Bloque Popular Revolucionario BPR 30 de Julio 1975 Beligerantes

Bloque Popular Revolucionario BPR 30 de Julio 1975 Beligerantes

miércoles, 8 de agosto de 2012

Agencia Salvadoreña de Prensa Socialista ( SALPRESS ) Etapa del Hombre Nuevo Socialista y a crear Uno,Dos y Tres Vietnam Por la Patria Socialista Comandante Ernesto Guevara de la Cerna.






Mauricio Ramirez  SALPRESS 


AGENCIA SALVADOREÑA DE PRENSA SOCIALISTA 

( SALPRESS )






 




SOMOS AGENCIA



NOTICIOSA







DEL PROLETARIADO







PERIODISMO






REVOLUCIONARIO.




NUESTRO PUNTO DE VISTA SOCIALISTA :


SEGUNDA PARTE



HACIA EL 8 DE OCTUBRE 

45 ANIVERSARIO 2012

DE TU EJEMPLO DE HOMBRE NUEVO

SOCIALISTA  Y  COMUNISTA

APLICANDO DE LO SIMPLE A LO COMPLEJO

EL MARXISMO LENINISMO REVOLUCIONARIO

Y  EN UNA GUERRILLA REVOLUCIONARIA

TRIUNFA EL PROCESO REVOLUCIONARIO

LA REVOLUCION POLITICA ARMADA

O SE ENFRENTA LA MUERTE,

PERO UN VERDADERO REVOLUCIONARIO

NO HACE LA CONCILIACION DE CLASES

ENTRE EL PROLETARIADO

Y  LA BURGUESIA.

LES HACEMOS UN RECUERDITO

A LOS "PARTIDOS COMUNISTAS"

DE NOMBRE A LOS " P C "

RESPONSABLES DIRECTOS

DEL CRIMEN 

DE LOS VERDADEROS REVOLUCIONARIOS

EN BOLIVIA EN 1967 

Y  EN OTROS PAISES DEL MUNDO 

DONDE SE VENDIERON 

AL IMPERIALISMO

PARA COMPARTIR EL PODER

CON LOS MILITARES FASCISTOIDES

ENEMIGOS DE LA HUMANIDAD.

  



En el 44 aniversario...







Comunicación radiofónica entre Camilo y Che.













Dedicatoria a Camilo del libro "Guerra de Guerrillas".
 A Camilo…
 
Este trabajo pretende colocarse bajo la advocación de Camilo Cienfuegos, quien debía leerlo y corregirlo pero cuyo destino le ha impedido esa tarea. Todas estas líneas y las que siguen pueden considerarse como un homenaje del Ejército Rebelde a su gran Capitán, al más grande jefe de guerrillas que dio esta revolución, al revolucionario sin tacha y al amigo fraterno.


Camilo fue el compañero de cien batallas, el hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa.


Creo que él hubiera aprobado este manual donde se sintetizan nuestras experiencias guerrilleras, porque son el producto de la vida misma, pero él le dio a la armazón de letras aquí expuesta la vitalidad esencial de su temperamento, de su inteligencia y de su audacia, que sólo se logran en tan exacta medida en ciertos personajes de la Historia.


Pero no hay que ver a Camilo como un héroe aislado realizando hazañas maravillosas al solo impulso de su genio, sino como una parte misma del pueblo que lo formó, como forma sus héroes, sus mártires o sus conductores en la selección inmensa de la lucha, con la rigidez de las condiciones bajo las cuales se efectuó.


No sé si Camilo conocía la máxima de Dantón sobre los movimientos revolucionarios, “audacia, audacia y más audacia”; de todas maneras, la practicó con su acción, dándole además el condimento de las otras condiciones necesarias al guerrillero: el análisis preciso y rápido de la situación y la meditación anticipada sobre los problemas a resolver en el futuro.


Aunque estas líneas, que sirven de homenaje personal y de todo un pueblo a nuestro héroe, no tienen el objeto de hacer su biografía o de relatar sus anécdotas, Camilo era hombre de ellas, de mil anécdotas, las creaba a su paso con naturalidad. Es que unía a su desenvoltura y a su aprecio por el pueblo, su personalidad; eso que a veces se olvida y se desconoce, eso que imprimía el sello de Camilo a todo lo que le pertenecía: el distintivo precioso que tan pocos hombres alcanzan de dejar marcado lo suyo en cada acción. Ya lo dijo Fidel: no tenía la cultura de los libros, tenía la inteligencia natural del pueblo, que lo había elegido entre miles para ponerlo en el lugar privilegiado a donde llegó, con golpes de audacia, con tesón, con inteligencia y devoción sin pares.


Camilo practicaba la lealtad como una religión; era devoto de ella; tanto de la lealtad personal hacia Fidel, que encarna como nadie la voluntad del pueblo, como la de ese mismo pueblo; pueblo y Fidel marchan unidos y así marchaban las devociones del guerrillero invicto.


¿Quién lo mató?


Podríamos mejor preguntarnos: ¿quién liquidó su ser físico? Porque la vida de los hombres como él tiene su más allá en el pueblo; no acaba mientras éste no lo ordene.


Lo mató el enemigo, lo mató porque quería su muerte, lo mató porque no hay aviones seguros, porque los pilotos no pueden adquirir toda la experiencia necesaria, porque, sobrecargado de trabajo, quería estar en pocas horas en La Habana... y lo mató su carácter. Camilo, no medía el peligro, lo utilizaba como una diversión, jugaba con él, lo toreaba, lo atraía y lo manejaba; en su mentalidad de guerrillero no podía una nube detener o torcer una línea trazada.


Fue allí, cuando todo un pueblo lo conocía, lo admiraba y lo quería; pudo haber sido antes y su historia sería la simple de un capitán guerrillero. Habrá muchos Camilos, dijo Fidel; y hubo Camilos, puedo agregar, Camilos que acabaron su vida antes de completar el ciclo magnífico que él ha cerrado para entrar en la Historia. Camilo y los otros Camilos (los que no llegaron y los que vendrán), son el índice de las fuerzas del pueblo, son la expresión más alta de lo que puede llegar a dar una nación, en pie de guerra para la defensa de sus ideales más puros y con la fe puesta en la consecución de sus metas más nobles.


No vamos a encasillarlo, para aprisionarlo en moldes, es decir, matarlo. Dejémoslo así, en líneas generales, sin ponerle ribetes precisos a su ideología socio-económica que no estaba perfectamente definida; recalquemos sí, que no ha habido en esta guerra de liberación un soldado comparable a Camilo. Revolucionario cabal, hombre del pueblo, artífice de esta revolución que hizo la nación cubana para sí, no podía pasar por su cabeza la más leve sombra del cansancio o de la decepción. Camilo, el guerrillero, es objeto permanente de evocación cotidiana, es el que hizo esto o aquello, “una cosa de Camilo”, el que puso su señal precisa e indeleble a la Revolución cubana, el que está presente en los otros que no llegaron y en aquellos que están por venir.


En su renuevo continuo e inmortal, Camilo es la imagen del pueblo.





Capitulo III


ORGANIZACION


DEL FRENTE  GUERRILLERO



1. Abastecimientos
Un correcto abastecimiento es fundamental para la guerrilla. El grupo de hombres en contacto con el suelo, tiene que vivir de los productos de este suelo y al mismo tiempo permitir que vivan los que se lo dan, es decir los campesinos del lugar, pues en la dura lucha guerrillera no es posible, sobre todo en los primeros momentos, dedicar energías a tener abastecimientos propios, sin contar con que estos abastecimientos serían fácilmente localizables y destruibles por las fuerzas enemigas, ya que se supone un territorio completamente permeabilizado para la acción de las columnas represivas. El abastecimiento en las primeras épocas es siempre interno.
Con el desarrollo de las condiciones guerrilleras tiene también que haber un abastecimiento exterior a las líneas o territorio de combate. En el primer momento se vivirá solamente de lo que los campesinos tengan; se podrá llegar a alguna bodega a comprar algo, pero nunca tener líneas de abastecimientos, pues no hay territorio donde establecerlas. La línea de abastecimiento y el almacén de comestibles están condicionados al desarrollo de la lucha guerrillera.
Lo primero es ganarse la confianza absoluta de los habitantes de la zona y esta confianza se gana con la actitud positiva frente a sus problemas, con la ayuda y orientación constante, con la defensa de sus intereses y el castigo de quienes pretendan aprovecharse del momento caótico que viva la misma, para ejercer influencias, desalojar campesinos, apoderarse de sus cosechas, establecer intereses usurarios, etc. La línea debe ser blanda y dura al mismo tiempo. Blanda y de colaboración espontánea con todos los simpatizantes honestos frente al movimiento revolucionario, dura contra los que directamente están atacándolo, fomentando disensiones o simplemente comunicando noticias importantes al ejército enemigo.
Poco a poco se irá esclareciendo el territorio y se podrá contar entonces con una mayor comodidad para poder actuar. El principio fundamental que debe regir es el de pagar siempre toda la mercancía que se tome de un amigo.
Esta mercancía puede consistir en frutos de la tierra o artículos de establecimientos comerciales. Muchas veces son donados, pero hay otras en que las condiciones económicas del mismo campesinado impiden estas donaciones y hay casos en que las mismas necesidades de la guerra obligan a asaltar almacenes que tengan víveres o vituallas necesarias y que no se pueden pagar, sencillamente por no haber dinero. En esos casos debe siempre dársele al comerciante un bono, pagaré, algo que certifique la deuda; los "bonos de esperanza" ya descritos. Esta medida es mejor realizarla con la gente que esté fuera de los límites del territorio liberado y en estos casos pagar lo antes posible o amortizar parte de la deuda. Cuando las condiciones hayan mejorado lo suficiente como para mantener un territorio permanentemente fuera del dominio del ejército adversario, se puede llegar a las siembras colectivas, donde los campesinos trabajen las tierras a beneficio del ejército guerrillero y en esta forma garantizar una adecuada fuente de abastecimiento agrícola de carácter permanente.
Si el número de voluntarios para el ejército guerrillero es mucho mayor que el necesario, pues no hay armas, y circunstancias políticas impiden a esos hombres bajar a zonas dominadas por el enemigo, el ejército rebelde puede hacer trabajar directamente en la tierra a sus hombres y a todos los incorporados, recogiendo los frutos que garanticen el abastecimiento y llenando su hoja de servicios para futuros ascensos a combatientes; sin embargo, es más aconsejable que las siembras se hagan directamente por los campesinos, pues el trabajo es más efectivo, se hace con más entusiasmo, con más capacidad. Cuando las condiciones han madurado más aún, se puede llegar a la compra de cosechas enteras que, dependiendo de los frutos que sean, puedan permanecer en el campo o en almacenes para uso del ejército.
Cuando se hayan establecido organismos encargados también de abastecer a la población campesina, se concentrarán todos los alimentos en estos organismos para servir en operaciones de trueque entre los campesinos, siendo el ejército guerrillero el intermediario.
Si las condiciones siguen mejorando, se pueden establecer impuestos que deben ser la menos lesivos posible, sobre todo para el pequeño productor.
Hay que atender por sobre todas las cosas las relaciones de la clase de los campesinos con el ejército guerrillero, que es una emanación de esta clase. Los impuestos pueden cobrarse en dinero en efectivo en algunos casos y en otros con parte de las cosechas, la que pasará a engrosar los abastecimientos. La carne es uno de los artículos de primera necesidad. Hay que asegurar su producción y conservación. Se establecerán granjas con
campesinos aparentemente desvinculados del ejército, si no se cuenta con una zona segura, que se dediquen a la producción de gallinas, huevos, cabras, cochinos; todos los animales comprados o directamente confiscados a los grandes terratenientes. En zonas de latifundio suele haber ganado en cantidades grandes. Puede ser muerto, salado y la carne mantenida en esas condiciones, en las cuales permanece apta para el consumo durante mucho tiempo.
Con esto se consigue también el cuero y se puede desarrollar una industria del curtido -más o menos elemental - que permita tener la materia prima para el calzado, uno de los adminículos fundamentales para la lucha. Depende mucho de las zonas, pero, en general, se puede decir que los alimentos imprescindibles son: la carne, la sal y algunas legumbres, tubérculos o granos. Siempre el alimento básico es producido por los campesinos; puede ser malanga, en las regiones montañosas de la provincia de Oriente, Cuba; puede ser maíz en las regiones montañosas de México y Centroamérica o Perú, las papas en el mismo Perú; y en otras zonas, como Argentina, el ganado; el trigo en otras, pero siempre hay que asegurar un abastecimiento de los alimentos fundamentales de la tropa y alguna clase de grasa que permita comer mejor los mismos, ya sean mantecas animales o vegetales.
La sal es uno de los ingredientes imprescindibles. Cuando se está cerca del mar y en conexión con él hay que establecer inmediatamente pequeños secaderos que aseguren una cierta producción para tener siempre un remanente y poder abastecer las tropas. Recuérdese que en lugares agrestes como estos, donde no se producen sino algunos de los alimentos, es fácil tender un cerco que empobrezca formidablemente a la zona. Es bueno prever estos casos por medio de la organización campesina, de las organizaciones
civiles en general. Que los habitantes de la zona tengan su abastecimiento mínimo que les permita al menos malvivir durante las épocas más duras de la contienda. Debe tratarse rápidamente de tener una buena provisión de alimentos que no se descompongan, como son los granos, que resisten bastante tiempo, sea maíz, trigo, arroz, etc. ; harina, sal, azúcar, enlatados de todos tipos y, también, hacer las siembras necesarias.
Llegará un momento en que estarán solucionados los problemas alimenticios de la zona para las tropas residentes pero se necesitará una gran cantidad de productos extra; pieles para los zapatos, si no se puede crear una industria del curtido que abastezca a la zona; telas para vestidos, y todos los aditamentos necesarios para los mismos, papel, imprenta o mimeógrafos para los periódicos, tinta y todos los otros implementos.
En fin, las necesidades de artículos del mundo exterior aumentarán a medida que las guerrillas se vayan organizando y su organización se haga más compleja. Para cubrirla adecuadamente es necesario que funcione perfectamente la organización de las líneas de abastecimiento. Estas organizaciones se hacen fundamentalmente a través de campesinos amigos.
La forma debe ser bipolar, es decir, con extremos en el frente guerrillero y en las ciudades; a partir de las zonas guerrilleras irán saliendo líneas de abastecimientos 'que permeabilicen todo el territorio permitiendo pasar los materiales. Poco a poco los campesinos se acostumbran al peligro (en pequeños grupos pueden hacer maravillas) ya poner el material que se necesite en el lugar indicado sin correr peligros extremos. Estas
movilizaciones se pueden hacer de noche, con mulos o animales de carga de este tipo y también con camiones, dependiendo de la zona; así se puede hacer un abastecimiento muy bueno. Hay que considerar que este es el tipo de línea de abastecimiento para áreas cercanas a los lugares de operación.
Hay que organizar una línea de abastecimiento desde áreas lejanas. Estas deben dar el dinero necesario para hacer las compras y también algunos implementos que no se consigan en los pueblos o ciudades provinciales. La organización se nutrirá con donativos directos que hagan los sectores simpatizantes con la lucha por medio de bonos clandestinos, que se deben dar teniendo siempre un estricto control sobre el personal encargado de su manipulación y exigiendo responsabilidades serias cuando se olviden los requisitos de moral indispensables para estos casos. Las compras se puedenhacer en efectivo y también con "bonos de esperanza", cuando hay un ejército guerrillero que, saliendo de su base de operaciones, amenaza una nueva zona. En estos casos no hay más remedio que tomar la mercancía de cualquier comerciante y que éste dependa de la buena fe, o de las posibilidades o no de hacer efectiva esta cuenta por parte de los ejércitos guerrilleros.
En todas las líneas de abastecimientos que pasan por el campo, es necesario tener una serie de casas, terminales o estaciones de camino, donde se pueda esconderlos durante
el día para seguir a la noche siguiente. Estas casas deben ser conocidas solamente por los encargados directos de los abastecimientos, y conocerán del trasiego lo menos posible sus habitantes, siendo, además, las personas que más confianza brinden a la organización.
Uno de los animales más importantes para todas estas tareas es el mulo. El mulo, de increíble resistencia a las fatigas y de capacidad para caminar en las zonas más accidentadas, puede llevar en su lomo más de 100 kilos, durante días y días y por su austeridad en cuanto a exigencia de ,comestibles es el transporte ideal. Las arrias de mulos ,deben estar perfectamente dotadas de herraduras, con arrieros conocedores del animal y que lo cuiden lo más posible. Se puede así tener verdaderos ejércitos de cuatro patas de increíble utilidad. Pero muchas veces, por sufrido que sea el animal y por capacidad que tenga para aguantar la jornada más dura, se ve obligado a dejar la carga en determinados sitios por lo difícil del paso. Para obviar esto, habrá un equipo encargado de hacer los caminos destinados a esta clase de animales. Si todas estas condiciones se cumplen, si se lleva una organización adecuada y el ejército rebelde mantiene con los campesinos las inmejorables relaciones necesarias, se garantiza un abastecimiento efectivo y duradero para toda la tropa.

