Voces de un cuarto de siglo
Con una mirada a la OCLAE de los últimos 25 años, antiguos dirigentes de la organización ratifican el compromiso del estudiantado latinoamericano y caribeño con los procesos de cambio de la región.
Por Katheryn Felipe González y Anabel Mieres Pérez
El nacimiento de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (OCLAE) significó la concreción de los ideales de solidaridad, justicia y emancipación del estudiantado de la región, inspirado en la Reforma de Córdoba y guiado por el pensamiento de nuestros próceres independentistas.
Desde su fundación en 1966, ha tenido como objetivos luchar contra el imperialismo y reforzar la unidad de los pueblos de América Latina y el Caribe, a través de la movilización estudiantil para defender sus derechos y legitimidad.
Según Kenia Serrano Puig, titular del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) y quien dirigió la Organización entre 1996 y 1998, una importante bandera que el movimiento nunca ha abandonado es la educación pública, inclusiva para todos y también, gratuita.
Otras de sus distinciones, explicó Rony Corbo, secretario ejecutivo de 1998 a 2000, lo constituye ser la voz en el continente de unos 200 millones de estudiantes, “es un espacio único y quizás el más radical en la Organización de Naciones Unidas (ONU)”.
DE VUELTA AL MUNDO UNIPOLAR
“En enero de 1987 realizamos el VIII Congreso Latinoamericano y Caribeño de Estudiantes (CLAE), el último antes de la desaparición de la Unión Soviética antigua URSS. Con un relevante papel de los partidos de izquierda, sobre todo de países comunistas que eran muy fuertes en la región dentro del movimiento estudiantil y con un escenario puntual en Chile contra las dictaduras militares, países como Uruguay, Argentina y Brasil emergían de estos regímenes, etapa conocida como Período de Transición”, recordó Jorge Arias, vicejefe del Departamento de Relaciones Internacionales del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y quien estuvo al frente de la OCLAE desde 1988 hasta 1992.
Arias agregó que estaba en auge, también, la lucha por las Malvinas, una causa que la OCLAE apoyó, a la vez que se abogaba por la autonomía universitaria y por las reivindicaciones fundamentales del estudiantado, entre ellas, el acceso gratuito a la educación y el aumento del presupuesto para los centros de altos estudios.
“En los espacios de la OCLAE, la Federación Mundial de Juventudes Democráticas y la Unión Internacional de Estudiantes, surgida después de la Segunda Guerra Mundial y con sede en la República Checa, se atendía a la confrontación entre la URSS y los Estados Unidos y a los cambios en los discursos de los principales dirigentes de ambas potencias, a la vez que se discutía sobre el concepto del antiimperialismo.
“Comienza a derrumbarse el campo socialista y aunque no es hasta 1991 que desaparece, en medio de confrontaciones, políticas de guerra fría y cuestionamientos que ya podíamos tener sobre lo que acontecía en Europa, estábamos en el lugar que nos tocaba, defendiendo las causas más nobles de la región”, continuó el ex-dirigente estudiantil.
De igual forma -aseguró Arias- la desintegración de la Unión Soviética tuvo gran impacto ideológico, ya que significó la pérdida de un referente. “Sin embargo, estábamos advertidos, precisamente por la brillantez que ha demostrado Fidel, pues como dijo alguien una vez, él es capaz de viajar 30 años hacia delante, regresar y contárnoslo. Ya desde el 26 de julio de 1989 en Camagüey, el líder cubano advirtió sobre la posibilidad del derrumbe y aseveró que en la Isla seguiría la Revolución”.
Rememoró que este hecho influyó, entre otros factores, por las relaciones de dependencia que existían entre partidos comunistas de la región con el Partido Comunista de la Unión Soviética. “Moscú era un ejemplo por el que todos se guiaban. De ahí que muchos de estos partidos, organizaciones juveniles y la izquierda en general, se debilitaron, incluso organizativamente.
“Se sumó un golpe económico que transformó el funcionamiento de estas estructuras, basado en un sistema de reuniones y consultas en escenarios diversos. Tuvieron que suprimirse gastos, por ejemplo, la publicación de la Revista OCLAE y fue necesario disminuir el número de miembros del secretariado y coordinar visitas de estudiantes extranjeros.
