado en la conferencia, escuchaba sus palabras impregnadas de dolor al referirse a la carta-renuncia de la renuncia de la presidencia ante la agresión yanqui y la traición de sus más cercanos compañeros de la alta oficialidad del ejército. Y contemplando al Che, en su modestia revolucionaria, afanado en asar la res a la parrilla gaucha, despojado de toda pose u orgullo individualista, pensaba, al mismo tiempo, en cuánta razón tenía el Che al preocuparse porque los obreros y campesinos se armaran como autores propios de su proceso revolucionario. La historia había confirmado su visionaria previsión revolucionaria.
Ahora, casi 18 años después de ese fugaz episodio, la historia de nuestra América agiganta las enseñanzas y el ejemplo del querido Comandante Ernesto Che Guevara. Su internacionalismo, que rubricó con su preciosa sangre, su decisión, la impresionante defensa de sus convicciones revolucionarias, su incansable lucha contra el imperialismo, la explotación y la opresión, su previsión estratégica, fruto de un profundo análisis dialéctico del desarrollo de las luchas revolucionarias de nuestros pueblos, aumentan su querida presencia en la marcha de la historia.
* Testimonio del Comandante Marcial sobre, el Comandante Ernesto Che Guevara para la OSPAAL (Organización de Solidaridad con los Pueblos de Africa, Asia y América Latina).