2. Organización civil
La organización civil del movimiento insurreccional es muy importante en cualquiera de los dos frentes: el externo y el interno. Naturalmente tienen características bastante diferentes y las funciones también, aun cuando realicen trabajos que puedan caer dentro de una misma denominación. No es igual, por ejemplo, la recaudación que pueda hacer el frente externo a la que pueda hacerse en el frente interno, ni la propaganda, ni el abastecimiento. Vamos a describir primero los trabajos del frente interno.
Al considerar "frente interno" estamos ya diciendo que es un lugar dominado, relativamente por lo menos, por las fuerzas de liberación y también debe suponerse que es un lugar apto para la guerra de guerrillas porque, cuando no se dan esas condiciones, es decir, cuado se están desarrollando luchas guerrilleras en zonas no aptas, la organización guerrillera aumenta en extensión pero no en profundidad; va canalizando nuevos lugares, pero no puede llegar a tener una organización interna pues está toda la zona permeabilizada por el enemigo. En el frente interno podemos tener una serie de organizaciones que cumplan su función especifica para la mejor marcha de la administración. La propaganda en general pertenece directamente al ejército, pero también puede estar separada de éste aun cuando bajo su control. (De todas maneras, es tan importante este punto que lo trataremos aparte). La recaudación pertenece a la organización civil, así como la organización de los campesinos en general, si hubiera obreros, también de éstos, y estas dos deben estar regidas por una auditoria. La recaudación, como ya hemos explicado en el capítulo anterior, puede desarrollarse de varias maneras; por impuestos directos e indirectos, por donativos directos y confiscaciones; todo esto viene a llenar el gran capítulo de los abastecimientos del ejército guerrillero.
Algo que hay que tener muy en cuenta es que no se debe de ninguna manera empobrecer la zona por la acción directa del ejército rebelde – aunque indirectamente sea el responsable del empobrecimiento debido a los cercos enemigos, lo que la propaganda adversaria hará resaltar repetidamente -.
Precisamente por esta circunstancia es por lo que no se debe crear causas directas de conflictos. No debe haber, por ejemplo, reglamentos que impidan a los cosecheros de una zona que está en territorio liberado vender sus productos fuera de ese territorio, salvo circunstancias extremas y transitorias, explicando bien al campesinado estas características. Al lado de cada acto del ejército guerrillero debe existir siempre el departamento de difusión necesario para explicar las razones de este acto, el que, en general, será bien comprendido por un campesino que tendrá a sus hijos, padres, hermanos o parientes de alguna clase, dentro de este ejército que será una cosa suya.
Dada la importancia de las relaciones campesinas, hay que crear organizaciones que las canalicen y las reglamenten, organizaciones que, no solamente estarán dentro del área liberada, sino también tendrán conexiones con las áreas adyacentes, y, precisamente a través de ellas, se podrá ir permeabilizando la zona para una futura ampliación del frente guerrillero.
Los campesinos irán sembrando la semilla, la propaganda oral y escrita, los relatos de cómo se vive en la otra zona, de las leyes que ya se han dado para la protección del pequeño campesino, del espíritu de sacrificio del ejército rebelde; en fin, están creando la atmósfera necesaria para la ayuda a la tropa rebelde.
Los organismos campesinos deben tener también su conexión de tal tipo que permita a la organización del ejército guerrillero en cualquier momento canalizar cosechas y venderlas en el territorio enemigo mediante una serie de intermediarios más o menos benevolentes, más o menos benefactores de la clase campesina, ya que, en todos esos casos, junto a la devoción por la causa que lleva al comerciante a desafiar peligros, existe la devoción por el dinero que lo lleva a aprovechar los mismos para su fin de extraer dividendos.
Ya habíamos dicho, al hablar de los abastecimientos, la importancia que tiene el departamento de construcción de caminos. Cuando la guerrilla ha alcanzado un determinado grado de desarrollo, tiene centros más o menos fijos y no anda vagando sin campamento alguno por diversas regiones, se debe establecer una serie de rutas que pueden ir desde el pequeño trillo que permita el paso de un mulo hasta el buen camino de camiones. Para todo esto hay que tener en cuenta la capacidad de organización del ejército rebelde y la capacidad ofensiva del enemigo que puede destruirlos e incluso llegar a los campamentos fácilmente, precisamente por caminos que son creados por el opositor. Como regla esencial, debe apuntarse que los caminos son para contribuir al abastecimiento en lugares cuya solución de otro modo seria imposible y que no se deben hacer sino en circunstancias donde casi seguro se pueda mantener la posición ante un embate del adversario, salvo que éstos se concierten entre puntos que hagan más cómoda la comunicación pero no sean vitales ni acarreen un peligro en su construcción.
Además, se pueden hacer otras vías de comunicación. Una de ellas, muy importante, es el teléfono, que puede tenderse en el monte, con la facilidad que significa el tener los árboles como postes y con la ventaja de que no son visibles desde lo alto para la observación del enemigo. También supone el teléfono una zona donde éste no puede llegar.
La auditoria, o departamento central de justicia, de leyes revolucionarias y de administración, es uno de los puntos vitales de un ejército guerrillero ya constituido, con territorio propio. Debe estar a cargo de algún individuo que conozca las leyes del país, si conoce las necesidades de la zona desde un punto de vista jurídico, mejor aún y que pueda ir dando una serie de decretos y reglamentos para ayudar al campesino a normalizar, institucionalizar la vida dentro de la zona en rebeldía.
Por ejemplo; de nuestra experiencia de la guerra cubana: elaboramos un código penal, un código civil, un reglamento de abastecimiento al campesinado y el reglamento de la Reforma Agraria. Posteriormente se establecieron las leyes de castigo para los aspirantes a elecciones que iban a hacerse días después en todo el país y la ley de Reforma Agraria de la Sierra Maestra. Además, la auditoria tiene a su cargo todas las operaciones de contabilidad de la columna o de las columnas guerrilleras, y se encarga de administrar los problemas monetarios de la misma, interviniendo a veces directamente en el abastecimiento.
Todas estas son recomendaciones elásticas, bases que da la experiencia vivida en un lugar determinado, geográfica e históricamente situado, que pueden ser cambiadas según lo aconseje una experiencia de otro lugar geográfico, histórico y social.
Además de auditoría, hay que tener muy en cuenta la sanidad general de la zona, que se debe hacer por medio de los hospitales madres, es decir, los hospitales centrales, militares, que darán asistencia lo más completa posible a todo el campesinado. También en estos casos depende de las características alcanzadas por la revolución que se pueda dar un adecuado tratamiento médico. Los hospitales civiles y la sanidad civil están directamente unidos al ejército rebelde y sus cargos son desempeñados por oficiales y miembros del mismo, con la doble función de curar al pueblo y de orientarlo para mejorar su salud, pues los grandes problemas sanitarios de las poblaciones en estas condiciones radican en que se desconocen totalmente los más elementales principios de la higiene y por ello agravan aún más su precaria situación.
Los cobros de impuestos, como ya dije, pertenecen a la auditoría general también.
Los almacenes son muy importantes. En cuanto se consiga algún lugar donde ya se establezca un principio de sedentarización de la guerrilla, deben establecerse almacenes lo más ordenados posibles, que vayan asegurando el cuidado mínimo de la mercancía y sobre todo el control para su equitativa distribución posterior, única fórmula para corregirlo.
En el frente exterior las funciones son diferentes en cuanto a calidad misma y en cuanto a cantidad también; por ejemplo, la propaganda debe ser de tipo nacional, orientadora, explicando las victorias obtenidas por los compañeros de la guerrilla, llamando a luchas efectivas de masas a obreros y campesinos y dando noticias, si las hubiera, de victorias obtenidas en este frente. La recaudación es totalmente clandestina, debe hacerse teniendo los mayores cuidados posibles y aislando completamente la cadena entre el primer recaudador pequeño y el tesorero de la organización.
Esta organización debe estar distribuida en zonas que se complementen para formar un todo, zonas que pueden ser provincias, estados, ciudades, aldeas, depende de la magnitud del movimiento. En todos ellos tiene que haber una comisión de finanzas que se ocupe de la orientación de la recaudación. Se puede recaudar dinero mediante bonos o mediante donativos directos, e incluso, ya más avanzado el proceso de la lucha, cobrar impuestos, ya que los industriales deberán hacerlos efectivos por la gran fuerza que tenga el ejército insurrecto. El abastecimiento debe condicionarse a las necesidadesexpuestas por las guerrillas y estará organizado en forma de ir encadenando
las mercancías, de tal modo que las más comunes se logren en los lugares cercanos, buscando en los centros mayores las cosas verdaderamente escasas o imposibles de conseguir en otros puntos y así sucesivamente tratando siempre de que la cadena sea lo más limitada posible, esté en conocimiento del menor número de hombres y pueda así cumplir por más tiempo su misión.
Los sabotajes deben ser reglamentados por la organización civil en la parte externa, coordinados con el mando central. En circunstancias especiales que es muy conveniente analizar, se usará el atentado personal. En general, consideramos que este es negativo, salvo el que elimine alguna figura notablemente destacada por sus fechorías contra el pueblo y su eficacia represiva. Nuestra experiencia de la lucha cubana enseñó que se podían haber salvado muchas vidas de grandes compañeros, sacrificadas para cumplir misiones de escaso valor cualitativo y que pusieron a veces bajo el plomo enemigo, en represalia, a combatientes cuya pérdida no podía compararse con el resultado obtenido. El atentado y el terrorismo ejercitados en forma indiscriminada, no deben emplearse. Muy preferible es el trabajo sobre grandes concentraciones de gente donde se pueda inculcar la idea revolucionaria e ir haciéndola madurar, para que, en un momento dado, apoyadas por las fuerzas armadas puedan movilizarse y decidir la balanza hacia el lado de la revolución.
Para ello hay que contar también con organizaciones populares de obreros, profesionales y campesinos que vayan sembrando la semilla de la revolución entre sus respectivas masas, explicando, dando a leer las publicaciones de la rebeldía; enseñando la verdad. Porque una de las características de la propaganda revolucionaria debe ser la verdad. Poco a poco, así, se irán ganando masas y podrá ir eligiéndose entre los que hagan los mejores trabajos para incorporarlos al ejército rebelde o a algunas tareas de mucha responsabilidad.
Este es el esquema de una organización civil dentro y fuera del territorio guerrillero en un momento de lucha popular. Hay posibilidades de perfeccionar en sumo grado todas estas cosas; lo repito una vez más, es nuestra experiencia cubana la que habla por mí, nuevas experiencias pueden hacer variar y mejorar estos conceptos. Damos un esquema, no una Biblia.