“Fueron tiempos en que me pregunté si podríamos mantener la Organización, por el debilitamiento de toda su base política. El movimiento estudiantil fue un reflejo de lo que pasaba con la izquierda en el continente y que requirió de nuevas perspectivas”.
Por otra parte, destacó el funcionario, que esas transformaciones evidenciaron el cambio en las circunstancias y en los referentes de lucha. “La OCLAE, surgida en un contexto muy distinto, pasó a desempeñar un papel más activo en las demandas principales de los estudiantes durante los años 90 del siglo pasado. Se ratificó como una Organización más despojada de ideologías y partidos políticos, pero sin abandonar las banderas del estudiantado”.
Todo ello quedó demostrado en el IX Congreso de noviembre de 1992, celebrado bajo la divisa Somos la generación de la integración, por el derecho de todos a la educación, por la unidad de nuestra América. “Fue menos multitudinario que otros y se hizo en condiciones ciertamente difíciles, pero, con mucho esfuerzo y disposición, se debatieron temas vitales” reafirmó el dirigente.
“En esa cita me despedí de mi responsabilidad en la OCLAE, en Uruguay precisamente, en un teatro de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Montevideo. Constituyó un encuentro mucho más parecido a los jóvenes, que prescindió de las formalidades de otros congresos”, aseveró el dirigente cubano.
Jorge Arias expresó, que el nuevo contexto significó para el imperio el fin de la guerra fría y el recrudecimiento del neoliberalismo en América Latina y el Caribe. “Un neoliberalismo que impactó a la burguesía y golpeó a la clase media, así como a los estudiantes que antes se enfrentaban a las oligarquías en defensa de los gobiernos populares” resaltó.
“A la vez, esta política injerencista caló profundo en las academias e hizo más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. La universidad se elitizó. No obstante, se logró mantener un sentimiento de lucha e identificación clara con estas exigencias”.
¿EDUCACIÓN VS NEOLIBERALISMO?
Enfrentar las políticas neoliberales, la deuda externa y la crisis económica y social que socava al área, mediante las manifestaciones por una enseñanza que se extienda e integre a los movimientos obreros, ha sido también un propósito de la OCLAE.
“La concepción neoliberal de la educación es que la universidad se debe preparar para el trabajo, mientras que nosotros defendemos que la misma debe enseñar para toda la vida. Esta idea de los poderosos propone desnacionalizar la universidad y convertirla en pequeños laboratorios, en función de las empresas privadas”, resaltó Kenia Serrano.
Dichas tendencias, aplicadas desde los 80, arremetieron contra la educación latinoamericana. Para Kenia, la creciente privatización de las escuelas y la violación de los derechos elementales de los estudiantes, sobresalen entre los daños que sufrió la enseñanza en el continente durante el segundo lustro de los 90, y que afectó la concepción del tipo de universidad que debía existir en la región, debido a la hegemonía estadounidense.
“En Paraguay, la Facultad de Comunicación de la Universidad de Asunción fue cercada con alambre para acorralar a los estudiantes que allí se manifestaban. Mientras, en Perú, una comisión militar que había designado el gobierno de Alberto Fujimori en 1997, tomó la Universidad de San Marcos, en Lima”, recordó la presidenta del ICAP.
Una línea imborrable en el trabajo de la OCLAE ha sido también alcanzar la independencia de Puerto Rico, país que defiende una educación justa y donde los jóvenes son llamados a combatir por el ejército norteamericano.
Para el X Congreso de Brasilia en 1998, existían tendencias a considerar que no había razón para que la OCLAE existiera, en tanto otros opinaban que era necesario un movimiento fuerte, integral y diverso, pero unido en una plataforma común de trabajo.
“Esto revivió un debate sobre la Reforma Universitaria iniciada en 1918, y fomentada por Ernesto Guevara en la Revolución cubana. Nuestra generación destacó la importancia de determinar lo que pasaba en la universidad, analizar el impacto de las políticas neoliberales en las mismas y pasar de un diagnóstico a una propuesta.
“La agrupación estudiantil nunca ha abandonado un importante paradigma: la educación pública, inclusiva y gratuita para todos. Ante el advenimiento del nuevo milenio, queríamos una universidad nueva, que no fuera cerrada a las masas, que se abriera a los hijos del pueblo”.
Esta visión del Che, dijo Kenia, “era la representación esencial para lo que queríamos en un mundo que ya no era bipolar. Siempre soñamos una academia antiimperialista, por eso, era necesaria una universidad nueva, con un pensamiento fértil y adecuado para los tiempos futuros”.
