Compatriotas convocantes, organizadores, acompañantes y participantes en este encuentro de iniciativas y experiencias campesinas, afro – descendientes e indígenas por la paz en Colombia. Mujeres y hombres de Barrancabermeja y el Magdalena Medio. Acompañantes internacionales, colombianas y colombianos.
Expresamos nuestro saludo a esta iniciativa y reconocemos en ella una posibilidad real para avanzar por los caminos de la reconciliación y la reconstrucción de la nación, posicionando la ruta del dialogo y la solución política en el escenario de las urgencias que estremecen al país.
Las FARC – EP reiteramos, ante este encuentro, nuestro indeclinable compromiso de entregar todas nuestras energías y esfuerzos para recibir ideas y acompañar la búsqueda de fórmulas, que despejen la ruta del dialogo, para sacar a la patria de la oscura noche del terror a que ha estado sometida en estos 63 años, por causa de la voracidad y la opulencia del poder de sectores oligárquicos minoritarios de la nación y el extranjero, que se crecen de privilegios manteniendo la violencia como la opción exclusiva, por parte del Estado, para imponer las políticas de exclusión que ha caracterizado a todos los gobiernos.
Históricamente, desde la génesis de la resistencia Fariana que ya alcanzó los 47 años, hemos clamado, con toda la fuerza que representa esta palabra. Clamado, por salidas diferentes a la guerra. La guerra por la guerra, por privilegios o enriquecimiento personal, o por sentimientos de venganza, no constituye la razón de nuestra existencia. La razón de nuestra lucha es por un orden social de justicia plena, profundamente humanista y soberano que garantice el ejercicio de la paz como un derecho de la humanidad. Pero este clamor ha sido, también, históricamente desconocido por los diferentes gobiernos que han profundizado y degradado el conflicto interno, publicitando fracasadas promesas de aniquilamiento o exigencias de rendición a la insurgencia, como si se tratara de un problema aislado del conjunto de desequilibrios políticos, económicos y sociales que le ha facturado a Colombia todos sus gobernantes.
La guerra con todo el peso de su barbarie, no puede seguir siendo el rumbo de la nación solamente para garantizar el crecimiento de los intereses del capital financiero, de terratenientes y narco – terratenientes, de las mafias en todos los ámbitos nacionales y de trasnacionales que agravan a cada segundo la crisis social y medio ambiental que afecta profundamente a millones de colombianos en cada estación invernal y que ha puesto en peligro la existencia del planeta. El sistemático terror del Estado, la violencia institucionalizada y para – institucional responsables del asesinato, de la desaparición forzada y del desplazamiento masivo tiene que detenerse con acciones independientes y comprometidas con la paz como las que representa este encuentro.
La promoción de falacias tan infames y efectista s como el ” fin del fin” o el “pos conflicto” diseñadas para ocultar los abusos, el enriquecimiento familiar, la persecución a opositores, la corrupción y el autoritarismo de los últimos gobiernos, no puede seguir justificando el creciente gasto militar que se divorcia de la inversión social a que está comprometido el Estado. La mayoría de participantes en este encuentro, y que viven en territorios donde se desenvuelve el conflicto, saben que la confrontación se mantiene, que hay terrorismo de Estado o ” falsos positivos ” como eufemísticamente los llama el gobierno, y saben que es una política macabra que se implantó desde lo más alto del Estado para intimidar a la población civil y crear falsas expectativas sobre los avances militares de la fuerza pública oficial. Y ustedes saben que la insurgencia se mueve, unas veces en forma pública y otras en forma clandestina, pero que estamos ahí. Y saben, porque lo palpa n a diario y les ha tocado sortear y enfrentar las consecuencias del conflicto, que a la resistencia armada no se le derrota con mentiras, con amenazas, bravuconadas, ni con titulares de prensa. La resistencia armada existe y se mantiene como se mantiene y crece la pobreza, el desempleo, la falta de vivienda, educación, asistencia médica y preventiva de salud, de tierras para la producción campesina, como se mantiene el desplazamiento y crece la violación a los derechos humanos.
La desigualdad ha crecido y para equilibrar las cargas sociales que atizan la confrontación, no son suficientes los billones de dólares que se lanzan al fuego insaciable de la guerra, requiere avanzar más allá, se requiere compromiso, esfuerzo e iniciativas nacionales que obliguen al gobierno a abrir caminos hacia la paz. Así lo hemos percibido las FARC – EP en los encuentros diarios en nuestro trajinar por la geografía patria y en la convocatoria de este evento vemos pasos seguros en ese camino.
Hemos participado en varios escenarios de dialogo con distintos gobiernos, siempre acompañados de un profundo compromiso de paz y esperanzados de encontrar en la contra parte la misma disposición y la voluntad indeclinable para la generación de los cambios estructurales que reclama el afianzamiento de la justicia social, como base fundamental para la paz, pero los sectores del poder representados en esos gobiernos, han determinado que el único objetivo cierto es el de ganar tiempo para recomponer la estrategia de los planes de guerra prolongando la existencia del conflicto social y armado con todas sus calamidad es. Solo la movilización de todas las fuerzas sociales de la nación abrirá el cauce hacia la reconstrucción y la reconciliación nacional, iniciando en forma inmediata la exploración de acuerdos humanitarios que resuelvan el drama de los prisioneros de ambas partes, que innegablemente y por encima de cualquier alharaca mediática para ocultar esta realidad, se seguirán presentando mientras la confrontación armada se mantenga. Así como las dramáticas condiciones que viven, en las cárceles de Estados Unidos, los comandantes guerrilleros Simón Trinidad, Sonia e Iván Vargas que deberán ser repatriados en un proceso efectivo de reconciliación. De igual forma, la libertad para las víctimas de las capturas masivas por el modelo de criminalización y judicialización de la protesta social que ha implantado el Estado contra integrantes de todas las fuerzas políticas y sociales de oposición.
Recogiendo los llamados a buscar una salida distinta a la guerra, para resolver el conflicto social y armado que vive nuestra nación y ante la disposición expresada por el señor Presidente para explorar ese camino, manifestamos ante ustedes nuestra voluntad política, para en los más inmediato, dar los pasos encaminados a crear el escenario propicio para iniciar el diálogo de cara al país, bajo el único condicionamiento que la firme disposición de encontrar los caminos que nos permitan crear el entorno para las profundas reformas económicas, sociales y políticas que garanticen la Paz con Justicia Social, con todos los sectores representativos del pueblo colombiano y la comunidad internacional dispuesta a acompañarnos.
Reiteramos nuestro deseo porque este encuentro ayude a abrir los caminos esperanzadores de la paz.
Con fraterno respeto.
Compatriotas, Secretariado Nacional del Estado Mayor Central.
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC – EP.
Agosto 12 de 2011.
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