3. Papel de la mujer
El papel que puede desempeñar la mujer en todo el desarrollo de un proceso revolucionario es de extraordinaria importancia. Es bueno recalcarlo, pues en todos nuestros países, de mentalidad colonial, hay cierta subestimación hacia ella que llega a convertirse en una verdadera discriminación en su contra.

La mujer es capaz de realizar los trabajos más difíciles, de combatir al lado de los hombres y no crea, como se pretende, conflictos de tipo sexual en la tropa.
En la rígida vida combatiente, la mujer es una compañera que aporta las cualidades propias de su sexo, pero puede trabajar lo mismo que el hombre.
Puede pelear; es más débil, pero no menos resistente que éste. Puede realizar toda la clase de tareas de combate que un hombre haga en un momento dado y ha desempeñado, en algunos momentos de la lucha en Cuba, un papel relevante.
Naturalmente, las mujeres combatientes son las menos. En los momentos en que ya hay una consolidación del frente interno y se busca eliminar lo más posible los combatientes que no presenten las características físicas indispensables, la mujer puede ser dedicada a un considerable número de ocupaciones específicas, de las cuales, una de las más importantes, quizás la más importante, sea la comunicación entre diversas fuerzas combatientes, sobre todo las que están en territorio enemigo. El acarreo de objetos, mensajes o dinero, de pequeño tamaño y gran importancia, debe ser confiado a mujeres en las cuales el ejército guerrillero tenga una confianza absoluta, quienes pueden transportarlo usando de mil artimañas y contando que, por más brutal que sea la represión, por más exigentes que sean en los registros, la mujer recibe un trato menos duro que el hombre y puede llevar adelante su mensaje o alguna otra cosa de carácter importante o confidencial.
Como mensajero simple, ya sea oral o escrito, siempre la mujer puede realizar su tarea con más libertad que el hombre, al llamar menos la atención e inspirar, al mismo tiempo, menos sentimiento de peligro en el soldado enemigo; el que muchas veces comete sus brutalidades acosado por el miedo a lo desconocido que puede atacarle, pues tal es la forma de actuar de la guerrilla.
Los contactos entre fuerzas separadas entre sí, los mensajes al exterior de las líneas, aun al exterior del país e incluso, objetos de algún tamaño, como balas, son transportadas por las mujeres en fajas especiales que llevan debajo de las faldas. Pero también en esta época puede desempeñar sus tareas habituales de la paz y es muy grato para el soldado sometido a las durísimas condiciones de esta vida, el poder contar con una comida sazonada, con gusto a algo (uno de los grandes suplicios de la guerra era comer un mazacote pegajoso y frío, totalmente soso). La cocinera puede mejorar mucho la alimentación y, además de esto, es más fácil mantenerla en su tarea doméstica, pues uno de los problemas que se confrontan en las guerrillas es que todos los trabajos de índole civil son despreciados por los mismos que los hacen, y tratan siempre de abandonar esas tareas e ingresar en las fuerzas activamente combatientes.
Tarea de gran importancia de la mujer es el enseñar las primeras letras e incluso la teoría revolucionaria, a los campesinos de la zona, esencialmente, pero también a los soldados revolucionarios. La organización de escuelas, que es parte de la organización civil, debe hacerse contando fundamentalmente con mujeres que pueden inculcar mayor entusiasmo a los niños y gozan de más simpatías de la población escolar. Además, cuando ya se hayan consolidado los frentes y exista una retaguardia, las funciones de trabajadora social corresponden también a la mujer, investigando todos los
males económicos y sociales de la zona con vistas a modificarlos dentro de lo posible.
En la sanidad, la mujer presta un papel importante como enfermera, incluso médico, con ternura infinitamente superior a la del rudo compañero de armas, ternura que tanto se aprecia en los momentos en que el hombre está indefenso frente a sí mismo, sin ninguna comodidad, quizás sufriendo dolores muy fuertes y expuesto a los muchos peligros de toda índole propios de este tipo de guerra.
Si ya se ha llegado a la época de la implantación de pequeñas industrias guerrilleras, la mujer puede prestar también aquí su concurso, sobre todo en la confección de uniformes, empleo tradicional de las mujeres en los países latinoamericanos. Con una simple máquina de coser y algunos moldes pueden hacerse maravillas. En todos los otros órdenes de la organización civil, la mujer presta su concurso y puede reemplazar perfectamente al hombre y lo debe hacer hasta en el caso de que falten brazos para portar armas, aunque esto es un accidente rarísimo en la vida guerrillera.
Hay que dar siempre un adecuado adoctrinamiento a las mujeres y los hombres para evitar toda clase de desmanes que puedan ir minando la moral de la tropa, pero debe permitirse, con el simple requisito de la ley de la guerrilla, que las personas sin compromisos, que se quieran mutuamente, contraigan nupcias en la sierra y hagan vida marital.

4. Sanidad
Uno de los graves problemas que confronta el guerrillero su indefensión frente a todos los accidentes de la vida que lleva y sobre todo frente a las heridas y enfermedades muy frecuentes en la guerra de guerrillas. El médico cumple en la guerrilla una función de extraordinaria importancia, no sólo la estricta de salvar vidas, en que muchas veces su intervención científica no cuenta, dados los mínimos recursos de que está dotado, sino también en la tarea respaldar moralmente al enfermo y de hacerle sentir que junto a él hay una persona dedicada con todos sus esfuerzos a aminorar sus males y la seguridad de que esa persona va a permanecer al lado del herido o enfermo hasta que se cure o pase el peligro.
La organización de los hospitales depende mucho del momento histórico de las guerrillas. Se pueden dar tres tipos fundamentales de organizaciones hospitalarias que corresponden a las formas de vida.
En este desarrollo histórico tenemos una primera fase nómada. En ella el médico, si es que lo hay, viaja constantemente con sus compañeros, es un hombre más, tendrá muy probablemente que hacer todas las otras funciones del guerrillero, incluso la de pelear, y tendrá sobre sí la fatigosa y a veces desesperante tarea de tratar casos en los cuales se puede salvar una vida con un tratamiento adecuado y no existen los medios para ello. Es la etapa en que el médico tiene más influencia sobre la tropa, más importancia en su moral. En este momento del desarrollo de las guerrillas, el médico alcanza a plenitud su característica de verdadero sacerdote que parece llevar para los hombres, en su mochila desprovista, el consuelo necesario. Es incalculable lo que significa para el que está sufriendo, una simple aspirina, dada por la mano amiga de quien siente y hace suyos los sufrimientos. Por eso, el médico de la primera época debe ser una persona totalmente identificada con los ideales de la revolución, pues su prédica prenderá en la tropa con mucho más vigor que la dada por cualquier otro miembro de ella.
En el curso de ¡os acontecimientos normales de la guerra de guerrilla, se pasa a otra etapa que podríamos llamar "seminómada", En este momento hay campamentos, frecuentados por lo menos, por la tropa guerrillera; casas amigas de entera confianza donde se pueden guardar objetos e incluso dejar heridos y la tendencia cada vez más marcada de la tropa a sedentarizarse.
En este momento la tarea del médico es menos fatigosa, puede tener un equipo quirúrgico de extrema urgencia en su mochila y tener otro más vasto, para operaciones más calmas, en alguna casa amiga. Pueden dejarse los enfermos y heridos al cuidado de los campesinos que, amorosamente, prestarán su auxilio y contar con un mayor número de medicinas guardadas en lugares convenientes, las que deben estar perfectamente catalogadas, o lo mejor catalogadas posible, dentro de las circunstancias en que se vive. En esta misma etapa seminómada, si llega a haber lugares absolutamente inaccesibles se pueden establecer hospitales o casas hospitales donde vayan los heridos y enfermos a reponerse.
En la tercera etapa, cuando ya hay zonas inconquistables para el enemigo, es cuando se estructura de verdad una organización hospitalaria. En su etapa más perfecta dentro de las posibilidades, puede constar de tres centros de diferentes categorías. Al nivel de la línea de combate, debe haber un médico, el combatiente, el más querido por la tropa, el hombre de batalla, cuyos conocimientos no tienen que ser demasiado profundos; y digo esto porque la labor en aquellos momentos es más que todo de alivio y de preparación del enfermo o herido y la real tarea médica se hará en hospitales más profundamente situados. No debe sacrificarse a un cirujano de calidad en las líneas de fuego.
Cuando un hombre cae en la primera línea algunos camilleros sanitarios, si es posible, dada la organización de la guerrilla, lo llevarán al primer puesto; si no fuera así, los compañeros mismos se encargarán de este trabajo. El transporte de heridos en las zonas escabrosas es uno de los acontecimientos más delicados y uno de los percances más infortunados por el que pueda pasar un soldado. Quizá sea más duro el transporte de cualquier herido, por los sufrimientos mismos del enfermo y para la capacidad de sacrificio de la tropa, que el mismo hecho de la herida, por grave que ella sea. El transporte se puede hacer de muchas formas, de acuerdo con las características del terreno, pero en sitios escabrosos y arbolados, que son los ideales para la lucha de guerrillas, hay que caminar de uno en fondo; en esta forma, lo ideal es transportarlo en una larga pértiga, usada como travesaño, colocado el herido en una .hamaca que cuelgue de ella.

Los hombres, turnándose, llevan el peso, uno adelante y otro atrás, pero rápidamente deben dejar el paso a dos compañeros más, pues los sufrimientos en los hombros son muy grandes y poco a poco se va desgastando el individuo, contando además con que lleva un peso muy considerable y delicado.
Cuando el soldado herido pasa ese primer hospital, va ya con la información de lo que se le ha hecho a un segundo centro donde hay cirujanos y especialistas, dentro de las posibilidades de la tropa, en el cual se le hacen todas las operaciones de mayor envergadura que se estime sean convenientes para salvar la vida o asegurar el estado del individuo. Este es el segundo escalón. Después, ya en el plano de tercer escalón, se constituyen hospitales con las mejores comodidades posibles para investigar directamente en las zonas afectadas las causas y los efectos del mal que pueda acosar a los habitantes de la zona. Estos hospitales del tercer grupo, ya correspondientes a una vida sedentaria, no solamente son centros de restablecimiento y de operaciones de no mucha urgencia, sino demás establecimientos en conexión con la población civil, en la que ejercen su función orientadora los higienistas. Deben fundarse también dispensarios que permitan una adecuada vigilancia individual. Los hospitales de este tercer grupo podrán tener, de acuerdo con la capacidad de abastecimiento de la organización civil, una serie de comodidades que permitan incluso el diagnóstico por laboratorio y la radiografía.
Otros individuos útiles son los ayudantes del médico; éstos, en general, son jóvenes con alguna vocación y algunos conocimientos, con bastante fortaleza física, que no tienen armas, algunos porque su vocación es esa y la mayoría de las veces porque no hay suficiente número de ellas para todos los brazos que quieran empuñarlas, Estos ayudantes serán los encargados de llevar la mayoría de los medicamentos, alguna camilla o hamaca, de ser posible, dependiendo esto de las circunstancias; tendrán que atender a los heridos en cualquier combate que se produzca.
Las medicinas necesarias deben obtener se a través de contactos con organizaciones de sanidad que estén en la retaguardia del enemigo, aun cuando en algunos casos se pueden conseguir incluso de la organización de la Cruz Roja Internacional, pero no se debe contar con esta posibilidad, y menos en los primeros momentos de lucha. Hay que organizar un aparato que permita traer rápidamente el medicamento necesario en caso de peligro e ir abasteciendo a todos los hospitales de lo necesario para su trabajo, tantomilitar como civil. Además, deben hacerse contactos con médicos de las localidades cercanas, capaces de intervenir algunos heridos que no estén al alcance de la capacidad o de los medios con que cuenta el de la guerrilla.
Los médicos necesarios para este tipo de guerra son de varias características; el médico combatiente, el compañero de sus hombres, es el tipo de primer momento y sus funciones van finalizando a medida que se va complejizando la acción de la guerrilla y se van estructurando una serie de organismo anexos. Los cirujanos generales, son la mejor adquisición para un ejército de estas características. Si se contara con un anestesista sería mejor, aun cuando casi todas las operaciones sean realizadas más que con anestesia gasificada con la base de "largactil" y pentotal sódico, mucho más fáciles de administrar y también de conseguir y conservar. Además de los cirujanos generales, son muy útiles los ortopédicos, pues hay cantidad de fracturas provocadas por accidentes en la zona y, también, muy frecuentemente, por balas en los miembros, que producen este tipo de herida. El clínico cumple su función dentro de la masa campesina, pues en general las enfermedades de los ejércitos guerrilleros son de muy fácil diagnóstico, al alcance de cualquiera, y lo más difícil es la corrección de las mismas que se producen por carencias nutricionales.
En una etapa mucho más avanzada puede incluso haber laboratoristas, si hubiera buenos hospitales, para hacer ya una tarea completa. Se deben hacer llamados a todos los sectores profesionales cuyos servicios se necesiten, y es muy fácil que respondan a este llamado y vengan a prestar su concurso. Se necesitan profesionales de todas clases, los cirujanos son muy útiles y los dentistas también. Debe llamarse a los dentistas explicando que se incorporen con aparatos de campaña sencillos y un torno, también de campaña, con el que pueden trabajar y hacer prácticamente todos los arreglos necesarios.