IDEAS QUE ILUMINAN
El Che siempre ha sido un baluarte para la juventud de Latinoamérica y el Caribe expresó la presidenta del ICAP, y agregó que “fue trascendental para la Organización la conmemoración en 1997 del XXX Aniversario del asesinato del Guerrillero Heroico, con una caravana estudiantil por todo el continente que en la noche del siete de octubre se reunió en la Higuera.”
“Con pocos recursos logramos grandes cosas, dijo y continúo se hizo camino al andar y se estableció allí el primer busto de bronce del Guerrillero Heroico, pues el gobierno de Bolivia siempre había impedido que se quedaran en el lugar objetos de forma permanente”.
Asimismo refirió que otro suceso significativo para la recuperación de la memoria histórica fue el hallazgo de los restos del Che, el paradigma de los jóvenes de la región que nunca cedió ante la injusticia y la represión.
Desde su nacimiento la OCLAE se ha consolidado como la única plataforma continental que reúne a decenas de federaciones del área. Para Diego Morales Alarcón, secretario ejecutivo desde 2008 hasta el pasado año, constituye un referente social y popular, donde se encuentran las diversas realidades socioeconómicas y educativas que vive el continente.
Para quien fuera también el Presidente de la Federación Estudiantil Universitaria de Ecuador, “recibir a más de 200 delegados de 14 países durante el XV Congreso, celebrado en mi país en 2007, no fue fácil. Lo más importante fue el debate y el poder crear un stand de presentación de costumbres y movimientos de cada país asistente” confesó Morales Alarcón.
“Los primeros años del nuevo siglo han servido para fortalecer nuestras luchas. Hoy, el estudiantado defiende, a través de la solidaridad, los procesos de cambio que se desarrollan en América Latina” dijo.
“La OCLAE como organización social, no ha dejado a un lado la tarea ineludible de responder al aumento de la efervescencia social de África, Asia, y Europa. Somos la vanguardia que necesitan los pueblos en su lucha liberadora, en un proceso en el cual ellos son protagonistas”.
ASIGNATURAS PENDIENTES
Tras 45 años, la organización se ha mantenido fiel a sus principios iniciales. En la actualidad, las circunstancias que vive el continente exigen su influencia en todos los sectores de la sociedad.
“La OCLAE sigue bebiendo de su experiencia histórica y a su vez contribuye a cambiar los nuevos tiempos. Y Fidel ha ayudado siempre. A pesar de todas sus ocupaciones, ha estado en varias de nuestras citas e incluso presidió el Congreso de 2000 en La Habana, que marcó un giro por la asistencia de 38 países. Este Congreso en Cuba le dio un nuevo impulso, un aire renovador a la organización reflexionó Kenia Serrano.
“No podemos conformarnos con realizar congresos con una representación del movimiento estudiantil, pues este es mucho más, lo son también quienes abarcan espacios más pequeños. El presidente debe dirigir con modestia, sentirse un servidor de la Federación Estudiantil Universitaria cubana y tener la avidez de estar al tanto de los acontecimientos de América Latina y el Caribe” resaltó.
“Es importante no abandonar nunca el espacio que tiene la Organización en las Naciones Unidas, pues le permite tener voz y dársela a quienes no la tienen. Con voz clara y propia y sin temor a ninguna institución, la OCLAE ha dicho en los principales escenarios lo que ha tenido que decir”, concluyó.
Diego Morales propone una mayor participación en todo debate educativo y social, llamar al orden del movimiento estudiantil y poder lograr mayor adhesión de nuevas federaciones en otros niveles. “Debemos promover, anualmente, un debate nacional para reflexionar sobre el papel de los jóvenes en defensa de sus intereses, por la educación pública y por su país”.
Indudablemente, según concluyó el joven ecuatoriano, la OCLAE es fuerte en la manera en que la defendamos en todo momento, la riqueza que tiene está basada en su dirección y trabajo local, en permanecer en el escenario social y político, en la lucha diaria y en la preservación de sus principios.
En medio de la destrucción y el egoísmo, que atentan contra la existencia de la especie humana, América Latina ha de tener en los estudiantes la vanguardia de la lucha por un futuro sostenible, que garantice el cumplimiento pleno de los derechos.
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