Bloque Popular Revolucionario BPR 30 de Julio 1975 Beligerantes

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sábado, 3 de diciembre de 2011

El conflicto bélico es del futuro... Dicen sus mismos asesinos que lloró y les suplicó que no lo hicieran, que estaban cometiendo un grave error...



Darle largas a este asunto es lo que nos hace decir que el conflicto armado se aleja más y a pasos acelerados, no del pasado, sino hacia el futuro.



El conflicto bélico es del futuro...

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Juan José Dalton

SAN SALVADOR – El presidente Mauricio Funes, un intelectual de izquierda y periodista brillante, dijo recientemente una frase que según él pudiera llegar a ser lapidaria: "El conflicto bélico es del pasado. Pertenece a nuestra historia".

Lo dijo rodeado de militares y de cadetes que se graduaban de oficiales. Todo un símbolo para quienes creen en tal expresión: aquellos que no sufrieron la guerra, aquellos que quisieran borrarla y aquellos que no quieren reclamos por lo que hicieron en ese período histórico...

La realidad nos dice que la frase presidencial no se sitúa en la realidad y sólo será lapidaria a la hora de reflejar el cinismo del actual liderazgo nacional, que hace lo posible por ir en contra de la razón y la justicia en lo que a derechos humanos se refiere.

El período de antes y después de la guerra es en El Salvador historia presente, precisamente porque los poderosos del país creen que dicho período debe quedar en el olvido. El actual liderazgo cree que lanzar pensamientos tales los vuelve pragmáticos y modernos, cuando en realidad no saben lo cruel que terminan siendo sus expresiones y acciones para las víctimas de la guerra civil y los que antes de la guerra sufrieron vejaciones inauditas.

Ya hubo frases lapidarias del cinismo: perdón y olvido. También recuerdo del pragmatismo extremo que considera que la política no tiene ética ni moral, es decir, se vale de todo.

Pero las palabras presidenciales chocaron rápida y brutalmente contra la realidad: no habían pasado 24 horas, cuando del otro lado del Atlántico el Gobierno Español anunciaba que exigirá a El Salvador y a Estados Unidos la extradición de los militares que están acusados de haber asesinado a los seis sacerdotes jesuitas y a dos de sus colaboradoras en 1989. ¿España vive en el pasado?

Cuando Israel aún persigue a los culpables del Holocausto; cuando Argentina, Chile, Uruguay y Guatemala juzgan a los dictadores y torturadores; cuando Brasil va a conformar una Comisión de la Verdad para investigar los crímenes de la dictadura; cuando Washington promueve leyes contra el genocidio y advierte que no permitirá en su territorio a los violadores de los derechos humanos; cuando todo eso ocurre, ¿estamos viviendo en el pasado?

Es cruel que alguien quiera inculcarle a las víctimas que nos olvidemos de nuestros seres queridos asesinados injustamente. Pero es doble y triplemente cruel cuando esas imposiciones vienen de quienes creímos que éramos de los mismos.

La tristeza y la incertidumbre me invade porque con estas cosas que observo y escucho, me vienen a la mente los momentos en que mi padre se dio cuenta que aquellos a los que él consideró sus hermanos, le estaban apuntando para matarlo... Dicen sus mismos asesinos que lloró y les suplicó que no lo hicieran, que estaban cometiendo un grave error...

Y no fue un grave error, señores: fue un gravísimo crimen que está impune y con una herida latente. Una herida que necesita sanar, como la de todos los que estamosmediovivos o mediomuertos desde 1932... Darle largas a este asunto es lo que nos hace decir que el conflicto armado se aleja más y a pasos acelerados, no del pasado, sino hacia el futuro.

(*) Director de ContraPunto


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