5. Sabotaje
El sabotaje es una de las armas inapreciables de los pueblos que luchan en forma guerrillera. Corresponde su organización directamente a la parte civil o clandestina, pues el sabotaje se deberá hacer solamente fuera de los territorios dominados por el ejército revolucionario, como es natural, pero esta organización debe estar directamente comandada y orientada por el estado mayor de las guerrillas que será el encargado de establecer cuáles son las industrias, comunicaciones u objetivos de cualquier tipo que serán atacados con preferencia.
El sabotaje no tiene nada que ver con el terrorismo; el terrorismo y el atentado personal son fases absolutamente diferentes. Creemos sinceramente que aquella es un arma negativa, que no produce en manera alguna los efectos deseados, que pueden volcar a un pueblo en contra de determinado movimiento revolucionario y que trae una pérdida de vidas entre sus actuantes muy superior a lo que rinde de provecho. En cambio, el atentado personal es lícito efectuarlo, aunque sólo en determinadas circunstancias muy escogidas; debe realizarse en casos en que se suprima mediante él una cabeza de la opresión. Lo que no puede ni debe hacerse es emplear el material humano, especializado, heroico, sufrido, en eliminar un pequeño asesino cuya muerte puede provocar la eliminación de todos los elementos revolucionarios que se empleen y aún de más, en represalia.
El sabotaje debe ser de dos tipos: un sabotaje en escala nacional sobre determinados objetivos y un sabotaje cercano a las líneas de combate. El sabotaje de escala nacional debe estar fundamentalmente destinado a destruir las comunicaciones. Cada tipo de comunicación puede ser destruido en una forma diferente; todas ellas son vulnerables. Por ejemplo, los postes telegráficos y telefónicos son fácilmente destruibles, aserrándolos casi hasta el total de modo que de noche presenten un aspecto inofensivo, y de pronto, con una patada cae un poste que arrastra en su caída a todos los que están
débiles y se produce un apagón de considerable magnitud.
También se puede atacar los puentes, dinamitándolos y, si no hay dinamita, los de acero se tumban perfectamente con soplete oxídrico. Un puente de tipo colgante de acero, debe ser cortado en su viga maestra y además en la viga superior que sostiene la estructura. Una vez cortadas al soplete estas dos vigas, se irá hacia el otro extremo, cortando también las correspondientes a ese lado. En esta forma el puente caerá completamente sobre un lado y se retorcerá, destruyéndose. Es la forma más efectiva paraderribar un puente de hierro sin dinamita. Los ferrocarriles deben ser destruidos también, las vías, alcantarillas; a veces volados los trenes, dependiendo siempre del poderío de la guerrilla.
Las industrias vitales de cada región, en momentos definitivos, también serán destruidas, utilizando para ello el equipo necesario. En estos casos hay que tener una concepción global del problema y estar bien conteste de que no se puede destruir una fuente de trabajo si no es en un momento decisivo, pues lo que trae como consecuencia es un desplazamiento masivo de obreros y el hambre. Las industrias de los personeros del régimen (tratando de convencer a los obreros de la necesidad de hacerlo), deben sereliminadas, salvo que traiga consecuencias sociales muy graves.
Insistimos en la tónica de los sabotajes sobre las vías de comunicación. La gran arma del ejército enemigo contra el rebelde, en las zonas menos abruptas, es la comunicación rápida; tenemos entonces que atacar constantemente esa arma rompiendo puentes de ferrocarril, alcantarillados, luz eléctrica, teléfonos, también acueductos, en fin, todo la que es necesario para una vida normal y moderna.
En la cercanía de las líneas de combate, el sabotaje debe ser cumplido también en la misma forma, pero con mucha más audacia, con mucha más dedicación y frecuencia. Para estos casos se cuenta con un auxiliar inestimable como son las patrullas volantes del ejército guerrillero que pueden bajar hasta estas zonas y ayudar a los miembros de la organización civil para realizar la tarea. También el sabotaje debe ejercerse primordialmente sobre las comunicaciones, pero con mucha mayor insistencia; además, liquidar todas las fábricas, todos los centros de producción capaces de dar al enemigo algo necesario para mantener su ofensiva contra las fuerzas populares.
Debe insistirse sobre la apropiación de mercancías, cortar los abastecimientos lo más posible, amedrentar, si es necesario, a los grandes terratenientes que pretendan vender sus productos agropecuarios, quemar los vehículos que transiten por las carreteras y bloquearlas con ellos, y es conveniente en cada acción de sabotaje, a mas o menos distancia, en determinadas encrucijadas, que se trabe contacto frecuente con el ejército enemigo, siempre siguiendo el sistema de pegar y huir. No es necesario hacer una resistencia seria, simplemente demostrarle al adversario que en el lugar donde se produce un sabotaje hay fuerzas de la guerrilla, dispuestas a combatir y obligarlo a llevar muchas tropas, ir con cuidado o no ir.
Así poco a poco, se irán paralizando todas las ciudades cercanas a las zonas de operaciones guerrilleras.

6. Industria de guerra
La industria de guerra, dentro del panorama del ejército guerrillero, es ya el producto de una evolución bastante larga y, además, indica que se está en una situación geográfica benevolente pata la guerrilla. En el momento en que ya hay zonas liberadas y se establecen cercos estrictos sobre todos los abastecimientos por parte del enemigo, se organizarán diferentes departamentos necesarios - como ya lo hemos tratado -. En cuanto al industrial, hay dos fundamentales; la zapatería y talabartería es uno de ellos. No puede caminar una tropa sin zapatos, en zonas boscosas, quebradas, con muchas piedras, con espinas. Es muy difícil marchar en estas condiciones y solamente los nativos de allí, y no todos, podrán hacerlo.
El resto debe estar calzado. La industria se divide en dos partes, una para poner medias suelas y clavetear los zapatos averiados; el otro grupo se dedicará a la confección de zapatos toscos; debe contar con todo un pequeño aparato de zapatería, muy fácil de conseguir en esos territorios por constituir una industria artesanal practicada por mucha gente. Anexa a la zapatería debe ir siempre una talabartería donde se haga toda clase de implementos de uso común en la tropa como cananas y mochillas, trabajos que pueden realizarse en lona 0 cuero y que, si bien no son vitales, contribuyen a la comodidad y dan una sensación de autoabastecimiento, de autobienestar en la tropa.
Otra industria fundamental para las pequeñas organizaciones internas de la guerrilla, es la armería, Tiene también varias funciones; la de reparación simple de piezas averiadas, de todos los fusiles y otras armas que hay allí; la de fabricación de algunos tipos de armas de combate que la inventiva popular creará y la confección y manejo de minas de variados mecanismos.
Cuando las condiciones son buenas conviene adjuntarle un equipo encargado de la fabricación de pólvora. Si se puede fabricar, además de los mecanismos percutores, el explosivo dentro del territorio libre, puede llegarse a brillantes realizaciones en este capítulo, que es muy importante, pues se paralizan completamente las comunicaciones por carretera mediante el empleo adecuado de las minas.
Hay otra serie de industrias que también tienen su importancia. La herrería y hojalatería, por ejemplo. En la herrería se hacen todos los trabajos para el aperaje de los mulos; también se pueden hacer las herraduras; y en la hojalatería los trabajos de latón, de los cuales muy importantes son los platos y sobre todo las cantimploras; anexo a esta hojalatería puede estar un departamento de fundición. Fundiendo los metales blandos, se puede hacer una fábrica de granadas, que con algún dispositivo de tipo especial vaya acontribuir de manera importante al armamento de la tropa. Debe haber un equipo técnico de reparaciones y de construcciones en general que puedan hacer determinadas y variadas funciones; lo que se llama en un cuartel "batería de servicio" y que en este caso constituiría más o menos una batería de este tipo, pero encargada de atender sin vestigio de espíritu burocrático, todas las necesidades.
De las comunicaciones debe haber también un encargado. Este tendrá a su cargo no sólo las comunicaciones de tipo propagandístico y relacionado con el mundo exterior, como el radio sino también los teléfonos, caminos de todos tipos, contando con la organización civil necesaria para cumplir con efectividad su cometido. Recuérdese que estamos en época de guerra, que podemos ser atacados por el enemigo y que, a veces, muchas vidas dependen de una comunicación a tiempo.
Para la satisfacción de la tropa es bueno tener fábricas de tabacos o cigarros, comprando la hoja en los lugares elegidos, llevándola hacia territorio libre y haciendo allí el material para el consumo de los soldados. Otra industria de mucha importancia es el curtido. Todas estas son empresas sencillas que se pueden realizar perfectamente dondequiera adaptándose a la situación de la guerrilla. El curtido requiere algunas pequeñas construcciones de cemento y sobre todo, consume mucha sal, pero va a dar una enorme ventaja a la industria del calzado, al tener su materia prima allí. La sal debe hacerse en el terreno mismo de la revolución, concentrándose en grandes cantidades.
Para hacerla es necesario llegar a lugares de alta concentración salina y evaporarla. El mar es la mejor fuente. Puede haber otras, no es necesario purificarla de toda una serie de sales adjuntas, simplemente se puede consumir en esa forma aunque al principio tiene un sabor no muy grato.
La carne debe conservarse en forma de tasajo, bastante sencillo de hacer y que puede salvar muchas vidas en una situación extrema para las tropas. Se puede conservar en grandes toneles con sal durante un tiempo bastante largo y se prepara cualesquiera que sean las circunstancias externas.

7. La propaganda
La difusión de la idea revolucionaria a través de los vehículos necesarios para ella, debe hacerse con la mayor profundidad posible. Esto lleva aparejado todo un equipo y una organización que lo respalde. Esta organización debe ser de dos tipos y complementarse para cubrir todo el ámbito nacional; desde fuera, es decir la organización civil nacional, y desde dentro, es decir en el seno del ejército guerrillero. Para coordinar estas dos propagandas, cuya función está estrechamente unida, debe haber un solo organismo director.
La propaganda de tipo nacional desde organizaciones civiles fuera del territorio liberado, debe hacerse con periódicos, boletines y proclamas. Los periódicos más importantes se ocuparán de las cosas generales del país e irán informando al público la situación exacta de las fuerzas guerrilleras, atendiendo siempre al principio fundamental de que la verdad, a la larga, resulta beneficiosa para los pueblos. Además de estas publicaciones de tipo general, debe haber otras más especializadas para diversos sectores de la población. La publicación campesina debe traer a esta clase un mensaje de sus compañeros de todas las zonas liberadas que ya han sentido los efectos beneficiosos de la revolución y difundir por ese medio las aspiraciones del campesinado. Un periódico obrero de las mismas características, con la sola diferencia que no siempre habrá un mensaje de la parte combatiente de la clase, pues es fácil que no existan organizaciones obreras en el marco de una guerra de guerrillas, en etapa que no sea de las postreras.
Deben explicarse las grandes consignas del movimiento revolucionario, la consigna de la huelga general en el momento oportuno, de la ayuda a las fuerzas rebeldes, de la unidad, etc. Pueden publicarse algunos otros periódicos, de acción por ejemplo explicando la tarea de los elementos de toda la isla no combatientes en la guerrilla, que se ocupan sin embargo de diversos actos de sabotaje, de atentados, etc. Dentro de la organización puede haber periódicos destinados a los soldados enemigos donde se les explique una serie de hechos desconocidos por ellos. Los boletines y proclamas de actualidad del movimiento son muy útiles.
La propaganda más efectiva es la que se hará desde dentro de la zona guerrillera. Se dará preferencia a la difusión de las ideas para los naturales de la zona, explicando teóricamente el hecho, para ellos conocido, de la insurrección. En esta sección habrá también periódicos campesinos, el órgano general de todas las fuerzas guerrilleras y boletines y proclamas, además del radio.
Por radio se explicarán todos los problemas, la forma de defenderse de los ataques aéreos, por dónde están las fuerzas enemigas, citando nombres familiares. La propaganda de tipo nacional contará con los periódicos del mismo tipo que los anteriores, pero podrán narrarse una serie de hechos, de batallas que interesan fundamentalmente al lector, noticias mucho más frescas y más exactas que lo que pueda hacerlo nadie. En la información internacional se limitará exclusivamente o casi exclusivamente a comentar hechos que se vinculen directamente con la lucha de liberación.
La propaganda que será más efectiva, a pesar de todo, la que se hará sentir más libremente en todo el ámbito nacional y la que llegará a la razón ya los sentimientos del pueblo, es la oral por radio. La radio es un elemento de extraordinaria importancia. En los momentos en que la fiebre bélica está más o menos palpitante en cada uno de los miembros de una región o de un país, la palabra inspiradora, inflamada, aumenta esa misma fiebre y la impone en cada uno de los futuros combatientes. Explica, enseña, enardece, determina en amigos y enemigos sus posiciones futuras. Sin embargo la radio debe regirse por el principio fundamental de la propaganda popular, que es la verdad; es preferible decir la verdad, pequeña en cuanto a dimensiones efectistas, que una gran mentira cargada de oropel. En radio se deben dar sobre todo, noticias vivas, de combates, encuentros de todo tipo, asesinatos cometidos por la represión y, además, orientaciones doctrinales, enseñanzas prácticas a la población civil, y de vez en cuando discursos de los jefes de la revolución.
Consideramos útil que el periódico fundamental del movimiento lleve un nombre que recuerde algo grande y unificador, ya sea el de un héroe del país u otro semejante y explicar siempre en artículos de fondo hacia dónde va ese movimiento armado, ir formando conciencia de los grandes problemas nacionales y manteniendo, además, una serie de secciones de un interés más vibrante para el lector.

8. Información
"Conócete a ti mismo y a tu adversario y podrás librar cien batallas sin un solo desastre". Este aforismo chino vale para la guerra de guerrillas como salmo bíblico. No hay nada que ayude más a las fuerzas combatientes que la correcta información. Esta tendrá un aspecto espontáneo, dado por los habitantes del lugar que irán a contar a su ejército amigo, a sus aliados, la que ocurre en talo cual lugar pero, además, debe estar perfectamente estructurada. Así como vimos que debería haber postas, correos, etc., dentro de las zonas guerrilleras para los contactos necesarios y fuera de la misma, para llevar mercancías la información deberá estar directamente y fundamentalmente en contacto con los frentes enemigos; deben allí infiltrarse los hombres y las mujeres, sobre todo mujeres, estar en contacto permanente con los soldados y paulatinamente ir averiguando lo averiguable. Hay que establecer también el sistema de coordinación, para que el cruce de las líneas enemigas al campo guerrillero se realice sin tropiezo.
Si se hace bien y con agentes capaces, se podrá dormir más tranquilamente en el campamento insurrecto.
Esta información abarcará como línea fundamental, como ya dije, toda la primera línea de fuego o los primeros campamentos enemigos que estén en contacto con la tierra de nadie; pero, además, debe irse progresando a medida que va progresando también la guerrilla y aumentando su potencialidad para prever movimientos de tropa más grandes, más profundos, que puedan hacerse en la retaguardia enemiga. Todos los habitantes son agentes de información de la guerrilla, en los lugares donde ella domina o incursiona, pero es bueno tener personas especialmente destacadas para estos requisitos, porque no se puede confiar en las palabras del campesino; acostumbrado a exagerar y poco acostumbrado al preciso lenguaje guerrero y, si se logra ir modelando y organizando las formas espontáneas de colaboración popular se podrá hacer del aparato de información, no sólo el auxiliar importantísimo que es, sino también, un agente contraofensivo, por medio, por ejemplo, de las "sembradoras de miedo" que pueden ir con noticias desalentadoras entre la soldadesca, fingiéndose afines a ellos pero sembrando el miedo y la inestabilidad entre la tropa enemiga. La movilidad, táctica primordial, se puede desarrollar al máximo; conociendo exactamente los lugares por donde la tropa enemiga va a atacar, es muy fácil huirle o, a su vez, atacarla en los sitios más inesperados.

9. Entrenamiento y adoctrinamiento
El entrenamiento del soldado libertador, en lo fundamental, es la propia vida de la guerrilla y no puede existir un jefe que no haya aprendido en el ejercicio diario de las armas su difícil oficio. Podrá convivir con algunos compañeros que vayan enseñándole algo del manejo de armas, de las nociones de orientación, de la forma de tratar a la población civil, de pelear, etc., pero no se consume, no se distrae el precioso tiempo de la guerrilla en una enseñanza metodizada. Eso sólo ocurre cuando ya hay un área grande liberada y se necesitan gran cantidad de brazos 'que cumplan una función combativa. Entonces se fundan las escuelas de reclutas.
Estas escuelas cumplen en ese momento una función importantísima; van a dar el nuevo soldado, el que viene ya sin pasar por ese gran tamiz que es para la guerrilla las privaciones formidables de la vida combatiente. Al primero, las privaciones soportadas lo convierten en un verdadero elegido, después de haber pasado por pruebas dificilísimas para llegar a incorporarse al reino de un ejército mendigo que no deja huellas de su paso por ningún lado. Deben hacerse ejercicios físicos, fundamentalmente de dos tipos: una gimnasia ágil con enseñanzas para la guerra de tipo comando, agilidad en el ataque y en la retirada, y marchas violentas, extenuantes, que vayan endureciendo al recluta para esta existencia. Realizar, sobre todo, vida al aire libre. Sufrir todas las inclemencias del tiempo en un estrecho contacto con la naturaleza, como se hace en guerrilla.
La escuela de reclutas tiene que tener trabajadores que atiendan su autoabastecimiento; para ello debe haber establos, granjas, huertos, vaquería, todo la necesario para que no pese sobre el presupuesto general del ejército guerrillero. Los alumnos podrán ser rotativos en el trabajo de abastecimiento, mandarse castigados los más malos o, simplemente de voluntarios.
Eso depende ya de características propias de la zona donde se vaya a realizar la escuela. Nosotros creemos que un buen principio es el de poner allí a voluntarios y cubrir las cuotas de trabajo necesario con los que tengan peor conducta o menos disposición para el aprendizaje pe la guerra.
Debe tener la escuela su pequeña organización de sanidad, con un médico o enfermero, de acuerdo con las posibilidades, que brinde a los reclutas la mejor atención posible. El tiro es el aprendizaje fundamental. El guerrillero debe ser un hombre de mucha preparación en ese punto, tratando de gastar la menor cantidad posible de parque. Empieza haciendo lo que se llama tiro en seco. Consiste en un armatoste cualquiera de palo, donde el rifle se asienta firmemente. Los reclutas apuntan sin mover el fusil a un blanco situado en una zona determinada que se va moviendo de uno a otro lado sobre un fondo que permanece firme. Si los tres tiros dan en un solo punto es excelente. Cuando hay un poquito más de posibilidades se pueden empezar las prácticas de tiro con riflecitos calibre 22, de mucha utilidad en estos casos. En circunstancias especiales, en que sobre parque o haya mucha necesidad de preparar algunos soldados, se les dará la oportunidad de hacer disparos con balas.
Una de las materias más importantes de la escuela de reclutas, que teníamos nosotros como básica, y que puede darse o no en cualquier otro lugar del mundo, son los ataques aéreos. Nuestra escuela había sido perfectamente identificada desde el aire y centralizaban sus ataques, una o dos veces diarias sobre el campamento. La forma en que el alumno resistía el embate de estos continuos bombardeos sobre sus lugares de instrucción habituales era algo que prácticamente definía a estos muchachos sobre susposibilidades para ser un soldado útil durante la contienda.
La parte importante, la que nunca se debe descuidar en la escuela de reclutas, es el adoctrinamiento, importante porque los hombres llegan a ingresar sin una concepción clara de por qué vienen, solamente con conceptos totalmente difusos sobre la libertad, la libertad de prensa, etc., sin fundamento lógico alguno. Por ello el adoctrinamiento debe hacerse durante el mayor tiempo posible y con la mayor dedicación. Durante esos cursos se darán las nociones elementales de la historia del país, explicados con un sentido claro de los hechos económicos, de los hechos que motivan cada uno de los actos históricos; los héroes naciona1es, su forma de reaccionar frente a determinadas injusticias y, después, un análisis de la situación nacional o de la situación de la zona: una cartilla escueta que sea bien estudiada por todos los miembros del ejército rebelde, de modo que pueda servir esto de esqueleto a la que viene más tarde.
Además, debe existir una escuela de capacitación para maestros donde precisamente se pongan de acuerdo sobre los textos elegidos, sobre la experiencia que pueda aportar cada uno en el aspecto educacional.
Se debe impulsar en todo momento la lectura, también tratando de elegir los libros para que no se pierda el tiempo en cosas que no dejen absolutamente ningún sedimento, ir , dando la facilidad al recluta de que entre en contacto con el mundo de las letras y con los grandes problemas nacionales. Las lecturas progresivas serán impulsadas por una vocación que vaya surgiendo en él o por imposición de las circunstancias actuantes a su alrededor que despertará inquietudes nuevas en los soldados, y esta situación se logrará con trabajo, poco a poco, cuando las escuelas de reclutas vayan demostrando en su tarea rutinaria las ventajas enormes de los hombres que han pasado por ésta sobre el resto de la tropa, su capacidad de análisis de los problemas, su disciplina superior, que es otra de las cosas, que debe enseñarse fundamentalmente en la escuela de reclutas.
Una disciplina que es interna, que debe estar perfectamente justificada por razones, no mecánica, y que da unos resultados formidables en momentos de combate.

10. La organización estructural del ejército de un movimiento revolucionario
Como ya hemos visto, un ejército revolucionario de tipo guerrillero, cualquiera que sea la zona de operaciones, debe contar además con una organización no combatiente que le preste una serie de apoyos importantísimos para su misión. Veremos entonces que toda esta organización converge hacia el ejército para prestarle su máxima ayuda pues, evidentemente, será la lucha armada el factor esencial del triunfo.
La organización militar se hace sobre la base de un jefe, en el caso de la experiencia cubana Comandante en Jefe, que nombre a su vez los diferentes comandantes de regiones o de zonas, con potestad éstos pata gobernar su territorio de acción, para nombrar comandantes de columna, es decir jefes de cada columna, y los demás grados inferiores. Después de comandante en jefe estarían los jefes de zona, es decir un comandante con varias columnas donde haya otros comandantes subordinados a él cuyo tamaño variará de acuerdo con las circunstancias. Después, comandante de columna, capitán y, en nuestra organización guerrillera, teniente que es el último grado. Es decir, se asciende de soldado a teniente.
No es un modelo, es la descripción de una realidad, de cómo operó en un país y cómo con esa organización se pudo llegar a obtener el triunfo sobre un ejército bastante bien organizado y armado. No es de ninguna manera, y en este caso menos que en otros, una ejemplarización. Simplemente es mostrar cómo se van sucediendo los hechos, cómo puede organizarse una fuerza armada. No tienen importancia los grados, en definitiva; lo que tiene importancia es que nunca se dé el grado que no corresponda a la fuerza efectiva de combate que haya, que no se dé un grado que esté reñido con la moral y con la justicia, que no haya sido pasado por el tamiz del sacrificio y de la lucha.
Esta descripción que hemos dado anteriormente es de un ejército importante, ya en vías de presentar un combate serio, y no la primera imagen de la guerrilla, donde el jefe puede llevar el grado que guste, pero comanda sólo un pequeño grupo de hombres.
De todas las medidas de organización militar, una de las más importantes es la corrección disciplinaria. La disciplina debe ser (esto hay que recalcarlo una y otra vez) una de las bases de acción de la fuerza guerrillera, debe ser, también lo hemos dicho anteriormente, una fuerza que nazca de una convicción interna y esté perfectamente razonada; de allí surge un individuo con disciplina interior. Cuando esta disciplina se rompe hay que castigar siempre al que lo hizo, cualquiera que sea su jerarquía, castigarlo drásticamente y aplicar el castigo donde duela.
Es importante esto, porque el dolor de un soldado guerrillero no se manifiesta en la misma forma que el dolor de un soldado de cuartel. El castigo de dejar diez días en un calabozo a un soldado constituye, en la guerrilla, un descanso formidable; diez días donde hará lo único que no puede dejar de hacer, que es comer, durante los cuales no caminará, no trabajará, no hará las guardias acostumbradas y podrá dormir todo lo que
quiera, descansar, leer, etc. De esto se deduce que la privación de la libertad, como único castigo, en las situaciones de la guerrilla, no es aconsejable.
Hay casos, cuando es muy alta la moral de combate del individuo, cuando su amor propio es considerable, en que la privación de su derecho a ir armado puede provocar una reacción positiva y constituir un verdadero castigo ¡ para el individuo. En estos casos, conviene aplicarla.
Este penoso incidente lo demuestra: en el ataque a una de las ciudades de Las Villas, en los días postreros de la guerra, encontramos un individuo dormido en un sillón, mientras atacaban unas posiciones en medio del pueblo. El hombre respondió al interrogatorio que estaba allí durmiendo porque le habían quitado el arma, se le dijo entonces que esa no era manera de reaccionar, que había sido castigado por una imprudencia suya (se le había escapado un tiro) y que esa arma la debía recuperar pero no así sino en primera línea de combate.
Pasaron pocos días y en el asalto final a la ciudad de Santa Clara, en las primeras arremetidas contra la ciudad, cuando estábamos visitando el hospital de sangre, un moribundo que allí estaba extendió su mano recordando ese hecho que he narrado anteriormente y afirmando que había sido capaz de recobrar su arma y se había ganado el derecho a portarla. Poco después moría.
Ese era el grado de moral revolucionaria que había logrado nuestra tropa con el ejercicio continuo de la lucha armada. No puede lograrse en los primeros días, cuando todavía hay muchos miedos, muchas corrientes subjetivas que van frenando la influencia de la revolución, pero se logra al final con el trabajo, el ejemplo continuo.
Pueden ser castigos también las guardias nocturnas largas y las marchas forzadas, pero las marchas tienen el grave defecto de que no son prácticas porque no tienen otro fin que el de castigar y estar consumiendo al individuo, llevando guardianes que también se cansan, para que se realicen; y las guardias tienen el inconveniente de que hay que poner gente a vigilar los castigados, soldados de muy escasa mentalidad revolucionaria.
En las fuerzas directamente a mi mando impuse el caso tigo de arresto con privación de golosinas o cigarros, en casos leves, y ayuno total, en casos peores. El resultado era magnífico, aunque el castigo sea terrible y sólo aconsejable en circunstancias muy especiales.



Capitulo IV


APENDICES 


1. Organizacion en la Clandestinidad
    de la Primera Guerrilla



Aunque la guerra de guerrillas cumple una serie de leyes derivadas de las generales de la guerra y, además, las propias de su tipo, es obvio que debe iniciarse con una tarea conspirativa alejada de la acción del pueblo y reducida a un pequeño núcleo de iniciados, si realmente se pretende empezar esta guerra desde algún otro país o desde regiones distintas y lejanas dentro del mismo país. Si el movimiento guerrillero nace por la acción espontánea de un grupo de individuos que reaccionan contra un método de coerción cualquiera, es posible que no se necesite otra condición que la organización posterior dé ese núcleo guerrillero para impedir su aniquilamiento, pero en general, una lucha de guerrilla se inicia por una voluntad ya elaborada; algún jefe de prestigio la levanta para la salvación de su pueblo, y este hombre debe trabajar en condiciones difíciles en algún otro país extranjero.
Casi todos los movimientos populares que se han intentado en los últimos tiempos contra los dictadores, han adolecido de la misma falla fundamental de una inadecuada preparación; es que las reglas conspirativas, que exigen un trabajo sumamente secreto y delicado, no se cumplen por lo general en estos casos que hemos citado; lo más frecuente es que el poder gobernante en el país sepa ya de las intenciones del grupo o grupos, por su servicio secreto o por imprudencia manifiesta o en algunos casos, por manifestaciones directas como ocurrió en el nuestro en que la invasión estaba anunciada y sintetizada en la frase: "en el año 56 seremos libres o seremos mártires", de Fidel Castro.
Esto indica que la primera base sobre la que debe establecerse el ovimiento, es sobre un secreto absoluto, sobre la total ausencia de informaciones para el enemigo y la segunda, también muy importante, es la selección del material humano; a veces esta selección se realiza fácilmente, otras es extremadamente difícil hacerlo, puesto que hay que contar con los elementos que haya a mano, exilados por muchos años, o que se presentan al hacerse llamamientos o simplemente porque entienden que es su, deber enrolarse en la lucha por liberar a su patria, etc., y no hay las bases necesarias para hacer una investigación completa sobre el individuo. No obstante todo ello, aun cuando se introdujeran elementos del régimen enemigo, es imperdonable que puedan dar posteriormente sus informaciones, puesto que en los momentos previos a la acción deben concentrarse en lugares secretos conocidos por una o dos personas solamente, todos los que van a participar en la misma, estrechamente vigilados por sus jefes y sin el más mínimo contacto con el mundo circundante. Mientras se hacen los preparativos de concentración para salir ya o porque hay que hacer un entrenamiento previo o simplemente huir de la policía, hay que mantener siempre a todos los elementos nuevos y sobre los que no se tiene un cabal conocimiento, alejados de los lugares claves.
Nadie, absolutamente nadie, debe saber, en condiciones de clandestinidad, sino la estrictamente indispensable y nunca se ¡debe hablar delante de nadie. Cuando ya se hayan realizado ciertos tipos de concentración, es imprescindible controlar hasta las cartas que salen y llegan, de modo de tener un conocimiento total de los contactos que el individuo haga; no se debe permitir que nadie viva solo, ni siquiera que salga solo, deben evitarse por todos los medios los contactos personales, de cualquier índole, del futuro miembro del Ejército Libertador. Un factor sobre el que hay que poner énfasis, que suele ser aquí tan negativo, como positivo su papel en la lucha, es la mujer; se conoce la debilidad que tienen los hombres jóvenes, alejados de sus medios habituales de vida, en situaciones incluso síquicas especiales, por la mujer, y como los dictadores conocen bien esta debilidad, a ese nivel tratan de infiltrar sus espías. A veces son claros y casi descarados los nexos de estas mujeres con sus superiores, otros es sumamente difícil descubrir siquiera el más mínimo contacto, por ello también es necesario impedir las relaciones con mujeres.
El revolucionario que está en la situación clandestina, preparándose para una guerra, debe ser un perfecto asceta y además sirve esto para probar una de las cualidades que posteriormente será la base de la autoridad, como es la disciplina. Si un individuo reiteradamente burla las órdenes de sus superiores y hace contactos con mujeres; contrae amistades no permitidas, etc., debe separársele inmediatamente, no ya contando los peligros potenciales de contactos, sino simplemente por violación de la disciplina revolucionaria.
No se debe pensar nunca en el auxilio incondicional de un gobierno como base para operar en territorio de ese gobierno, amigo o simplemente negligente; constantemente hay que tratar la situación, como si se estuviera en un campo completamente enemigo, salvo las naturales excepciones que puedan haber en este campo pero, más que nada confirmatorias de la regla general.
No se puede hablar aquí del número de la gente que se va a preparar.
Depende eso de tantas y tan variadas condiciones que es prácticamente imposible hacerlo; solamente se puede hablar del número mínimo con que se puede iniciar una guerra de guerrillas. En mi concepto, considerando las naturales deserciones y flaquezas, a pesar del rigurosísimo proceso de selección, debe contarse con una base de 30 a 50 hombres; esta cifra es suficiente para iniciar una lucha armada en cualquier país del mundo americano con las situaciones de buen territorio para operar, hambre de tierra, ataques reiterados a la justicia, etc.
Las armas, ya se ha dicho, deben ser del tipo que usa el enemigo. Como medida aproximada, considerando siempre en principio todo gobierno como hostil a una acción guerrera emprendida desde su territorio, los núcleos que se preparan no deben ser superiores a los 50 ó 100 hombres por unidad; es decir, no hay ninguna oposición a que sean 500 hombres que van a iniciar una guerra, por ejemplo, pero no deben estar los 500 concentrados. Primero porque son muchos y llaman la atención y luego, porque en caso de cualquier traición, de cualquier interferencia, de cualquier confidencia, cae todo el grupo; en cambio, es mucho más difícil ocupar simultáneamente varios lugares.
La casa central de reunión puede ser más o menos conocida y allí irán los exilados a dar reuniones de todo tipo, pero, los jefes no deben presentarse sino muy esporádicamente y no debe existir allí ningún documento comprometedor; la mayor cantidad de casas y lo más discretas posible deben tener los jefes. Los depósitos de armas absolutamente secretos con el conocimiento de sólo una o dos personas, y también distribuidos en varias partes, si es posible.
El armamento siempre debe ser trasladado a las manos de quienes lo van a usar en los minutos en que ya se esté frente a la iniciación de la guerra, también para evitar que cualquier acción punitiva contra los que se están entrenando traiga aparejada no sólo la prisión de éstos, sino, la pérdida de todas las armas que son muy difíciles de conseguir y con un gasto que no están en disponibilidad de hacer las fuerzas populares.
Otro factor al que hay que dar la importancia que se merece es la preparación de las fuerzas para la lucha durísima que ha de seguir, fuerzas que deben tener una disciplina estricta, una alta moral, y una cabal comprensión de la tarea a realizar, sin baladronadas, sin espejismos, sin falsas esperanzas de triunfo fácil; la lucha será áspera y larga, se sufrirán reveses, podrán estar al borde del aniquilamiento y sólo su alta moral, su disciplina, su fe final en el triunfo y las condiciones excepcionales de un líder , podrán salvarlo. Esa es nuestra experiencia cubana donde, una vez, doce hombres pudieron crear el núcleo del ejército que se formó, porque se cumplían todas estas condiciones y porque quien los dirigía se llamaba Fidel Castro.
Además de los preparativos ideológicos y morales, es necesario un preparativo minucioso de tipo físico; evidentemente, las guerrillas elegirán una zona montañosa o muy agreste para operar; de todas maneras, en cualquier situación que se encuentren, la base del ejército guerrillero es la marcha y no podrá haber lentos ni cansados; la preparación eficiente se entiende pues, como marchas agotadoras de día y de noche, uno y otro día, aumentándolas paulatinamente y llevándolas siempre al borde de la extenuación, creando también emulación para la velocidad; velocidad y resistencia, serán las bases del primer núcleo guerrillero; además se puede dar una serie de conocimientos teóricos como orientación, lecturas de mapas, formas de sabotajes y si es posible, con fusil de guerra, muchos disparos, sobre todo a blancos a distancia y mucha instrucción sobre las formas de utilizar las balas.
El guerrillero debe ir teniendo por delante como premisa casi religiosa, el ahorro del parque, el aprovechamiento hasta de la última bala; si se cumplen todas las advertencias dadas, es muy fácil que lleguen estas fuerzas guerrilleras a su punto de destino.


APENDICE 


2. Defensa del Poder Conquistado




Naturalmente, no hay victoria definitivamente obtenida si no se procede a la ruptura sistemática y total del ejército que sostenía al régimen antiguo. Más aún, se debe ir a la ruptura sistemática de toda la institucionalidad que amparaba al antiguo régimen, sólo que esto es un manual de guerrillas y nos concretaremos entonces a analizar la tarea de la defensa nacional en caso de guerra, en caso de agresión contra el nuevo poder.
El primer acontecimiento con que nos encontraremos es que la opinión pública mundial, "la prensa seria", las "veraces" agencias de noticias de los Estados Unidos y de otras patrias del monopolio, comenzarán un ataque contra el país liberado, que será tan agresivo y sistemático como agresivas y sistemáticas sean sus leyes de reivindicación popular. Es por esto que no puede existir ni siquiera el esquema del antiguo ejército y tampoco los hombres que lo integraban. EI militarismo, la obediencia mecánica, los conceptos del deber militar a la antigua, de la disciplina y de la moral a la antigua, no pueden ser desarraigados de golpe, menos aún, permanecer en estado de convivencia los triunfadores, aguerridos, nobles, bondadosos pero, casi siempre sin la más mínima cultura general y el derrotado, orgulloso de su saber militar, especializado en alguna arma de combate por ejemplo, o con conocimientos de matemáticas, de fortificaciones, de logística, etc.,
odiando con todas sus fuerzas al guerrillero inculto. Naturalmente, se dan los casos individuales de los militares que rompen con todo ese pasado y entran en la nueva organización con un espíritu de absoluta cooperación. Cuando esto sucede, doblemente útiles son los mismos, por el hecho de que aúnan a su amor por la causa del pueblo los conocimientos necesarios para llevar adelante la estructuración del nuevo ejército popular. Y una cosa debe ser consecuencia de la otra, es decir, a la ruptura del ejército antiguo, a su desmembramiento como institución, conseguida por la toma de todas las posiciones por el nuevo ejército, debe suceder inmediatamente una organización del nuevo. Vale decir, su vieja constitución de guerrilla, individualizada, caudillista en cierto sentido, sin ninguna planificación, podrá ser cambiada pero, yeso es muy importante recalcarlo, debe estructurarse a partir de los conceptos operacionales de la guerrilla, dándole al ejército popular su formación orgánica, es decir, haciéndole a la medida del ejército guerrillero la ropa que necesita para estar cómodo. No se debe cometer el error en que caímos nosotros en los primeros meses, de pretender meter en los viejos ropajes de la disciplina militar y de la organización antigua al nuevo ejército popular. Esto puede llevar a desajustes muy grandes que conducen a una falta total de organización.
Ya en estos momentos debe iniciarse la preparación para la nueva guerra defensiva que tuviera que desarrollar el ejército del pueblo, acostumbrado a la independencia de mando dentro de un criterio único, con mucha dinámica en el manejo de cada grupo armado. Dos problemas inmediatos tendrá este ejército: uno de ellos será que, en la oleada de la victoria, se incorporarán, muy probablemente, miles de revolucionarios de última hora: buenos o malos, a los cuales hay que hacer pasar por los rigores de la vida guerrillera y por cursos acelerados e intensivos de adoctrinamiento revolucionario. El adoctrinamiento revolucionario que dé la necesaria unidad ideológica al ejército del pueblo, es la base de la seguridad nacional a largo, y aun a corto plazo. El otro problema es la dificultad para adaptarse a las nuevas modalidades organizativas.
Debe estructurarse inmediatamente un cuerpo que se encargue de sembrar entre todas las unidades del ejército las nuevas verdades de la revolución. Ir explicando a los soldados, campesinos u obreros salidos de las entrañas del pueblo, la justicia y la verdad de cada hecho revolucionario, cuáles son las aspiraciones de la revolución, por qué se lucha, por qué han muerto todos los compañeros que no alcanzaron a ver la victoria. Y, unido a este adoctrinamiento intensivo, deben darse también acelerados cursos de enseñanza primaria que permitan, al principio, superar el analfabetismo, para ir gradualmente superando al Ejército Revolucionario hasta convertirlo en un instrumento de alta base técnica, sólida estructura ideológica y magnifico poder combatiente.
El tiempo irá dando estas tres cualidades. Podrá después ir perfeccionándose el aparato militar para que los antiguos combatientes, pasando por cursos especiales, se dediquen a ser militares profesionales y se vayan dando cursos anuales de enseñanza al pueblo, en forma de conscripción obligatoria o voluntaria. Esto depende ya de características nacionales y no se puede sentar pautas.
En este punto, y de aquí hacia adelante, todo lo que se diga es la opinión de la dirección del Ejército Rebelde con respecto a la política a seguir en el caso cubano, para el hecho concreto de una amenaza de invasión extranjera, colocados en el mundo actual, fines del cincuenta y nueve o principios del sesenta, y con el enemigo a la vista, analizado, avaluado y esperado sin temores; es decir no teorizamos sobre lo ya hecho para conocimiento de todos, sino que teorizamos sobre lo hecho por otros para aplicarlo nosotros mismos a nuestra defensa nacional.
Como se trata de teorizar sobre el caso cubano! colocar nuestra hipótesis sobre el mapa de las realidades americanas y echarlas a andar, presentamos, como epílogo, este.


EPILOGO 


3. Analisis de la situacion Cubana
    su Presente y su Futuro




3. Análisis de la situación cubana su presente y su futuro
Ya ha pasado más de un año desde la fuga del dictador, corolario de una larga lucha cívica y armada del pueblo cubano. Las realizaciones del Gobierno en el campo social, económico y político son enormes, sin embargo, es preciso realizar un análisis, colocar cada término en su justo valor y mostrar al pueblo la exacta dimensión de nuestra Revolución cubana. Es que esta revolución nacional, agraria fundamentalmente, pero con la participación entusiasta de obreros, de gente de la clase media y, aún hoy con el apoyo de industriales, ha adquirido trascendencia continental y hasta mundial, amparada en la inquebrantable decisión de su pueblo y las peculiares características que la animan. No se trata de hacer una síntesis, por más apretada que sea, del cúmulo de leyes aprobadas, todas ellas de indudable beneficio popular. Bastaría colocar sobre algunas el énfasis necesario mostrando al mismo tiempo el encadenamiento lógico que nos lleva, desde la primera hasta la última, en una escala progresiva y necesaria de atención estatal a las necesidades del pueblo cubano. Se da el primer toque de atención contra las esperanzas dé las clases parasitarias del país, cuando son decretadas, en rápida sucesión, la ley de alquileres, la rebaja del fluido eléctrico y la intervención de la compañía telefónica con la subsiguiente rebaja de tarifas. Empezaron a sospechar, quienes pretendían ver en Fidel Castro y en los hombres que hicieron esta Revolución unos politiqueros a la vieja usanza, o unos tontos manejables, con barbas como único distintivo, que había algo más hondo emergiendo del seno del pueblo cubano y que sus prerrogativas estaban en peligroso trance de desaparecer. La palabra comunismo empezó a rondar alrededor de las figuras de sus dirigentes, de los guerrilleros triunfadores y, consecuentemente, la palabra anticomunismo, como posición dialéctica contraria, empezaba a nuclear a todos los resentidos o los desposeídos de sus injustas prebendas.
La ley de solares yermos o la de la venta a plazos, fueron creando también esta sensación de malestar entre los capitales usurarios. Pero estas eran pequeñas escaramuzas con la reacción; todo era bueno y posible, "ese muchacho loco" de Fidel Castro podía ser aconsejado y llevado a los buenos senderos "democráticos" por un Dubois o un Porter. Había que tener esperanzas en el futuro.

La ley de Reforma Agraria fue una tremenda sacudida; la mayoría de los afectados vio claro ya. Antes que ellos, el vocero de la reacción, Gastón Baquero, había apuntado con línea certera lo que pasaría y se había retirado a las más tranquilas aguas de la dictadura española. Todavía algunos pensaron que "la leyes la ley", que ya otros gobiernos habían promulgado algunas teóricamente buenas para el pueblo; el cumplimiento de las leyes era otra cosa. Y ese niño travieso y complicado que tenia por nombre familiar el de su sigla, INRA, fue mirado al inicio con displicente y enternecedor paternalismo desde los altos muros de la ciencia infusa de las doctrinas sociales y de las respetables teorías de las finanzas publicas, a donde no Legaban las mentalidades incultas y absurdas de los guerrilleros. Pero el INRA avanzó como un tractor o un tanque de guerra, que a la vez tractor y tanque es, rompiendo a su paso las cercas del latifundio y creando las nuevas relaciones sociales de tenencia de la tierra. Esta Reforma Agraria cubana asomaba con varias características importantes en América. Era, si antifeudal en cuanto además de eliminar el latifundio - en las condiciones cubanas - suprimía todos los contratos que supusieran pagar en especie la renta de la tierra y liquidaba las relaciones de servidumbre que se mantenían fundamentalmente en el café y el tabaco, entre nuestros grandes productos agrícolas. Pero también era una reforma agraria que se hacía en un medio capitalista para destruir la .presión del monopolio contra las posibilidades de los seres humanos, aislados o reunidos en colectividad, de trabajar su tierra honradamente y producir sin miedo al acreedor o al amo.
Tenía la característica que desde el primer momento iba a asegurar a los campesinos y trabajadores agrícolas, a los que se les daba la tierra, el apoyo técnico necesario por medio de su personal idóneo y también de su maquinaria y el apoyo financiero por medio de los créditos que otorgaba el INRA o los bancos paraestatales y el gran apoyo de la "Asociación de Tiendas del Pueblo", que se ha desarrollado grandemente en Oriente y está en proceso de desarrollo en otras provincias, donde los almacenes estatales desplazan al antiguo "garrotero" pagando un precio justo por las cosechas y dando también una refacción justa.
De todas las características diferenciales con las otras tres grandes reformas agrarias de América (México, Guatemala y Bolivia) , la que parecía más importante es la decisión de llevarla hasta el final, sin contemplaciones ni concesiones de ninguna clase. Esta Reforma Agraria integral no respeta derecho alguno que no sea el derecho del pueblo ni se ensaña contra ninguna clase o nacionalidad; igual cae el peso de la ley sobre la United Fruit Company o el King Ranch, como sobre los latifundistas criollos.
Bajo estas condiciones, la producción de materias importantísimas para el país como el arroz, granos oleaginosos y algodón, se desarrolla intensamente y. se hace centro del proceso de planeación; pero la Nación no está satisfecha y va a rescatar todas sus riquezas conculcadas. Su rico subsuelo, escena de las luchas monopolistas y campo de su voracidad, es prácticamente rescatado por la ley de petróleo. Esta, como la Reforma Agraria y todas las demás dictadas por la Revolución, responde a necesidades insoslayables de Cuba, a urgencias inaplazables de un pueblo que quiere ser libre. que quiere ser dueño de su economía, que quiere prosperar y alcanzar metas cada vez más altas del desarrollo social. Pero, por eso mismo, es un ejemplo continental que los monopolios petroleros temen. No es que Cuba dañe sustancial y directamente al monopolio petrolero, pues no hay razón ninguna para considerar al país como un emporio del preciado combustible, aunque haya razonables esperanzas de obtener un abastecimiento que satisfaga; las necesidades internas. En cambio, muestra el ejemplo palpitante de su ley a los pueblos hermanos de América, muchos de ellos pasto de esos monopolios e impulsados otros a guerras intestinas para satisfacer necesidades o apetencias de trusts adversarios y muestra, a la vez, la posibilidad de hacerlo en América, señalando al mismo tiempo la hora exacta en que se debe pensar en efectuarlo. Los grandes monopolios vuelven también su mirada inquieta a Cuba; no solamente se ha osado liquidar en la pequeña Isla del Caribe el omnipotente legado de Mr. Foster Dulles a sus herederos, la United Fruit Co., sino que además se ha golpeado al imperio del señor Rockefeller, y el grupo de la Deutch también sufre el ramalazo de la intervención de la Revolución popular cubana.
Esta ley, como la de minas, son las respuestas del pueblo a quienes pretenden doblegarlo con amagos de fuerza, con incursiones aéreas, con castigos de cualquier tipo. Algunos afirman que la ley de minas es tan importante como la de Reforma Agraria. En general, para la economía del país, consideramos que no llega a esa importancia, pero sucede ahora otro fenómeno nuevo: el veinticinco por ciento de impuesto sobre el total del producto exportado, que deben pagar las compañías que venden nuestro mineral al extranjero (dejando ahora algo más que un hueco en nuestro territorio) no sólo contribuye al bienestar cubano, sino que aumenta la potencia relativa de los monopolios canadienses en su lucha con los actuales explotadores de nuestro níquel. He aquí que la Revolución cubana, que liquida el latifundio, limita las ganancias de los monopolios extranjeros, las de los intermediarios extranjeros con capitales parásitos que se dedican al comercio de importación y lanza al mundo una política nueva en América, osa también romper el status monopolista de los gigantes de la minería y deja a uno de ellos en dificultades, por lo menos. Ya esto significa un nuevo poderoso llamado de atención hacia los vecinos de una de las más grandes patrias del monopolio, pero, también tiene su repercusión en América entera, La Revolución cubana. rompe todas las barreras de las empresas de noticias y difunde su verdad como un reguero de pólvora entre las masas americanas ansiosas de una vida mejor. Cuba es el símbolo de la nueva nacionalidad y Fidel Castro el símbolo de la liberación.
Por una simple ley de gravitación, la pequeña Isla de los cientos catorce mil kilómetros cuadrados y seis millones y medio de habitantes, asume la dirección de la lucha anticolonial en América en la que hay claudicaciones serias que le permiten tomar el heroico, glorioso y peligroso puesto de avanzada. Las naciones menos débiles económicamente de la América colonial, las que desarrollan a tropezones su capitalismo nacional en lucha continua, a veces violenta y sin cuartel, contra los monopolios extranjeros, van cediendo su sitio gradualmente a esta pequeña nueva potencia de la libertad, pues sus gobiernos no se encuentran con las fuerzas suficientes para llevar a cabo la lucha. Es que ésta no es sencilla, ni está libre de peligros ni exenta de dificultades y es preciso tener un pueblo entero detrás y una carga enorme de idealismo y de espíritu de sacrificio para llevarla a cabo en las condiciones casi solitarias en que nosotros lo estamos haciendo en América. Pequeños países intentaron antes mantener este puesto; Guatemala, la Guatemala del quetzal, que muere cuando se le aprisiona en la jaula, la Guatemala del indio Tecum Uman, cayó ante la agresión directa de los colonialistas; y Bolivia, la de Morillo, el protomártir de la independencia americana, cedió ante las dificultades terribles de la lucha, a pesar de haberse iniciado dando tres de los ejemplos que sirvieron fundamentalmente a la Revolución cubana: la supresión del ejército, la Reforma Agraria y la nacionalización de sus minas - a la vez, fuente máxima de riquezas y máxima fuente de tragedia -.
Cuba conoce los ejemplos anteriores, conoce las caídas y las dificultades, pero conoce también que está en el amanecer de una nueva era del mundo; los pilares coloniales han sido barridos ante el impulso de la lucha nacional y popular tanto en Asia como en África. Ya las tendencias a la unificación de los pueblos no están dadas por sus religiones, por sus costumbres, por sus apetencias, afinidades o faltas de afinidad racial; está dada por la similitud económica de sus condiciones sociales y por la similitud de su afán de progreso y de recuperación. Asia y África, se dieron la mano en Bandung, Asia, y África vienen a darse la mano con la América colonial e indígena, a través de Cuba, aquí en La Habana.
Por otro lado, las grandes potencias colonialistas han cedido terreno ante la lucha de los pueblos. Bélgica y Holanda, son dos caricaturas de imperio; Alemania e Italia perdieron sus colonias. Francia se debate en la amargura de una guerra que tiene perdida, e Inglaterra, diplomática y hábil, liquida el poder político manteniendo las conexiones económicas. El capitalismo norteamericano reemplazó algunos de los viejos capitalismos
coloniales en los países que iniciaron su vida independiente, pero sabe que esto es transitorio y que no hay un afincamiento real en el nuevo territorio de sus especulaciones financieras: podrán absorber como el pulpo, pero no aplicar las ventosas firmemente como él. La garra del águila imperial está limada. El colonialismo ha muerto en todos estos lugares del mundo o está en proceso de muerte natural.
América es otra cosa. Hace tiempo que el león inglés quitó sus fauces golosas de nuestra América y los jóvenes y simpáticos capitalistas yanquis instalaron la versión "democrática" de los clubes ingleses e impusieron su dominación soberana en cada una de las veinte repúblicas.
Esto es el feudo colonial del monopolio norteamericano, el "traspatio de su propia casa", su razón de vivir en este momento y su única posibilidad de hacerlo; si todos; los pueblos latinoamericanos levantaran la bandera de la dignidad, como Cuba, el monopolio temblaría, tendría que acomodarse a una nueva situación político-económica ya podas substanciales de sus ganancias. Al monopolio no le gusta podar sus ganancias y el ejemplo cubano - este "mal ejemplo" de dignidad nacional e internacional – está cundiendo entre los países de América. Cada vez que un pueblo desgarrado lanza su grito de liberación, se acusa a Cuba; y es que en alguna forma Cuba es culpable, es culpable porque ha mostrado un camino, el camino de la lucha armada popular contra los ejércitos supuestamente invencibles, el camino de la lucha en los lugares agrestes para desgastar y destruir al enemigo fuera de sus bases; el camino de la dignidad, en una palabra.
Mal ejemplo el cubano, muy mal ejemplo. No puede dormir tranquilo el monopolio mientras este mal ejemplo permanezca de pie, de frente a los peligros, avanzando hacia el futuro. Hay que destruirlo, gritan sus voceros.
Hay que intervenir en ese bastión "comunista", gritan los sirvientes del monopolio disfrazado de representantes a la Cámara. "Nos provoca mucha inquietud la situación cubana", dicen los más ladinos defensores del trust, pero todos sabemos que quieren decir: "Hay que destruirla,". Bien ¿cuáles son estas posibilidades de agresión tendiente a destruir el mal ejemplo? Hay una que podríamos llamar económica pura. Se inicia esta posibilidad restringiendo los créditos de bancos y proveedores norteamericanos para todos los comerciantes, los bancos nacionales y el mismo Banco Nacional de Cuba; se restringen en Norteamérica y se trabaja por medio de sus asociados para hacerlo en todos los países de Europa occidental, pero esto sólo no es suficiente.
La negativa a conceder créditos provoca un primer impacto fuerte sobre la economía, pero inmediatamente ésta se rehace y la balanza comercial se nivela, acostumbrándose el país victima a vivir al día. Hay que seguir presionando. La cuota azucarera empieza a entrar en la danza; que sí, que no, que no, que sí. Apresuradamente, las máquinas de calcular de las agencias del monopolio sacan toda clase de cuentas y se llega a la conclusión final: muy peligroso disminuir la cuota cubana, imposible anularla. ¿Por qué muy peligroso? Porque además de lo impolítico que puede ser, sencillamente esto despierta las apetencias de diez o quince países proveedores y creará un tremendo malestar entre todos ellos, que siempre se considerarán con derecho a algo más. Imposible quitarla, porque Cuba es el mayor, más eficaz y más barato proveedor de azúcar a los Estados Unidos y porque el sesenta por ciento de los intereses que están en contacto directo con la producción o comercialización del azúcar, pertenecen a ese país, Además, la balanza comercial es favorable a los Estados Unidos; quien no vende no puede comprar, y habría que dar el mal ejemplo de la ruptura de un tratado. Pero no para allí la cosa: el pretendido regalo norteamericano de pagar cerca de tres centavos por encima del mercado, es solamente el resultado de su Incapacidad para producir azúcar barata. Los altos niveles de salarios y la baja productividad del suelo, impiden a la gran potencia producir el azúcar a los' precios cubanos y, amparados en este precio mayor que pagan por un producto, imponen tratados onerosos a todos los beneficiarios, no solamente a Cuba. Imposible liquidar la cuota cubana.
No consideramos seriamente la posibilidad de que el monopolio haya pretendido hacer de los bombardeos y los incendios de cañaverales una variante económica al provocar la consiguiente escasez del producto. Más bien parece una medida tendiente a sembrar la desconfianza en el poderío del Gobierno Revolucionario (el cadáver destrozado del mercenario norteamericano, mancha de sangre algo más que una casa cubana, también
una política, y, ¿qué decir de la gigantesca explosión de las armas destinadas al Ejército Rebelde?).
Hay otros lugares vulnerables donde la economía cubana se puede presionar; los abastecimientos de materias primas, el algodón, por ejemplo.
Sin embargo, se sabe bien que de algodón hay superproducción en el mundo y que sería transitoria cualquier dificultad de ese tipo. ¿ Combustible? , es una llamada de atención; puede paralizarse un país sin combustible y Cuba produce muy poco petróleo, tiene algunos alquitranes que pueden operar sus máquinas de caldera y algún alcohol con el que en definitiva podrá hacer andar sus vehículos, además, también hay mucho petróleo en el mundo. El Egipto puede vender, la Unión Soviética puede vender, quizás el Irak pueda vender en poco tiempo. No se puede desarrollar una estrategia económica
pura.
Dentro de las posibilidades de agresión, si a esta variante económica se le agregan algunas interferencias de alguna "potencia" de bolsillo, Santo Domingo por ejemplo, se molestaría algo más, pero en definitiva deberían intervenir las Naciones Unidas y no se llegaría a nada concreto.
Incidentalmente, los nuevos caminos seguidos por la OEA crean un peligroso precedente de intervención. Escudándose en el manido pretexto trujillista, el monopolio se solaza construyendo su viaducto de agresión. Triste es que la democracia venezolana nos haya puesto en el brete de tener que negar una intervención contra Trujillo. Qué buen servicio se ha hecho a los piratas del Continente.
Dentro de las nuevas posibilidades de agresión está la eliminación física por medio del atentado al antiguo "muchacho loco", Fidel Castro, que se ha convertido ya en el centro de las iras de los monopolios. Naturalmente, habría que tomar medidas para que los otros dos peligrosos "agentes internacionales", Raúl Castro y el que esto ,escribe, fueran eliminados también. Es una solución apetecible y si diera resultado satisfactorio en un triple acto simultáneo o al menos en la cabeza dirigente, sería beneficioso para la reacción (pero no se olviden del pueblo, señores monopolistas y sirvientes de adentro, del pueblo omnipotente que ante un crimen semejante arrasaría y aplastaría con su furia a todos aquellos que tuvieran algo que ver directa o indirectamente con el atentado en cualquier grado a los jefes de la Revolución, sin que nada ni nadie pueda detenerlo).
Otro aspecto de la variante Guatemala es presionar sobre los abastecimientos de armas cubanas hasta obligarla a comprar en países comunistas para desatar entonces más : rígidamente su lluvia de improperios. Puede dar resultado: "puede ser que nos ataquen por 'comunistas', pero no nos van a eliminar por imbéciles" dijo alguien en nuestro Gobierno.
Se va perfilando entonces la necesidad de una agresión directa por parte de los monopolios y hay muchas posibilidades que estarán barajadas y estudiadas en las máquinas IBM con todos sus procesos calculados. Se nos ocurre en este momento que puede existir la variante española, por ejemplo.
La variante española sería aquella en que se tomara un pretexto inicial: exilados, con la ayuda de voluntarios, voluntarios que por supuesto serían mercenarios o simplemente soldados de una potencia extranjera, bien apoyados por marina y aviación, muy bien apoyados para tener éxito, diríamos. Puede ser también la agresión directa de un Estado, como Santo Domingo, que mandara algunos de sus hombres, hermanos nuestros, y muchos mercenarios a morir a estas playas para provocar el hecho de la guerra, el hecho de que obligara a las candorosas patrias del monopolio, a decir que no quieren intervenir en esta lucha "desastrosa" entre hermanos, que se concretarán a congelarla y limitarla a los planos actuales, que vigilarán sus acoraza dos, cruceros, destructores, portaviones, submarinos, barre minas, torpederos, además de aviones, los cielos y mares de esta parte de América y pudiera suceder que, mientras a los celosos guardianes de la paz continental no se les pasara un solo barco que trajera riada para Cuba, lograrán "eludir" la "férrea " vigilancia algunos, muchos o todos los barcos que fueran a la desgraciada patria de Trujillo. También podrían intervenir a través de algún "prestigioso" organismo interamericano, para poner fin a la "loca guerra" que el "comunismo" desatara en nuestra Isla, o, si ese mecanismo de ese "prestigioso" organismo americano no sirviera, podrían intervenir directamente en su nombre para llevar la paz y proteger los intereses de connacionales, creando la variante de Corea.
Quizás el primer paso de la agresión no sea contra nos. otros sino contra el Gobierno Constitucional de Venezuela para liquidar el último punto de apoyo en el Continente. Si esto sucede, es posible que e] centro de la lucha contra el colonialismo abandone a Cuba y se sitúe en la gran patria de Bolívar. El pueblo de Venezuela saldrá a defender sus libertades con todo el entusiasmo de quien sabe que está dando la batalla definitiva, que tras la derrota está la más lóbrega tiranía y tras la victoria el definitivo porvenir de América y un reguero de luchas populares pueden asaltar la paz de los cementerios monopolistas en que se han convertido nuestras hermanas subyugadas.
Podrían alegarse muchas cosas contra la factibilidad de la victoria enemiga, pero hay dos fundamentales: una externa., que es el año 1960, el año de los pueblos subdesarrollados, el año de los pueblos libres, el año en que por fin se harán respetar y para siempre las voces de los millones de seres que no tienen la suerte de ser gobernados por los poseedores de .1os medios de muerte y pago, pero además, y razón más poderosa aún, que un ejército de seis millones de cubanos empuñarán las armas como un solo individuo para defender su territorio y su Revolución, que esto será un campo de batalla donde el ejército no ha de ser nada más que una parte del pueblo en armas, que después de destruido en una lucha frontal, cientos de guerrillas con mando dinámico, con una sola orientación central, darán la batalla en cada lugar del país, que en las ciudades los obreros se harán matar al pie de sus fábricas o centros de trabajo y en los campos, los campesinos darán muerte al invasor detrás de cada palma o de cada surco de los nuevos arados mecánicos que la Revolución les diera.
Y por los caminos del mundo, la solidaridad internacional, creará una barrera de cientos de millones de pechos protestando contra la agresión.
Verá el monopolio cómo se sacuden sus pilares carcomidos y cómo es barrida de un soplo la tela de araña de su cortina de mentiras elaborada por las "P". Pero, supongamos que se atrevan contra la indignación popular del mundo: ¿qué pasará aquí adentro? Lo primero que salta a la vista, dada nuestra posición de Isla fácilmente vulnerable, sin armas pesadas, con una aviación y una marina muy débiles, es la aplicación esencial del concepto guerrillero a la lucha de defensa nacional.
Nuestras unidades de tierra lucharán con el fervor, la decisión, el entusiasmo de que son capaces los hijos de la Revolución cubana en estos años gloriosos de su Historia; pero en el peor de los casos estamos preparados para seguir siendo unidades combatientes aún después de la destrucción de la estructura de nuestro ejército en un frente de combate. En otras palabras, frente a grandes concentraciones de fuerzas enemigas que lograran destruir la nuestra, se transformaría inmediatamente en un ejército guerrillero, con amplio sentido de movilidad, con el mando ilimitado de sus jefes a nivel de la columna pero, sin embargo, con un mando central situado en algún lugar del país, que daría las órdenes oportunas y fijará la estrategia general en todos los casos.
Las montañas serían la defensa última de la vanguardia armada organizada del pueblo, que es el Ejército Rebelde, pero la lucha se dará en cada casa del pueblo, en cada camino, en cada monte, en cada pedazo del territorio nacional por el gran ejército de retaguardia que es el pueblo entero, adiestrado y armado en la forma que después puntualizaremos.
Al no tener nuestras unidades de infantería armas pesadas, se centrará su acción en la defensa antitanque y la defensa antiaérea. Muchas minas, infinidad de ellas, bazookas o granadas antitanques, cañones antiaéreos de gran movilidad, serán las únicas armas de cierto poder, amén de algunas baterías de morteros. El soldado de infantería veterano, con armas automáticas, sabrá, no obstante, el valor del parque. Lo cuidará con amor.
Instalaciones especiales de recarga de cartuchos acompañarán a cada unidad de nuestro ejército, manteniendo, aun en condiciones precarias, reservas de parque.
La aviación probablemente sea mal herida en los primeros momentos de una invasión de este tipo. Estamos haciendo el cálculo para una invasión por una potencia extranjera de primera magnitud o mercenario de alguna pequeña potencia, apoyadas subrepticiamente o no, por esa gran potencia de primera magnitud. La aviación nacional como dije, será destruida, o casi destruida, se mantendrán solamente los aviones de reconocimiento y los de enlace, sobre todo los helicópteros, para todas las funciones menores.
La marina tendrá también su estructura adecuada a esta estrategia móvil; pequeñas lanchas mostrarán la menor superficie al enemigo manteniendo la máxima movilidad; siempre en estos casos, como en cualquiera de los anteLibrodot La guerra de gerrillas Ernesto «Che» Guevara riores, la gran desesperación del ejército enemigo será el no encontrar nada sólido contra lo cual chocar; todo será una masa gelatinosa, movediza, impenetrable, que va retrocediendo y, mientras hiere en todos lados, no presenta un frente sólido.
Pero no es fácil que el ejército del pueblo, que está preparado para seguir siendo ejército, pese a su derrota en una batalla frontal, sea derrotado. Dos grandes masas de población están unidas alrededor de él: los campesinos y los obreros. Ya los campesinos han dado señales de su eficacia deteniendo a la pequeña pandilla que merodeaba por los alrededores de Pinar del Río. En su gran mayoría, esos campesinos serán preparados en sus lugares de origen; pero los jefes de pelotón y los superiores serán preparados, como ya lo están siendo, en nuestras bases militares. De allí se distribuirán a través de las treinta zonas de desarrollo agrario en que ha sido dividido el país para constituir otros tantos centros de lucha campesina, encargados de defender al máximo sus tierras, sus conquistas sociales, sus nuevas casas, sus canales, sus diques, sus cosechas florecientes, su independencia; en una palabra, su derecho a la vida.
Presentarán al principio también una firme oposición a cualquier avance del enemigo pero, si éste es muy fuerte, se dividirán, y cada campesino durante "el día será un pacífico cultivador de su tierra y, en la noche, será el temible guerrillero, azote de las fuerzas enemigas. Algo semejante ocurrirá con los obreros; también los mejores entre ellos se prepararán para después jefaturar a sus compañeros y encargarse de impartirles las nociones de defensa que se darán. Cada tipo social, sin embargo, tendrá tareas distintas; el campesino hará la lucha típica del guerrillero y debe aprender a ser un buen tirador, aprovechar todas las dificultades del terreno ya desaparecer sin dar la cara nunca; el obrero, en cambio, tiene a su favor el hecho de estar dentro de una fortaleza de enormes dimensiones y eficacia, como es una ciudad moderna, y al mismo tiempo la dificultad de no tener movilidad.
El obrero aprenderá, lo primero, a cerrar las calles con barricadas hechas con cuanto vehículo, mueble o utensilio haya, a utilizar cada manzana como una fortaleza comunicada por agujeros hechos en las paredes interiores, a usar la terrible arma de defensa que es el "cóctel molotov" y a saber coordinar su fuego desde las aspilleras innumerables que ofrecen las casas de una ciudad moderna.
Entre la masa obrera, asistida por la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas encargadas de la defensa de las ciudades, se hará un bloque de ejército poderoso, pero que deberá ser extremadamente sacrificado. No se puede pensar que la lucha en las ciudades en estas condiciones va a alcanzar la facilidad y elasticidad de la lucha campesina: caerán - o caeremos – muchos en esta lucha popular; el enemigo utilizará tanques que serán rápidamente destruidos cuando el pueblo aprenda a ver sus lados flacos y también a no temerles, pero antes dejará su saldo de víctimas.
También existirán organizaciones afines a éstas de obreros y campesinos. En primer lugar, las milicias estudiantiles, dirigidas y coordinadas por el Ejército Rebelde, que contendrá la flor y nata de la juventud estudiosa; organizaciones de la juventud en general que participarán en la misma forma y organizaciones de mujeres, que darán el enorme estímulo de la presencia femenina, harán los trabajos tan importantes de asistencia a los compañeros de lucha: cocinar, curar heridos, dar las últimas caricias a los moribundos, lavar, en fin, demostrar a los compañeros de armas que nunca falta su presencia en los momentos difíciles de la Revolución. Todo esto se logra por un amplio trabajo organizativo de las masas pero, además, se logra con una educación paciente y completa de las mismas, educación que nace o tiene su cimiento en los conocimientos elementales pero que debe centralizarse sobre la explicación razonada y veraz de los hechos de la Revolución.
Las leyes revolucionarias deben ser comentadas, explicadas, estudiadas, en cada reunión, en cada asamblea, en cada lugar donde exponentes de la Revolución se den cita para cualquier cosa. Constantemente, además, deben leerse también, comentarse y discutirse los discursos de los jefes, y particularmente, en nuestro caso, del líder indiscutido, para ir orientando a las masas, al mismo tiempo que deben reunirse para escuchar en los campos, por las radios o, en lugares de más avanzado nivel técnico, con
televisores esas magníficas lecciones populares que suele dar nuestro Primer Ministro.
El contacto del pueblo con la política, es decir, el contacto del pueblo con la expresión de sus anhelos hechos leyes, decretos y resoluciones, debe ser constante. La vigilancia revolucionaria sobre toda manifestación contra ella debe ser constante también y, dentro de las masas revolucionarias, la vigilancia de su moral debe ser más estricta, si cabe, que la vigilancia contra el no revolucionario o el desafecto. No se puede permitir, so pena de que la revolución inicie el peligroso camino del oportunismo, el que ningún revolucionario, de ninguna categoría y por ningún concepto, sea perdonado de faltas graves contra el decoro o la moral, por el hecho mismo de ser revolucionario. Pudiera eso constituir en todo caso, algo com9 una atenuante y puede estar siempre presente durante el castigo el recuerdo de sus anteriores méritos, pero el hecho en sí, debe ser siempre castigado.
El culto al trabajo; sobre todo al trabajo colectivo y con fines colectivos, debe ser desarrollado. Brigadas de voluntarios, que construyan caminos, puentes, muelles o diques, que construyan ciudades escolares, que vayan constantemente uniéndose, demostrando su amor a la revolución con los hechos, deben recibir un gran impulso.
Un ejército que esté compenetrado de tal forma con e] pueblo, que sienta tan íntimamente en él al campesino o al obrero de donde surgió, que conozca además toda la técnica especial de su guerra y esté preparado sicológicamente para las peores contingencias, es invencible, y más invencible será cuando más carne se haga en el ejército yen la ciudadanía la justa frase de nuestro inmortal Camilo: "El Ejército es el pueblo uniformado". Por eso, por todo eso, a pesar de lo necesario que es para el monopolio la supresión del "mal ejemplo" cubano, nuestro futuro es más luminoso que nunca.



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